MUNDO
USAID: Ayuda, corrupción, sobornos…¿o todo lo anterior?

Política Global, por Jorge López Portillo Basave //
Casi no hay por dónde empezar. Podemos empezar con lo que dijo un ex funcionario de la propia CIA en los 80s cuando aceptó que el gobierno a través de la CIA filtraba notas a periodistas bajo su control a los que les daba historias reales o falsas según conviniera. El gasto en supuesta ayuda para el desarrollo que la agencia USAID realizó en el 2024 y bueno seguro en años atrás hace ver al gobierno de México y a los programas sociales de nuestro gobierno e incluso a la estafa maestra, la estela de luz o el Pemexgate como algo limpio.
Como usted recordará, la CIA es la agencia de inteligencia de los EUA. Muy efectiva, pero con un mandato claro de no poder intervenir en asuntos dentro de su país. Bueno parece que las letras pequeñas de sus capacidades no limitan a que el dinero que ellos envían o las acciones que ellos fomentan en otros países hayan sido reutilizados con su propio dinero, en territorio norteamericano favoreciendo a medios o a grupos políticos locales.
Para ser claros parece como lavado. Según múltiples “soplones” y ahora confirmado por los descubrimientos de la llamada y muy controversial agencia “DOGE” que encabeza Elon Musk, una parte importante de los $40 mil millones de dólares anuales del presupuesto de la agencia para el desarrollo internacional de EUA son utilizados por organizaciones no lucrativas -ONG- que promueven agendas y acciones muy lejanas a lo que parecería ser el sentido común o el interés público de los gobiernos de ese país.
Según el propio Elon Musk, encargado del llamado “Departamento de Eficiencia Gubernamental” también conocida como “DOGE” por sus iniciales, cuando el presidente de EUA -Trump- ordenó la semana pasada suspender por 90 días los envíos de dinero del gobierno de EUA a otros países para investigar presuntos abusos, fue que la agencia para de EUA para el desarrollo internacional “USAID”, ignoró la orden y trato de seguir dando dinero con pretextos burocráticos.
La agencia fue creada por decreto que después pasó a ser ley reglamentaria en los años 70´s con el presidente Kennedy. Casi siempre se ha dicho que esta agencia es para los gastos no oficiales que el gobierno de ese país da a particulares en otros países con lo que puede influir en sus decisiones de una u otra forma. Parece ser el brazo “civil” de la CIA. Pero también el brazo “civil” de las políticas de la Casa Blanca en otros países.
La agencia para el desarrollo internacional se creó 12 años después de la CIA y desde entonces ha tenido presencia en todos los continentes y en decenas de países desde Europa del este hasta África, Asia, Sudamérica y claro México.
Según Musk la orden presidencial de parar el gasto por 90 días para ser revisado fue ignorada por esa agencia quien además se negaba a informar el resultado final de los casi $40 mil millones de dólares anuales de su presupuesto. Hemos de decir que la agencia ha tenido programas exitosos y resultados deseables en varios campos y países como la lucha contra el sida en mujeres embarazadas quienes al recibir medicamentos no pasaban su enfermedad a los bebés en sus vientres en África y otros programas similares para ayudar a la nutrición en zonas del mundo.
Pero pocas veces se ha visto un enojo tan fuerte como el de políticos de Washington al protestar por la paralización del gasto de ese país en otros países. Los medios y los congresistas de EUA parecen estar más enojados por esa parálisis y la auditoría que por las deportaciones o por los accidentes aéreos o por muchos otros problemas que enfrenta EUA. Es raro que políticos de un país defiendan tanto el gasto en el extranjero.
Parece que en los últimos 4 años se invirtió en todo el mundo mucho dinero, cientos de millones de dólares a través de USAID para proteger, promover o apoyar programas para la comunidad transexual y la migración indocumentada. Algo que resulta interesante por decirlo menos. Pero el tema de la promoción de óperas o musicales con enfoque diverso es lo de menos. Hay gastos realmente escandalosos como los que a continuación se indican.
