OPINIÓN
La desdolarización global en marcha: ¿Fin inminente del petrodólar? Asia podría liderar nuevo sistema económico-financiero

Economía Global, por Alberto Gómez-R. //
A mitad de la década de 1960 los objetivos definidos en torno al dólar estadounidense –tanto en materia de restricciones como de convertibilidad- fueron alcanzados. Sin embargo, el sistema impuesto comenzó a mostrar síntomas de debilidad conforme creció la insuficiencia de liquidez (papel moneda) que estuviera basada en oro -tal como debió haber sido- el desequilibrio entre los países industrializados, y la falta de confianza que se generó.
El sistema funcionaba acorde a la disposición de los bancos centrales del mundo a mantener en dólares su reserva, sin hacer efectivo su derecho de convertirlos en oro, esto como un mecanismo de control monetario de Estados Unidos.
Haciendo caso omiso de que inevitablemente las reservas internacionales de los bancos centrales extranjeros crecerían hasta sobrepasar su equivalente en oro de Estados Unidos, y que en determinado momento tendría que verse en la obligación de cambiar esos billetes por oro (a razón de 35 dólares por onza), la desconfianza mundial creció, lo que ponía en riesgo el valor del dólar como moneda de reserva.
La caída del sistema Bretton Woods fue inminente: generó problemas como el dilema de Triffin, el creciente déficit comercial de EE.UU., que puso en tela de juicio el uso del dólar como moneda de reserva en el sistema financiero internacional.
El entonces ministro de Economía y Finanzas de Francia, Valéry Giscard d’Estaing, abiertamente llamaba el sistema de Bretton Woods «un privilegio exorbitante» para los estadounidenses. Los países europeos no estaban dispuestos a continuar pagando las emisiones incontroladas de EE.UU. Durante su famoso discurso el 4 de febrero de 1965, el entonces presidente francés Charles de Gaulle dijo: «Por qué habría de permitírsele a los países más ricos del mundo monopolizar los beneficios de la creación de reservas internacionales para la financiación de sus propios déficits? ¿Por qué habría que participar el Banco de Francia en la financiación de las políticas de los EEUU, políticas en las que Francia no tenía voz y con los cuales podía estar en completo desacuerdo?».
«El hecho de que muchos países, acepten como principio que los dólares son tan buenos como el oro, conduce a los estadounidenses a endeudarse de forma gratuita a expensas de otros países. Porque lo que EE.UU. debe, lo paga, al menos en parte, con un dinero que solo ellos pueden emitir. Ante las graves consecuencias que se podrían desencadenar en caso de una crisis, creemos que se deben tomar medidas a tiempo para evitarla. Consideramos necesario que el comercio internacional se establezca sobre un patrón monetario indiscutible, y que no lleve la marca de un país en particular. ¿Qué patrón? La verdad es que no se puede imaginar otro patrón que no sea el oro!».
La imposibilidad de EE.UU. de hacer frente a sus compromisos de convertibilidad monetaria, desató en 1968 una verdadera fiebre del oro. Y la empezó de Gaulle quien decidió exigir a EEUU cambiar el oro por los dólares acumuladas en el Banco de Francia, algo que garantizaba el acuerdo de Bretton Woods pese a sus desventajas. Fue inminente que otros bancos centrales del mundo empezaron a exigir lo mismo: devolver dólares a EEUU a cambio de oro. Pero EEUU no planeaba resistir. (mundosputniknews.com)
Importante sucesos debilitaron aún más a la moneda estadounidense: la fracasada Guerra de Vietnam que representó un enorme peso financiero para EE.UU.; el desequilibrio en la balanza de pagos estadounidense, que se había originado por distintos factores domésticos, uno de estos fue que se había importado más que exportado. Por primera vez desde 1893 el país tenía déficit comercial, mientras que Alemania y Japón, derrotados en la Segunda Guerra Mundial, exhibían superávits escandalosos.
