MUNDO
Inteligencia artificial ya desplaza a trabajadores: ¿Afectará a migración económica y sindicalismo?

Política Global, por Jorge López Portillo Basave //
En muy poco tiempo el asunto de la migración y de los sindicatos será tema de pleitos en el mundo de los ricos, pero también de los pobres y la clase media que habitan en los países ricos y de ahí se vendrá la cascada a los demás países. La inteligencia artificial poco a poco irá quitando terreno a los sindicatos y generará una presión más fuerte en contra de la migración económica.
Como lo hemos comentado, el desarrollo de la Inteligencia Artificial para desempeñar tareas diarias es ya una realidad. Hace apenas unos años esto era como una fantasía y hace meses aún parecía un chiste. Pero las grandes empresas ya lo analizaban y apostaban por el cambio. El fin de semana pasado la cadena de hamburguesa Wendy´s siguió el paso de Mc Donald´s de lo que hablaremos más adelante.
Starbucks tiene rostro humano con entrañas cibernéticas. Hace un par de años la empresa de Seattle y gigante mundial del café decidió dar el siguiente paso e invirtió mil millones de dólares para desarrollar su propia inteligencia artificial llamada Deep Brew. Hoy la mayor parte del inventario, de las órdenes por celular, de la música y hasta de los horarios de trabajo son coordinados y programados por Deep Brew.
A unos años de su nacimiento, pero a unos meses de su expansión, Deep también sabe todo sobre gustos personales de las bebidas que se compran con su app que se adapta a los gustos humanos, preferencias y hasta hace sugerencias sobre lo que le gusta a cada quien. Pronto podríamos ver al primer “barista” robot. Obviamente Starbucks dice que una parte fundamental de su negocio es la imagen personal del barista, pero con los aumentos salariales uno nunca sabe.
En especial porque el gigante del café ha sido claro, en sus mensajes contra sindicatos “los empleados de Starbucks no necesitan sindicatos porque la Empresa siempre ha pagado y tratado bien a sus empleados”. En parte tiene razón, los beneficios para los trabajadores de esa empresa y sus salarios son buenos, pero eso no indica que no necesiten garantizar derechos laborales.
El pleito entre los pro sindicato y los directivos ha crecido, en especial porque en marzo de este año la empresa despidió a la lideresa de dicho grupo argumentando que no estaba trabajando bien y que llegaba hasta tres horas tarde a sus turnos de trabajo bajo el pretexto de estar ocupada en asuntos sindicales. Deep Brew podría de un plumazo acabar con esos problemas disminuyendo la cantidad de baristas. La empresa ya tiene el cerebro y parte de la operación digitalizada, por lo que veremos qué sigue en la guerra de Starbucks vs el sindicalismo. Voy a escribir algo provocador. ¿Es la IA el inicio del fin de los sindicatos? La revolución industrial dio origen al proletariado obrero y de ahí a los sindicatos. ¿Será la nueva revolución industrial el fin de los mismos?
¿Cómo reaccionarán los empleados de clase media y de clase popular al ser sustituidos por robots y competir en sus empleos con inmigrantes? ¿Será el momento de buscar tierras baratas en lugares con poca población en donde podamos crecer y autoemplearnos al estilo pre feudal? ¿Cómo reaccionarán los abogados y contadores de dichas empresas al ser sustituidos por robots?
Con el riesgo de ser redundante, la IA generará presiones sociales nunca antes vistas contra la migración y contra el sindicalismo. Obviamente no se puede detener. Ya se abrió la caja de pandora y ahora a ver cómo lo enfrentamos.
Como indicamos, en Estados Unidos la cadena de venta de hamburguesas McDonald´s en alianza con Google ChatBot y Wendy´s, reemplazan a los cajeros y ahora operan con IA. Este año en cientos de establecimientos, las dos cadenas de comida rápida decidieron reemplazar a sus cajeros humanos por pantallas que reciben al cliente, toman la orden y la procesan. Momentos después el producto es puesto en una bandeja desde donde uno lo toma. Empresas como Google NVdia, Amazon y Open IA están dando el soporte operacional a los restaurantes de esa cadena y pronto de muchas más.