Cientos de millones de dólares a Ucrania para apoyar a empresas como Berísma en la que Hunter Biden, el hijo del expresidente Biden, era consejero y para enviar a modelos de ese país a los festivales de moda en París, $20 millones de dólares para filmar un capítulo del programa infantil “Plaza Sésamo” en Afganistán, $1 millón de dólares para la empresa “EcoHealth Alliance” que fue de las ONG que dio financiamiento a estudios de manipulación de virus en el laboratorio de Wuhan.
100 millones de dólares para financiar el cultivo de plantas precursoras de heroína en Afganistán, $2 millones de dólares para programas de estudio a hombres con que tienen sexo con hombres en Sudáfrica, $4 millones de dólares para apoyo a organizaciones trans y el cambio de sexo en Guatemala y El Caribe, varios millones de dólares para condones en Gaza, varios millones de dólares para estudios sobre embarazo de ratas y ratones trans, medio millón de dólares para promover el ateísmo en Nepal, $8 millones de dólares para suscripciones a la revista Político y otros tantos al New York Times del paisano Carlos Slim.
El USAID también dio apoyo a las ONG que promovieron la investigación en contra de Trump durante su primer gobierno, $14 millones de dólares para vouchers entregados a migrantes en tránsito por Centroamérica, $40 millones de dólares para construir una estación de gasolina en Afganistán que 1 año después de ser abierta no ha vendido nada de combustible y la joya de la corona $1,200 millones de dólares para beneficiarios no inscritos y un par de pensiones a ex funcionarios que hoy debieran tener 150 años de edad. ¿Qué? ¿$45 mil millones de pesos para donativos a gente no registrada? ¡Así es! Digamos que de los $40 mil millones de dólares de presupuesto anual mucho se gastaba en tonterías, otro tanto en babosadas y otros no saben ni en qué, pero algunos millones sí se gastaban en asuntos importantes.
En México desde el 2019 el director de lo que fue el USAID era Bruce Abrams, un experto en países con izquierda o con instituciones cuestionadas. Así las cosas, la Agencia para el Desarrollo de EUA para el mundo fue puesta en suspensión de operaciones y bajo el control del nuevo secretario de Estado de EUA, Marco Rubio quien dijo que, a días de haber entrado en funciones, los directivos y los beneficiarios del fondo USAID se negaban a dar respuestas y a frenar el gasto, por lo que se vieron en la necesidad de suspenderlo del todo y a pedir a Musk que iniciara una investigación del gasto para transparentar el destino del dinero.
Al final, el dinero de los contribuyentes de EUA se utiliza en el mundo como lo utiliza cualquier potencia para ganar afectos o presionar a opositores, eso no es nuevo. Lo que es escandaloso es que muchos miles de millones de dólares sean gastados en proyectos que nada tienen que ver con eso, sino más bien con negocios o preferencias de los directivos de lo que era esa organización o de altos funcionarios del gobierno de ese país. El propio auditor del USAID había venido indicando que el gasto se aplicaba con falta de controles, en especial en los países que había mucha corrupción en los que se daban los recursos y no se podía dar seguimiento real a sus efectos.
El USAID es solo una pequeña parte de los gastos o inversiones del gobierno de EUA en el extranjero, pero era una parte muy oscura. Así las cosas, los fondos de EUA para el mundo seguirán fluyendo, pero por el momento parece que les aplicaron un freno y eso está generando más descontento en Washington que en los países a los que supuestamente ayudaban ¿Por qué será?
Llama la atención que hace unos días el presidente de Ucrania dijera que del 100% del dinero que le han enviado a su país, solo el 40% de los $300 mil millones de dólares le ha llegado de manera directa ya que lo demás ha sido en especie. Esto no incluye nada de USAID, pero nos da una idea de cómo desde el Congreso y desde el Gobierno de EUA se manejan datos públicos oficiales y detalles que sólo conocen los verdaderos dueños del poder.
