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OPINIÓN

El liderazgo del empresario Claudio X. González: La brega opositora por el nombre; del Sí por México al FRECIN

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Opinión, por Pedro Vargas Avalos //

Los esmeros de las fuerzas opositoras al actual gobierno autodenominado de la Cuatro T, son verdaderamente desconcertantes. Y al mismo tiempo, hasta la fecha, decepcionantes, fútiles y atropellados.

En efecto, cada que los adversarios del lopezobradorismo se lanzan contra él, suelen sembrar el desconcierto, es decir dejan perplejos a los ciudadanos y hasta a sus parciales: solo buscan deslices u omisiones, para alzar sus críticas, sin la menor opción de soluciones o alternativas viables y sustanciales para la nación.

En consecuencia, decepcionan, desilusionan a quienes en principio los ven con simpatía, o a los que, por sus coincidencias ideológicas, se supone son solidarios con los contradictores del régimen. Su actuar es circunstancial y por lo general básicamente malcontenta, de donde resultan sus puntos de vista muy frágiles.

La oposición, en su afán por sacudir el dominio del partido en el poder, y sus aliados, ha sabido orquestar discursos que en vez de amalgamar con firmeza sus fuerzas, ahondan el odio, la animadversión, que día tras día polariza más a los mexicanos.

Debemos recordar que el organismo “Sí por México”, surgido el año retropróximo manejado por capitalistas, afirmó que tenía el apoyo de casi 400 organizaciones de la sociedad civil, con cuyo respaldo convocó para “construir una nueva mayoría que se ponga de acuerdo en torno al SÍ (llamando) a todos los que desean un mejor país a sumarse a este proyecto” (Comunicado de Coparmex, 20 de octubre 2020). Un énfasis especial puso el órgano patronal hacia los partidos PRI, PAN y PRD; por lo que ve al Movimiento Ciudadano (MC), no se sumó y marcó su ruta propia.

El siguiente paso, fue englobar a los dirigentes de los antedichos institutos partidistas, único medio para alcanzar la soñada mayoría en la Cámara de Diputados federal. Eso se logró por el empeño de Claudio X. González, respaldado por su patiño Gustavo de Hoyos, ahora como representante de la ONG “Alternativas por México”; el eclipsado político priísta Demetrio Sodi por Futuro XXI, Beatriz Pagés, exdiputada priísta directora de la revista “Siempre!”, y de otros muy distintos personajes, como los que aseguran defender a los niños con cáncer o a las mujeres víctimas de violencia. El objetivo se logró y así se anunció el 22 de diciembre de 2020.

Esta alianza lleva el nombre de “Va Por México”; las letras son de color negro, tienen una letra X (equis, que algunos insinúan es la de Claudio X. González) donde resaltan los colores: azul del PAN; rojo del PRI y amarillo del PRD. De esa manera enfrentaron a la coalición “Juntos Haremos Historia” de MORENA y sus aliados. La contienda fue en junio anterior y ya sabemos su magro resultado: los morenistas volvieron a ganar la mayoría de diputados federales, de 15 candidatos a gobernador de Estado, vencieron en doce y en gran número de congresos locales. No obstante, los líderes de los tres partidos, festinaron triunfos que no adquirieron y quedaron en ridículo por presumir lo que no obtuvieron.

Hace unas semanas, un grupo de cinco legisladores (del Senado) en que destacan Gustavo Madero Muñoz, Emilio Álvarez Icaza y Germán Martínez Cázares, integraron un grupo que bautizaron como “Plural”, previa su salida de sus bancadas parlamentarias. Ahora estos se han dedicado a reunir de nueva cuenta a los opositores, en un Frente Cívico Nacional (FRECIN). En esta entelequia, aparecen desde luego los capitalistas multimencionados, y además de figuras como Cecilia Soto, la sonorense que fue candidata presidencial en 1994.

