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MUNDO

El control de la información: China se burla y Alemania condena censura en EEUU

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Política Global, por Jorge López Portillo //

Mientras los americanos se dividen entre derecha e izquierda, el Gobierno de China aprovecha para criticar a dicho país, señalando su doble moral y su falta de libertades. Irónicamente China argumenta que en el país de las “libertades” se han cancelado miles de cuentas en redes sociales, por opinar diferente a las políticas del partido que ganó las elecciones en noviembre del 2021.

Con lo anterior el gobierno comunista trata de justificar sus propias políticas de represión interna usando como ejemplo el caso USA y la seguridad nacional. Por otro lado, algunos militantes del Partido Comunista indican que en Occidente las libertades sólo son para los millonarios.

El influyente diario relacionado con el Gobierno chino “Global Times” encabezó su portada con la nota: “La suspensión de Twitter a Trump, destrozó la supuesta superioridad moral de USA para criticar a otros en materia de libertad de expresión”.

La nota emitida por columnistas pro Beijing, recuerdan que además de haberle cerrado la cuenta a Trump, las empresas Google, Amazon y Twitter se apresuraron a cerrar las puertas a empresas que podrían hacerles competencia o sombra como Parler y Rumble, con lo que se hace evidente –según los chinos- el monopolio anti comercial y anti libertades que se da en la superpotencia, misma que ya no puede sermonear a otros con su supuesta superioridad moral, que ha sido aplanada con este incidente en el que se demostró su doble estándar, dijo Li Haidong profesor del Instituto de Relaciones Internacionales de China. “El doble estándar norteamericano que intenta sobajar a otras naciones por supuestas violaciones a la libertad de expresión ha quedado destrozada”, concluyo el catedrático y político comunista.

La nota recuerda que, en Twitter, Whatsapp y Facebook se difunden y de hecho enlazan carteles de pornografía infantil, de tráfico sexual, de tráfico de drogas y de tráfico de armas, mismas que no son cerradas.

En la misma semana la joven congresista norteamericana Alexandra Acasio Cortez dijo que propondría la creación de una comisión legislativa para que el nuevo gobierno y los liberales puedan “reinar en los medios de comunicación” en búsqueda de limitar la difusión de fake news e ideas conservadoras que pongan el peligro el modelo económico y social que ellos encabezan.

Recordemos que la cancelación de las cuentas de Twitter a los seguidores de Trump fue bajo el argumento de que “podrían realizar violaciones a las políticas de la empresa”. Es decir, los cancelan porque en un futuro puede que hagan algo malo. Tal vez usted crea que la sanción fue por hechos pasados, pero en verdad si uno lee la leyenda de la página verá que dice “podrían”, es decir a futuro.

CUIDADO CON LO QUE DESEAS

Muchos empresarios de gran calado como el propio Bill Gates o Howard Schultz parecen admirar desde lejos el modelo chino, pero basta con dar un pequeño viaje a través del internet para saber que, en ese tipo de regímenes, el oponerse al Presidente sale muy caro.

Recientemente el fundador y dueño de “Alibaba”, Jack Ma criticó al gobierno de su país, eso le vasto para que de inmediato se iniciase una investigación en su contra y en contra de su empresa amenazándolo con expropiarla o encarcelarlo. En consecuencia, el empresario se apartó de los medios por varias semanas para así poder evitar acciones del Partido Comunista Chino en su contra, pero a la fecha el señor Ma y otros tres multimillonarios que recientemente criticaron al régimen de Beijing están desaparecidos.

Lo mismo pasa con miles de jóvenes que ven al modelo socialista como algo deseable en el que se da de todo gratis a todos, sin saber que de esos países llamados “socialistas” ha habido éxodos de millones de personas que se mudaron a los países democrático-capitalistas como Alemania, EUA, Francia, etc., para poder tener esa libertad que se ejerce o que se ejercía en Occidente antes del Covid19.

Mientras que China tiene campos de “reeducación” para los musulmanes Uighurs, en donde les infunden doctrinas comunistas, en EUA el abogado de la empresa mediática PBS, sugiere a la administración Biden “quitarles a los simpatizantes de Trump a sus hijos y mandarlos a campos de reeducación”, al mas puro estilo fascista y comunista.

Me pregunto si los líderes económicos de Occidente o sus jóvenes inexpertos, estarán deseando algo que luego ellos o sus hijos padecerán.

