MUNDO
La economía del mañana: La Cuarta Revolución Industrial
Economía Global, por Alberto Gómez-R. //
La Economía del Mañana se verá profundamente influenciada por lo que se conoce como la Cuarta Revolución Industrial. Este término se refiere a la convergencia de tecnologías digitales, físicas y biológicas que están transformando rápidamente los sectores económicos y cambiando la forma en la que se vive y trabaja.
En la actualidad, la inteligencia artificial (IA) y las Nuevas Tecnologías están transformando las estructuras de la economía global. Estas tendencias están respaldadas por una serie de estudios y artículos que exploran los impactos de la IA y la automatización en la economía y la sociedad.
En esta nueva era, la tecnología jugará un papel central en todos los aspectos de la economía. La inteligencia artificial, el aprendizaje automático, el internet de las cosas (IoT), la computación en la nube y otras tecnologías disruptivas se combinarán para crear sistemas más inteligentes, conectados y eficientes.
La inteligencia artificial (IA) será uno de los pilares clave de la Cuarta Revolución Industrial. Los avances en IA permitirán la automatización y optimización de una amplia gama de tareas y procesos, desde la producción y logística hasta el análisis de datos y la toma de decisiones. La IA también se utilizará para mejorar la personalización de productos y servicios, brindando experiencias más adaptadas a las necesidades individuales de los consumidores.
Otra tecnología importante en esta revolución es el blockchain, una tecnología de registro distribuido que permite la creación de redes descentralizadas y seguras. El blockchain tiene el potencial de transformar la forma en que se realizan las transacciones y se gestionan los contratos. Al eliminar intermediarios y mejorar la confianza y la transparencia, el blockchain puede reducir costos y aumentar la eficiencia en diversos sectores, como las finanzas, la cadena de suministro y la propiedad intelectual.
Además, la Cuarta Revolución Industrial se caracteriza por la enorme cantidad de datos generados y la capacidad de análisis que se ha desarrollado. El análisis de datos (Data Analysis) se ha convertido en un recurso estratégico fundamental para las organizaciones, ya que proporciona información valiosa para la toma de decisiones basadas en evidencias. Mediante el uso de técnicas avanzadas de análisis de datos, como el aprendizaje automático y la minería de datos, las empresas pueden obtener conocimientos profundos sobre los patrones de comportamiento de los clientes, las tendencias del mercado y las operaciones internas.
La Cuarta Revolución Industrial también está impulsando la colaboración entre diferentes industrias y sectores. La interconexión de sistemas y la integración de tecnologías permiten la creación de ecosistemas empresariales más amplios y conectados. Las empresas se están asociando con startups (emprendimientos), instituciones académicas y organismos gubernamentales para impulsar la innovación y desarrollar soluciones conjuntas para los desafíos económicos y sociales.
Según un informe publicado por McKinsey Global Institute en 2017 titulado «A Future that Works: Automation, Employment, and Productivity» (Un futuro que funciona: automatización, empleo y productividad), se estima que entre el 30% y el 40% de las actividades laborales en los Estados Unidos podrían automatizarse para 2030. Este informe sugiere que, si bien la automatización puede conducir a la pérdida de ciertos empleos, también tiene el potencial de generar nuevas oportunidades y mejorar la productividad.
Otro artículo importante es «The Future of Employment: How Susceptible Are Jobs to Computerization?» (El futuro del empleo: ¿cuán susceptibles son los trabajos a la informatización?) de Carl Benedikt Frey y Michael A. Osborne, publicado en 2013 en la revista Technological Forecasting and Social Change. Este estudio examinó la probabilidad de que diferentes ocupaciones fueran automatizadas en el futuro y encontró que hasta el 47% de los empleos en los Estados Unidos podrían estar en riesgo. El artículo destaca la importancia de adaptarse y desarrollar nuevas habilidades en un entorno laboral en evolución. Esto, escrito antes de la revolución que ahora se vive de las Nuevas Tecnologías, como la Inteligencia Artificial (IA).
La IA ha revolucionado numerosos campos en los últimos años, y el ámbito de la salud no ha sido la excepción. Mediante el uso de algoritmos avanzados y sistemas de aprendizaje automático, la IA ha demostrado ser una herramienta invaluable para la detección temprana y precisa de problemas de salud en los individuos. A través de su capacidad para procesar grandes cantidades de datos y reconocer patrones sutiles, la IA ha brindado una nueva perspectiva en el diagnóstico y tratamiento médico.
