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MUNDO

¿Y las feministas? Paris 2024: ¿Misoginia disfrazada de mujer?

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Política Global, por Jorge López Portillo Basave //

¿Cisgénero vs transgénero cuál es la justicia?  Para esta nota debemos recordar que una mujer cisgénero es una persona que cuyo sexo genital de nacimiento se alinea con su identidad más allá de su preferencia sexual. En contrasentido una mujer trans es una persona que nació con genitales masculinos y en alguna parte de su vida decidió que su identidad biológica no correspondía con la que él deseaba por lo que independientemente de sus preferencias sexuales, de operaciones médicas o tratamientos químicos esta persona se identifica como mujer.

En ese sentido y para el 2024 hay muchas organizaciones privadas o públicas que reconocen como derecho el de una persona por identificarse como mujer u hombre, aunque casi el 99.99999% hablamos de hombres que se identifican como mujeres esto sin que indique que han modificado sus genitales o que tengan atracción por personas de un sexo o de otro. Puede haber mujeres trans que nacieron y crecieron hombres y que tienen atracción sexual por mujeres o por los dos sexos pero que deciden que son mujeres y piden sean admitidos en baños, regaderas, vestidores o competencias en categorías femeniles.

Primero he de decir que a la fecha no se ha visto una mujer que se identifique como hombre para buscar obtener premios en deportes o en cargos públicos. Es decir que no hay mujeres pidiendo que en las elecciones con reparto de género sean una mujer de nacimiento que se identifica como hombre en lugar de un hombre de nacimiento y en la parte de la otra fórmula electoral una cismujer. Ni ha habido una mujer que se identifique como hombre que participe en deportes en contra de hombres.

Lo que ha sido ya muy común en varias partes del mundo es hombres de nacimiento que se identifican como mujeres, incluso cuando tienen atracción sexual a las mujeres, participando en categorías femeniles en deportes de grupo o individuales, incluso obteniendo promociones en cargos políticos o de empresas bajo el argumento de que son mujeres, por ende reciben el espacio por equidad de género desplazando a cismujeres con transmujeres, es decir personas que nacieron hombres y que en muchos casos eran hombres días antes de sus competencias o promociones y ascensos.

No confundirnos con la historia de la humanidad cuando las mujeres se hacían pasar por hombres para poder obtener un trato igual, en especial en aspectos intelectuales. Eso era en una época en la que no había acceso para ellas. En este momento se trata de lo contrario, de limitar a las mujeres con hombres que se identifican como mujeres en lo profesional, en lo político en lo deportivo y hasta en los baños y regaderas.

En Tokio 2020 el año del covid19 se abrió la puerta para al 1er trans de 42 años de nueva Zelandia quien compitió en levantamiento de pesas y al equipo de futbol de Canadá quien contaba con un equipo integrado entre otras por Quinn, quien se convirtió en la primera persona nacida con sexo masculino y que ahora es mujer que ganó medalla de oro Olímpico. Canadá hizo historia por partida doble porque su equipo de futbol nunca había ganado medalla y ahora salieron con la medalla de oro. Así Quinn fue la primera persona trans en derrotar a muchos equipos de cismujeres en su camino por el oro Olímpico.

Pero ahora, sobre todo jóvenes que no eran sobresalientes en competencias vs otros hombres, han decidido probar suerte como transexuales y la verdad están siendo muy exitosos en contra de las mujeres más fuertes y rápidas del mundo, dejándolas muy por debajo de sus resultados. Pero no solo en competencias individuales sino en competencias colectivas. Hace poco vimos un pódium de ciclistas ganadores con dos trans en primer y segundo lugar sobre cientos de cis.

En la era de la igualdad y de la libertad se confunde el derecho a participar con el derecho a la equidad. No todos somos físicamente iguales. Nos guste o no y por eso se han creado categorías para que las competencias intelectuales y especialmente las físicas, sean más o menos justas. Por eso se quitaron las drogas de los deportes, pero ahora resulta que esto ya no es válido si uno se identifica como de otro sexo.

