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MUNDO

Kamala Harris atenta a 2028: Trump ganó voto popular y hace historia con las minorías

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Política Global, por Jorge López Portillo Basave //

Ya sabemos que Trump ganó. Pero hay detalles que usted debe saber y posibilidades que debe tener encuentra para que no juzguemos a la ligera lo que sucedió allá en EUA la semana pasada.

Primero me gustaría recordar que en nuestro país hay gente que lo admira y otros que lo detestan. Me llama la atención que en algunos círculos políticos y de medios utilicen la elección como un presagio de problemas para la actual presidenta. Eso dependerá mucho de nosotros o más bien de ellos los que están en el poder y no solamente de él.

Como se demostró cuando Trump fue presidente, es muy rudo y grosero, pero llega a acuerdos, no solo reformó el TLC, sino que logró los acuerdos más importantes en 50 años en Oriente entre judíos y musulmanes. Mi comentario va más enfocado en los críticos de la 4T que incluso en el 2016, 2020 y 2024 pidieron apoyar a Hillary, Biden y a Kamala y ahora festejan que al ganar Trump será rudo con la actual administración.

Como ejemplo de civilidad Biden recibe a Trump quien será el 47º presidente de EUA el miércoles y Kamala, aunque con la normal molestia, ha dicho que ayudará en la transición, ambos con una actitud pública diferente a la de Trump en el 2020, claro en privado seguro será como fue en el 2016 cuando le dejaron esqueletos que después salieron a la luz. Trump será el segundo hombre en la historia de EUA en ser recibido por el presidente saliente para darle la bienvenida como expresidente y futuro presidente.

Como lo he dicho aquí desde el 2020, Stephen Grover Cleveland fue el otro presidente en 1885, quien perdió la reelección y 4 años después ganó nuevamente en 1893. Lo curioso es que en el 2020 Trump tenía una foto de ese presidente en la oficina de la Casa Blanca ya que ese presidente fue también empresario de los bienes raíces como lo es Donald y como dato histórico adicional, Cleveland fue el primer presidente de EUA que provenía del Partido Demócrata años después de la guerra civil. Como usted sabe la guerra civil fue encabezada por los sureños del Partido Demócrata y del Ku-Klux-Klan en contra de los norteños del Partido Republicano encabezados por el presidente Abraham Lincoln.

Pero yo lo he dicho antes, creo que ninguno merecía ganar por la cadena de errores que ambos cometieron. Lo evidente es que la mayoría de los ciudadanos de EUA prefirieron al monstruo naranja que logró avances económicos muy importantes del 2016-2020 y que no inició ninguna guerra durante su periodo o permitió que los pleitos regionales se llevaran a las armas como ahora es en Ucrania e Israel, que a la continuidad del modelo económico y diplomático demócrata que representa la Vicepresidente Kamala Harris quien nunca quiso decir qué habría hecho distinto si hubiera estado en los zapatos de Biden del 2020 al 2024.

Esto último es el eje por la que Trump ganó, no solo su buen antecedente económico y diplomático del 2016-2020, sino que la gente de EUA está muy molesta por la situación económica de la clase media y media baja.

Los demócratas encabezados por Kamala y 100 días antes por Joe Biden perdieron esta elección. A continuación, daremos algunos datos que tal vez nos recuerden que la propaganda o la fama tienen límites tanto a favor como en contra, pero lo que la gente no tolera es morirse de hambre.

Los pesares de la izquierda y de sus aliados no dejan de asombrar, algunos profesores de la gloriosas y antes respetadas Universidades de Harvard, George Washington y Princeton dieron el día libre a los estudiantes molestos por la victoria de Trump, extendieron fechas para entregar tareas o exámenes y tomaron otras medidas como abrir centros para atención emocional con galletas, leche y bebidas gratuitas, para consolar a los alumnos que se sentían mal por el resultado de la elección.

