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MUNDO

Alianza estratégica con El Salvador: China se instala a las puertas de Estados Unidos

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Política Global, por Jorge López Portillo Basave //

China y el gobierno del ahora presidente permanente Xi Jinping han logrado poner un pie firme en una zona que por años se consideró estratégica para los EUA y casi prohibida para cualquier potencia comunista salvo la revolución cubana. El llamado fondo de inversión de “la ruta de la seda” ha llegado a salvar a la economía de El Salvador.

Según el gobierno del país Centro Americano China ha ofrecido pagar su deuda externa contingente la cual podría entrar en moratoria en enero del 2023. El anuncio lo hizo el Félix Ulloa vicepresidente de dicha nación.

Como todos sabemos China se ha lanzado a la compra de deudas, de infraestructura y de tierras por todo el mundo, en especial en África y en América Latina.

Desde la inversión en puertos, en aeropuertos y en telecomunicaciones hasta la firma de tratados de libre comercio, China y El Salvador han anunciado que van a incrementar su relación económica, política y comercial en medio de una guerra de EUA vs Rusia que se desenvuelve en Ucrania, quien, como lo hemos dicho, se ha convertido en el escenario que pone los muertos de la guerra entre las dos potencias.

Según fuentes del Gobierno de El Salvador, el pasado viernes iniciaron las pláticas formales para la creación de un Tratado de Libre Comercio como el que une a EUA-CANADÁ-MÉXICO.

La verdad es que El salvador no tiene mucho que exportar a China, naturalmente tiene algo de agricultura, pero el precio de la transportación los hace por el momento poco competitivos con excepción del café, pero lo que sí tiene ese país es un pequeño mercado que quedará en manos de las empresas y productos chinos y desde ahí China podrá entrar a todo Centro América. Lo que también tiene es importantes yacimientos de carbón en su frontera con Guatemala.

La pregunta es si los nuevos puertos, aeropuertos y telecomunicaciones de El Salvador están en manos de China, ¿de qué lado jugarán en caso de un conflicto armado en Taiwán o en América Latina? Eso parece ser ciencia ficción pero lo mismo era la idea de bases de EUA en todo el mundo para ayudar a esos países lo que se convirtió en bases de Washington para tener lo que ellos llaman “el peso de la diplomacia militar” en cada continente.

Mientras China da el “enganche” en la compra de Centroamérica, los EUA se distraen en reuniones infructuosas como las que hace un año tuvieron con la vicepresidenta Kamala Harris, quien fue encargada por el presidente Biden para “arreglar” los problemas de la migración.

Recordemos que en esa gira por Centroamérica la representante de Biden decidió desairar al presidente de El Salvador y ahora vemos los resultados Xi Jinping le ha ofrecido inversiones por casi mil millones de dólares, préstamos baratos para salvar su deuda todo a cambio de un tratado de libre comercio que en realidad será una piedra para competir con EUA el TMEC en nuestro propio continente.

Mientras tanto el Presidente de China les dice a sus soldados que se preparen para lo que sigue, sin saber si esto es referencia a Taiwán o a qué, pero los generales norteamericanos insisten en que Xi tomará Taiwán por la fuerza aprovechando la guerra de Ucrania para tratar.

CAMBIAR EL AMERICAN DREAM POR EL CHINA DREAM

Los líderes de China han estado difundiendo en el mundo que la era del American Dream ha pasado pero que ahora es la era del China’s Dream. Mientras occidente compromete sacar del negocio a las empresas petroleras, nucleares, gas natural y del carbón sus líderes se reúnen en Egipto arribando en más de 400 aviones privados para hablar de cómo los aviones comerciales y los autos deben ser sustituidos por transporte público o eléctrico, lo irónico es que ellos no usan lo que promueven. Al mismo tiempo China inicia una conversión gradual pero no de salto al vacío, ya que por el momento aumenta de manera importante su consumo de carbón para generar millones de dólares en mercancías baratas que en occidente no pueden producir por lo caro de los energéticos.

