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JALISCO

Charla con Qucho: Destaca importancia del cartón en crítica social; «la relación del monero con el poder debe ser distante»

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Por Diego Morales //

Su manera de construir las ideas, los orígenes de su brillante trayectoria, la relación con la frivolidad del poder, son los temas que tocó Saúl Herrera en la charla “Trazos de realidad: El camino artístico y crítico de Qucho Monero, cartonista icónico de Guadalajara y México”, en donde destacó: “Sí cumplimos con un servicio social de reclamo, si el poderoso lo ve y lo toma en cuenta, que padre, estamos cumpliendo con la sociedad”.

Para Qucho, la caricatura lo eligió a él, así comenzó su trayectoria bajo la influencia familiar caricaturista, con técnicas que fue mejorando a lo largo de los años hasta posicionarse como el monero más aclamado de Guadalajara y uno de los mejores del país.

La caricatura a veces te elige a ti; tengo muchos amigos que les pierdo la pista, es gente muy talentosa y no está en algún espacio, creo que a mí la caricatura me llegó por dos lados, mi bisabuelo fue caricaturista, tengo un tío que se dedicó a la caricatura muchos años que fue Rodolfo Caloca, tuve esa pequeña herencia, cuando ingresé a Artes Plásticas no pensaba ser monero, yo quería pintar. Sí hacía bocetos, en casa siempre consumían revistas de humor político, veía los cartones y no entendía nada, me llamaba la atención el trazo y fue una influencia que fui adquiriendo. Le voy más al tema del gusto por hacerlo, creo que si mi papá hubiera leído más Tv Notas sería periodista de espectáculos. Así aprendí mucho más, creo que la caricatura me eligió, en una carrera de resistencia que sí le batallas mucho”.

Su relación con el periodismo se inició en las mesas de redacción, en donde sintió la adrenalina de la generación de noticias; ahora, en un contexto digital, ha cambiado los lienzos por el iPad para la creación de sus cartones.

Cuando llegué a la primera redacción tenía 19 años, ya conocía algunas plumas y eran señores malhumorados, les aprendí muchísimo, extraño las redacciones, ese ver a los fotógrafos correr, a los reporteros salir corriendo y descargando información, una adrenalina padre, salíamos a las 3 de la mañana, pero valía la pena. Ahorita la relación que tengo con los periodistas es ir a tomarnos un café, una cerveza, hablar de grilla, de política, intercambiar opiniones. El área digital ha traído muchísimos beneficios, como cartonista me he ido adaptando a eso, pero siempre el radio pasillo ayuda a completar las ideas y las noticias”.

Subrayó: “Me enfoco en el tema local, en mi sección editorial me pidieron el tema local; en lo nacional, me gusta ver algunas personas que sigo hace mucho tiempo. Me nutro mucho de videocolumnas para hacer mis cartones. A nivel internacional sigo algunas páginas en redes sociales, con una galería de cartonistas internacionales, la mayoría de los temas que tocan, te da una baraja de ideas impresionante para los trabajos que hay que realizar”.

SU RELACIÓN CON EL PODER

Para Qucho, la relación entre el poder y los moneros debe ser distante, que su trabajo cumpla con una función social y poder darle voz a los ciudadanos en sus denuncias y necesidades ante las autoridades.

Como monero siento que entre más lejos estés de los poderosos es mejor, aunque es inevitable el contacto tarde o temprano. En lo particular considero que la relación del monero con el poder debe ser distante, el monero no está para aplaudirle al gobierno, está para fiscalizarlo. Hay reclamos justos para la sociedad, el monero está para eso, no somos los bully del salón, pero sí cumplimos con un servicio social de reclamo, si el poderoso lo ve y lo toma en cuenta, que padre, estamos cumpliendo con la sociedad”.

SOMOS CRIATURAS SOLITARIAS”

Los moneros son criaturas solitarias, sedentarias, que necesitan una atmosfera de soledad para trabajar y sacar adelante las ideas, resaltó Saúl en la charla, en donde describió como es el día a día en donde entrega sus obras para sus lectores y público en redes sociales.

