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MUNDO

El gran poder de la industria militar de EEUU: Robert F. Kennedy Jr. dice que Estados Unidos provocó la guerra en Ucrania

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Política Global, por Jorge López Portillo Basave //

Hace décadas que algunos presidentes de EUA, especialmente a su salida y muchos políticos han venido advirtiendo de los riesgos de una industria militar tan poderosa que pueda llevar a ese país y al mundo a una guerra solo por el placer de vender más.

A veces el leer un poco de historia nos puede ayudar a evitar grandes tragedias. Pero la verdad sea dicha cuando uno está en el poder las decisiones se toman por presiones y pasiones más que por estudios realmente ampliamente difundidos y comprendidos.

Los ejemplos de la ignorancia colectiva al ejercer el poder sobran. Uno puede decir que muchos políticos toman decisiones por intereses ocultos al público y eso es verdad, lamentablemente en muchas de esas mismas ocasiones las consecuencias de sus decisiones e incluso los motivos más importantes son realmente desconocidos para la gran mayoría de los que participan en la cadena de mando y de toma de decisiones.

Me encantaría decir que las potencias son más cuidadosas en esto que los llamados países en vías de desarrollo, pero no es así. Obviamente las naciones más ricas y poderosas han tenido en su conjunto líderes y pueblos que han trabajado duro para estar donde están. Uno puede cuestionar sus métodos. No estamos hablando de moral sino de resultados y del grado de conocimiento de los involucrados en las consecuencias de sus actos. Pero siempre hay unos cuantos que saben la verdad y otros cuantos que por análisis y modelos intelectuales pueden exponer las razones en tiempo real, aunque por lo general son poco escuchados. Como dice la biblia “por sus frutos los conoceréis”.

Como usted sabe la segunda guerra mundial la perdió Hitler con sus aliados Italia y Japón. La guerra se perdió en parte porque Hitler traicionó a Rusia quien era neutral y fue invadido por Alemania. Eso causó que Rusia con Stalin se uniese a los aliados UK y EUA porque los demás europeos ya estaban ocupados por los nazis.

Por todos es sabido que al fin de la Segunda Guerra Mundial Rusia y EUA se repartieron Europa partiendo Alemania en dos. Pasaron cuatro décadas hasta que la Unión Soviética con un presidente pro nacional pero no pro imperialista decidió acabar con la URSS y dejar a sus repúblicas satelitales en libertad de elegir. Mijaíl Gorbachov pactó con el papa Juan Pablo II, con Ronald Reagan y con Margaret Thatcher la reunificación de Alemania por la caída del muro de Berlín sin sangre. Fue un momento muy feliz para millones, lo que no fue muy rentable para los apóstoles de la guerra fría. De los 70´s a los 80’s el negocio de la guerra siguió ganando millones, pero la verdad ya no era lo de antes.

Hagamos una pausa. En los 60´s un presidente se le ocurrió oponerse a Vietnam después de un fracaso en la llamada Bahía de Cochinos, ese presidente se llamaba John Fitzgerald Kennedy (JFK) y por los errores de información destituyó al entonces director de la CIA. Afortunadamente después del asesinato de Kennedy el ex director de la CIA fue designado por Lyndon Johnson, presidente sustituto de JFK para investigar el homicidio del ex presidente.

Obvio ¿Quién mejor para hacerlo? Que quién había sido despedido por inepto o por mentiroso. Bueno de ahí seguimos a los 70´s cuando un presidente electo y reelecto por mayoría popular se opuso a seguir en Vietnam y claro fue asesorado por algunos de sus allegados de los aparatos de seguridad nacional para espiar a sus opositores. Como sabemos eso no salió muy bien para Nixon porque atraparon a sus muchachos de forma muy boba en el hotel Watergate de Washington DC y milagrosamente el periodista que expuso la historia había renunciado recientemente a la CIA.

No hay que olvidar que uno de los acuerdos de Nixon para evitar otra guerra como la de Vietnam fue el asegurar a China que ellos no mandarían militares a Taiwán mientras que China respetase la isla incluso iniciando acuerdos con Rusia y otros países para dar pie a la no proliferación de armas nucleares. Como sabemos Nixon salió caminando, pero muerto. De ahí sigue Ronald Reagan quien también fue anti guerra y por poco muere asesinado. Coincidencias todas seguramente, pero también son coincidencias que los tres hayan tratado de evitar el aumento de guerras innecesarias lo que no hizo muy felices a sus aliados de las industrias militares y de algunos directivos de las agencias de inteligencia.