Musk, el villano y ahora Hitler de los medios, se ha propuesto junto con otros recién llegados a bajar el desperdicio en el Gobierno de EUA, pero esto parece no gustar a muchos. La idea de bajar el gasto no es nueva, Obama prometió hacerlo y Clinton despidió a casi 400 mil empleados del gobierno. El USAID tenía más de 2 mil empleados, pero del 2021 a la fecha creció a casi 10 mil contando a eventuales y externos en todo el mundo. Llama la atención que haya pagado más de $100 millones de dólares para alimentar y apoyar migrantes en Colombia, país de tránsito de la ola migratoria que como dijimos parece que financió EUA y que ahora le cobra y critica a sus vecinos.
Estos $300 millones son adicionales a los $14 millones de dólares de los vouchers antes mencionados. Es fácil gastar lo ajeno, es fácil hablar del apoyo a la migración cuando se fomentó la migración ilegal en lugar de haber apoyado la migración documentada. Parece ser que por años el USAID fue la caja chica de los políticos de alto nivel quienes daban fondos a ONG que a su vez daban generosos contratos o becas a sus familiares, amigos o negocios.
Sería interesante ver cómo afectó a la política global y en particular a la política de los países donde USAID tenía presencia esta conducta cuestionable. ¿Será que de los últimos 12 años podamos conocer de menos apoyos a México y al mundo? ¿Cuánto? ¿para qué? y ¿cuándo? son las preguntas más intrigantes. En una de esas si enviaron lana a zonas terroristas para sembrar drogas o para pagar condones, nos encontramos que además de dar lana a los grupos que pagan a los traficantes de personas podríamos sorprendernos si hay grupos que reciben lana y son cercanos a otros delitos relacionados al tráfico de personas de armas y de droga en Latinoamérica.
Pero tal vez esto sea demasiado ruido para nuestros oídos y prefiramos pensar que el exponer el gasto es malo. Yo creo que no solo a los ciudadanos de EUA que pagan estos gastos, sino que a todos nos conviene saber que el dinero que gasta en el extranjero el país más rico y poderoso del mundo no está siendo utilizado para fines contrarios a lo que se dice en público y a lo que se exige como política a sus vecinos. ¡Bien por Musk y sus muchachos!
MUNDO
Rechaza ser deportado Hernán Bermúdez Requena de Paraguay

– Por Francisco Junco
Hernán Bermúdez Requena, el ex secretario de Seguridad Pública, nombrado por el entonces Gobernador de Tabasco, Adán Augusto López, ahora senador de la República, rechazó ser extraditado a México.
Durante la audiencia inicial, donde un juez dictó prisión preventiva, se le ofreció la extradición voluntaria, pero Bermúdez Requena, presunto líder del cartel de “La Barredora”, no aceptó.
Ahora se iniciará un proceso ordinario, que podría tardar hasta 60 días, en tanto, Bermúdez Requena, continuará bajo la custodia de la Secretaría Nacional Antidrogas de Paraguay.
En tanto, en México se informó que la Fiscalía General de la República ya presentó la solicitud de extradición contra Hernán Bermúdez Requena al gobierno guaraní.
“El Abuelo” o “El Comandante H”, como se le conoce al exfuncionario del gobierno del morenista Adán Augusto López en Tabasco, e identificado como el presunto líder del Cártel de “La Barredora”, fue detenido la madrugada del sábado, en Paraguay, en una residencia ubicada en la zona exclusiva de Marino Roque Alonso, donde permanecía escondido.
Este fin de semana, el presidente Santiago Peña, dio a conocer, en un pequeño video de 45 segundos, cómo fue el arresto de Bermúdez Requena.
