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MUNDO

La búsqueda de paz en el Medio Oriente: Sudán se suma al acuerdo de Abraham con Israel

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Política Global, por Jorge López Portillo Basave //

El viernes pasado nos amanecimos con la noticia de que Sudán se sumaba al acuerdo de “Abraham”, creado por los Estados Unidos para normalizar relaciones diplomáticas entre Israel y los países musulmanes y árabes del mundo.

Doce horas después del segundo y último debate entre Trump y su contrincante Joe Biden, una llamada telefónica pública enlazó al Primer Ministro de Israel, Benjamín Netanyahu; al Primer Ministro de Sudán, Abdala Hamdok, y al Presidente de EUA, Donald Trump.

En dicha conversación se informó, que ambos países con el apoyo de EUA “acordaban la normalización de relaciones, poniendo fin al estado beligerante entre ambas naciones” y reabriendo “relaciones económicas y comerciales, iniciando con la agricultura, el turismo y la migración”. Sudán se ubica en la frontera sur de Egipto y está situado frente al lugar sagrado de la religión Islamita llamado “Ameca” en Arabia Saudita.

Aunque para nosotros parezca poca cosa o tema distante, este acuerdo al que se suma Sudán, muestra que las estrategias de un gobierno u otro pueden afectar a países que parecían irreconciliables e incluso que se han mantenido en estado de agresión militar durante más de 50 años. Así es, Israel ha estado en “guerra” con varios países árabes por décadas y este 2020, parece un año de excepción para lograr la paz en dicha región.

En México hay millones de familias con sangre del Medio Oriente y muchos millones más en EUA; debemos recordar que nuestros paisanos forman parte de los ejércitos del país vecino y por eso si hay conflictos militares, la sangre que se derrama en esa región también puede ser mexicana.

El objetivo será que más países se sumen a dicho acuerdo, incluso Irán, pero para eso falta ver qué sucede con EUA en los próximos días, ya que los militares y políticos pro invasión no están contentos con dejar el petróleo de la zona y para eso es mejor no extraer el que hay en EUA y mejor ir a dominar con Francia, Inglaterra y Alemania el del Medio Oriente y África como ha sucedido por décadas.

Los tres mandatarios acordaron reunirse a la brevedad para firmar dicho acuerdo en la ciudad de Washington. Aún no se sabe cuándo se reunirían, pero esto seguro será otro evento que Trump usará para cimentar su triple candidatura al Nobel de la Paz 2021. Las encuestas en EUA dicen que Biden ganará las elecciones la semana próxima, por lo que para el actual Presidente, podría pasar a la historia como un “pacifista gritón” pero efectivo, que perdió la elección en contra del Partido Demócrata que se supone está contra las guerras, pero que está apoyado por los políticos que en los 90´s apoyaron la guerra de Irak y la guerra de Vietnam de los 50´s a los 70´s en donde familias de empresarios y políticos americanos hicieron fortunas.

EL JURAMENTO DE ÁRABES

En agosto de 1967, la Liga de Países Árabes se reunieron en Sudán para acordar los tres No: No reconocimiento a Israel, no relaciones comerciales con Israel y no a la Paz con Israel. En este punto se puede entender la trascendencia del Acuerdo de “Abraham”, que buscará que la mayoría de las 22 naciones del bloque alcancen acuerdos bilaterales de Paz y Comercio con el gobierno de Jerusalén.

El acuerdo del 67, indicaba que los países con más recursos provenientes del petróleo, darían recursos a los menos ricos para aumentar sus ejércitos y forzar la creación del estado Palestino con la idea de la desaparición de Israel.

Así durante más de medio siglo, se han vivido momentos muy tensos y guerras con militares propios o con mercenarios y terroristas contratados por los países de la liga que atacan a ciudadanos e intereses israelíes, americanos y de sus aliados en todo el mundo, desde ataques a barcos en alta mar hasta bombas en embajadas o en edificios causando muerte a civiles en muchos lugares.

En el 2016, la estrategia del gobierno de EUA cambió y se propuso reunir a los líderes de las naciones árabes para lograr la paz con Israel a cambio de retirar tropas militares de los EUA en la región y de garantizar el trato justo a los países que aceptasen una vida más normal con Israel, asegurando a cambio la vía para la creación de un Estado Palestino que respete al Estado Judío y viceversa una vez que los intereses económicos de los países fundamentalistas como Irán sean arrinconados.

