OPINIÓN
La desdolarización global en marcha: ¿Fin inminente del petrodólar? Asia podría liderar nuevo sistema económico-financiero

Economía Global, por Alberto Gómez-R. //
A mitad de la década de 1960 los objetivos definidos en torno al dólar estadounidense –tanto en materia de restricciones como de convertibilidad- fueron alcanzados. Sin embargo, el sistema impuesto comenzó a mostrar síntomas de debilidad conforme creció la insuficiencia de liquidez (papel moneda) que estuviera basada en oro -tal como debió haber sido- el desequilibrio entre los países industrializados, y la falta de confianza que se generó.
El sistema funcionaba acorde a la disposición de los bancos centrales del mundo a mantener en dólares su reserva, sin hacer efectivo su derecho de convertirlos en oro, esto como un mecanismo de control monetario de Estados Unidos.
Haciendo caso omiso de que inevitablemente las reservas internacionales de los bancos centrales extranjeros crecerían hasta sobrepasar su equivalente en oro de Estados Unidos, y que en determinado momento tendría que verse en la obligación de cambiar esos billetes por oro (a razón de 35 dólares por onza), la desconfianza mundial creció, lo que ponía en riesgo el valor del dólar como moneda de reserva.
La caída del sistema Bretton Woods fue inminente: generó problemas como el dilema de Triffin, el creciente déficit comercial de EE.UU., que puso en tela de juicio el uso del dólar como moneda de reserva en el sistema financiero internacional.
El entonces ministro de Economía y Finanzas de Francia, Valéry Giscard d’Estaing, abiertamente llamaba el sistema de Bretton Woods «un privilegio exorbitante» para los estadounidenses. Los países europeos no estaban dispuestos a continuar pagando las emisiones incontroladas de EE.UU. Durante su famoso discurso el 4 de febrero de 1965, el entonces presidente francés Charles de Gaulle dijo: «Por qué habría de permitírsele a los países más ricos del mundo monopolizar los beneficios de la creación de reservas internacionales para la financiación de sus propios déficits? ¿Por qué habría que participar el Banco de Francia en la financiación de las políticas de los EEUU, políticas en las que Francia no tenía voz y con los cuales podía estar en completo desacuerdo?».
«El hecho de que muchos países, acepten como principio que los dólares son tan buenos como el oro, conduce a los estadounidenses a endeudarse de forma gratuita a expensas de otros países. Porque lo que EE.UU. debe, lo paga, al menos en parte, con un dinero que solo ellos pueden emitir. Ante las graves consecuencias que se podrían desencadenar en caso de una crisis, creemos que se deben tomar medidas a tiempo para evitarla. Consideramos necesario que el comercio internacional se establezca sobre un patrón monetario indiscutible, y que no lleve la marca de un país en particular. ¿Qué patrón? La verdad es que no se puede imaginar otro patrón que no sea el oro!».
La imposibilidad de EE.UU. de hacer frente a sus compromisos de convertibilidad monetaria, desató en 1968 una verdadera fiebre del oro. Y la empezó de Gaulle quien decidió exigir a EEUU cambiar el oro por los dólares acumuladas en el Banco de Francia, algo que garantizaba el acuerdo de Bretton Woods pese a sus desventajas. Fue inminente que otros bancos centrales del mundo empezaron a exigir lo mismo: devolver dólares a EEUU a cambio de oro. Pero EEUU no planeaba resistir. (mundosputniknews.com)
Importante sucesos debilitaron aún más a la moneda estadounidense: la fracasada Guerra de Vietnam que representó un enorme peso financiero para EE.UU.; el desequilibrio en la balanza de pagos estadounidense, que se había originado por distintos factores domésticos, uno de estos fue que se había importado más que exportado. Por primera vez desde 1893 el país tenía déficit comercial, mientras que Alemania y Japón, derrotados en la Segunda Guerra Mundial, exhibían superávits escandalosos.
El 15 de agosto de 1971, el 37avo presidente de los Estados Unidos de América, Richard Nixon, anunció a través de los medios de comunicación un paquete de reformas en materia económica. La Administración de Nixon aplicó políticas monetarias expansivas para abordar el problema en ciernes que tenían, pero originado por ellos mismos.