El 15 de agosto de 1971, el 37avo presidente de los Estados Unidos de América, Richard Nixon, anunció a través de los medios de comunicación un paquete de reformas en materia económica. La Administración de Nixon aplicó políticas monetarias expansivas para abordar el problema en ciernes que tenían, pero originado por ellos mismos.
El conjunto de decisiones adoptadas por Nixon incluía el fin del patrón del oro-dólar (35 USD por 1 onza de oro). El entonces Secretario del Departamento del Tesoro, John Connally Jr. (1971 – 1972), suspendió temporalmente la convertibilidad del dólar en oro u otros activos, pues no le era viable al país justificar la cantidad de liquidez de billetes sobre las reservas. En ese sentido, los imperativos políticos internos se sobrepusieron a los compromisos internacionales.
“La fortaleza de la moneda de una nación se basa en la fortaleza de la economía de esa nación, y la economía estadounidense es, con mucho, la más fuerte del mundo. En consecuencia, he ordenado al Secretario de Hacienda que tome las medidas necesarias para defender al dólar contra los especuladores.” – Discurso del expresidente de los Estados Unidos, Richard Nixon desde la Oficina Oval de la Casa Blanca, 15 de agosto de 1971.
La nueva política económica que Nixon inauguró, y que se oficializó en 1973 de la mano de George Shultz en el Departamento del Tesoro, significó la entrada a la época del tipo de cambio flotante, el cual se entiende como un régimen en donde los países no intervienen en los mercados de divisas y el mercado por sí solo determina los valores de las divisas.
El impacto fue completamente transformador, y el dinero apoyado en oro se convirtió en lo que se conoce como dinero Fiat (basado en la confianza). Esto trajo distintos retos referidos al mantenimiento de un sistema de tipo de cambio estable y la protección de la autonomía de las políticas económicas nacionales. Todo esto dentro del marco de la globalización financiera. (cepiuba.com) (Helleiner, E. 2020)
Este nuevo sistema financiero, basado principalmente en el poderío militar de EE.UU., sobrevivió durante las siguientes décadas y, con la desaparición de la Unión Soviética (URSS) y el fin de la Guerra Fría, se alargó hasta el día de hoy.
Sin embargo, los fracasos de la globalización, evidenciados visiblemente con la pandemia del Covid-19, mostraron ante el mundo la debilidad del sistema económico-financiero que agoniza; por ello no es casualidad que previo a la irrupción del coronavirus, ya se había anunciado en el Foro Económico Mundial (WEF) de Davos, la necesidad de un nuevo sistema que se adaptara a las cambiantes necesidades para los escenarios del nuevo milenio.
La pandemia del Covid-19 dio el punto de arranque para ese gran reseteo económico mundial, bajo el lema de un “nuevo orden mundial”, que de hecho fue mencionado públicamente por George H.W. Bush en 1990 en su discurso con motivo de la crisis del Golfo Pérsico –la guerra Irak-Kuwait. De hecho fue en el mandato de éste, el 41avo presidente estadounidense, que logró la disolución de la URSS con el último presidente soviético –Mijail Gorbachov- como infiltrado de Occidente, cuyo objetivo fue terminar con el socialismo y el Pacto de Varsovia, con el apoyo de la CIA y de George Soros –la cara visible del sionismo internacional.
La indiscriminada emisión de billones de dólares como estímulos para ciudadanos y empresas durante 2020 y 2021 para paliar los efectos económicos de la pandemia, aceleró el debilitamiento de la moneda estadounidense, y la desconfianza no sólo hacia esta, sino también al gobierno de aquel país.
En el contexto actual del conflicto Rusia-Ucrania –generado por el propio EE.UU. ante la inevitable caída de su poder hegemónico- la credibilidad mundial del dólar se tambalea peligrosamente, y el gobierno de Washington en su afán por prevalecer como el “líder” mundial llevará al país y su economía al precipicio.
