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Putin avanza con su oleoducto a Europa: contradicciones geopolíticas: Estados Unidos, Alemania y Rusia

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Política Global, por Jorge López Portillo Basave //

Los críticos de Vladimir Putin le pueden acusar de muchas cosas, de dictador o de asesino, pero nadie puede negar que el Presidente ruso es una persona sumamente pragmática e inteligente que ha logrado no sólo consolidar el poder en su país durante décadas, sino que además ha logrado presionar y dividir a los aliados europeos y en coordinación con China también ha logrado aumentar la división interna en los EUA jugando con la imagen de sus presidentes a los que se les acusa de ser suaves con él desde Obama hasta Trump y claro ahora Biden.

EL OLEODUCTO RUSO

En marzo de este año el Secretario de Estado de los EUA, Anthony Blinken, dijo que el oleoducto de Rusia a Alemania, conocido como el North Stream 2 o NS2, era “una mala idea” y que “cualquier empresa relacionada, corría el riesgo de ser sancionada” por el d

Departamento del Tesoro de su país.

A finales del 2019 el Presidente Trump impuso sanciones a Rusia y a los empresarios europeos que estaban construyendo dicha tubería que viaja por el fondo del Mar Báltico. El proyecto de Putin trata de abastecer principalmente al mercado alemán con gas natural o “LNG” que hoy exporta vía otros oleoductos como el que pasa por Ucrania llamado “South Stream”.

Al mismo tiempo Trump agilizó los permisos para que se construyese un oleoducto de Canadá a Texas, mismo que fue suspendido a la llegada del Presidente Biden, bajo la idea de que EUA dejaría de usar y por ende promover el uso de combustibles fósiles.

LA INCONGRUENCIA

Todo parecería lógico, Biden está en contra de los energéticos fósiles y por ende canceló el oleoducto en EUA y de enero a mayo ratificó las sanciones en contra del oleoducto ruso.

En abril se decía que las sanciones de Trump-Biden no serían suficientes para frenar al dueto Putin-Merkel por lo que sería necesario que EUA usase presión diplomática para evitar que el gas de Rusia siguiese incrementando la presencia de Putin en el mercado europeo.

Polonia, Francia y el propio Parlamento Europeo se oponen al proyecto argumentando razones de seguridad nacional pero eso podría no ser suficiente.

De manera sorpresiva , en el marco de una reunión diplomática entre el Secretario de Estado Blinken y su contraparte de Rusia, el pasado jueves se informó que el gobierno de EUA ya no aplicaría sanciones a los empresarios que participasen en la construcción del oleoducto “NS2”, el informe fue enviado por el propio Blinken al Congreso de EUA, contrariando un decreto del 2019 que había pasado con el apoyo de demócratas y republicanos, ordenando dichas sanciones como parte de una estrategia más amplia para castigar a Rusia por la invasión de Crimea en Ucrania y de paso para fomentar la venta a de “LNG” producido en EUA y en los países árabes.

En la carta al congreso de EUA el encargado de la diplomacia norteamericana dijo que “eran razones de seguridad nacional” por lo que se dejarían de aplicar dichas sanciones y como una muestra de apoyo a los aliados de EUA.

Los intereses de Alemania y de Rusia fueron atendidos por el Presidente Biden quien decidió aceptar que dicha tubería sea usada para vender “LNG” y en un futuro hidrógeno.

En el piso quedó el interés de las empresas americanas que además de no poder usar su propio oleoducto de Canadá a Texas, obvio no podrán vender a precios competitivos en Europa por las nuevas reglas en EUA, también perdió Ucrania quien cobra derecho de paso a la actual tubería rusa llamada South Stream o “SS”, que transporta el 80% del gas que Rusia vende a la UE.