En primer lugar, la IA se ha utilizado exitosamente en la detección de enfermedades graves como el cáncer. Los algoritmos de IA pueden analizar imágenes médicas, como radiografías y resonancias magnéticas, y detectar características específicas que podrían indicar la presencia de tumores o anomalías que pueden indicar la presencia de enfermedades.
Estos sistemas pueden identificar patrones irregulares con una precisión sorprendente, ayudando a los médicos a tomar decisiones más informadas sobre los tratamientos y mejorando la tasa de detección temprana.
Además, la inteligencia artificial también se utiliza en el análisis de datos clínicos, como historias clínicas, resultados de pruebas de laboratorio y registros de pacientes. Al aplicar algoritmos de aprendizaje automático a estos datos, la inteligencia artificial puede identificar patrones y factores de riesgo que podrían pasar desapercibidos para los médicos.
La IA también ha encontrado aplicaciones en la detección de enfermedades crónicas como la diabetes, enfermedades renales, trastornos autoinmunes, o enfermedades cardíacas. Mediante el análisis de datos clínicos y biomarcadores, los sistemas de IA pueden evaluar el riesgo individual de desarrollar ciertas enfermedades y proporcionar recomendaciones personalizadas para la prevención. Estos sistemas son capaces de monitorear constantemente los datos de los pacientes, identificar patrones anormales y alertar a los profesionales de la salud cuando se requiere intervención.
La IA también ha demostrado su utilidad en el campo de la salud mental. Los sistemas de IA pueden analizar el lenguaje utilizado en los medios sociales y en las interacciones en línea para identificar signos de depresión, ansiedad u otros trastornos mentales. Esto puede permitir una intervención temprana y un seguimiento más cercano de las personas en riesgo, brindando apoyo y recursos adecuados.
En un artículo publicado en la revista Nature Medicine en 2019, titulado «Development and Validation of a Deep Learning Algorithm for Detection of Diabetic Retinopathy in Retinal Fundus Photographs» (Desarrollo y validación de un algoritmo de aprendizaje profundo para la detección de retinopatía diabética en fotografías del fondo de ojo), los investigadores utilizaron algoritmos de aprendizaje profundo para diagnosticar la retinopatía diabética con una precisión comparable a la de los oftalmólogos. Esto demuestra cómo la IA puede mejorar la eficiencia y la precisión en el campo de la salud.
Otro beneficio de la inteligencia artificial en la detección de enfermedades es su capacidad para analizar datos genéticos y moleculares. La inteligencia artificial puede identificar variantes genéticas asociadas con enfermedades hereditarias y predecir el riesgo de desarrollar ciertas enfermedades. Esto permite la implementación de medidas preventivas y el desarrollo de tratamientos personalizados.
Sin embargo, es importante destacar que la IA no reemplaza la labor de los profesionales de la salud. En cambio, la IA actúa como una herramienta complementaria que ayuda a los médicos a tomar decisiones más precisas y eficientes. La experiencia y el juicio humano siguen siendo fundamentales en el proceso de diagnóstico y tratamiento, pero la IA proporciona información adicional y valiosa que puede mejorar los resultados médicos.
En resumen, la Inteligencia Artificial ha demostrado ser una aliada poderosa en la detección de problemas de salud en los seres humanos. Su capacidad para analizar grandes volúmenes de datos y reconocer patrones ha mejorado la precisión y la eficiencia del diagnóstico médico. Desde la detección temprana del cáncer hasta el monitoreo de enfermedades crónicas, la IA ha demostrado su valía en el campo de la salud. A medida que la tecnología avance, es probable que la IA desempeñe un papel aún más significativo en la medicina, brindando beneficios cada vez mayores para la detección y el tratamiento de enfermedades.
En el sector financiero, la automatización y la IA también están desempeñando un papel importante. Un artículo reciente de The Economist, titulado «Rise of the Robots: A New Kind of ‘Hedge Fund’» (Auge de los robots: un nuevo tipo de ‘fondo de cobertura’), explora cómo los algoritmos de IA están siendo utilizados para tomar decisiones de inversión en fondos de cobertura. Estos algoritmos pueden analizar grandes cantidades de datos y detectar patrones, lo que les permite tomar decisiones de inversión de manera más rápida y precisa.
