MUNDO
Se fortalece bloque anti-EEUU: Los BRICS evolucionan a BRICS+, pasan de 6 a 11 aliados y aún hay más
Política Global, por Jorge López Portillo Basave //
Durante la semana pasada se realizó la cumbre de países llamados BRICS que es el acrónimo de la alianza estratégica financiera y comercial de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Para el gran final dejaron el anuncio de la expansión de dicha organización multinacional.
De seis integrantes crecieron a once las naciones que se identifican en dicho grupo que con China a la cabeza está tratando de redefinir el centro de poder económico-comercial del mundo. Los países recién integrados son Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, Irán, Egipto, Etiopía y Argentina.
Los nombres de los nuevos BRICS+ deben haber causado mal estomacal en el G7 y en la OTAN, organizaciones económico-militares encabezadas por EUA y la Unión Europea. Para nosotros es la oportunidad de aumentar nuestra presencia en los mercados del G7 en especial en EUA, pero también para ser el Suiza de América porque la relación de México con China está aumentando de manera interesante.
Desde Johannesburgo, capital del país anfitrión, los aliados envían un mensaje claro. Quieren dejar de depender del dólar y pasar a comerciar de forma directa sin la compra venta de dólares para sus operaciones.
Los mensajes que envía la ampliación son claros. Por un lado, tenemos al archienemigo de EUA, Irán que ha forjado una alianza por conveniencia con China y a través de China ha logrado acuerdos de paz con Arabia Saudita. Irán ha estado bloqueado de muchos de los mercados comerciales por las sanciones de EUA y la Unión Europea. Pero Irán es uno de los principales productores de petróleo del mundo. Es un país con un gobierno teocrático musulmán fundamentalista que no respeta los derechos humanos reconocidos por occidente y que ha secuestrado de forma cotidiana barcos occidentales cuando pasan por aguas cercanas a su territorio.
Recientemente la ONU ha indicado que las mujeres en Irán viven en un estado de apartheid de género por una nueva ley que estaría por entrar en vigor en la que incluso se prohíbe a las mujeres caminar por las calles de su país sin estar cubiertas de cabeza a pies con la tradicional Burka o velo y de manejar mejor ni hablamos.
Ya quedó claro que sumar a Irán es una bofetada que da a Washington el gobierno de China, quien es de facto el mandamás de los BRICS+ en contra del G7, no solo por el tema del petróleo o por la influencia diplomática que ejerce en la región, sino porque muestra que para Beijing el tema es simple, ser el líder del mundo sin importar lo que diga o deje de decir Occidente sobre los derechos humanos. Ahora veamos a otros de los nuevos integrantes.
Si hablamos de tener poder energético y por ende económico, China acaba de sumar a su club a prácticamente todos los principales exportadores de petróleo y de materias primas del mundo. Así puedo decir que pronto el petróleo será vendido en la moneda que los BRICS+ decidan, porque China es un productor de petróleo importante pero solo produce una tercera parte de lo que consume y en su club están ahora todos los mayores exportadores de petróleo, Rusia, Irán, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, sin contar su cuate Venezuela es decir 7 de los 10 más importantes. Lo que esto representa no creo que necesite explicación.
Pero en esa lista de nuevos BRICS está Argentina que es el otro gigante de hispano América junto con México y Brasil. Por lo tanto, podemos ver que casi el 80% del territorio y de la economía de Sur América ya son territorio chino a través del BRICS+. Con esto China cuenta con una alianza estratégica con 3 de los 5 principales productores de litio del mundo. ¿Algo más? Bueno la carne y claro los granos que son esenciales para el mercado más grande del mundo. Si de las llamadas tierras raras hablamos, el grupo ahora controla 75% de la producción mundial y 3 de los 5 principales productores como lo es en el caso del litio.
Y claro está, Egipto que no necesita presentación y Etiopía que cierra la pinza de acceso a gas natural, petróleo y minas. Además, con Egipto, Arabia Saudita y Etiopía prácticamente el mar rojo está en manos de China, lo mismo que los pases del Cabo de Buena Ventura en Sudáfrica y el Cabo Hornos entre Chile y Argentina.
