JALISCO
Necesario instrumentar en el gobierno una política de archivos: Freddy Mariñez, presidente del CPS del SEAJ

Por Diego Morles //
Hay un desorden administrativo con los archivos públicos, advierte el Presidente del Comité de Participación Social (CPS) del Sistema Anticorrupción del Estado de Jalisco (SEAJ), Freddy Mariñez Navarro al manifestarse por una política de archivos ya que es fundamental que las nuevas herramientas tecnológicas estén presentes.
Tiene que haber un proceso de modernización, innovación pública en el marco de una política de archivos, señala Freddy Mariñez Navarro y en ello la importancia de la nueva Ley General de Archivo, que entra en vigor el 15 de junio para lo cual todas las entidades federativas necesitan armonizarse al tenor de esta nueva ley.
“La lucha contra la corrupción tiene muchas aristas, una de las principales son los archivos. Antes veíamos a los archivos como la manera en que los funcionarios públicos que no se portaban bien lo mandaban al sótano, a cuidar los archivos, era un castigo”.
“Ahora se ha replanteado el rol de los archivos en la administración pública, por una sencilla razón, tener la vivencia escrita de la acción gubernamental, los archivos representan el eslabón de la cadena en la rendición de cuentas, esto en el combate a la corrupción es fundamental, así como lo es también la transparencia, los datos abiertos, lo que pueda archivarse en la relación sociedad-estado, o la relación sociedad civil-gobierno”.
Para que haya un escenario ideal para el archivo, se debe conectar con procesos democráticos, siendo lo fundamental la rendición de cuentas.
“Hay muchas experiencias, pero lo que sí da la base fundamental para que se modernicen los archivos es que se conecten con procesos democráticos, con instituciones democráticas. La institución democrática fundamental es la rendición de cuentas, sin rendición de cuentas no podemos tener democracia. Empezar por ahí, así tiene que comenzar el diseño, que la modernización de los archivos vaya en función de fortalecer el acceso a la información por parte de la ciudadanía o las entidades, ya lo demás tiene que estar conectado con un sistema tecnológico, con la profesionalización”.
Para evitar la ausencia de elementos, es importante la parte técnica y la profesionalización del archivo, que puede ser un híbrido entre lo presencial y lo tecnológico.
“Hay un desorden administrativo. Una política de archivos es justamente darle la parte institucional, la parte técnica, la parte de la profesionalización, es importante que las nuevas herramientas de tecnología estén presentes, puede ser un híbrido entre lo presencial y lo tecnológico, puede ser un archivo digitalizado. Pero sí tiene que haber un proceso de modernización o de innovación pública en el marco de una política de archivos. Es más, nunca se ha hablado de una política de archivos, es la hora, es el momento de empujar las políticas”.

Freddy Mariñez Navarro
EL FORO
Como parte de su participación en el Foro “Hacia la armonización de la ley estatal de archivo del estado de Jalisco y sus municipios”, Freddy Mariñez Navarro resaltó la iniciativa desde varias perspectivas, la gestión pública, los sistemas anticorrupción, la transparencia y la rendición de cuentas.
“Leyendo la ley, creo que los objetivos de estas mesas es buscar el detalle de la ley para que no nos pase lo mismo que muchos estados que replican tal cual la ley general, detallando algunos aspectos de la misma, me centré en el capítulo 4 sobre la coordinación del sistema de archivos, detecté algunos aspectos importantes como es fomentar en los sistemas la capacitación y profesionalización del personal, de toda la organización y coordinación del sistema de archivos con una visión integral. Fomentar estos sistemas, darle un sentido integral a esto va a implicar una coordinación no solo en el sistema de archivos, sino entre el sistema nacional de transparencia y los sistemas estatales anticorrupción”.
Agregó: “Tienen que participar otros sistemas y actores, creo que no están contemplados en la ley. Me refiero a la parte que tiene que ver con la fiscalización que tiene cada dirección, cada secretaría y el sistema de fiscalización del sistema anticorrupción. Por otra parte, la intervención de actores fundamentales que entran dentro de la capacitación y profesionalización más allá del archivo, no vamos a capacitar y profesionalizar archivistas con una visión limitada, sino con una visión que vaya más allá del objetivo fundamental”.