Además, la IA también está impulsando la innovación en la industria manufacturera. Un artículo de 2020 publicado en la revista Harvard Business Review, titulado «Artificial Intelligence Is the New Electricity» (La inteligencia artificial es la nueva electricidad), argumenta que la IA está transformando la forma en que se diseñan y fabrican los productos. Las empresas pueden utilizar la IA para optimizar la producción, realizar mantenimiento predictivo de las máquinas y personalizar los productos según las preferencias de los clientes.
Estos son solo algunos ejemplos de cómo la inteligencia artificial y las nuevas tecnologías están moldeando la economía del mañana. Es importante tener en cuenta que la tecnología avanza rápidamente y que se están realizando nuevos descubrimientos e innovaciones constantemente.
En resumen, la economía del mañana será moldeada por la Cuarta Revolución Industrial, donde la inteligencia artificial, el blockchain, el análisis de datos y otras tecnologías disruptivas transformarán los sectores económicos y la forma en que interactuamos en el mundo empresarial. Será crucial para las organizaciones y los individuos adaptarse y aprovechar estas tecnologías para mantenerse competitivos y aprovechar al máximo las oportunidades emergentes.
MUNDO
El nacionalismo de Donald Trump: ¿Una solución o un riesgo?
Opinión, por Samantha Contreras Guerrero //
La victoria de Donald Trump, basada en un mensaje de fuerte nacionalismo, marca un cambio que impactará tanto a Estados Unidos como al resto del mundo. Sus promesas de traer empleos de vuelta y proteger la economía estadounidense responden al descontento de muchos de sus votantes.
Su idea de “América Primero” busca hacer que Estados Unidos sea más independiente y fuerte, pero en un mundo tan conectado, esta visión enfrenta muchos retos y posibles problemas.
Para los estadounidenses, en un mercado donde casi todo se produce a través de cadenas internacionales, enfocarse en lo nacional podría hacer que los precios aumenten y haya menos opciones para los consumidores. Este tipo de enfoque proteccionista no solo implica costos altos para las empresas, sino que podría dar una falsa idea de seguridad económica, ya que el crecimiento estaría limitado solo al mercado interno, dejando de lado oportunidades con otros países.
En el ámbito internacional, el enfoque nacionalista de Estados Unidos genera preocupación entre sus aliados. Países como México, que dependen en gran medida del comercio y la inversión estadounidense, ven en riesgo la posibilidad de mantener relaciones estables e igualitarias.
El decremento en sectores como el nearshoring —donde América Latina ha visto una oportunidad de crecimiento— podrían ser afectados con este tipo de políticas. Además, al alejarse de acuerdos internacionales, Estados Unidos podría debilitar el sistema de cooperación global, necesario para enfrentar problemas complejos como el conflicto en Oriente Medio o la crisis climática.
La gran pregunta es si este regreso al proteccionismo es una solución real a los problemas económicos actuales. La inflación y la desigualdad están en aumento en todo el mundo, y Estados Unidos no es la excepción. En lugar de cerrarse, podría beneficiarse de una política que tome en cuenta las necesidades de todos sus sectores, buscando reducir las diferencias internas como la acumulación de riquezas, sin renunciar a los beneficios del comercio global.
El nacionalismo de Trump es una reacción a los problemas de un sistema económico que ha dejado atrás a muchas personas en Estados Unidos. Sin embargo, en un mundo hiperconectado, el aislamiento no puede evitar generar preocupación. Aunque la intención de proteger a los ciudadanos es válida, esta ideología corre el riesgo de afectar a largo plazo a aquellos mismos sectores que busca ayudar, reduciendo la capacidad de Estados Unidos para influir y crecer en la economía global.
E-mail: samcg2002@gmail.com
MUNDO
Querámoslo o no, Donald Trump ha vuelto
Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //
Lo recuerdo, era mi cumpleaños 20 y también domingo, y corría el año de 1973, y mi padre me regalaba “El Gran Gatsby”, la muy apasionante novela de F. Scott Fitzgerald, dos de sus ejes contenidos me cautivaron: La alienación y el impulso de Jay Gatsby por sentirse aceptado por una alta sociedad segregante, aun y a pesar de ser inmensamente rico, realidad que quizá se expresa más claramente en una frase de la obra: “La vida es una lucha de apariencias, una lucha de lograr y de tener más de lo que uno merece”.
Donald Trump es un claro ejemplo, muy actual y presente en el mundo, de la fuerza del impulso de tenerlo todo: Poder económico y poder político. Donal Trump está entre los hombres más ricos de Estados Unidos, y fue el 45º y será el 47º presidente de aquella nación.