DOCE MESES DESPUÉS

En este ánimo de globalización y de cooperación la Organización Mundial de la Salud por fin logró recibir acceso a la zona de Wuhan. Así es, a 12 meses después de iniciada la pandemia y ya que se eliminó cualquier rastro del inicio real de la infección, el Presidente Xi Jinping permitió a la entrada de expertos de la OMS que “investiguen la región”. Que vergüenza para la OMS y que muestra de poder por parte de China que durante todo este tiempo simplemente ignoró las solicitudes de la ONU-OMS en la que francamente Xi Jinping es el manda más.

CNN PIDE DESAPAREZCA FOX NEWS

Aprovechando el río revuelto e ignorando la libertad de expresión y la libre empresa, la televisora CNN ha iniciado una campaña de presión política con el fin de que las difusoras de televisión por cable, restrinjan la señal a la empresa Fox News por haber transmitido el evento del Presidente Trump previo al ataque al Capitolio. A esta campaña se han sumado varios políticos del Partido Demócrata con el argumento de que dicha empresa es un peligro para la Seguridad Nacional. ¿Es acaso que la libertad de prensa debe ser únicamente para los que opinan como nosotros?

CUESTIONAN EL BLOQUEO DE TWITTER

A pesar de que muchos festejaron el silencio impuesto a los trumpistas, la Canciller alemana Ángela Merkel dijo que el movimiento de Twitter era una amenaza en contra de la libertad de expresión. El líder de la oposición rusa Alexei Navalny declaró que ese era un “inaceptable acto de censura”.

Ambos líderes son muy poco afines a Trump, de hecho, Ángela Merkel ha tenido enfrentamientos con el Presidente de EUA y Navanly es archienemigo de Putin quien fue señalado como patrocinador de Trump en el 2016. Aun así, ambos han declarado que las empresas monopólicas con protección procesal como lo son Twitter y Facebook no deberían poder decidir qué tipo de mensaje político es aceptable o no.

Claro podemos decir que esas empresas son privadas y por ende pueden hacer lo que quieran con sus plataformas, pero esas plataformas son públicas, es decir la idea es privada pero al ser designadas como “plazas públicas para el mercado de ideas”, gozan de una inmunidad procesal en los EUA, misma que se les otorga para mantener la imparcialidad en la red y sólo ser un vehículo, de lo contrario se convierten en editores y emisores de opinión como cualquier periódico y estación de radio sujetas a demandas por difamación o daño. La razón por la que esas empresas crecieron tanto es por sus herramientas, pero también por la protección que parce ahora ser impunidad para remover y editar contenidos.

LIMITAR PODER DE “BIG TECH”

En consecuencia, a las censuras o remociones, Europa y China aprovecharán para regular con mayor firmeza a las empresas gringas de redes sociales. Irónicamente Europa trató de hacerlo e incluso de imponerles altos impuestos desde el 2018, pero la administración de Trump se opuso, argumentando que el imponer mayores regulaciones e impuestos a esas empresas era un ataque al modelo de “América First” y por tanto amenazó a Europa con contra atacar empresas de ese continente en EUA si trataban de afectar los intereses de las gigantes digitales americanas que ahora le han dejado sin acceso.

La semana pasada tanto Europa como China anunciaron nuevas reglas para ordenar a las gigantes de las redes sociales llamadas “Big Tech”. De hecho, algunos países aprovecharon para iniciar procesos de sanción en contra de ellas por posibles actos de interferencia electoral.

EL NUEVO TOTALITARISMO

En 1975 el entonces gobernador de California Ronald Reagan dijo: “que, si algún fascismo llegaba a EUA, sería por medio de la izquierda llamada liberalista…” añadió, “el fascismo de empresa privada, pero bajo control absoluto del Estado sobre-regulador.” En comparación con “el modelo conservador que dice menos gobierno, déjame tener mayor control sobre mi propio destino, menos gobierno sobre mis espaldas”.