Ser monero es una vida sedentaria; enciendo el radio, dejo a mi bebé en la guardería, hago ejercicio. A medio día tengo una lectura de notas del día anterior, comienzo a trabajar, entrego mi cartón a las 12 de la noche, es todo un proceso de estar escuchando noticias, a veces lo más complicado que resulta es cuál es el mejor tema, a veces puedes tener un chiste de un tema intrascendente, pero el tema del día no será ese, eso me frustra más, pero regularmente mi rutina es estar pegado todo el día a la radio, a un monitor, estar informándome. Tengo en prensa escrita una hora de entrega, en medios digitales está más relajado, en el periódico si hay que meter el acelerador y meterle presión a tu ardilla porque sí necesitas entregar un cartón a las 10 de la noche”.

Agregó: “A la hora de mandar un cartón, se siente un alivio especial, es una creación a fin de cuentas, no está bien hablar de mi chamba, pero todos mis cartones son diferentes, me llama la atención buscar programas nuevos para dibujar, porque me enfadan los mismos, me gusta divertirme con eso, usar nuevos pinceles, eso me hace sentirme vivo, que vale la pena estar experimentando y no caer en una monotonía porque sería aburrido, me encanta dibujar, pero a veces lo hago por compromiso porque lo tengo que hacer. Los moneros somos criaturas solitarias, necesitamos una atmosfera de soledad para poder crear”.

Acompañándolo en el evento, el director del Sistema Universitario de Radio, Televisión y Cinematografía de la Universidad de Guadalajara, Gabriel Torres, describió a Qucho como un cartonista irreverente, capaz de plasmar realidades muy puntuales de la agenda política y social de Jalisco.

A veces un cartón de un monero como Qucho puede decir en una ilustración lo que en tres o cuatro editoriales sesudas no logramos. La ventaja que tiene el monero, es que ese cartón al ser una ilustración importante que refleja una realidad social tiene que tener un público más amplio, es más probable que se pueda disfrutar de un buen cartón, sobre todo cuando la sátira es parte de ese recurso del periodismo para expresar una crítica. Qucho no solo tiene buen trazo, tiene sentido crítico de la realidad, es valiente, critica al poder, es un irreverente, un rebelde, es de los pocos periodistas de Jalisco que todavía se atreven a plasmar sin muchos reclamos realidades muy puntuales”, puntualizó.

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ENTREVISTAS

José Anastasio Quintero, candidato a magistrado en materia civil: «La justicia debe transformar vidas, no solo resolver expedientes»

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Por Gabriel Ibarra Bourjac //

La vocación de José Anastasio Quintero por el derecho nació de una inspiración temprana, impulsada por su familia y el ejemplo de Alfredo Rocha Muñoz, un abogado y académico que marcó su camino desde joven.

Su experiencia como juez en casos complejos, como los relacionados con responsabilidad civil en seguros o transacciones financieras internacionales con bancos como el New York Mellon, refleja su capacidad para abordar asuntos de alto impacto con sensibilidad y rigor.

En particular, su manejo de casos que equilibran el daño material e inmaterial demuestra un enfoque humano hacia la justicia, buscando no solo aplicar la norma, sino también restaurar derechos intangibles que afectan profundamente a las personas.

Sobre la narrativa oficial que la reforma vendrá a democratizar la justicia, no la comparte, toda vez que considera que “el voto directo para todos los jueces es complejo y puede comprometer la independencia”.

En la entrevista con Conciencia Pública hace una advertencia: “La reforma es incompleta, pues solo aborda a jueces y magistrados (10% del sistema), dejando fuera fiscalías, secretarías de seguridad y universidades, que son clave en la procuración de justicia. La percepción de corrupción es más marcada en materia penal, donde la falta de visibilización desde la investigación inicial afecta los resultados judiciales”.

Frente a los desafíos del Poder Judicial, José “Pepe” Quintero propone una visión clara para combatir la corrupción, un problema que considera arraigado más en la percepción que en la práctica cotidiana de los juzgadores.

Su estrategia se centra en la visibilización de los procesos judiciales a través de la tecnología, dejando evidencia electrónica de cada actuación para minimizar cualquier posibilidad de influencias externas.

En sus 10 años como juez, asegura no haber enfrentado presiones políticas, económicas o criminales, atribuyendo esta fortaleza a la transparencia y al equilibrio de fuerzas en los casos mercantiles. Su compromiso con la independencia judicial es firme, advirtiendo que la elección por voto popular, aunque histórica, podría comprometerla si no se acompaña de mecanismos que garanticen la autonomía de los magistrados.

