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MUNDO

Armas y petróleo: El juego de las potencias en el Medio Oriente

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Opinión, por Jorge López Portillo Basave //

En la historia de la humanidad, las potencias y los seres humanos casi siempre somos y actuamos igual. Desde un par de milenios antes de nuestra Era, las potencias como Egipto, Persia, Grecia, Roma y las que les siguieron, siempre han ejercido presiones económicas a través del comercio, y militares para acrecentar, asentar o mantener su dominio.

Reino Unido, Rusia -cuando podía-, EUA y ahora China no son la excepción. La semana pasada, el mundo se enteró que fuerzas militares de EUA habían eliminado al General Iraní Soleimani, mientras que se trasladaba en un camino medio abandonado rumbo a la terminal aeroportuaria de Bagdad en Iraq. Irónicamente es el mismo trayecto –casi restringido- por el cual muchas veces camiones militares de Estados Unidos fueron explotados por minas sembradas por la guerrilla iraní que ha estado presente por décadas y que era patrocinada e influenciada por el General ahora muerto.

Era Comandante en Jefe del grupo llamado “Quds”, que es el cuerpo élite del ejército de Irán, a través del cual ejecutan operaciones militares clandestinas, de inteligencia y de terrorismo en diversas partes del mundo incluidos EUA, Siria, Líbano, Palestina, Yemen, Irak, Afganistán y Golfo Pérsico. Es como una CIA mezclada con fuerzas especiales militares obviamente sin el dinero de EUA pero con la frialdad de los cárteles de la droga latinoamericana.

La efectividad del Quds, radica en sus tácticas no convencionales, es decir, operaciones encubiertas y de financiamiento de milicias y guerrillas quienes realizan sus operaciones como prestanombres o como subordinados. Así fue con el intento de asesinato en contra del embajador de Arabia del Sur en Washington, D.C. en 2011, hecho por el cual Obama declaró a Soleimani orquestador de dicha operación terrorista. El financiamiento de dichas actividades se da con los recursos del petróleo.

En fechas recientes Irán ha estado bajo una creciente presión económica de los EUA, de Arabia Saudita y de Israel, quienes no están dispuestos a permitir que dicho país tenga armas nucleares, especialmente porque los líderes de dicho país se han puesto como meta la eliminación de Israel y de EUA, desde la década de los 80, según se escucha en sus manifestaciones políticas en donde cantan “muerte a América y muerte a Israel”.

EL COMERCIO Y ARMAS COMO HERRAMIENTAS DE PRESIÓN

EUA está presionando a China para lograr mejores condiciones en los temas comerciales, en ese entorno y durante los últimos 2 años Hong Kong, ha estado elevando sus protestas en contra del régimen de Beijín en demanda de libertades, poniendo en riesgo la estabilidad política del gigante asiático y entonando cánticos a favor de los EUA.

En este mismo período Corea del Norte, de régimen comunista subordinado económicamente a China, ha jugado con la idea de desmantelar sus instalaciones nucleares a cambio de recibir apoyo económico de EUA. Lo anterior parece poco rentable para Beijín o Japón que difícilmente querrían a una Corea unificada que les compita económica y militarmente, a pesar de que EUA sueñe con ello.

Lo más que se podría conseguir es un ‘alto’ a la carrera nuclear en dicha nación. Mientras tanto, China utiliza su poder sobre Norcorea para sentar a su mesa a Japón y a Corea del Sur, los más preocupados con las amenazas de Kim Jong Un –de Corea del Norte- y también tener fichas de intercambio con EUA para el tema de Hong Kong.

En este orden de presiones geopolíticas y potencias ascendentes, a finales del año pasado, Irán decidió masacrar a más de 1500 de sus ciudadanos, quienes se manifestaban en contra de los abusos de su propio gobierno, acusando al comandante general de las Quds de ser un asesino y tonto, por gastar millones de dólares en el extranjero, mientras que sus ciudadanos pasaban hambre. Tan sólo en el segundo semestre del 2019, el grupo militar que dirigía Soleimani continuó los ataques en contra de fuerzas militares de EUA asentadas en Irak y en contra de otros vecinos como Arabia del Sur, causando daños a barcos petroleros en la zona y destruyendo incluso, una de las refinerías más grandes del mundo.