Solo como comparación veamos lo que pasó con Bush hijo, con Clinton y con Obama quienes aplaudieron la guerra con Irak y Afganistán basados en una mentira que se elaboró por las mismas agencias de inteligencia y que benefició a muchos de sus amigos en especial a los de la industria militar.

Regresemos al caso Ucrania 2022. Hace unos días en un evento de campaña, Rober F Kennedy Jr. dio una pequeña clase de historia y recordó que después de la reelección de su tío JFK y meses antes de su asesinato él le confió a su hermano Robert Kennedy, quien era el Procurador General, que pretendía desmantelar a la CIA y a los sistemas de inteligencia de su país para dar vida a algo nuevo, dadas las cuestionables recomendaciones que había recibido de ellos en momentos clave como la invasión de Cuba y el caso en Vietnam por no llamarles engaños.

En ese sentido el actual precandidato a presidente, abundó en datos desde 1980 hasta los 90´s en los que los líderes de Europa y EUA aseguraron a la URSS y en particular a Gorbachov de que si ellos desmantelaban el muro de Berlín y sus armas nucleares en países de la que sería la Ex URSS, la OTAN no crecería ni una pulgada hacia el Este y mucho menos instalarían nuevas armas nucleares en esos países incluido Alemania. Lo anterior como una forma de incentivar la paz, la reunificación y desacelerar la carrera armamentista. 

Por lo anterior, asegura Robert FK Jr., la política de expansión de la OTAN y la intervención directa de EUA y UK en la política de Ucrania durante el 2021, fueron parte decisiva en la guerra de Rusia vs Ucrania en el 2022.

¿Miente Robert F Kennedy Jr.? Veamos qué dicen los documentos históricos públicos sobre las dos aseveraciones más severas de Kennedy vs Biden en la guerra de Ucrania. Primero dijo que la OTAN les aseguró a Gorbachov y a sus sucesores que no crecerían hacia el Este. Bueno en diciembre del 2017 se dieron a conocer documentos secretos sobre múltiples garantías que EUA, Francia y UK dieron a Rusia en este sentido.

Pero a pesar de sus promesas, desde la era de Bush hijo hasta este día la OTAN ha incrementado mil setecientos kilómetros hacia el Este y sumado a 14 países casi todos ellos ex miembros de la URSS, instalando en ellos armas nucleares cada día más cerca de Moscú. De hecho en dos ocasiones, una con Clinton y otra con Bush, Secretarios de Estado y de Defensa, con distintos partidos políticos en el poder de EUA, amenazaron con renunciar si esos presidentes rompían la palabra de EUA con respecto a la expansión al Este de NATO.

Por lo anterior con respecto a la falta de palabra de la OTAN vs Rusia Kennedy tiene razón. Con respecto a la segunda aseveración, relacionada con que la guerra de Rusia vs Ucrania fue provocada por EUA, hemos encontrado que en el 2019 el candidato Zelensky, basó su campaña en no entrar en guerra con Rusia e incluso aceptó en dos ocasiones firmar garantías de que no se uniría a NATO, pero misteriosamente en el 2021, después de una visita del Primer Ministro de UK Boris Johnson y de aliados de Washington Ucrania cambió de opinión y se negó a incluir en su constitución una cláusula específica de neutralidad con respecto a la OTAN o NATO por sus siglas en inglés.

Esto se puede verificar en las vueltas, dimes y diretes de los llamados acuerdos de Minsk versiones 1 y 2. Vale la pena recordar que Joe Biden era el encargado de la relación con Ucrania durante los 8 años de Obama. En esos años Rusia se adueñó de Crimea y el expresidente de Ucrania Petro Poroshenko, perdió la reelección contra Zelensky por presuntos actos de corrupción en los que tal vez hasta el hijo de Biden estaba involucrado. Ahora con Biden presidente y con un grupo de empresas militares sedientas de recuperar las ganancias que Afganistán dejaba, suena muy conveniente que la OTAN y Rusia reinicien una guerra fría utilizando países intermedios como peones. ¿Será coincidencia? Para Kennedy y para muchos no lo es.

