OPINIÓN
La reyerta

Opinión, por Luis Manuel Robles Naya //
En el poema de igual nombre contenido en el Romancero Gitano de Federico García Lorca, se narra una reyerta entre bandos que se enfrentan, con un saldo contenido en cuatro versos: “señores guardias civiles: / aquí pasó lo de siempre. / Han muerto cuatro romanos / y cinco cartagineses.
Pues bien, en la reyerta ocasionada por la obsesión presidencial de lograr una autosuficiencia energética privilegiando a las empresas estatales CFE y PEMEX por encima de lo dispuesto en el tratado comercial entre EEUU y Canadá, pasará lo de siempre, habrá muertos pero no serán romanos y cartagineses sino empresas y empleos en el saldo funesto. Lo han anticipado empresarios y expertos, pero el presidente ha convertido el tema en una cruzada nacionalista envuelta en un discurso patriotero, bueno para su tribuna pero malo para el país.
Para el presidente es un dogma fortalecer y favorecer a las empresas del Estado, sin importar que tras los paneles y arbitrajes a los que habrá de comparecer, muchas empresas privadas mexicanas habrán de verse seriamente perjudicadas por las sanciones correspondientes y muchos mexicanos verán en peligro sus empleos. Así se lo han advertido y sin embargo, la narrativa nacionalista habrá de encontrar su clímax en la arenga presidencial anunciada para el 16 de septiembre.
Está visto, que el bienestar nacional no es la prioridad presidencial, sino la conservación del poder para implantar un “proyecto de nación” aún sin definir pero que no habla, por lo visto, de progreso y crecimiento sino de revancha social y reivindicaciones clasistas como resabio doctrinario de teorías políticas de la izquierda de principios del siglo XX.
No parece prudente emprender un pleito cuando nuestra balanza comercial registra el peor déficit del que se tiene registro, -12,944 millones de dólares, mucho menos cuando la inflación ya está en 8 puntos y creciendo, las tasas de interés en aumento y el fantasma de la recesión tocando a la puerta.
No es lógico retar a nuestros mejores socios comerciales mientras hacemos fiestas con dictaduras y alianzas con economías más degradadas que la nuestra. Ni tampoco tiene sensatez que la exportación manufacturera y productos agropecuarios queden en riesgo por la implantación de aranceles. No se entiende como fortalecer a PEMEX y CFE pueda estar por encima del interés de toda la economía en su conjunto, mucho menos ahora que la economía había dejado de estar petrolizada y gracias al TLCAN se había logrado hacer superavitaria la balanza comercial.
Es absurdo tornar a que dependa el desarrollo de los ingresos petroleros o creer que la autosuficiencia energética con gasolina subsidiada será motor de crecimiento, eso cualquier estudiante de economía lo sabe, pero al parecer el presidente lo ignora y prefiere inmolar al país en aras de una soberanía mal entendida.
De qué soberanía podemos hablar cuando el gobierno no puede ejercer plenamente el poder en el territorio nacional ante el crecimiento de la delincuencia organizada, que puede controlar a placer la venta de pollo en el mercado de Zihuatanejo o la compra venta de mariscos a pescadores ribereños en el noroeste, o los cobros de piso, o los pueblos fantasmas desalojados por sus pobladores por falta de garantías. Candil de la calle y obscuridad en su casa.
Emprender en aras de la soberanía una lid que será costosa, cuando lo que se necesita son recursos, inversión que permita superar la pobreza y combatir la desigualdad, como se dijo que se haría, parece ser más un elemento distractor y de propaganda política, que una acertada medida patriótica. No se entiende que el presidente quiera dar continuidad a su proyecto manteniendo a la sociedad necesitada del apoyo gubernamental, sin crecer apoyada en sus propias fortalezas y potencialidades.
Actualmente, el número de pobres ha crecido, el 44% de los mexicanos, alrededor de 56 millones, están en situación de pobreza; la distribución del ingreso no mejora si no es por las transferencias de efectivo como lo demuestra la última encuesta de INEGI sobre ingresos y gastos, que arroja una mejora del 1.3% en los hogares del primer decil (10% de la población) mientras los deciles superiores tuvieron caídas desde el 2.7 hasta el 9.2 en el resto. Esto no indica una transformación sino la incomprensión de las causas raíz de la mala distribución y de la lógica para resolverlo.