Ella precisamente dijo al portal “Julio Astillero” el 23 de este mes: el Frente “no es un asunto partidario, sino de organizaciones de la sociedad civil, personalidades y ciudadanos que se organizan porque piensan que “el país va muy mal” y que el Presidente López Obrador representa a un proyecto con el que no concuerda mucha gente”.

El FRECIN es otro intento de la oposición para sobrevivir a la vapuleada que recibieron en 2018. ¿Qué pasó con “¿Sí por México”, y su continuación que es el “Va por México”? Simplemente no resultaron lo que anhelaban los priístas, panistas y restos del perredismo, unidos por el “no empresario” de la X, secundado por el exdirigente patronal Gustavo de Hoyos, por lo que ahora se dice que se sumarán a este Frente Cívico Nacional (FRECIN), a fin de procurar conseguir lo que no han logrado en tres años.

Claudio X. González, recientemente insistió en que las agrupaciones que lucen la “X”, con mucha razón patrocinadas por él, continúan (o vegetan, dicen sus críticos) y no se han de repugnar a los políticos tradicionales que militan en los partidos opositores. Este inefable sujeto, sufre de estrabismo ideológico, pues ahora dio en proclamarse izquierdista, siendo que representa a la derecha más empedernida, afirma el compositor Fernando Rivera Calderón.

Expresó el magnate, por Twitter el 15 de noviembre: “el historial de desprestigio del PRI, PAN y PRD “no nos puede dar asco” si se trata de vencer a Morena y reveló que la coalición Va por México, que reivindicó como idea suya, prevé sumar en el 2024 también a los partidos Movimiento Ciudadano (MC) y Verde Ecologista de México (PVEM), cuyos líderes “andan viendo qué les conviene”. (Álvaro Delgado, Sin Embargo, 15-11-XI).

En el portal “LA SILLA ROTA” con fecha 24 noviembre, la periodista Ingrid Sánchez afirma que el FRECIN está próximo a constituirse, para lo cual se convocó a reunión, el sábado 27. Los datos los proporcionaron el oportunista Emilio Álvarez Icaza, senador sin partido (aunque llegó por el PAN) y el perredista J. Guadalupe Acosta Naranjo, incondicional de los Chuchos, (Jesús Ortega y Jesús Zambrano) casi casi enterradores del partido del sol azteca. A ellos se anexa la diplomática improvisada por Vicente Fox, Cecilia Soto.

Ese verosímil Frente, busca atraer a los que se oponen al presidente Amlo y su partido (MORENA), a efecto de elegir un candidato presidencial para 2024, por lo que un tema sustancial a discutir es encontrar un método para seleccionar ese abanderado; por cierto, como que les atrae el sistema argentino donde existen las votaciones primarias. Se trata, dijo la exembajadora foxista ante Brasil, de “inaugurar un proceso interesante de detección de candidaturas” pues, contra lo que se dice, sí existen candidatos en la oposición, aunque estos provengan de los partidos del Va por México, ya que, “¿de dónde vas a sacar más gente? Son los políticos que han estado participando”. O sea, el mismo pensamiento del señor X.

A ese proyecto, los impugnadores de AMLO deben madurarlo, sino será otro eslabón del bregar por un nombre sin cristalizar sus metas, dándole la razón al primer mandatario que los analiza así: “Ya sabemos cómo actúan, la verdad, con mucho egoísmo y no pensando en el interés general. Sólo piensan en su conveniencia y no saben de generosidad, no saben de solidaridad, de fraternidad, de amor al prójimo, están demasiado ensimismados, preocupados por ellos mismos”.

Solo el tiempo nos revelará si los opositores al régimen tienen la razón y podrán alcanzar sus fines, o si, por el contrario, como afirmaba Juárez y lo convalida la Cuatro T, el triunfo de la reacción, es moralmente imposible.

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MUNDO

Nominar a Trump, la devaluación del Premio Nobel de la Paz

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Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //

¿Hay similitudes entre Donald Trump, la Madre Teresa y Nelson Mandela?

La pregunta, lanzada con sarcasmo por un colega, apuntaba a la reciente nominación de Trump al Premio Nobel de la Paz. La respuesta: Trump podría unirse a este selecto grupo.