Quintero también aboga por acercar la justicia a comunidades marginadas, como las indígenas, mediante una mayor inversión presupuestal para expandir la cobertura de juzgados, inspirándose en el modelo de Nayarit (2000-2002).

Su experiencia personal, como el caso de un accidente menor donde exigió responsabilidad al agente de vialidad en lugar de aceptar soluciones prácticas, refleja su apuesta por la justicia restaurativa, un principio que conecta con su aspiración a ser magistrado: dictar resoluciones que no solo resuelvan expedientes, sino que transformen vidas.

Percepción de la Reforma Judicial de 2024
“El Poder Judicial necesitaba una reforma, demandada por la sociedad, pero no comparto el método de elección por voto popular, ya que puede comprometer la independencia judicial. A pesar de no ser el ideal, participo activamente para contribuir al cambio, en lugar de solo criticar. La reforma tiene áreas de oportunidad, pero el olvido de la sociedad por parte de los juzgadores, enfrascados en el día a día, es un problema mayor que los abusos. Es momento de mirar hacia afuera para impulsar un cambio real.”

Momentos clave en la carrera
“Un caso relevante como abogado externo de Banco Vital, con una cuantía elevada y transacciones internacionales complejas, me marcó profesionalmente. Involucró 250 demandas en una, con operaciones vinculadas al New York Mellon Bank, lo que me llevó a especializarme profundamente en materia mercantil. Como juez, los casos de responsabilidad civil en seguros, donde se reclama daño material e inmaterial (como la pérdida de seres queridos), han sido los más significativos, por la complejidad de equilibrar el daño económico y emocional.”

Sobre los excesos de los bancos y la necesidad de protección al cuentahabiente, erxpresa:
“He presenciado cancelaciones de cuentas bancarias sin justificación clara, una práctica que antes era difícil de combatir. Las reformas a la Ley de Amparo de 2012 permiten ahora considerar a los bancos como autoridad en ciertos casos, facilitando la protección de los cuentahabientes mediante juicios de amparo. Sin embargo, los bancos han quedado a deber en la protección contra ciberdelincuencia, especialmente en transacciones electrónicas, donde la mayoría de los casos que atiendo muestran falta de información para justificar disposiciones de dinero, evidenciando una conducta pasiva de las instituciones.”

Significado de ser magistrado en el contexto actual
“Ser magistrado en materia civil en el Tercer Circuito es el mayor reto de mi vida profesional. Los tribunales colegiados toman decisiones finales en conflictos entre particulares, sin posibilidad de revisión, lo que exige resoluciones colegiadas y cuidadosas para minimizar errores. Mi objetivo es que la justicia impacte directamente en la vida de las personas, con decisiones que permeen de manera efectiva.”

Independencia judicial y medidas para garantizarla
“La independencia judicial es la piedra angular de la justicia, y la elección por voto popular puede comprometerla al generar preocupaciones por conservar el cargo. Para garantizarla, propongo visibilizar completamente los procesos judiciales mediante tecnología y transparencia, reduciendo la posibilidad de presiones externas. En mis 10 años como juez, nunca he enfrentado presiones políticas, económicas o de otro tipo, y en materia mercantil, los conflictos suelen equilibrarse por la presencia de entes económicos poderosos en ambos lados.”

Para cerrar la entrevista manda un mensaje a los ciudadanos:
“Invito a los ciudadanos a votar por mí, revisando mi trayectoria académica, profesional y personal, libre de quejas o procedimientos administrativos. Mi experiencia en materia civil, mercantil y familiar garantiza conocimientos sólidos, no experimentos. Postulo a un cargo donde puedo ofrecer congruencia, experiencia y compromiso con una justicia que proteja los derechos fundamentales de todos.”

¿QUIÉN ES JOSÉ QUINTERO?

José Anastasio Quintero, candidato a magistrado federal del Tercer Circuito en materia civil, emerge como una figura sólida en el contexto de la histórica elección del Poder Judicial Federal en 2025. Egresado de la Universidad de Guadalajara, con una trayectoria forjada en escuelas públicas, Quintero ha acumulado más de dos décadas de experiencia en el ámbito jurídico, especializándose en materia civil y financiera.

