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OPINIÓN

La participación más importante en la COP26 de la ONU: La pequeña Tuvalu y su mensaje para el mundo

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A título personal, por Armando Morquecho Camacho //

La política es una actividad tan interesante, que absolutamente todos nosotros, incluyendo aquellos que aseguran repudiarla, la buscamos de manera constante en casi todos los momentos de nuestras vidas. 

Ya sea leyendo un libro, una columna de opinión, e incluso, involucrándonos de manera directa y constante en los asuntos vecinales de nuestra colonia o de nuestro coto, al final del día todos buscamos la política: algunos la buscan para entender algún suceso, y otros, la buscamos para generar algún cambio en nuestro entorno.

La política siempre va a estar ahí y más nos vale que la aprovechemos ya que a través de ella se pueden materializar muchos de los anhelos colectivos que dan forma a nuestras aspiraciones.

Asimismo, la política es una actividad fascinante. En mi caso particular, mi primer acercamiento con ella fue justamente porque encontré en algunos espacios la oportunidad de acercarme a un grupo de personas con las que compartía un sinfín de ideales, pero al mismo tiempo, porque me permitió conocer las realidades, los contrastes y las necesidades de mi municipio: Zapopan.

Desde el día en que comencé a enrolar mi vida y mis proyectos en esta actividad ha pasado, aunque no lo parezca, mucho tiempo, y con el paso de los años he tenido no solo la oportunidad de conocerla mejor y de entenderla un poco más, sino que también he tenido la fortuna de verla como lo que es: una actividad multidimensional que va más allá de lo que vemos y de lo que conocemos.

La política, haciéndole honor a la pluralidad, la diversidad y la universalidad que la caracteriza (o que debería caracterizarla) llega a todos los rincones de la actividad social del ser humano y justamente eso es lo que la vuelve fascinante. 

Un ejemplo de cómo es que llega a cada rincón, podemos encontrarlo simple y sencillamente en las también maravillosas y fascinantes ciencias de la comunicación.

Tal y como lo he comentado en más de una ocasión, la política y la comunicación siempre han guardado una relación muy íntima, y aunque los ejemplos más famosos de esto los encontramos en las épocas más oscuras de nuestra historia, como lo es la Segunda Guerra Mundial, en la actualidad esta relación ha alcanzado un significado completamente diferente, y aunque probablemente hay mucho que cuestionar de esta nueva visión, ciertamente también hay mucho que admirar.

La política sin mensaje no es nada, toda acción política debe tener uno, pero obviamente no cualquier mensaje, este debe ser tan fuerte que pueda impactar en lo más profundo de la sociedad, pero también, debe ser un mensaje lo suficientemente claro para que así  todos puedan entenderlo, esto debido a que si la actividad política, o bien, los fines que se persiguen a través de ella simplemente no son claros ni entendibles, entonces toda la actividad o una gran parte de ella, carecerá de impacto y si la política no tiene impacto, entonces carece de sentido.

Aunque muchos no lo crean, lo anterior tiene un impacto enorme y probablemente, se ha convertido en el pilar de los proyectos políticos modernos, y si alguien duda de ello, entonces le recomiendo voltear al norte del país, especialmente, a Nuevo León. 

Pero bueno, para no desviarnos en la siempre interesante vida política nacional, la razón por la que esta semana traigo a colación este tema en particular es debido a una de las participaciones más importantes que pudimos observar durante la COP26 de las Naciones Unidas.

Y no, no me refiero en lo absoluto a las participaciones que tuvieron grandes políticos, como Barack Obama, quien en lugar de mandar un mensaje contundente, invirtió una gran parte de su tiempo de participación en promover la imagen del presidente Joe Biden y en criticar la imagen y figura de Donald Trump.

En esta ocasión el mensaje más importante, y a su vez, el más fuerte, vino del representante del cuarto país más pequeño del mundo: Tuvalu.

Simon Kofe, Ministro de Justicia, Comunicación y Relaciones Exteriores de Tuvalu, con el agua en las rodillas y en medio de una playa sumergida debido a la crisis climática, instó a los demás líderes mundiales a tomar medidas para reducir a cero las emisiones contaminantes para el 2050 para frenar el calentamiento global y así evitar la desaparición de países como el suyo que están expuestos al aumento del nivel del mar.

Con este mensaje el ministro tuvaluano escenificó la realidad que enfrenta su país a raíz del cambio climático, y de igual manera, mostró al mundo que lo único que le espera no solo a su país, sino a muchos más, es la desaparición.

Asimismo, en su video Simon Kofe manifestó que aunque tiene confianza en que se tomarán las medidas necesarias para cumplir con las metas pactadas, en Tuvalu se están preparando para el peor escenario posible: que su territorio desaparezca y que todos sus habitantes tengan que emigrar a otra parte del mundo, que probablemente para ese entonces, también esté sufriendo los estragos del cambio climático.