El conjunto de decisiones adoptadas por Nixon incluía el fin del patrón del oro-dólar (35 USD por 1 onza de oro). El entonces Secretario del Departamento del Tesoro, John Connally Jr. (1971 – 1972), suspendió temporalmente la convertibilidad del dólar en oro u otros activos, pues no le era viable al país justificar la cantidad de liquidez de billetes sobre las reservas. En ese sentido, los imperativos políticos internos se sobrepusieron a los compromisos internacionales.
“La fortaleza de la moneda de una nación se basa en la fortaleza de la economía de esa nación, y la economía estadounidense es, con mucho, la más fuerte del mundo. En consecuencia, he ordenado al Secretario de Hacienda que tome las medidas necesarias para defender al dólar contra los especuladores.” – Discurso del expresidente de los Estados Unidos, Richard Nixon desde la Oficina Oval de la Casa Blanca, 15 de agosto de 1971.
La nueva política económica que Nixon inauguró, y que se oficializó en 1973 de la mano de George Shultz en el Departamento del Tesoro, significó la entrada a la época del tipo de cambio flotante, el cual se entiende como un régimen en donde los países no intervienen en los mercados de divisas y el mercado por sí solo determina los valores de las divisas.
El impacto fue completamente transformador, y el dinero apoyado en oro se convirtió en lo que se conoce como dinero Fiat (basado en la confianza). Esto trajo distintos retos referidos al mantenimiento de un sistema de tipo de cambio estable y la protección de la autonomía de las políticas económicas nacionales. Todo esto dentro del marco de la globalización financiera. (cepiuba.com) (Helleiner, E. 2020)
Este nuevo sistema financiero, basado principalmente en el poderío militar de EE.UU., sobrevivió durante las siguientes décadas y, con la desaparición de la Unión Soviética (URSS) y el fin de la Guerra Fría, se alargó hasta el día de hoy.
Sin embargo, los fracasos de la globalización, evidenciados visiblemente con la pandemia del Covid-19, mostraron ante el mundo la debilidad del sistema económico-financiero que agoniza; por ello no es casualidad que previo a la irrupción del coronavirus, ya se había anunciado en el Foro Económico Mundial (WEF) de Davos, la necesidad de un nuevo sistema que se adaptara a las cambiantes necesidades para los escenarios del nuevo milenio.
La pandemia del Covid-19 dio el punto de arranque para ese gran reseteo económico mundial, bajo el lema de un “nuevo orden mundial”, que de hecho fue mencionado públicamente por George H.W. Bush en 1990 en su discurso con motivo de la crisis del Golfo Pérsico –la guerra Irak-Kuwait. De hecho fue en el mandato de éste, el 41avo presidente estadounidense, que logró la disolución de la URSS con el último presidente soviético –Mijail Gorbachov- como infiltrado de Occidente, cuyo objetivo fue terminar con el socialismo y el Pacto de Varsovia, con el apoyo de la CIA y de George Soros –la cara visible del sionismo internacional.
La indiscriminada emisión de billones de dólares como estímulos para ciudadanos y empresas durante 2020 y 2021 para paliar los efectos económicos de la pandemia, aceleró el debilitamiento de la moneda estadounidense, y la desconfianza no sólo hacia esta, sino también al gobierno de aquel país.
En el contexto actual del conflicto Rusia-Ucrania –generado por el propio EE.UU. ante la inevitable caída de su poder hegemónico- la credibilidad mundial del dólar se tambalea peligrosamente, y el gobierno de Washington en su afán por prevalecer como el “líder” mundial llevará al país y su economía al precipicio.
La reciente escalada de las sanciones de Estados Unidos que bloquean el comercio y la inversión con Rusia, Irán y China en Europa, Asia y otros países ha impuesto enormes costos de oportunidad -el costo de las oportunidades perdidas- a los aliados de Estados Unidos. Y la reciente confiscación de las reservas de oro y extranjeras de Venezuela, Afganistán y ahora Rusia, junto con el acaparamiento selectivo de cuentas bancarias de extranjeros ricos (con la esperanza de ganar sus corazones y mentes, junto con la recuperación de sus cuentas secuestradas), ha terminado con la idea de que las tenencias de dólares o las de sus satélites de la OTAN en libras esterlinas y euros son un refugio de inversión seguro cuando las condiciones económicas mundiales se vuelven inestables.