Algunos estudiantes judíos dijeron que las universidades de élite tenían un doble estándar, argumentando que esas acciones no ayudaban a que los estudiantes enfrentaran la realidad, recordando que cuando Israel fue atacado por Hamas en el 2023 nadie dio días de ajuste para los estudiantes de esa fe o nacionalidad. Esto muestra que muchos jóvenes o profesores están acostumbrados a recibir trato de víctimas en algo que es un proceso democrático.

Pero el fondo de la elección puede resumirse en números de economía, confianza, minorías cambiando de bando y de edades. Esto nos ayudará a ver si Trump ganó por racismo o porque la gente no quiso más del actual modelo. Primero veamos los temas menores pero que dieron fuerza al tema obvio que es la economía. Hace 8 días comenté en este espacio que el 75% de los electores decían que el país estaba en el rumbo incorrecto. Se dio a conocer que el 8% de los electores no estaban contentos con ninguno de los dos candidatos pero que de ese 8% dos de cada tres decidieron votar por Trump. Esa es la casi exacta cantidad de los votos que Trump tiene por arriba de los que tiene Kamala.

Los números también indican que la diferencia de mujeres a favor de Kamala fue de 9% es decir menos que la de Hilary o Biden, mientras que la diferencia de hombres a favor de Trump fue de 13%. En ese sentido de ver a los electores por raza, sexo o religión encontramos que en varios estados o zonas latinas Trump ganó con más de un 50% de los votos, de hecho, en la región fronteriza hay zonas con el 75% de latinos en las que desde hace 120 años no había ganado un republicano y Kamala perdió varias de esas en Nuevo México, California, Texas, Arizona y Nevada.

Trump llegará a los mismos votos que en el 2020 pero Kamala tendrá casi 13 millones de votos menos que Joe Biden, pero también tuvo menos votos que Obama en 2008.

En Nueva York y Nueva Jersey la diferencia de Kamala fue la mitad de la diferencia de Biden Vs Trump. En el voto judío y musulmán también se vio como los demócratas perdieron porcentajes importantes de los electores. Pero ya entrando en materia que es la economía y la inseguridad habrá que decir que la ventaja de Trump pudo ser mucho mayor de no ser por sus propios errores que al parecer fueron menores a los del otro lado.

Los electores que ganan menos de $50 mil dólares anuales, es decir clase baja, votaron por Trump más que por Kamala, los que ganan menos de $100 mil y más de $50 votaron por Trump 52-46. En los que ganaban más de $100 mil al año es decir clase alta votaron 55% a favor de Kamala y 40% por Trump. Es decir que fue la clase media la que no quiso más del modelo económico y de seguridad pública de Kamala.

Recordemos que en el 2020 la inflación estaba en menos de un 2% y en los últimos tres años alcanzó un 30% acumulado. Recordemos que Kamala apoyó la propuesta 47 cuando fue abogada general de California antes de ser senadora hace 8 años. Esa propuesta llamada “comunidades seguras” permitía que robos menores a $999. dólares fueran tratados con menos severidad que saltarse un semáforo. Esa política fue copiada en otras ciudades y estados demócratas lo que desató del 2020 a la fecha una ola de robo hormiga que según estadísticas llega a los $14 mil millones de dólares anuales.

Esta política, sumada a la inflación, hacia muy difícil a los dueños de pequeños negocios poder mantenerse en pie porque esos negocios no podían soportar robos diarios de miles de dólares en mercancía. Esos negocios en la mayoría de los casos son propiedad de minorías negros, hispanos, árabes, judíos y mujeres solteras. Digamos que en varias ciudades de EUA como San Francisco, Los Ángeles, NY, Chicago, Seattle y otras el robo fue legalizado y a las víctimas incluso transeúntes se les dijo que ese robo era aceptable como parte de una reparación por los abusos en contra de los pobres. Para quedar claros se volvió un estilo México en donde uno sale y no sabe con cuánto regresará y si la tiendita de la esquina tendrá lo que queremos o habrá cerrado por tantos asaltos.