La reciente escalada de las sanciones de Estados Unidos que bloquean el comercio y la inversión con Rusia, Irán y China en Europa, Asia y otros países ha impuesto enormes costos de oportunidad -el costo de las oportunidades perdidas- a los aliados de Estados Unidos. Y la reciente confiscación de las reservas de oro y extranjeras de Venezuela, Afganistán y ahora Rusia, junto con el acaparamiento selectivo de cuentas bancarias de extranjeros ricos (con la esperanza de ganar sus corazones y mentes, junto con la recuperación de sus cuentas secuestradas), ha terminado con la idea de que las tenencias de dólares o las de sus satélites de la OTAN en libras esterlinas y euros son un refugio de inversión seguro cuando las condiciones económicas mundiales se vuelven inestables.
“Tratar de obligar a Rusia a responder militarmente y, por lo tanto, verse mal para el resto del mundo está resultando ser un truco dirigido simplemente a demostrar la necesidad de Europa de contribuir más a la OTAN, comprar más hardware militar estadounidense y encerrarse más profundamente en el comercio y la dependencia monetaria de los Estados Unidos. La inestabilidad que esto ha causado está resultando tener el efecto de hacer que estados Unidos parezca tan amenazante como Rusia”. (Michael Hudson)
La rampante inflación global en mucho ocasionada por la inestabilidad del dólar, está impactando el precio de los commodities y por ende en los alimentos y energía, empujando a que se comiencen a utilizar otras monedas para el comercio internacional y de reserva, alejándose del dólar estadounidense; el precio del oro está alcanzando nuevos históricos de precio, y monedas como el yuan se han fortalecido, incluso las controversiales criptomonedas ganan terreno y adeptos en todo el mundo ante la gran incertidumbre económica.
Es sólo cuestión de tiempo, en el corto plazo, para que el petrodólar – el dólar estadounidense obtenido de la venta del petróleo, es decir, es una Petrodivisa en dólares- deje de existir, o al menos deje de tener la preponderancia de la que gozó durante casi cinco décadas, y que en cualquier momento le será disputada primeramente por los petroyuanes; China lleva años preparándose para este momento, comprando toneladas de oro para su reserva soberana y ya está en reuniones de los primeros acuerdos para pagar el barril de petróleo en otra moneda que no sea el dólar, o sea en su moneda, el yuan.
Arabia Saudita está en conversaciones activas con Pekín para fijar el precio de algunas de sus ventas de petróleo a China en yuanes, una medida que socavaría la supremacía del dólar estadounidense en el mercado mundial del petróleo y marcaría otro cambio del principal exportador de crudo del mundo hacia Asia.
Las conversaciones con China sobre los contratos de petróleo a precio de yuan han sido intermitentes durante seis años, pero se han acelerado este año, ya que los saudíes están cada vez más descontentos con los compromisos de seguridad adquiridos por Estados Unidos durante décadas para defender al reino.
Los saudíes están descontentos por la falta de apoyo de Estados Unidos a su intervención en la guerra civil de Yemen y por el intento de la administración Biden de llegar a un acuerdo con Irán sobre su programa nuclear.
Funcionarios saudíes se han declarado sorprendidos por la precipitada retirada de Estados Unidos de Afganistán el año pasado.
China compra más del 25% del petróleo que exporta Arabia Saudí. Si se cotizan en yuanes, esas ventas impulsarían la posición de la moneda china. Los saudíes también están estudiando la posibilidad de incluir contratos de futuros denominados en yuanes, conocidos como petroyuanes, en el modelo de fijación de precios de Saudi Aramco –la empresa petrolera saudí más importante- considerada como una de las mayores compañías del mundo, tanto por sus beneficios como por capitalización bursátil, que actualmente produce el 10% del petróleo mundial, y que “casualmente” acaba de ser víctima de un atentado en una de sus refinerías en Yemen, provocando un incendio de grandes dimensiones.
Para China, el uso de dólares se ha convertido en un peligro destacado por las sanciones de Estados Unidos a Irán por su programa nuclear y a Rusia en respuesta a la invasión de Ucrania.
