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Sorpresas en play-offs de la LMP: Se perfila una final entre Naranjeros y Tomateros

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 Vuelacercas, por Salvador Cosío Gaona //

Con grata sorpresa, al menos para la afición de la capital sinaloense, arrancó la etapa de semifinales de la Liga Mexicana del Pacífico (LMP) el máximo circuito beisbolero profesional que se juega en otoño-invierno, luego de que el conjunto de Tomateros de Culiacán hiciera la trastada a Yaquis de Ciudad Obregón de vencerlos en su propio campo del Nuevo Estadio Yaqui (NEY) en los dos primeros cotejos del serial registrados el martes 12 y miércoles 13 de enero en territorio de la antigua Cajeme, para luego, habiendo perdido el primero (viernes 15) y ganado el segundo (sábado 16) de los tres duelos a celebrarse en su casa, colocar la serie a su favor 3-1, a reserva de lo ocurrido ayer domingo en que pudieron haber obtenido su pase a la gran final por el título en el supuesto de haber salido victoriosos en el quinto duelo del serial.  

Pero, sin menoscabo de lo que haya resultado del quinto juego, hay que decir que casi nadie esperaba que los Tomateros hubiesen salido sin daño de territorio Yaqui y por ello es que hay sorpresa en el giro que dio el rumbo de estos playoffs de la LMP.

El impredecible Rey de los deportes está haciendo de las suyas en este serial que quizá se haya resuelto en solo 5 enfrentamientos, siendo que se esperaba a un conjunto sonorense mucho más combativo. 

De hecho, la estadística estaba completamente a su favor, pues no hay que olvidar que el conjunto cajemense terminó como el mejor del standing con marca de 37 juegos ganados por 22 derrotas, seguido por Naranjeros de Hermosillo que culminó con 33 victorias por 23 fracasos. En esa misma estadística, Sultanes de Monterrey finalizó tercero con 29-27 y Tomateros en el cuarto peldaño igualando a 29 entre triunfos y derrotas. 

Ahora bien, quizá también entre quienes pronosticaban con cierta certeza una final sonorense entre Yaquis y Naranjeros, se adelantaron a hacer juicios después de que los de la tribu eliminaran con lujo de cierta superioridad y humillando a Charros de Jalisco, que como dice la canción del guanajuatense José Alfredo Jiménez, “por primera vez no metí ni las manos”, es decir, el escuadrón jalisciense no dio mayor batalla y fue una presa fácil para un rival que mostró mucha más hambre de triunfo y de gloria que los pupilos de Roberto “Chapo” Vizcarra, que se murieron de nada en el campo de juego.  

Tal vez esos mismos que elucubraban la eliminación de Tomateros y Sultanes en las semifinales también perdieron de vista que Tomateros es el actual campeón de la Liga invernal, y que no tan fácilmente renunciaría y entregaría su corona.  

De la otra llave semifinal que disputan Sultanes de Monterrey y Naranjeros de Hermosillo, habrá que mencionar se impuso la lógica y el conjunto sonorense hizo buenos los pronósticos al salir victorioso en su casa, el estadio Sonora de la capital de esa entidad, en los dos primeros enfrentamientos del martes 12 y miércoles 13 de enero. Pero no obstante que los regiomontanos ganaron dos juegos en casa logrando emparejar momentáneamente los cartones, perdieron el quinto duelo celebrado el domingo 17 permitiendo a la novena sonorense colocarse  nuevamente al frente 3 juegos a 2 y regresar con la ventaja a territorio sonorense donde el martes los Naranjeros procurarán el triunfo para finiquitar el serial a su favor y obtener su pase a la final.   

De los sonorenses, quienes llegaron a esta etapa con etiqueta de favoritos, es preciso señalar que fueron el mejor equipo del certamen al terminar las dos vueltas del torneo en el segundo lugar, sumando un total de 18 puntos. Un equipo que a lo largo de la temporada regular y la postemporada ha mostrado solidez en todas sus zonas del campo de juego y que es firme aspirante a llegar a la final e incluso a obtener el título de la LMP, por más que Los Sultanes tienen un buen equipo como para no ser avasallados abrumadoramente y ya lograron ganar el tercer cotejo del serial -primero  efectuado en El Palacio Sultán allá en ‘La tierra del Cerro de la Silla’- y aun cuando están mostrando garra no será fácil logren descarrilar a los sólidos Naranjeros en su camino hacia la final. 