ANGELA MERKEL PROALEMANIA

Con Trump Ángela Merkel, por decirlo menos tuvo una mala relación, hubo muchos choques públicos, principalmente por la falta de tacto del neoyorkino, pero el asunto de la NS2 fue uno de los más importantes, Alemania busca fuentes de “LNG” económico lo que era puesto en riesgo por las sanciones de EUA vs Rusia por la invasión a Ucrania. La poderosa e icónica Canciller alemana sabe que en la política una cosa es lo que se dice y otra es lo que se debe hacer. Así Alemania piensa que es mejor mantener cerca a Putin y usar sus recursos naturales para no aventarlo a los brazos de Xi. Lo que tal vez de todos modos suceda o incluso ya sucedió.

Aunque Europa y a Alemania se quejan públicamente de la conducta rusa, de sus espías, de sus hackers y de los abusos en contra de los opositores a Putin, a quien en fecha reciente se le acusó de envenenar a su principal crítico Alexei Navalny quien al regresar de su exilio médico en Alemania fue encarcelado de inmediato, los empresarios alemanes avalados por su gobierno no dudaron en prestar a la empresa rusa $5 mil millones de dólares para construir la tubería.

Aprovechando las constantes llamadas para el asunto de Palestina, Rusia y Alemania, lograron que Biden diese su brazo a torcer, aplicando reversa a las sanciones del 2019, provocando una ola de críticas por parte de legisladores de su propio partido, de muchos políticos europeos, del propio Ucrania y claro de los republicanos, quienes le acusaron de ser hipócrita al cancelar un oleoducto nacional bajo pretextos ambientales y al mismo tiempo hacerse de la vista gorda con respecto a los abusos rusos en contra de Ucrania, de los ciber ataques y más recientemente en contra del llamado oleoducto “colonial” que corre del Golfo de México hasta Nueva York, mismo que fue hackeado la semana pasada por supuestos piratas rusos quienes habrían pedido y recibido $95 millones de dólares para liberar los sistemas de la empresa que transporta el 50% de todos los combustibles que se usan en la Costa Este de los EUA.

EL NS2 UNA INVERSION A FUTURO

A pesar de que Alemania está en el llamado Acuerdo de Paris, ha decidido contratar los servicios de Rusia para allegarse de “LGN” por cuando menos las próximas dos décadas, lo que según los expertos generaría 100 millones de toneladas de CO2 cada año.

Seguramente se buscará una forma de buscar bajar las emisiones de CO2 en otros rubros para compensar esto, pero la realidad es que las potencias siguen invirtiendo en energías fósiles que seguramente irán convirtiendo en compensadas, después en neutras y seguro en un futuro en Cero reales; por lo pronto sólo EUA busca encarecer sus insumos cancelando la producción de estos combustibles o haciéndolos incosteables.

El costo del NS2 que viajará por el norte es de $10 mi millones de dólares y podrá transportar la misma cantidad de gas que actualmente transita por “SS” que pasa por Ucrania, quien cobrará $15 mil millones de dólares en rentas por el derecho de vía de la “SS” y quien con el apoyo de EUA en el 2019 consiguió que Rusia le pagase $2 mil millones de dólares en daños por incumplimientos relacionados con el uso de dicha línea de transmisión durante los años previos a la invasión de Crimea en 2014.

Según los políticos pro NS2, el que Ucrania dependa del derecho de paso ruso por la “SS” es malo y debería de buscar otras fuentes de ingresos, por lo que la nueva tubería alentaría –¿forzaría?- a dicho país a buscar otros recursos, algunos incluso sugieren que EUA y Alemania deberían prestarle dinero para modernizarse, mismo que podría ser perdonado si dicho país implementa medidas “para combatir la corrupción”.

Esto es decir que en lugar de que dicho país sea autosuficiente con sus propios recursos y su ubicación geográfica, deberá ser subsidiado por Occidente y obedecer las recetas que Berlín y Washington le impongan. Esto suena como a lo que quiere Moscú; nada es gratis.

Putin y Xi de China están usando su propio carbón, petróleo y con el “LGN” generarán hidrógeno para venderlo a través de sus tuberías a los países del Acuerdo de París, quienes deberán de sustituir el uso directo de los primeros combustibles.

