Connect with us

MUNDO

La economía mundial tiende a empeorar, advierte FMI: La guerra en eurasia se convierte en crisis económica global

Publicado

el

Economía Global, por Alberto Gómez-R. //

Todas las principales economías comerciales experimentaron un aumento de las importaciones y exportaciones por encima de los niveles previos a la pandemia en el cuarto trimestre de 2021, y el comercio de bienes aumentó con más fuerza en el mundo en desarrollo que en los países desarrollados.

El Global Trade Update de la UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, por sus siglas en inglés), publicado el 17 de febrero (2022), muestra que en 2021, el comercio mundial de bienes se mantuvo sólido y el comercio de servicios finalmente volvió a sus niveles anteriores a la COVID-19.

En general, el valor del comercio mundial alcanzó un nivel récord de 28,5 billones de dólares en 2021”, dice el informe. Eso es un aumento del 25 % en 2020 y un 13 % más alto en comparación con 2019, antes de que ocurriera la pandemia de COVID-19.

Después de un tercer trimestre relativamente lento, el crecimiento del comercio se recuperó nuevamente en el cuarto trimestre, cuando el comercio de bienes aumentó en casi $ 200 mil millones, alcanzando un nuevo récord de $ 5,8 billones.

Mientras tanto, el comercio de servicios aumentó en $ 50 mil millones para llegar a $ 1,6 billones, justo por encima de los niveles previos a la pandemia.

MAYOR CRECIMIENTO DEL COMERCIO

El informe muestra que en el cuarto trimestre de 2021, todas las principales economías comerciales registraron un aumento de las importaciones y exportaciones muy por encima de los niveles previos a la pandemia en 2019.

Pero el comercio de bienes aumentó con más fuerza en el mundo en desarrollo que en los países desarrollados.

Las exportaciones de los países en desarrollo fueron aproximadamente un 30% más altas que durante el mismo período en 2020, en comparación con el 15% de las naciones más ricas.

El crecimiento fue mayor en las regiones exportadoras de materias primas, ya que los precios de las materias primas aumentaron. Además, el crecimiento del comercio Sur-Sur estuvo por encima del promedio mundial, con un incremento interanual del 32%. (unctad.org)

En el mismo informe, la UNCTAD expresaba que durante el primer trimestre del 2022 habría una desaceleración de la economía en comparación con el cuarto trimestre del 2021.

En cuanto a los flujos comerciales, el informe proyecta la tendencia de aumento de la regionalización debido a varios acuerdos comerciales e iniciativas regionales, así como a “la creciente dependencia de proveedores geográficamente más cercanos”.

También señala los niveles récord de deuda mundial, y advierte que es probable que se intensifiquen las preocupaciones sobre la sostenibilidad de la deuda debido a las crecientes presiones inflacionarias.

Un endurecimiento significativo de las condiciones financieras aumentaría la presión sobre los gobiernos más endeudados, amplificando las vulnerabilidades y afectando negativamente las inversiones y los flujos comerciales internacionales”, asentó. (ipsnoticias.net)

En algunas regiones, como Latinoamérica, comienzan a manifestarse descontentos generalizados por la precaria situación económica.

En los días recientes se han presentado multitudinarias manifestaciones en Argentina en protesta contra el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

La protesta había sido convocada por organizaciones de izquierda y movimientos sociales para expresarse en contra del nuevo acuerdo con el FMI y las políticas de «ajuste» que conllevaría el nuevo programa de facilidades extendidas para refinanciar dudas con el Fondo por unos 45.000 millones de dólares.

Bajo las consignas «No al pacto con el FMI. No al pago de la deuda externa», unas 200 agrupaciones se concentraron en la Plaza de Mayo, frente a la sede del Gobierno, y demandaron la inmediata ruptura de las negociaciones con el organismo. (dw.com)

Argentina es una de las economías más grandes de América Latina, con un Producto Interno Bruto (PIB) de aproximadamente US$450 mil millones.