Su carrera incluye 15 años trabajando para instituciones bancarias, un periodo en la dirección contenciosa del municipio de Zapopan, y una destacada labor en el Poder Judicial Federal, donde ha sido juez en el primer juzgado de oralidad mercantil en Jalisco desde 2015. Actualmente, como capacitador nacional en procesos orales para la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria (CONAMER), su expertise en procedimientos modernos lo posiciona como un candidato con un profundo conocimiento técnico y práctico.

 

 

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ENTREVISTAS

Arturo Ramón Tamayo Salazar, candidato a magistrado administrativo del distrito 2: «Los expedientes tienen rostro»

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Por Francisco Junco //

Arturo Ramón Tamayo Salazar, candidato a magistrado administrativo del distrito judicial 2 en Jalisco, no ve los expedientes judiciales como meros documentos. Para él, cada carpeta representa una vida, una historia, una necesidad humana. “Un expediente no es un papel. Es una persona, su patrimonio, sus problemas”, afirmó con énfasis en entrevista con Conciencia Pública.

Con 23 años de trayectoria en el Poder Judicial de la Federación, Tamayo se postula en las elecciones judiciales de 2025 con una visión clara: humanizar la justicia, acercarla a la ciudadanía y fortalecer la confianza en el sistema. Su campaña, enmarcada en la reforma judicial de 2024, combina experiencia técnica con un compromiso profundo por el servicio público.

Una justicia con rostro humano

Para Tamayo, la justicia no puede ser un trámite frío. “Si entendemos que estamos juzgando la vida de alguien, no podemos fallar de manera indiferente”, sentencia. Cada expediente que analiza lleva el peso de una madre buscando medicamentos, un empresario defendiendo su negocio o una familia enfrentando un despojo.

Esta perspectiva define su enfoque como servidor judicial: resolver no solo con base en la ley, sino con empatía. “No redactamos párrafos legales; respondemos a dolores reales”, asegura. Su candidatura busca que la justicia administrativa, encargada de revisar actos de autoridad, sea un puente hacia soluciones justas, no una barrera de tecnicismos.

Tamayo insiste en que los jueces deben actuar con sensibilidad. “El expediente no es un documento, es una persona”, reitera, subrayando la necesidad de un “chip” humanista en la impartición de justicia. Esta filosofía, que combina rigor técnico con cercanía, es el eje de su propuesta para el distrito 2, que abarca 35 municipios de Jalisco, desde el oriente de Guadalajara hasta Los Altos. Su objetivo es claro: transformar la percepción de la justicia como algo lejano y abstracto, haciéndola tangible y accesible para todos.

La reforma judicial: Retos y aprendizajes

La reforma judicial de 2024, que permite a los ciudadanos elegir jueces y magistrados el 1 de junio de 2025, ha obligado a Tamayo a salir de los tribunales y recorrer las calles. “Antes traíamos un chip de no estar tan cercanos”, reconoce, pero la campaña le ha enseñado el valor de la cercanía.

Los ciudadanos le piden agua potable o alumbrado, confundiendo su rol con el de un político tradicional. Él aclara pacientemente: “Mi labor es proteger sus derechos frente a abusos de autoridad”. Esta interacción directa ha sido reveladora: “Es satisfactorio que te abran las puertas, que la ciudadanía diga: ‘Por fin conoceré a quien me imparte justicia’”.

Sin embargo, Tamayo advierte riesgos en la elección popular. “La ciudadanía a veces piensa: ‘Voté por ti, mi caso debe resolverse a mi favor’”, explica, enfatizando que “la justicia no funciona así”. La ley, insiste, es su único mandato.

Frente a la percepción de corrupción en el Poder Judicial, aclara que muchos confunden a los jueces con fiscales o policías. “El juez solo analiza las pruebas aportadas. Si no son idóneas, no puede decidir de otra forma”, puntualiza. La elección popular, confía, hará la justicia “más cercana, más humana”, fortaleciendo la confianza en la institución.