Mientras tanto, Rusia se recupera económicamente con el dinero de China, Alemania y Turquía haciendo lo que hacía USA, -comercio- vendiendo gas y petróleo a sus vecinos a través de algunos de los oleoductos más nuevos y grandes del mundo e invirtiendo parte de esos recursos en reconstruir su arsenal militar.

MUESTRA DE FUERZA, “SI VIS PACEM PARA BELLUM”

Si quieres paz, prepárate para la guerra” decían los Romanos; más recientemente escuchamos, “nuestra Paz será tan fuerte como nuestra fuerza”, decía Ronald Reagan.

Del 27 al 30 de diciembre del 2019, los ejércitos regulares de China, Rusia e Irán realizaron ejercicios conjuntos en el golfo de Omán, a las afueras del Golfo Pérsico, ahí frente a Irán, lo que se envalentonaron los grupos paramilitares pagados por Irán –sí, los mismos del multicitado General muerto-, quienes atacaron zonas de Irak, matando a varios locales y a un ciudadano de EUA, e hirieron a otros muchos civiles y soldados iraquíes y norteamericanos, para después atacar e incendiar la embajada de EUA en Bagdad. Ello desencadenó el ataque americano en contra del comandante de los Quds, quien “coincidentemente” estaba en la zona y fue fotografiado entre los manifestantes que días después atacaron la sede diplomática del tío Sam en la ciudad.

TODO SIGUE IGUAL

China podría capacitar a los iraníes y a los norcoreanos en el tema de armas nucleares, pero no lo hace porque una cosa es usarlos y otra es elevarlos.

Rusia está reconstruyendo su armamento y ya cuenta -según presume- con misiles ultrasónicos, pero no los vende porque se pondría en riesgo. De hecho, la China comunista tiene portaviones propios a partir de la ingeniería revertida de un equipo que compró a Rusia -uno de los descontinuados- pero no porque el gobierno de Moscú haya querido compartir la tecnología con sus vecinos, sino porque estos lo adquirieron con engaños, sabedores de que ninguna potencia comparte sus avances tecnológicos de punta.

EUA podría garantizar militar y económicamente los derechos humanos en Irán o en Hong Kong, pero esa no es su chamba y en el pasado se ha visto que dichas intervenciones no son buenas y no duran, porque es el pueblo quien debe luchar por sí mismo, pero la presión interna de cada una de esas regiones, le sirve a las potencias occidentales para tener fichas en el juego con China, Rusia u Oriente Medio.

Reino Unido y EUA podrían ayudar a Taiwán en su lucha por no caer en manos de China continental, pero parece que por el momento “todo está en la mesa”. Las elecciones de Taiwán y la influencia política-mediática desde Beijín, podrían generar un gobierno pro-China continental que termine lo que Mao no pudo.

China y Rusia usan a Irán o a Siria para pelear sus guerras territoriales y comerciales, evitando que EUA y Reino Unido avancen en Hong Kong o Corea del Norte. Como siempre ha sido, los países más pobres o débiles son los peones de las potencias. Es por esto que el presidente Trump en su mensaje del pasado miércoles, claramente se refirió a Reino Unido, Alemania, Rusia y China, porque son los dueños del balón.

Pero Iran continua, incluso cuando estaba en el famoso acuerdo de “suspensión” nuclear, avanzando en su búsqueda por obtener la bomba nuclear, como la propia ONU lo comprobó al encontrar en una fábrica de alfombras rastros de energía nuclear, hecho que obviamente habían negado los líderes de dicha nación, por lo que de poco o de nada sirvió el famoso acuerdo multilateral, que sólo ha enriquecido a múltiples empresas europeas comerciando con el gobierno de Terán, mientras que sus líderes patrocinan guerrillas en la región, matando civiles a propósito o hasta por accidente como la semana pasada, cuando como usted sabe derribaron un avión con más de 170 personas de distintas ciudadanías como canadienses, ucranianos, ingleses e iraníes, con un misil de fabricación rusa, como lo señaló de forma tibia el Primer Ministro canadiense y después de varios días de negarlo, lo terminó aceptando el propio gobierno del Irán, quien añade que fue un error, como si no fuese error el tener aeropuertos civiles abiertos mientras estas lanzando misiles al país vecino. ¡Qué horror!