Como ya hemos dicho, ese grupo ya cuenta con su propio banco de desarrollo, llamado Nuevo Banco del Desarrollo, que compite con el mismo de Europa y de EUA. A través de ese banco se ha entrado a varios países de todo el planeta. El mejor ejemplo es África y claro Brasil a quien le dieron la presidencia de ese banco para mostrar que en Beijing había interés en fortalecer la relación con nuestro continente.
El grupo dejó claro que en un par de meses darán a conocer políticas comerciales para fortalecer su alianza, lo que seguro será como una mini organización mundial de comercio o una alianza como la llamada TPP o el TMEC.
BRICS nació en el 2006, en ese entonces Xi Jinping era vicepresidente de China y Putin ya era el líder de Rusia. En esta reunión Putin no pudo asistir por el asunto de Ucrania, pero eso le ayudó a Xi para mostrar que el líder del contra orden occidental es él. En esta ocasión se admitieron a 6 pero 13 países pidieron ser considerados. Lo anterior indica que pronto habrá más y en especial serán los que se sientan abandonados por Washington, Londres o Bruselas.
El dólar a la defensa y a los BRICS+ a la ofensiva. Se dice que pronto pondrán en circulación reglas para poder comerciar entre ellos sin necesidad de comprar dólares lo que afectará naturalmente la política de premios y castigos que se maneja desde el país del tío Sam. Y si el dólar cae, los países deudores en dólares se desendeudan por accidente o mejor dicho cambian de acreedor si están colgados de la nueva economía. Es decir, si son parte del club.
EUA parece estar dejando paso libre a China por ganas de tener otro enemigo o por error o por falta de visión al no ver que se caen del pedestal mundial o por colusión de altos políticos y empresarios que prefieren el sistema totalitario para gobernar sobre un pueblo en lugar de un sistema que fomente la libertad para decidir lo que cada pueblo quiere ¿Por qué será? La razón debe ser compleja, pero la verdad es evidente. Si uno habla a China para tratar de encontrar a un proveedor la respuesta es inmediata, parece que no duermen. Si uno hace lo mismo con Europa o Norteamérica las llamadas o Emails de respuesta tardan más y claro si uno hace lo mismo en África o en América Latina pues ya ni qué decir. México debe estar atento para crecer en infraestructura y en mercado.
La alianza BRICS+ es la alianza territorial y poblacional más grande del planeta solo debajo de la ONU, con respecto al impacto económico ya suman más del 30% de las finanzas del mundo y bueno con respecto al petróleo y energías fósiles son sin duda la mayor alianza. Lo mismo podemos decir con respecto a los temas de minería.
Lar reglas del BRICS+ se irán modernizando, pero sin duda habrá un momento en el que el TMEC y la UE deban enfrentar al bloque comercial y ahí es donde veremos quién tiene más poder. México está en medio y puede ser el gran ganador o el gran perdedor. Depende de nosotros el prepararnos para ese momento que sin duda viene a nuestro encuentro.
México tiene todo para ser grande en el concierto de naciones, pero le faltan ganas y dedicación. No es asunto de políticos sino de la gente. Los políticos y los servidores públicos de alto o bajo nivel no llegan de otro planeta, son los mismos con los que convivimos día a día cuando no han llegado al poder. Por eso debemos trabajar en mejorar la educación no solo en las escuelas sino en casa.
MUNDO
El nacionalismo de Donald Trump: ¿Una solución o un riesgo?
Opinión, por Samantha Contreras Guerrero //
La victoria de Donald Trump, basada en un mensaje de fuerte nacionalismo, marca un cambio que impactará tanto a Estados Unidos como al resto del mundo. Sus promesas de traer empleos de vuelta y proteger la economía estadounidense responden al descontento de muchos de sus votantes.
Su idea de “América Primero” busca hacer que Estados Unidos sea más independiente y fuerte, pero en un mundo tan conectado, esta visión enfrenta muchos retos y posibles problemas.