Xi se ha puesto a trabajar y si Washington no deja de perder el tiempo, pronto México podría sumarse a ese tratado por interés de algún partido político que busque recibir los millones de dólares en apoyos que China puede dar a sus candidatos, no olvidemos que así como China invierte en países también invierte en campañas políticas a través de empresas o de dinero como lo ha hecho Washington con presidentes y partidos en muchos otros países.

En la actualidad podemos ver a las grandes potencias como EUA, Alemania, Rusia e Italia y muchas más con empresas icónicas y políticos cuyas familias se han enriquecido con contratos relacionados a concesiones y relaciones entre sus países y el gobierno de Beijing. Estos contactos y francamente esas “inversiones” le dan a los subalternos del Presidente Xi la tranquilidad para decir que… “el american dream será sustituido por el China dream”.

El Salvador ha sido ignorado por los EUA y su economía prácticamente depende de las remesas que sus ciudadanos envían desde el país del norte lo que representan más del 25% de su PIB.

Poco a poco China ha ido abriendo embajadas y relaciones en el continente americano y con la victoria de Lula, China recupera a un fuerte aliado en el poderoso país sur americano. Durante el gobierno anterior de Lula, China realizó inversiones y acuerdos muy importantes con Brasil y ahora podríamos ver algo similar con el actual gobierno de El Salvador quien a pesar de ser de derecha se ha sentido desairado y ninguneado por Washington.

La estrategia de Xi ha sido simple, ir poco a poco comprando empresarios en países poderosos y comprando poco a poco partes estratégicas de infraestructura en países pequeños de África y de América.

Mientras Europa y América estamos enfrentando una inflación muy acelerada, los países asiáticos tienen mejores números dado a que su gasto ha estado más controlado y a que su producción y consumo interno se han mantenido relativamente estables ya sea por las buenas es decir por el libre mercado y la producción o por las malas como en China en donde se utiliza el poder del gobierno para modificar de manera artificial los hábitos de consumo moderando o restringiendo el consumo de productos cuya producción está afectada para evitar carestía por escasez. Como sabemos la inflación es muy pocos bienes perseguidos por mucho dinero o mucho circulante tratando de comprar pocos bienes.

La receta de occidente para controlar la inflación es como bajar la presión sanguínea generando una hemorragia masiva. La realidad es que los bienes deberían de producirse a mayor escala con lo que se ayudaría al poder adquisitivo y se generarían más empleos, pero lo que hoy se busca es aumentar las tasas de interés para que haya menos gasto y al desacelerar el gasto se desacelera la producción y por ende baja el empleo. Así es, la cura para la inflación a través del aumento de los intereses bancarios tiene como consecuencia desempleo. Por ello China le apuesta a generar nuevos mercados para su creciente capacidad productiva.

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MUNDO

Rechaza ser deportado Hernán Bermúdez Requena de Paraguay

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Por Francisco Junco

Hernán Bermúdez Requena, el ex secretario de Seguridad Pública, nombrado por el entonces Gobernador de Tabasco, Adán Augusto López, ahora senador de la República, rechazó ser extraditado a México.

Durante la audiencia inicial, donde un juez dictó prisión preventiva, se le ofreció la extradición voluntaria, pero Bermúdez Requena, presunto líder del cartel de “La Barredora”, no aceptó.

Ahora se iniciará un proceso ordinario, que podría tardar hasta 60 días, en tanto, Bermúdez Requena, continuará bajo la custodia de la Secretaría Nacional Antidrogas de Paraguay.

En tanto, en México se informó que la Fiscalía General de la República ya presentó la solicitud de extradición contra Hernán Bermúdez Requena al gobierno guaraní.

“El Abuelo” o “El Comandante H”, como se le conoce al exfuncionario del gobierno del morenista Adán Augusto López en Tabasco, e identificado como el presunto líder del Cártel de “La Barredora”, fue detenido la madrugada del sábado, en Paraguay, en una residencia ubicada en la zona exclusiva de Marino Roque Alonso, donde permanecía escondido.

Este fin de semana, el presidente Santiago Peña, dio a conocer, en un pequeño video de 45 segundos, cómo fue el arresto de Bermúdez Requena.

