MUNDO
EEUU ha canalizado más de 70 mil millones de dólares a Ucrania: Incertidumbre en los mercados financieros ante la guerra

Actualidad, por Alberto Gómez Ramírez //
Si bien es conocido el gran negocio que las guerras representan, no sólo en términos de las ganancias estratosféricas que se obtienen con el saqueo de la potencia ganadora sobre el perdedor, sino además en las enormes cantidades de recursos que se mueven para crear y mantener los conflictos bélicos, todo en favor de sus promotores, que por supuesto no son líderes o ideólogos políticos.
Después de su show en la ONU, donde exclamó que «la agresión rusa podría extenderse más allá de Ucrania», Zelenski pidió más miles de millones de dólares al Congreso de Estados Unidos, que hasta ahora ya ha asignado 43 mil millones de dólares en «asistencia a la seguridad de Ucrania», o sea a fines directamente militares.
Sumando a eso otros financiamientos, oficialmente destinados a fines humanitarios pero que en realidad también sirven para la guerra, el total de los fondos que Washington ha proporcionado a Kiev sobrepasa ampliamente los 70 mil millones de dólares. Y ahora la Casa Blanca ha solicitado al Congreso 24 mil millones de dólares más para Ucrania.
Pero también hay que agregar a eso más de 30 mil millones de dólares donados a Kiev por la Unión Europea y otras decenas de miles de millones que le han aportado los gobiernos del Reino Unido, Alemania, Japón, Canadá, Polonia, Países Bajos, Noruega, Dinamarca, Suecia, Francia e Italia.
Ese enorme flujo de dinero público, proveniente de los bolsillos de los simples ciudadanos, alimenta en Ucrania lo que el diario estadounidense The New York Times define como «un mercado de armas clandestino y secreto». Miles de millones de dólares han terminado en los bolsillos de altos funcionarios de Kiev, al extremo de que el gobierno ha tenido que destituir por corrupción al ministro de Defensa y a 6 viceministros de ese ministerio. Pero esos corruptos en realidad son sólo los chivos expiatorios sacrificados para cubrir una trama de corrupción aún más extensa. (voltairenet.org)
El propio presidente Zelenski cuenta con importantes niveles de participación –formalmente transferidos a un socio– en 3 compañías constituidas en paraísos fiscales y ha comprado residencias de lujo en varias partes del mundo –últimamente en Egipto– por un monto de decenas de millones de dólares.
Todo este financiamiento “en aras de la libertad y democracia” de Ucrania son duros golpes a la economía de los ciudadanos estadounidenses y europeos, quienes son los que en realidad lo pagan a costa de sus carencias y el fuerte encarecimiento de los costos de vida.
En los mercados financieros alrededor del mundo existe una gran sensación de incertidumbre ante la posibilidad de la escalada de los actuales conflictos geopolíticos de Ucrania-Rusia, Israel-Palestina, y la tensión entre China-Taiwán-EE.UU., ya que estos podrían extenderse no sólo en tiempo, sino hacia otros países.
Es especialmente preocupante ante el escenario de la guerra en Oriente Medio, ya que los eventos geopolíticos tienen el potencial de afectar significativamente la estabilidad económica y financiera a nivel global. Estos son algunos de los posibles impactos y consideraciones:
Volatilidad en los mercados: Las tensiones y los conflictos en Oriente Medio pueden generar una mayor volatilidad en los mercados de valores, divisas y commodities. Los inversores pueden volverse más cautelosos y reevaluar sus carteras en busca de activos considerados más seguros.
Precios de los commodities: Oriente Medio es una región clave en la producción y exportación de petróleo y gas. Un conflicto en la región podría interrumpir el suministro de estos recursos y potencialmente aumentar los precios a nivel global. Esto puede tener un impacto directo en la inflación y en los costos para las empresas y los consumidores.
Seguridad energética: Los países y regiones que son altamente dependientes de las importaciones de petróleo y gas de Oriente Medio pueden enfrentar desafíos en términos de seguridad energética. La disrupción en el suministro de energía puede afectar la producción, el transporte y los costos para las empresas y los hogares.
Refugio en activos seguros: En momentos de incertidumbre geopolítica, los inversores tienden a buscar activos considerados seguros, como bonos del gobierno de países estables y monedas fuertes. Esto puede afectar los rendimientos de estos activos y las tasas de cambio entre diferentes divisas.
Impacto en sectores específicos: Algunos sectores pueden verse más afectados que otros. Por ejemplo, las compañías relacionadas con la energía, la defensa y la logística podrían experimentar movimientos significativos en sus valores de mercado. Por otro lado, empresas en sectores como el turismo y la aviación pueden verse afectadas por la percepción de riesgo y las restricciones de viaje.
Riesgo geopolítico y seguro de crédito: Las empresas y los inversores pueden revisar sus estrategias de gestión de riesgos, incluida la evaluación de la calidad crediticia de emisores y contrapartes en la región afectada.
Política monetaria y fiscal: Los bancos centrales y los gobiernos pueden tomar medidas para mitigar los impactos económicos de la incertidumbre, como ajustes en las tasas de interés, intervenciones en el mercado de divisas o la implementación de políticas fiscales expansivas.
Es importante recordar que los escenarios de guerra y conflicto son altamente dinámicos y difíciles de predecir. Por lo tanto, los inversores y las empresas deben estar preparados para adaptarse a cambios rápidos en el entorno económico y financiero. Además, es crucial seguir de cerca las fuentes confiables de información y consultar a expertos financieros para tomar decisiones informadas en momentos de incertidumbre como los actuales.
JALISCO
Lleva Ballet Folclórico de Guadalajara cultura y tradición a Estados Unidos