Lo mismo sucede en los automacs, serán atendidos por AI, quien procesará la orden y la enviará al cocinero como sucede en Starbucks App. En fechas recientes el gigante de las hamburguesas enfrentó conflictos con su sindicato quien pedía salario mínimo de $15 dólares por hora en EUA. Naturalmente aún hay mucho por aprender por parte de la IA, pero ella aprende rápido y como lo hemos comentado, pronto llegará a ser inteligencia general con capacidad de determinar si aprende más allá de lo que le piden.
Otro ejemplo es Jeff Bezos quien ha peleado al límite en contra de la creación de un sindicato en Amazon. Al mismo tiempo esa empresa es una de las líderes en inversión y desarrollo de IA y sus aplicaciones mecánicas no solo digitales. ¿Raro?, ¿coincidencia? Tal vez, pero es realidad.
Ford Motor Company que fue ícono de buenas prácticas laborales ve la oportunidad y muda de EUA a China parte importante de sus operaciones, especialmente las de componentes o autos eléctricos, al mismo tiempo en el que los EUA plantean aumentar los salarios mínimos.
Casi imposible seguir el paso a la velocidad de las noticias industriales generados por la IA. Por ejemplo, la App Gen 2 AI, pasa textos a videos. Con esto podemos convertir un poema o una novela de Shakespeare en película en minutos y sin los costos de Hollywood. La App Midjourney v5 pude hacer imágenes de archivos en texto o de sugerencias sin necesidad de que uno le diga cómo hacerlo, basta con decir quiero una imagen de este texto o de este tema.
En estos días, el sindicato de guionistas de Hollywood se fue a paro exigiendo mejores condiciones y salarios, previo a la fecha en la que su contrato colectivo se vence. Películas y programas de TV se vieron forzados a suspender sus operaciones. Las películas gozan de un poco de tiempo para continuar, pero los programas de TV en vivo transmitieron episodios ya pasados porque no había guiones para los conductores lo que también muestra que muchos de los famosos no saben ni lo que dicen, solo leen lo que les ordenan.
Mientras tanto los representantes sindicales de guionistas y los directivos de empresas como NBCUNIVERSAL, Warner Brothers, Fox, Discovery, Paramount, Sony, Netflix, Disney, Apple y Amazon entre otros se sientan a la mesa para renegociar el contrato colectivo para los próximos tres años. Pero no pasará mucho tiempo antes de que algúnos ChatBot como ChatGPT, GoogleChatGPT o Alexa empiecen a trabajar para sustituirlos, de hecho, este año varios programas de cómicos y de noticias informaron de algunas bromas bobas o poemas y guiones ya escritos por la IA.
En especial porque como vemos algunas de las empresas afectadas como Amazon ya han tomado cartas en el asunto de sindicatos en otros terrenos emprendiendo el camino de la IA. ¿Será que estos 3 años son los últimos en los que el sindicato de escritores puede frenar las filmaciones en Hollywood?
En este momento, podemos ver nuevos nichos de mercado. La gente está empezando a registrar ante derechos de autor sus biométricos, para después poderlos vender o rentar a creadores en películas o series de TV. El primer ser humano en hacer dicho registro es Tom Graham creador de la empresa Metaphysics, quien envió sus datos biométricos al registro de la propiedad intelectual.
Los sindicatos son sin duda una pieza fundamental de los derechos humanos colectivos en el empleo, pero ahora que nos guste o no, la fuerza laboral está por ser reemplazada, ¿Qué sigue? Obviamente esto no va a suceder mañana, pero seguro lo vamos a ver en menos de una década.
Pronto podríamos rentar la cara de cualquier actor famoso o rentar. La nuestra para crear videos o películas con presupuestos muy bajos, sin sindicatos o costosos sets o locaciones y claro sin la necesidad pedir permiso a los ayuntamientos para filmar en las calles. ¿Pero qué tal campañas políticas? ¿Será Marcelo el primer candidato en usar Deep Fake videos? ¿Quién será el primer político famoso en México en utilizar estas herramientas para sus campañas y en advertir públicamente de estos riesgos?
Obama usó la Black Berry y las redes sociales, Trump usó la IA para generar contenido y difundirlo de manera enfocada, Biden usó la IA para movilizar a electores que generalmente no votan. ¿Y en México?, ¿y en el mundo? ¿Qué seguirá? Se decía que China y Rusia estaban influenciando las elecciones, pero ¿qué se ha dicho de la influencia de la IA?