Donald, quien perdió en 2020 ante Joe Biden al buscar reelegirse como presidente de Estados Unidos, cuatro años después descarriló a Biden en su también anhelada reelección, obligándolo a abandonar la carrera presidencial, y derrotó ampliamente a Kamala Harris, la relevo en el Partido Demócrata.
Donald Trump ha vuelto al poder más fuerte de lo jamás imaginado para cumplir con sus planes de preeminencia y grandeza norteamericana e imponer su visión conservadora de Estados Unidos ante sí mismo y ante el mundo. Trump es un hombre transparente; jamás deja nada a la imaginación y dudas de sus seguidores y detractores. Así, por ejemplo, para él, la Teoría de Género tiene los días contados en EEUU y sus promotores sabrán que tienen ante sí a su peor pesadilla.
El presidente Donald Trump, a partir del 20 de enero próximo, actuará con todo el poder para poner orden en su frontera con México en dos temas fundamentales, las acciones de los cárteles de la droga, declarándolos terroristas, y el tráfico humano, ambos vistos como gravísimas omisiones del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Marco Rubio, próximo secretario de Estado norteamericano, lo ha acusado públicamente, y nos lo recordará todos los días. Rubio es de palabra dura y mano aún más dura. Para Trump y Rubio los narcotraficantes son terroristas y los perseguirá con toda la fuerza del Estado norteamericano.
La esperanza nunca debería sustentarse en la venganza. No entiendo a quiénes cifran la satisfacción de su venganza hacia López Obrador en Marco Rubio. Sea cual fuere el resultado de la dureza del nuevo secretario de Estado norteamericano, es mi deseo que México vuelva, de mutuo propio, al orden y la paz, y que el gobierno y el congreso mexicanos no nos convoquen a rasgarnos las vestiduras ante las exigencias norteamericanas. Son justas.
En México, muchos de quienes estaban a favor de Kamala Harris, hoy se muestran muy a favor de Donald Trump. Su nacionalismo se mantiene muy firme; sin embargo, aceptan que ya es tiempo de poner en orden las cosas en México pues el estado mexicano, sin duda, está doblegado y resquebrajado ante los cárteles de la droga. Claudia Sheinbaum no ha demostrado estar dispuesta a cumplir a cabalidad con su mandato presidencial en materia de seguridad a pesar de los buenos oficios de Omar García Harfuch pues, peor, no desea tomar el mando que aun detenta López Obrador.
Sheinbaum deberá entender que solo tiene de dos sopas, o se arma de valor ante los cárteles y los traficantes de gente y los combate con toda la fuerza del Estado mexicano, o los gringos cumplirán con esa su obligación constitucional, interviniendo aun en nuestro territorio. Que de nada le valdrán las bravatas de Marcelo Ebrard en materia económica ante los gobiernos norteamericano y canadiense.
Que esto nos es pleito entre escolapios en donde uno echará al otro a su padre que es bombero y lo mojará con su manguera, y el otro a su padre que es policía y lo llevará a la cárcel. Que en cosas de gobierno se actúa conforme a la ley y se cumple con los tratados internacionales. Que Naciones Unidas tiene un centro en contra del terrorismo que a México obliga.
Un adelanto de la presión internacional que el gobierno de México enfrentará en los años próximos ya lo recibimos en esta semana. La calificadora Moody’s cambió de estable a negativa la perspectiva económica de México por el debilitamiento de nuestro Estado de derecho por la reforma judicial y el deteriorado entorno institucional gubernamental, el esperado aumento en el costo de la deuda internacional de México y la mayor rigidez del gasto público, que podrían socavar nuestros resultados fiscales y económicos.
Tanto Moody’s, como los principales analistas de los futuros económicos en el mundo, coinciden en calificar como de muy alto riesgo la reciente reforma aprobada por Morena, PT y Verde al Poder Judicial. Sheinbaum, obedeciendo a López Obrador, ha decidido alterar los controles y equilibrios del poder político y económico en México, y eso se le, se nos, cobrará muy caro.
Quiero invitarte a pensar en que Trump no está para salvarnos, ni Rubio para vengarnos. Ellos tienen sus tareas más allá del Rio Bravo. De este lado, todo depende de nosotros. Vamos, ni Sheinbaum hará nada para salvarnos; a ella solo le interesa obedecer a López.