Lo que sí hay que decir y agradecer, es que los cuatro equipos que siguen en competencia no han desmerecido en esta etapa del certamen y han mostrado en diferentes momentos de los juegos razones de sobra para soportar que estén disputando las series semifinales. 

Hemos visto emocionantes duelos, potentes ofensivas, grandes lances defensivos y pitcheos sobresalientes, sin menoscabo de las sorpresas que han estado a la orden del día como suele ocurrir en el Rey de los Deportes que ya sabemos, nada está escrito hasta que se canta el último out.  

CHARROS 

Todavía con la resaca de la eliminación de Charros de Jalisco, es pertinente recordar, aún sea poniendo el dedo en la llaga, que en este tiempo de receso obligado por estar fuera de los playoffs, la directiva de los caporales albicelestes jaliscienses debe hacer una exhausta revisión de lo ocurrido al interior de la organización para evitar otra temporada tan desastrosa como la que acaba de finalizar para Charros. 

A lo largo de la agenda ordinaria dimos cuenta de los problemas que venía arrastrando el conjunto dirigido por Roberto “Chapo” Vizcarra, siendo evidente la falta de regularidad en sus actuaciones que transcurrieron con múltiples altibajos. Su desempeño global no consiguió embonar y hubo peloteros que nunca pudieron mostrar consistencia en su desempeño. 

Y ni hablar de las erróneas decisiones directivas, los problemas administrativos, financieros y la ausencia de liderazgo ejecutivo en razón de los conflictos legales que les aquejan. Por si fuera poco, el manejo de protocolos frente a la pandemia fue torpe y deficiente, dando paso a que no pocos peloteros contrajeran la enfermedad por Covid-19 y tuvieran que cumplir sus respectivas cuarentenas en detrimento del equipo, destacando los casos de piezas importantísimas como Marco Tovar, Jesús Cruz Sustaita, e Ivan Salas.   

Un asunto que no se puede soslayar porque igualmente influyó de forma negativa está relacionado con los problemas  recurrentes para pagar a tiempo la nómina, la falta de implementos tan indispensables como los bates, y que no hubo estímulos económicos a los peloteros (aún fuesen mínimos), siendo que no se puede entender la falta de recursos toda vez que los patrocinios no se vieron afectados por la pandemia, es decir, los empresarios cumplieron en tiempo y forma.  

Además, para encarar la postemporada, se cometieron errores significativos cayendo en improvisaciones, negligencia, el no escuchar adecuadamente a buenos asesores deportivos o darle valor a la experiencia de su gerencia deportiva evitando imponerle decisiones erráticas.  

Todo ello debe ser objeto de análisis y base en la toma de decisiones que habrán de venir de cara a la próxima campaña; cambiar lo que no sirva o no funcione y mantener lo que aporte y sume al equipo. Estar y ser parte de la organización de Charros de Jalisco debe ser un privilegio y con ese compromiso se debe honrar la franela pero también el puesto técnico o directivo que se ostente, y de igual forma, se debe cumplir en tiempo y forma con los compromisos adquiridos con los peloteros de manera que éstos cuenten con la seguridad y motivación para responder satisfactoriamente.  

E-mail: opinión.salcosga@hotmail.com

Twitter: @salvadorcosio1 

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Charros en ascenso: Pitcheo y racha ganadora

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Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac //

A mitad de la temporada 2025 de la Liga Mexicana de Béisbol (LMB), con 47 de los 90 juegos del rol regular disputados hasta el sábado 14 de junio, los Charros de Jalisco han encendido las alarmas con una racha ganadora que los reposiciona en la Zona Norte.

Tras vencer en siete de sus últimos ocho encuentros, incluyendo seis triunfos consecutivos, el equipo jalisciense muestra señales de recuperación tras un bache que amenazó con descarrilar su campaña. ¿Qué impulsa este resurgimiento y qué perspectivas tienen los Caporales en la pelea por los playoffs? Para responder, consulté a dos figuras clave: Luis Alberto González, director general, y Juan Carlos González Iñigo, asesor del equipo.

