JALISCO
AMLO, el salvador de Alfaro

Mujeres y Hombres del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //
Las paradojas de la vida: quien diría hace algunas semanas que el Presidente López Obrador rescataría al gobierno de Enrique Alfaro, lo cobijaría, le daría calor y le levantaría su raiting.
Y señalo paradojas, recordando los aceleres del político jalisciense, sus desplantes retadores, como expresión de esos machos de Jalisco pendencieros de los que aparecen en las canciones del charro mexicano Jorge Negrete.
Claro, una cosa era lo que decía Alfaro a espaldas del Presidente y otra cuando lo tiene enfrente, como sucedió este fin de semana en Cañadas de Obregón, cuando el político jalisciense le hizo un reconocimiento al tabasqueño por haber encontrado un camino de entendimiento en el caso del conflicto de la presa El Zapotillo.
El Presidente rescata al Gobernador de Jalisco con la salida que le dio al problema de indefinición al destino de la presa El Zapotillo, cuya construcción se inició en el sexenio de Emilio González Márquez y que no se pudo avanzar en el sexenio que encabezó Aristóteles Sandoval cuando el tema se politizó, en el que Alfaro se convirtió en un actor perturbador.
LOS ENREDOS DE ALFARO
El Presidente salva a Alfaro el gobernador de este enredo que él mismo tejió cuando era político opositor y se pronunció en contra de El Zapotillo, buscando rentabilidad política sin importar el daño que estaría generando al obstaculizar una solución que se planteaba a un problema estructural.
Claro está que también López Obrador, como político opositor, acudió en varias ocasiones a estas poblaciones, comprometiéndose a que sus comunidades no desaparecerían, si le tocaba tomar la decisión. Finalmente les cumplió, eso hay que reconocerle a AMLO.
Después Alfaro sería gobernador y vería que no existe otra solución al problema de abastecimiento de agua a la ZMG, diferente a la que se planteaba, aprovechando las aguas del Río Verde, pero como el señor no acepta que se equivoca, porque la humildad y la autocrítica son inexistentes en su mundo de poder, no pudo avanzar para resolver este problema en el que él se metió por decisión propia.
En vez de hacer política y cabildear se dedicó a jugar vencidas con el Presidente y el Gobierno Federal y así se perdieron casi tres años más.
Y es que cuando no era gobernador hizo causa común con los habitantes de estos tres pueblos que serían afectados por la presa lo cual no tiene nada de extraño, pero después les dio la espalda y se dedicó a negociar la distribución de aguas con su homólogo de Guanajuato, Diego Sinhue.
Los habitantes de Acasico, Palmarejo y Temacapulín le pedían diálogo, el cual no se los concedió, con todo y que dice gustarle “hablar de frente y directo”.
El gobernador de MC de pronto se quedó atrapado en su narrativa del pasado que en el presente no podía dar cumplimiento, por seguir el camino del populismo.
REACCIONES
La solución que le da el Presidente López Obrador a El Zapotillo en la que aparentemente salva la permanencia de estos tres comunidades, al dejar fuera de la repartición de agua a la ciudad de León, aún no es un capítulo cerrado, con todo y que el tabasqueño les da la seguridad a estos pobladores de que no serán afectados.
Para Los altos y ZMG se destinarán 3.5 metros cúbicos de agua, de los 10 o 12 M3 por segundo que se habían proyectado para resolver el problema de abastecimiento durante los futuros 30 o 40 años de la Metrópoli. Se sale al paso del problema, pero no será aprovechado el caudal que el Río Verde genera. Se trata de una solución para salir del paso.
Ahora se procederá a la realización de una consulta entre los pobladores, para ver si están de acuerdo con la solución que propone el Presidente y al mismo tiempo el Gobierno de Jalisco tendrá que dialogar con los pobladores o sea, también tendrá que hacer su parte.
¿Y QUE PASARÁ CON GUANAJUATO?
El gran perdedor sin duda es la ciudad de León y el Gobernador Diego Sinhue al que le ganó la partida su amigo Alfaro. Ahora con Conagua se tendrá que buscar otra salida al problema de agua para el desarrollo de León, Guanajuato y ese gran corredor de industria automotriz que se proyectó en los próximos años, como parte del Tratado de Libre Comercio con EEUU y Canadá.
La solución que ha dado el Presidente es una salida política, contraria a la que han planteado los técnicos y que suelen tomar los estadistas: el bien mayor se impone sobre el mal menor. No fue así.
Los políticos de hoy son políticamente correctos, suelen administrar los problemas, sin ir a las soluciones de fondo.
JALISCO
El horror de Teuchitlán alcanza a Alfaro

De Frente al Poder, por Óscar Ábrego //
La primera semana de diciembre del año pasado escribí en este espacio una colaboración que titulé “Alfaro y el karma de la vida”.
En esa ocasión afirmé:
“Enrique Alfaro deja con su adiós una larga estela de agravios.