El 25% de todo el “LGN” que se utiliza en Europa proviene de Rusia, ese país debe decidir si va a vender mucho más de dicho energético a Europa o simplemente dejará de usar el oleoducto “SS”, conformándose con su actual parte del mercado. Si Rusia usa los dos oleoductos a su máxima capacidad inundará el mercado de Europa sacando del mismo a varios de los países árabes, pero si lo usa sólo para sustituir la ruta del sur, será una forma de presionar a Ucrania y a su frágil economía. La desaparición de Ucrania podría darse en el próximo lustro porque los europeos no estarán preocupados por defenderla ya que el gas les llegará por otro lado y Rusia tendría la capacidad económica para derrumbar al régimen que enfrentará presiones por la falta de ingresos.

LA GEOPOLÍTICA

Rusia se esta posicionando como el principal proveedor del gas natural y de petróleo de China, de Europa y del mundo. Veremos si Putin logra recuperar el esplendor de la Rusia Imperial como lo ha prometido o si el Green New Deal lo deja endrogado y con un mundo de instalaciones inservibles a las que él y Xi siguen apostando.

Putin y Xi le apuestan a sustituir a EUA pero Ángela Merkel ¿a qué le apuesta? Creo que ella le apuesta a estar bien con los tres en lugar de depender de los EUA. Pero Merkel se va en unos meses y quién sabe cómo será su sucesor o si ella se retirará a la vida privada.

En un trimestre, Rusia logró quitarse a los texanos como competidores en Europa, aumentó su alianza con China para construir oleoductos desde Rusia hasta China y de paso –Putin- le puso una regañada pública a los EUA con relación al Ártico en donde Rusia esta instalando nuevas bases militares.

Algunos quieren una mordida de lo que es nuestro, pero ellos deben saber que si lo intentan, les tumbaremos los dientes para que no puedan morder” sentenció el mandatario.

Rusia es el segundo productor mundial de “LGN” y genera hasta $60 mil millones de dólares anuales con las exportaciones de este energético, salvo el 2019 en el que sus ingresos cayeron un 35% debido al Covid19.

¿COINCIDENCIAS?

No parece que EUA esté muy interesado en sancionar a Rusia por sus acciones en hackeo del oleoducto de la Costa Este o en las supuestas violaciones electorales que habrían apoyado a Trump, más bien parece que Putin les esta dando una clase de cómo presionar por un lado para distraer y lograr los objetivos, porque muchos de los cohetes y la tecnología de Irán es vendida por Rusia. En el 2014, la OTAN y EUA hicieron ruido pero nada más cuando Rusia se apropió de Crimea, el periódico “Daily Wire” publicó que gestores pro “NS2” donaron a la campaña de Biden. ¿Será?

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El nacionalismo de Donald Trump: ¿Una solución o un riesgo?

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Opinión, por Samantha Contreras Guerrero //

La victoria de Donald Trump, basada en un mensaje de fuerte nacionalismo, marca un cambio que impactará tanto a Estados Unidos como al resto del mundo. Sus promesas de traer empleos de vuelta y proteger la economía estadounidense responden al descontento de muchos de sus votantes.

Su idea de “América Primero” busca hacer que Estados Unidos sea más independiente y fuerte, pero en un mundo tan conectado, esta visión enfrenta muchos retos y posibles problemas.

Para los estadounidenses, en un mercado donde casi todo se produce a través de cadenas internacionales, enfocarse en lo nacional podría hacer que los precios aumenten y haya menos opciones para los consumidores. Este tipo de enfoque proteccionista no solo implica costos altos para las empresas, sino que podría dar una falsa idea de seguridad económica, ya que el crecimiento estaría limitado solo al mercado interno, dejando de lado oportunidades con otros países.