“Tratar de obligar a Rusia a responder militarmente y, por lo tanto, verse mal para el resto del mundo está resultando ser un truco dirigido simplemente a demostrar la necesidad de Europa de contribuir más a la OTAN, comprar más hardware militar estadounidense y encerrarse más profundamente en el comercio y la dependencia monetaria de los Estados Unidos. La inestabilidad que esto ha causado está resultando tener el efecto de hacer que estados Unidos parezca tan amenazante como Rusia”. (Michael Hudson)
La rampante inflación global en mucho ocasionada por la inestabilidad del dólar, está impactando el precio de los commodities y por ende en los alimentos y energía, empujando a que se comiencen a utilizar otras monedas para el comercio internacional y de reserva, alejándose del dólar estadounidense; el precio del oro está alcanzando nuevos históricos de precio, y monedas como el yuan se han fortalecido, incluso las controversiales criptomonedas ganan terreno y adeptos en todo el mundo ante la gran incertidumbre económica.
Es sólo cuestión de tiempo, en el corto plazo, para que el petrodólar – el dólar estadounidense obtenido de la venta del petróleo, es decir, es una Petrodivisa en dólares- deje de existir, o al menos deje de tener la preponderancia de la que gozó durante casi cinco décadas, y que en cualquier momento le será disputada primeramente por los petroyuanes; China lleva años preparándose para este momento, comprando toneladas de oro para su reserva soberana y ya está en reuniones de los primeros acuerdos para pagar el barril de petróleo en otra moneda que no sea el dólar, o sea en su moneda, el yuan.
Arabia Saudita está en conversaciones activas con Pekín para fijar el precio de algunas de sus ventas de petróleo a China en yuanes, una medida que socavaría la supremacía del dólar estadounidense en el mercado mundial del petróleo y marcaría otro cambio del principal exportador de crudo del mundo hacia Asia.
Las conversaciones con China sobre los contratos de petróleo a precio de yuan han sido intermitentes durante seis años, pero se han acelerado este año, ya que los saudíes están cada vez más descontentos con los compromisos de seguridad adquiridos por Estados Unidos durante décadas para defender al reino.
Los saudíes están descontentos por la falta de apoyo de Estados Unidos a su intervención en la guerra civil de Yemen y por el intento de la administración Biden de llegar a un acuerdo con Irán sobre su programa nuclear.
Funcionarios saudíes se han declarado sorprendidos por la precipitada retirada de Estados Unidos de Afganistán el año pasado.
China compra más del 25% del petróleo que exporta Arabia Saudí. Si se cotizan en yuanes, esas ventas impulsarían la posición de la moneda china. Los saudíes también están estudiando la posibilidad de incluir contratos de futuros denominados en yuanes, conocidos como petroyuanes, en el modelo de fijación de precios de Saudi Aramco –la empresa petrolera saudí más importante- considerada como una de las mayores compañías del mundo, tanto por sus beneficios como por capitalización bursátil, que actualmente produce el 10% del petróleo mundial, y que “casualmente” acaba de ser víctima de un atentado en una de sus refinerías en Yemen, provocando un incendio de grandes dimensiones.
Para China, el uso de dólares se ha convertido en un peligro destacado por las sanciones de Estados Unidos a Irán por su programa nuclear y a Rusia en respuesta a la invasión de Ucrania.
China ha intensificado su cortejo al reino saudí. En los últimos años, China ha ayudado a Arabia Saudí a construir sus propios misiles balísticos, ha consultado sobre un programa nuclear y ha comenzado a invertir en los proyectos favoritos del príncipe heredero Mohammed bin Salman, como Neom, una nueva ciudad futurista. Arabia Saudí ha invitado al presidente chino Xi Jinping a visitar el país a finales de este año. (worldenergytrade.com)
Al unísono de las acciones emprendidas por China para fortalecer al yuan –y tangencialmente debilitar aún más al dólar- el presidente de Rusia, Vladímir Putin, ordenó este miércoles aceptar el pago del suministro de gas natural ruso a países no amistosos —que impusieron sanciones contra la nación— solo en rublos.
Al anunciar la medida, el mandatario ruso afirmó que varios países occidentales tomaron en las últimas semanas «decisiones ilegítimas» para congelar los activos rusos y «Occidente trazó realmente una línea bajo la credibilidad de sus monedas, borrando la confianza en ellas». El mandatario añadió que tanto EE.UU. como la Unión Europea no han cumplido en principio sus obligaciones con Rusia. «Y ahora todo el mundo sabe que las obligaciones en dólares y euros pueden no cumplirse».
Algunos expertos afirmaron que la decisión puede ayudar a apoyar el rublo en las condiciones de las sanciones occidentales contra la economía rusa.