El Presidente de Twitter fue filmado diciendo que por el momento se estaban enfocando en las cuentas de “Donald Trump”, incluyendo la cuenta oficial de la Casa Blanca de la que borran cualquier mensaje que suba el mandatario, pero que esto sería “mucho más grande y a largo plazo”, es decir van por todos los que no coincidan con su línea editorial. Al mismo tiempo, las centrales de inteligencia de EUA le piden a las empresas ayuda para “vigilar” a usuarios de las redes sociales y para acceder a la información personal de los mismos a cambio de mantener el famoso artículo 230 de La Ley que da inmunidad a dichas empresas para recabar datos y aplicar algoritmos que crean una adicción al uso de sus aplicaciones, mientras bloquean el crecimiento de competidores e incluso los sacan de circulación en un tipo cartel de empresas que se ayudan entre sí para sancionar o bloquear según sea conveniente. Una ayuda a otra, es decir “tu me rascas la espalda y yo te rasco la tuya”. ¿Será esta asociación de empresas y de gobierno para controlar a lo que se refería Reagan como el fascismo que llegaría a América? ¡Lo veremos muy pronto!

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El nacionalismo de Donald Trump: ¿Una solución o un riesgo?

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Opinión, por Samantha Contreras Guerrero //

La victoria de Donald Trump, basada en un mensaje de fuerte nacionalismo, marca un cambio que impactará tanto a Estados Unidos como al resto del mundo. Sus promesas de traer empleos de vuelta y proteger la economía estadounidense responden al descontento de muchos de sus votantes.

Su idea de “América Primero” busca hacer que Estados Unidos sea más independiente y fuerte, pero en un mundo tan conectado, esta visión enfrenta muchos retos y posibles problemas.

Para los estadounidenses, en un mercado donde casi todo se produce a través de cadenas internacionales, enfocarse en lo nacional podría hacer que los precios aumenten y haya menos opciones para los consumidores. Este tipo de enfoque proteccionista no solo implica costos altos para las empresas, sino que podría dar una falsa idea de seguridad económica, ya que el crecimiento estaría limitado solo al mercado interno, dejando de lado oportunidades con otros países.

En el ámbito internacional, el enfoque nacionalista de Estados Unidos genera preocupación entre sus aliados. Países como México, que dependen en gran medida del comercio y la inversión estadounidense, ven en riesgo la posibilidad de mantener relaciones estables e igualitarias.

El decremento en sectores como el nearshoring —donde América Latina ha visto una oportunidad de crecimiento— podrían ser afectados con este tipo de políticas. Además, al alejarse de acuerdos internacionales, Estados Unidos podría debilitar el sistema de cooperación global, necesario para enfrentar problemas complejos como el conflicto en Oriente Medio o la crisis climática.

La gran pregunta es si este regreso al proteccionismo es una solución real a los problemas económicos actuales. La inflación y la desigualdad están en aumento en todo el mundo, y Estados Unidos no es la excepción. En lugar de cerrarse, podría beneficiarse de una política que tome en cuenta las necesidades de todos sus sectores, buscando reducir las diferencias internas como la acumulación de riquezas, sin renunciar a los beneficios del comercio global.

El nacionalismo de Trump es una reacción a los problemas de un sistema económico que ha dejado atrás a muchas personas en Estados Unidos. Sin embargo, en un mundo hiperconectado, el aislamiento no puede evitar generar preocupación. Aunque la intención de proteger a los ciudadanos es válida, esta ideología corre el riesgo de afectar a largo plazo a aquellos mismos sectores que busca ayudar, reduciendo la capacidad de Estados Unidos para influir y crecer en la economía global.

E-mail: samcg2002@gmail.com

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Querámoslo o no, Donald Trump ha vuelto

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Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //

Lo recuerdo, era mi cumpleaños 20 y también domingo, y corría el año de 1973, y mi padre me regalaba “El Gran Gatsby”, la muy apasionante novela de F. Scott Fitzgerald, dos de sus ejes contenidos me cautivaron: La alienación y el impulso de Jay Gatsby por sentirse aceptado por una alta sociedad segregante, aun y a pesar de ser inmensamente rico, realidad que quizá se expresa más claramente en una frase de la obra: “La vida es una lucha de apariencias, una lucha de lograr y de tener más de lo que uno merece”.

Donald Trump es un claro ejemplo, muy actual y presente en el mundo, de la fuerza del impulso de tenerlo todo: Poder económico y poder político. Donal Trump está entre los hombres más ricos de Estados Unidos, y fue el 45º y será el 47º presidente de aquella nación.

Donald, quien perdió en 2020 ante Joe Biden al buscar reelegirse como presidente de Estados Unidos, cuatro años después descarriló a Biden en su también anhelada reelección, obligándolo a abandonar la carrera presidencial, y derrotó ampliamente a Kamala Harris, la relevo en el Partido Demócrata.