Con abundantes recursos naturales en energía y agricultura, en su territorio de 2,8 millones de kilómetros cuadrados, el país tiene tierras agrícolas extraordinariamente fértiles, cuenta con importantes reservas de gas y litio, y tiene un enorme potencial en energías renovables. Argentina es un país líder en producción de alimentos, con industrias de gran escala en los sectores de agricultura y ganadería vacuna. Asimismo, tiene grandes oportunidades en algunos subsectores de manufacturas y en el sector de servicios innovadores de alta tecnología.

Sin embargo, la volatilidad histórica del crecimiento económico, la pandemia de COVID 19 y el aislamiento social como forma de enfrentarla agravaron la situación. La pobreza urbana es elevada y alcanza un 40,6% de la población en el primer semestre de 2021, y 10,7% argentinos están en la indigencia. La pobreza infantil, de niños menores de 14 años, llega al 54,3%.

Para hacer frente a esta situación, se había priorizado expandir el gasto social a través de diversos programas, entre los que se destaca la Asignación Universal por Hijo, un programa de transferencias que alcanza a aproximadamente 4 millones de niños y adolescentes hasta 18 años, el 9,3% de la población del país. (bancomundial.org)

El nuevo acuerdo firmado por el gobierno argentino encabezado por el presidente Alberto Fernández con el FMI, obliga a pagos muy difíciles de cumplir. En 2018 el anterior presidente argentino, el derechista y oligarca –entregado a la banca internacional- Mauricio Macri, acordó pagar cerca de 19,000 millones de dólares en 2022 y otro tanto en 2023.

La familia del ex presidente Mauricio Macri está dentro de las 20 más grandes fortunas de Argentina del listado de Forbes, con USD 540 millones de dólares (2020).

En marzo vencen 2,830 millones de dólares y Argentina tiene escasas reservas internacionales en el Banco Central para hacerle frente. Los países en el FMI no pueden avalar una respuesta burocrática frente a esa crítica situación. No es con ahogo financiero y más crisis como los países pagan sus deudas. (washingtonpost.com)

El conflicto ruso-ucraniano vino a complicar aún más la de por sí debilitada y turbulenta economía globalizada, incrementando la incertidumbre ante las sanciones económicas impuestas por Occidente a Rusia, y las consecuencias que significan para los otrora socios comerciales del gigante euroasiático.

Todos los países se verán afectados por esta crisis, pero los países en desarrollo ya afectados por la pandemia de COVID-19, el aumento de la deuda y el cambio climático se verán especialmente afectados por las interrupciones en los alimentos, el combustible y las finanzas”.

El aumento vertiginoso de los precios de los alimentos y los combustibles afectará a los más vulnerables de los países en desarrollo y ejercerá presión sobre los hogares más pobres, que gastan la mayor parte de sus ingresos en alimentos, lo que provocará penurias y hambre”.

Esto es motivo de gran preocupación, ya que la estabilidad social y política y el aumento de los precios de los alimentos están muy relacionados”.

Declaración de la Secretaria General de la UNCTAD, Rebeca Grynspan, sobre la situación en Ucrania.

Como era de esperarse, las consecuencias en la economía global de las sanciones impuestas unilateralmente por los países miembros de la OTAN a Rusia ya se comenzaron sentir, y es sólo el inicio de una escalada poco predecible, ya que la crisis –con todas sus letras- dependerá de factores geopolíticos y los intereses económicos de las potencias que señalan a Putin como el único culpable, y que se han encargado de infiltrar en el mundo sentimientos de odio contra todo lo que sea de origen ruso.

Las consecuencias económicas para el mundo, derivadas de las sanciones “sin precedentes” impuestas contra Rusia por su operación militar en Ucrania «ya son muy graves» y podrían empeorar, comunicó este sábado el Fondo Monetario Internacional (FMI).

«Si bien la situación sigue siendo muy inestable y las perspectivas están sujetas a una incertidumbre extraordinaria, las consecuencias económicas ya son muy graves. Los precios de la energía y de las materias primas, incluido el trigo y otros granos, han aumentado, lo que se suma a las presiones inflacionarias por las interrupciones en las cadenas de suministro y la recuperación de la pandemia del covid-19», reza el comunicado.