En ese sentido, según los datos el 60% de los empleos de EUA son creados por mini empresarios, esos de los que Kamala decía iba a subir los impuestos del 20% al 30%. Según los datos estadísticos esos mini negocios y su índice de confianza se encuentran en los niveles más bajos solo similares a los del 2020 a mediados de la pandemia. Por cierto, ese mismo índice de confianza de los microempresarios estaba en el 2019 en el nivel más alto desde su creación allá por el año 1950.

Ese nivel de positivismo solo fue tan alto con Ronald Reagan y el punto más bajo se dio en octubre de este 2024 cuando llegó a un 15% de confianza. De hecho, el mensaje de Regan y de Bill y ahora de Trump es un mensaje pro pequeña empresa y desregulación lo que contrasta con el mensaje del partido demócrata.

Hablando de dinero las campañas de EUA costaron $16 billones de dólares. Una locura de dinero de la que Kamala gastó $1 mil millones de dólares vs Trump que gastó como $600 millones. A pesar de esa gran diferencia, desde hace más de 20 años un republicano no ganaba el voto popular. Por cierto, me llama la atención que la derecha en México que incluso pidió campaña en contra de Trump celebre que, en la victoria de Trump, Morena enfrentará una presión por arreglar temas como el narcotráfico.

Ya hablaremos de los primeros pasos que Trump ha prometido llevar en su segunda administración como la eliminación de impuestos al retiro, a las propinas y bajar los impuestos a los negocios del 20% al 15% algo similar a lo que hizo en el 2018 cuando los bajo del 30% al 20%. Por lo pronto otro dato histórico como el del índice de confianza de los pequeños empresarios, es el dato de la bolsa de valores -Dow Jones- que alcanzó su alza más grande en un día de elecciones, récord que llevaba 140 años. Un alza similar solo de vio en los días en los que se concluyó la segunda guerra mundial. Así es, en números Trump parece ser muy bueno, pero ya veremos si lo logra.

Finalicemos con lo que parece ser natural. Trump no es el primer político que al perder una elección lo intenta de nuevo. Es uno de los dos que gano, luego perdió y luego gano de nuevo la Casa Blanca, pero ha habido otros que se lanzaron y perdieron y luego se lanzaron y ganaron. El caso más claro es en los 60s Nixon vs Kennedy, Reagan y claro Biden 3 veces perdedor. De hecho, Kamala perdió las internas en el 2020 vs Biden. Pero ahora Kamala tiene ya fama, poder y claro capacidad para generar dinero en cantidades monumentales.

Obama decía allá en el 2012 … “las elecciones tienen consecuencias” pero algunos gobernadores demócratas dicen que serán un frente contra las políticas del Trump. Digamos que suenan poco democráticos. Pero puede ser que esos políticos estén buscando posicionarse para el 2028.

Así las cosas, Kamala estará atenta a Trump para ver si regresa en el 2028 pasando por la gubernatura de California en el 2026. Otros la han propuesto como ministro de la Suprema Corte de EUA, para esto último tendrían que pasar dos cosas. Uno, la ministro Sotomayor quien ya es grande debería renunciar en estos días para que Biden en menos de 30 días proponga a Kamala y dos, que logre que el Senado la vote antes de que el Senado pase a manos de los Republicanos el 6 de enero o claro de que Trump entre el 20 de enero.

Ya veremos si Kamala se lanza por California, pero obviamente es una mujer con futuro si decide utilizar su capital político cosa que Hillary no hizo. La derrota es huérfana y hoy todos evaden sus responsabilidades por la derrota, pero en la derrota también se puede aprender, como pasó a Trump en el 2020.

 

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MUNDO

Crisis política en el país galo: Francia, la política y su eterno teatro de lo absurdo

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A título personal, por Armando Morquecho Camacho //

En 1958, Francia vivió el ocaso de su Cuarta República, un régimen político marcado por la inestabilidad, la fragmentación y la incapacidad de responder a los desafíos de su tiempo. Fue una crisis existencial que llevó al país al borde del abismo, hasta que Charles de Gaulle, casi como un deus ex machina en una tragedia griega, emergió para restaurar el orden y forjar la Quinta República.