MUNDO
En riesgo la hegemonía estadounidense: El retorno de Donald Trump; retos económicos y sociales
Actualidad, por Alberto Gómez R. //
En los últimos cuatro años, la economía y la cohesión social de Estados Unidos han enfrentado un deterioro significativo, marcando uno de los periodos más complicados en su historia reciente.
La administración de Joe Biden, aunque intentó implementar políticas para estimular la recuperación tras la pandemia de COVID-19, dejó profundas brechas económicas y sociales que ahora desafían al presidente electo Donald Trump. Con un escenario global en transformación y un entorno interno polarizado, Estados Unidos se encuentra en un momento crítico de redefinición de su papel como potencia mundial.
LA ECONOMÍA BAJO LA ADMINISTRACIÓN DE BIDEN
La inflación se convirtió en uno de los mayores retos durante la administración Biden. La epidemia de Covid-19 dejó tras de sí trastornos económicos; en junio de 2022, la inflación alcanzó un pico histórico del 9.1%, las tasas más altas que los estadounidenses han experimentado en 40 años, según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) lo que, por supuesto, en la práctica suponía un recorte salarial. La explosión del gasto militar para apoyar las guerras en Ucrania y Gaza también ha alimentado la inflación.
Como resultado, el nivel de vida de las y los trabajadores estadounidenses ha disminuido bajo la administración Biden, mientras que el auge del mercado de valores ha ayudado a las y los estadounidenses más ricos a hacerlo bastante bien. Este fenómeno, impulsado por interrupciones en las cadenas de suministro globales, estímulos fiscales masivos y el aumento de los precios de la energía, erosionó el poder adquisitivo de las familias estadounidenses. Aunque las medidas de la Reserva Federal lograron reducir la inflación a un 3.7% al cierre de 2024, esta cifra seguía por encima del objetivo del 2%, lo que refleja un entorno económico aún frágil.
El aumento del costo de vida se manifestó en productos esenciales. Según la Administración de Información Energética (EIA), el precio promedio de la gasolina aumentó un 40% entre 2020 y 2024. Asimismo, los alimentos básicos experimentaron un incremento promedio del 25%, afectando especialmente a las familias de ingresos medios y bajos. Esta situación exacerbó la desigualdad, ya que los salarios reales apenas crecieron un 3% durante el mismo periodo, según el Economic Policy Institute.
DÉFICIT FISCAL Y DEUDA PÚBLICA
El déficit fiscal alcanzó los $1.7 billones en 2024, mientras que la deuda pública superó los $36 billones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), un incremento alarmante respecto a los $27 billones reportados al inicio de la administración Biden. Este nivel de endeudamiento, alimentado por programas de estímulo económico y políticas de infraestructura, limita la capacidad del gobierno para responder a futuras crisis económicas. Además, el creciente costo del servicio de la deuda, derivado del aumento de las tasas de interés, se ha convertido en una carga significativa para el presupuesto federal.
La brecha económica continuó ampliándose durante la administración Biden. El 1% más rico de la población concentró el 38% de la riqueza total en 2023, mientras que los sectores más vulnerables enfrentaron mayores dificultades para acceder a empleos estables, y apenas aumentaron un 4% en términos reales, según un informe de la Oficina del Censo. Según el Departamento de Trabajo, el empleo precario representó el 30% de los nuevos puestos creados entre 2020 y 2024, con un aumento notable en los contratos temporales y trabajos a tiempo parcial. Esto ha exacerbado la pobreza en comunidades vulnerables, con un índice de pobreza que aumentó del 11.4% en 2020 al 14.7% en 2024.
En 2016, Hillary Clinton demostró su desprecio por los partidarios de Trump, entonces abrumadoramente blancos, etiquetándolos como “los deplorables”, en lugar de tratar de reconocer la fuente de su ira: la gran desigualdad en el statu quo económico. Ocho años después, con un apoyo a Trump mayor en prácticamente todos los grupos demográficos, es imposible ignorar la desesperación económica que alejó del Partido Demócrata a las y los electores, cuando Biden seguía presumiendo de que la economía estadounidense durante su mandato es “la más fuerte del mundo”.
FACTORES SOCIALES: POLARIZACIÓN Y RADICALIZACIÓN
La polarización política se ha intensificado, dando lugar a movimientos separatistas que, aunque minoritarios, representan una amenaza para la unidad del país. Uno de los fenómenos más alarmantes es el resurgimiento de movimientos secesionistas en estados como Texas y California.