Tengo amigos heterosexuales y homosexuales, he escuchado a muchos especialistas de varios países opinar sobre el tema. Pero la gran mayoría opinamos que el respeto a los derechos humanos de las preferencias sexuales no debe ir en detrimento de los derechos de la mujer. Más aún es penoso y el colmo que ahora las cismujeres sean desplazas de espacios que conquistaron con mucho trabajo por años. Lo más justo es crear ligas deportivas y categorías específicas para este grupo que tiene derecho a participar en deportes, pero en condiciones de equidad para todos.

Los ejemplos sobran. Mujeres con fracturas de cráneo por participar en peleas deportivas en contra de transmujeres. Nadadoras dejadas con tiempos penosos al competir con transmujeres en varios países del mundo, ciclistas, golfistas, ajedrez, esgrima y seguro lo veremos en cualquier deporte de esfuerzo físico hasta que desaparezca la categoría femenil pura o hasta que se ponga orden y se cree una categoría especifica.

La verdad es que un hombre mediocre con entrenamiento profesional que decida pasar a competir contra las mujeres en categorías femeniles las arrollará y eso no es justo ni para ellas ni para las nuevas ellas.

Esto está siendo fomentado incluso entre niños y niñas menores a los 12 años, permitiendo a niños ahora identificados como niñas de 9 a 12 años competir en categorías femeniles en contra de niñas de nacimiento a las que como usted imagina, las dejan muy atrás en casi todos los casos.

Soy anticuado, pero aún recuerdo cuando amigos gay decían que ellos pedían espacios propios y respeto mutuo, incluso ellos mismos se sienten extrañados de esta nueva realidad que se está impulsando en el que claramente las perdedoras son las cismujeres. Recuerdo cuando las lideres feministas exigían espacios para mujeres en los que los hombres les respetasen, pero ahora creo que los hombres identificados como mujeres llegaron para ganar esos espacios que eran de cisellas y ahora serán de transellas. Dónde están las voces de las lideresas internacionales o las defensoras de los derechos de las mujeres.

Ya se han dado múltiples casos de personas que están en vestidores y regaderas de gimnasios con geniales masculinos totalmente desarrollados, con atracción sexual hacia las mujeres y que se identifican como mujer ocasionando molestia a las demás y en algunos casos habiendo agredido sexualmente a alguna presente.

Si en Japón 2020 inició la salida de las cismujeres y la llegada de los transmujeres, París 2024 podría ser el principio del fin para el feminismo si no se ponen reglas claras para este tipo de espacios. Eso sí el show debe continuar tal vez pronto podamos ver a personas con microchips ganando con el apoyo de la AI. ¡Que tiempos tan interesantes!

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MUNDO

Rechaza ser deportado Hernán Bermúdez Requena de Paraguay

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Por Francisco Junco

Hernán Bermúdez Requena, el ex secretario de Seguridad Pública, nombrado por el entonces Gobernador de Tabasco, Adán Augusto López, ahora senador de la República, rechazó ser extraditado a México.

Durante la audiencia inicial, donde un juez dictó prisión preventiva, se le ofreció la extradición voluntaria, pero Bermúdez Requena, presunto líder del cartel de “La Barredora”, no aceptó.

Ahora se iniciará un proceso ordinario, que podría tardar hasta 60 días, en tanto, Bermúdez Requena, continuará bajo la custodia de la Secretaría Nacional Antidrogas de Paraguay.

En tanto, en México se informó que la Fiscalía General de la República ya presentó la solicitud de extradición contra Hernán Bermúdez Requena al gobierno guaraní.

“El Abuelo” o “El Comandante H”, como se le conoce al exfuncionario del gobierno del morenista Adán Augusto López en Tabasco, e identificado como el presunto líder del Cártel de “La Barredora”, fue detenido la madrugada del sábado, en Paraguay, en una residencia ubicada en la zona exclusiva de Marino Roque Alonso, donde permanecía escondido.

Este fin de semana, el presidente Santiago Peña, dio a conocer, en un pequeño video de 45 segundos, cómo fue el arresto de Bermúdez Requena.