El pitcheo, que representa al menos el 70% del éxito en el béisbol, ha sido el talón de Aquiles no solo de los Charros, sino de varios equipos de la LMB. La salida del abridor estelar Bryce Conley, fichado por los Nacionales de Washington tras un arranque dominante, dejó un hueco en la rotación. “Su partida nos obligó a improvisar, aunque lo anticipábamos”, reconoce Luis Alberto González.

Los abridores iniciales, tanto mexicanos como extranjeros, no rindieron como se esperaba, forzando ajustes en el bullpen. En las últimas tres semanas, Charros reforzó su cuerpo de relevistas con incorporaciones como Henry Mejía, José Fernández y Alex Bustamante, despidiendo a pitchers como Vidal Nuño, Jonathan Aro y Esteban Haro. “Ahora tenemos un bullen más confiable, clave en una liga donde un juego puede requerir hasta diez relevistas”, subraya González.

Juan Carlos González Iñigo, por su parte, destaca el potente bateo del equipo, pero coincide en que el pitcheo es la preocupación central. “La pelota está más viva y volátil esta temporada, y la altitud de estadios como el Panamericano en Guadalajara, Aguascalientes o Querétaro amplifica los batazos”, explica.

La rotación sufrió tras la salida de Conley, y pitchers como el cubano Elian Leyva y Jeremy Rhoades fueron dados de baja por bajo rendimiento, sustituidos por Pavel Hernández y Dovydas Neverauskas. Sin embargo, los mexicanos Eduardo Vera, Luis Payán y el puertorriqueño Dereck Rodríguez han mostrado mayor adaptación a las condiciones del Panamericano. “Los pitchers mexicanos se adecúan mejor por su experiencia en estas alturas”, afirma González Iñigo, citando al ex ganador del Cy Young norteamericano Trevor Bauer como ejemplo de versatilidad e inteligencia, una cualidad escasa pero vital.

La esperanza también recae en el regreso de Luis Iván Rodríguez, esperado tras el Juego de Estrellas en julio, para fortalecer la rotación junto a Vera y Payán. “Con un cuerpo de diez relevistas sólidos y abridores consistentes, somos más competitivos”, asegura Luis Alberto González. Esta reestructuración llega en un momento crucial, pues la LMB es una liga impredecible donde las rachas no garantizan el éxito en playoffs.

Hace apenas unas semanas, los Charros parecían hundirse luego de tres series perdedoras, pero su reciente racha los coloca a 4.5 juegos del líder en la Zona Norte, donde Tecolotes, Algodoneros, Sultanes, Toros y Acereros libran una cerrada batalla por la supremacía, con solo 3.5 juegos de diferencia entre el primero y el cuarto.

La clave para los Charros será mantener la consistencia en el montículo y capitalizar su bateo explosivo, que ha sido un pilar en esta campaña. Los ajustes a mitad de temporada, aunque arriesgados, parecen rendir frutos, posicionando al equipo no solo para asegurar un boleto a los playoffs, sino para competir de tú a tú con potencias como Sultanes, Toros o Acereros, que combinan experiencia y profundidad en sus rosters.

Si el bullpen sigue consolidándose y los abridores mexicanos mantienen su nivel, los Caporales podrían escalar hasta la cima de la Zona Norte antes del cierre del rol regular. Por ahora, la racha ganadora en el Panamericano, frente a rivales como Leones de Yucatán, es una señal alentadora de que los Charros están encontrando su ritmo justo a tiempo.

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La hazaña para la historia de Ronnie Camacho: 27 jonrones hace 62 años en la Liga del Pacífico

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Por Gabriel Ibarra Bourjac //

El sol se alzaba implacable sobre Empalme, Sonora, aquel febrero de 1963, tiñendo de dorado las calles polvorientas que conducían al estadio de los Rieleros. Ronaldo “Ronnie” Camacho, el “roperón de Empalme”, caminaba hacia el diamante con el peso de su pueblo sobre los hombros.

