MUNDO
Denuncian al vicepremier chino: Mujeres deportistas son más valientes y coherentes que Disney

Política Global, por Jorge López Portillo Basave //
A pesar de que la mayoría de las empresas, de los gobiernos y claro de los deportistas de fama mundial han decidido arrodillarse ante China, la Asociación Mundial de Mujeres Tenistas –WTA-, anunció el pasado viernes que se retira de los torneos internacionales en dicho país en protesta por el silencio gubernamental y por la presunta opresión en contra de la tenista local Peng Shuai quien hace un mes habría denunciado al vicepremier chino Zhang Gaoli.
La tenista habría acusado a Zhang de haber abusado sexualmente de ella, pero después de la denuncia ella fue retirada de medios y prácticamente desaparecida. En fechas recientes reapareció en videos que más bien parecen parte de una escenografía planeada por las autoridades para aparentar que todo está bien, pero el gobierno no dio explicación alguna ni se ha sancionado o se sabe de alguna investigación en contra del presunto abusador sexual o querido abordar el tema en público tanto sobre el presunto ataque como sobre la presunta represión.
En un movimiento coherente y solidario la WTA hizo lo que hace años no se veía, que es exigir justicia al país que hoy ya parece ser el más poderoso políticamente y económicamente del mundo.
Como sabemos cuando uno de los directivos de la NBA se atrevió a criticar al gobierno de Beijing por el tema de Hong Kong en el 2020, China amenazó con prohibir a los equipos y a los deportistas de dicha liga de básquetbol el promover sus productos y equipos en dicho mercado lo que provocó que de inmediato otros directivos y algunos muy famosos jugadores como LeBron James regañaron a sus colegas por atreverse a criticar al gobierno comunista.
Claro poderoso caballero es don dinero y como en China las empresas globales y los jugadores de EUA ganan millones de dólares pues prefieren llevar la fiesta en paz, incluso a pesar de sacrificar sus supuestos valores humanos que tanto presumen en la comodidad de su país en donde el decir algo en contra de sus paisanos no les causa ningún problema. Es decir, son humanitarios de pacotilla pero ambiciosos de corazón.
La Asociación de Tenistas (varonil) se ha pronunciado a favor de la tenista china pero se ha quedado corto en seguir a su símil femenil.
Todo esto sucede en vísperas de los Juegos Olímpicos de Invierno que se habrán de celebrar en China a inicios del 2021. Varios políticos de los EUA han pedido que se retire la participación de EUA por las violaciones a los derechos humanos atribuidos a la política del partido comunista pero las grandes corporaciones y los partidos en el poder han preferido hacer señalamientos en tono muy modesto casi inaudibles para no ir a ofender o provocar la ira del poderoso Xi Jinping.
La WTA tiene ingresos anuales en China que sobrepasan los $100 millones de dólares pero su apoyo y congruencia son mucho más que eso. ¿Será que otros se unan? O que China haga un acto de contrición y admita sus errores en este caso y en otros como los de los musulmanes sometidos a campos de reeducación. Veremos pero por hoy felicidades a dicha organización que además denunció la censura de las redes sociales en China y en otros países quienes han eliminado el vídeo de Peng Shuai en el que el 2 de noviembre hizo pública su terrible vivencia. Pero claro que los gigantes del internet tampoco quieren afectar sus negocios en China. La tenista Peng quien además fue la número uno del mundo hace un par de años parece haber logrado que al menos una organización mundial se ponga los pantalones o las faldas y aplique la misma regla en China que pregonan exigir en los demás países.
CORTADOS POR LA MISMA TIJERA
Si LeBron James se arrodilló para no ofender a China en el 2020, se puede decir que no está solo, de hecho la semana pasada el insigne corporativo de las ilusiones y los sueños decidió eliminar el capítulo de la serie de los Simpson en el que se criticaba a China por la matanza de la plaza de Tiananmen en 1989.
Una tristeza el ver que por unos centavos o millones las llamadas naciones más desarrolladas y sus líderes empresariales, deportistas y cineastas están dispuestos a callar incluso a autocensurarse con tal de no ofender o de no correr el riesgo de perder parte del pastel comercial en China.
GUARDAN SILENCIO
Desde la VP de EUA Kamala Harris hasta la poderosa Ángela Merkel no han dicho ni pío sobre el asunto de la casi desaparición de la tenista y de la remoción de su acusación de las redes sociales.