“Durante su estancia en el poder siempre privilegió satisfacer su apetito egocéntrico.
“Se sabe muy bien que con el tiempo creció su agrado por la sumisión absoluta de sus colaboradores.
“El control férreo fue su sello particular.
“Incluso algunos de sus chiqueados más cercanos admitían en lo corto que sus furiosas reacciones no eran más que una proyección de su personalidad soberbia e intolerante.
“Se dice del karma que toda acción tiene una consecuencia y que todo lo que se envía al universo volverá a nosotros.
“Si atendemos esto, entonces quizás el ahora ex gobernador de Jalisco debe prepararse para carear las consecuencias de esta ley inevitable”.
No pasó mucho tiempo para que el horror de Teuchitlán lo alcanzara.
Lo que son las cosas, mientras disfrutaba de lo lindo en Europa, se le apareció el rostro macabro de lo que fue su sexenio en materia de desaparecidos.
Las consecuencias serán muchas.
Por lo pronto, me aseguran que Pablo Lemus ni siquiera tiene ganas de responderle las llamadas y que derivado de este y otros asuntos, emprenderá una serie de medidas para despojar a Jalisco y a su gobierno de todo aquello que huela a alfarismo.
Tomar el control de partido MC sería una de sus primeras acciones.
Por cierto, en el centro del drama heredado por Alfaro Ramírez, es pertinente colocar el nombre de quien fue la mente perversa de la pasada gestión: Hugo Luna.
Sabemos que al margen de haber sido el zalamero más cercano, toda decisión institucional pasaba por su aduana, de tal modo que en la mira del actual gobierno su persona se vuelve un objetivo prioritario.
El fuero es un tema que ya está en revisión.
Al respecto, no sé si la justicia se encargará de estos dos personajes; sin embargo tengo fe en que el veredicto de la historia los colocará en el lugar que se merecen, porque ambos –hay que decirlo con toda claridad- se comportaron como unos miserables con los colectivos de padres y madres buscadoras.
Les ignoraron, descalificaron y re-victimizaron.
Por eso creo que podrán escapar de la ley, pero del karma, jamás.
En X: @DeFrentealPoder
*Óscar Ábrego es empresario, consultor en los sectores público y privado, escritor y analista
político.
CARTÓN POLÍTICO
¿Dormirá tranquilo en Madrid?
JALISCO
La justicia, un privilegio inalcanzable: Teuchitlán, la negación como crimen de Estado

Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco //
Hay maneras múltiples de negar un crimen, formas infinitas de enterrar un cuerpo, procedimientos diversos para desaparecer personas, ideas, realidades. En México, especialmente en Jalisco, el gobierno parece haberlas aprendido todas. El más reciente y grotesco episodio de negación oficial se escenifica alrededor de un rancho en Teuchitlán, cuyo nombre, «Izaguirre», se volvió sinónimo del horror: fosas, huesos quemados, restos calcinados, zapatos sin dueño.
Pero, según la fiscalía general del Estado, allí nunca hubo hornos crematorios. Así lo dijeron, con palabras oficiales, tranquilas, demasiado tranquilas, con la frialdad de quien niega para no actuar.
Héctor Flores, vocero del colectivo Luz de Esperanza, habla con el tono cansado de quien ya conoce todas las versiones oficiales. «Quieren minimizar la crisis, callar lo que dicen las familias y los medios», señala. No habla desde la teoría; lo suyo es la práctica cotidiana de una búsqueda desesperada, un intento de hacer justicia con propias manos, mientras el Estado responde con burocracia y negaciones. Y no habla solo de Teuchitlán, sino de una realidad que atraviesa todo México: más de 15,000 desaparecidos solo en Jalisco y decenas de miles más en todo el país. Números que aumentan, cifras que no despiertan acción sino indiferencia.
«La confianza está en las familias, no en las instituciones», sentencia Flores. Las palabras golpean con fuerza porque reflejan una verdad ya inocultable: el Estado ha dejado hace tiempo de ser garante de seguridad para convertirse en cómplice por omisión, por negligencia, por indiferencia. Flores lo explica sencillo, pero la simplicidad de su denuncia encierra toda la complejidad del fracaso institucional: «La federación no puede lavarse las manos echándole la culpa a los estados. La delincuencia organizada es competencia federal y tienen que actuar».
Pero México es el país donde los gobiernos siempre encuentran razones para no actuar. La Fiscalía argumenta que necesita denuncias formales para iniciar carpetas de investigación. Las familias responden que denunciar es ponerse en peligro, es exponerse a la violencia del crimen organizado, protegido por autoridades corruptas. La paradoja es brutal: se exige que las víctimas, ya violentadas, vulnerables, amenazadas, sean quienes se arriesguen aún más para hacer el trabajo que el Estado rechaza.