La idea me dejó atónito. ¿Ha caído tan bajo la credibilidad de este galardón como para premiar a un líder cuya retórica se nutre de confrontación, cuya política persigue a migrantes y carece de un ápice de humanismo?

Hoy martes este debate resuena mientras el mundo observa el conflicto Israel-Irán, donde la autoproclamación de Trump como nominado expone las tensiones geopolíticas y mediáticas.

La nominación, promovida por congresistas republicanos como Buddy Carter y respaldada por Pakistán, parece más un ejercicio de autopromoción que un reconocimiento genuino.

En redes sociales, como X, las reacciones son polarizadas: partidarios de Trump celebran el “logro” con hashtags como #TrumpForPeace, mientras críticos lo tildan de “cínico” y “absurdo”, citando su historial belicista.

Trump prometió evitar “guerras eternas” tras su victoria en 2024, pero autorizó ataques a instalaciones nucleares iraníes el pasado sábado, usando B-2 y misiles Tomahawk. Este acto contradice su discurso, y el supuesto “acuerdo de alto el fuego” con Irán, presentado como mérito, ya muestra fisuras, según posts en X que reportan nuevos enfrentamientos.

La nominación parece un intento de blanquear su imagen tras decisiones controvertidas.

El Nobel de la Paz, históricamente un bastión de humanitarismo, ha perdido brillo. La entrega a Barack Obama en 2009, sin resultados concretos en paz, marcó un precedente de devaluación. Nominar a Trump, conocido por su retórica agresiva y políticas antiinmigrantes, refuerza la idea de que el premio se ha convertido en una herramienta de legitimación política. En X, usuarios ironizan: “¿El Nobel para Trump? ¡Solo falta nominar a Kim Jong-un por sus sonrisas!”.

Esta percepción se agrava por el contexto: el ataque a Irán, justificado por la supuesta inminencia de una bomba nuclear, evoca el engaño de Irak en 2003 bajo Bush, cuestionando la transparencia de EEUU.

Los méritos alegados incluyen el “acuerdo de alto el fuego” y su giro diplomático con Corea del Norte en 2018-2019, aunque este último colapsó. Sin embargo, su intervención en Irán, alineada con Israel, sugiere una agenda de poder más que de paz. En redes, analistas como

@GeoPoliticaMX destaca que la nominación coincide con la presión de Trump para reafirmar la hegemonía estadounidense ante China y Rusia, aliados cautelosos de Irán.

La posibilidad de que Donald Trump reciba el Premio Nobel de la Paz, pese a su retórica de combate y confrontación, plantea un dilema ético y simbólico que erosiona la esencia del galardón. Este escenario no solo reflejaría una devaluación histórica del premio, sino que legitimaría una narrativa donde el poder y la autopromoción prevalecen sobre los principios humanitarios que han definido a figuras como Mandela o la Madre Teresa.

Si el Nobel cae en manos de un líder cuya trayectoria contradice la paz, el desafío será redescubrir su propósito original, promoviendo un diálogo global que priorice la humanidad sobre la hegemonía. Solo así se podrá contrarrestar la ironía de un mundo al revés, donde la confrontación se corona como virtud.

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MUNDO

Sensacionalismo mediático: Alimentando el miedo a una Tercera Guerra Mundial

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Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //

El sábado pasado, el mundo despertó con la noticia de que Estados Unidos bombardeó instalaciones nucleares cerca de Teherán, utilizando bombarderos furtivos B-2, bombas antibúnker GBU-57 y misiles Tomahawk lanzados desde submarinos y destructores.

Este ataque a tres puntos estratégicos intensificó la tensión global en un contexto ya marcado por la incertidumbre del gobierno de Donald Trump. Sus políticas, desde aranceles arbitrarios hasta conflictos comerciales con aliados como México y Canadá, han generado inestabilidad, amplificada por medios sensacionalistas que, a través de redes sociales, alimentan el miedo a una tercera guerra mundial entre audiencias influenciables.