En las imágenes, primero se ven aspectos de la residencia, se ve cómo las fuerzas especiales, revisaron la finca y derribaron la puerta, suben una escalera y someten a ex secretario de seguridad, lo encañonaron y lo tiraron al suelo, donde lo tenían sometido, bocabajo y un elemento le pone un pie en la espalda.

Después, el presunto líder de La Barredora, quien cuenta con una ficha roja activa de la Interpol, aparece sentado en un sillón con ropa deportiva, pelo más largo y canoso, barba larga.

Cuenta con una orden de captura en México por asociación delictuosa, extorsión y secuestro exprés.

En el video, se muestra que en la residencia, donde permanecía escondido, había fajos de dólares y guaraníes, moneda uruguaya, así como joyas, tarjetas bancarias, identificaciones y una camioneta de alta gama.

Manuel Doltane, titular de Asuntos Internacionales de la Fiscalía de Paraguay, reveló que Bermúdez, entró de manera ilegal al país.

Y es que en febrero de este año, después de hacer pública la orden de aprehensión en su contra, el ex funcionario estatal huyó del país.

De acuerdo con las autoridades, viajó primero a Panamá, después a España, más tarde a Brasil, para terminar en Paraguay.

En medios locales del país sudamericano, como el diario ABC, informaron que la detención del ex funcionario de Adán Augusto López, se logró, gracias a que en el mes de julio se detuvo a Gerardo Bermúdez Arreola, sobrino del presunto líder de “La Barredora”.

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CARTÓN POLÍTICO

Edición 807: Magistrada Fanny Jiménez revoca rechazo de pruebas y defiende Bosque de Los Colomos

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Edición 807: Magistrada Fanny Jiménez revoca rechazo de pruebas y defiende Bosque de Los Colomos

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Fallo ambiental que resuena: «No estoy para ser querida, sino para cumplir con diligencia», magistrada Fanny Jiménez

Buscan cubrir a AMLO en actos de corrupción

Crónica de una semana tensa en la UdeG: La rebelión estudiantil que desafía a la FEU

Mensaje del gobernador en el Informe de Quirino: «Tlajomulco es un ejemplo de coordinación y visión de futuro»

Primer Informe de Gerardo Quirino en Tlajomulco: Un gobierno siempre cerca, que escucha, atiende y resuelve

Charros se quedó sin gas: Diablos, digno campeón

Carlos Urrea rescata a un héroe olvidado, presenta el libro «General Urrea: La Independencia de México»

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MUNDO

Tolerancia en tiempos de algoritmos

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– Opinión, por Miguel Anaya

¿Qué significa ser conservador en 2025? La etiqueta, lejos de significar a una persona o grupo de ellas, aglutinadas en torno a la Biblia o valores cristianos, se ha vuelto un acto de rebeldía. El conservadurismo pareciera significar a una nueva minoría (o una mayoría silenciosa) que enfrenta un prejuicio constante en redes sociales.

En sociedades donde la corrección política dicta el guion, ser conservador implica defender valores tradicionales —para algunos valores anacrónicos— en medio de un mar de redefiniciones. La sociedad dio un giro de 180 grados en tan solo 20 años y aquellos que señalaban hace dos décadas, hoy son señalados.

¿Y ser liberal? El liberalismo que alguna vez defendió la libertad frente al Estado hoy se ha transformado en progresismo militante: proclamar diversidad, reivindicar minorías, expandir derechos. Noble causa, sin duda.

El problema comienza cuando esa nobleza se convierte en absolutismo y se traduce en expulsar, callar o cancelar a quien no repite las consignas del día. El liberal de hoy se proclama abierto, pero con frecuencia cierra la puerta al que discrepa. Preocupante.

He aquí la contradicción más notable de nuestro tiempo: vivimos en sociedades que presumen de “abiertas”, pero que a menudo resultan cerradas a todo lo que incomoda. Lo que antes era normal hoy puede costar reputación, trabajo o, en casos extremos, la vida. Hemos reemplazado la pluralidad por trincheras y el desacuerdo por el linchamiento mediático (“funar” para la generación Z).