Hoy, 66 años después, la historia parece resonar entre las bambalinas del teatro político francés: el telón cae sobre el gobierno de Michel Barnier, tumbado por una moción de censura que unió a extremos ideológicos en un espectáculo digno del teatro del absurdo.

La caída del primer ministro Barnier, tras el uso del controvertido artículo 49.3 de la Constitución para aprobar el presupuesto sin votación parlamentaria, no solo evidencia una crisis coyuntural, sino un síntoma de algo mucho más profundo: el desgaste de la democracia representativa frente a la polarización. La alianza entre la izquierda del Nuevo Frente Popular y la extrema derecha de Marine Le Pen para derrocar al gobierno es un recordatorio de cómo las democracias pueden ser víctimas de sus propios actores, quienes, en su afán por ganar protagonismo, olvidan el guion fundamental de la estabilidad y el consenso.

En cualquier obra teatral, los personajes que ocupan extremos opuestos del escenario raramente trabajan juntos. Pero en la política francesa actual, la izquierda y la extrema derecha han hecho un pacto que recuerda al Fausto de Goethe: sacrificaron principios a cambio de un beneficio inmediato, en este caso, la caída del gobierno. La pregunta que queda suspendida en el aire es si este acuerdo, tan oportunista como efímero, es el preámbulo de una mayor desestabilización.

Esta dinámica no es exclusiva de Francia. En democracias de todo el mundo, la fragmentación y el oportunismo político han llevado a alianzas insólitas que terminan minando la legitimidad de las instituciones. Sin embargo, Francia, con su rica tradición de debate político y su rol central en la Unión Europea, se encuentra en una posición particularmente frágil. Cada golpe al sistema no solo debilita su capacidad de gobernar internamente, sino que también envía señales de incertidumbre a nivel internacional.

El artículo 49.3 de la Constitución de Francia, diseñado para sortear bloqueos parlamentarios, es un ejemplo clásico de cómo una herramienta pensada para garantizar la gobernabilidad puede convertirse en un detonante de crisis. Al aprobar el presupuesto sin votación parlamentaria, Barnier activó una bomba política que detonó su propio gobierno. En términos teatrales, fue un acto de improvisación que, lejos de salvar la escena, terminó dejando al escenario vacío y al público desconcertado.

Este episodio plantea preguntas fundamentales sobre los límites del poder ejecutivo en una democracia. ¿Hasta qué punto puede un líder priorizar la eficiencia sobre la deliberación? Y, sobre todo, ¿qué implica este tipo de medidas para la confianza pública en las instituciones? En un momento en que la desafección ciudadana hacia la política está en su punto más alto, la percepción de autoritarismo, aunque sea en nombre de la eficacia, puede resultar devastadora.

En este drama político, Emmanuel Macron se encuentra como el solitario protagonista de una obra que no logra conectar con su audiencia. Su proyecto centrista, que alguna vez prometió trascender la división izquierda-derecha, se enfrenta a un parlamento fragmentado donde ninguna facción está dispuesta a ceder. Es un recordatorio de que, en política, los discursos ambiciosos rara vez sobreviven al choque con la realidad.

Macron, al igual que De Gaulle en 1958, se encuentra en un momento definitorio. Sin embargo, a diferencia de su ilustre predecesor, carece de la legitimidad moral y el respaldo popular para imponer su visión. En un sistema político cada vez más dependiente del consenso, el liderazgo autoritario ya no es una opción viable. Pero ¿cómo liderar cuando los actores clave están más interesados en sus propias líneas que en el éxito colectivo de la obra?

La inestabilidad política en Francia tiene implicaciones que van más allá de sus fronteras. Como uno de los pilares de la Unión Europea, Francia desempeña un rol crucial en temas como la seguridad, la transición energética y la reforma económica. Sin un gobierno estable, su capacidad para liderar en estos frentes se ve gravemente comprometida.

Además, la crisis francesa ocurre en un momento en que Europa enfrenta desafíos existenciales, desde la guerra en Ucrania hasta el auge del euroescepticismo en varios países miembros, por ello, la incapacidad de Francia para actuar como un socio confiable y predecible en este contexto es un golpe para el proyecto europeo en su conjunto.