En su mirada se mezclaban la determinación y el nerviosismo: sabía que la penúltima serie del rol regular en la Liga Mexicana del Pacífico sería su prueba de fuego.

Los Naranjeros de Hermosillo, líderes de la liga, llegaban a retarlo, y con ellos, dos titanes del bateo, Héctor Espino, el “Supermán de Chihuahua”, y Saúl Villegas. Ronnie cargaba 24 jonrones; Espino y Villegas, empatados con 23, acechaban su corona. El aire vibraba con la expectativa de 15 mil fanáticos que abarrotaban las gradas, ansiosos por presenciar una batalla que pasaría a la historia.

Desde el primer juego, el estadio se convirtió en un caldero de emociones. Ronnie, con su bat al hombro, sentía cada mirada mientras se paraba en la caja de bateo. El pitcher de los Naranjeros lanzó una recta alta, y el sonido del impacto resonó como un trueno: jonrón 25. La multitud estalló en un rugido que hizo temblar las gradas de madera.

Al día siguiente, en el segundo juego, otro cuadrangular surcó el cielo, el 26, y la afición ya soñaba con la gloria. Pero fue en el cuarto y último juego de la serie cuando Ronnie selló su leyenda. Con un swing poderoso, la bola voló más allá de las bardas, marcando su jonrón 27. El récord estaba hecho, y Empalme se rindió a sus pies. Ese récord, implantado hace 61 años, sigue intacto, solo igualado por Bob Darwin en 1971-1972 con Hermosillo.

El sonido que nunca se olvida

Días atrás, sentado frente a mí en una tarde cálida de junio de 2025, le pregunté a Ronnie cuál de esos jonrones había gozado más. Sus ojos, cargados de nostalgia, se iluminaron mientras respondía: “Nada es más hermoso que escuchar el sonido del impacto del bat con la bola y verla viajar arriba de las bardas”. Su voz temblaba al recordar aquel invierno del 63, cuando en su tierra natal, con los Rieleros, superó a Espino y Villegas para conquistar la corona de jonrones. “Fue una emoción inmensa”, añadió, “sentir que no le fallé a mi gente”.

Ronnie, junto a Espino, fue uno de los bateadores más temidos de México, un bombardero que acumuló 457 jonrones en su carrera: 317 en la Liga Mexicana de Béisbol (LMB) y 140 en la del Pacífico, un poder que aún resuena en la memoria colectiva.

Una vida dedicada al diamante

Ronnie Camacho nació el 26 de octubre de 1935 en Empalme, un pueblo ferroviario de Sonora donde el béisbol era más que un deporte: era un rito. A los 17 años, en 1953, debutó con Fresno en la Liga de California, sucursal de los Cardenales de San Luis, siendo el más joven del equipo. En 1958, ya con los Rieleros, ganó la triple corona de bateo en la Liga Invernal de Sonora, preludio de lo que sería su gloriosa carrera.

Durante más de 20 años y 2,200 juegos, Ronnie brilló en México y Estados Unidos, jugando para equipos como Águilas de Mexicali, Tecolotes de Nuevo Laredo y Pericos de Puebla, hasta su retiro en 1975 con Aguascalientes. En 1983, su nombre ingresó al Salón de la Fama del Béisbol Profesional de México, un reconocimiento a su legado inmortal.

Un homenaje que une pasiones

El eco de sus hazañas llegó hasta Guadalajara, donde tuve el privilegio de rendirle homenaje en el Palacio Municipal, durante el último año de la administración de Enrique Alfaro, con Enrique Ibarra como alcalde interino.

Como relató Diego Morales Heredia en Conciencia Pública, destaqué a Ronnie como un ícono mexicano, un ejemplo de profesionalismo y entrega que inspira a la juventud. “Cuando hay talento, pasión y vocación, se puede lograr”, dije, emocionado, mientras recordaba mis inicios en el periodismo, nacidos de mi amor por el béisbol.

Rodeado de la peña beisbolera más apasionada del occidente, con 150 miembros, celebramos a este sonorense que encarna la grandeza del rey de los deportes. Su récord de 27 jonrones en la Liga del Pacífico, y los 39 en la LMB, lo convierten en el protagonista de las mayores proezas cuadrangulares del béisbol mexicano, un legado que sigue motivando a generaciones.