Solo por especulación y sin justificación del baño de sangre en Ucrania. ¿Cómo reaccionaría la OTAN si México decidiera unirse militarmente a China y a Rusia y de esa unión resultara la instalación de bases nucleares en cada uno de los estados a lo largo de la frontera norte de México y asimismo si hubiera submarinos con las banderas de chino-rusas permanentemente en el Golfo de México? ¿Qué dirían Biden y Kamala?

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MUNDO

El nacionalismo de Donald Trump: ¿Una solución o un riesgo?

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Opinión, por Samantha Contreras Guerrero //

La victoria de Donald Trump, basada en un mensaje de fuerte nacionalismo, marca un cambio que impactará tanto a Estados Unidos como al resto del mundo. Sus promesas de traer empleos de vuelta y proteger la economía estadounidense responden al descontento de muchos de sus votantes.

Su idea de “América Primero” busca hacer que Estados Unidos sea más independiente y fuerte, pero en un mundo tan conectado, esta visión enfrenta muchos retos y posibles problemas.

Para los estadounidenses, en un mercado donde casi todo se produce a través de cadenas internacionales, enfocarse en lo nacional podría hacer que los precios aumenten y haya menos opciones para los consumidores. Este tipo de enfoque proteccionista no solo implica costos altos para las empresas, sino que podría dar una falsa idea de seguridad económica, ya que el crecimiento estaría limitado solo al mercado interno, dejando de lado oportunidades con otros países.

En el ámbito internacional, el enfoque nacionalista de Estados Unidos genera preocupación entre sus aliados. Países como México, que dependen en gran medida del comercio y la inversión estadounidense, ven en riesgo la posibilidad de mantener relaciones estables e igualitarias.

El decremento en sectores como el nearshoring —donde América Latina ha visto una oportunidad de crecimiento— podrían ser afectados con este tipo de políticas. Además, al alejarse de acuerdos internacionales, Estados Unidos podría debilitar el sistema de cooperación global, necesario para enfrentar problemas complejos como el conflicto en Oriente Medio o la crisis climática.

La gran pregunta es si este regreso al proteccionismo es una solución real a los problemas económicos actuales. La inflación y la desigualdad están en aumento en todo el mundo, y Estados Unidos no es la excepción. En lugar de cerrarse, podría beneficiarse de una política que tome en cuenta las necesidades de todos sus sectores, buscando reducir las diferencias internas como la acumulación de riquezas, sin renunciar a los beneficios del comercio global.

El nacionalismo de Trump es una reacción a los problemas de un sistema económico que ha dejado atrás a muchas personas en Estados Unidos. Sin embargo, en un mundo hiperconectado, el aislamiento no puede evitar generar preocupación. Aunque la intención de proteger a los ciudadanos es válida, esta ideología corre el riesgo de afectar a largo plazo a aquellos mismos sectores que busca ayudar, reduciendo la capacidad de Estados Unidos para influir y crecer en la economía global.

E-mail: samcg2002@gmail.com

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MUNDO

Querámoslo o no, Donald Trump ha vuelto

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Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //

Lo recuerdo, era mi cumpleaños 20 y también domingo, y corría el año de 1973, y mi padre me regalaba “El Gran Gatsby”, la muy apasionante novela de F. Scott Fitzgerald, dos de sus ejes contenidos me cautivaron: La alienación y el impulso de Jay Gatsby por sentirse aceptado por una alta sociedad segregante, aun y a pesar de ser inmensamente rico, realidad que quizá se expresa más claramente en una frase de la obra: “La vida es una lucha de apariencias, una lucha de lograr y de tener más de lo que uno merece”.

Donald Trump es un claro ejemplo, muy actual y presente en el mundo, de la fuerza del impulso de tenerlo todo: Poder económico y poder político. Donal Trump está entre los hombres más ricos de Estados Unidos, y fue el 45º y será el 47º presidente de aquella nación.

Donald, quien perdió en 2020 ante Joe Biden al buscar reelegirse como presidente de Estados Unidos, cuatro años después descarriló a Biden en su también anhelada reelección, obligándolo a abandonar la carrera presidencial, y derrotó ampliamente a Kamala Harris, la relevo en el Partido Demócrata.