ACÁ EN LA REGIÓN

Acá en lo local, el T-MEC se aprobará y entrará en vigor, dando un respiro a nuestra economía y a la imagen de Trump, quien también firmará durante esta semana la fase 1 del acuerdo comercial con China, preparándose para ir a Beijín en febrero e iniciar las negociaciones de la fase 2 de dicho acuerdo.

Sin entrar en detalles molestos – que son muy conocidos-, los mexicanos debemos entender que las libertades se defienden o se pierden como los músculos que no se usan. Nuestros líderes sociales, políticos y económicos deben entender que sus hijos seguirán siendo mexicanos por lo que les serviría impulsar el desarrollo tecnológico y económico del país para así heredar a los suyos una imagen de país más digna; entender que ya sea con China o con EUA, somos parte de un entramado mucho más grande que nuestras fronteras, pero que depende de nuestros ciudadanos el acomodarnos como país, en una mejor posición del tablero de ajedrez geopolítico mundial.

Entrando en el tema de la próxima semana, mismo que se pospuso por este escándalo en Oriente Medio, según la compañía de investigación “Hurun” con sede en China, que se dedica a realizar análisis e investigaciones sobre “riqueza y economía”, la población rica de dicho país sigue pensando en migrar a Occidente, en especial las nuevas generaciones que en cuanto llegan a la secundaria, tratan de aprender inglés para estudiar en el extranjero y así poder iniciar una vida con más libertades. Aunque en la encuesta se diga que es por el clima, la educación o por el desarrollo económico, ya que el riesgo de decir que se emigra por miedo al poder central, le garantizaría a usted, además de no emigrar, perder su dinero por “traidor” al regimen.

En China, de los 224 millonarios encuestados, el 47% dijo que pensaba emigrar a occidente –principalmente EUA- en los próximos 5 años, el 20% dijo que aún no lo decidía, pero no negó la idea, y sólo el 33% dijo que no pensaban en eso -¿aún?-, pero me atrevo a decir que hay que reconocer, que China logró alcanzar en 30 años, el desarrollo económico que muchos países sólo sueñan y prácticamente erradicar la pobreza extrema, pasando de un escandaloso 88 % hace 3 décadas a menos de 0.7% en la actualidad. Pero riqueza, ¡no es igual a libertad!

Por cierto, en Medio Oriente por allá por Irán y en Latino América, por acá por nuestro México, son las dos regiones que después de China, tienen mayores deseos de emigración de sus clases adineradas hacia los EUA y Europa. Las razones son libertades e inseguridad. ¡Interesante! ¿No?

Comparto mi opinión, genere sus propias conclusiones. Agradezco a usted que hace el favor de leerme y a este medio por la oportunidad de llegar hasta su persona.

Para cualquier comentario sobre la presente agradezco me contacte a columnadeopionionjlpb@gmail.com.

Dios nos bendiga, que es lo mejor que uno puede desear.

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El nacionalismo de Donald Trump: ¿Una solución o un riesgo?

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Opinión, por Samantha Contreras Guerrero //

La victoria de Donald Trump, basada en un mensaje de fuerte nacionalismo, marca un cambio que impactará tanto a Estados Unidos como al resto del mundo. Sus promesas de traer empleos de vuelta y proteger la economía estadounidense responden al descontento de muchos de sus votantes.

Su idea de “América Primero” busca hacer que Estados Unidos sea más independiente y fuerte, pero en un mundo tan conectado, esta visión enfrenta muchos retos y posibles problemas.