Propuestas para una justicia transparente y accesible

Como candidato, Tamayo propone tres ejes para su gestión. Primero, simplificar el lenguaje de las sentencias para que sean comprensibles, eliminando tecnicismos que alejan a los ciudadanos. Segundo, promover la capacitación continua de jueces y personal judicial, adaptándose a la evolución del derecho. “La preparación técnica es clave para una justicia eficiente”, sostiene. Tercero, garantizar la independencia judicial mediante total transparencia y auditorías públicas, protegiendo a los magistrados de presiones políticas o económicas. “Nunca he cedido a intereses externos; mi compromiso es con la ley y la gente”, asegura.

Tamayo también aboga por abrir el Poder Judicial a nuevos perfiles con vocación de servicio, eliminando barreras institucionales. “Hay talento fuera del circuito judicial que puede enriquecer el sistema”, dice. Su visión incluye una justicia administrativa que resuelva con rapidez y equidad casos como clausuras injustas de negocios o negativas de servicios públicos, asegurando que los ciudadanos sientan al Estado como un aliado, no como un obstáculo.

Casos que marcan una vocación

Un caso que marcó su carrera fue la defensa del Bosque Los Colomos en Guadalajara, donde impugnaciones a acuerdos administrativos amenazaban con alterar su uso de suelo. “Analizar los derechos fundamentales y proteger esa zona privilegiada fue profundamente satisfactorio”, recuerda.

La sentencia, que priorizó el bien común y el derecho a un entorno sano, no solo resolvió un conflicto legal, sino que preservó un patrimonio ambiental. Otros casos, como restituciones laborales o la reapertura de negocios clausurados injustamente, le han mostrado el impacto humano de la justicia. “Ver la cara de las personas cuando reciben una sentencia favorable es lo que me motiva”, confiesa.

Un llamado a la confianza ciudadana

En la boleta del 1 de junio, los votantes del Distrito 2 encontrarán seis boletas de colores, con candidatas a la izquierda y candidatos a la derecha. Tamayo, quien no puede ser votado por sus familiares en Guadalajara (fuera de su distrito), invita a los ciudadanos a elegir con conciencia. “Voten por los mejores perfiles. Estoy seguro de que con mi trabajo saldremos vencedores”, dice confiado. Su campaña, que cubre desde Zapotlanejo hasta Lagos de Moreno, ha sido intensa, pero enriquecedora, llena de historias de injusticias que refuerzan su compromiso.

Tamayo no busca popularidad, sino cercanía. “No se trata de ser más conocido, sino más claro, más comprometido”, afirma. En estos meses de campaña, ha escuchado a ciudadanos desalojados sin motivo, familias sin acceso a medicamentos y pequeños negocios afectados por errores administrativos. “Ahí es donde entra la justicia administrativa, y ahí quiero estar”, subraya.

Su meta es que los ciudadanos no solo voten, sino que confíen en la justicia, en sus jueces y en su país. “Saldremos a la calle todas las veces necesarias para que la gente crea en nosotros”, concluye, con la convicción de quien ve en cada expediente un rostro y una esperanza.

¿QUIÉN ES ARTURO RAMÓN TAMAYO SALAZAR?

Arturo Tamayo, nacido en Guadalajara hace 43 años, es hijo de una trabajadora social viuda. Casado, con dos hijas universitarias, estudió Derecho en la Universidad de Guadalajara, obtuvo maestría y doctorado en la Universidad Panamericana (becado por la Suprema Corte) y un máster en Barcelona. Con 23 años en el Poder Judicial, desde chofer hasta secretario de tribunal en Nogales, Monterrey, Tepic y Zapopan, conoce a fondo el sistema. “La función judicial exige capacitación constante”, afirma. Su experiencia lo impulsa como candidato a magistrado, viendo en la elección popular una oportunidad para fortalecer la confianza ciudadana. “No me postulo por la reforma; he trabajado toda mi vida para un cargo como este”, precisa.

 

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ARTE

De la cosmetología al arte: Cómo Silvia Murillo encontró su pasión y vocación en el bronce

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Por Gabriel Ibarra Bourjac //

En la casa de la escultora Silvia Murillo Reding, se respira arte. Entre piezas de plastilina, cera y bronce, Silvia, con una sonrisa que destila pasión, comparte la historia de cómo, contra todo pronóstico, encontró su vocación en la escultura.