La dinámica positiva de la divisa rusa se observó poco después del discurso de Putin. Así, el dólar cayó por debajo de los 95 rublos en la Bolsa de Moscú. Su valor mínimo se situó en 94,9875 rublos.
El analista internacional en el ámbito del transporte y almacenamiento de hidrocarburos, Vladímir Demídov, indicó al portal económico ruso RBC que la decisión «llevará a un fortalecimiento del rublo», agregando que, al mismo tiempo, Rusia va a acumular un significativo volumen de euros que los países europeos van a dejar en el país comprando rublos. «Es un factor positivo que permitirá fortalecer el rublo como moneda nacional», destacó. (actualidad.rt.com)
Aún sin ser un hecho el fortalecimiento del petroyuan o del petrorublo, es indiscutible que la fortaleza del dólar se desvanece rápidamente, y dependerá del resultado que EE.UU. obtenga de la guerra ruso-ucraniana, un conflicto que, de prolongarse más tiempo, fortalecerá a Rusia, y debilitará la tan decaída confianza en la OTAN, EE.UU. y el dólar, abriendo paso para un nuevo sistema económico-financiero liderado por Asia, que cambiará de manera sustancial la visión hacia el Lejano Oriente.
CARTÓN POLÍTICO
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JALISCO
La transparencia del fiscalizador

– Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac
En Jalisco, la transparencia y la rendición de cuentas deberían ser principios innegociables. Sin embargo, la resistencia del auditor superior del Estado, Jorge Alejandro Ortiz Ramírez, a ser auditado por la Unidad de Vigilancia del Congreso revela una paradoja alarmante: el encargado de fiscalizar el gasto público evade la supervisión.
Esta actitud, denunciada por David Rubén Ocampo Uribe, titular de la Unidad, y el diputado Alberto Alfaro García, presidente de la Comisión de Vigilancia, no solo cuestiona la integridad de la Auditoría Superior del Estado de Jalisco (ASEJ), sino que amenaza la confianza en el sistema democrático.
Desde el 10 de julio de 2025, cuando Ocampo asumió su cargo, Ortiz Ramírez ha bloqueado cualquier intento de revisión. Solicitudes de expedientes laborales, nóminas y contratos han sido ignoradas, y un encuentro institucional propuesto para el 19 de agosto quedó en el vacío. “Quería saber si todo está en regla. La respuesta fue negativa. Pedí una reunión pública con agenda común, y tampoco hubo respuesta”, relató Ocampo a Conciencia Pública.
Incluso se le prohibió a personal de la ASEJ pasarle llamadas, limitando el diálogo al secretario técnico, un subordinado que no puede sustituir al titular.
El diputado Alfaro, de Morena, califica esta resistencia como un desafío al Congreso y a la sociedad. “El auditor se siente intocable, como si fuera gobernador. Durante ocho años operó sin contralor, pero ahora que lo hay, se niega a colaborar”, afirmó.
Con el respaldo de 29 de 32 deputados al nombramiento de Ocampo, su legitimidad es incuestionable. “Sabe que abriremos la Caja de Pandora”, añadió, sugiriendo que Ortiz Ramírez teme revelar irregularidades.
La Constitución de Jalisco y la Ley de Rendición de Cuentas otorgan a la Unidad de Vigilancia facultades plenas para revisar la ASEJ sin necesidad de acuerdos previos de la Comisión de Vigilancia, como argumenta Ortiz Ramírez.
Esta interpretación “tecnicista” es, para Ocampo, un escudo para evadir la fiscalización. La pregunta es inevitable: ¿qué oculta el auditor? Denuncias internas apuntan a aviadores, nóminas infladas, “moches” por laudos laborales y tolerancia a incapacidades falsas avaladas por el IMSS.
Una figura clave en estas acusaciones es Sandra Verónica Márquez González, de la Dirección Jurídica, señalada por mantener personal inexistente en nómina y exigir pagos ilegales, prácticas que arrastra desde su paso por el Tribunal de Arbitraje y la Fiscalía, donde se le vinculó al “Clan Trevi” por cobros indebidos.
La ASEJ es un pilar estratégico del gobierno de Jalisco, con autonomía técnica y de gestión para garantizar imparcialidad en la fiscalización de un presupuesto cercano a los 200 mil millones de pesos. Su rol como contrapeso es crucial para generar confianza ciudadana.