No obstante el mensaje del ministro no es meramente informativo e ilustrativo, el mensaje va más allá de ponerle nombre y apellido a una realidad que muchos se niegan a ver, este mensaje es también una fuerte advertencia a la comunidad internacional a quien se le deja claro que en gran medida, el futuro de Tuvalu y de otras naciones está en sus manos.

Simon Kofe sentó un precedente que gracias a las redes sociales y a la era digital, seguramente trascenderá generaciones y de nosotros depende cómo será recordado e interpretado este mensaje, ya sea como un recordatorio positivo de lo que logramos evitar gracias a la colaboración y la voluntad, o bien, como un recordatorio del día en que ignoramos el llamado de auxilio de una nación cuya sentencia climática se extendió por todo el mundo.  

Para combatir el cambio climático no basta con acciones aisladas y unitarias o bien, con promesas vacías en medio de una cumbre internacional, se requiere de acciones colectivas y unificadas. 

Aunado a lo anterior, también, estaba pensando en decir que se requiere de voluntad política, pero creo que antes de hablar de la voluntad política, es necesario establecer que lo que se requiere es de una clase política con consciencia social. 

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JALISCO

Mis dudas razonables sobre el futuro de la transparencia en Jalisco 

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Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //

¿Representa la propuesta del gobernador Pablo Lemus un retroceso en la autonomía y participación ciudadana del Subsistema de Transparencia y su Consejo Consultivo?

Lemus promete un “organismo completamente ciudadano”, integrado por rectores, empresarios y miembros de la sociedad civil. Sin embargo, el proceso de designación del titular y los consejeros del órgano desconcentrado dependerá de ternas propuestas por el Comité de Participación Social del Sistema Estatal Anticorrupción (SEA) y el Consejo Consultivo, pero la decisión final recaerá en el gobernador.

Esto genera suspicacias: ¿cómo puede ser un organismo ciudadano si el Ejecutivo tiene la última palabra?
De entrada, la transferencia de las funciones del ITEI a la Contraloría del Estado, un organismo subordinado al Ejecutivo, plantea serias dudas. Este modelo, inspirado en el federal (“Transparencia para el Pueblo”), ha sido criticado por su falta de independencia, y en Jalisco parece repetirse el mismo error.

La falta de autonomía podría convertir al órgano desconcentrado en una extensión del gobierno estatal, incapaz de sancionar la opacidad o exigir rendición de cuentas de manera imparcial, como advirtió Olga Navarro, titular del ITEI, al señalar que las autoridades serán “juez y parte”.

Por un lado, el gobernador exalta la participación ciudadana en 15 foros con más de 3,000 asistentes; por otro, académicos critican que las propuestas de la iniciativa “Compromiso Jalisco por el Derecho de Acceso a la Información” fueron ignoradas por el Congreso del Estado.

Esta iniciativa pedía un Sistema Estatal de Transparencia robusto y un Consejo Consultivo verdaderamente ciudadano, pero los legisladores de la alianza Movimiento Ciudadano-Morena optaron por un modelo que centraliza el poder en la Contraloría.

La exclusión de estas propuestas debilita la legitimidad del nuevo sistema y refuerza la percepción de que la reforma busca cumplir con la desaparición del INAI e ITEI sin innovar ni proteger los avances de Jalisco, pionero en transparencia.

La centralización en la Contraloría podría generar conflictos de interés, especialmente en casos que involucren información sensible, como contratos, licitaciones o el ejercicio del gasto público.

Otro punto débil es la falta de claridad en temas como datos abiertos y rendición de cuentas. Aunque la iniciativa menciona transitar hacia datos abiertos y mantener la publicación de sueldos, agendas y obras públicas, la vaguedad de estas promesas las deja sin fuerza.

LAS CONTRALORÍAS MUNICIPALES

La iniciativa del gobernador contempla legislar la obligatoriedad de transparencia en los 125 municipios de Jalisco, un aspecto que la reforma federal omite. Sin embargo, esta propuesta choca con la realidad, el problema es que la gran mayoría de los municipios del estado carecen de la fortaleza económica de los ayuntamientos de la zona metropolitana.

Es positivo que se piense en los municipios, pero sin un plan robusto para capacitar y financiar sus contralorías, la transparencia municipal será una quimera. Muchos ayuntamientos ya incumplen con sus obligaciones actuales; ¿cómo esperamos que manejen un sistema más complejo?»

La carga adicional a las contralorías municipales podría generar desigualdades en el acceso a la información entre municipios urbanos (como Guadalajara) y rurales, perpetuando la opacidad en regiones marginadas.
Sin un marco claro, ¿qué garantiza que este modelo no se quede en buenas intenciones?