En el ámbito internacional, el enfoque nacionalista de Estados Unidos genera preocupación entre sus aliados. Países como México, que dependen en gran medida del comercio y la inversión estadounidense, ven en riesgo la posibilidad de mantener relaciones estables e igualitarias.

El decremento en sectores como el nearshoring —donde América Latina ha visto una oportunidad de crecimiento— podrían ser afectados con este tipo de políticas. Además, al alejarse de acuerdos internacionales, Estados Unidos podría debilitar el sistema de cooperación global, necesario para enfrentar problemas complejos como el conflicto en Oriente Medio o la crisis climática.

La gran pregunta es si este regreso al proteccionismo es una solución real a los problemas económicos actuales. La inflación y la desigualdad están en aumento en todo el mundo, y Estados Unidos no es la excepción. En lugar de cerrarse, podría beneficiarse de una política que tome en cuenta las necesidades de todos sus sectores, buscando reducir las diferencias internas como la acumulación de riquezas, sin renunciar a los beneficios del comercio global.

El nacionalismo de Trump es una reacción a los problemas de un sistema económico que ha dejado atrás a muchas personas en Estados Unidos. Sin embargo, en un mundo hiperconectado, el aislamiento no puede evitar generar preocupación. Aunque la intención de proteger a los ciudadanos es válida, esta ideología corre el riesgo de afectar a largo plazo a aquellos mismos sectores que busca ayudar, reduciendo la capacidad de Estados Unidos para influir y crecer en la economía global.

E-mail: samcg2002@gmail.com

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Querámoslo o no, Donald Trump ha vuelto

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Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //

Lo recuerdo, era mi cumpleaños 20 y también domingo, y corría el año de 1973, y mi padre me regalaba “El Gran Gatsby”, la muy apasionante novela de F. Scott Fitzgerald, dos de sus ejes contenidos me cautivaron: La alienación y el impulso de Jay Gatsby por sentirse aceptado por una alta sociedad segregante, aun y a pesar de ser inmensamente rico, realidad que quizá se expresa más claramente en una frase de la obra: “La vida es una lucha de apariencias, una lucha de lograr y de tener más de lo que uno merece”.

Donald Trump es un claro ejemplo, muy actual y presente en el mundo, de la fuerza del impulso de tenerlo todo: Poder económico y poder político. Donal Trump está entre los hombres más ricos de Estados Unidos, y fue el 45º y será el 47º presidente de aquella nación.

Donald, quien perdió en 2020 ante Joe Biden al buscar reelegirse como presidente de Estados Unidos, cuatro años después descarriló a Biden en su también anhelada reelección, obligándolo a abandonar la carrera presidencial, y derrotó ampliamente a Kamala Harris, la relevo en el Partido Demócrata.

Donald Trump ha vuelto al poder más fuerte de lo jamás imaginado para cumplir con sus planes de preeminencia y grandeza norteamericana e imponer su visión conservadora de Estados Unidos ante sí mismo y ante el mundo. Trump es un hombre transparente; jamás deja nada a la imaginación y dudas de sus seguidores y detractores. Así, por ejemplo, para él, la Teoría de Género tiene los días contados en EEUU y sus promotores sabrán que tienen ante sí a su peor pesadilla.

El presidente Donald Trump, a partir del 20 de enero próximo, actuará con todo el poder para poner orden en su frontera con México en dos temas fundamentales, las acciones de los cárteles de la droga, declarándolos terroristas, y el tráfico humano, ambos vistos como gravísimas omisiones del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Marco Rubio, próximo secretario de Estado norteamericano, lo ha acusado públicamente, y nos lo recordará todos los días. Rubio es de palabra dura y mano aún más dura. Para Trump y Rubio los narcotraficantes son terroristas y los perseguirá con toda la fuerza del Estado norteamericano.