Para los estadounidenses, en un mercado donde casi todo se produce a través de cadenas internacionales, enfocarse en lo nacional podría hacer que los precios aumenten y haya menos opciones para los consumidores. Este tipo de enfoque proteccionista no solo implica costos altos para las empresas, sino que podría dar una falsa idea de seguridad económica, ya que el crecimiento estaría limitado solo al mercado interno, dejando de lado oportunidades con otros países.

En el ámbito internacional, el enfoque nacionalista de Estados Unidos genera preocupación entre sus aliados. Países como México, que dependen en gran medida del comercio y la inversión estadounidense, ven en riesgo la posibilidad de mantener relaciones estables e igualitarias.

El decremento en sectores como el nearshoring —donde América Latina ha visto una oportunidad de crecimiento— podrían ser afectados con este tipo de políticas. Además, al alejarse de acuerdos internacionales, Estados Unidos podría debilitar el sistema de cooperación global, necesario para enfrentar problemas complejos como el conflicto en Oriente Medio o la crisis climática.

La gran pregunta es si este regreso al proteccionismo es una solución real a los problemas económicos actuales. La inflación y la desigualdad están en aumento en todo el mundo, y Estados Unidos no es la excepción. En lugar de cerrarse, podría beneficiarse de una política que tome en cuenta las necesidades de todos sus sectores, buscando reducir las diferencias internas como la acumulación de riquezas, sin renunciar a los beneficios del comercio global.

El nacionalismo de Trump es una reacción a los problemas de un sistema económico que ha dejado atrás a muchas personas en Estados Unidos. Sin embargo, en un mundo hiperconectado, el aislamiento no puede evitar generar preocupación. Aunque la intención de proteger a los ciudadanos es válida, esta ideología corre el riesgo de afectar a largo plazo a aquellos mismos sectores que busca ayudar, reduciendo la capacidad de Estados Unidos para influir y crecer en la economía global.

E-mail: samcg2002@gmail.com

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MUNDO

Querámoslo o no, Donald Trump ha vuelto

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Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //

Lo recuerdo, era mi cumpleaños 20 y también domingo, y corría el año de 1973, y mi padre me regalaba “El Gran Gatsby”, la muy apasionante novela de F. Scott Fitzgerald, dos de sus ejes contenidos me cautivaron: La alienación y el impulso de Jay Gatsby por sentirse aceptado por una alta sociedad segregante, aun y a pesar de ser inmensamente rico, realidad que quizá se expresa más claramente en una frase de la obra: “La vida es una lucha de apariencias, una lucha de lograr y de tener más de lo que uno merece”.

Donald Trump es un claro ejemplo, muy actual y presente en el mundo, de la fuerza del impulso de tenerlo todo: Poder económico y poder político. Donal Trump está entre los hombres más ricos de Estados Unidos, y fue el 45º y será el 47º presidente de aquella nación.

Donald, quien perdió en 2020 ante Joe Biden al buscar reelegirse como presidente de Estados Unidos, cuatro años después descarriló a Biden en su también anhelada reelección, obligándolo a abandonar la carrera presidencial, y derrotó ampliamente a Kamala Harris, la relevo en el Partido Demócrata.

Donald Trump ha vuelto al poder más fuerte de lo jamás imaginado para cumplir con sus planes de preeminencia y grandeza norteamericana e imponer su visión conservadora de Estados Unidos ante sí mismo y ante el mundo. Trump es un hombre transparente; jamás deja nada a la imaginación y dudas de sus seguidores y detractores. Así, por ejemplo, para él, la Teoría de Género tiene los días contados en EEUU y sus promotores sabrán que tienen ante sí a su peor pesadilla.

El presidente Donald Trump, a partir del 20 de enero próximo, actuará con todo el poder para poner orden en su frontera con México en dos temas fundamentales, las acciones de los cárteles de la droga, declarándolos terroristas, y el tráfico humano, ambos vistos como gravísimas omisiones del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Marco Rubio, próximo secretario de Estado norteamericano, lo ha acusado públicamente, y nos lo recordará todos los días. Rubio es de palabra dura y mano aún más dura. Para Trump y Rubio los narcotraficantes son terroristas y los perseguirá con toda la fuerza del Estado norteamericano.