El ITEI, con sus limitaciones, tenía mecanismos para obligar a las autoridades a transparentar información; el nuevo sistema, en cambio, podría permitir que se eluda la publicación de datos clave, debilitando 20 años de cultura de transparencia en Jalisco.

La iniciativa de Pablo Lemus, aunque bien intencionada, resulta insuficiente al priorizar la armonización federal sobre los avances históricos de Jalisco en transparencia. El estado, que fue referente nacional, corre el riesgo de dar un paso atrás si este modelo no se fortalece con verdadera independencia y participación ciudadana. La transparencia no se decreta; se construye con hechos.

 

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JALISCO

Transparencia en Jalisco: El costo político de extinguir el ITEI

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Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //

El 10 de junio de 2025, el Congreso de Jalisco aprobó con 27 votos a favor de Movimiento Ciudadano (MC), Morena, Hagamos, Futuro, PT y Verde, y 8 en contra de PAN y PRI, la desaparición del Instituto de Transparencia e Información Pública de Jalisco (ITEI), cuyas funciones fueron transferidas a la Contraloría del Estado.

Esta decisión, que armoniza la legislación local con la reforma constitucional federal de 2024 impulsada por Morena para eliminar organismos autónomos como el INAI, ha desatado un debate crucial: ¿fortalece o debilita la transparencia en Jalisco? La medida, aunque obligada por la federación, revela tensiones políticas, contradicciones ideológicas y un pragmatismo que podría costarle caro al gobierno de Pablo Lemus.

¿Cómo lo va a tomar el elector local? ¿Qué tanto le va a afectar a Movimiento Ciudadano ir con Morena en esta decisión de desaparecer al ITEI? Pablo sacrifica parte de la autonomía regional que demandó en campaña contra el centralismo chilango -así le llamó- para evitar conflicto con la presidenta Claudia Sheinbaum

La reforma federal, respaldada por el expresidente Andrés Manuel López Obrador y la presidenta Claudia Sheinbaum, extinguió el INAI y reasignó sus tareas a la Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno, una dependencia del Ejecutivo.

En Jalisco, el Congreso tuvo hasta el 18 de junio de 2025 para alinear su marco legal, optando por disolver el ITEI y crear un órgano desconcentrado dentro de la Contraloría. Aunque Lemus no inició esta reforma, su decisión de alinearse con Morena en el Congreso local contrasta con la postura combativa de su antecesor, Enrique Alfaro, quien desafió al gobierno federal en defensa de la autonomía estatal. Este pragmatismo sugiere que Lemus prioriza la gobernabilidad y una relación tersa con Sheinbaum, pero a un costo político que aún está por definirse.

Movimiento Ciudadano enfrenta una contradicción evidente. En el Senado, su coordinador, Clemente Castañeda, defendió con vehemencia la autonomía del INAI durante las discusiones de 2024, calificando su eliminación como un retroceso democrático que socavaría la rendición de cuentas y la lucha contra la corrupción.

En el foro “Diálogos Abiertos por la Transparencia” de noviembre de 2024, Castañeda respaldó a expertos que alertaron sobre los riesgos de centralizar funciones en el Ejecutivo, como la pérdida de la Plataforma Nacional de Transparencia y la falta de independencia en la gestión de información pública.

Sin embargo, en Jalisco, los legisladores de MC votaron junto a Morena para extinguir el ITEI, exponiendo una dualidad discursiva que podría confundir a su base electoral, especialmente en un estado donde MC ha construido su identidad en torno a la autonomía regional y la crítica al centralismo.

El ITEI, hay que reconocerlo, no era un bastión de imparcialidad. Durante el sexenio de Alfaro, expertos en transparencia acusaron al organismo de ser cooptado por el Ejecutivo, funcionando más como una extensión del poder estatal que como un contrapeso al servicio de la sociedad. Gabriel Torres Espinoza, académico y analista, cuestiona la utilidad de los Organismos Constitucionalmente Autónomos (OCA), describiéndolos como “burocracias politizadas, independientes solo en el papel”. En su opinión, muchos OCA, incluido el ITEI, se convirtieron en espacios para colocar aliados en la nómina o tejer redes de influencia con fines de lucro, desviándose de su propósito original. “Deben ser contrapesos reales, no simulaciones ni monumentos vacíos”, sentencia Torres, reflejando un escepticismo compartido por sectores críticos que ven en la extinción del ITEI una oportunidad para replantear la transparencia, siempre que se garantice su efectividad.

Consciente de las críticas, Lemus propuso un nuevo modelo dentro de la Contraloría, con participación de universidades, sociedad civil y actores independientes, para preservar la transparencia y el acceso a la información. Sin embargo, PAN y PRI han acusado al gobierno de convertirse en “juez y parte” al subordinar estas funciones a un organismo dependiente del Ejecutivo, lo que podría comprometer la imparcialidad.