La esperanza nunca debería sustentarse en la venganza. No entiendo a quiénes cifran la satisfacción de su venganza hacia López Obrador en Marco Rubio. Sea cual fuere el resultado de la dureza del nuevo secretario de Estado norteamericano, es mi deseo que México vuelva, de mutuo propio, al orden y la paz, y que el gobierno y el congreso mexicanos no nos convoquen a rasgarnos las vestiduras ante las exigencias norteamericanas. Son justas.

En México, muchos de quienes estaban a favor de Kamala Harris, hoy se muestran muy a favor de Donald Trump. Su nacionalismo se mantiene muy firme; sin embargo, aceptan que ya es tiempo de poner en orden las cosas en México pues el estado mexicano, sin duda, está doblegado y resquebrajado ante los cárteles de la droga. Claudia Sheinbaum no ha demostrado estar dispuesta a cumplir a cabalidad con su mandato presidencial en materia de seguridad a pesar de los buenos oficios de Omar García Harfuch pues, peor, no desea tomar el mando que aun detenta López Obrador.

Sheinbaum deberá entender que solo tiene de dos sopas, o se arma de valor ante los cárteles y los traficantes de gente y los combate con toda la fuerza del Estado mexicano, o los gringos cumplirán con esa su obligación constitucional, interviniendo aun en nuestro territorio. Que de nada le valdrán las bravatas de Marcelo Ebrard en materia económica ante los gobiernos norteamericano y canadiense.

Que esto nos es pleito entre escolapios en donde uno echará al otro a su padre que es bombero y lo mojará con su manguera, y el otro a su padre que es policía y lo llevará a la cárcel. Que en cosas de gobierno se actúa conforme a la ley y se cumple con los tratados internacionales. Que Naciones Unidas tiene un centro en contra del terrorismo que a México obliga.

Un adelanto de la presión internacional que el gobierno de México enfrentará en los años próximos ya lo recibimos en esta semana. La calificadora Moody’s cambió de estable a negativa la perspectiva económica de México por el debilitamiento de nuestro Estado de derecho por la reforma judicial y el deteriorado entorno institucional gubernamental, el esperado aumento en el costo de la deuda internacional de México y la mayor rigidez del gasto público, que podrían socavar nuestros resultados fiscales y económicos.

Tanto Moody’s, como los principales analistas de los futuros económicos en el mundo, coinciden en calificar como de muy alto riesgo la reciente reforma aprobada por Morena, PT y Verde al Poder Judicial. Sheinbaum, obedeciendo a López Obrador, ha decidido alterar los controles y equilibrios del poder político y económico en México, y eso se le, se nos, cobrará muy caro.

Quiero invitarte a pensar en que Trump no está para salvarnos, ni Rubio para vengarnos. Ellos tienen sus tareas más allá del Rio Bravo. De este lado, todo depende de nosotros. Vamos, ni Sheinbaum hará nada para salvarnos; a ella solo le interesa obedecer a López.

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En riesgo la hegemonía estadounidense: El retorno de Donald Trump; retos económicos y sociales

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Actualidad, por Alberto Gómez R. //

En los últimos cuatro años, la economía y la cohesión social de Estados Unidos han enfrentado un deterioro significativo, marcando uno de los periodos más complicados en su historia reciente.

La administración de Joe Biden, aunque intentó implementar políticas para estimular la recuperación tras la pandemia de COVID-19, dejó profundas brechas económicas y sociales que ahora desafían al presidente electo Donald Trump. Con un escenario global en transformación y un entorno interno polarizado, Estados Unidos se encuentra en un momento crítico de redefinición de su papel como potencia mundial.

LA ECONOMÍA BAJO LA ADMINISTRACIÓN DE BIDEN

La inflación se convirtió en uno de los mayores retos durante la administración Biden. La epidemia de Covid-19 dejó tras de sí trastornos económicos; en junio de 2022, la inflación alcanzó un pico histórico del 9.1%, las tasas más altas que los estadounidenses han experimentado en 40 años, según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) lo que, por supuesto, en la práctica suponía un recorte salarial. La explosión del gasto militar para apoyar las guerras en Ucrania y Gaza también ha alimentado la inflación.

