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OPINIÓN

Responsabilidad y ética en la era digital: El desafío de la ética en la tecnología y la IA

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A título personal, por Armando Morquecho Camacho //

La rápida evolución de la tecnología y la inteligencia artificial ha revolucionado nuestras vidas de formas inimaginables. Sin embargo, este avance también ha planteado serios desafíos éticos.

A medida que la tecnología se infiltra en todos los aspectos de nuestras vidas, es fundamental abordar cuestiones relacionadas con la responsabilidad, la privacidad, el sesgo algorítmico y la equidad.

Por ello, en la columna de esta edición, exploraré algunos aspectos fundamentales respecto a los retos de la ética en la tecnología y la inteligencia artificial, así como necesidad de establecer marcos éticos sólidos para garantizar un futuro digital más justo y humano.

La privacidad en la era digital:

El avance tecnológico ha dado lugar a una gran cantidad de datos personales disponibles para su recolección y análisis.

La privacidad se ha convertido en un desafío crucial en la era digital. Por ello, tanto empresas como gobiernos deben establecer medidas efectivas para proteger los datos personales de los individuos y garantizar que se utilicen de manera ética y responsable, esto para evitar que se repitan errores del pasado como Cambridge Analytica, empresa que utilizó la información más privada de los usuarios de redes sociales con fines político-electorales en la campaña del 2016 en Estados Unidos y en Brexit.

Además, es esencial que los ciudadanos sean conscientes de los riesgos y ejerzan su derecho a la privacidad mediante el uso de herramientas y prácticas de seguridad adecuadas.

El sesgo algorítmico y la equidad:

Los algoritmos y los sistemas de inteligencia artificial pueden estar sesgados y perpetuar desigualdades existentes en la sociedad. Estos sesgos pueden manifestarse en decisiones de contratación, préstamos, selección de contenido y otras áreas importantes. Es imperativo que se realice una auditoría y una corrección continua de los algoritmos para garantizar la equidad y evitar la discriminación.

En esta nueva ola de innovación y desarrollo de nuevas tecnologías, no debemos olvidar que la diversidad y la inclusión deben ser consideradas en el desarrollo de modelos de inteligencia artificial para evitar resultados sesgados y perjudiciales para los distintos sectores de la población.

Los desafíos éticos en la automatización del trabajo:

La automatización y la inteligencia artificial tienen el potencial de transformar la fuerza laboral y reemplazar ciertos empleos. Si bien esto puede conducir a una mayor eficiencia y productividad, también plantea desafíos éticos relacionados con el desempleo, la reentrenabilidad y la distribución equitativa de los beneficios económicos. Es fundamental que los gobiernos y las empresas tomen medidas para mitigar los impactos negativos y garantizar una transición justa y equitativa hacia la era de la automatización.

En ese tenor, no podemos dejar pasar desapercibido el papel de los gobiernos en este aspecto, ya que tiene la obligación de implementar políticas y programas de reentrenamiento y educación para asegurar que los trabajadores afectados por la automatización tengan oportunidades de adquirir nuevas habilidades y reinsertarse en el mercado laboral.

Además, se debe promover la colaboración entre el sector público y privado para fomentar la creación de empleo en sectores emergentes impulsados por la tecnología. Es crucial que la distribución de los beneficios económicos generados por la automatización sea equitativa, evitando una mayor concentración de riqueza y asegurando que todos los miembros de la sociedad puedan disfrutar de los avances tecnológicos.

Responsabilidad y transparencia en la toma de decisiones algorítmicas:

A medida que la inteligencia artificial se utiliza cada vez más para tomar decisiones en diversos ámbitos, como el reclutamiento, la justicia penal y la atención médica, surge la necesidad de abordar la responsabilidad y la transparencia en estos procesos. Los algoritmos que impulsan estas decisiones pueden ser complejos y opacos, lo que dificulta la comprensión de cómo se toman las decisiones y qué factores influyen en ellas. Esto plantea serias preocupaciones éticas, ya que las decisiones algorítmicas pueden tener un impacto directo en la vida de las personas y en su acceso a oportunidades y recursos.