Sin embargo, la resistencia de Ortiz Ramírez recuerda épocas oscuras de la Contaduría Mayor de Hacienda, antecesora de la ASEJ, donde se rumoraba que las cuentas públicas se “lavaban” mediante acuerdos entre bancadas legislativas. Funcionarios corruptos encontraban en estos arreglos una vía para encubrir irregularidades, otorgando un poder desmedido al titular del organismo.
Hoy, la ASEJ debería ser un modelo de integridad. El Plan Estatal de Desarrollo y Gobernanza 2024-2030, liderado por Cynthia Cantero Pacheco, establece la transparencia y la participación ciudadana como ejes rectores de la gestión pública. Este plan, construido con la voz de más de 675,000 jaliscienses, vincula el presupuesto a resultados medibles, exigiendo apertura y rendición de cuentas.
La opacidad de Ortiz Ramírez contradice este espíritu, debilitando la credibilidad de una institución que debería ser ejemplo.
La pasividad de otros actores institucionales agrava el problema. El silencio del Congreso en pleno y la inacción de la Fiscalía Anticorrupción alimentan percepciones de complicidad o indiferencia. Mientras, rumores de una posible reelección de Ortiz Ramírez, tras ocho años en el cargo, generan rechazo. “Un gobernador dura seis años y se va. Este señor pretende quedarse otros ocho. Es inadmisible”, sentenció Alfaro.
¿Cómo puede hablarse de rendición de cuentas si el fiscalizador se coloca por encima de la ley? La resistencia de Ortiz Ramírez no es un simple desencuentro burocrático; es una afrenta al sistema de pesos y contrapesos.
“La opacidad reina en la Auditoría. Si el auditor desconoce la ley, ¿cómo fiscaliza al estado?”, cuestiona Ocampo. La sociedad, cada vez más vigilante, exige respuestas. Ortiz Ramírez tiene una oportunidad: abrir las puertas de la ASEJ, entregar la información solicitada y demostrar que no hay nada que ocultar. De lo contrario, su silencio seguirá alimentando sospechas de irregularidades.
La transparencia no es negociable, y Jalisco merece una Auditoría Superior que predique con el ejemplo. Es hora de que el fiscalizador rinda cuentas.
JALISCO
MC: espejismos de unidad y fractura a la vista

– Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco
Movimiento Ciudadano en Jalisco ya abrió el telón de su renovación interna con la elección de 64 nuevos coordinadores municipales en la vieja casona de Av. La Paz. En apariencia, un ejercicio de normalidad partidista: discursos de unidad, promesas de cercanía con la gente, rostros nuevos para el escaparate y la certeza de que el partido naranja seguirá marcando la pauta en la política local.
Una postal impecable para las páginas de los diarios amigos… pero un espejismo apenas capaz de ocultar las fracturas internas que corroen al partido naranja. Pues, bajo el barniz del entusiasmo, se esconde un mapa con claroscuros que la dirigencia difícilmente podrá negar.
Los números de la elección de 2024 fueron generosos en sus bastiones metropolitanos: Guadalajara, Zapopan y Tlajomulco volvieron a confirmar la hegemonía emecista. En la capital, 308 mil votos aseguraron la continuidad; Zapopan, con 323 mil sufragios, consolidó la plaza más codiciada del estado; y Tlajomulco refrendó, una vez más, su condición de vivero político del grupo alfarista con 94 mil papeletas a su favor. Una trinidad metropolitana que otorga poder y recursos, pero que no resuelve la fragilidad en el resto del estado.
Porque más allá del brillo urbano, MC perdió terreno en Puerto Vallarta —joya turística entregada al PVEM en sociedad con Morena—, cedió Ciudad Guzmán, enclave agroindustrial del sur, y vio escaparse Tepatitlán, bastión alteño que durante años se pensó inmune a los embates opositores. En Tlaquepaque y Tonalá, el retroceso fue aún más doloroso: en el primero, los 109 mil votos no alcanzaron para retener la presidencia municipal; en el segundo, apenas 47 mil sufragios lo relegaron a un segundo lugar incómodo detrás de Morena. Un tropiezo estratégico en el oriente metropolitano que desnuda la vulnerabilidad del proyecto.
Mirza Flores, encargada de administrar esta renovación interna, habla de “liderazgos de territorio, cercanos a la gente”. El discurso suena bien, pero la tarea es monumental: reconstruir la cohesión de un partido que, en su expansión, ha multiplicado corrientes, intereses y pleitos internos. Porque el problema no es solo perder municipios: es perderlos mientras el partido se enreda en disputas de candidaturas, pugnas entre cuadros y una dirigencia que debe demostrar que puede arbitrar sin fracturar.