China ha intensificado su cortejo al reino saudí. En los últimos años, China ha ayudado a Arabia Saudí a construir sus propios misiles balísticos, ha consultado sobre un programa nuclear y ha comenzado a invertir en los proyectos favoritos del príncipe heredero Mohammed bin Salman, como Neom, una nueva ciudad futurista. Arabia Saudí ha invitado al presidente chino Xi Jinping a visitar el país a finales de este año. (worldenergytrade.com)
Al unísono de las acciones emprendidas por China para fortalecer al yuan –y tangencialmente debilitar aún más al dólar- el presidente de Rusia, Vladímir Putin, ordenó este miércoles aceptar el pago del suministro de gas natural ruso a países no amistosos —que impusieron sanciones contra la nación— solo en rublos.
Al anunciar la medida, el mandatario ruso afirmó que varios países occidentales tomaron en las últimas semanas «decisiones ilegítimas» para congelar los activos rusos y «Occidente trazó realmente una línea bajo la credibilidad de sus monedas, borrando la confianza en ellas». El mandatario añadió que tanto EE.UU. como la Unión Europea no han cumplido en principio sus obligaciones con Rusia. «Y ahora todo el mundo sabe que las obligaciones en dólares y euros pueden no cumplirse».
Algunos expertos afirmaron que la decisión puede ayudar a apoyar el rublo en las condiciones de las sanciones occidentales contra la economía rusa.
La dinámica positiva de la divisa rusa se observó poco después del discurso de Putin. Así, el dólar cayó por debajo de los 95 rublos en la Bolsa de Moscú. Su valor mínimo se situó en 94,9875 rublos.
El analista internacional en el ámbito del transporte y almacenamiento de hidrocarburos, Vladímir Demídov, indicó al portal económico ruso RBC que la decisión «llevará a un fortalecimiento del rublo», agregando que, al mismo tiempo, Rusia va a acumular un significativo volumen de euros que los países europeos van a dejar en el país comprando rublos. «Es un factor positivo que permitirá fortalecer el rublo como moneda nacional», destacó. (actualidad.rt.com)
Aún sin ser un hecho el fortalecimiento del petroyuan o del petrorublo, es indiscutible que la fortaleza del dólar se desvanece rápidamente, y dependerá del resultado que EE.UU. obtenga de la guerra ruso-ucraniana, un conflicto que, de prolongarse más tiempo, fortalecerá a Rusia, y debilitará la tan decaída confianza en la OTAN, EE.UU. y el dólar, abriendo paso para un nuevo sistema económico-financiero liderado por Asia, que cambiará de manera sustancial la visión hacia el Lejano Oriente.
JALISCO
A más de 79 mil jaliscienses llega “Yo Jalisco” en 39 municipios

– Por Mario Ávila
Desde su inicio en mayo, las Brigadas “Yo Jalisco” han acercado servicios de salud, asesoría legal y programas sociales a 79 mil 880 personas en 39 municipios del estado, consolidándose como una estrategia integral para reducir desigualdades y atender a comunidades de difícil acceso.
El esfuerzo coordinado entre distintas dependencias estatales ha permitido otorgar más de 39 mil atenciones médicas, 2 mil 962 servicios de la Procuraduría Social, 28 mil 390 trámites del Registro Civil, mil 323 del INEEJAD, 5 mil 344 apoyos del DIF Jalisco y 2 mil 34 refrendos de licencias por parte de la Secretaría de Transporte.
Andrea Blanco Calderón, coordinadora general estratégica de Desarrollo Social, resaltó que las brigadas buscan garantizar el acceso a servicios públicos esenciales, desde la expedición de actas de nacimiento hasta la renovación de licencias de conducir. “Cada persona que participa tiene una meta compartida: reducir la brecha de desigualdad en el acceso a los servicios”, expresó.