Para los estadounidenses, en un mercado donde casi todo se produce a través de cadenas internacionales, enfocarse en lo nacional podría hacer que los precios aumenten y haya menos opciones para los consumidores. Este tipo de enfoque proteccionista no solo implica costos altos para las empresas, sino que podría dar una falsa idea de seguridad económica, ya que el crecimiento estaría limitado solo al mercado interno, dejando de lado oportunidades con otros países.
En el ámbito internacional, el enfoque nacionalista de Estados Unidos genera preocupación entre sus aliados. Países como México, que dependen en gran medida del comercio y la inversión estadounidense, ven en riesgo la posibilidad de mantener relaciones estables e igualitarias.
El decremento en sectores como el nearshoring —donde América Latina ha visto una oportunidad de crecimiento— podrían ser afectados con este tipo de políticas. Además, al alejarse de acuerdos internacionales, Estados Unidos podría debilitar el sistema de cooperación global, necesario para enfrentar problemas complejos como el conflicto en Oriente Medio o la crisis climática.
La gran pregunta es si este regreso al proteccionismo es una solución real a los problemas económicos actuales. La inflación y la desigualdad están en aumento en todo el mundo, y Estados Unidos no es la excepción. En lugar de cerrarse, podría beneficiarse de una política que tome en cuenta las necesidades de todos sus sectores, buscando reducir las diferencias internas como la acumulación de riquezas, sin renunciar a los beneficios del comercio global.
El nacionalismo de Trump es una reacción a los problemas de un sistema económico que ha dejado atrás a muchas personas en Estados Unidos. Sin embargo, en un mundo hiperconectado, el aislamiento no puede evitar generar preocupación. Aunque la intención de proteger a los ciudadanos es válida, esta ideología corre el riesgo de afectar a largo plazo a aquellos mismos sectores que busca ayudar, reduciendo la capacidad de Estados Unidos para influir y crecer en la economía global.
E-mail: samcg2002@gmail.com
MUNDO
Querámoslo o no, Donald Trump ha vuelto
Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //
Lo recuerdo, era mi cumpleaños 20 y también domingo, y corría el año de 1973, y mi padre me regalaba “El Gran Gatsby”, la muy apasionante novela de F. Scott Fitzgerald, dos de sus ejes contenidos me cautivaron: La alienación y el impulso de Jay Gatsby por sentirse aceptado por una alta sociedad segregante, aun y a pesar de ser inmensamente rico, realidad que quizá se expresa más claramente en una frase de la obra: “La vida es una lucha de apariencias, una lucha de lograr y de tener más de lo que uno merece”.
Donald Trump es un claro ejemplo, muy actual y presente en el mundo, de la fuerza del impulso de tenerlo todo: Poder económico y poder político. Donal Trump está entre los hombres más ricos de Estados Unidos, y fue el 45º y será el 47º presidente de aquella nación.
Donald, quien perdió en 2020 ante Joe Biden al buscar reelegirse como presidente de Estados Unidos, cuatro años después descarriló a Biden en su también anhelada reelección, obligándolo a abandonar la carrera presidencial, y derrotó ampliamente a Kamala Harris, la relevo en el Partido Demócrata.
Donald Trump ha vuelto al poder más fuerte de lo jamás imaginado para cumplir con sus planes de preeminencia y grandeza norteamericana e imponer su visión conservadora de Estados Unidos ante sí mismo y ante el mundo. Trump es un hombre transparente; jamás deja nada a la imaginación y dudas de sus seguidores y detractores. Así, por ejemplo, para él, la Teoría de Género tiene los días contados en EEUU y sus promotores sabrán que tienen ante sí a su peor pesadilla.
El presidente Donald Trump, a partir del 20 de enero próximo, actuará con todo el poder para poner orden en su frontera con México en dos temas fundamentales, las acciones de los cárteles de la droga, declarándolos terroristas, y el tráfico humano, ambos vistos como gravísimas omisiones del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Marco Rubio, próximo secretario de Estado norteamericano, lo ha acusado públicamente, y nos lo recordará todos los días. Rubio es de palabra dura y mano aún más dura. Para Trump y Rubio los narcotraficantes son terroristas y los perseguirá con toda la fuerza del Estado norteamericano.