«Un prolongado conflicto y las sanciones asociadas también tendrán un impacto severo en la economía global. El Fondo asesorará a nuestros países miembros sobre cómo corregir sus políticas macroeconómicas para contrarrestar los efectos secundarios, incluido los fallos en el comercio y los mercados financieros, así como los precios de los alimentos y de las materias primas», concluye. (actualidadrt.com)

El trasfondo de la injerencia e intervención de las potencias anglosajonas y europeas en la crisis de Rusia-Ucrania es mucho más amplio que la aparente “defensa de la democracia y los Derechos Humanos”, ambos conceptos bajo los cuales los gobiernos de estos países, liderados por Estados Unidos, han y saqueado devastado a un gran número de Estados-naciones, en pos de la supuesta defensa de la ideología democrática occidental.

El bloqueo de medios de información y comunicación que presentan versiones alternativas del conflicto ruso-ucraniano se endurece más; la plataforma Youtube bloqueo ya los medios noticiosos rusos y medio-orientales.

Este feroz y directo ataque directo a la libertad de prensa –nunca antes visto con tal vehemencia- es un síntoma de la desesperación de quienes promovieron esta guerra con la finalidad de cerrar el cerco alrededor de Rusia, con el objetivo de prepararse para un ataque-invasión en lo que podría ser la última de las guerras del hombre moderno si la sensatez de la opinión pública mundial no detienen la demencial ambición de poder de quienes se dicen “defensores de la democracia”.

Continuar Leyendo
Click to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

MUNDO

El Capitán América y la batalla ideológica

Publicado

el

Opinión, por Miguel Ángel Anaya Martínez //

El cómic del Capitán América nació con un objetivo claro y acorde a un momento histórico muy concreto. El Nº1 de la serie apareció en los puestos de revistas estadounidenses en marzo de 1941, en su portada mostraba a un musculoso hombre enmascarado que portaba un traje lleno de barras y estrellas, mismo que propinaba un golpe en la mandíbula a Adolf Hitler. Este primer número vendió más de un millón de ejemplares.

Cuando se publicó el cómic, Estados Unidos aún no había entrado en la Segunda Guerra Mundial pero la situación era cada vez más tensa con las fuerzas del Eje y el gobierno ya estaba preparado para lo que podía suceder.

En diciembre de ese año, Pearl Harbor fue bombardeado por aviones japoneses y entonces EEUU se unió a los aliados. El Capitán América, que había conquistado el corazón de los jóvenes lectores, se sumó a la lucha difundiendo mensajes patrióticos o apareciendo en campañas propagandísticas.

El origen del Capitán América decía bastante de él: Steve Rogers era un joven que intentó alistarse en el ejército llevado por el compromiso que sentía hacia su país, pero que fue rechazado debido a su mala condición física. Sin embargo, su valentía y valores llamaron la atención de un grupo de científicos que lo eligieron para ser el primer “supersoldado” de la historia inyectándole un suero especial.

Si bien es cierto que lo que hace a Steve un héroe es el resultado de la inyección del suero (fuerza sobrehumana, súper reflejos, etc.), sus habilidades son una consecuencia de los valores que ya tenía. Es decir, que Steve era tan importante cómo el capitán. Los propagandistas gringos tenían claro lo que querían comunicar: cualquier estadounidense puede ser un héroe para su nación.

El panorama que enfrenta Estados Unidos en pleno 2024 es diametralmente distinto al que se tenía previo a la segunda guerra mundial. Los jóvenes ya no creen en lo que hace el gobierno, piensan que la guerra contra el Estado Islámico y Hamás es incorrecta y aquel sentimiento patriótico que llevó a Estados unidos a ser lo que es, se desvanece.