El conflicto comenzó con ataques israelíes contra Irán, basados en la supuesta inminencia de una bomba nuclear iraní. Irán respondió impactando misiles en el complejo militar Kirya en Tel Aviv, exponiendo la vulnerabilidad del sistema defensivo israelí, incluida su Cúpula de Hierro.

Trump, alineándose con Israel, decidió intervenir sin pruebas claras que justifiquen la acción, evocando el precedente de George W. Bush, quien en 2003 invadió Irak con falsas acusaciones sobre armas de destrucción masiva. Esta repetición de tácticas imperiales para preservar la hegemonía estadounidense genera escepticismo global. ¿Quién confía en Trump, cuya facilidad para distorsionar la verdad es bien conocida?

Tras ganar las elecciones en noviembre de 2024, Trump prometió evitar “guerras eternas”, pero su retórica belicosa, incluyendo amenazas contra el líder supremo iraní Ali Khamenei, contradice esa postura. Su decisión arriesga un conflicto de consecuencias impredecibles, especialmente si Irán contraataca bases estadounidenses en la región.

Los medios sensacionalistas, amplificados por plataformas digitales, convierten esta crisis en un espectáculo de paranoia, presentando el conflicto como el preludio de una guerra global. Sin embargo, un análisis racional sugiere que las condiciones para una escalada de esa magnitud son limitadas, particularmente por la postura de China y Rusia, aliados históricos de Irán.

CHINA: CAUTELA ESTRATÉGICA
China ha optado por posicionarse como mediador, proyectando una imagen de actor responsable en la escena global. Los aviones chinos detectados rumbo a Irán probablemente buscaban evacuar personal, no brindar apoyo militar. Una guerra prolongada elevaría los precios del petróleo, afectando la economía china, que depende de la estabilidad energética.

Pekín podría recurrir a presión diplomática o sanciones económicas contra Estados Unidos, pero una intervención militar es improbable, dado el riesgo de desestabilizar sus relaciones con Occidente. Los medios sensacionalistas, sin embargo, exageran el rol de China, generando temor infundado entre quienes consumen titulares alarmistas sin cuestionarlos.

RUSIA: OPORTUNISMO LIMITADO
Rusia, enfrascada en su conflicto con Ucrania, ve en la crisis una oportunidad para distraer a EEUU y debilitar su apoyo a Kiev. Sin embargo, su respaldo a Irán ha sido mínimo, sin evidencia de asistencia militar directa. Moscú podría negociar beneficios, como alivio en sanciones por Ucrania, a cambio de mantenerse al margen. Aunque podría ofrecer inteligencia o logística a Irán si el conflicto escala, una intervención activa es poco probable.

Los titulares que predicen una coalición Rusia-Irán son exageraciones mediáticas que alimentan la paranoia de una guerra global, ignorando los cálculos estratégicos de Moscú.

FACTORES QUE LIMITAN LA ESCALADA
Irán ha advertido que la intervención de EE. UU. podría desencadenar una “guerra total”, pero su capacidad militar está mermada tras los ataques israelíes a sus defensas aéreas y sitios nucleares. China y Rusia priorizan su estabilidad interna y económica, evitando un enfrentamiento directo con EE. UU. e Israel. Ambos países podrían buscar influencia mediante soluciones diplomáticas, no militares. Los medios sensacionalistas, sin embargo, capitalizan el miedo, magnificando la amenaza y omitiendo el contexto geopolítico que desinfla la narrativa de una guerra mundial inminente.

IMPLICACIONES PARA MÉXICO
Para México, el conflicto tiene repercusiones económicas y políticas significativas. Un aumento en los precios del petróleo por la guerra beneficiaría temporalmente a Pemex, pero elevaría los costos de combustibles, impactando la inflación y el bienestar de los mexicanos. Además, la presión de EEUU para alinear a México en su agenda podría complicar la política de no intervención del país, un principio histórico de su diplomacia.