La crisis política en Francia es un recordatorio de que la democracia no es solo una cuestión de procedimientos, sino de cultura política. En una época marcada por la polarización y el populismo, el arte de construir consensos se ha convertido en una habilidad cada vez más rara. Sin embargo, es precisamente este tipo de liderazgo el que Francia –y el mundo– necesita para navegar los desafíos del siglo XXI.

La política, como el teatro, requiere de ensamble. Los mejores espectáculos no son aquellos donde una sola estrella brilla, sino donde el elenco trabaja en armonía para contar una historia convincente. Hoy, Francia necesita líderes que comprendan esta lección, que sean capaces de poner el bien común por encima de sus intereses individuales y que puedan restaurar la confianza en un sistema que, pese a sus imperfecciones, sigue siendo la mejor opción para resolver nuestras diferencias.

Cuando la Cuarta República cayó en 1958, el dramaturgo francés Jean-Paul Sartre reflexionó que la política de su tiempo era un «teatro sin final». Hoy, esa observación sigue siendo inquietantemente relevante. Francia, atrapada entre bastidores en su propio drama político, debe decidir si permitirá que la obra termine en tragedia o si encontrará la manera de reinventarse una vez más.

El reto es formidable, pero no insuperable. La democracia, al igual que el teatro, siempre tiene espacio para un nuevo acto, un nuevo protagonista y, con suerte, un final que haga justicia a los ideales que nos inspiran a seguir creyendo en ella.

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MUNDO

La edición genética: ¿Un futuro a la medida o una caja de pandora?

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Bioética, por Omar Barrera //

Imaginemos un mundo donde enfermedades como el cáncer o la fibrosis quística sean cosa del pasado. Un mundo donde podamos diseñar a nuestros hijos, libres de enfermedades hereditarias. Este futuro, que hasta hace poco parecía reservado a la ciencia ficción, está cada vez más cerca gracias a la edición genética, una tecnología que nos permite modificar el ADN de cualquier organismo, incluyendo al ser humano.

La reciente decisión de Sudáfrica de flexibilizar sus regulaciones sobre esta práctica ha encendido un debate global sobre los límites de la ciencia y las implicaciones éticas de esta poderosa herramienta. El caso de Sudáfrica: un precedente controvertido.

Sudáfrica ha sido pionera en relajar las restricciones a la edición genética, abriendo la puerta a una amplia gama de aplicaciones, desde la cura de enfermedades hasta la mejora de características humanas.

Sin embargo, esta decisión ha generado una gran controversia a nivel internacional. ¿Estamos preparados para modificar el genoma humano? ¿Cuáles son los riesgos y beneficios de esta tecnología? ¿Cómo podemos garantizar que se utilice de manera ética y responsable?

MÉXICO: ENTRE LA ESPERANZA Y LA INCERTIDUMBRE

En México, la edición genética también ha generado gran interés y debate. Si bien nuestro país cuenta con una sólida comunidad científica en el área de la biotecnología, la regulación en materia de edición genética aún es incipiente basta con meterse a leer la ley general de salud y su reglamento.

La decisión de Sudáfrica representa un punto de inflexión que obliga a México a replantear su marco normativo y a enfrentar los desafíos éticos y sociales que plantea esta tecnología.

LOS BENEFICIOS DE LA EDICIÓN GENÉTICA

Los potenciales beneficios de la edición genética son inmensos. Esta tecnología podría permitirnos:

1. Curar enfermedades genéticas: Eliminar la causa genética de enfermedades como la fibrosis quística, la anemia falciforme y la distrofia muscular.

2. Desarrollar nuevos tratamientos: Crear terapias más eficaces para enfermedades como el cáncer y el VIH.

3. Aumentar la producción de alimentos: Desarrollar cultivos más resistentes a plagas y enfermedades, y con mejores características nutricionales.

LOS RIESGOS Y DESAFÍOS

Sin embargo, la edición genética también plantea riesgos y desafíos importantes:

1. Creación de “bebés de diseño”. La posibilidad de seleccionar rasgos físicos y cognitivos en los futuros hijos plantea serias preocupaciones éticas.