MUNDO
Nominar a Trump, la devaluación del Premio Nobel de la Paz

Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //
¿Hay similitudes entre Donald Trump, la Madre Teresa y Nelson Mandela?
La pregunta, lanzada con sarcasmo por un colega, apuntaba a la reciente nominación de Trump al Premio Nobel de la Paz. La respuesta: Trump podría unirse a este selecto grupo.
La idea me dejó atónito. ¿Ha caído tan bajo la credibilidad de este galardón como para premiar a un líder cuya retórica se nutre de confrontación, cuya política persigue a migrantes y carece de un ápice de humanismo?
Hoy martes este debate resuena mientras el mundo observa el conflicto Israel-Irán, donde la autoproclamación de Trump como nominado expone las tensiones geopolíticas y mediáticas.
La nominación, promovida por congresistas republicanos como Buddy Carter y respaldada por Pakistán, parece más un ejercicio de autopromoción que un reconocimiento genuino.
En redes sociales, como X, las reacciones son polarizadas: partidarios de Trump celebran el “logro” con hashtags como #TrumpForPeace, mientras críticos lo tildan de “cínico” y “absurdo”, citando su historial belicista.
Trump prometió evitar “guerras eternas” tras su victoria en 2024, pero autorizó ataques a instalaciones nucleares iraníes el pasado sábado, usando B-2 y misiles Tomahawk. Este acto contradice su discurso, y el supuesto “acuerdo de alto el fuego” con Irán, presentado como mérito, ya muestra fisuras, según posts en X que reportan nuevos enfrentamientos.
La nominación parece un intento de blanquear su imagen tras decisiones controvertidas.
El Nobel de la Paz, históricamente un bastión de humanitarismo, ha perdido brillo. La entrega a Barack Obama en 2009, sin resultados concretos en paz, marcó un precedente de devaluación. Nominar a Trump, conocido por su retórica agresiva y políticas antiinmigrantes, refuerza la idea de que el premio se ha convertido en una herramienta de legitimación política. En X, usuarios ironizan: “¿El Nobel para Trump? ¡Solo falta nominar a Kim Jong-un por sus sonrisas!”.
Esta percepción se agrava por el contexto: el ataque a Irán, justificado por la supuesta inminencia de una bomba nuclear, evoca el engaño de Irak en 2003 bajo Bush, cuestionando la transparencia de EEUU.
Los méritos alegados incluyen el “acuerdo de alto el fuego” y su giro diplomático con Corea del Norte en 2018-2019, aunque este último colapsó. Sin embargo, su intervención en Irán, alineada con Israel, sugiere una agenda de poder más que de paz. En redes, analistas como
@GeoPoliticaMX destaca que la nominación coincide con la presión de Trump para reafirmar la hegemonía estadounidense ante China y Rusia, aliados cautelosos de Irán.
La posibilidad de que Donald Trump reciba el Premio Nobel de la Paz, pese a su retórica de combate y confrontación, plantea un dilema ético y simbólico que erosiona la esencia del galardón. Este escenario no solo reflejaría una devaluación histórica del premio, sino que legitimaría una narrativa donde el poder y la autopromoción prevalecen sobre los principios humanitarios que han definido a figuras como Mandela o la Madre Teresa.
Si el Nobel cae en manos de un líder cuya trayectoria contradice la paz, el desafío será redescubrir su propósito original, promoviendo un diálogo global que priorice la humanidad sobre la hegemonía. Solo así se podrá contrarrestar la ironía de un mundo al revés, donde la confrontación se corona como virtud.
MUNDO
Sensacionalismo mediático: Alimentando el miedo a una Tercera Guerra Mundial

Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //
El sábado pasado, el mundo despertó con la noticia de que Estados Unidos bombardeó instalaciones nucleares cerca de Teherán, utilizando bombarderos furtivos B-2, bombas antibúnker GBU-57 y misiles Tomahawk lanzados desde submarinos y destructores.
Este ataque a tres puntos estratégicos intensificó la tensión global en un contexto ya marcado por la incertidumbre del gobierno de Donald Trump. Sus políticas, desde aranceles arbitrarios hasta conflictos comerciales con aliados como México y Canadá, han generado inestabilidad, amplificada por medios sensacionalistas que, a través de redes sociales, alimentan el miedo a una tercera guerra mundial entre audiencias influenciables.
El conflicto comenzó con ataques israelíes contra Irán, basados en la supuesta inminencia de una bomba nuclear iraní. Irán respondió impactando misiles en el complejo militar Kirya en Tel Aviv, exponiendo la vulnerabilidad del sistema defensivo israelí, incluida su Cúpula de Hierro.