Por su parte, Karina Hermosillo Ramírez, coordinadora general de Gestión del Territorio, destacó que el componente de movilidad y conectividad también se fortalece con proyectos como el Plan Carretero Estatal, que en 2025 habrá intervenido 3 mil 500 kilómetros de los más de 4 mil 500 que integran la red estatal.
Entre los nuevos servicios, se anunció la incorporación de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STyPS), que brindará asesoría jurídica y vinculación laboral. Su titular, Ricardo Barbosa Ascensio, explicó que la dependencia busca acercar la justicia laboral a todos los municipios, especialmente a aquellos que no cuentan con centros de conciliación.
El director del OPD Servicios de Salud Jalisco, Héctor Hugo Bravo Hernández, informó que las brigadas han proporcionado consultas médicas, detecciones de cáncer, pruebas de VIH y sífilis, vacunación, salud bucal y esterilización de mascotas, entre otros servicios.
Asimismo, Héctor Pizano Ramos, procurador Social del Estado, subrayó el valor humano detrás de cada atención brindada: “Cada servicio no solo es un trámite; es una persona que recupera su identidad o una familia que accede a la justicia”, señaló.
El Registro Civil de Jalisco ha expedido 26 mil 370 actas gratuitas, mientras que el INEEJAD ha ofrecido más de mil servicios educativos mediante su “camión escuela”, que permite certificar estudios de primaria y secundaria.
JALISCO
Reforma judicial en Jalisco: Entre la soberbia política y la oportunidad

– Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac
La reforma judicial en Jalisco enfrenta un momento crítico. Las fuerzas políticas, atrapadas en intereses partidistas y sin acuerdos, tienen el desafío de construir un sistema que inspire confianza y certidumbre a los jaliscienses.
La falta de diálogo, la soberbia y las alianzas oportunistas amenazan con repetir errores del pasado, mientras el gobernador Pablo Lemus impulsa un modelo que elimine el reparto político de jueces. ¿Podrán los partidos priorizar la justicia sobre cálculos electorales o seguirán atrapados en los juegos del poder?
RECHAZO CIUDADANO A LA POLITIZACIÓN JUDICIAL
El reciente proceso de reforma judicial federal dejó una lección clara en Jalisco: con una abstención del 92.97% –la segunda más alta del país tras Guanajuato–, los ciudadanos rechazaron enérgicamente la politización del Poder Judicial.
Las reformas impulsadas por Morena a nivel federal, y replicadas en algunos estados, son percibidas como una toma de poder disfrazada de “democratización”. Esta desconfianza ciudadana es un mensaje contundente que la oposición local –Morena, PAN y PRI– parece ignorar al avanzar en una reforma sin consenso amplio, excluyendo a Movimiento Ciudadano (MC), que cuenta con 11 de los 38 escaños en el Congreso del Estado.
Esta exclusión, calificada como un “madruguete” legislativo, ignora la lección del descontento popular y arriesga generar otra reforma fallida, marcada por baja participación y una creciente percepción de control político sobre la justicia.
En marzo, este espacio destacó la oportunidad de una reforma “al estilo Jalisco”, propuesta por el gobernador Pablo Lemus para desterrar el modelo de “cuotas y cuates”. Este enfoque, basado en filtros académicos y ciudadanos, buscaba garantizar una justicia imparcial.
Foros coordinados por el jurista Arturo Zamora, con la participación de universidades, empresarios, organizaciones sociales y ciudadanos, sentaron las bases para un sistema judicial transparente. Sin embargo, la oposición parece desoír este llamado, optando por priorizar intereses políticos sobre el bien común, perpetuando un esquema que compromete la confianza en el Poder Judicial.
LA ALIANZA ANTINATURAL
La coalición opositora en el Congreso –Morena, PAN y PRI– resulta desconcertante por su contradicción. Estos partidos, que en su momento criticaron la reforma judicial federal por su riesgo de politizar la justicia, ahora se alían en Jalisco en un aparente intento de debilitar al gobierno de MC.
¿Qué motiva esta unión? ¿Es un simple malestar con Lemus o un cálculo electoral para erosionar el dominio de MC, que ha consolidado su liderazgo en el estado?