Donald Trump ha vuelto al poder más fuerte de lo jamás imaginado para cumplir con sus planes de preeminencia y grandeza norteamericana e imponer su visión conservadora de Estados Unidos ante sí mismo y ante el mundo. Trump es un hombre transparente; jamás deja nada a la imaginación y dudas de sus seguidores y detractores. Así, por ejemplo, para él, la Teoría de Género tiene los días contados en EEUU y sus promotores sabrán que tienen ante sí a su peor pesadilla.

El presidente Donald Trump, a partir del 20 de enero próximo, actuará con todo el poder para poner orden en su frontera con México en dos temas fundamentales, las acciones de los cárteles de la droga, declarándolos terroristas, y el tráfico humano, ambos vistos como gravísimas omisiones del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Marco Rubio, próximo secretario de Estado norteamericano, lo ha acusado públicamente, y nos lo recordará todos los días. Rubio es de palabra dura y mano aún más dura. Para Trump y Rubio los narcotraficantes son terroristas y los perseguirá con toda la fuerza del Estado norteamericano.

La esperanza nunca debería sustentarse en la venganza. No entiendo a quiénes cifran la satisfacción de su venganza hacia López Obrador en Marco Rubio. Sea cual fuere el resultado de la dureza del nuevo secretario de Estado norteamericano, es mi deseo que México vuelva, de mutuo propio, al orden y la paz, y que el gobierno y el congreso mexicanos no nos convoquen a rasgarnos las vestiduras ante las exigencias norteamericanas. Son justas.

En México, muchos de quienes estaban a favor de Kamala Harris, hoy se muestran muy a favor de Donald Trump. Su nacionalismo se mantiene muy firme; sin embargo, aceptan que ya es tiempo de poner en orden las cosas en México pues el estado mexicano, sin duda, está doblegado y resquebrajado ante los cárteles de la droga. Claudia Sheinbaum no ha demostrado estar dispuesta a cumplir a cabalidad con su mandato presidencial en materia de seguridad a pesar de los buenos oficios de Omar García Harfuch pues, peor, no desea tomar el mando que aun detenta López Obrador.

Sheinbaum deberá entender que solo tiene de dos sopas, o se arma de valor ante los cárteles y los traficantes de gente y los combate con toda la fuerza del Estado mexicano, o los gringos cumplirán con esa su obligación constitucional, interviniendo aun en nuestro territorio. Que de nada le valdrán las bravatas de Marcelo Ebrard en materia económica ante los gobiernos norteamericano y canadiense.

Que esto nos es pleito entre escolapios en donde uno echará al otro a su padre que es bombero y lo mojará con su manguera, y el otro a su padre que es policía y lo llevará a la cárcel. Que en cosas de gobierno se actúa conforme a la ley y se cumple con los tratados internacionales. Que Naciones Unidas tiene un centro en contra del terrorismo que a México obliga.

Un adelanto de la presión internacional que el gobierno de México enfrentará en los años próximos ya lo recibimos en esta semana. La calificadora Moody’s cambió de estable a negativa la perspectiva económica de México por el debilitamiento de nuestro Estado de derecho por la reforma judicial y el deteriorado entorno institucional gubernamental, el esperado aumento en el costo de la deuda internacional de México y la mayor rigidez del gasto público, que podrían socavar nuestros resultados fiscales y económicos.

Tanto Moody’s, como los principales analistas de los futuros económicos en el mundo, coinciden en calificar como de muy alto riesgo la reciente reforma aprobada por Morena, PT y Verde al Poder Judicial. Sheinbaum, obedeciendo a López Obrador, ha decidido alterar los controles y equilibrios del poder político y económico en México, y eso se le, se nos, cobrará muy caro.

Quiero invitarte a pensar en que Trump no está para salvarnos, ni Rubio para vengarnos. Ellos tienen sus tareas más allá del Rio Bravo. De este lado, todo depende de nosotros. Vamos, ni Sheinbaum hará nada para salvarnos; a ella solo le interesa obedecer a López.

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En riesgo la hegemonía estadounidense: El retorno de Donald Trump; retos económicos y sociales

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Actualidad, por Alberto Gómez R. //

En los últimos cuatro años, la economía y la cohesión social de Estados Unidos han enfrentado un deterioro significativo, marcando uno de los periodos más complicados en su historia reciente.