También se debe recordar que del 2016 a la fecha EUA no ha aumentado su presencia de tropas en la zona e incluso se ha negado a permanecer en algunas regiones como Iraq, de hecho este periodo es el primero de la historia reciente en la que los Estados Unidos no han iniciado conflictos o guerras, esto a pesar de la retórica incendiaria de su actual Presidente y de su constante uso del Twitter para atacar a moros y cristianos.

La estrategia ha rendido frutos y de seguir así podríamos ver la adhesión de Arabia y otros más en el futuro cercano.

EUA GANA DOBLE EN EL ACUERDO SUDÁN-ISRAEL

Desde el punto de vista diplomático este es un gran logro que se suma a los otros 2 países que ya reconocen a Israel como Estado Soberano en este año, pero como condición, Sudán pagó la semana pasada a EUA $335 millones de dólares como compensación para las personas de nacionalidad norteamericana que fueron víctimas de ataques terroristas relacionados con dicho país del Mar Rojo durante los últimos 30 años. En Sudán se han alojado y entrenado varios grupos terroristas patrocinados por Irán y otros países de la región durante décadas.

A cambio de dicho pago, EUA removerá a Sudán de la lista de “países promotores del terrorismo”, dicha lista bloquea el acceso al sistema financiero internacional y a los mercados occidentales, limitando a los que en ella están a sus relaciones con los gobiernos como China, Rusia, Venezuela e Irán que utilizan otros medios para recibir y enviar dinero y mercancías.

Ante la salida de Sudán, dicha lista sólo quedará integrada por Siria, Corea del Norte e Irán.

En la llamada el Primer Ministro de Sudán dijo… “agradezco mucho al Presidente de EUA y espero abonar a la construcción de esta relación y establecer fuertes lazos económicos y políticos entre las dos naciones y el resto del mundo”.

EUA trabajará con Irán para lograr que sean autosustentables en alimentos y ayudarlos a reducir su deuda externa.

Si Sudán pagó tanto dinero por reconocer a Israel, algo debe haber de bueno y esto debe ser dinero. Las negociaciones parecen incluir algún tipo de apoyo o acceso a inversiones y fondos directos por más de $800 millones de dólares y otros $3 mil millones de dólares vía externa en proyectos especiales que buscan aliviar varios problemas a los 45 millones de habitantes de dicho país del que más de 40 millones son musulmanes.

Pronto veremos los puntos del acuerdo y si los beneficios para Sudán se reflejan en la población que está pasando por una terrible crisis política y económica desde hace un par de años.

Lo que es seguro es que al menos no tendrán que estar gastando en pagar mercenarios para atacar al pueblo judío, también es cierto que ya no podrán usar su territorio para que terroristas se entrenen o escondan como sucedió con el propio Osama Bin Laden y Al-Qaeda que desde ese territorio organizó ataques a otros países como Kenia, EUA, Uganda, Israel, Etiopía, Arabia Saudita y otros.

Sudán tiene una deuda externa de más de $68 mil millones de dólares y es hogar de más de 2 millones de refugiados que huyeron de Siria, Chad y Sudán del Sur, por lo que lograr mejores relaciones con países fuera de la liga Árabe.

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El Capitán América y la batalla ideológica

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Opinión, por Miguel Ángel Anaya Martínez //

El cómic del Capitán América nació con un objetivo claro y acorde a un momento histórico muy concreto. El Nº1 de la serie apareció en los puestos de revistas estadounidenses en marzo de 1941, en su portada mostraba a un musculoso hombre enmascarado que portaba un traje lleno de barras y estrellas, mismo que propinaba un golpe en la mandíbula a Adolf Hitler. Este primer número vendió más de un millón de ejemplares.

Cuando se publicó el cómic, Estados Unidos aún no había entrado en la Segunda Guerra Mundial pero la situación era cada vez más tensa con las fuerzas del Eje y el gobierno ya estaba preparado para lo que podía suceder.

En diciembre de ese año, Pearl Harbor fue bombardeado por aviones japoneses y entonces EEUU se unió a los aliados. El Capitán América, que había conquistado el corazón de los jóvenes lectores, se sumó a la lucha difundiendo mensajes patrióticos o apareciendo en campañas propagandísticas.