Donald Trump ha vuelto al poder más fuerte de lo jamás imaginado para cumplir con sus planes de preeminencia y grandeza norteamericana e imponer su visión conservadora de Estados Unidos ante sí mismo y ante el mundo. Trump es un hombre transparente; jamás deja nada a la imaginación y dudas de sus seguidores y detractores. Así, por ejemplo, para él, la Teoría de Género tiene los días contados en EEUU y sus promotores sabrán que tienen ante sí a su peor pesadilla.

El presidente Donald Trump, a partir del 20 de enero próximo, actuará con todo el poder para poner orden en su frontera con México en dos temas fundamentales, las acciones de los cárteles de la droga, declarándolos terroristas, y el tráfico humano, ambos vistos como gravísimas omisiones del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Marco Rubio, próximo secretario de Estado norteamericano, lo ha acusado públicamente, y nos lo recordará todos los días. Rubio es de palabra dura y mano aún más dura. Para Trump y Rubio los narcotraficantes son terroristas y los perseguirá con toda la fuerza del Estado norteamericano.

La esperanza nunca debería sustentarse en la venganza. No entiendo a quiénes cifran la satisfacción de su venganza hacia López Obrador en Marco Rubio. Sea cual fuere el resultado de la dureza del nuevo secretario de Estado norteamericano, es mi deseo que México vuelva, de mutuo propio, al orden y la paz, y que el gobierno y el congreso mexicanos no nos convoquen a rasgarnos las vestiduras ante las exigencias norteamericanas. Son justas.

En México, muchos de quienes estaban a favor de Kamala Harris, hoy se muestran muy a favor de Donald Trump. Su nacionalismo se mantiene muy firme; sin embargo, aceptan que ya es tiempo de poner en orden las cosas en México pues el estado mexicano, sin duda, está doblegado y resquebrajado ante los cárteles de la droga. Claudia Sheinbaum no ha demostrado estar dispuesta a cumplir a cabalidad con su mandato presidencial en materia de seguridad a pesar de los buenos oficios de Omar García Harfuch pues, peor, no desea tomar el mando que aun detenta López Obrador.

Sheinbaum deberá entender que solo tiene de dos sopas, o se arma de valor ante los cárteles y los traficantes de gente y los combate con toda la fuerza del Estado mexicano, o los gringos cumplirán con esa su obligación constitucional, interviniendo aun en nuestro territorio. Que de nada le valdrán las bravatas de Marcelo Ebrard en materia económica ante los gobiernos norteamericano y canadiense.

Que esto nos es pleito entre escolapios en donde uno echará al otro a su padre que es bombero y lo mojará con su manguera, y el otro a su padre que es policía y lo llevará a la cárcel. Que en cosas de gobierno se actúa conforme a la ley y se cumple con los tratados internacionales. Que Naciones Unidas tiene un centro en contra del terrorismo que a México obliga.

Un adelanto de la presión internacional que el gobierno de México enfrentará en los años próximos ya lo recibimos en esta semana. La calificadora Moody’s cambió de estable a negativa la perspectiva económica de México por el debilitamiento de nuestro Estado de derecho por la reforma judicial y el deteriorado entorno institucional gubernamental, el esperado aumento en el costo de la deuda internacional de México y la mayor rigidez del gasto público, que podrían socavar nuestros resultados fiscales y económicos.

Tanto Moody’s, como los principales analistas de los futuros económicos en el mundo, coinciden en calificar como de muy alto riesgo la reciente reforma aprobada por Morena, PT y Verde al Poder Judicial. Sheinbaum, obedeciendo a López Obrador, ha decidido alterar los controles y equilibrios del poder político y económico en México, y eso se le, se nos, cobrará muy caro.

Quiero invitarte a pensar en que Trump no está para salvarnos, ni Rubio para vengarnos. Ellos tienen sus tareas más allá del Rio Bravo. De este lado, todo depende de nosotros. Vamos, ni Sheinbaum hará nada para salvarnos; a ella solo le interesa obedecer a López.

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MUNDO

En riesgo la hegemonía estadounidense: El retorno de Donald Trump; retos económicos y sociales

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Actualidad, por Alberto Gómez R. //

En los últimos cuatro años, la economía y la cohesión social de Estados Unidos han enfrentado un deterioro significativo, marcando uno de los periodos más complicados en su historia reciente.