La intervención de Estados Unidos en Irán es un movimiento arriesgado de Trump para reafirmar la hegemonía estadounidense, sin evidencia sólida que lo respalde. Los medios sensacionalistas, amplificados por redes sociales, convierten esta crisis en un espectáculo de miedo, exagerando las probabilidades de una tercera guerra mundial y generando paranoia entre audiencias poco críticas.

China y Rusia, con posturas cautelosas, difícilmente escalarán militarmente, optando por maniobras diplomáticas para proteger sus intereses. En México, el conflicto amenaza con impactos económicos y diplomáticos, lo que exige un periodismo responsable que desmantele el alarmismo y fomente un análisis racional.

La ciudadanía merece información veraz, no narrativas que lucren con el temor.

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NACIONALES

Los juzgadores: Ley, justicia y pluralidad con democracia

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Por Pedro Vargas Ávalos //

A partir del cercano uno de septiembre, el Poder Judicial mexicano se renovará, a pesar de las oposiciones, las oligarquías privilegiadas, la mayoría de sus comentócratas y medios tradicionales, es decir, tope en lo que tope. Tendremos pues, juzgadores emergidos del voto popular y no de cúpulas de predominio.

Los enjuiciadores que integren el innovado ramo jurisdiccional (en Jalisco seguiremos en espera, pues nuestros legisladores -y quizás el ejecutivo- no tienen prisa y al parecer ni simpatías para remozar nuestro aparato judicial) tendrán como norte aplicar la ley, siempre procurando imponer la justicia, lo cual les será fundamental porque simbolizan la pluralidad nacional y surgen de la voluntad popular, o sea , de la democracia, lo cual se ajusta a lo que ordena el artículo 39 de la Constitución: Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste.

Ministros, magistrados y jueces siempre deben sujetarse, en el ejercicio de sus funciones, a la ley o más ampliamente al Derecho, pues aquella es el mandamiento obligatorio escrito (por lo que si no se cumple es sancionable) expedido por la autoridad competente, en tanto que este -el Derecho- implica el conjunto de normas y principios que regulan la convivencia de las personas, con el fin de que imperen la justicia -saber separar lo justo de lo injusto y que se otorgue a cada quien lo que legal y razonablemente le corresponde- y el orden con armonía social.

El aparato judicial, por tradición, siempre se integró con matices clasistas; de hecho, no encontrábamos en el cuadro de juzgadores, representantes de los pueblos originarios, y solo en exiguo porcentaje miembros del ámbito social más pobre o carentes de apoyos poderosos. En consecuencia, la carrera judicial no cumplía sus objetivos, debido a que ordinariamente se alteraba por influencia de los factores hegemónicos. Todo lo anterior es contrario a la pluralidad de la sociedad mexicana y al mandato constitucional que se funda indiscutiblemente en la soberanía nacional que reside en el pueblo.

Consecuente con lo antedicho, son los juzgadores resultantes de la reforma judicial que ahora es parte de la suprema ley de la república. Y si tales funcionarios no se ciñen al sentido de ley, derecho y justicia, para bien de la población, ahora habrá el Tribunal de Disciplina Judicial. Sobre el tema, declaró Celia Maya García, virtual presidenta de ese organismo: “se busca crear un nuevo sistema de justicia con juzgadores preparados, pero también con sensibilidad social y que sea cercana a la gente.” Agregando que, nunca serán persecutoras, pero eso sí: “El Tribunal de Disciplina Judicial, la única misión que tiene es que la justicia se imparta conforme a lo que dice la Constitución.

Entonces todo eso que ocurría antes de que había desviaciones, y siempre que te desvías de la ley implica una corrupción, pues que si eso se da se pare a tiempo, no se deje correr, no exista. Que se den resoluciones rápidas cuando haya quejas en este sentido para que no se hable de impunidad”. (El Universal, 16/06/2025).