En síntesis, el país no va bien, y el presidente parece no entenderlo. Mantener la estabilidad económica en un entorno internacional complejo, con alta inflación, con la inversión estancada, altas tasas de interés y para cerrar, tensiones en el T-MEC, no es un asunto menor para que pueda arriesgarse con desafíos infantiles y proclamas populistas, al fin que como lo ha dicho en su imparable narrativa oficial, aquí no pasa nada, vamos bien, la culpa es de los otros.
Romper los términos del T-MEC o retirarse del mismo como lo esbozó la semana anterior, aunque luego rectificó, puede ser el punto de inflexión sobre el país que podemos ser.
NACIONALES
Lujos obscenos y pobreza extrema

– Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez
Le tomamos la palabra a Fernández Noroña para descubrir qué es o a qué le llamamos lujo y, en contraparte, qué es la pobreza extrema. Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) la pobreza debe medirse con enfoque multidimensional. No se trata sólo de la carencia de liquidez económica, como nos tienen acostumbrados a considerarla.
Claro que el ingreso económico influye para ser pobre o darse algunos lujos. El ingreso mensual por persona debe ser suficiente para cubrir el costo de la canasta básica, que incluye: vivienda, alimentos, salud, educación, transporte y vestido, entre los más importantes.
Quienes no pueden satisfacer plenamente estas necesidades se hallan en la pobreza; quienes no tienen ninguno de estos satisfactores cubiertos están en pobreza extrema.
Quienes tienen más que satisfechos estos rubros, con residencias en cotos o colonias de privilegio y, además, pueden pagar servidumbre, guardaespaldas, automóviles del año, ropa de marca, relojes de pulsera de cientos de miles de pesos, teléfonos celulares de 50 o 60 mil pesos, comidas en restaurantes de platillos y vinos de miles de pesos, membresías de clubes exclusivos, viajes en primera clase, hoteles de 15 mil a 30 mil pesos por noche, tener acciones bursátiles o negocios de ingresos millonarios, están en la gama del lujo.
Cuando aquellos que cubren esos gastos con dinero no proveniente de sus salarios o negocios legítimos, sino de origen oscuro, turbio y, muy probablemente, por sus maniobras políticas, entonces caen en el renglón de la sospecha, por la dilapidación, el derroche y el desprecio a las personas que no pueden siquiera tener para alimentarse medianamente.
No solo es la falta de dinero lo que CONEVAL tiene como indicador de pobreza en México. Las carencias sociales son también parte de esta denominación: rezago educativo. Cuando en los hogares no hay, de acuerdo con las edades de los integrantes, niveles de educación, se entiende que hay pobreza en esas casas.
Si no hay seguridad, como indicativo de tranquilidad para transitar por las calles; para tener trabajo estable, para no ser víctimas de la violencia, tanto de delincuentes como de policías, entonces hay pobreza; cuando existen índices que sobrepasan las “tasas medias”, como las de los asesinatos, las desapariciones forzadas, los feminicidios, las extorsiones, los secuestros, los cobros de piso, los despojos de propiedades, las invasiones a fincas o terrenos, entonces hay pobreza.
La falta de atención médica de calidad, el nulo acceso a los servicios de salud pública, la escasez de medicinas, de camas en hospitales, de hospitales mismos y de prevención de enfermedades, deriva en la pobreza. La falta de vivienda de calidad, con servicios básicos como agua potable, drenaje, vías de acceso, transporte público, alumbrado o energía eléctrica, es sinónimo de pobreza y de pobreza extrema.
Para que Fernández Noroña no siga con sus preguntas estúpidas, para engañabobos, o sus peticiones cínicas sobre lo que debe o no considerarse “lujo”, está claro que todo lo contrario a las carencias que envuelven a la pobreza y a la pobreza extrema debe considerarse como “lujo”.
Hay personas que pueden darse esos y más lujos. Algunos por sus negocios lícitos. A quienes se critica acremente son a personajes que no hace mucho andaban casi de indigentes y hoy que ostentan algún puesto de poder no pueden ni han demostrado que, con sus ingresos, tengan la solvencia para pagar esos excesos.