La administración de Joe Biden, aunque intentó implementar políticas para estimular la recuperación tras la pandemia de COVID-19, dejó profundas brechas económicas y sociales que ahora desafían al presidente electo Donald Trump. Con un escenario global en transformación y un entorno interno polarizado, Estados Unidos se encuentra en un momento crítico de redefinición de su papel como potencia mundial.

LA ECONOMÍA BAJO LA ADMINISTRACIÓN DE BIDEN

La inflación se convirtió en uno de los mayores retos durante la administración Biden. La epidemia de Covid-19 dejó tras de sí trastornos económicos; en junio de 2022, la inflación alcanzó un pico histórico del 9.1%, las tasas más altas que los estadounidenses han experimentado en 40 años, según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) lo que, por supuesto, en la práctica suponía un recorte salarial. La explosión del gasto militar para apoyar las guerras en Ucrania y Gaza también ha alimentado la inflación.

Como resultado, el nivel de vida de las y los trabajadores estadounidenses ha disminuido bajo la administración Biden, mientras que el auge del mercado de valores ha ayudado a las y los estadounidenses más ricos a hacerlo bastante bien. Este fenómeno, impulsado por interrupciones en las cadenas de suministro globales, estímulos fiscales masivos y el aumento de los precios de la energía, erosionó el poder adquisitivo de las familias estadounidenses. Aunque las medidas de la Reserva Federal lograron reducir la inflación a un 3.7% al cierre de 2024, esta cifra seguía por encima del objetivo del 2%, lo que refleja un entorno económico aún frágil.

El aumento del costo de vida se manifestó en productos esenciales. Según la Administración de Información Energética (EIA), el precio promedio de la gasolina aumentó un 40% entre 2020 y 2024. Asimismo, los alimentos básicos experimentaron un incremento promedio del 25%, afectando especialmente a las familias de ingresos medios y bajos. Esta situación exacerbó la desigualdad, ya que los salarios reales apenas crecieron un 3% durante el mismo periodo, según el Economic Policy Institute.

DÉFICIT FISCAL Y DEUDA PÚBLICA

El déficit fiscal alcanzó los $1.7 billones en 2024, mientras que la deuda pública superó los $36 billones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), un incremento alarmante respecto a los $27 billones reportados al inicio de la administración Biden. Este nivel de endeudamiento, alimentado por programas de estímulo económico y políticas de infraestructura, limita la capacidad del gobierno para responder a futuras crisis económicas. Además, el creciente costo del servicio de la deuda, derivado del aumento de las tasas de interés, se ha convertido en una carga significativa para el presupuesto federal.

La brecha económica continuó ampliándose durante la administración Biden. El 1% más rico de la población concentró el 38% de la riqueza total en 2023, mientras que los sectores más vulnerables enfrentaron mayores dificultades para acceder a empleos estables, y apenas aumentaron un 4% en términos reales, según un informe de la Oficina del Censo. Según el Departamento de Trabajo, el empleo precario representó el 30% de los nuevos puestos creados entre 2020 y 2024, con un aumento notable en los contratos temporales y trabajos a tiempo parcial. Esto ha exacerbado la pobreza en comunidades vulnerables, con un índice de pobreza que aumentó del 11.4% en 2020 al 14.7% en 2024.

En 2016, Hillary Clinton demostró su desprecio por los partidarios de Trump, entonces abrumadoramente blancos, etiquetándolos como “los deplorables”, en lugar de tratar de reconocer la fuente de su ira: la gran desigualdad en el statu quo económico. Ocho años después, con un apoyo a Trump mayor en prácticamente todos los grupos demográficos, es imposible ignorar la desesperación económica que alejó del Partido Demócrata a las y los electores, cuando Biden seguía presumiendo de que la economía estadounidense durante su mandato es “la más fuerte del mundo”.

FACTORES SOCIALES: POLARIZACIÓN Y RADICALIZACIÓN

La polarización política se ha intensificado, dando lugar a movimientos separatistas que, aunque minoritarios, representan una amenaza para la unidad del país. Uno de los fenómenos más alarmantes es el resurgimiento de movimientos secesionistas en estados como Texas y California.

Líderes locales y organizaciones políticas han planteado referendos para separarse de la unión federal, alegando incompatibilidades políticas y económicas. Aunque estos movimientos no tienen un apoyo mayoritario, su existencia refleja una fragmentación preocupante en la unidad nacional. Grupos como «Texit», que abogan por la independencia de Texas, han ganado tracción en sectores conservadores descontentos con las políticas federales. Estas iniciativas reflejan el creciente desencanto con el sistema político.