La administración de Joe Biden, aunque intentó implementar políticas para estimular la recuperación tras la pandemia de COVID-19, dejó profundas brechas económicas y sociales que ahora desafían al presidente electo Donald Trump. Con un escenario global en transformación y un entorno interno polarizado, Estados Unidos se encuentra en un momento crítico de redefinición de su papel como potencia mundial.

LA ECONOMÍA BAJO LA ADMINISTRACIÓN DE BIDEN

La inflación se convirtió en uno de los mayores retos durante la administración Biden. La epidemia de Covid-19 dejó tras de sí trastornos económicos; en junio de 2022, la inflación alcanzó un pico histórico del 9.1%, las tasas más altas que los estadounidenses han experimentado en 40 años, según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) lo que, por supuesto, en la práctica suponía un recorte salarial. La explosión del gasto militar para apoyar las guerras en Ucrania y Gaza también ha alimentado la inflación.

Como resultado, el nivel de vida de las y los trabajadores estadounidenses ha disminuido bajo la administración Biden, mientras que el auge del mercado de valores ha ayudado a las y los estadounidenses más ricos a hacerlo bastante bien. Este fenómeno, impulsado por interrupciones en las cadenas de suministro globales, estímulos fiscales masivos y el aumento de los precios de la energía, erosionó el poder adquisitivo de las familias estadounidenses. Aunque las medidas de la Reserva Federal lograron reducir la inflación a un 3.7% al cierre de 2024, esta cifra seguía por encima del objetivo del 2%, lo que refleja un entorno económico aún frágil.

El aumento del costo de vida se manifestó en productos esenciales. Según la Administración de Información Energética (EIA), el precio promedio de la gasolina aumentó un 40% entre 2020 y 2024. Asimismo, los alimentos básicos experimentaron un incremento promedio del 25%, afectando especialmente a las familias de ingresos medios y bajos. Esta situación exacerbó la desigualdad, ya que los salarios reales apenas crecieron un 3% durante el mismo periodo, según el Economic Policy Institute.

DÉFICIT FISCAL Y DEUDA PÚBLICA

El déficit fiscal alcanzó los $1.7 billones en 2024, mientras que la deuda pública superó los $36 billones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), un incremento alarmante respecto a los $27 billones reportados al inicio de la administración Biden. Este nivel de endeudamiento, alimentado por programas de estímulo económico y políticas de infraestructura, limita la capacidad del gobierno para responder a futuras crisis económicas. Además, el creciente costo del servicio de la deuda, derivado del aumento de las tasas de interés, se ha convertido en una carga significativa para el presupuesto federal.

La brecha económica continuó ampliándose durante la administración Biden. El 1% más rico de la población concentró el 38% de la riqueza total en 2023, mientras que los sectores más vulnerables enfrentaron mayores dificultades para acceder a empleos estables, y apenas aumentaron un 4% en términos reales, según un informe de la Oficina del Censo. Según el Departamento de Trabajo, el empleo precario representó el 30% de los nuevos puestos creados entre 2020 y 2024, con un aumento notable en los contratos temporales y trabajos a tiempo parcial. Esto ha exacerbado la pobreza en comunidades vulnerables, con un índice de pobreza que aumentó del 11.4% en 2020 al 14.7% en 2024.

En 2016, Hillary Clinton demostró su desprecio por los partidarios de Trump, entonces abrumadoramente blancos, etiquetándolos como “los deplorables”, en lugar de tratar de reconocer la fuente de su ira: la gran desigualdad en el statu quo económico. Ocho años después, con un apoyo a Trump mayor en prácticamente todos los grupos demográficos, es imposible ignorar la desesperación económica que alejó del Partido Demócrata a las y los electores, cuando Biden seguía presumiendo de que la economía estadounidense durante su mandato es “la más fuerte del mundo”.

FACTORES SOCIALES: POLARIZACIÓN Y RADICALIZACIÓN

La polarización política se ha intensificado, dando lugar a movimientos separatistas que, aunque minoritarios, representan una amenaza para la unidad del país. Uno de los fenómenos más alarmantes es el resurgimiento de movimientos secesionistas en estados como Texas y California.