2. Desigualdad: El acceso a la edición genética podría estar limitado a aquellos que puedan pagarla, exacerbando las desigualdades sociales.

3. Consecuencias imprevistas: Las modificaciones genéticas podrían tener efectos secundarios no deseados a largo plazo.

4. Riesgos ambientales: La liberación de organismos genéticamente modificados en el medio ambiente podría tener consecuencias impredecibles.

EL MARCO ÉTICO Y LEGAL

Para aprovechar los beneficios de la edición genética y minimizar los riesgos, es necesario establecer un marco ético y legal sólido a nivel nacional e internacional. Este marco debe abordar cuestiones de garantizar que los beneficios de la edición genética sean accesibles a todos, y no solo a unos pocos privilegiados.

Debe existir protección de la dignidad humana para evitar la discriminación y la eugenesia. Hay que asegurar que la investigación en edición genética sea transparente y esté sujeta a supervisión pública. También fomentar la cooperación entre países para establecer normas comunes y evitar una carrera armamentista genética.

MÉXICO ANTE UN DILEMA

México se encuentra en una encrucijada. Por un lado, la edición genética representa una oportunidad para mejorar la salud de la población e impulsar el  desarrollo científico. Por otro lado, plantea desafíos éticos y sociales que requieren una reflexión profunda y un debate abierto.

Es fundamental que nuestro país desarrolle un marco regulatorio adecuado que permita aprovechar los beneficios de esta tecnología, al tiempo que garantiza la seguridad y la dignidad de las personas.

Este marco debe ser flexible y adaptable a los rápidos avances científicos, pero al mismo tiempo debe ser sólido y capaz de proteger a las futuras generaciones. La edición genética es una tecnología con un potencial revolucionario, pero también plantea desafíos éticos y sociales sin precedentes.

La decisión de Sudáfrica ha abierto un nuevo capítulo en este debate global, y México debe asumir un papel protagónico en la construcción de un futuro donde la ciencia y la ética vayan de la mano.

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MUNDO

Gran desafío político para Claudia Sheinbaum: El poder de la negociación, futuro del T-MEC

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Actualidad, por Alberto Gómez R. //

El presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, asumirá su cargo hasta el día 20 de enero del 2025, sin embargo, ya se comporta como presidente en funciones, mientras que el todavía presidente Joe Biden se queda cada vez más en las sombras.

Trump inició una gira por Europa en la que ha sido invitado de honor por el gobierno de Francia para la reapertura de la catedral de Notre Dame, en París, reconstruida luego del incendio que la consumió en su totalidad en 2019.

El presidente electo Trump, tiene una apretada agenda en su visita a Europa con distintos líderes políticos y empresariales para comenzar a plantear los primeros pasos de su segundo mandato presidencial, actuando como si ya hubiera ocupado nuevamente la Casa Blanca.

El caso de Donald Trump pone de manifiesto varios principios clave de la negociación:

La importancia de la preparación: Comprender las fortalezas y debilidades propias y de la contraparte es esencial para establecer estrategias efectivas.

El uso del poder de alternativa: Estar dispuesto a retirarse de la mesa de negociación puede proporcionar una ventaja significativa.

La comunicación estratégica: Adaptar el mensaje según la audiencia y el contexto puede influir en el resultado de manera decisiva.

El manejo de la percepción: La percepción de fuerza y control puede influir en la disposición de la contraparte a ceder.

Sin embargo, también existen riesgos asociados con un estilo negociador que enfatiza la confrontación o las amenazas. La falta de flexibilidad puede resultar en acuerdos a corto plazo insostenibles o en la ruptura de relaciones importantes.

LA COMPLEJA RELACIÓN MÉXICO-ESTADOS UNIDOS

La relación entre Estados Unidos y México es una de las más complejas y significativas en el panorama internacional, especialmente en el contexto actual. Ambos países comparten una frontera de más de 3,000 kilómetros, una interacción económica robusta, y una dinámica social y cultural profundamente interconectada. Esta asociación trasciende el ámbito geográfico y se convierte en un pilar fundamental para las economías de ambas naciones, con impactos globales. Sin embargo, las recientes declaraciones y amenazas del presidente electo Donald Trump ponen en riesgo este equilibrio delicado.