Seguro usted escuchó la semana pasada al presidente de México y al presidente de EUA hablar de los retos de la migración. Como usted recordará, la mayoría de la gente que migra de un país a otro lo hace por razones económicas. Así ha sido la mayor parte de la migración en la historia de la humanidad, pero en uno años esas migraciones enfrentarán presiones muy fuertes de los trabajadores locales que serán desplazados por la IA y deberán buscar empleo en ocupaciones que antes no deseaban y que por lo general eran ocupadas por los migrantes con salarios menores a los salarios promedio.
Esto será una presión para los políticos de Chiapas, de Tabasco y también de California y de Arizona que por un lado perderán empleos contra las inteligencias artificiales y por otro recibirán nuevos habitantes por la migración.
¿Es moral buscar reemplazar empleados sindicalizados por IA? ¿Es moral presionar para tener mejores condiciones, a pesar de bajar las ganancias de los inversionistas a cero? ¿Es moral reemplazar a empleados locales con inmigrantes? ¿Es moral reemplazar a ambos con IA? ¿Si la IA desarrolla una conciencia, debemos darle los mismos derechos que a un ser humano o ya de menos que a un animal? Para los que no creen en Dios, ¿la IA auto-consciente es equivalente a la humanidad? ¿Quién regulará esto antes de que nos pase por encima? Algunos pro IA dicen que el defender a los humanos por encima de la IA es una forma de racismo o de xenofobia. Que uno debe defender por igual a cualquier tipo de inteligencia y conciencia, lo que va muy de la mano a las pláticas por la igualdad de derechos en otros asuntos.
Hace cuatro años empecé a escribir mis columnas y de esa época a este día le invité en varias ocasiones a aprender el idioma Mandarín pero ahora ya hay máscaras con AI que nos ayudarán a hablar y a entender otros idiomas en tiempo real sin necesidad del intérprete o de pausa para escuchar la maquina interprete. Pronto eso también será muy común y la idea se hizo popular por el Covid19c con las primeras máscaras traductoras que saldrán al mercado mundial en este verano.
CARTÓN POLÍTICO
Edición 805: Entrevista a Mirza Flores: «La silla del poder es prestada; no olvidemos de dónde venimos»
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LAS CINCO PRINCIPALES:
Arranca el Sistema Estatal de Participación Ciudadana en Jalisco
La corrupción urbanística: Valle de los Molinos y Colomos III
MUNDO
La tradición del saqueo: Naturaleza depredadora del poder imperial

– Actualidad, por Alberto Gómez R.
(Parte 1) A lo largo de la historia de la humanidad, el poder económico de los grandes imperios se ha construido frecuentemente sobre pilares tan sombríos como la guerra, el saqueo sistemático y el sometimiento de pueblos enteros.
Este patrón de comportamiento, visible desde los primeros imperios de la antigüedad hasta las potencias contemporáneas, revela una lógica de acumulación basada en la extracción violenta de recursos más que en la productividad o la innovación endógena.
El historiador económico Douglas North, citado en uno de los documentos analizados, señalaba que los imperios antiguos establecían sistemas burocráticos sofisticados que permitían la expropiación sistemática de excedentes de las regiones conquistadas.
En el mundo actual, Estados Unidos representa la última encarnación de este impulso imperial, aunque sus métodos hayan evolucionado hacia formas más sofisticadas de dominación económica y militar.
Como se advierte en el panorama actual, esta potencia estaría experimentando un rápido declive relativo en el escenario global, lo que intensificaría sus comportamientos depredadores hacia naciones ricas en recursos que se resisten a someterse a su hegemonía.
Venezuela, con las mayores reservas petroleras certificadas del planeta, se encontraría en la mira de este mecanismo de saqueo contemporáneo, al igual que lo estuvieron Irak, Libia y Siria en las últimas décadas, solo por citar algunos ejemplos.
LOS CIMIENTOS HISTÓRICOS DEL SAQUEO IMPERIAL
Los primeros grandes imperios de la historia establecieron las bases de lo que sería una larga tradición de explotación económica mediante la conquista. En Mesopotamia, Egipto, China y la India, surgieron estructuras estatales centralizadas que «legislaban, impartían justicia y ejecutaban sobre un extenso territorio que agrupaba a muchas ciudades» (eumed.net).