En las imágenes, primero se ven aspectos de la residencia, se ve cómo las fuerzas especiales, revisaron la finca y derribaron la puerta, suben una escalera y someten a ex secretario de seguridad, lo encañonaron y lo tiraron al suelo, donde lo tenían sometido, bocabajo y un elemento le pone un pie en la espalda.

Después, el presunto líder de La Barredora, quien cuenta con una ficha roja activa de la Interpol, aparece sentado en un sillón con ropa deportiva, pelo más largo y canoso, barba larga.

Cuenta con una orden de captura en México por asociación delictuosa, extorsión y secuestro exprés.

En el video, se muestra que en la residencia, donde permanecía escondido, había fajos de dólares y guaraníes, moneda uruguaya, así como joyas, tarjetas bancarias, identificaciones y una camioneta de alta gama.

Manuel Doltane, titular de Asuntos Internacionales de la Fiscalía de Paraguay, reveló que Bermúdez, entró de manera ilegal al país.

Y es que en febrero de este año, después de hacer pública la orden de aprehensión en su contra, el ex funcionario estatal huyó del país.

De acuerdo con las autoridades, viajó primero a Panamá, después a España, más tarde a Brasil, para terminar en Paraguay.

En medios locales del país sudamericano, como el diario ABC, informaron que la detención del ex funcionario de Adán Augusto López, se logró, gracias a que en el mes de julio se detuvo a Gerardo Bermúdez Arreola, sobrino del presunto líder de “La Barredora”.

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CARTÓN POLÍTICO

Edición 807: Magistrada Fanny Jiménez revoca rechazo de pruebas y defiende Bosque de Los Colomos

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Edición 807: Magistrada Fanny Jiménez revoca rechazo de pruebas y defiende Bosque de Los Colomos

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Fallo ambiental que resuena: «No estoy para ser querida, sino para cumplir con diligencia», magistrada Fanny Jiménez

Buscan cubrir a AMLO en actos de corrupción

Crónica de una semana tensa en la UdeG: La rebelión estudiantil que desafía a la FEU

Mensaje del gobernador en el Informe de Quirino: «Tlajomulco es un ejemplo de coordinación y visión de futuro»

Primer Informe de Gerardo Quirino en Tlajomulco: Un gobierno siempre cerca, que escucha, atiende y resuelve

Charros se quedó sin gas: Diablos, digno campeón

Carlos Urrea rescata a un héroe olvidado, presenta el libro «General Urrea: La Independencia de México»

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MUNDO

Tolerancia en tiempos de algoritmos

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– Opinión, por Miguel Anaya

¿Qué significa ser conservador en 2025? La etiqueta, lejos de significar a una persona o grupo de ellas, aglutinadas en torno a la Biblia o valores cristianos, se ha vuelto un acto de rebeldía. El conservadurismo pareciera significar a una nueva minoría (o una mayoría silenciosa) que enfrenta un prejuicio constante en redes sociales.

En sociedades donde la corrección política dicta el guion, ser conservador implica defender valores tradicionales —para algunos valores anacrónicos— en medio de un mar de redefiniciones. La sociedad dio un giro de 180 grados en tan solo 20 años y aquellos que señalaban hace dos décadas, hoy son señalados.

¿Y ser liberal? El liberalismo que alguna vez defendió la libertad frente al Estado hoy se ha transformado en progresismo militante: proclamar diversidad, reivindicar minorías, expandir derechos. Noble causa, sin duda.

El problema comienza cuando esa nobleza se convierte en absolutismo y se traduce en expulsar, callar o cancelar a quien no repite las consignas del día. El liberal de hoy se proclama abierto, pero con frecuencia cierra la puerta al que discrepa. Preocupante.

He aquí la contradicción más notable de nuestro tiempo: vivimos en sociedades que presumen de “abiertas”, pero que a menudo resultan cerradas a todo lo que incomoda. Lo que antes era normal hoy puede costar reputación, trabajo o, en casos extremos, la vida. Hemos reemplazado la pluralidad por trincheras y el desacuerdo por el linchamiento mediático (“funar” para la generación Z).