La radicalización ideológica también se ha intensificado. Los crímenes de odio aumentaron un 18% entre 2020 y 2024, según el FBI, afectando principalmente a comunidades afroamericanas, asiáticas, judías y musulmanas. Este aumento está vinculado al resurgimiento de grupos extremistas y al uso de las redes sociales como plataformas para propagar discursos de odio.

RETOS ECONÓMICOS Y SOCIALES

Con la reelección de Donald Trump, Estados Unidos se adentra en un periodo de grandes desafíos. Su promesa de «recuperar la grandeza estadounidense» enfrenta múltiples obstáculos, tanto internos como externos.

Trump ha anunciado un ambicioso plan para reindustrializar Estados Unidos y reducir la dependencia de las cadenas de suministro globales. Sin embargo, implementar esta estrategia requerirá superar barreras como la resistencia de aliados comerciales y la necesidad de inversiones masivas en infraestructura. También deberá manejar las tensiones con China, el principal socio comercial de Estados Unidos, en un momento en que las relaciones bilaterales están en su punto más bajo en décadas.

El presidente electo ha prometido recortes de impuestos para estimular el crecimiento económico, pero esta medida podría agravar el déficit fiscal si no se acompaña de reducciones en el gasto público. Además, la capacidad de implementar estas políticas dependerá de su habilidad para negociar con un Congreso dividido, donde los demócratas probablemente resistirán cualquier iniciativa que reduzca programas sociales.

El enfoque de Trump en políticas ultraderechistas, incluida la restricción de la inmigración y la eliminación de regulaciones ambientales, podría generar más divisiones. Aunque estas medidas cuentan con el apoyo de su base electoral, enfrentan la oposición de sectores progresistas y moderados, lo que podría derivar en mayores tensiones sociales.

EL FIN DE LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE

El bloque BRICS+ ha emergido como un desafío significativo para la hegemonía estadounidense. Con la inclusión de nuevos miembros como Arabia Saudita, este grupo busca crear un sistema financiero alternativo que reduzca la dependencia del dólar. Según el Banco Mundial, el comercio intrabloque creció un 15% anual durante los últimos cuatro años, fortaleciendo su influencia económica y política.

El dólar, pilar del sistema financiero internacional, está perdiendo su posición dominante. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la proporción de reservas globales en dólares cayó del 61% en 2020 al 55% en 2024. Este descenso refleja una creciente diversificación hacia monedas como el yuan chino y el euro, impulsada por iniciativas del BRICS+ y otros bloques emergentes.

En el ámbito militar y geopolítico, Estados Unidos enfrenta el ascenso de China como potencia dominante en el Pacífico y la reactivación de Rusia en Europa del Este. Además, la influencia de potencias regionales como Irán y Arabia Saudita en el Medio Oriente limita la capacidad de Estados Unidos para mantener su dominio en esta región estratégica.

El futuro socioeconómico de Estados Unidos dependerá en gran medida de la capacidad de la administración Trump para manejar una economía debilitada, una deuda insostenible y una sociedad fracturada. La reconciliación política y la creación de un camino inclusivo para el desarrollo serán cruciales para evitar una crisis prolongada.

Aunque Trump tiene un historial de promover el crecimiento económico, los riesgos asociados con su estilo confrontacional y sus políticas divisivas no pueden ser ignorados. El equilibrio entre reformar el status quo y evitar una mayor radicalización será la prueba definitiva para su liderazgo.

Estados Unidos enfrenta uno de los periodos más complejos de su historia contemporánea. La administración Biden dejó un legado de desafíos económicos y sociales que el presidente electo Donald Trump deberá abordar en un contexto de polarización interna y competencia internacional.

El éxito o fracaso de las políticas de Trump determinará no solo el rumbo de Estados Unidos, sino también el equilibrio de poder en el mundo. Sin embargo, para superar estos retos, será necesario un liderazgo que trascienda la retórica divisiva y busque soluciones inclusivas y sostenibles. En un mundo cada vez más multipolar, el destino de Estados Unidos dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades globales sin perder de vista los principios democráticos y la cohesión interna que alguna vez lo definieron como nación.

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