Líderes locales y organizaciones políticas han planteado referendos para separarse de la unión federal, alegando incompatibilidades políticas y económicas. Aunque estos movimientos no tienen un apoyo mayoritario, su existencia refleja una fragmentación preocupante en la unidad nacional. Grupos como «Texit», que abogan por la independencia de Texas, han ganado tracción en sectores conservadores descontentos con las políticas federales. Estas iniciativas reflejan el creciente desencanto con el sistema político.
La radicalización ideológica también se ha intensificado. Los crímenes de odio aumentaron un 18% entre 2020 y 2024, según el FBI, afectando principalmente a comunidades afroamericanas, asiáticas, judías y musulmanas. Este aumento está vinculado al resurgimiento de grupos extremistas y al uso de las redes sociales como plataformas para propagar discursos de odio.
RETOS ECONÓMICOS Y SOCIALES
Con la reelección de Donald Trump, Estados Unidos se adentra en un periodo de grandes desafíos. Su promesa de «recuperar la grandeza estadounidense» enfrenta múltiples obstáculos, tanto internos como externos.
Trump ha anunciado un ambicioso plan para reindustrializar Estados Unidos y reducir la dependencia de las cadenas de suministro globales. Sin embargo, implementar esta estrategia requerirá superar barreras como la resistencia de aliados comerciales y la necesidad de inversiones masivas en infraestructura. También deberá manejar las tensiones con China, el principal socio comercial de Estados Unidos, en un momento en que las relaciones bilaterales están en su punto más bajo en décadas.
El presidente electo ha prometido recortes de impuestos para estimular el crecimiento económico, pero esta medida podría agravar el déficit fiscal si no se acompaña de reducciones en el gasto público. Además, la capacidad de implementar estas políticas dependerá de su habilidad para negociar con un Congreso dividido, donde los demócratas probablemente resistirán cualquier iniciativa que reduzca programas sociales.
El enfoque de Trump en políticas ultraderechistas, incluida la restricción de la inmigración y la eliminación de regulaciones ambientales, podría generar más divisiones. Aunque estas medidas cuentan con el apoyo de su base electoral, enfrentan la oposición de sectores progresistas y moderados, lo que podría derivar en mayores tensiones sociales.
EL FIN DE LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE
El bloque BRICS+ ha emergido como un desafío significativo para la hegemonía estadounidense. Con la inclusión de nuevos miembros como Arabia Saudita, este grupo busca crear un sistema financiero alternativo que reduzca la dependencia del dólar. Según el Banco Mundial, el comercio intrabloque creció un 15% anual durante los últimos cuatro años, fortaleciendo su influencia económica y política.
El dólar, pilar del sistema financiero internacional, está perdiendo su posición dominante. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la proporción de reservas globales en dólares cayó del 61% en 2020 al 55% en 2024. Este descenso refleja una creciente diversificación hacia monedas como el yuan chino y el euro, impulsada por iniciativas del BRICS+ y otros bloques emergentes.
En el ámbito militar y geopolítico, Estados Unidos enfrenta el ascenso de China como potencia dominante en el Pacífico y la reactivación de Rusia en Europa del Este. Además, la influencia de potencias regionales como Irán y Arabia Saudita en el Medio Oriente limita la capacidad de Estados Unidos para mantener su dominio en esta región estratégica.
El futuro socioeconómico de Estados Unidos dependerá en gran medida de la capacidad de la administración Trump para manejar una economía debilitada, una deuda insostenible y una sociedad fracturada. La reconciliación política y la creación de un camino inclusivo para el desarrollo serán cruciales para evitar una crisis prolongada.
Aunque Trump tiene un historial de promover el crecimiento económico, los riesgos asociados con su estilo confrontacional y sus políticas divisivas no pueden ser ignorados. El equilibrio entre reformar el status quo y evitar una mayor radicalización será la prueba definitiva para su liderazgo.
Estados Unidos enfrenta uno de los periodos más complejos de su historia contemporánea. La administración Biden dejó un legado de desafíos económicos y sociales que el presidente electo Donald Trump deberá abordar en un contexto de polarización interna y competencia internacional.
El éxito o fracaso de las políticas de Trump determinará no solo el rumbo de Estados Unidos, sino también el equilibrio de poder en el mundo. Sin embargo, para superar estos retos, será necesario un liderazgo que trascienda la retórica divisiva y busque soluciones inclusivas y sostenibles. En un mundo cada vez más multipolar, el destino de Estados Unidos dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades globales sin perder de vista los principios democráticos y la cohesión interna que alguna vez lo definieron como nación.
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