La polarización actual funciona como un espejo roto: cada bando mira su fragmento y cree que posee toda la verdad. Los conservadores se refugian en la nostalgia de un mundo que quizá nunca existió, mientras que los liberales se instalan en la fantasía de que el futuro puede aceptar todo, sin limitantes.

Ambos lados olvidan lo esencial: que quien piensa distinto no es un enemigo para destruir, sino un ciudadano con derecho a opinar, a discernir y, por qué no, a equivocarse humanamente.

La violencia y la polarización que vivimos, no son fenómenos espontáneos. Son herramientas. Benefician a ciertas cúpulas que viven de dividir, a las plataformas digitales que lucran con cada insulto convertido en tema del momento.

El odio es rentable; la empatía, en cambio, apenas genera clics. Por eso, mientras unos gritan que Occidente se derrumba por culpa de la “ideología woke”, otros insisten en que el verdadero peligro son los “fascistas del siglo XXI”. Y en el ruido de esas etiquetas, el diálogo desaparece.

Lo más preocupante es que ambos discursos se han vuelto autorreferenciales, encerrados en su propia lógica. El conservador que clama por libertad de expresión se indigna si un artista satiriza sus valores; el liberal que defiende la diversidad se escandaliza si alguien cuestiona sus banderas.

Todos piden tolerancia, pero solo para lo propio. Lo vemos en el Senado, en el país vecino, tras el triste homicidio de Charlie Kirk y hasta en los hechos recientes en la Universidad de Guadalajara.

En buena medida, este mal viene precedido de la herramienta tecnológica que elimina todo el contenido que no nos gusta para darnos a consumir, solo aquello con lo que coincidimos: EL ALGORITMO.

El algoritmo nos muestra un mundo que coincide totalmente con nuestra manera de pensar, de vivir, de vestir, nos lleva a encontrarnos únicamente con el que se nos parece, creando micromundos de verdades absolutas, haciendo parecer al que piensa un poco distinto como ajeno, loco e incluso peligroso. Algo que debe ser callado o eliminado.

Occidente, en 2025, parece olvidar que lo que lo hizo fuerte no fue la homogeneidad, sino la tensión creativa y los equilibrios entre sus diferencias. Quizá el desafío es rescatar el principio básico de que la idea del otro no merece la bala como respuesta.

Solo la palabra, incluso aquella que incomoda, puede mantener vivo un debate que, aunque imperfecto, sigue siendo el único antídoto contra el silencio y la complicidad impuestos por el miedo o la ignorancia.

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MUNDO

De espectador a jugador: El Plan México y los nuevos aranceles

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– A título personal, por Armando Morquecho Camacho

En la historia de la política internacional, las decisiones económicas suelen asemejarse a partidas de ajedrez: cada movimiento no solo busca ganar terreno en el presente, sino también anticipar jugadas futuras que podrían definir la victoria o la derrota.

México, con el anuncio de aranceles de hasta un 50% a productos provenientes de países sin acuerdos comerciales —particularmente China—, ha hecho una jugada que puede parecer arriesgada, pero que revela un cálculo estratégico más amplio: equilibrar una balanza comercial desigual y, al mismo tiempo, alinearse con el tablero donde Estados Unidos y China libran una guerra cada vez más abierta.

La presidenta Claudia Sheinbaum ha justificado la medida bajo dos argumentos centrales: primero, la necesidad de equilibrar la balanza comercial con China, que hoy refleja una brecha difícil de ignorar; y segundo, el impulso del llamado Plan México, su proyecto estrella para transformar la economía y fomentar la producción nacional.

Visto desde esa óptica, el arancel no es un simple impuesto, sino un muro de contención frente a la dependencia excesiva de productos chinos y, al mismo tiempo, una palanca para reconfigurar las cadenas de valor en territorio mexicano.

El gesto tiene también una lectura geopolítica. Estados Unidos ha reactivado una estrategia de confrontación comercial contra China y la Unión Europea ha hecho lo propio. México, tercer socio comercial de Estados Unidos y pieza clave en la industria automotriz de Norteamérica, no podía permanecer neutral. Imponer aranceles de este calibre es enviar una señal de lealtad estratégica a Washington, asegurando que México no será el eslabón débil en la cadena norteamericana.