En las imágenes, primero se ven aspectos de la residencia, se ve cómo las fuerzas especiales, revisaron la finca y derribaron la puerta, suben una escalera y someten a ex secretario de seguridad, lo encañonaron y lo tiraron al suelo, donde lo tenían sometido, bocabajo y un elemento le pone un pie en la espalda.
Después, el presunto líder de La Barredora, quien cuenta con una ficha roja activa de la Interpol, aparece sentado en un sillón con ropa deportiva, pelo más largo y canoso, barba larga.
Cuenta con una orden de captura en México por asociación delictuosa, extorsión y secuestro exprés.
En el video, se muestra que en la residencia, donde permanecía escondido, había fajos de dólares y guaraníes, moneda uruguaya, así como joyas, tarjetas bancarias, identificaciones y una camioneta de alta gama.
Manuel Doltane, titular de Asuntos Internacionales de la Fiscalía de Paraguay, reveló que Bermúdez, entró de manera ilegal al país.
Y es que en febrero de este año, después de hacer pública la orden de aprehensión en su contra, el ex funcionario estatal huyó del país.
De acuerdo con las autoridades, viajó primero a Panamá, después a España, más tarde a Brasil, para terminar en Paraguay.
En medios locales del país sudamericano, como el diario ABC, informaron que la detención del ex funcionario de Adán Augusto López, se logró, gracias a que en el mes de julio se detuvo a Gerardo Bermúdez Arreola, sobrino del presunto líder de “La Barredora”.
CARTÓN POLÍTICO
Edición 807: Magistrada Fanny Jiménez revoca rechazo de pruebas y defiende Bosque de Los Colomos
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LAS NOTICIAS PRINCIPALES:
Crónica de una semana tensa en la UdeG: La rebelión estudiantil que desafía a la FEU
MUNDO
Tolerancia en tiempos de algoritmos

– Opinión, por Miguel Anaya
¿Qué significa ser conservador en 2025? La etiqueta, lejos de significar a una persona o grupo de ellas, aglutinadas en torno a la Biblia o valores cristianos, se ha vuelto un acto de rebeldía. El conservadurismo pareciera significar a una nueva minoría (o una mayoría silenciosa) que enfrenta un prejuicio constante en redes sociales.
En sociedades donde la corrección política dicta el guion, ser conservador implica defender valores tradicionales —para algunos valores anacrónicos— en medio de un mar de redefiniciones. La sociedad dio un giro de 180 grados en tan solo 20 años y aquellos que señalaban hace dos décadas, hoy son señalados.
¿Y ser liberal? El liberalismo que alguna vez defendió la libertad frente al Estado hoy se ha transformado en progresismo militante: proclamar diversidad, reivindicar minorías, expandir derechos. Noble causa, sin duda.
El problema comienza cuando esa nobleza se convierte en absolutismo y se traduce en expulsar, callar o cancelar a quien no repite las consignas del día. El liberal de hoy se proclama abierto, pero con frecuencia cierra la puerta al que discrepa. Preocupante.
He aquí la contradicción más notable de nuestro tiempo: vivimos en sociedades que presumen de “abiertas”, pero que a menudo resultan cerradas a todo lo que incomoda. Lo que antes era normal hoy puede costar reputación, trabajo o, en casos extremos, la vida. Hemos reemplazado la pluralidad por trincheras y el desacuerdo por el linchamiento mediático (“funar” para la generación Z).
La polarización actual funciona como un espejo roto: cada bando mira su fragmento y cree que posee toda la verdad. Los conservadores se refugian en la nostalgia de un mundo que quizá nunca existió, mientras que los liberales se instalan en la fantasía de que el futuro puede aceptar todo, sin limitantes.
Ambos lados olvidan lo esencial: que quien piensa distinto no es un enemigo para destruir, sino un ciudadano con derecho a opinar, a discernir y, por qué no, a equivocarse humanamente.