La alianza, lejos de estar motivada por la transparencia o la imparcialidad, parece diseñada para golpear al gobierno estatal, ignorando el llamado de Lemus a una “armonización ciudadana” construida con la colaboración de barras de abogados, universidades y sociedad civil.
El modelo actual del Poder Judicial en Jalisco, dominado por complicidades políticas entre PAN, PRI y MC, es insostenible. Lemus ha reiterado su compromiso para acabar con este sistema de cuotas que pone precio a la justicia, un esquema que ha generado un sentimiento generalizado de desconfianza entre abogados y ciudadanos que interactúan con el Poder Judicial.
Sin embargo, la oposición, al avanzar sin un diálogo inclusivo, perpetúa un sistema que traiciona la confianza ciudadana.
La pregunta es inevitable: ¿realmente están comprometidos Morena, PAN y PRI con una reforma que beneficie a los jaliscienses, o buscan solo un ajuste de cuentas políticas?
Esta unión oportunista no solo contradice sus posturas previas, sino que arriesga el futuro de una justicia imparcial en el estado.
HACIA UNA REFORMA GENUINA
La operación política del gobierno de Jalisco ha mostrado deficiencias. En un Congreso donde ninguna fuerza política cuenta con los 26 votos necesarios para aprobar una reforma constitucional, Lemus ha tenido que intervenir directamente para evitar el estancamiento.
La sociedad jalisciense demanda una reforma moderna, confiable y alejada de elecciones populistas que comprometan la experiencia y profesionalismo judicial.
La oposición tiene en sus manos una oportunidad histórica para construir una justicia al servicio de los ciudadanos, no de grupos de poder que operan como mafias dentro del Poder Judicial.
El gobernador ha propuesto un diálogo abierto, inclusivo y basado en la participación de expertos y ciudadanos. Sin embargo, la rigidez de la oposición amenaza con mantener la parálisis legislativa, atrapada en posiciones maniqueas que priorizan el revanchismo político sobre el interés público.
Los próximos días serán cruciales para alcanzar acuerdos que rompan con el modelo de cuotas, fortalezcan la imparcialidad y respondan al clamor ciudadano por una justicia accesible. Jalisco no puede permitirse otra reforma fallida que profundice la desconfianza en sus instituciones.
UN LLAMADO A LA RESPONSABILIDAD COLECTIVA
La justicia en Jalisco no puede seguir siendo rehén de intereses partidistas. Morena, PAN, PRI y MC deben dejar atrás la soberbia y abrazar la humildad para construir un diálogo genuino.
La ciudadanía, como verdadero juez de este proceso, espera una reforma que restaure la confianza en el Poder Judicial, no que alimente la percepción de control político. Esta es una oportunidad única para que los partidos trasciendan los juegos del poder y construyan un legado que honre a los jaliscienses.
Que escuchen el mandato de las urnas y trabajen juntos por una justicia accesible, imparcial y libre de componendas. El futuro de Jalisco depende de que esta reforma sea un reflejo de los valores de sus ciudadanos, no de las ambiciones de sus políticos.
JALISCO
Entre el mea culpa y el cálculo: El descuido en Casa Jalisco

– Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco
En Jalisco la política no se cuece: hierve. La reforma judicial levantó la tapa y escapó el vapor de lo obvio: en Casa Jalisco hubo descuido. Pablo Lemus lo admitió con retraso y promesa: “me meteré personalmente a reconstruir la relación”. Traducción en castellano llano: falló el operador, se enmoheció el diálogo y los números no dan.
En el Congreso solo rige una gramática: 26 votos.
La oposición (Morena, PAN, PRI, Hagamos, Futuro y PT) no los juntan.
El Ejecutivo, menos.
Resultado: “cabildeo” exprés, citas por separado, romería de coordinadores entre Hidalgo 222 y Palacio. No es diálogo; es caza de tres o cuatro voluntades que ajustan una Constitución.