La alianza de MC con Morena, su rival directo en las elecciones intermedias de 2027, añade una capa de complejidad. En campaña, Lemus prometió resistir el “centralismo chilango”, pero su voto conjunto con Morena podría alienar a votantes que valoran la autonomía regional, especialmente en un contexto donde la polarización política está en aumento.

El impacto electoral de esta decisión es incierto, pero significativo. MC ha dominado Jalisco en los últimos años, pero la percepción de que Lemus cede ante el gobierno federal podría erosionar su capital político, particularmente entre los sectores urbanos y jóvenes que apoyaron su discurso de independencia. Además, la transferencia de funciones a la Contraloría plantea desafíos operativos: ¿tendrá la capacidad técnica y la autonomía necesaria para manejar solicitudes de información y garantizar la protección de datos? La inclusión de la sociedad civil en el nuevo modelo es un intento de mitigar estas dudas, pero su éxito dependerá de la transparencia en su implementación y de la vigilancia ciudadana.

En última instancia, la extinción del ITEI refleja un dilema más amplio: cómo equilibrar la armonización con las reformas federales sin sacrificar los principios de autonomía y transparencia que Jalisco ha defendido. Lemus apuesta por un enfoque pragmático, pero el costo político y social de esta decisión podría manifestarse en las urnas y en la confianza ciudadana, especialmente si el nuevo modelo no logra desterrar las prácticas de control que marcaron al ITEI en el pasado.

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JALISCO

Un gobernador de redes sociales: La diplomacia según Lemus y el silencio que delata…

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Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco //

Pablo Lemus quiso jugar a la diplomacia. Se colocó su traje de “estadista internacional”, abrió su cuenta de X y decidió pronunciarse —veinticuatro horas después— sobre un conflicto que ni le competía ni le concernía directamente, pero que olía a oportunidad política: una funcionaria menor de Morena, Melissa Cornejo, fue cancelada —en redes y en visa— por el exembajador Christopher Landau, actual vicecanciller estadounidense. Lemus, con más cálculo que convicción, tomó aire, y escribió: “Eso no es Jalisco”.

Pero, ¿qué es Jalisco para Lemus? ¿Es acaso ese estado ejemplar que presume ante los diplomáticos gringos mientras, al mismo tiempo, sufre una de las tasas más alarmantes de desapariciones en el país? ¿Es ese “pueblo hermano” que, según él, mantiene relaciones respetuosas con los Estados Unidos, mientras la impunidad se pasea libremente entre sus aliados políticos, como Enrique Alfaro en Madrid, sin rendir cuentas por los más de 17 mil desaparecidos?

En su intento por desmarcarse de Melissa Cornejo —una joven militante que se inmoló en un tuit rabioso contra el imperio migratorio estadounidense— Lemus no midió que estaba exponiendo su propia desnudez política. Porque es muy cómodo condenar un mensaje soez desde la altura del poder, pero es más difícil responder cuando la diputada Itzul Barrera le devuelve el golpe con los datos que Lemus no publica en sus redes: alcaldes de su partido presos por crimen organizado, crisis hídrica en medio estado, y una Mesa de Seguridad donde el gobernador prefiere scrollear a intervenir.

Lemus no defendió a Jalisco. Se defendió a sí mismo. Se posicionó como el “buen mexicano”, el que sabe hablar inglés, el que presume relaciones internacionales y que, como todo buen político tecnócrata, se sube a los trending topics con frases bien medidas para caerle bien a los de afuera.

Pero en casa, su voz suena hueca. ¿Dónde está el mismo Lemus para condenar las ejecuciones extrajudiciales que policías municipales han protagonizado en su administración? ¿Dónde está para exigir justicia para las madres buscadoras hostigadas o desaparecidas? ¿Dónde estaba cuando Itzul Barrera le respondió con datos y él no supo replicar más que con silencio?

Este es el verdadero problema: Lemus no ve el fondo, solo la forma. Mientras Melissa Cornejo borra sus redes, él limpia su imagen con trapos ajenos. Mientras el vicecanciller Landau pontifica sobre los “glorificadores de la violencia”, el gobernador guarda silencio sobre los desaparecidos del 5 de mayo, los cuerpos embolsados en el río Santiago o los feminicidios en la zona metropolitana.

Y todo, para quedar bien con Washington.

Como decía un viejo columnista —al que esta pluma sigue rindiendo tributo—, “los políticos no son lo que dicen, sino lo que callan”. Y Lemus, al callar frente a los escándalos reales que le competen, pero alzar la voz solo cuando hay reflector extranjero de por medio, se pinta de cuerpo entero: es un gobernador de redes, no de gobierno.

En X @DEPACHECOS

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