Los jóvenes estadounidenses, empujados por una serie de ideas que ven en redes sociales y por un pensamiento propio que critica a las instituciones, han salido a protestar en sus campus universitarios. Los manifestantes exigen a los centros educativos que rompan vínculos con cualquier proyecto que beneficie al Gobierno israelí o a las empresas que financian el conflicto entre Israel y Palestina.

La primera manifestación se dio en la Universidad de Columbia. Decenas de estudiantes instalaron una zona de tiendas de campaña en el campus y en días pasados, la policía intentó desalojar el campamento, cuando arrestó a más de 100 personas.

El fin de esta historia es de pronóstico reservado, pues parece increíble que hoy los jóvenes salgan a protestar contra un gobierno que de una u otra manera garantiza su expresión y su desarrollo personal para en cambio, defender ideas de aquellos que han buscado destruirlos. Algo de razón tendrán los jóvenes, pero, de seguir adelante con esto, ponen en riesgo a las instituciones que les brindan una serie de privilegios que pocos tienen en el mundo; pareciera que viven el síndrome de Estocolmo.

México, con diferencias de fondo, vive una situación similar. La admiración a la delincuencia organizada y a lo que representa, lleva a los jóvenes aspirar a ser como aquellos que generan inseguridad en el país, a compartir sus ideas, escuchar su música, replicar su vestimenta y a llevar a cabo acciones similares a las de que aquellos que tanto dañan a la sociedad.

Tal vez la guerra ideológica se perdió cuando faltaron líderes positivos a quien admirar, cuando se inició una guerra y el estado se mostró débil, cuando la pobreza y marginación llevaron a los jóvenes a buscar salir de esa situación a cualquier costo o cuando se propuso que a los delincuentes se le debían dar abrazos.

Estados Unidos y México comparten el problema de la falta de credibilidad de sus jóvenes hacia el gobierno. En ambos casos, parece que la batalla ideológica está perdida. ¿Qué hacer para recuperar la admiración y el respeto de los jóvenes por el país que los vio nacer?

Continuar Leyendo

MUNDO

El radicalismo viene de la izquierda

Publicado

el

Opinión, por Fernando Núñez de la Garza Evia //

“La estabilidad lo es todo”, dice un antiguo proverbio chino. Pronto nos daremos cuenta de su sabiduría al quedar atrás la relativa estabilidad vivida en el país y el mundo durante los últimos treinta años. Además del regreso de las rivalidades geopolíticas, del desafío del calentamiento global y los riesgos de las nuevas tecnologías, tendremos que añadir el regreso del radicalismo político. En ciertos países proviniendo de la derecha, mientras que en otros de la izquierda.

Ha habido un debilitamiento de la democracia ante una creciente radicalización política. En Estados Unidos, una parte de la izquierda se ha vuelto más fundamentalista con la cultura del woke, aunque se ha mantenido en los márgenes partidistas. En la derecha, sin embargo, la radicalización se ha normalizado al llevar al extremo los principios del libre mercado, la negación del calentamiento global y la militarización de la política exterior.

Asimismo, en Europa ha sido la derecha política la que se ha tornado más extremista, llegando inclusive al poder en países tan relevantes como Italia. Pero, ¿por qué es la derecha la que ha llevado la delantera radical? Fundamentalmente, por la migración masiva y sus crecientes problemas culturales. Y un problema mayúsculo es que ese extremismo no solo es a nivel de las élites, sino también de las poblaciones.

La derecha en México no se ha radicalizado, al menos no aún. Porque no ha hecho suyas las políticas de mano dura contra la inseguridad, como la derecha salvadoreña. Porque no tiene una dura retórica anti-migrante, como la derecha europea. Y porque no niega el calentamiento global ni ha hecho suyo el dogma del libre mercado, como la derecha estadounidense. Además, la derecha mexicana es democrática, porque cree en los canales institucionales, la negociación partidista y las elecciones populares como mecanismos fundamentales para resolver los problemas políticos nacionales.

Sin embargo, su problema fundamental estriba en su falta de cuadros políticos, tanto así, que una persona sin militancia partidista será su candidata a la presidencia de la República, y lanzaron a una ex-Miss Universo para tratar de recuperar su otrora joya de la corona en el norte del país: Lupita Jones en Baja California.