El elemento que no se puede deslindar de esta nueva ley es la rendición de cuentas, que es fundamental.
“Los archivos no podemos deslindarlo del concepto de la rendición de cuentas. Es fundamental en esto, por lo tanto, se diría que el primer eslabón de la rendición de cuentas inicia con los archivos, también actores que tengan que ver con la rendición de cuentas, no solo con el punto de vista horizontal e institucional, sino con rendiciones de cuentas que tengan que ver con la incorporación de los ciudadanos, se habla un elemento importante que es la rendición de cuentas social, que implica más allá de los aspectos institucionales, existen mecanismos que desde la sociedad pueden fortalecer el mismo”.
EL ARCHIVO EN ZAPOPAN
Por su parte, Sofía Camarena Niehus, Directora de Archivos del Gobierno de Zapopan, participó en la mesa “La armonización de la Ley General de Archivos desde la perspectiva de los municipios”, en donde resaltó el trabajo que han venido realizando en el municipio
“Hay interés de parte de la Legislatura del Estado por trabajar en nuestra ley. Zapopan es uno de los archivos beneficiados, con mucho apoyo a lo largo de los años, es uno de los pocos archivos que cuenta con un edificio exprofeso para ello, como también lo tiene Guadalajara. Somos, pese a ser uno de los archivos con tanto apoyo, nos faltan muchas cosas”.
Subrayó: “Un archivo es complejo, en Zapopan se tiene resguardo de 68 mil 729 cajas, esto quiere decir 6 mil 872 metros lineales, se reciben un promedio de 3 mil 85 cajas al año, todo el material contenido en inventarios, formatos de transparencia o remisión documental. Cuando se publicó la ley general de archivos, comenzamos a realizar actividades para que cuando entrara en vigor el mes de junio ya tengamos algo avanzado”.
En cuanto a la nueva ley, Sofía Camarena resaltó el artículo 2 fracción 5, en donde se implementan los documentos electrónicos encaminados al establecimiento de gobiernos digitales abiertos en los tres niveles gubernamentales.
“Se menciona la implementación de documentos electrónicos encaminados al establecimiento de gobiernos digitales y abiertos en el ámbito federal, estatal y obviamente municipal que beneficien con sus servicios a la ciudadanía, así como la fracción 11 del artículo 11 que se refiere a procurar el resguardo digital de los documentos. En archivos de toda la república estamos preocupados, pedimos que cada vez que tengamos estos foros se plantee la necesidad de que exista un verdadero apoyo económico para todos estos proyectos o exigencias que nos pone la ley, como será digitalizar”, puntualizó.
JALISCO
El horror de Teuchitlán alcanza a Alfaro

De Frente al Poder, por Óscar Ábrego //
La primera semana de diciembre del año pasado escribí en este espacio una colaboración que titulé “Alfaro y el karma de la vida”.
En esa ocasión afirmé:
“Enrique Alfaro deja con su adiós una larga estela de agravios.
“Durante su estancia en el poder siempre privilegió satisfacer su apetito egocéntrico.
“Se sabe muy bien que con el tiempo creció su agrado por la sumisión absoluta de sus colaboradores.
“El control férreo fue su sello particular.
“Incluso algunos de sus chiqueados más cercanos admitían en lo corto que sus furiosas reacciones no eran más que una proyección de su personalidad soberbia e intolerante.
“Se dice del karma que toda acción tiene una consecuencia y que todo lo que se envía al universo volverá a nosotros.
“Si atendemos esto, entonces quizás el ahora ex gobernador de Jalisco debe prepararse para carear las consecuencias de esta ley inevitable”.
No pasó mucho tiempo para que el horror de Teuchitlán lo alcanzara.
Lo que son las cosas, mientras disfrutaba de lo lindo en Europa, se le apareció el rostro macabro de lo que fue su sexenio en materia de desaparecidos.