Es fundamental que los desarrolladores y los responsables de la toma de decisiones algorítmicas sean transparentes sobre los criterios utilizados y los datos en los que se basan. La rendición de cuentas debe estar presente, y se deben implementar mecanismos para permitir la revisión y el cuestionamiento de las decisiones algorítmicas. Además, es crucial garantizar la equidad y la imparcialidad en el desarrollo y la aplicación de estos algoritmos, evitando sesgos discriminatorios y discriminación injusta.

Los gobiernos y las organizaciones deben establecer regulaciones claras y estándares éticos para la toma de decisiones algorítmicas, promoviendo la responsabilidad y la transparencia en cada etapa del proceso. Esto incluye la recopilación y el uso ético de los datos, la selección de variables relevantes y la evaluación continua de los resultados para minimizar sesgos y evitar impactos injustos. La colaboración entre expertos en ética, tecnólogos y representantes de la sociedad civil es fundamental para garantizar que se tomen decisiones informadas y se aborden los desafíos éticos asociados con la inteligencia artificial y la automatización.

El reto ético de la automatización y la inteligencia artificial plantea interrogantes fundamentales sobre la responsabilidad y la transparencia en la toma de decisiones algorítmicas. A medida que estos avances tecnológicos transforman la fuerza laboral y la toma de decisiones en diversas esferas de la sociedad, es imperativo abordar estos desafíos éticos para garantizar una transición justa y equitativa hacia la era de la automatización.

La transparencia en la toma de decisiones algorítmicas es esencial para fomentar la confianza y la rendición de cuentas. Los desarrolladores y los responsables de estas decisiones deben ser transparentes sobre los criterios utilizados, los datos involucrados y los procesos de implementación. Esto permitirá una evaluación adecuada de los algoritmos y una comprensión clara de cómo se toman las decisiones y qué impacto pueden tener en las vidas de las personas.

Asimismo, la responsabilidad en la toma de decisiones algorítmicas debe abordar la equidad y la imparcialidad. Los algoritmos no deben perpetuar sesgos o discriminaciones injustas, sino que deben garantizar una distribución justa de los beneficios y oportunidades para todos. Esto requiere una cuidadosa selección de variables, evaluación de sesgos y revisión continua de los resultados para minimizar cualquier impacto injusto o discriminatorio.

Para enfrentar estos desafíos éticos, es necesario establecer regulaciones claras y estándares éticos en la toma de decisiones algorítmicas. Los gobiernos, las organizaciones y los expertos en ética deben colaborar para desarrollar marcos normativos que promuevan la responsabilidad, la transparencia y la equidad. Además, la educación y la concientización pública son fundamentales para empoderar a las personas en el uso y comprensión de estas tecnologías, y para fomentar una participación ciudadana informada en la formulación de políticas.

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NACIONALES

Grupo Salinas y la erosión de la justicia fiscal

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Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //

La posibilidad de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) falle a favor de Grupo Salinas, eximiendo al conglomerado de Ricardo Salinas Pliego de pagar más de 74 mil millones de pesos en impuestos, trasciende un simple revés fiscal: representa un agravio directo al pueblo de México.

Esta cifra colosal, que supera el presupuesto anual de 25 estados y el financiamiento de programas sociales esenciales como salud y educación, pone en evidencia una verdad incómoda: el poder económico puede doblegar las instituciones diseñadas para velar por el interés colectivo. En un país donde las desigualdades persisten, este caso no es solo un debate legal, sino un reflejo de cómo las élites financieras influyen en la democracia y erosionan la confianza ciudadana.

La presidenta Claudia Sheinbaum ha calificado un fallo favorable como “la injusticia llevada a la máxima expresión”, y su afirmación encuentra eco en los números. Con 74 mil millones de pesos se podrían construir hospitales como el Agustín O’Horán en Mérida, cuyo costo estimado es de 3 mil millones, financiar el programa de apoyo a mujeres de 60 a 64 años, con un presupuesto de 54 mil millones, o sostener la beca universal para estudiantes de secundaria, beneficiando a millones de jóvenes.