La izquierda en México es la que se ha radicalizado. Tiene sentido: si en Occidente la derecha lo ha hecho a raíz de la migración masiva y sus choques culturales, en México ha sido la izquierda derivada de un contexto de pobreza y desigualdad, y de la desconfianza social que inevitablemente generan.

Las políticas del populismo de izquierda están ahí: militarización de la vida pública, exclusión del calentamiento global y los temas medioambientales, una profunda aversión a la ciencia y la tecnología, reparto de dinero sin condicionantes de por medio, adelgazamiento continuo de las capacidades del Estado, y un largo etcétera. Ni hablar de su manifiesto autoritarismo y sus políticas que podrían llevar al fin de la democracia-liberal en el país.

La izquierda y la derecha son dos lados de la misma moneda ideológica. Sin embargo, ha sido la izquierda política la que se ha radicalizado en México, tomada por el populismo lopezobradorista. La buena noticia es que la radicalización ha ocurrido más a nivel de las élites, sin haber permeado del todo entre la población. Por ahora.

  • Fernando Nuñez es analista político con estudios en derecho, administración pública y política pública, y ciencia política por la Universidad de Columbia en Nueva York

E-mail: fnge1@hotmail.com

En X: @FernandoNGE

Continuar Leyendo

MUNDO

Abordando la desigualdad económica: El papel esencial del gobierno en las políticas de redistribución

Publicado

el

A título personal, por Armando Morquecho Camacho //

En la actualidad, la desigualdad económica es un tema candente que suscita debates y preocupaciones en todo el mundo. Esta disparidad en la distribución de la riqueza y los recursos económicos no solo es un fenómeno presente en economías en desarrollo, sino que también afecta a las naciones más industrializadas.

Mientras algunos defienden el valor de la meritocracia y la libre empresa, argumentando que el éxito económico debería ser el resultado del esfuerzo y el talento individual, otros señalan la creciente brecha entre ricos y pobres como una injusticia fundamental que requiere atención urgente.

La idea de que cada individuo debe tener la oportunidad de prosperar según su mérito es una piedra angular de muchas sociedades modernas, pero en la práctica, esta promesa de igualdad de oportunidades puede ser inalcanzable para muchos debido a barreras estructurales y desigualdades sistémicas.

En este contexto, surge una pregunta crucial: ¿Cuál es el papel del gobierno en la reducción de la desigualdad económica? Si bien algunos abogan por una intervención mínima del Estado en los asuntos económicos, argumentando que el mercado libre eventualmente corregirá cualquier desequilibrio, la realidad es que la desigualdad económica persiste y se profundiza en muchas sociedades.

Esto plantea la necesidad de una evaluación cuidadosa del papel que el gobierno puede y debe desempeñar en la promoción de la equidad económica y la justicia social. La cuestión no es solo una de moralidad, sino también de estabilidad social y cohesión comunitaria. Una sociedad profundamente dividida por la desigualdad económica corre el riesgo de enfrentar tensiones sociales y políticas que pueden socavar la estabilidad y el progreso a largo plazo

En este contexto, el papel del gobierno en la reducción de la desigualdad económica es crucial, ya que a través de ella, y con debida perspectiva social, se pueden implementar políticas de redistribución que promuevan una distribución más equitativa contribuyendo así a una sociedad más justa y próspera.

Lo anterior cobra relevancia ya que en un sistema económico basado en la libre empresa, a menudo se promueve la idea de que el gobierno debe tener una mínima intervención en la economía, dejando que el mercado se autorregule.

Sin embargo, esta perspectiva puede pasar por alto el importante papel que el gobierno puede desempeñar en la reducción de la desigualdad económica a través de políticas de redistribución las cuales no necesariamente implican una intervención directa en la economía, sino más bien un enfoque en la redistribución equitativa de la riqueza y los recursos para garantizar un mayor equilibrio social y económico.