El origen del Capitán América decía bastante de él: Steve Rogers era un joven que intentó alistarse en el ejército llevado por el compromiso que sentía hacia su país, pero que fue rechazado debido a su mala condición física. Sin embargo, su valentía y valores llamaron la atención de un grupo de científicos que lo eligieron para ser el primer “supersoldado” de la historia inyectándole un suero especial.

Si bien es cierto que lo que hace a Steve un héroe es el resultado de la inyección del suero (fuerza sobrehumana, súper reflejos, etc.), sus habilidades son una consecuencia de los valores que ya tenía. Es decir, que Steve era tan importante cómo el capitán. Los propagandistas gringos tenían claro lo que querían comunicar: cualquier estadounidense puede ser un héroe para su nación.

El panorama que enfrenta Estados Unidos en pleno 2024 es diametralmente distinto al que se tenía previo a la segunda guerra mundial. Los jóvenes ya no creen en lo que hace el gobierno, piensan que la guerra contra el Estado Islámico y Hamás es incorrecta y aquel sentimiento patriótico que llevó a Estados unidos a ser lo que es, se desvanece.

Los jóvenes estadounidenses, empujados por una serie de ideas que ven en redes sociales y por un pensamiento propio que critica a las instituciones, han salido a protestar en sus campus universitarios. Los manifestantes exigen a los centros educativos que rompan vínculos con cualquier proyecto que beneficie al Gobierno israelí o a las empresas que financian el conflicto entre Israel y Palestina.

La primera manifestación se dio en la Universidad de Columbia. Decenas de estudiantes instalaron una zona de tiendas de campaña en el campus y en días pasados, la policía intentó desalojar el campamento, cuando arrestó a más de 100 personas.

El fin de esta historia es de pronóstico reservado, pues parece increíble que hoy los jóvenes salgan a protestar contra un gobierno que de una u otra manera garantiza su expresión y su desarrollo personal para en cambio, defender ideas de aquellos que han buscado destruirlos. Algo de razón tendrán los jóvenes, pero, de seguir adelante con esto, ponen en riesgo a las instituciones que les brindan una serie de privilegios que pocos tienen en el mundo; pareciera que viven el síndrome de Estocolmo.

México, con diferencias de fondo, vive una situación similar. La admiración a la delincuencia organizada y a lo que representa, lleva a los jóvenes aspirar a ser como aquellos que generan inseguridad en el país, a compartir sus ideas, escuchar su música, replicar su vestimenta y a llevar a cabo acciones similares a las de que aquellos que tanto dañan a la sociedad.

Tal vez la guerra ideológica se perdió cuando faltaron líderes positivos a quien admirar, cuando se inició una guerra y el estado se mostró débil, cuando la pobreza y marginación llevaron a los jóvenes a buscar salir de esa situación a cualquier costo o cuando se propuso que a los delincuentes se le debían dar abrazos.

Estados Unidos y México comparten el problema de la falta de credibilidad de sus jóvenes hacia el gobierno. En ambos casos, parece que la batalla ideológica está perdida. ¿Qué hacer para recuperar la admiración y el respeto de los jóvenes por el país que los vio nacer?

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El radicalismo viene de la izquierda

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Opinión, por Fernando Núñez de la Garza Evia //

“La estabilidad lo es todo”, dice un antiguo proverbio chino. Pronto nos daremos cuenta de su sabiduría al quedar atrás la relativa estabilidad vivida en el país y el mundo durante los últimos treinta años. Además del regreso de las rivalidades geopolíticas, del desafío del calentamiento global y los riesgos de las nuevas tecnologías, tendremos que añadir el regreso del radicalismo político. En ciertos países proviniendo de la derecha, mientras que en otros de la izquierda.

Ha habido un debilitamiento de la democracia ante una creciente radicalización política. En Estados Unidos, una parte de la izquierda se ha vuelto más fundamentalista con la cultura del woke, aunque se ha mantenido en los márgenes partidistas. En la derecha, sin embargo, la radicalización se ha normalizado al llevar al extremo los principios del libre mercado, la negación del calentamiento global y la militarización de la política exterior.