Las consecuencias serán muchas.
Por lo pronto, me aseguran que Pablo Lemus ni siquiera tiene ganas de responderle las llamadas y que derivado de este y otros asuntos, emprenderá una serie de medidas para despojar a Jalisco y a su gobierno de todo aquello que huela a alfarismo.
Tomar el control de partido MC sería una de sus primeras acciones.
Por cierto, en el centro del drama heredado por Alfaro Ramírez, es pertinente colocar el nombre de quien fue la mente perversa de la pasada gestión: Hugo Luna.
Sabemos que al margen de haber sido el zalamero más cercano, toda decisión institucional pasaba por su aduana, de tal modo que en la mira del actual gobierno su persona se vuelve un objetivo prioritario.
El fuero es un tema que ya está en revisión.
Al respecto, no sé si la justicia se encargará de estos dos personajes; sin embargo tengo fe en que el veredicto de la historia los colocará en el lugar que se merecen, porque ambos –hay que decirlo con toda claridad- se comportaron como unos miserables con los colectivos de padres y madres buscadoras.
Les ignoraron, descalificaron y re-victimizaron.
Por eso creo que podrán escapar de la ley, pero del karma, jamás.
En X: @DeFrentealPoder
*Óscar Ábrego es empresario, consultor en los sectores público y privado, escritor y analista
político.
CARTÓN POLÍTICO
¿Dormirá tranquilo en Madrid?
JALISCO
La justicia, un privilegio inalcanzable: Teuchitlán, la negación como crimen de Estado

Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco //
Hay maneras múltiples de negar un crimen, formas infinitas de enterrar un cuerpo, procedimientos diversos para desaparecer personas, ideas, realidades. En México, especialmente en Jalisco, el gobierno parece haberlas aprendido todas. El más reciente y grotesco episodio de negación oficial se escenifica alrededor de un rancho en Teuchitlán, cuyo nombre, «Izaguirre», se volvió sinónimo del horror: fosas, huesos quemados, restos calcinados, zapatos sin dueño.
Pero, según la fiscalía general del Estado, allí nunca hubo hornos crematorios. Así lo dijeron, con palabras oficiales, tranquilas, demasiado tranquilas, con la frialdad de quien niega para no actuar.
Héctor Flores, vocero del colectivo Luz de Esperanza, habla con el tono cansado de quien ya conoce todas las versiones oficiales. «Quieren minimizar la crisis, callar lo que dicen las familias y los medios», señala. No habla desde la teoría; lo suyo es la práctica cotidiana de una búsqueda desesperada, un intento de hacer justicia con propias manos, mientras el Estado responde con burocracia y negaciones. Y no habla solo de Teuchitlán, sino de una realidad que atraviesa todo México: más de 15,000 desaparecidos solo en Jalisco y decenas de miles más en todo el país. Números que aumentan, cifras que no despiertan acción sino indiferencia.
«La confianza está en las familias, no en las instituciones», sentencia Flores. Las palabras golpean con fuerza porque reflejan una verdad ya inocultable: el Estado ha dejado hace tiempo de ser garante de seguridad para convertirse en cómplice por omisión, por negligencia, por indiferencia. Flores lo explica sencillo, pero la simplicidad de su denuncia encierra toda la complejidad del fracaso institucional: «La federación no puede lavarse las manos echándole la culpa a los estados. La delincuencia organizada es competencia federal y tienen que actuar».
Pero México es el país donde los gobiernos siempre encuentran razones para no actuar. La Fiscalía argumenta que necesita denuncias formales para iniciar carpetas de investigación. Las familias responden que denunciar es ponerse en peligro, es exponerse a la violencia del crimen organizado, protegido por autoridades corruptas. La paradoja es brutal: se exige que las víctimas, ya violentadas, vulnerables, amenazadas, sean quienes se arriesguen aún más para hacer el trabajo que el Estado rechaza.