La violencia y la polarización que vivimos, no son fenómenos espontáneos. Son herramientas. Benefician a ciertas cúpulas que viven de dividir, a las plataformas digitales que lucran con cada insulto convertido en tema del momento.
El odio es rentable; la empatía, en cambio, apenas genera clics. Por eso, mientras unos gritan que Occidente se derrumba por culpa de la “ideología woke”, otros insisten en que el verdadero peligro son los “fascistas del siglo XXI”. Y en el ruido de esas etiquetas, el diálogo desaparece.
Lo más preocupante es que ambos discursos se han vuelto autorreferenciales, encerrados en su propia lógica. El conservador que clama por libertad de expresión se indigna si un artista satiriza sus valores; el liberal que defiende la diversidad se escandaliza si alguien cuestiona sus banderas.
Todos piden tolerancia, pero solo para lo propio. Lo vemos en el Senado, en el país vecino, tras el triste homicidio de Charlie Kirk y hasta en los hechos recientes en la Universidad de Guadalajara.
En buena medida, este mal viene precedido de la herramienta tecnológica que elimina todo el contenido que no nos gusta para darnos a consumir, solo aquello con lo que coincidimos: EL ALGORITMO.
El algoritmo nos muestra un mundo que coincide totalmente con nuestra manera de pensar, de vivir, de vestir, nos lleva a encontrarnos únicamente con el que se nos parece, creando micromundos de verdades absolutas, haciendo parecer al que piensa un poco distinto como ajeno, loco e incluso peligroso. Algo que debe ser callado o eliminado.
Occidente, en 2025, parece olvidar que lo que lo hizo fuerte no fue la homogeneidad, sino la tensión creativa y los equilibrios entre sus diferencias. Quizá el desafío es rescatar el principio básico de que la idea del otro no merece la bala como respuesta.
Solo la palabra, incluso aquella que incomoda, puede mantener vivo un debate que, aunque imperfecto, sigue siendo el único antídoto contra el silencio y la complicidad impuestos por el miedo o la ignorancia.
MUNDO
De espectador a jugador: El Plan México y los nuevos aranceles

– A título personal, por Armando Morquecho Camacho
En la historia de la política internacional, las decisiones económicas suelen asemejarse a partidas de ajedrez: cada movimiento no solo busca ganar terreno en el presente, sino también anticipar jugadas futuras que podrían definir la victoria o la derrota.
México, con el anuncio de aranceles de hasta un 50% a productos provenientes de países sin acuerdos comerciales —particularmente China—, ha hecho una jugada que puede parecer arriesgada, pero que revela un cálculo estratégico más amplio: equilibrar una balanza comercial desigual y, al mismo tiempo, alinearse con el tablero donde Estados Unidos y China libran una guerra cada vez más abierta.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha justificado la medida bajo dos argumentos centrales: primero, la necesidad de equilibrar la balanza comercial con China, que hoy refleja una brecha difícil de ignorar; y segundo, el impulso del llamado Plan México, su proyecto estrella para transformar la economía y fomentar la producción nacional.
Visto desde esa óptica, el arancel no es un simple impuesto, sino un muro de contención frente a la dependencia excesiva de productos chinos y, al mismo tiempo, una palanca para reconfigurar las cadenas de valor en territorio mexicano.
El gesto tiene también una lectura geopolítica. Estados Unidos ha reactivado una estrategia de confrontación comercial contra China y la Unión Europea ha hecho lo propio. México, tercer socio comercial de Estados Unidos y pieza clave en la industria automotriz de Norteamérica, no podía permanecer neutral. Imponer aranceles de este calibre es enviar una señal de lealtad estratégica a Washington, asegurando que México no será el eslabón débil en la cadena norteamericana.
La analogía podría entenderse si imaginamos un puente colgante sobre un río. Durante décadas, México ha cruzado ese puente que fue construido con materiales chinos y que servían de soporte a la industria nacional. Ahora, la decisión de elevar aranceles implica retirar varios de esos tablones y reemplazarlos con productos propios o con piezas de otros socios.