Asimismo, en Europa ha sido la derecha política la que se ha tornado más extremista, llegando inclusive al poder en países tan relevantes como Italia. Pero, ¿por qué es la derecha la que ha llevado la delantera radical? Fundamentalmente, por la migración masiva y sus crecientes problemas culturales. Y un problema mayúsculo es que ese extremismo no solo es a nivel de las élites, sino también de las poblaciones.

La derecha en México no se ha radicalizado, al menos no aún. Porque no ha hecho suyas las políticas de mano dura contra la inseguridad, como la derecha salvadoreña. Porque no tiene una dura retórica anti-migrante, como la derecha europea. Y porque no niega el calentamiento global ni ha hecho suyo el dogma del libre mercado, como la derecha estadounidense. Además, la derecha mexicana es democrática, porque cree en los canales institucionales, la negociación partidista y las elecciones populares como mecanismos fundamentales para resolver los problemas políticos nacionales.

Sin embargo, su problema fundamental estriba en su falta de cuadros políticos, tanto así, que una persona sin militancia partidista será su candidata a la presidencia de la República, y lanzaron a una ex-Miss Universo para tratar de recuperar su otrora joya de la corona en el norte del país: Lupita Jones en Baja California.

La izquierda en México es la que se ha radicalizado. Tiene sentido: si en Occidente la derecha lo ha hecho a raíz de la migración masiva y sus choques culturales, en México ha sido la izquierda derivada de un contexto de pobreza y desigualdad, y de la desconfianza social que inevitablemente generan.

Las políticas del populismo de izquierda están ahí: militarización de la vida pública, exclusión del calentamiento global y los temas medioambientales, una profunda aversión a la ciencia y la tecnología, reparto de dinero sin condicionantes de por medio, adelgazamiento continuo de las capacidades del Estado, y un largo etcétera. Ni hablar de su manifiesto autoritarismo y sus políticas que podrían llevar al fin de la democracia-liberal en el país.

La izquierda y la derecha son dos lados de la misma moneda ideológica. Sin embargo, ha sido la izquierda política la que se ha radicalizado en México, tomada por el populismo lopezobradorista. La buena noticia es que la radicalización ha ocurrido más a nivel de las élites, sin haber permeado del todo entre la población. Por ahora.

  • Fernando Nuñez es analista político con estudios en derecho, administración pública y política pública, y ciencia política por la Universidad de Columbia en Nueva York

E-mail: fnge1@hotmail.com

En X: @FernandoNGE

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Abordando la desigualdad económica: El papel esencial del gobierno en las políticas de redistribución

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A título personal, por Armando Morquecho Camacho //

En la actualidad, la desigualdad económica es un tema candente que suscita debates y preocupaciones en todo el mundo. Esta disparidad en la distribución de la riqueza y los recursos económicos no solo es un fenómeno presente en economías en desarrollo, sino que también afecta a las naciones más industrializadas.

Mientras algunos defienden el valor de la meritocracia y la libre empresa, argumentando que el éxito económico debería ser el resultado del esfuerzo y el talento individual, otros señalan la creciente brecha entre ricos y pobres como una injusticia fundamental que requiere atención urgente.

La idea de que cada individuo debe tener la oportunidad de prosperar según su mérito es una piedra angular de muchas sociedades modernas, pero en la práctica, esta promesa de igualdad de oportunidades puede ser inalcanzable para muchos debido a barreras estructurales y desigualdades sistémicas.

En este contexto, surge una pregunta crucial: ¿Cuál es el papel del gobierno en la reducción de la desigualdad económica? Si bien algunos abogan por una intervención mínima del Estado en los asuntos económicos, argumentando que el mercado libre eventualmente corregirá cualquier desequilibrio, la realidad es que la desigualdad económica persiste y se profundiza en muchas sociedades.

Esto plantea la necesidad de una evaluación cuidadosa del papel que el gobierno puede y debe desempeñar en la promoción de la equidad económica y la justicia social. La cuestión no es solo una de moralidad, sino también de estabilidad social y cohesión comunitaria. Una sociedad profundamente dividida por la desigualdad económica corre el riesgo de enfrentar tensiones sociales y políticas que pueden socavar la estabilidad y el progreso a largo plazo

En este contexto, el papel del gobierno en la reducción de la desigualdad económica es crucial, ya que a través de ella, y con debida perspectiva social, se pueden implementar políticas de redistribución que promuevan una distribución más equitativa contribuyendo así a una sociedad más justa y próspera.