Líderes locales y organizaciones políticas han planteado referendos para separarse de la unión federal, alegando incompatibilidades políticas y económicas. Aunque estos movimientos no tienen un apoyo mayoritario, su existencia refleja una fragmentación preocupante en la unidad nacional. Grupos como «Texit», que abogan por la independencia de Texas, han ganado tracción en sectores conservadores descontentos con las políticas federales. Estas iniciativas reflejan el creciente desencanto con el sistema político.

La radicalización ideológica también se ha intensificado. Los crímenes de odio aumentaron un 18% entre 2020 y 2024, según el FBI, afectando principalmente a comunidades afroamericanas, asiáticas, judías y musulmanas. Este aumento está vinculado al resurgimiento de grupos extremistas y al uso de las redes sociales como plataformas para propagar discursos de odio.

RETOS ECONÓMICOS Y SOCIALES

Con la reelección de Donald Trump, Estados Unidos se adentra en un periodo de grandes desafíos. Su promesa de «recuperar la grandeza estadounidense» enfrenta múltiples obstáculos, tanto internos como externos.

Trump ha anunciado un ambicioso plan para reindustrializar Estados Unidos y reducir la dependencia de las cadenas de suministro globales. Sin embargo, implementar esta estrategia requerirá superar barreras como la resistencia de aliados comerciales y la necesidad de inversiones masivas en infraestructura. También deberá manejar las tensiones con China, el principal socio comercial de Estados Unidos, en un momento en que las relaciones bilaterales están en su punto más bajo en décadas.

El presidente electo ha prometido recortes de impuestos para estimular el crecimiento económico, pero esta medida podría agravar el déficit fiscal si no se acompaña de reducciones en el gasto público. Además, la capacidad de implementar estas políticas dependerá de su habilidad para negociar con un Congreso dividido, donde los demócratas probablemente resistirán cualquier iniciativa que reduzca programas sociales.

El enfoque de Trump en políticas ultraderechistas, incluida la restricción de la inmigración y la eliminación de regulaciones ambientales, podría generar más divisiones. Aunque estas medidas cuentan con el apoyo de su base electoral, enfrentan la oposición de sectores progresistas y moderados, lo que podría derivar en mayores tensiones sociales.

EL FIN DE LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE

El bloque BRICS+ ha emergido como un desafío significativo para la hegemonía estadounidense. Con la inclusión de nuevos miembros como Arabia Saudita, este grupo busca crear un sistema financiero alternativo que reduzca la dependencia del dólar. Según el Banco Mundial, el comercio intrabloque creció un 15% anual durante los últimos cuatro años, fortaleciendo su influencia económica y política.

El dólar, pilar del sistema financiero internacional, está perdiendo su posición dominante. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la proporción de reservas globales en dólares cayó del 61% en 2020 al 55% en 2024. Este descenso refleja una creciente diversificación hacia monedas como el yuan chino y el euro, impulsada por iniciativas del BRICS+ y otros bloques emergentes.

En el ámbito militar y geopolítico, Estados Unidos enfrenta el ascenso de China como potencia dominante en el Pacífico y la reactivación de Rusia en Europa del Este. Además, la influencia de potencias regionales como Irán y Arabia Saudita en el Medio Oriente limita la capacidad de Estados Unidos para mantener su dominio en esta región estratégica.

El futuro socioeconómico de Estados Unidos dependerá en gran medida de la capacidad de la administración Trump para manejar una economía debilitada, una deuda insostenible y una sociedad fracturada. La reconciliación política y la creación de un camino inclusivo para el desarrollo serán cruciales para evitar una crisis prolongada.

Aunque Trump tiene un historial de promover el crecimiento económico, los riesgos asociados con su estilo confrontacional y sus políticas divisivas no pueden ser ignorados. El equilibrio entre reformar el status quo y evitar una mayor radicalización será la prueba definitiva para su liderazgo.

Estados Unidos enfrenta uno de los periodos más complejos de su historia contemporánea. La administración Biden dejó un legado de desafíos económicos y sociales que el presidente electo Donald Trump deberá abordar en un contexto de polarización interna y competencia internacional.

El éxito o fracaso de las políticas de Trump determinará no solo el rumbo de Estados Unidos, sino también el equilibrio de poder en el mundo. Sin embargo, para superar estos retos, será necesario un liderazgo que trascienda la retórica divisiva y busque soluciones inclusivas y sostenibles. En un mundo cada vez más multipolar, el destino de Estados Unidos dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades globales sin perder de vista los principios democráticos y la cohesión interna que alguna vez lo definieron como nación.

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