Lo que comenzó como una visita casual a un taller se convirtió en una aventura que transformó su vida, demostrando que el arte no conoce edades ni límites.

Un despertar tardío en el taller de Juan Méndez

Hace apenas trece años, Silvia cruzó el umbral del taller del maestro Juan Méndez, un escultor autodidacta conocido por obras como la Madre Patria y el Colón. Lo que ella describe como un “cementerio de esculturas” —moldes, figuras a medio tallar, el olor a plastilina y polvo— la envolvió como un hechizo. Había llegado para promover un proyecto, pero las herramientas y las formas la capturaron. “Ahí se plantó la semillita”, recuerda, sus ojos brillando. Ese día, el arte la llamó, y ella, sin saberlo, respondió.

Antes de ese encuentro, Silvia había coqueteado con el arte, pero no con la escultura. A los 15 años, pintaba y creaba cuadros de marquetería, una técnica decorativa que aplicaba a muebles y que, aunque efímera en su registro, le valió elogios. Llevó a su madre a clases de pintura para distraerla, pero terminó ella misma tomando el pincel. “La gente veía mis cuadros y preguntaba de quién eran. Yo decía ‘míos’, y no lo creían”, cuenta con una risa. Sin embargo, un terapeuta, al que llama su “gurú”, le dio un vuelco a su destino: “Lo tuyo no es la pintura, es la escultura”. Tres años después, esas palabras la llevaron al taller de Méndez.

El maestro, con su estilo rústico, no le dio clases formales. “Haz un huevo”, le dijo, entregándole una barra de plastilina. Luego, con una hoja, le mostró las proporciones de un rostro y la dejó sola. “Como puedas”, fue su única instrucción. Aquel desafío, burdo pero liberador, despertó en Silvia una confianza inesperada. “Me di cuenta de que podía hacerlo”, dice, evocando cómo experimentó con herramientas, texturas y sus propias manos, guiada por un instinto que no sabía que tenía.

De la cosmetología al arte

La escultura llegó tarde, pero Silvia no era ajena al trabajo manual. Durante 25 años fue cosmetóloga, una profesión que perfeccionó con dedicación y que le dio un conocimiento intuitivo de la anatomía humana. “Eso me ayudó a modelar”, explica. Sus primeros torsos, creados en un fin de semana febril, sorprendieron al mismo maestro Méndez. “No pude parar”, confiesa, recordando cómo la plastilina cedía bajo sus dedos, como si siempre hubiera estado destinada a darles forma.

Antes de la escultura, Silvia exploró el multinivel, construyendo una red de más de 3,000 personas en cuatro años y generando ingresos significativos. “Era agotador, pero aprendí a liderar”, dice. Aunque planeaba lanzar su propio multinivel, el arte la sedujo con una fuerza mayor. “Me permitía expresarme, sacar lo que llevaba dentro”, reflexiona. La pintura, que alguna vez fue un pasatiempo, palideció ante la escultura, que se convirtió en su lenguaje. “Me eché un clavado y no pude parar”, admite, describiendo cómo el arte la atrapó, relegando sus otras facetas.

Un proceso creativo:

Sueños, anatomía y movimiento

El proceso de Silvia es tan vibrante como sus obras. Trabaja simultáneamente en hasta siete piezas, saltando de una a otra como un músico que toca múltiples instrumentos en una orquesta. “Me aburro si me quedo en una”, confiesa. Sus materiales —plastilina, cera con parafina— se transforman en figuras que destilan movimiento, un sello de su estilo. “Quiero que el material no se sienta rígido”, explica, señalando torsos, máscaras y figuras que parecen danzar.

La anatomía es su obsesión. Sus años como cosmetóloga le dieron una base, pero su estudio profundo de proporciones y musculatura ha elevado su trabajo. “Cuando me metí a estudiar anatomía, mi obra cambió”, dice. Sus piezas, como Los Amorosos, destinadas a un hotel en Puerto Vallarta, o Cazando Historias, nacida en la pandemia, reflejan esta precisión. La primera, dos figuras entrelazadas en un abrazo, captura la intimidad humana; la segunda, una bailarina sostenida por una mano que representa la madre naturaleza, habla del tiempo y la fragilidad tras el COVID.