Cuando no hay proyecto, se busca coartada: José Luis Tostado, coordinador de MC, puesto en la picota por el “descuido”. En la coda aparece el secretario de Gobierno, Salvador Zamora. Desde Casa Jalisco matizan: no habrá cabezas… por ahora. Habrá “afinación”. Misma partitura, distinto volumen.
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El Gobierno acepta desconexión con opositores.
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La oposición presume mayoría de maniobra y exige que el Gobernador dé la cara en el Legislativo.
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La IP suplica “no politizar” lo que, por definición, es político: quién nombra, evalúa y disciplina a juezas y jueces.
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La riña real no es la “tómbola” de desempate (cortina de humo), sino el control de filtros, la integración de jurados y sus lealtades.
Conclusión provisoria: la “reforma técnica” huele a reparto fino. No suena a reforma de Estado, sino a ajuste para ganar eficacia… y previsibilidad política.
Los opositores invitan a Lemus al Congreso; mientras, en Casa Jalisco operan en carriles paralelos: reuniones uno a uno, promesas, calendarios, guiños. “No es dividirlos —dicen—; es dar a cada uno su lugar”. Manual conocido: personalizar, fragmentar, diferir el texto. Cuando llegue el proyecto “conciliado”, el espacio para el escrutinio ya habrá cerrado.
Además, dos magistraturas en el alambre. Si el martes no hay designación, la afirmativa ficta ratifica a quienes hoy ocupan el asiento. El reloj —no la razón— es el arma. O amarran ya, o se quedan con lo que hay. Esto no es arquitectura constitucional; es relojería política.
Coparmex y COMCE piden sacar la reforma de la grilla. Comprensible; sin certeza, no hay inversión que resista. Pero “despolitizar” una reforma política es un oxímoron útil. Lo serio sería: minutas públicas; criterios de selección verificables; perfiles y conflictos de interés a la vista; cronograma que no dependa del humor de la mesa. Menos tribuna, más trazabilidad.
El Gobernador acepta el error; no explica su causa. Se dice que hubo disposición; faltó oficio. Y el déficit de oficio se paga caro: se erosiona la confianza entre poderes, se fortalecen los extremos y la ley se vuelve rehén del chantaje de la parálisis. En el pantano, el incentivo deja de ser institucional y se vuelve coyuntural.
Prometen “apretones de tuercas”. En papel: “un solo texto”. En práctica: expediente con zonas grises, diseño de gobernanza bajo llave y dos nombramientos que amarran hoy e hipotecan mañana. Si cierran en corto, saldrá una reforma hecha al tamaño del equilibrio de turno; si abren el proceso, quizá alcance para una reforma que sobreviva gobiernos.
Convertir a Jalisco en el “Silicon Valley mexicano” requiere más que parques y pitch decks: requiere un Poder Judicial independiente, profesional y previsible. El capital tolera impuestos; lo que no tolera es incertidumbre. Y la certeza no nace de tómbolas ni de boletines, sino de reglas claras, procesos públicos y decisiones revisables.
La crisis legislativa obligó a todos a mostrar la mano: el Ejecutivo admitió que perdió el control fino, la oposición evidenció que, sin MC, puede marcar agenda, pero no coronarla, la IP recordó que sin garantías no hay relato de progreso que aguante. Falta lo principal: que la ciudadanía vea, en tiempo real, cómo y por qué se cambiará la justicia que la toca a diario.
La historia enseña que las reformas cocinadas en silencio terminan gritando en los tribunales. Prudencia no es callar: es abrir puertas, encender luces y dejar que la aritmética se escriba con tinta pública. Solo así el mea culpa pasa de pose a corrección. Solo así la reforma será reforma, y no reparto con fecha de caducidad.