Un faro para los nuevos peloteros

Ronnie Camacho no es solo un nombre en los libros de récords; es un faro para las nuevas generaciones de peloteros que sueñan con el éxito. Su historia enseña que el talento, forjado con disciplina y amor por el juego, puede romper barreras y conquistar hazañas eternas.

En cada swing de un joven bateador, en cada grito de la afición, resuena el eco de aquellos 27 jonrones de 1963, un recordatorio de que, con pasión y entrega, el diamante siempre recompensa a quienes lo honran. Ronnie, el “roperón de Empalme”, sigue siendo la chispa que inspira a los futuros campeones del béisbol mexicano.

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Julio Urías y el sueño guinda: ¿Un regreso triunfal a Tomateros?

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Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac //

¿Es posible que en octubre veamos a Julio Urías, el talentoso pitcher mexicano, lanzar con los Tomateros de Culiacán en la Liga Arco Mexicana del Pacífico? ¿O es solo un anhelo de los aficionados que soñamos con ver al monticulista sinaloense retomar su carrera tras la sanción impuesta por la MLB, que concluirá el 17 de julio de 2025, después del Juego de Estrellas?

La afición guinda, reconocida como una de las más apasionadas de México, vibraría con el regreso de su hijo pródigo al montículo. Urías podría encabezar un roster estelar junto a ex grandes ligas como el relevista Víctor González y el poderoso Joey Meneses, formando un equipo competitivo que elevaría el espectáculo de la Liga Arco y atraería a más aficionados al estadio.

A sus 28 años, Julio Urías sigue siendo un talento excepcional. Su recta, que supera las 97 millas por hora, y su variado repertorio de pitcheos lo consolidaron como una pieza clave en la Serie Mundial de 2020 con los Dodgers de Los Ángeles. Sin embargo, su carrera se vio opacada por un caso de violencia doméstica que derivó en cinco cargos menores en Los Ángeles. Aunque la Fiscalía del Condado no presentó cargos graves, Urías se declaró no culpable a uno de los delitos, mientras que los otros cuatro fueron desestimados tras aceptar un programa de tratamiento de un año.

La MLB, tras su investigación, determinó que Urías violó la Política Conjunta de Violencia Doméstica, Agresión Sexual y Abuso Infantil, imponiéndole una suspensión que finalizará a mitad de la temporada 2025. Aunque esto le permitirá recuperar su elegibilidad, el estigma y el «pacto no escrito» entre los dueños de equipos de Grandes Ligas podrían complicar su retorno al béisbol estadounidense.

Aquí es donde surge la posibilidad de verlo en la Liga Arco con los Tomateros, el equipo de sus amores desde niño. Vestir el uniforme guinda en Culiacán, su ciudad natal, sería más que un regreso al béisbol: sería una oportunidad para reconectar con sus raíces, donde brilló en categorías infantiles y juveniles antes de ser firmado por los Dodgers a los 16 años.

La afición culichi, conocida por su lealtad, recibiría a Urías con los brazos abiertos, ofreciéndole el apoyo que necesita tras los momentos difíciles. Este retorno cumpliría un sueño que el propio pitcher expresó en 2021: jugar con el equipo de su tierra. Más allá de lo deportivo, sería un capítulo de redención personal, un mensaje de que los errores no definen el futuro de un talento generacional.

Si Urías demuestra un cambio genuino y compromiso, su incorporación a los Tomateros no solo revitalizaría su carrera, sino que también inspiraría a peloteros y aficionados, mostrando que la perseverancia puede superar los tropiezos. Su llegada sería un hito para la Liga Arco, un impulso para el béisbol mexicano y una narrativa de superación que combina datos, pasión y emoción.

Aunque no hay certeza de que Urías juegue con los Tomateros, la posibilidad existe. Todo dependerá de si un equipo de MLB lo contrata tras el fin de su sanción o si decide regresar a casa para escribir un nuevo capítulo en su historia. La pelota está en el aire, y los aficionados guindas ya sueñan con verla cruzar el plato.

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