La analogía podría entenderse si imaginamos un puente colgante sobre un río. Durante décadas, México ha cruzado ese puente que fue construido con materiales chinos y que servían de soporte a la industria nacional. Ahora, la decisión de elevar aranceles implica retirar varios de esos tablones y reemplazarlos con productos propios o con piezas de otros socios.

No es una tarea sencilla. Estos cambios en un inicio podrían debilitar el puente, pero esto se hace con la finalidad de consolidar la estructura y hacerla menos dependiente de un solo proveedor.

Los críticos señalan que el golpe puede resultar contraproducente. La industria automotriz mexicana, uno de los grandes motores de la economía, ha construido buena parte de su competitividad sobre la base de insumos chinos.

No obstante, esta medida podemos verla desde otra perspectiva y no solo como una medida para eliminar de golpe la presencia china, sino que esta busca generar incentivos para que la inversión y la producción se instalen en territorio mexicano o en países con reglas más claras.

Esta jugada puede entenderse también como una apuesta al futuro del nearshoring, el fenómeno que ha llevado a empresas globales a trasladar operaciones de Asia a países más cercanos al mercado estadounidense. México, por su ubicación geográfica y su red de tratados, se ha convertido en uno de los destinos más atractivos.

Para capitalizar esa ventaja era necesario enviar una señal firme: que el país está dispuesto a reordenar su comercio exterior y a reducir su dependencia de un socio con el que no comparte compromisos de largo plazo.

No obstante lo anterior, en lo político, México también gana margen de maniobra. Al mostrar una postura clara frente a China, fortalece su posición en la relación con Estados Unidos, con quien compartimos más que fronteras. Recordemos que, en el contexto sociopolítico actual, el T-MEC exige disciplina y coordinación en temas comerciales, especialmente en la industria automotriz, que es clave tanto en México como en Estados Unidos.

El reto, sin embargo, será enorme. La transición hacia cadenas de suministro menos dependientes de China implicará costos de corto plazo, ajustes en la industria y tensiones con empresarios acostumbrados a la eficiencia y el bajo precio de los insumos chinos.

Pero en la economía, como en la vida, no siempre se trata de elegir el camino más fácil, sino el que garantiza mayor estabilidad y desarrollo a largo plazo. Si el Plan México logra que las fábricas, en lugar de importar piezas, empiecen a producirlas en territorio nacional, la apuesta habrá valido la pena.

Imaginemos por un momento la industria del automóvil como un gran árbol. Sus raíces se extienden en múltiples direcciones: hacia Estados Unidos, hacia Europa y, en las últimas dos décadas, con fuerza, hacia China. Lo que hoy propone el gobierno mexicano es podar algunas de esas raíces para que el árbol no dependa en exceso de un solo suelo.

Es verdad que hay incertidumbre. Nadie puede asegurar que los aranceles funcionarán como palanca de desarrollo interno y no como un freno a la producción. Nadie puede anticipar hasta qué punto las tensiones con China podrían derivar en represalias.

Pero lo que sí es claro es que seguir con una dependencia de 130 mil millones de dólares en importaciones de China, frente a apenas 15 mil millones en exportaciones de México, es caminar sobre una cuerda floja demasiado delgada.

México está intentando, con esta decisión, dejar de ser un simple espectador en la guerra comercial de Estados Unidos contra China, para convertirse en un jugador que elige con quién y cómo quiere relacionarse. El Plan México puede ser la brújula que oriente esta transición, y los aranceles, la herramienta que marque el rumbo.

No se trata de cerrarse al mundo, sino de abrirse de manera más inteligente, cuidando que el intercambio económico no se convierta en una relación de dependencia.

Al final, lo que está en juego no es solo la balanza comercial con China ni la competitividad de la industria automotriz, sino la posibilidad de que México aproveche este momento de reconfiguración global para fortalecerse como un país capaz de producir, innovar y sostener su crecimiento sin depender de los caprichos de una sola potencia. El puente que hoy tambalea puede convertirse, si se refuerza con visión, en la vía sólida hacia un futuro de mayor autonomía económica.

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