En X @DEPACHECOS
NACIONALES
La conquista que no termina

– Opinión, por Miguel Anaya
Siempre me ha parecido curioso que, quinientos treinta y tres años después, sigamos hablando de la Conquista como si hubiera ocurrido ayer, como si Hernán Cortés acabara de desembarcar en Veracruz con la mirada puesta en Tenochtitlán y el corazón lleno de encomiendas. No deja de ser fascinante la capacidad mexicana de contar la historia, no como tragedia, sino como pretexto.
Se nos enseñó que fuimos cruelmente conquistados. Lo aceptamos con un dramatismo casi teatral, como si los pueblos originarios hubieran sido un solo cúmulo de inocencias y los españoles, solamente un ejército de codicia y brutalidad.
Pero la realidad, siempre tan poco romántica, fue más compleja: hubo alianzas, traiciones, intereses, cálculos y, sobre todo, normalidad. La conquista no fue una excepción, fue la regla de una época donde conquistar territorios era tan legítimo como hoy hacer fusiones empresariales o acuerdos comerciales.
El poder siempre ha tenido el mismo rostro, solo cambia sus formas.
Nos empeñamos en sentirnos víctimas eternas. Reclamamos por la Conquista como si estuviéramos esperando una disculpa de los siglos XVI o XVII. Exigimos perdón retroactivo, pero la historia, aunque a veces cruel, no tiene oficina de quejas. Lo único que hace es avanzar, mezclando a vencedores y vencidos hasta que se olvida de qué lado viene cada quién. De esa mezcla —dolorosa, contradictoria, fecunda— nació México.
Porque, aunque duela, México no es lo que quedó de los mexicas, ni lo que impusieron los españoles: es lo que ambos se vieron obligados a inventar. Un país mestizo, con dioses de piedra y vírgenes de yeso, con voces indígenas en el eco del español y una fe que huele a copal y a incienso. Esa es nuestra conquista: haber sobrevivido al choque de mundos sin dejar de ser un poco de ambos.
Lo que llamamos sincretismo no fue solo una mezcla cultural; fue una estrategia de supervivencia. Los pueblos indígenas no desaparecieron: se mimetizaron, aprendieron el idioma del invasor y escondieron a sus dioses detrás de santos. Los españoles no triunfaron del todo: quedaron atrapados en una tierra que los absorbió, que los hizo perder el acento y, en muchos casos, amar más esta tierra que la propia. De esa contradicción nació nuestra identidad: un mestizaje que no se elige, pero que se asume.
A pesar de lo anterior, hay quienes añoran un pasado indígena idealizado, como si los mexicas hubieran sido una comuna perfecta; otros sueñan con una Europa que nunca los reconocerá como su reflejo. Ambos extremos son falsos, pero cómodos en la narrativa: uno ofrece la inocencia, el otro la superioridad.
El mestizaje, en cambio, exige madurez: aceptar que venimos de una violencia, pero también de una creación; de una herida, pero también de una fecundidad.
Quizá lo que más nos cueste reconocer es que seguimos conquistándonos unos a otros, porque así es el mundo, porque así es la humanidad. Los nuevos conquistadores hablan diversos idiomas y prometen inversiones; la riqueza ya no se mide en lingotes, sino en clics, bitcoins y contratos. Las conquistas no se acabaron, se digitalizaron.
Por su parte, México sigue celebrando el Día de la Raza sin saber muy bien qué raza celebra, o marchando por la Independencia confundiéndola con la revolución, porque en el imaginario popular, cabe casi todo. Tal vez esa sea nuestra mayor conquista: haber aprendido a vivir en medio de la contradicción.
No somos víctimas ni victimarios; somos descendientes de ambos. Al final, hay que entender y aceptar nuestro pasado para abandonar la narrativa de la victimización y abrazar el discurso del desarrollo, pues toda nación es el resultado de una conquista: la del tiempo sobre la memoria, la del sistema sobre el individuo, la del extraño que traspasó sus fronteras.
Y si algo nos enseña la historia es que, aun después de la conquista o aun después de la derrota, los pueblos que saben adaptarse y construir una narrativa de progreso se fortalecen.
Así fue con Japón, así fue con Alemania y así puede ser con México.