Estos imperios perfeccionaron sistemas de extracción de riqueza mediante tributos, esclavitud y control de las rutas comerciales.
El Imperio de Alejandro Magno ofrece un ejemplo temprano de cómo la conquista militar servía como vehículo para la acumulación de riqueza. Como se describe en los documentos, Alejandro y sus falanges macedonias conquistaron todo el Imperio persa en tan sólo ocho años, apoderándose de inmensos tesoros y estableciendo un sistema de control sobre territorios que se extendían hasta la India. Patrón similar exhibiría el Imperio Romano, que transformó el Mediterráneo en su «Mare nostrum» y extrajo recursos de todos los territorios conquistados, desde las minas de plata hispanas hasta los graneros egipcios.
Con la era de los descubrimientos, las potencias europeas perfeccionaron el arte del saqueo imperial a escala global. España y Portugal inauguraron lo que podría considerarse el primer «imperio global» de la historia: «por primera vez un imperio abarcaba posesiones en todos los continentes del mundo» (eumed.net).
El flujo de metales preciosos desde América hacia Europa financió las guerras y el desarrollo económico europeo durante siglos, a costa del exterminio y la explotación de poblaciones indígenas.
El Imperio británico llevaría este modelo a su máxima expresión, estableciendo una red global de colonias y territorios controlados que proveían de recursos naturales y mercados cautivos a la metrópoli. El comercio de esclavos, la extracción de recursos en condiciones de cuasi-esclavitud y la destrucción de industrias locales competitivas fueron algunas de las estrategias empleadas para consolidar su hegemonía económica.
ESTADOS UNIDOS, LA SUPERPOTENCIA DEPREDADORA
Estados Unidos emergió como potencia global practicando una versión modernizada del juego imperial tradicional. Bajo la Doctrina Monroe y su corolario Roosevelt, se autoproclamó potencia hegemónica en América Latina y el Caribe, interviniendo militarmente en múltiples ocasiones para proteger sus intereses económicos. La diplomacia de las cañoneras y las intervenciones directas aseguraban el acceso a mercados, recursos y rutas comerciales estratégicas.
Tras la Segunda Guerra Mundial, con las potencias europeas debilitadas, Estados Unidos ascendió a la condición de superpotencia global, rol que se consolidaría tras el colapso de la Unión Soviética.
Como se señala en uno de los documentos, «después de que se desintegrase la Unión Soviética a principios de 1990, Estados Unidos quedó como la única superpotencia restante de la Guerra Fría». Esta posición hegemónica le permitió moldear las instituciones internacionales a su medida y establecer un sistema económico global que privilegiara sus intereses.
La economía estadounidense se ha vuelto profundamente dependiente de lo que el presidente Eisenhower denominó el «complejo militar-industrial». Con un presupuesto militar que supera al de los siguientes diez países combinados, Estados Unidos ha convertido la guerra en un negocio extraordinariamente lucrativo para sus corporaciones de defensa.
Como se documenta en uno de los artículos revisados, la administración Biden ha solicitado al Congreso «842 mil millones de dólares para el Pentágono en el año presupuestario 2024», lo que representa «la solicitud más grande desde el pico de las guerras de Irak y Afganistán» (france24.com).
Este apetito insaciable por el gasto militar requiere enemigos externos y conflictos perpetuos, creando un círculo vicioso de intervencionismo que justifique tales desembolsos. Los resultados son visibles en las sucesivas guerras e intervenciones que han marcado las últimas décadas, desde Vietnam hasta Afganistán, pasando por Irak, Libia y Siria.
EL SAQUEO CONTEMPORÁNEO
La invasión de Panamá en 1989 constituye un ejemplo paradigmático de cómo Estados Unidos utiliza pretextos para justificar intervenciones militares que persiguen objetivos geoeconómicos estratégicos. Como se documenta extensamente en varios de los materiales consultados, la llamada «Operación Causa Justa» fue oficialmente justificada como una medida necesaria para detener el narcotráfico y defender la democracia.