Como resultado, el nivel de vida de las y los trabajadores estadounidenses ha disminuido bajo la administración Biden, mientras que el auge del mercado de valores ha ayudado a las y los estadounidenses más ricos a hacerlo bastante bien. Este fenómeno, impulsado por interrupciones en las cadenas de suministro globales, estímulos fiscales masivos y el aumento de los precios de la energía, erosionó el poder adquisitivo de las familias estadounidenses. Aunque las medidas de la Reserva Federal lograron reducir la inflación a un 3.7% al cierre de 2024, esta cifra seguía por encima del objetivo del 2%, lo que refleja un entorno económico aún frágil.

El aumento del costo de vida se manifestó en productos esenciales. Según la Administración de Información Energética (EIA), el precio promedio de la gasolina aumentó un 40% entre 2020 y 2024. Asimismo, los alimentos básicos experimentaron un incremento promedio del 25%, afectando especialmente a las familias de ingresos medios y bajos. Esta situación exacerbó la desigualdad, ya que los salarios reales apenas crecieron un 3% durante el mismo periodo, según el Economic Policy Institute.

DÉFICIT FISCAL Y DEUDA PÚBLICA

El déficit fiscal alcanzó los $1.7 billones en 2024, mientras que la deuda pública superó los $36 billones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), un incremento alarmante respecto a los $27 billones reportados al inicio de la administración Biden. Este nivel de endeudamiento, alimentado por programas de estímulo económico y políticas de infraestructura, limita la capacidad del gobierno para responder a futuras crisis económicas. Además, el creciente costo del servicio de la deuda, derivado del aumento de las tasas de interés, se ha convertido en una carga significativa para el presupuesto federal.

La brecha económica continuó ampliándose durante la administración Biden. El 1% más rico de la población concentró el 38% de la riqueza total en 2023, mientras que los sectores más vulnerables enfrentaron mayores dificultades para acceder a empleos estables, y apenas aumentaron un 4% en términos reales, según un informe de la Oficina del Censo. Según el Departamento de Trabajo, el empleo precario representó el 30% de los nuevos puestos creados entre 2020 y 2024, con un aumento notable en los contratos temporales y trabajos a tiempo parcial. Esto ha exacerbado la pobreza en comunidades vulnerables, con un índice de pobreza que aumentó del 11.4% en 2020 al 14.7% en 2024.

En 2016, Hillary Clinton demostró su desprecio por los partidarios de Trump, entonces abrumadoramente blancos, etiquetándolos como “los deplorables”, en lugar de tratar de reconocer la fuente de su ira: la gran desigualdad en el statu quo económico. Ocho años después, con un apoyo a Trump mayor en prácticamente todos los grupos demográficos, es imposible ignorar la desesperación económica que alejó del Partido Demócrata a las y los electores, cuando Biden seguía presumiendo de que la economía estadounidense durante su mandato es “la más fuerte del mundo”.

FACTORES SOCIALES: POLARIZACIÓN Y RADICALIZACIÓN

La polarización política se ha intensificado, dando lugar a movimientos separatistas que, aunque minoritarios, representan una amenaza para la unidad del país. Uno de los fenómenos más alarmantes es el resurgimiento de movimientos secesionistas en estados como Texas y California.

Líderes locales y organizaciones políticas han planteado referendos para separarse de la unión federal, alegando incompatibilidades políticas y económicas. Aunque estos movimientos no tienen un apoyo mayoritario, su existencia refleja una fragmentación preocupante en la unidad nacional. Grupos como «Texit», que abogan por la independencia de Texas, han ganado tracción en sectores conservadores descontentos con las políticas federales. Estas iniciativas reflejan el creciente desencanto con el sistema político.

La radicalización ideológica también se ha intensificado. Los crímenes de odio aumentaron un 18% entre 2020 y 2024, según el FBI, afectando principalmente a comunidades afroamericanas, asiáticas, judías y musulmanas. Este aumento está vinculado al resurgimiento de grupos extremistas y al uso de las redes sociales como plataformas para propagar discursos de odio.