La esperanza nunca debería sustentarse en la venganza. No entiendo a quiénes cifran la satisfacción de su venganza hacia López Obrador en Marco Rubio. Sea cual fuere el resultado de la dureza del nuevo secretario de Estado norteamericano, es mi deseo que México vuelva, de mutuo propio, al orden y la paz, y que el gobierno y el congreso mexicanos no nos convoquen a rasgarnos las vestiduras ante las exigencias norteamericanas. Son justas.

En México, muchos de quienes estaban a favor de Kamala Harris, hoy se muestran muy a favor de Donald Trump. Su nacionalismo se mantiene muy firme; sin embargo, aceptan que ya es tiempo de poner en orden las cosas en México pues el estado mexicano, sin duda, está doblegado y resquebrajado ante los cárteles de la droga. Claudia Sheinbaum no ha demostrado estar dispuesta a cumplir a cabalidad con su mandato presidencial en materia de seguridad a pesar de los buenos oficios de Omar García Harfuch pues, peor, no desea tomar el mando que aun detenta López Obrador.

Sheinbaum deberá entender que solo tiene de dos sopas, o se arma de valor ante los cárteles y los traficantes de gente y los combate con toda la fuerza del Estado mexicano, o los gringos cumplirán con esa su obligación constitucional, interviniendo aun en nuestro territorio. Que de nada le valdrán las bravatas de Marcelo Ebrard en materia económica ante los gobiernos norteamericano y canadiense.

Que esto nos es pleito entre escolapios en donde uno echará al otro a su padre que es bombero y lo mojará con su manguera, y el otro a su padre que es policía y lo llevará a la cárcel. Que en cosas de gobierno se actúa conforme a la ley y se cumple con los tratados internacionales. Que Naciones Unidas tiene un centro en contra del terrorismo que a México obliga.

Un adelanto de la presión internacional que el gobierno de México enfrentará en los años próximos ya lo recibimos en esta semana. La calificadora Moody’s cambió de estable a negativa la perspectiva económica de México por el debilitamiento de nuestro Estado de derecho por la reforma judicial y el deteriorado entorno institucional gubernamental, el esperado aumento en el costo de la deuda internacional de México y la mayor rigidez del gasto público, que podrían socavar nuestros resultados fiscales y económicos.

Tanto Moody’s, como los principales analistas de los futuros económicos en el mundo, coinciden en calificar como de muy alto riesgo la reciente reforma aprobada por Morena, PT y Verde al Poder Judicial. Sheinbaum, obedeciendo a López Obrador, ha decidido alterar los controles y equilibrios del poder político y económico en México, y eso se le, se nos, cobrará muy caro.

Quiero invitarte a pensar en que Trump no está para salvarnos, ni Rubio para vengarnos. Ellos tienen sus tareas más allá del Rio Bravo. De este lado, todo depende de nosotros. Vamos, ni Sheinbaum hará nada para salvarnos; a ella solo le interesa obedecer a López.

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MUNDO

En riesgo la hegemonía estadounidense: El retorno de Donald Trump; retos económicos y sociales

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Actualidad, por Alberto Gómez R. //

En los últimos cuatro años, la economía y la cohesión social de Estados Unidos han enfrentado un deterioro significativo, marcando uno de los periodos más complicados en su historia reciente.

La administración de Joe Biden, aunque intentó implementar políticas para estimular la recuperación tras la pandemia de COVID-19, dejó profundas brechas económicas y sociales que ahora desafían al presidente electo Donald Trump. Con un escenario global en transformación y un entorno interno polarizado, Estados Unidos se encuentra en un momento crítico de redefinición de su papel como potencia mundial.

LA ECONOMÍA BAJO LA ADMINISTRACIÓN DE BIDEN

La inflación se convirtió en uno de los mayores retos durante la administración Biden. La epidemia de Covid-19 dejó tras de sí trastornos económicos; en junio de 2022, la inflación alcanzó un pico histórico del 9.1%, las tasas más altas que los estadounidenses han experimentado en 40 años, según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) lo que, por supuesto, en la práctica suponía un recorte salarial. La explosión del gasto militar para apoyar las guerras en Ucrania y Gaza también ha alimentado la inflación.