Estos recursos representan una oportunidad perdida para mejorar la calidad de vida de las mayorías, en contraste con el accionar de Grupo Salinas. Este conglomerado, que incluye gigantes como Elektra y TV Azteca, ha acumulado 32 litigios fiscales durante 16 años, retrasando desde 2008 el pago de impuestos que, según la Procuraduría Fiscal, debió saldarse. ¿Es esto justicia o un privilegio camuflado tras tecnicismos legales que solo los poderosos pueden costear?

El trasfondo de esta situación revela una relación alarmante entre el poder económico y el judicial. Durante casi dos décadas, Grupo Salinas ha empleado estrategias como amparos y maniobras dilatorias para evadir sus obligaciones fiscales, una práctica que ha escalado hasta llegar a la SCJN.

Reportes sugieren que ministros como Luis María Aguilar Morales han retrasado resoluciones, dejando expedientes congelados por meses, lo que alimenta sospechas de influencias indebidas. Este problema no es un fenómeno aislado ni reciente; tiene raíces en las administraciones de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, cuando el emporio comenzó a litigar para eludir impuestos, acumulando una deuda que hoy alcanza niveles escandalosos.

La pregunta se impone: ¿quién protege los intereses de la nación cuando las instituciones ceden ante la presión de unos pocos magnates? La respuesta parece diluirse en un sistema donde la balanza de la justicia se inclina hacia quienes pueden pagar por su defensa.

Sheinbaum ha vinculado las críticas de TV Azteca —un brazo mediático de Grupo Salinas— contra la reforma judicial y su gobierno con un interés claro: preservar un sistema que permita a corporativos evadir responsabilidades fiscales. Este señalamiento no puede tomarse a la ligera. La cadena ha intensificado su narrativa en contra de las iniciativas del Ejecutivo, lo que refuerza la percepción de un conflicto de intereses.

Un fallo favorable a Grupo Salinas no solo legitimaría una deuda impaga, sino que enviaría un mensaje devastador: en México, la justicia se doblega ante quienes tienen los recursos para litigar eternamente, mientras el pueblo carga con las consecuencias económicas y sociales. Este precedente podría abrir la puerta a más empresas para seguir el mismo camino, agravando la erosión fiscal y la desigualdad.

Estos excesos del poder económico, respaldados por complicidades en el ámbito judicial, justifican la urgente necesidad de reformar el sistema. Millones de mexicanos, sin los recursos ni el acceso a un ejército de abogados como el de Salinas Pliego, quedan desprotegidos frente a un sistema que favorece a las élites.

A nivel local, la situación no es distinta. En Jalisco y otras entidades, se han documentado casos de jueces coludidos con funcionarios políticos para reprimir a ciudadanos que denuncian corruptelas, utilizando su autoridad para aplastar voces disidentes. Algunos de estos actores judiciales incluso buscaron el voto popular para perpetuarse en el poder, pero su pasado de complicidad ha sido expuesto, desmantelando su fachada de imparcialidad.

La reforma judicial propuesta por el gobierno actual busca romper con este ciclo de impunidad. Sin embargo, su éxito dependerá de la voluntad política y de la presión ciudadana para garantizar que los nuevos mecanismos no sean cooptados por los mismos intereses que hoy se cuestionan. Se espera que esta nueva etapa trace un horizonte donde la justicia sea verdaderamente igualitaria, sin distinción de clases ni influencias económicas.

En México y Jalisco, urge un sistema renovado donde el poder político y el económico no dicten el rumbo de la justicia, sino que esta responda a los principios de equidad y transparencia.

Este debate sigue vigente, reflejando las tensiones entre poder político y el económico, y el papel que el poder judicial ha asumido en un país en transformación. La ciudadanía debe mantenerse vigilante, exigiendo que la SCJN actúe con integridad y que las reformas prometidas se traduzcan en un sistema judicial que sirva a todos, no solo a unos pocos. Solo así se podrá cerrar el capítulo de los “juegos del poder” y abrir uno donde la justicia fiscal sea un pilar de la democracia mexicana.

 

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JALISCO

Uribe y su circunstancia

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De Frente al Poder, por Óscar Ábrego //

Hay cuatro asignaturas en la agenda de Guadalajara que están fastidiando al gobierno de Movimiento Ciudadano: Inseguridad, agua, movilidad y basura.