RETOS ECONÓMICOS Y SOCIALES

Con la reelección de Donald Trump, Estados Unidos se adentra en un periodo de grandes desafíos. Su promesa de «recuperar la grandeza estadounidense» enfrenta múltiples obstáculos, tanto internos como externos.

Trump ha anunciado un ambicioso plan para reindustrializar Estados Unidos y reducir la dependencia de las cadenas de suministro globales. Sin embargo, implementar esta estrategia requerirá superar barreras como la resistencia de aliados comerciales y la necesidad de inversiones masivas en infraestructura. También deberá manejar las tensiones con China, el principal socio comercial de Estados Unidos, en un momento en que las relaciones bilaterales están en su punto más bajo en décadas.

El presidente electo ha prometido recortes de impuestos para estimular el crecimiento económico, pero esta medida podría agravar el déficit fiscal si no se acompaña de reducciones en el gasto público. Además, la capacidad de implementar estas políticas dependerá de su habilidad para negociar con un Congreso dividido, donde los demócratas probablemente resistirán cualquier iniciativa que reduzca programas sociales.

El enfoque de Trump en políticas ultraderechistas, incluida la restricción de la inmigración y la eliminación de regulaciones ambientales, podría generar más divisiones. Aunque estas medidas cuentan con el apoyo de su base electoral, enfrentan la oposición de sectores progresistas y moderados, lo que podría derivar en mayores tensiones sociales.

EL FIN DE LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE

El bloque BRICS+ ha emergido como un desafío significativo para la hegemonía estadounidense. Con la inclusión de nuevos miembros como Arabia Saudita, este grupo busca crear un sistema financiero alternativo que reduzca la dependencia del dólar. Según el Banco Mundial, el comercio intrabloque creció un 15% anual durante los últimos cuatro años, fortaleciendo su influencia económica y política.

El dólar, pilar del sistema financiero internacional, está perdiendo su posición dominante. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la proporción de reservas globales en dólares cayó del 61% en 2020 al 55% en 2024. Este descenso refleja una creciente diversificación hacia monedas como el yuan chino y el euro, impulsada por iniciativas del BRICS+ y otros bloques emergentes.

En el ámbito militar y geopolítico, Estados Unidos enfrenta el ascenso de China como potencia dominante en el Pacífico y la reactivación de Rusia en Europa del Este. Además, la influencia de potencias regionales como Irán y Arabia Saudita en el Medio Oriente limita la capacidad de Estados Unidos para mantener su dominio en esta región estratégica.

El futuro socioeconómico de Estados Unidos dependerá en gran medida de la capacidad de la administración Trump para manejar una economía debilitada, una deuda insostenible y una sociedad fracturada. La reconciliación política y la creación de un camino inclusivo para el desarrollo serán cruciales para evitar una crisis prolongada.

Aunque Trump tiene un historial de promover el crecimiento económico, los riesgos asociados con su estilo confrontacional y sus políticas divisivas no pueden ser ignorados. El equilibrio entre reformar el status quo y evitar una mayor radicalización será la prueba definitiva para su liderazgo.

Estados Unidos enfrenta uno de los periodos más complejos de su historia contemporánea. La administración Biden dejó un legado de desafíos económicos y sociales que el presidente electo Donald Trump deberá abordar en un contexto de polarización interna y competencia internacional.

El éxito o fracaso de las políticas de Trump determinará no solo el rumbo de Estados Unidos, sino también el equilibrio de poder en el mundo. Sin embargo, para superar estos retos, será necesario un liderazgo que trascienda la retórica divisiva y busque soluciones inclusivas y sostenibles. En un mundo cada vez más multipolar, el destino de Estados Unidos dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades globales sin perder de vista los principios democráticos y la cohesión interna que alguna vez lo definieron como nación.

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