La negativa oficial sobre los hornos de Teuchitlán no solo busca invisibilizar la tragedia, sino evitar las consecuencias internacionales que podría acarrear el reconocimiento de un crimen que claramente constituye una violación masiva de derechos humanos. Flores apunta hacia organismos internacionales, como la Corte Interamericana de Derechos Humanos o la Corte Penal Internacional, advirtiendo que esta crisis, de ocurrir en cualquier país europeo, sería inmediatamente calificada como una emergencia global. Pero ocurre en México, donde los muertos pesan menos, donde los desaparecidos son culpables antes que víctimas.
La negación no es solo federal, es también local. Enrique Alfaro, gobernador saliente de Jalisco, dejó en herencia un récord macabro: pasó de 5,000 a más de 15,000 desaparecidos durante su mandato. Colectivos como «Por Amor a Ellxs» recuerdan cómo Alfaro prometió diálogo y puertas abiertas, pero solo entregó indiferencia y abandono. María del Refugio Torres resume así el gobierno de Alfaro: «ineficaz, lleno de omisiones y deficiencias».
Ahora la responsabilidad recae en Pablo Lemus, sucesor político que, al parecer, ante esta prueba está actuando a destiempo. En reuniones en noviembre del año pasado, previas a la toma de poder, Salvador Zamora, quien ahora es secretario general de Gobierno, asistió solo para sacarse la foto. No escuchó, no conversó, no actuó, en esta crisis, no ha aparecido.
La crisis institucional no se detiene en el Ejecutivo. Jonathan Ávila, del Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo (Cepad), denunciaba al finalizar la administración de Enrique Alfaro que no había ni siquiera un programa estatal de búsqueda en Jalisco y que el rezago en el Servicio Médico Forense alcanzaba niveles vergonzosos: más de 9,400 cuerpos sin identificar.
Mientras las autoridades siguen negando la realidad, las familias se organizan y protestan. Este sábado pasado, frente al Palacio de Gobierno de Jalisco, más de dos mil personas gritaron consignas claras y dolorosas: «El Estado sí sabía, Alfaro sí sabía». Lo sabían porque es imposible no saberlo, porque los campos del horror no nacen en secreto sino bajo el amparo de complicidades. Daniela Gómez, quien busca a su hermano desaparecido, resume el sentimiento común: «No es posible que haya más de 18,000 desaparecidos y solamente seis buscadores en el gobierno».
La vigilia del sábado fue otra demostración del dolor transformado en resistencia. Héctor Águila Carvajal, padre de otro desaparecido, pidió unidad: «Sigamos uniendo fuerzas, el dolor no cesa». Y no cesa porque la respuesta oficial sigue siendo mínima, burocrática, cínica.
Y lo de que Teuchitlán no se trata de un caso aislado. La lista de sitios donde se repite la tragedia es dolorosamente extensa: desde la macabra «Gallera» en Veracruz hasta los cuerpos disueltos en ácido por el infame «Pozolero» de Tijuana, pasando por la escalofriante cifra de restos en «La Bartolina», Tamaulipas. Un catálogo infernal de barbaries toleradas, acaso protegidas, por autoridades que prefieren mirar hacia otro lado.
Esta crisis no puede seguir siendo escondida bajo excusas burocráticas ni minimizada con comunicados oficiales. Los colectivos lo denuncian: Teuchitlán no es un caso aislado, sino un símbolo más de la impunidad institucionalizada. Héctor Flores alerta sobre al menos seis puntos más similares en Jalisco, que nadie quiere investigar porque nadie quiere reconocer lo evidente.
Desde Madrid hasta Nueva York, mexicanos en el exilio exigen lo básico: reconocer el término «sitios de exterminio», proteger efectivamente a las buscadoras, garantizar justicia y reparación. Es un grito desesperado, es una demanda urgente, y es, sobre todo, una advertencia: la negación no borrará los muertos, solo prolongará el sufrimiento.
Negar lo evidente es una forma más de violencia. México merece más que excusas. Las víctimas merecen más que palabras. Y la justicia, que debería ser obvia, hoy parece un privilegio inalcanzable.
En X @DEPACHECOS
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