En todas las evaluaciones brotan esos temas de manera consistente.

Personalmente creo que Verónica Delgadillo hace –como puede y con lo que tiene- un esfuerzo que merece un alto reconocimiento.

Y aunque no tenemos condiciones para afirmar que su labor pinta para lograr la postulación naranja con miras a nuestro próximo encuentro con las urnas, lo cierto es que nadie puede negar que le pone seriedad y esfuerzo a su función como presidenta.

En un contexto así, a Morena se le presenta una oportunidad única para conquistar el triunfo en menos de dos años.

Hay cartas con nombre y apellido en la baraja guinda.

Cito algunos con verdaderas posibilidades de alcanzar la nominación:

  • Merilyn Gómez Pozos, presidenta de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la Cámara Federal de Diputados.

  • Claudia Delgadillo González, ex diputada federal y ex candidata al gobierno del Estado.

  • Carlos Lomelí Bolaños, ex candidato al gobierno de Jalisco y actual senador de la República.

Sin embargo debemos colocar en la primera línea a quien ya ha sido alcalde, Alberto Uribe.

Hombre de las confianzas de Marcelo Ebrard, es titular de la Dirección General de Contenido Nacional y Fomento en el Sector Energético y Coordinador del Corredor del Bienestar del Pacífico (Jalisco, Michoacán, Colima y Nayarit) de la Secretaría de Economía, posición que lo coloca en inmejorables condiciones para vincularse con sectores estratégicos que si bien no definen una elección, sí inciden en ella.

Por una extraña razón, distinguidos opinantes se resisten a suponer que a Uribe Camacho le aguarda un futuro prometedor en la escena electoral.

Yo difiero. Lo conozco, y si alguien sabe sortear el oleaje del impredecible e implacable mar de la política, es Alberto.

Por eso, para aquellos que sostienen que la historia sobre la designación de la candidatura de Morena rumbo a la alcaldía tapatía ya se escribió, vale la pena recordarles esa máxima que dice que en la política, como en la vida misma, la circunstancia lo es todo.

En X: @DeFrentealPoder

*Óscar Ábrego es empresario, consultor en los sectores público y privado, activista, escritor y analista político.

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JALISCO

El agua sucia del poder: Megacortes, tarifas infladas y la red clientelar del SIAPA

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Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco //

En Jalisco, el agua no solo escasea: se pudre. Apesta a burocracia, a negocios entre compadres, a ineptitud maquillada de eficiencia y a un modelo de saqueo que, bajo el nombre del Sistema Intermunicipal de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado (SIAPA), ha convertido “el vital líquido” en un bien de lujo, controlado por burócratas de alto sueldo y baja moral.

Apenas 72 horas tras el Congreso, dominado por MC, Verde, PAN y HAGAMOS, aprobar un 9.65% de alza al agua para 2025, SIAPA anunció un megacorte de cuatro días a 113 colonias por reparaciones. Con cortes, fugas y baja presión en zonas pobres, el servicio flaquea.

Entre las afectadas están comunidades de Zapopan, Guadalajara y San Pedro Tlaquepaque: nombres que, para los operadores del SIAPA, parecen no existir más que como renglones en una lista de cobros. Porque eso sí: la factura llega puntual, aunque el agua no.

TARIFAZO CON PREMIO DE IMPUNIDAD

Con 21 votos a favor y 16 en contra, el Congreso del Estado avaló el tarifazo. Aumentaron las tarifas y, de paso, aprobaron que las siguientes subidas se actualicen automáticamente conforme al índice inflacionario. Como si el ciudadano de a pie tuviera una inflación personal controlada, o un ingreso garantizado. El pretexto fue la “viabilidad financiera” del organismo, aunque el mismo SIAPA admitió que el alza no resolverá la crisis del servicio.

Eso no impidió, claro, que el gobernador Pablo Lemus les diera un espaldarazo: “Se acabaron los pretextos, ahora deben mejorar el servicio”. Palabras que, como muchas en Casa Jalisco, no se traducen en acciones.