Más bien, hay “sospechosismo” en torno a cómo hacen para tener esas cantidades exorbitantes de dinero que, por lo que se ve, no les preocupa dilapidarlo, despilfarrarlo y todavía, presumirlo como si procediera de ingresos legítimos.
O lo que es lo mismo actúan en contra de la ideología de su partido y sus guías morales al violar el principio aquel de “ejercer el poder con humildad y austeridad”, sino con la desvergüenza que caracteriza a los pillos, a los hampones, a los gandallas y, además, menospreciar las críticas sociales cuando se les “cacha en la maroma” y afanarse en minimizar y menospreciar las críticas generalizadas con planteamientos que, antaño, eran todo lo contrario a lo que hoy realizan sin recato alguno.
Los índices de pobreza sean de CONEVAL, del Fondo Monetario Internacional o de la ONU, pueden comprobarse o debatirse con un solo elemento: la realidad.
Nuestra verdad como país es que hay personas incapaces de cubrir sus necesidades básicas. Millones de mexicanos enfrentan pobreza, falta de servicios médicos, medicinas, educación y apoyo oficial, lo que provoca la muerte de niños, jóvenes y ancianos, y limita su desarrollo.
No tienen apoyo oficial para desarrollarse como mexicanos de bien, porque sufren discriminación por sus condiciones económicas, sociales o por su procedencia genética.
Hay cientos de miles de desaparecidos, de fosas clandestinas, de analfabetas, de desnutridos, de desempleados, de enfermos y de migrantes que prefieren buscar en Estados Unidos, aun con la campaña de Trump en su contra, lo que aquí no hallan.
Por eso, como dicen los enterados, las estadísticas son como los bikinis: muestran lo interesante, pero ocultan lo esencial.
JALISCO
Más casas, menos ciudad

– Opinión, por Miguel Anaya
Zapopan se ha convertido en un laboratorio de vicios urbanísticos: autorizar desarrollos habitacionales sin prever la ciudad que los debe sostener. La reciente aprobación judicial para levantar 17 mil viviendas en el norte del municipio, en una zona ya desbordada como Valle de los Molinos, es un ejemplo perfecto de cómo se repite la misma receta de ocasiones anteriores: más casas, menos ciudad.
El contexto no es menor. Desde hace una década, el crecimiento habitacional en el norte del municipio se ha vendido como la solución a la necesidad de vivienda asequible. Y es cierto, miles de familias encontraron ahí un patrimonio al que de otra forma difícilmente habrían accedido.
Pero el costo social y urbano ha sido alto: saturación vial, transporte público insuficiente, escuelas que no alcanzan, servicios de salud escasos, agua que se corta constantemente. En suma: colonias enteras que funcionan como ciudades dormitorio, desconectadas de la metrópoli, sin infraestructura adecuada y con la calidad de vida hipotecada.
Que hoy se pretenda sumar 17 mil casas más, es decir, cerca de 60 mil personas adicionales, no es una buena noticia. Es una sentencia. Un lugar ya rebasado no resuelve sus problemas metiendo más gente; lo empeora. Y esa es exactamente la dinámica que enfrentará Zapopan si este proyecto prospera.
La polémica es aún mayor porque, a diferencia de otras veces, la autorización no vino del gobierno municipal, sino de una magistrada del Tribunal de Justicia Administrativa.
Un tribunal que, en teoría, debería garantizar el orden legal, terminó otorgando un permiso que invade competencias municipales, que desoye el ordenamiento territorial y que incluso toca áreas naturales protegidas. Un fallo administrativo y jurídico con consecuencias sociales de enorme calado.
Aquí cabe la pregunta incómoda: ¿por qué seguimos replicando lo que no funciona? La ciudad sabe, porque la experiencia lo grita, que estos modelos generan problemas que después resultan carísimos de corregir: ampliaciones urgentes de avenidas, construcción tardía de escuelas, obras millonarias de agua potable. Es un círculo vicioso donde los desarrolladores cobran primero y la sociedad paga después.