La polarización actual funciona como un espejo roto: cada bando mira su fragmento y cree que posee toda la verdad. Los conservadores se refugian en la nostalgia de un mundo que quizá nunca existió, mientras que los liberales se instalan en la fantasía de que el futuro puede aceptar todo, sin limitantes.

Ambos lados olvidan lo esencial: que quien piensa distinto no es un enemigo para destruir, sino un ciudadano con derecho a opinar, a discernir y, por qué no, a equivocarse humanamente.

La violencia y la polarización que vivimos, no son fenómenos espontáneos. Son herramientas. Benefician a ciertas cúpulas que viven de dividir, a las plataformas digitales que lucran con cada insulto convertido en tema del momento.

El odio es rentable; la empatía, en cambio, apenas genera clics. Por eso, mientras unos gritan que Occidente se derrumba por culpa de la “ideología woke”, otros insisten en que el verdadero peligro son los “fascistas del siglo XXI”. Y en el ruido de esas etiquetas, el diálogo desaparece.

Lo más preocupante es que ambos discursos se han vuelto autorreferenciales, encerrados en su propia lógica. El conservador que clama por libertad de expresión se indigna si un artista satiriza sus valores; el liberal que defiende la diversidad se escandaliza si alguien cuestiona sus banderas.

Todos piden tolerancia, pero solo para lo propio. Lo vemos en el Senado, en el país vecino, tras el triste homicidio de Charlie Kirk y hasta en los hechos recientes en la Universidad de Guadalajara.

En buena medida, este mal viene precedido de la herramienta tecnológica que elimina todo el contenido que no nos gusta para darnos a consumir, solo aquello con lo que coincidimos: EL ALGORITMO.

El algoritmo nos muestra un mundo que coincide totalmente con nuestra manera de pensar, de vivir, de vestir, nos lleva a encontrarnos únicamente con el que se nos parece, creando micromundos de verdades absolutas, haciendo parecer al que piensa un poco distinto como ajeno, loco e incluso peligroso. Algo que debe ser callado o eliminado.

Occidente, en 2025, parece olvidar que lo que lo hizo fuerte no fue la homogeneidad, sino la tensión creativa y los equilibrios entre sus diferencias. Quizá el desafío es rescatar el principio básico de que la idea del otro no merece la bala como respuesta.

Solo la palabra, incluso aquella que incomoda, puede mantener vivo un debate que, aunque imperfecto, sigue siendo el único antídoto contra el silencio y la complicidad impuestos por el miedo o la ignorancia.

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MUNDO

De espectador a jugador: El Plan México y los nuevos aranceles

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– A título personal, por Armando Morquecho Camacho

En la historia de la política internacional, las decisiones económicas suelen asemejarse a partidas de ajedrez: cada movimiento no solo busca ganar terreno en el presente, sino también anticipar jugadas futuras que podrían definir la victoria o la derrota.

México, con el anuncio de aranceles de hasta un 50% a productos provenientes de países sin acuerdos comerciales —particularmente China—, ha hecho una jugada que puede parecer arriesgada, pero que revela un cálculo estratégico más amplio: equilibrar una balanza comercial desigual y, al mismo tiempo, alinearse con el tablero donde Estados Unidos y China libran una guerra cada vez más abierta.

La presidenta Claudia Sheinbaum ha justificado la medida bajo dos argumentos centrales: primero, la necesidad de equilibrar la balanza comercial con China, que hoy refleja una brecha difícil de ignorar; y segundo, el impulso del llamado Plan México, su proyecto estrella para transformar la economía y fomentar la producción nacional.

Visto desde esa óptica, el arancel no es un simple impuesto, sino un muro de contención frente a la dependencia excesiva de productos chinos y, al mismo tiempo, una palanca para reconfigurar las cadenas de valor en territorio mexicano.

El gesto tiene también una lectura geopolítica. Estados Unidos ha reactivado una estrategia de confrontación comercial contra China y la Unión Europea ha hecho lo propio. México, tercer socio comercial de Estados Unidos y pieza clave en la industria automotriz de Norteamérica, no podía permanecer neutral. Imponer aranceles de este calibre es enviar una señal de lealtad estratégica a Washington, asegurando que México no será el eslabón débil en la cadena norteamericana.