Como resultado, el nivel de vida de las y los trabajadores estadounidenses ha disminuido bajo la administración Biden, mientras que el auge del mercado de valores ha ayudado a las y los estadounidenses más ricos a hacerlo bastante bien. Este fenómeno, impulsado por interrupciones en las cadenas de suministro globales, estímulos fiscales masivos y el aumento de los precios de la energía, erosionó el poder adquisitivo de las familias estadounidenses. Aunque las medidas de la Reserva Federal lograron reducir la inflación a un 3.7% al cierre de 2024, esta cifra seguía por encima del objetivo del 2%, lo que refleja un entorno económico aún frágil.

El aumento del costo de vida se manifestó en productos esenciales. Según la Administración de Información Energética (EIA), el precio promedio de la gasolina aumentó un 40% entre 2020 y 2024. Asimismo, los alimentos básicos experimentaron un incremento promedio del 25%, afectando especialmente a las familias de ingresos medios y bajos. Esta situación exacerbó la desigualdad, ya que los salarios reales apenas crecieron un 3% durante el mismo periodo, según el Economic Policy Institute.

DÉFICIT FISCAL Y DEUDA PÚBLICA

El déficit fiscal alcanzó los $1.7 billones en 2024, mientras que la deuda pública superó los $36 billones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), un incremento alarmante respecto a los $27 billones reportados al inicio de la administración Biden. Este nivel de endeudamiento, alimentado por programas de estímulo económico y políticas de infraestructura, limita la capacidad del gobierno para responder a futuras crisis económicas. Además, el creciente costo del servicio de la deuda, derivado del aumento de las tasas de interés, se ha convertido en una carga significativa para el presupuesto federal.

La brecha económica continuó ampliándose durante la administración Biden. El 1% más rico de la población concentró el 38% de la riqueza total en 2023, mientras que los sectores más vulnerables enfrentaron mayores dificultades para acceder a empleos estables, y apenas aumentaron un 4% en términos reales, según un informe de la Oficina del Censo. Según el Departamento de Trabajo, el empleo precario representó el 30% de los nuevos puestos creados entre 2020 y 2024, con un aumento notable en los contratos temporales y trabajos a tiempo parcial. Esto ha exacerbado la pobreza en comunidades vulnerables, con un índice de pobreza que aumentó del 11.4% en 2020 al 14.7% en 2024.

En 2016, Hillary Clinton demostró su desprecio por los partidarios de Trump, entonces abrumadoramente blancos, etiquetándolos como “los deplorables”, en lugar de tratar de reconocer la fuente de su ira: la gran desigualdad en el statu quo económico. Ocho años después, con un apoyo a Trump mayor en prácticamente todos los grupos demográficos, es imposible ignorar la desesperación económica que alejó del Partido Demócrata a las y los electores, cuando Biden seguía presumiendo de que la economía estadounidense durante su mandato es “la más fuerte del mundo”.

FACTORES SOCIALES: POLARIZACIÓN Y RADICALIZACIÓN

La polarización política se ha intensificado, dando lugar a movimientos separatistas que, aunque minoritarios, representan una amenaza para la unidad del país. Uno de los fenómenos más alarmantes es el resurgimiento de movimientos secesionistas en estados como Texas y California.

Líderes locales y organizaciones políticas han planteado referendos para separarse de la unión federal, alegando incompatibilidades políticas y económicas. Aunque estos movimientos no tienen un apoyo mayoritario, su existencia refleja una fragmentación preocupante en la unidad nacional. Grupos como «Texit», que abogan por la independencia de Texas, han ganado tracción en sectores conservadores descontentos con las políticas federales. Estas iniciativas reflejan el creciente desencanto con el sistema político.