Lo más grave es que seguimos confundiendo construir edificios con construir ciudad. Una vivienda es solo un cascarón si no hay un tejido urbano que la sostenga: calles seguras, transporte eficiente, áreas verdes, escuelas, agua garantizada. Sin eso, lo que se ofrece no es futuro, es un laberinto de problemas.
Los gobiernos estatal y municipal han prometido dar la batalla legal, con una disparidad de criterio entre lo que han hecho y a lo que se oponen hoy. Seguramente esto será motivo de acalorados debates. Pero el fondo de la discusión es más profundo: ¿quién está decidiendo cómo crecen nuestras ciudades? ¿Los gobiernos y sus planes de desarrollo, los tribunales o las inmobiliarias?
Al final, la ironía es inevitable: en los discursos oficiales se habla de sustentabilidad, de ciudades inteligentes, de movilidad verde… y en la práctica seguimos levantando fraccionamientos en medio de la nada, sin agua ni transporte. Pareciera que lo único inteligente es el negocio. Y en ese juego, Zapopan corre el riesgo de convertirse en lo que tantas veces criticamos: un gigantesco dormitorio con pretensiones de ciudad.
Ojalá prime la cordura y la planeación a largo plazo; los zapopanos merecemos decisiones serias y pensadas para las próximas generaciones.
JALISCO
Morena en Jalisco: El pulso desde la colonia Cuauhtémoc

– Opinión, por Amaury Sánchez G.
La visita de Luisa María Alcalde a Guadalajara no fue un acto rutinario de partido. Fue, más bien, una demostración de músculo político en territorio donde Morena aún tiene que disputar cada esquina con los gobiernos de Movimiento Ciudadano. Y el escenario no fue casual: la colonia Cuauhtémoc, ubicada en el distrito 11, bastión que representa la diputada Mery Pozos, una de las voces más firmes y cercanas al trabajo de base en Jalisco.
Ahí, en el corazón popular de la ciudad, la presidenta nacional de Morena encabezó la entrega de credenciales y presumió cifras: 260 mil afiliados y 3,905 comités distritales en formación. Los números son importantes, sí, pero lo decisivo fue la narrativa: Morena no solo crece en afiliaciones, sino en la capacidad de organizarse barrio por barrio, manzana por manzana. Y esa tarea no es posible sin liderazgos locales como el de Pozos, quien ha sido clave para traducir el discurso nacional de la Cuarta Transformación en trabajo cotidiano con vecinos y comunidades.
Alcalde lo dijo con claridad: “Jalisco será clave para consolidar la Cuarta Transformación; los comités seccionales serán el primer frente de batalla”. Sin embargo, la frase habría sonado hueca sin la presencia de Mery Pozos, quien reafirmó algo más valioso: que Morena ya no se explica solo desde la dirigencia nacional, sino desde diputadas y liderazgos que conocen el pulso real de sus distritos.
El discurso de Alcalde también tuvo filo. Señaló al gobierno de Movimiento Ciudadano por encarecer servicios como el agua, un golpe directo al bolsillo ciudadano que se siente con más crudeza en colonias como Cuauhtémoc. Y, como era de esperarse, defendió a José Ramón López Beltrán de las acusaciones de la oposición, descalificándolas como parte de la guerra sucia que no cesa.
La coincidencia con la visita de Marcelo Ebrard a Lagos de Moreno añadió contraste al tablero político: mientras Alcalde fortalecía estructuras y territorio, Marcelo buscaba reflectores. Dos estilos, un mismo partido, y la inevitable pregunta de hacia dónde confluirán esas rutas rumbo a 2027.
Finalmente, Morena Jalisco aprovechó el momento para cuestionar las reglas de paridad de género impuestas por el IEPC, acusándolas de manipulación política. En un estado donde la paridad debería ser motor de inclusión, el debate se convirtió en trinchera.
En conclusión: la visita de Luisa María Alcalde dejó un mensaje claro, pero el eco más fuerte se escuchó en el distrito 11, donde la diputada Mery Pozos demostró que la Cuarta Transformación en Jalisco no se construye en oficinas nacionales, sino en el diálogo cercano con colonias como la Cuauhtémoc. Morena podrá presumir números, pero lo que hará la diferencia son liderazgos locales con raíces firmes.