Por lo que ve a la pluralidad étnica de México, esta se reflejará en la Suprema Corte de Justicia luego de la histórica elección del uno de junio pasado, pues quien obtuvo la mayoría de los votos y que por ende será quien presida al más alto tribunal de la nación, es el jurisconsulto de raza mixteca Hugo Aguilar Ortiz; esto además de que fueron electos varios juzgadores de ascendencia indígena en varias entidades federativas.

El citado Aguilar Ortiz, se describe: “soy indígena mixteco del estado de Oaxaca, he dedicado mis conocimientos, ejercicio profesional y experiencia en la promoción y defensa de los derechos indígenas en los últimos 30 años, en los que, en conjunto con otros abogados, hemos sistematizado la realidad y aspiraciones de los pueblos, las hemos transformado en conceptos jurídicos que recientemente fueron incorporados en el artículo 2º de la Constitución Federal”. (Diario Red, 9/05/25).

El senador Antonino Morales Toledo, también de origen autóctono (zapoteco) declaró complacido: “Más de siglo y medio después, un hijo de los pueblos originarios, esta vez de raíz mixteca, asume la más alta responsabilidad del Poder Judicial. Su elección representa un paso firme hacia una justicia más incluyente, cercana al pueblo y con rostro indígena”. En cuanto a su actuación, indicó Aguilar Ortiz, en una entrevista, que él no había llegado con transacciones con alguna agrupación, sindicato, poder político, etcétera, enfatizando: “llego con los votos que la ciudadanía depositó el 1 de junio; no tengo más que compromiso con ellos, con la Constitución, con el marco jurídico, con garantizar certeza para todos, porque este para mí es el objetivo central.” (Público, 2025-06-18).

El experimentado letrado agregó, en el encuentro predicho, que estaba consciente del lugar al que llegaría, y del “reto que tenemos, las dificultades que ha tenido la Corte, por decirlo de manera suave, en los últimos años” así como de la condición que tienen grandes sectores de la ciudadanía en relación a la justicia.

Al respecto expuso: «Hay un sector de la población que cuenta con los recursos suficientes para contratar un abogado calificado y ellos seguirán llegando a la Corte y se les va a administrar justicia siempre que tengan la razón, pero también hay otro sector que no tiene esas condiciones; y para los cuales el sistema de justicia no ha existido, por lo que vamos a equilibrar ahora la condición de estos sectores sociales tradicionalmente excluidos para que accedan a la justicia». Seguidamente enfatizó que defendería la división de poderes, pero invariablemente atendiendo el bien de la República.

Finalmente precisó que será el enlace entre a los nueve ministros para “que tomemos decisiones trascendentes”; el objetivo es “darle un nuevo enfoque y visión a ese órgano y al sistema de justicia del país.” En cuanto al padrón que encontrará en la SCJ, dejó claro que “reconocerán la experiencia del personal que actualmente labora en la Corte y advirtió que a quien se detecte haciendo cosas indebidas, se dará vista al Tribunal de Disciplina Judicial… y tendrá que dejar el espacio, pero quien contribuya a encontrar una justicia real, verdadera, que realmente sirva a la nación, será bienvenido».

No dejaron de haber expresiones racistas sobre el virtual guía de la SCJ, (incluyendo temas anodinos como el uso de la toga) pero contra esas críticas, la presidenta Claudia Sheinbaum lo encomió:” Me da mucho gusto que el próximo Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sea un indígena mixteco de Oaxaca, muy buen abogado, muy buen abogado; tengo el privilegio de conocerlo” y adicionó su comentario al asegurar que domina no solamente “temas relacionados con los pueblos originarios, sino en general, tiene un amplio conocimiento; es un hombre modesto, sencillo,…con una enorme inteligencia y sensibilidad social, entonces nos da mucho gusto” que sea quien presida la Corte. (Mañanera del pueblo, 04/06/2025).

Y junto a la mandataria de la patria, nosotros y millones de connacionales, nos congratulamos de la renovación democrática del Poder Judicial, lo cual anuncia una etapa en la cual, la justicia por fin estará cerca del pueblo, y será básica para edificar un genuino estado de derecho.

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