No es una tarea sencilla. Estos cambios en un inicio podrían debilitar el puente, pero esto se hace con la finalidad de consolidar la estructura y hacerla menos dependiente de un solo proveedor.
Los críticos señalan que el golpe puede resultar contraproducente. La industria automotriz mexicana, uno de los grandes motores de la economía, ha construido buena parte de su competitividad sobre la base de insumos chinos.
No obstante, esta medida podemos verla desde otra perspectiva y no solo como una medida para eliminar de golpe la presencia china, sino que esta busca generar incentivos para que la inversión y la producción se instalen en territorio mexicano o en países con reglas más claras.
Esta jugada puede entenderse también como una apuesta al futuro del nearshoring, el fenómeno que ha llevado a empresas globales a trasladar operaciones de Asia a países más cercanos al mercado estadounidense. México, por su ubicación geográfica y su red de tratados, se ha convertido en uno de los destinos más atractivos.
Para capitalizar esa ventaja era necesario enviar una señal firme: que el país está dispuesto a reordenar su comercio exterior y a reducir su dependencia de un socio con el que no comparte compromisos de largo plazo.
No obstante lo anterior, en lo político, México también gana margen de maniobra. Al mostrar una postura clara frente a China, fortalece su posición en la relación con Estados Unidos, con quien compartimos más que fronteras. Recordemos que, en el contexto sociopolítico actual, el T-MEC exige disciplina y coordinación en temas comerciales, especialmente en la industria automotriz, que es clave tanto en México como en Estados Unidos.
El reto, sin embargo, será enorme. La transición hacia cadenas de suministro menos dependientes de China implicará costos de corto plazo, ajustes en la industria y tensiones con empresarios acostumbrados a la eficiencia y el bajo precio de los insumos chinos.
Pero en la economía, como en la vida, no siempre se trata de elegir el camino más fácil, sino el que garantiza mayor estabilidad y desarrollo a largo plazo. Si el Plan México logra que las fábricas, en lugar de importar piezas, empiecen a producirlas en territorio nacional, la apuesta habrá valido la pena.
Imaginemos por un momento la industria del automóvil como un gran árbol. Sus raíces se extienden en múltiples direcciones: hacia Estados Unidos, hacia Europa y, en las últimas dos décadas, con fuerza, hacia China. Lo que hoy propone el gobierno mexicano es podar algunas de esas raíces para que el árbol no dependa en exceso de un solo suelo.
Es verdad que hay incertidumbre. Nadie puede asegurar que los aranceles funcionarán como palanca de desarrollo interno y no como un freno a la producción. Nadie puede anticipar hasta qué punto las tensiones con China podrían derivar en represalias.
Pero lo que sí es claro es que seguir con una dependencia de 130 mil millones de dólares en importaciones de China, frente a apenas 15 mil millones en exportaciones de México, es caminar sobre una cuerda floja demasiado delgada.
México está intentando, con esta decisión, dejar de ser un simple espectador en la guerra comercial de Estados Unidos contra China, para convertirse en un jugador que elige con quién y cómo quiere relacionarse. El Plan México puede ser la brújula que oriente esta transición, y los aranceles, la herramienta que marque el rumbo.
No se trata de cerrarse al mundo, sino de abrirse de manera más inteligente, cuidando que el intercambio económico no se convierta en una relación de dependencia.
Al final, lo que está en juego no es solo la balanza comercial con China ni la competitividad de la industria automotriz, sino la posibilidad de que México aproveche este momento de reconfiguración global para fortalecerse como un país capaz de producir, innovar y sostener su crecimiento sin depender de los caprichos de una sola potencia. El puente que hoy tambalea puede convertirse, si se refuerza con visión, en la vía sólida hacia un futuro de mayor autonomía económica.