Por otro lado, en esta tesitura, el gobierno puede adoptar medidas para fortalecer la seguridad social, proporcionando una red de seguridad para los ciudadanos más vulnerables lo que puede incluir programas de asistencia social, como seguro de desempleo, subsidios alimentarios y programas de vivienda asequible, que ayudan a proteger a los individuos y familias de caer en la pobreza extrema debido a circunstancias adversas.

Asimismo, es fundamental invertir en infraestructuras sociales, como educación pública de calidad y acceso equitativo a oportunidades de desarrollo profesional. Al proporcionar a todos los ciudadanos las herramientas y habilidades necesarias para tener éxito en la economía moderna, se puede reducir significativamente la desigualdad económica y promover una mayor movilidad social.

No podemos perder de vista que, si bien la libre empresa puede ser un motor importante para el crecimiento económico, el gobierno tiene un papel vital que desempeñar en la reducción de la desigualdad a través de políticas de redistribución equitativa de la riqueza y los recursos. Estas políticas no solo promueven la justicia social, sino que también pueden contribuir a un mayor crecimiento económico y estabilidad social a largo plazo.

A pesar de ello, la realidad es que un enfoque equilibrado es necesario. Mientras que el exceso de intervención del gobierno puede tener efectos negativos en la innovación y la eficiencia económica, la falta de intervención puede exacerbar la desigualdad y crear tensiones sociales insostenibles. Por lo tanto, es importante que el gobierno encuentre el equilibrio adecuado, implementando políticas de redistribución que sean efectivas y eficientes sin socavar el espíritu emprendedor y la vitalidad económica.

Es evidente que la desigualdad económica es un desafío significativo que enfrentan muchas sociedades modernas, tanto que este desafío constantemente nos genera la necesidad de plantear preguntas difíciles, pero cuyas respuestas son necesarias.

Si bien la libre empresa puede ser un motor importante para el crecimiento económico, no puede garantizar por sí sola una distribución justa y equitativa de la riqueza y los recursos. En este sentido, el gobierno puede desempeñar un papel crucial en la reducción de la desigualdad a través de políticas de redistribución que promuevan un mayor equilibrio social y económico.

Al considerar estas políticas de redistribución, es importante tener en algunas de las ideas planteadas por Michael Sandel en su libro «La tiranía del mérito».

Sandel argumenta que la meritocracia, la idea de que el éxito se debe exclusivamente al mérito individual, ha contribuido a la creciente desigualdad económica al glorificar el éxito personal mientras denigra a aquellos que no tienen éxito. Esta narrativa del mérito puede llevar a la creencia de que aquellos que están en la parte inferior de la escala económica merecen su situación, lo que socava la solidaridad social y perpetúa la desigualdad.

Por lo tanto, las políticas de redistribución deben ir más allá de simplemente corregir las desigualdades económicas y también abordar las injusticias subyacentes en el sistema. Esto puede implicar cambiar la forma en que valoramos el éxito y reconocer que el mérito individual no es el único determinante del éxito económico. En su lugar, debemos adoptar un enfoque más colectivista que reconozca la contribución de todos los miembros de la sociedad y garantice que todos tengan acceso a oportunidades y recursos básicos para prosperar.

La lucha contra la desigualdad económica requiere un enfoque integral que combine políticas de redistribución efectivas con un cambio en nuestra concepción del mérito y el éxito. Al hacerlo, podemos trabajar hacia una sociedad más justa y equitativa, donde todos tengan la oportunidad de alcanzar su máximo potencial independientemente de su origen socioeconómico.

Continuar Leyendo

Tendencias

Copyright © 2020 Conciencia Pública // Este sitio web utiliza cookies para personalizar el contenido y los anuncios, para proporcionar funciones de redes sociales y para analizar nuestro tráfico. También compartimos información sobre el uso que usted hace de nuestro sitio con nuestros socios de redes sociales, publicidad y análisis, que pueden combinarla con otra información que usted les haya proporcionado o que hayan recopilado de su uso de sus servicios. Usted acepta nuestras cookies si continúa utilizando nuestro sitio web.