La esperanza nunca debería sustentarse en la venganza. No entiendo a quiénes cifran la satisfacción de su venganza hacia López Obrador en Marco Rubio. Sea cual fuere el resultado de la dureza del nuevo secretario de Estado norteamericano, es mi deseo que México vuelva, de mutuo propio, al orden y la paz, y que el gobierno y el congreso mexicanos no nos convoquen a rasgarnos las vestiduras ante las exigencias norteamericanas. Son justas.
En México, muchos de quienes estaban a favor de Kamala Harris, hoy se muestran muy a favor de Donald Trump. Su nacionalismo se mantiene muy firme; sin embargo, aceptan que ya es tiempo de poner en orden las cosas en México pues el estado mexicano, sin duda, está doblegado y resquebrajado ante los cárteles de la droga. Claudia Sheinbaum no ha demostrado estar dispuesta a cumplir a cabalidad con su mandato presidencial en materia de seguridad a pesar de los buenos oficios de Omar García Harfuch pues, peor, no desea tomar el mando que aun detenta López Obrador.
Sheinbaum deberá entender que solo tiene de dos sopas, o se arma de valor ante los cárteles y los traficantes de gente y los combate con toda la fuerza del Estado mexicano, o los gringos cumplirán con esa su obligación constitucional, interviniendo aun en nuestro territorio. Que de nada le valdrán las bravatas de Marcelo Ebrard en materia económica ante los gobiernos norteamericano y canadiense.
Que esto nos es pleito entre escolapios en donde uno echará al otro a su padre que es bombero y lo mojará con su manguera, y el otro a su padre que es policía y lo llevará a la cárcel. Que en cosas de gobierno se actúa conforme a la ley y se cumple con los tratados internacionales. Que Naciones Unidas tiene un centro en contra del terrorismo que a México obliga.
Un adelanto de la presión internacional que el gobierno de México enfrentará en los años próximos ya lo recibimos en esta semana. La calificadora Moody’s cambió de estable a negativa la perspectiva económica de México por el debilitamiento de nuestro Estado de derecho por la reforma judicial y el deteriorado entorno institucional gubernamental, el esperado aumento en el costo de la deuda internacional de México y la mayor rigidez del gasto público, que podrían socavar nuestros resultados fiscales y económicos.
Tanto Moody’s, como los principales analistas de los futuros económicos en el mundo, coinciden en calificar como de muy alto riesgo la reciente reforma aprobada por Morena, PT y Verde al Poder Judicial. Sheinbaum, obedeciendo a López Obrador, ha decidido alterar los controles y equilibrios del poder político y económico en México, y eso se le, se nos, cobrará muy caro.
Quiero invitarte a pensar en que Trump no está para salvarnos, ni Rubio para vengarnos. Ellos tienen sus tareas más allá del Rio Bravo. De este lado, todo depende de nosotros. Vamos, ni Sheinbaum hará nada para salvarnos; a ella solo le interesa obedecer a López.
MUNDO
En riesgo la hegemonía estadounidense: El retorno de Donald Trump; retos económicos y sociales
Actualidad, por Alberto Gómez R. //
En los últimos cuatro años, la economía y la cohesión social de Estados Unidos han enfrentado un deterioro significativo, marcando uno de los periodos más complicados en su historia reciente.
La administración de Joe Biden, aunque intentó implementar políticas para estimular la recuperación tras la pandemia de COVID-19, dejó profundas brechas económicas y sociales que ahora desafían al presidente electo Donald Trump. Con un escenario global en transformación y un entorno interno polarizado, Estados Unidos se encuentra en un momento crítico de redefinición de su papel como potencia mundial.