La radicalización ideológica también se ha intensificado. Los crímenes de odio aumentaron un 18% entre 2020 y 2024, según el FBI, afectando principalmente a comunidades afroamericanas, asiáticas, judías y musulmanas. Este aumento está vinculado al resurgimiento de grupos extremistas y al uso de las redes sociales como plataformas para propagar discursos de odio.

RETOS ECONÓMICOS Y SOCIALES

Con la reelección de Donald Trump, Estados Unidos se adentra en un periodo de grandes desafíos. Su promesa de «recuperar la grandeza estadounidense» enfrenta múltiples obstáculos, tanto internos como externos.

Trump ha anunciado un ambicioso plan para reindustrializar Estados Unidos y reducir la dependencia de las cadenas de suministro globales. Sin embargo, implementar esta estrategia requerirá superar barreras como la resistencia de aliados comerciales y la necesidad de inversiones masivas en infraestructura. También deberá manejar las tensiones con China, el principal socio comercial de Estados Unidos, en un momento en que las relaciones bilaterales están en su punto más bajo en décadas.

El presidente electo ha prometido recortes de impuestos para estimular el crecimiento económico, pero esta medida podría agravar el déficit fiscal si no se acompaña de reducciones en el gasto público. Además, la capacidad de implementar estas políticas dependerá de su habilidad para negociar con un Congreso dividido, donde los demócratas probablemente resistirán cualquier iniciativa que reduzca programas sociales.

El enfoque de Trump en políticas ultraderechistas, incluida la restricción de la inmigración y la eliminación de regulaciones ambientales, podría generar más divisiones. Aunque estas medidas cuentan con el apoyo de su base electoral, enfrentan la oposición de sectores progresistas y moderados, lo que podría derivar en mayores tensiones sociales.

EL FIN DE LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE

El bloque BRICS+ ha emergido como un desafío significativo para la hegemonía estadounidense. Con la inclusión de nuevos miembros como Arabia Saudita, este grupo busca crear un sistema financiero alternativo que reduzca la dependencia del dólar. Según el Banco Mundial, el comercio intrabloque creció un 15% anual durante los últimos cuatro años, fortaleciendo su influencia económica y política.

El dólar, pilar del sistema financiero internacional, está perdiendo su posición dominante. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la proporción de reservas globales en dólares cayó del 61% en 2020 al 55% en 2024. Este descenso refleja una creciente diversificación hacia monedas como el yuan chino y el euro, impulsada por iniciativas del BRICS+ y otros bloques emergentes.

En el ámbito militar y geopolítico, Estados Unidos enfrenta el ascenso de China como potencia dominante en el Pacífico y la reactivación de Rusia en Europa del Este. Además, la influencia de potencias regionales como Irán y Arabia Saudita en el Medio Oriente limita la capacidad de Estados Unidos para mantener su dominio en esta región estratégica.

El futuro socioeconómico de Estados Unidos dependerá en gran medida de la capacidad de la administración Trump para manejar una economía debilitada, una deuda insostenible y una sociedad fracturada. La reconciliación política y la creación de un camino inclusivo para el desarrollo serán cruciales para evitar una crisis prolongada.

Aunque Trump tiene un historial de promover el crecimiento económico, los riesgos asociados con su estilo confrontacional y sus políticas divisivas no pueden ser ignorados. El equilibrio entre reformar el status quo y evitar una mayor radicalización será la prueba definitiva para su liderazgo.

Estados Unidos enfrenta uno de los periodos más complejos de su historia contemporánea. La administración Biden dejó un legado de desafíos económicos y sociales que el presidente electo Donald Trump deberá abordar en un contexto de polarización interna y competencia internacional.

El éxito o fracaso de las políticas de Trump determinará no solo el rumbo de Estados Unidos, sino también el equilibrio de poder en el mundo. Sin embargo, para superar estos retos, será necesario un liderazgo que trascienda la retórica divisiva y busque soluciones inclusivas y sostenibles. En un mundo cada vez más multipolar, el destino de Estados Unidos dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades globales sin perder de vista los principios democráticos y la cohesión interna que alguna vez lo definieron como nación.

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