Lo anterior cobra relevancia ya que en un sistema económico basado en la libre empresa, a menudo se promueve la idea de que el gobierno debe tener una mínima intervención en la economía, dejando que el mercado se autorregule.

Sin embargo, esta perspectiva puede pasar por alto el importante papel que el gobierno puede desempeñar en la reducción de la desigualdad económica a través de políticas de redistribución las cuales no necesariamente implican una intervención directa en la economía, sino más bien un enfoque en la redistribución equitativa de la riqueza y los recursos para garantizar un mayor equilibrio social y económico.

Por otro lado, en esta tesitura, el gobierno puede adoptar medidas para fortalecer la seguridad social, proporcionando una red de seguridad para los ciudadanos más vulnerables lo que puede incluir programas de asistencia social, como seguro de desempleo, subsidios alimentarios y programas de vivienda asequible, que ayudan a proteger a los individuos y familias de caer en la pobreza extrema debido a circunstancias adversas.

Asimismo, es fundamental invertir en infraestructuras sociales, como educación pública de calidad y acceso equitativo a oportunidades de desarrollo profesional. Al proporcionar a todos los ciudadanos las herramientas y habilidades necesarias para tener éxito en la economía moderna, se puede reducir significativamente la desigualdad económica y promover una mayor movilidad social.

No podemos perder de vista que, si bien la libre empresa puede ser un motor importante para el crecimiento económico, el gobierno tiene un papel vital que desempeñar en la reducción de la desigualdad a través de políticas de redistribución equitativa de la riqueza y los recursos. Estas políticas no solo promueven la justicia social, sino que también pueden contribuir a un mayor crecimiento económico y estabilidad social a largo plazo.

A pesar de ello, la realidad es que un enfoque equilibrado es necesario. Mientras que el exceso de intervención del gobierno puede tener efectos negativos en la innovación y la eficiencia económica, la falta de intervención puede exacerbar la desigualdad y crear tensiones sociales insostenibles. Por lo tanto, es importante que el gobierno encuentre el equilibrio adecuado, implementando políticas de redistribución que sean efectivas y eficientes sin socavar el espíritu emprendedor y la vitalidad económica.

Es evidente que la desigualdad económica es un desafío significativo que enfrentan muchas sociedades modernas, tanto que este desafío constantemente nos genera la necesidad de plantear preguntas difíciles, pero cuyas respuestas son necesarias.

Si bien la libre empresa puede ser un motor importante para el crecimiento económico, no puede garantizar por sí sola una distribución justa y equitativa de la riqueza y los recursos. En este sentido, el gobierno puede desempeñar un papel crucial en la reducción de la desigualdad a través de políticas de redistribución que promuevan un mayor equilibrio social y económico.

Al considerar estas políticas de redistribución, es importante tener en algunas de las ideas planteadas por Michael Sandel en su libro «La tiranía del mérito».

Sandel argumenta que la meritocracia, la idea de que el éxito se debe exclusivamente al mérito individual, ha contribuido a la creciente desigualdad económica al glorificar el éxito personal mientras denigra a aquellos que no tienen éxito. Esta narrativa del mérito puede llevar a la creencia de que aquellos que están en la parte inferior de la escala económica merecen su situación, lo que socava la solidaridad social y perpetúa la desigualdad.

Por lo tanto, las políticas de redistribución deben ir más allá de simplemente corregir las desigualdades económicas y también abordar las injusticias subyacentes en el sistema. Esto puede implicar cambiar la forma en que valoramos el éxito y reconocer que el mérito individual no es el único determinante del éxito económico. En su lugar, debemos adoptar un enfoque más colectivista que reconozca la contribución de todos los miembros de la sociedad y garantice que todos tengan acceso a oportunidades y recursos básicos para prosperar.

La lucha contra la desigualdad económica requiere un enfoque integral que combine políticas de redistribución efectivas con un cambio en nuestra concepción del mérito y el éxito. Al hacerlo, podemos trabajar hacia una sociedad más justa y equitativa, donde todos tengan la oportunidad de alcanzar su máximo potencial independientemente de su origen socioeconómico.

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