LA ECONOMÍA BAJO LA ADMINISTRACIÓN DE BIDEN
La inflación se convirtió en uno de los mayores retos durante la administración Biden. La epidemia de Covid-19 dejó tras de sí trastornos económicos; en junio de 2022, la inflación alcanzó un pico histórico del 9.1%, las tasas más altas que los estadounidenses han experimentado en 40 años, según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) lo que, por supuesto, en la práctica suponía un recorte salarial. La explosión del gasto militar para apoyar las guerras en Ucrania y Gaza también ha alimentado la inflación.
Como resultado, el nivel de vida de las y los trabajadores estadounidenses ha disminuido bajo la administración Biden, mientras que el auge del mercado de valores ha ayudado a las y los estadounidenses más ricos a hacerlo bastante bien. Este fenómeno, impulsado por interrupciones en las cadenas de suministro globales, estímulos fiscales masivos y el aumento de los precios de la energía, erosionó el poder adquisitivo de las familias estadounidenses. Aunque las medidas de la Reserva Federal lograron reducir la inflación a un 3.7% al cierre de 2024, esta cifra seguía por encima del objetivo del 2%, lo que refleja un entorno económico aún frágil.
El aumento del costo de vida se manifestó en productos esenciales. Según la Administración de Información Energética (EIA), el precio promedio de la gasolina aumentó un 40% entre 2020 y 2024. Asimismo, los alimentos básicos experimentaron un incremento promedio del 25%, afectando especialmente a las familias de ingresos medios y bajos. Esta situación exacerbó la desigualdad, ya que los salarios reales apenas crecieron un 3% durante el mismo periodo, según el Economic Policy Institute.
DÉFICIT FISCAL Y DEUDA PÚBLICA
El déficit fiscal alcanzó los $1.7 billones en 2024, mientras que la deuda pública superó los $36 billones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), un incremento alarmante respecto a los $27 billones reportados al inicio de la administración Biden. Este nivel de endeudamiento, alimentado por programas de estímulo económico y políticas de infraestructura, limita la capacidad del gobierno para responder a futuras crisis económicas. Además, el creciente costo del servicio de la deuda, derivado del aumento de las tasas de interés, se ha convertido en una carga significativa para el presupuesto federal.
La brecha económica continuó ampliándose durante la administración Biden. El 1% más rico de la población concentró el 38% de la riqueza total en 2023, mientras que los sectores más vulnerables enfrentaron mayores dificultades para acceder a empleos estables, y apenas aumentaron un 4% en términos reales, según un informe de la Oficina del Censo. Según el Departamento de Trabajo, el empleo precario representó el 30% de los nuevos puestos creados entre 2020 y 2024, con un aumento notable en los contratos temporales y trabajos a tiempo parcial. Esto ha exacerbado la pobreza en comunidades vulnerables, con un índice de pobreza que aumentó del 11.4% en 2020 al 14.7% en 2024.
En 2016, Hillary Clinton demostró su desprecio por los partidarios de Trump, entonces abrumadoramente blancos, etiquetándolos como “los deplorables”, en lugar de tratar de reconocer la fuente de su ira: la gran desigualdad en el statu quo económico. Ocho años después, con un apoyo a Trump mayor en prácticamente todos los grupos demográficos, es imposible ignorar la desesperación económica que alejó del Partido Demócrata a las y los electores, cuando Biden seguía presumiendo de que la economía estadounidense durante su mandato es “la más fuerte del mundo”.
FACTORES SOCIALES: POLARIZACIÓN Y RADICALIZACIÓN
La polarización política se ha intensificado, dando lugar a movimientos separatistas que, aunque minoritarios, representan una amenaza para la unidad del país. Uno de los fenómenos más alarmantes es el resurgimiento de movimientos secesionistas en estados como Texas y California.
Líderes locales y organizaciones políticas han planteado referendos para separarse de la unión federal, alegando incompatibilidades políticas y económicas. Aunque estos movimientos no tienen un apoyo mayoritario, su existencia refleja una fragmentación preocupante en la unidad nacional. Grupos como «Texit», que abogan por la independencia de Texas, han ganado tracción en sectores conservadores descontentos con las políticas federales. Estas iniciativas reflejan el creciente desencanto con el sistema político.