La negativa oficial sobre los hornos de Teuchitlán no solo busca invisibilizar la tragedia, sino evitar las consecuencias internacionales que podría acarrear el reconocimiento de un crimen que claramente constituye una violación masiva de derechos humanos. Flores apunta hacia organismos internacionales, como la Corte Interamericana de Derechos Humanos o la Corte Penal Internacional, advirtiendo que esta crisis, de ocurrir en cualquier país europeo, sería inmediatamente calificada como una emergencia global. Pero ocurre en México, donde los muertos pesan menos, donde los desaparecidos son culpables antes que víctimas.
La negación no es solo federal, es también local. Enrique Alfaro, gobernador saliente de Jalisco, dejó en herencia un récord macabro: pasó de 5,000 a más de 15,000 desaparecidos durante su mandato. Colectivos como «Por Amor a Ellxs» recuerdan cómo Alfaro prometió diálogo y puertas abiertas, pero solo entregó indiferencia y abandono. María del Refugio Torres resume así el gobierno de Alfaro: «ineficaz, lleno de omisiones y deficiencias».
Ahora la responsabilidad recae en Pablo Lemus, sucesor político que, al parecer, ante esta prueba está actuando a destiempo. En reuniones en noviembre del año pasado, previas a la toma de poder, Salvador Zamora, quien ahora es secretario general de Gobierno, asistió solo para sacarse la foto. No escuchó, no conversó, no actuó, en esta crisis, no ha aparecido.
La crisis institucional no se detiene en el Ejecutivo. Jonathan Ávila, del Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo (Cepad), denunciaba al finalizar la administración de Enrique Alfaro que no había ni siquiera un programa estatal de búsqueda en Jalisco y que el rezago en el Servicio Médico Forense alcanzaba niveles vergonzosos: más de 9,400 cuerpos sin identificar.
Mientras las autoridades siguen negando la realidad, las familias se organizan y protestan. Este sábado pasado, frente al Palacio de Gobierno de Jalisco, más de dos mil personas gritaron consignas claras y dolorosas: «El Estado sí sabía, Alfaro sí sabía». Lo sabían porque es imposible no saberlo, porque los campos del horror no nacen en secreto sino bajo el amparo de complicidades. Daniela Gómez, quien busca a su hermano desaparecido, resume el sentimiento común: «No es posible que haya más de 18,000 desaparecidos y solamente seis buscadores en el gobierno».
La vigilia del sábado fue otra demostración del dolor transformado en resistencia. Héctor Águila Carvajal, padre de otro desaparecido, pidió unidad: «Sigamos uniendo fuerzas, el dolor no cesa». Y no cesa porque la respuesta oficial sigue siendo mínima, burocrática, cínica.
Y lo de que Teuchitlán no se trata de un caso aislado. La lista de sitios donde se repite la tragedia es dolorosamente extensa: desde la macabra «Gallera» en Veracruz hasta los cuerpos disueltos en ácido por el infame «Pozolero» de Tijuana, pasando por la escalofriante cifra de restos en «La Bartolina», Tamaulipas. Un catálogo infernal de barbaries toleradas, acaso protegidas, por autoridades que prefieren mirar hacia otro lado.
Esta crisis no puede seguir siendo escondida bajo excusas burocráticas ni minimizada con comunicados oficiales. Los colectivos lo denuncian: Teuchitlán no es un caso aislado, sino un símbolo más de la impunidad institucionalizada. Héctor Flores alerta sobre al menos seis puntos más similares en Jalisco, que nadie quiere investigar porque nadie quiere reconocer lo evidente.
Desde Madrid hasta Nueva York, mexicanos en el exilio exigen lo básico: reconocer el término «sitios de exterminio», proteger efectivamente a las buscadoras, garantizar justicia y reparación. Es un grito desesperado, es una demanda urgente, y es, sobre todo, una advertencia: la negación no borrará los muertos, solo prolongará el sufrimiento.
Negar lo evidente es una forma más de violencia. México merece más que excusas. Las víctimas merecen más que palabras. Y la justicia, que debería ser obvia, hoy parece un privilegio inalcanzable.
En X @DEPACHECOS
-
Uncategorized6 años atrás
Precisa Arturo Zamora que no buscará dirigencia nacional del PRI
-
Beisbol5 años atrás
Taiwán marca camino al beisbol en tiempos del COVID-19: Reinicia partidos sin público
-
REPORTAJES6 años atrás
Pensiones VIP del Ipejal: Arnoldo Rubio Contreras, ejemplo del turbio, sucio e ilegal proceso de tabulación de pensiones
-
VIDEOS6 años atrás
Programas Integrales de Bienestar, desde Guadalajara, Jalisco
-
VIDEOS6 años atrás
Gira del presidente López Obrador por Jalisco: Apoyo a productores de leche en Encarnación de Díaz
-
OPINIÓN5 años atrás
¡Ciudado con los extremistas! De las necedades de FRENA y otros males peligrosos
-
VIDEOS6 años atrás
Video Columna «Metástasis»: Los escándalos del Ipejal
-
OPINIÓN3 años atrás
Amparo, la esperanza de las Escuelas de Tiempo Completo