El general Manuel Antonio Noriega, quien había sido durante años un aliado útil para Washington y colaborador de la CIA, fue convertido de pronto en enemigo público número uno. Como se describe en los documentos, Noriega «había sido aliado clave de Estados Unidos durante el final de la Guerra Fría, trabajando como agente de la CIA, al tiempo que tejía vínculos con el narcotráfico» (elnacional.com). Cuando dejó de ser funcional a los intereses estadounidenses, fue acusado de narcotráfico y derrocado mediante una invasión militar que causó entre 500 y 4 mil víctimas panameñas, según distintas fuentes.
El verdadero objetivo de la invasión, sin embargo, habría sido asegurar el control estratégico del Canal de Panamá en vísperas de su traspaso completo a soberanía panameña, previsto para el año 2000 según los Tratados Torrijos-Carter de 1977. Como se señala en uno de los documentos, estos tratados «condicionaba la defensa del canal de manera conjunta, a través de un tratado adicional, dando la posibilidad de intervenir militarmente en Panamá si la operación del canal se viese comprometida».
La invasión aseguró que, aunque panameño en papel, el canal permaneciera bajo control efectivo estadounidense.
Continuará…
MUNDO
Inteligencia artificial: La arquitectura del nuevo orden mundial

– Análisis, por Victor Hugo Celaya Celaya
El mapa del poder mundial se ha reorganizado. Hoy, la influencia no se mide únicamente en arsenales o acuerdos comerciales, sino en algoritmos y capacidad de procesamiento.
Nos enfrentamos a un nuevo tablero geopolítico y geoeconómico definido por tres grandes polos de poder: Estados Unidos, con su enfoque en el desarrollo tecnológico, las finanzas y la seguridad; China, que ha apostado por la manufactura avanzada, la innovación y la inversión masiva en infraestructura; y Rusia, que basa su estrategia en el control de energía, minerales estratégicos y su poder militar.
Esta reconfiguración global plantea preguntas cruciales para el resto del mundo. ¿Cómo coexistir con estos bloques? ¿Cómo aprovechar las corrientes de innovación que emanan de ellos sin sacrificar nuestra soberanía? Y, sobre todo, ¿cómo podemos acompasar nuestras políticas públicas y nuestros esfuerzos nacionales para no quedarnos atrás en esta nueva era de equilibrios de poder?
La visión de una «aldea global» que definimos en los años noventa, unida por la apertura del comercio, ha dado paso a una realidad más compleja. La interconexión actual se teje con redes de inteligencia artificial (IA), investigación científica y ecosistemas digitales.
Aunque las tensiones militares persisten, el verdadero campo de batalla se ha trasladado a la biotecnología, la robótica y, de manera central, a la inteligencia artificial. Esta revolución ya impacta nuestra vida diaria, transformando la educación, la salud, el trabajo y la seguridad. Ninguna sociedad puede sustraerse a ella.
LA CARRERA POR EL FUTURO: ESTRATEGIAS EN COMPETICIÓN
Cada una de las grandes potencias ha trazado una ruta clara para liderar esta era tecnológica, obligando al resto de los países a replantear la cooperación y la competencia.
Estados Unidos ha optado por un modelo que prioriza la innovación impulsada por su dinámico sector privado. En 2023, la inversión privada en IA en este país alcanzó los $67.2 mil millones, una cifra superior a la suma de los siguientes 14 países.
El gobierno actúa como un catalizador estratégico, como lo demuestra la Orden Ejecutiva 14110 para el desarrollo seguro y confiable de la IA, o la Ley CHIPS y de Ciencia, que destina más de $52 mil millones a revitalizar la fabricación de semiconductores, el hardware fundamental sobre el que corre toda la inteligencia artificial.
Esta estrategia se materializa en proyectos monumentales como ‘Stargate’, el centro de datos de $100 mil millones de Microsoft y OpenAI, o la Alpha School en Virginia, que ya personaliza el aprendizaje con IA.
China avanza con un enfoque centralizado y dirigido por el Estado, con la meta clara de alcanzar el liderazgo mundial en IA para 2030. A través de iniciativas como «AI+», integra soluciones de IA en sectores clave. El resultado es un ecosistema robusto: se estima que el valor de la industria de IA en China superará los $220 mil millones para 2026.
Este esfuerzo se refleja en su dominio de la propiedad intelectual, acumulando casi la mitad de todas las solicitudes de patentes de IA en el mundo. Gigantes tecnológicos como Baidu, Alibaba y Tencent no son solo empresas, sino instrumentos de la estrategia nacional para establecer estándares globales.