LA BALANZA COMERCIAL: UNA RELACIÓN INTERDEPENDIENTE

El comercio bilateral entre México y Estados Unidos es uno de los más grandes del mundo. Según datos de la Oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés), México es el segundo socio comercial más importante de Estados Unidos, solo detrás de China, con un intercambio de bienes y servicios que superó los $779 mil millones de dólares en 2023. En tanto, cifras del Banco de México destacan que alrededor del 80% de las exportaciones mexicanas tienen como destino Estados Unidos.

En el marco del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), esta relación se ha consolidado como un esquema de cooperación económica basado en reglas claras y mutuamente beneficiosas. Sin embargo, Trump ha amenazado con imponer aranceles elevados a los productos mexicanos, una medida que podría desestabilizar la balanza comercial. Este tipo de políticas proteccionistas no solo afectarían a México, sino también a las empresas estadounidenses que dependen de insumos fabricados en territorio mexicano.

Un ejemplo claro es la industria automotriz, donde México desempeña un papel clave como proveedor de autopartes y ensamblaje de vehículos. De acuerdo con la Organización Mundial de Comercio (OMC), más del 37% de las autopartes utilizadas en vehículos fabricados en Estados Unidos provienen de México. La imposición de aranceles podría aumentar los costos de producción en un sector estratégico para la economía estadounidense.

Las amenazas de Trump de imponer aranceles a los productos mexicanos podrían desestabilizar estas cadenas de suministro y aumentar los costos para los consumidores estadounidenses. Según la Cámara de Comercio de Estados Unidos, aranceles elevados podrían traducirse en un incremento de precios de hasta un 15% en productos básicos, afectando principalmente a los hogares de ingresos medios y bajos.

La mano de obra mexicana: Un pilar del crecimiento económico en Estados Unidos

El aporte de los trabajadores mexicanos en la economía de Estados Unidos es otro elemento esencial en esta relación bilateral. Según el Pew Research Center, se estima que en 2023 había 12 millones de inmigrantes mexicanos viviendo en Estados Unidos, de los cuales alrededor de 8 millones formaban parte de la fuerza laboral. Este grupo contribuye significativamente en sectores como la agricultura, la construcción y los servicios, que dependen en gran medida de esta mano de obra.

El Departamento de Agricultura de Estados Unidos señala que más del 50% de los trabajadores en el sector agrícola son mexicanos, un dato que subraya la dependencia de Estados Unidos en este ámbito para garantizar la seguridad alimentaria. Además, los inmigrantes mexicanos pagan miles de millones de dólares en impuestos y aportan al sistema de seguridad social, a menudo sin acceso a los beneficios que generan.

A pesar de su impacto positivo en la economía estadounidense, las amenazas de Trump de realizar deportaciones masivas representan un riesgo no solo para las familias afectadas, sino también para los sectores económicos que dependen de esta fuerza laboral. El Instituto de Política Migratoria (MPI, por sus siglas en inglés) advierte que la deportación de trabajadores mexicanos podría causar un déficit en sectores críticos, encareciendo productos y servicios básicos para los consumidores estadounidenses.

EL IMPACTO DE LAS REMESAS Y LA INTERDEPENDENCIA ECONÓMICA

Otro aspecto relevante en la relación económica bilateral es el flujo de remesas. Según el Banco Mundial, México recibió más de $60 mil millones de dólares en remesas en 2023, la mayoría provenientes de trabajadores en Estados Unidos. Estas transferencias no solo son una fuente vital de ingresos para millones de familias mexicanas, sino también un motor económico para comunidades enteras.

Por otro lado, el capital humano y las inversiones mexicanas en Estados Unidos también son notables. Empresas mexicanas como Bimbo, Cemex y Grupo Alfa tienen una presencia significativa en el mercado estadounidense, generando empleo y contribuyendo al desarrollo de sus economías locales.