Los números distritales tampoco ayudan: de 20 distritos locales, MC apenas ganó 6; de los federales, ninguno y los plurinominales fueron para los exfuncionarios que necesitaban fuero y los “liderazgos” escogidos. Esto significa que, aunque controla alcaldías claves, su voz legislativa es reducida y carece de peso real en el Congreso federal.
Un contraste brutal: músculo en los municipios, anemia en las cámaras. Y esa asimetría no se corrige con discursos ni asambleas, sino con operación política en campo, con la capacidad de seducir al votante rural, al comerciante alteño, al campesino del sur que aún ve en el naranja una marca citadina, aburguesada y distante.
Pero lo verdaderamente corrosivo no está en las urnas, sino en los pasillos. La disputa Alfaro–Lemus ha dejado de ser un rumor y se ha convertido en un hecho palpable. Enrique Alfaro se resiste a entregar el control de candidaturas y cuadros, mientras Pablo Lemus mueve sus piezas con paciencia quirúrgica, tejiendo su propia red de operadores que responden solo a él. Entre ambos, Mirza Flores aparece como árbitro incómodo, obligada a conciliar lo irreconciliable: mantener la disciplina de un ejército que ya no reconoce un solo general.
El grupo Alfaro–Lemus sabe que esta es su última gran prueba antes de 2027. Si logran ordenar candidaturas y mantener la paz interna, MC llegará con posibilidades de sostener el gobierno estatal. Pero si insisten en los métodos de imposición y en los arreglos de cúpula, el costo será alto: perderán distritos clave, y con ellos, la capacidad de negociar en el Congreso y de sostener el control territorial.
Los cuadros históricos, los que alguna vez creyeron en la “ola naranja” como una alternativa fresca, se encuentran marginados o desplazados por nuevas caras que responden a intereses de grupo. La operación interna dejó cicatrices: candidaturas impuestas, militantes que sienten haber sido utilizados y un éxodo silencioso hacia Morena y el PVEM que ya se empieza a notar en las regiones.
En política, decía siempre la vieja guardia, no basta con administrar victorias: hay que blindarlas. Movimiento Ciudadano gobierna hoy con holgura en las ciudades, pero su debilidad en la periferia y en el interior del estado es evidente. Las plazas que perdió en 2024 son recordatorio de que el poder es un animal volátil: se escurre por las rendijas más pequeñas y muerde cuando menos se le espera.
La renovación municipal, que en el discurso se vende como ejercicio democrático, en los hechos es un intento de tapar grietas con retórica. En lugar de cohesión, lo que se advierte es una carrera por controlar posiciones rumbo al 2027. Cada comité local es, en realidad, una ficha en el tablero de negociación entre Alfaro y Lemus.
La batalla del 2027 no se jugará únicamente en los edificios de avenida Hidalgo o en los mítines de funcionarios públicos en la Casa Ciudadana. Se librará en los tianguis de Tonalá -donde el Ayuntamiento ha prendido focos rojos-, en los talleres de Arandas -Cuando se habla de la inseguridad que hay en las carreteras de la zona-, en los mercados de Lagos de Moreno -Al momento de hablar de un nuevo ejecutado o desaparecido- y en las colonias populares de Tlaquepaque -Explicando por qué el SIAPA no otorga el servicio que cobra: agua-. Ahí, donde los discursos sobran y lo que cuenta son los servicios públicos, la seguridad y la cercanía real de quienes gobiernan.
La verdadera batalla de 2027 no será contra Morena ni contra el PVEM. Será contra sí mismo. Porque, como tantas veces en la historia política de este país, los partidos no caen por la fuerza del adversario, sino por la podredumbre que incuban dentro.
Hoy MC es un cascarón brillante en la superficie, pero carcomido por dentro. Se vende como movimiento fresco, pero huele ya a partido viejo: facciones enfrentadas, candidaturas negociadas en lo oscurito y un liderazgo que se desgasta en administrar pleitos en lugar de ganar territorios.
Si no corrigen el rumbo, el espejismo de unidad que hoy pregonan se desmoronará al primer soplo de la contienda. Y entonces, la historia no hablará de una derrota electoral, sino de un suicidio político en cámara lenta. Una crónica que, como tantas en la política mexicana, no se escribirá con tinta… sino con epitafios.
En X: @DEPACHECOS