El organismo tiene, sin embargo, otros mecanismos de supervivencia. No importa si baja la eficiencia (de 81.9% de reportes atendidos en 2023 a 78% en 2024), si disminuye el volumen de agua distribuido o si los reportes ciudadanos crecen. El SIAPA no colapsa. Se alimenta, eso sí, de la paciencia del contribuyente y de las arcas públicas, blindado por una red de intereses que lo mantiene a flote como una balsa mal armada en un mar de negligencia.

PIPAS GRATIS, ASESORES CAROS

A la par del anuncio del megacorte, el SIAPA ofreció pipas gratuitas. Un gesto que parecería generoso si no fuera un parche a un sistema crónicamente averiado. Y mientras familias almacenan agua en cubetas, el organismo desembolsa más de 73 mil pesos mensuales a una exconductora de televisión, sin formación técnica, convertida en asesora de dirección.

Elizabeth Margarita Castro Cárdenas —Según el periódico NTR, con un historial ligado a un fraude financiero, nexos con narcotraficantes y una carrera más cercana al espectáculo que al agua potable— fue nombrada asesora técnica del SIAPA. Su presencia en la nómina, denunciada por trabajadores del organismo, es sólo una muestra más de cómo el SIAPA sirve a fines políticos antes que ciudadanos. Ahí están los sueldos, los estímulos, las asesorías infladas, y los contactos bien ubicados.

En lugar de eficiencia, el organismo se volvió una caja chica para repartir favores. Y si no lo creen, revisen el historial: la misma Castro Cárdenas fue antes funcionaria en la Secretaría del Sistema de Asistencia Social, con un sueldo prácticamente idéntico. La política jalisciense no bota a sus leales: los recicla.

LA RESISTENCIA CIUDADANA Y LOS GRITOS QUE NO SE OYEN

No todo el Congreso se rindió. La diputada Itzul Barrera, de Morena, denunció no sólo la falta de transparencia en el uso de los mil millones de pesos adicionales que se recaudarán por el aumento, sino el hecho inaudito de que el director del SIAPA admitiera que el alza no servirá para mejorar el servicio. Vaya sinceridad.

Denunció, también, que la sesión para aprobar el alza fue convocada con apenas una hora de anticipación y que los diputados debieron revisar más de 136 páginas de dictamen al vapor, lo que impidió una discusión real. Eso no impidió el voto mayoritario. El SIAPA es, hoy, un monstruo que factura más de 5 mil millones de pesos al año, que contrata asesores sin perfil, y que cada vez da menos agua.

Las más de 15 iniciativas presentadas para su reforma duermen en el congelador legislativo. Y así, los “diálogos” se dan en lo oscurito, entre cenas discretas y acuerdos inconfesables.

MUNICIPIOS DIVIDIDOS Y CIUDADANÍA HARTA

Guadalajara y Zapopan justifican con tibieza el alza tarifaria prometiendo eficiencia, mientras Tlaquepaque y Tonalá alertan. Laura Imelda Pérez, alcaldesa de Tlaquepaque, impulsa condonar cobros a quienes carecen de agua buena, destacando 80 millones gastados por el Ayuntamiento en tareas del SIAPA.

El alcalde de Tonalá, Sergio Chávez, fue todavía más contundente: “Es un SIAPA saqueado”, dijo. Denunció contrataciones sin perfil, falta de inversión y abandono institucional. Que lo diga alguien que ha conocido tanto del sistema sólo hace más grave la declaración.

La propuesta de Tlaquepaque de condonar pagos a quienes no reciben servicio no es una ocurrencia: es una exigencia mínima. El recibo llega, aunque no haya agua. La injusticia también.

En simulaciones, el agua es metáfora: transparente pero invisible, vital pero ausente, promesa electoral sin gestión. El SIAPA, manejado como botín político, encarna un gobierno enquistado en Jalisco, castigando a ciudadanos, premiando leales, exhibiendo cifras millonarias mientras ignoran expertos.

Y así, entre tarifazos, pipas y asesores musicales, el agua en Jalisco se ha vuelto tan sucia como el sistema que la administra.

Porque, como decía un viejo maestro del periodismo: “lo que daña al país no es la política, sino los políticos que no saben servirla”.

En X @DEPACHECOS

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Tendencias

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