Muchas de sus ideas nacen en sueños. “Me duermo pensando en una pieza y despierto con la solución”, revela. Así surgió El Viajero, una serie de gorditos con mochilas que simbolizan el equipaje de la vida, con alas que evocan ángeles guardianes y elementos como barcos de papel o patines que representan el viaje existencial. Otra serie, más surrealista, incluye máscaras y figuras como el Ave Fénix, que corta y transforma para añadir vacíos, un concepto inspirado en la vacuidad budista: “Ver lo que no se ve”.

Obras que cuentan historias:

De El Filósofo a Resurgir

La primera obra de Silvia, El Filósofo, fundida en bronce, marcó un hito. Vendida el mismo día que la presentó, le provocó una mezcla de orgullo y dolor. “No quería soltarla, era parte de mí”, admite. Sin embargo, el consejo de su fundidor —“Haz otra”— la liberó. Desde entonces, ha creado más de cien piezas, casi todas únicas, aunque planea series como Los Viajeros y máscaras de gran formato. Su obra Resurgir, exhibida en la Ruta Escultórica de Guadalajara, es una de sus favoritas. Un torso que invita a la introspección, habla de descubrir el potencial oculto, un reflejo de su propia reinvención.

Otras piezas, como Acariciando el Amor o Charlando con el Futuro, revelan su inspiración en la filosofía budista y su amor por la música y los caballos. “Me gusta la yegua árabe por su cara fina”, dice, mostrando un caballo con líneas fluidas. Cazando Historias, con su bailarina y mariposas, captura la efervescencia del amor, mientras Suspiro Creativo y El Titiritero exploran la fantasía y el control. Cada obra es un relato, un pedazo de su alma tallado en materia.

Exposiciones y el desafío de la visibilidad

Silvia ha presentado unas diez exposiciones, desde la Casa de la Cultura de Ajijic, donde despuntó durante la pandemia, hasta el Palacio Municipal de Zapopan, Chapala, Jocotepec y la galería Ojos del Tiempo. Una de sus últimas muestras en Ajijic, vendió 12 de 16 piezas únicas, un éxito que la sorprendió. Una galerista neoyorquina, fascinada por sus máscaras, la invitó a exponer en Nueva York y Ajijic, pero Silvia, aún novata, no dio seguimiento. “Estaba enfocada en producir”, explica.

Aunque su obra se vende rápido —promedia cuatro piezas al mes—, Silvia admite que no vive exclusivamente de la escultura. Reinvierte todo en materiales y producción, tratando su arte como una pequeña empresa. Sin embargo, su presencia en redes sociales, como Instagram, es limitada. “No soy de redes, pero estoy aprendiendo a promoverme”, dice, consciente de que la visibilidad es clave para crecer. Su meta es completar las series de Los Viajeros y máscaras, y sueña con una exposición que reúna sus gorditos, símbolos de la humanidad en movimiento.

La escultora y su legado

Para Silvia, ser escultora es más que un oficio; es una forma de existir. “Me he reinventado muchas veces”, reflexiona, desde la cosmetología hasta el multinivel y ahora el arte. Su versatilidad, su capacidad para disfrutar cada proceso y su valentía para aprender por prueba y error la han llevado lejos. Inspirada por audiolibros, la música, el budismo y las vivencias de su entorno, ve el mundo con ojos de artista, capturando lo invisible en cada vaciado de bronce.

Fascinado por su obra le pregunto a Silva qué requiere una escultora además de talento. “Anatomía, paciencia y la capacidad de expresarte”, responde Silvia.

Su obra, con su movimiento y simbolismo, no solo adorna espacios como el hotel Villa Lala o el Jardín del Medio, un hotel escultórico; también invita a reflexionar sobre la vida, el amor y el tiempo. “El arte es mi manera de hablar”, dice, mientras muestra un armadillo o una máscara, cada pieza un testimonio de su profundidad.

Cuando me despido, llevo conmigo un pequeño torso, un regalo de Silvia. Pero el verdadero regalo es haber conocido a una mujer que, a los 49 años, demuestra que el arte puede surgir en cualquier momento, transformando no solo la materia, sino la vida misma. Silvia Murillo Reding, con sus manos llenas de cera y sueños, sigue esculpiendo su legado, una obra a la vez.

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