CÁRTELES DE DROGAS Y LA AMENAZA A LA SOBERANÍA MEXICANA

En contraste con los beneficios económicos, las amenazas de Trump de denominar como «terroristas» a los cárteles de drogas mexicanos y justificar el envío de tropas a México representan una grave violación de los principios de soberanía nacional y autodeterminación. Este tipo de intervenciones, además de generar tensiones diplomáticas, podrían contravenir el Derecho Internacional y exacerbar los problemas de seguridad en la región. Aunque esta medida tiene como objetivo justificar una intervención más directa en México, plantea serias implicaciones legales y diplomáticas. Según expertos en Derecho Internacional, como los analistas del Centro para el Estudio de los Derechos Humanos de la Universidad de Harvard, esta clasificación podría ser utilizada para justificar acciones militares unilaterales, violando los principios de soberanía y autodeterminación consagrados en la Carta de las Naciones Unidas.

Además, las acciones militares estadounidenses en territorio mexicano podrían desestabilizar aún más la región y afectar negativamente la cooperación bilateral en temas clave como seguridad y migración. México ha insistido en la necesidad de abordar el problema del narcotráfico como una responsabilidad compartida, subrayando que el consumo de drogas en Estados Unidos y el tráfico de armas hacia México son factores clave que alimentan esta problemática.

El gobierno mexicano, respaldado por organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ha rechazado categóricamente estas propuestas, argumentando que los problemas de seguridad deben resolverse mediante la cooperación y el respeto mutuo, no mediante imposiciones unilaterales. México ha enfatizado su disposición a trabajar con Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico, pero sin ceder a presiones que comprometan su soberanía.

UN FUTURO INCIERTO PERO LLENO DE OPORTUNIDADES

A pesar de las tensiones actuales, la relación entre México y Estados Unidos tiene un enorme potencial de crecimiento si se manejan adecuadamente los desafíos. La dependencia mutua, lejos de ser una debilidad, es una fortaleza que debe ser aprovechada para construir un futuro más equitativo y próspero para ambas naciones.

Las amenazas de políticas proteccionistas y medidas unilaterales pueden tener efectos negativos a corto plazo, pero también ofrecen la oportunidad de revalorar los términos de cooperación bilateral. Instituciones como la OCDE y el Banco Mundial han señalado que una relación económica equilibrada y justa es clave para el desarrollo sostenible de ambos países.

Las contundentes respuestas de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, a las controversiales y agresivas declaraciones y mensajes de Donald Trump, establecen un primer paso en lo que podría la relación bilateral, basada en el respeto. La fortaleza de México, así como su potencial de crecimiento que lo ha situado en la posición número 12 entre las economías más grandes del planeta, respaldan una postura firme ante un experto negociador como Trump, que busca los puntos débiles en sus contrapartes para imponerse, incluso intimidar, para lograr sus objetivos.

La relación bilateral entre México y Estados Unidos es fundamental en el panorama actual, no solo por su impacto económico, sino también por su importancia estratégica y social. Aunque existen tensiones y desafíos, la historia ha demostrado que ambos países son más fuertes cuando trabajan juntos. El reto para los próximos años será encontrar un equilibrio entre los intereses de ambas naciones, respetando los principios de soberanía y cooperación internacional, para que esta relación continúe siendo un modelo de éxito en el ámbito global, y ante los desafíos de la conformación nuevos bloques económicos, que están cambiando la dinámica y el equilibrio de poderes mundiales.

El poder de la negociación trasciende culturas, sectores y épocas. Como habilidad esencial para resolver conflictos, crear valor y fortalecer relaciones, su importancia no puede ser subestimada. El ejemplo de Donald Trump ilustra cómo esta herramienta puede aplicarse tanto en los negocios como en la política internacional, resaltando tanto sus beneficios como sus desafíos.

En un mundo cada vez más interconectado y complejo, dominar el arte de la negociación será indispensable para quienes deseen influir en los acontecimientos globales y liderar con éxito.

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