Trump, alineándose con Israel, decidió intervenir sin pruebas claras que justifiquen la acción, evocando el precedente de George W. Bush, quien en 2003 invadió Irak con falsas acusaciones sobre armas de destrucción masiva. Esta repetición de tácticas imperiales para preservar la hegemonía estadounidense genera escepticismo global. ¿Quién confía en Trump, cuya facilidad para distorsionar la verdad es bien conocida?
Tras ganar las elecciones en noviembre de 2024, Trump prometió evitar “guerras eternas”, pero su retórica belicosa, incluyendo amenazas contra el líder supremo iraní Ali Khamenei, contradice esa postura. Su decisión arriesga un conflicto de consecuencias impredecibles, especialmente si Irán contraataca bases estadounidenses en la región.
Los medios sensacionalistas, amplificados por plataformas digitales, convierten esta crisis en un espectáculo de paranoia, presentando el conflicto como el preludio de una guerra global. Sin embargo, un análisis racional sugiere que las condiciones para una escalada de esa magnitud son limitadas, particularmente por la postura de China y Rusia, aliados históricos de Irán.
CHINA: CAUTELA ESTRATÉGICA
China ha optado por posicionarse como mediador, proyectando una imagen de actor responsable en la escena global. Los aviones chinos detectados rumbo a Irán probablemente buscaban evacuar personal, no brindar apoyo militar. Una guerra prolongada elevaría los precios del petróleo, afectando la economía china, que depende de la estabilidad energética.
Pekín podría recurrir a presión diplomática o sanciones económicas contra Estados Unidos, pero una intervención militar es improbable, dado el riesgo de desestabilizar sus relaciones con Occidente. Los medios sensacionalistas, sin embargo, exageran el rol de China, generando temor infundado entre quienes consumen titulares alarmistas sin cuestionarlos.
RUSIA: OPORTUNISMO LIMITADO
Rusia, enfrascada en su conflicto con Ucrania, ve en la crisis una oportunidad para distraer a EEUU y debilitar su apoyo a Kiev. Sin embargo, su respaldo a Irán ha sido mínimo, sin evidencia de asistencia militar directa. Moscú podría negociar beneficios, como alivio en sanciones por Ucrania, a cambio de mantenerse al margen. Aunque podría ofrecer inteligencia o logística a Irán si el conflicto escala, una intervención activa es poco probable.
Los titulares que predicen una coalición Rusia-Irán son exageraciones mediáticas que alimentan la paranoia de una guerra global, ignorando los cálculos estratégicos de Moscú.
FACTORES QUE LIMITAN LA ESCALADA
Irán ha advertido que la intervención de EE. UU. podría desencadenar una “guerra total”, pero su capacidad militar está mermada tras los ataques israelíes a sus defensas aéreas y sitios nucleares. China y Rusia priorizan su estabilidad interna y económica, evitando un enfrentamiento directo con EE. UU. e Israel. Ambos países podrían buscar influencia mediante soluciones diplomáticas, no militares. Los medios sensacionalistas, sin embargo, capitalizan el miedo, magnificando la amenaza y omitiendo el contexto geopolítico que desinfla la narrativa de una guerra mundial inminente.
IMPLICACIONES PARA MÉXICO
Para México, el conflicto tiene repercusiones económicas y políticas significativas. Un aumento en los precios del petróleo por la guerra beneficiaría temporalmente a Pemex, pero elevaría los costos de combustibles, impactando la inflación y el bienestar de los mexicanos. Además, la presión de EEUU para alinear a México en su agenda podría complicar la política de no intervención del país, un principio histórico de su diplomacia.
La intervención de Estados Unidos en Irán es un movimiento arriesgado de Trump para reafirmar la hegemonía estadounidense, sin evidencia sólida que lo respalde. Los medios sensacionalistas, amplificados por redes sociales, convierten esta crisis en un espectáculo de miedo, exagerando las probabilidades de una tercera guerra mundial y generando paranoia entre audiencias poco críticas.
China y Rusia, con posturas cautelosas, difícilmente escalarán militarmente, optando por maniobras diplomáticas para proteger sus intereses. En México, el conflicto amenaza con impactos económicos y diplomáticos, lo que exige un periodismo responsable que desmantele el alarmismo y fomente un análisis racional.
La ciudadanía merece información veraz, no narrativas que lucren con el temor.
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