La radicalización ideológica también se ha intensificado. Los crímenes de odio aumentaron un 18% entre 2020 y 2024, según el FBI, afectando principalmente a comunidades afroamericanas, asiáticas, judías y musulmanas. Este aumento está vinculado al resurgimiento de grupos extremistas y al uso de las redes sociales como plataformas para propagar discursos de odio.
RETOS ECONÓMICOS Y SOCIALES
Con la reelección de Donald Trump, Estados Unidos se adentra en un periodo de grandes desafíos. Su promesa de «recuperar la grandeza estadounidense» enfrenta múltiples obstáculos, tanto internos como externos.
Trump ha anunciado un ambicioso plan para reindustrializar Estados Unidos y reducir la dependencia de las cadenas de suministro globales. Sin embargo, implementar esta estrategia requerirá superar barreras como la resistencia de aliados comerciales y la necesidad de inversiones masivas en infraestructura. También deberá manejar las tensiones con China, el principal socio comercial de Estados Unidos, en un momento en que las relaciones bilaterales están en su punto más bajo en décadas.
El presidente electo ha prometido recortes de impuestos para estimular el crecimiento económico, pero esta medida podría agravar el déficit fiscal si no se acompaña de reducciones en el gasto público. Además, la capacidad de implementar estas políticas dependerá de su habilidad para negociar con un Congreso dividido, donde los demócratas probablemente resistirán cualquier iniciativa que reduzca programas sociales.
El enfoque de Trump en políticas ultraderechistas, incluida la restricción de la inmigración y la eliminación de regulaciones ambientales, podría generar más divisiones. Aunque estas medidas cuentan con el apoyo de su base electoral, enfrentan la oposición de sectores progresistas y moderados, lo que podría derivar en mayores tensiones sociales.
EL FIN DE LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE
El bloque BRICS+ ha emergido como un desafío significativo para la hegemonía estadounidense. Con la inclusión de nuevos miembros como Arabia Saudita, este grupo busca crear un sistema financiero alternativo que reduzca la dependencia del dólar. Según el Banco Mundial, el comercio intrabloque creció un 15% anual durante los últimos cuatro años, fortaleciendo su influencia económica y política.
El dólar, pilar del sistema financiero internacional, está perdiendo su posición dominante. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la proporción de reservas globales en dólares cayó del 61% en 2020 al 55% en 2024. Este descenso refleja una creciente diversificación hacia monedas como el yuan chino y el euro, impulsada por iniciativas del BRICS+ y otros bloques emergentes.
En el ámbito militar y geopolítico, Estados Unidos enfrenta el ascenso de China como potencia dominante en el Pacífico y la reactivación de Rusia en Europa del Este. Además, la influencia de potencias regionales como Irán y Arabia Saudita en el Medio Oriente limita la capacidad de Estados Unidos para mantener su dominio en esta región estratégica.
El futuro socioeconómico de Estados Unidos dependerá en gran medida de la capacidad de la administración Trump para manejar una economía debilitada, una deuda insostenible y una sociedad fracturada. La reconciliación política y la creación de un camino inclusivo para el desarrollo serán cruciales para evitar una crisis prolongada.
Aunque Trump tiene un historial de promover el crecimiento económico, los riesgos asociados con su estilo confrontacional y sus políticas divisivas no pueden ser ignorados. El equilibrio entre reformar el status quo y evitar una mayor radicalización será la prueba definitiva para su liderazgo.
Estados Unidos enfrenta uno de los periodos más complejos de su historia contemporánea. La administración Biden dejó un legado de desafíos económicos y sociales que el presidente electo Donald Trump deberá abordar en un contexto de polarización interna y competencia internacional.
El éxito o fracaso de las políticas de Trump determinará no solo el rumbo de Estados Unidos, sino también el equilibrio de poder en el mundo. Sin embargo, para superar estos retos, será necesario un liderazgo que trascienda la retórica divisiva y busque soluciones inclusivas y sostenibles. En un mundo cada vez más multipolar, el destino de Estados Unidos dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades globales sin perder de vista los principios democráticos y la cohesión interna que alguna vez lo definieron como nación.
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