La analogía podría entenderse si imaginamos un puente colgante sobre un río. Durante décadas, México ha cruzado ese puente que fue construido con materiales chinos y que servían de soporte a la industria nacional. Ahora, la decisión de elevar aranceles implica retirar varios de esos tablones y reemplazarlos con productos propios o con piezas de otros socios.

No es una tarea sencilla. Estos cambios en un inicio podrían debilitar el puente, pero esto se hace con la finalidad de consolidar la estructura y hacerla menos dependiente de un solo proveedor.

Los críticos señalan que el golpe puede resultar contraproducente. La industria automotriz mexicana, uno de los grandes motores de la economía, ha construido buena parte de su competitividad sobre la base de insumos chinos.

No obstante, esta medida podemos verla desde otra perspectiva y no solo como una medida para eliminar de golpe la presencia china, sino que esta busca generar incentivos para que la inversión y la producción se instalen en territorio mexicano o en países con reglas más claras.

Esta jugada puede entenderse también como una apuesta al futuro del nearshoring, el fenómeno que ha llevado a empresas globales a trasladar operaciones de Asia a países más cercanos al mercado estadounidense. México, por su ubicación geográfica y su red de tratados, se ha convertido en uno de los destinos más atractivos.

Para capitalizar esa ventaja era necesario enviar una señal firme: que el país está dispuesto a reordenar su comercio exterior y a reducir su dependencia de un socio con el que no comparte compromisos de largo plazo.

No obstante lo anterior, en lo político, México también gana margen de maniobra. Al mostrar una postura clara frente a China, fortalece su posición en la relación con Estados Unidos, con quien compartimos más que fronteras. Recordemos que, en el contexto sociopolítico actual, el T-MEC exige disciplina y coordinación en temas comerciales, especialmente en la industria automotriz, que es clave tanto en México como en Estados Unidos.

El reto, sin embargo, será enorme. La transición hacia cadenas de suministro menos dependientes de China implicará costos de corto plazo, ajustes en la industria y tensiones con empresarios acostumbrados a la eficiencia y el bajo precio de los insumos chinos.

Pero en la economía, como en la vida, no siempre se trata de elegir el camino más fácil, sino el que garantiza mayor estabilidad y desarrollo a largo plazo. Si el Plan México logra que las fábricas, en lugar de importar piezas, empiecen a producirlas en territorio nacional, la apuesta habrá valido la pena.

Imaginemos por un momento la industria del automóvil como un gran árbol. Sus raíces se extienden en múltiples direcciones: hacia Estados Unidos, hacia Europa y, en las últimas dos décadas, con fuerza, hacia China. Lo que hoy propone el gobierno mexicano es podar algunas de esas raíces para que el árbol no dependa en exceso de un solo suelo.

Es verdad que hay incertidumbre. Nadie puede asegurar que los aranceles funcionarán como palanca de desarrollo interno y no como un freno a la producción. Nadie puede anticipar hasta qué punto las tensiones con China podrían derivar en represalias.

Pero lo que sí es claro es que seguir con una dependencia de 130 mil millones de dólares en importaciones de China, frente a apenas 15 mil millones en exportaciones de México, es caminar sobre una cuerda floja demasiado delgada.

México está intentando, con esta decisión, dejar de ser un simple espectador en la guerra comercial de Estados Unidos contra China, para convertirse en un jugador que elige con quién y cómo quiere relacionarse. El Plan México puede ser la brújula que oriente esta transición, y los aranceles, la herramienta que marque el rumbo.

No se trata de cerrarse al mundo, sino de abrirse de manera más inteligente, cuidando que el intercambio económico no se convierta en una relación de dependencia.

Al final, lo que está en juego no es solo la balanza comercial con China ni la competitividad de la industria automotriz, sino la posibilidad de que México aproveche este momento de reconfiguración global para fortalecerse como un país capaz de producir, innovar y sostener su crecimiento sin depender de los caprichos de una sola potencia. El puente que hoy tambalea puede convertirse, si se refuerza con visión, en la vía sólida hacia un futuro de mayor autonomía económica.

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