Rusia, por su parte, enfoca su estrategia de IA en la soberanía digital y la seguridad nacional. A través del proyecto nacional “Economía de Datos”, que se extenderá hasta 2030, busca reducir su dependencia de la tecnología extranjera e integrar la IA en sectores gubernamentales clave.
Más que competir en el mercado de consumo global, su prioridad es aplicar la IA para la optimización de sus industrias estratégicas (energía, defensa) y la administración pública. Su marco regulatorio es estricto y busca asegurar un uso responsable de la tecnología, priorizando el control estatal y el desarrollo de talento local a través de iniciativas educativas supervisadas.
La Unión Europea ha decidido jugar un papel distinto, posicionándose como el gran regulador global. Su enfoque no es competir en una carrera de velocidad, sino establecer las reglas del juego. Con su Ley de Inteligencia Artificial (AI Act), aprobada en 2024, introduce el primer marco legal integral para la IA, basado en niveles de riesgo. Este prohíbe aplicaciones consideradas inaceptables (como el «social scoring» estatal) y regula estrictamente los sistemas de alto riesgo.
Este poder normativo se complementa con fuertes inversiones a través de programas como Horizonte Europa y Europa Digital, que movilizan miles de millones de euros para construir una infraestructura de datos soberana bajo iniciativas como GAIA-X y apoyar a un ecosistema de IA «confiable y centrado en el ser humano».
EL DESPERTAR DE AMÉRICA LATINA: PRIMEROS PASOS
Frente a estas estrategias consolidadas, América Latina no es un simple espectador; la región ha comenzado a mover sus propias piezas. Aunque de manera desigual y con retos importantes, están surgiendo iniciativas notables.
En México, la coalición multisectorial IA2030MX ha impulsado una agenda para el desarrollo de una Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial. Polos de innovación como Monterrey y Guadalajara concentran talento y startups, mientras que universidades como la UNAM y el Tec de Monterrey lideran la investigación.
Otros países también marcan el paso. Chile fue pionero en la región al lanzar su Política Nacional de Inteligencia Artificial en 2021, centrada en el desarrollo de talento, la ética y la adopción de IA en la industria. Brasil cuenta con una robusta red de centros de investigación en IA y debate activamente un marco legal propio. Por su parte, Colombia ha establecido un marco ético para la IA en el sector público y promueve proyectos de datos abiertos para fomentar la innovación. Estos esfuerzos, aunque incipientes, demuestran una conciencia creciente sobre la urgencia de participar activamente en esta revolución.
DE ESPECTADORES A PROTAGONISTAS
Ante este escenario, la pregunta para nuestros países es ineludible: ¿nos conformaremos con estos primeros pasos o aceleraremos el ritmo para jugar un rol protagónico? Si queremos dejar de ser simples compradores de tecnología para convertirnos en creadores, necesitamos una hoja de ruta clara y acciones inmediatas.
La interconexión de hoy, definida por algoritmos, nos obliga a innovar. Para ello, es fundamental avanzar en tres áreas estratégicas:
- Formar talento e invertir en educación digital. Esto debe empezar desde la educación primaria y extenderse hasta los posgrados.
- Crear alianzas estratégicas entre universidades, gobierno y empresas. Los esfuerzos aislados son insuficientes.
- Diseñar políticas públicas con visión de futuro. Debemos impulsar el uso integral de la IA y desarrollar un marco ético sólido que garantice la equidad y la protección de datos.
Esto implica fomentar centros de inteligencia artificial que apoyen a startups y consoliden proyectos de investigación propios, aprendiendo de las experiencias globales. La tecnología no debe ser vista como algo «importado» o lejano, sino como un campo fértil donde podemos liderar.
Nos encontramos en un punto de inflexión histórico. La inteligencia artificial está redefiniendo las reglas del desarrollo económico y social a una velocidad sin precedentes. No podemos permitirnos el lujo de la duda o la postergación. La tarea es clara: debemos alinear nuestros recursos, talentos y voluntades para integrarnos de manera soberana y estratégica a esta nueva era. Lo que hagamos, o dejemos de hacer, durante esta década determinará las oportunidades de las próximas generaciones.