– Por Mario Ávila
El Ballet Folclórico de Guadalajara se presentó en el Rosemont Theatre de Chicago, en el evento estelar de la Segunda Ruta de la Gira Internacional 2025, México en el Corazón.
Los bailarines tapatíos compartieron escenario con el Mariachi Estelar de México en el Corazón y la Banda Orquesta Colores, y presentaron estampas, música y canciones de Guanajuato, Yucatán y Jalisco ante los más de 4 mil 400 asistentes.
Este espectáculo se realiza anualmente e incluye al Mariachi Estelar como uno de sus principales artistas, junto con el Ballet Folclórico Guadalajara y la Banda Orquesta Colores.
Participaron en el evento Sergio Suárez, presidente de NAIMA (North American Institute for Mexican Advancement); Ron Serpico, alcalde de Melrose Park; Susana Mendoza de Illinois Comptroller; Reyna Torres, cónsul general de México en Chicago; Andrea Blanco, coordinadora del Gabinete Social del Gobierno de Jalisco; y Manuel Romo, secretario de Gobierno del Gobierno de Guadalajara.
Esta es la segunda parada de la ruta de México en el corazón, la primera fue en la Ciudad de Sioux City, en Iowa en donde se presentó por primera vez, y más de mil personas asistieron a disfrutar de este espectáculo.
La gira continuará por el Medio Oeste, Sur y la Costa Este de los Estados Unidos.
Para fechas y ciudades entrar en este sitio web: http://www.mexicoenelcorazon.org
CARTÓN POLÍTICO
Edición 805: Entrevista a Mirza Flores: «La silla del poder es prestada; no olvidemos de dónde venimos»
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LAS CINCO PRINCIPALES:
Arranca el Sistema Estatal de Participación Ciudadana en Jalisco
La corrupción urbanística: Valle de los Molinos y Colomos III
MUNDO
La tradición del saqueo: Naturaleza depredadora del poder imperial

– Actualidad, por Alberto Gómez R.
(Parte 1) A lo largo de la historia de la humanidad, el poder económico de los grandes imperios se ha construido frecuentemente sobre pilares tan sombríos como la guerra, el saqueo sistemático y el sometimiento de pueblos enteros.
Este patrón de comportamiento, visible desde los primeros imperios de la antigüedad hasta las potencias contemporáneas, revela una lógica de acumulación basada en la extracción violenta de recursos más que en la productividad o la innovación endógena.
El historiador económico Douglas North, citado en uno de los documentos analizados, señalaba que los imperios antiguos establecían sistemas burocráticos sofisticados que permitían la expropiación sistemática de excedentes de las regiones conquistadas.
En el mundo actual, Estados Unidos representa la última encarnación de este impulso imperial, aunque sus métodos hayan evolucionado hacia formas más sofisticadas de dominación económica y militar.
Como se advierte en el panorama actual, esta potencia estaría experimentando un rápido declive relativo en el escenario global, lo que intensificaría sus comportamientos depredadores hacia naciones ricas en recursos que se resisten a someterse a su hegemonía.
Venezuela, con las mayores reservas petroleras certificadas del planeta, se encontraría en la mira de este mecanismo de saqueo contemporáneo, al igual que lo estuvieron Irak, Libia y Siria en las últimas décadas, solo por citar algunos ejemplos.
LOS CIMIENTOS HISTÓRICOS DEL SAQUEO IMPERIAL
Los primeros grandes imperios de la historia establecieron las bases de lo que sería una larga tradición de explotación económica mediante la conquista. En Mesopotamia, Egipto, China y la India, surgieron estructuras estatales centralizadas que «legislaban, impartían justicia y ejecutaban sobre un extenso territorio que agrupaba a muchas ciudades» (eumed.net).
Estos imperios perfeccionaron sistemas de extracción de riqueza mediante tributos, esclavitud y control de las rutas comerciales.
El Imperio de Alejandro Magno ofrece un ejemplo temprano de cómo la conquista militar servía como vehículo para la acumulación de riqueza. Como se describe en los documentos, Alejandro y sus falanges macedonias conquistaron todo el Imperio persa en tan sólo ocho años, apoderándose de inmensos tesoros y estableciendo un sistema de control sobre territorios que se extendían hasta la India. Patrón similar exhibiría el Imperio Romano, que transformó el Mediterráneo en su «Mare nostrum» y extrajo recursos de todos los territorios conquistados, desde las minas de plata hispanas hasta los graneros egipcios.
Con la era de los descubrimientos, las potencias europeas perfeccionaron el arte del saqueo imperial a escala global. España y Portugal inauguraron lo que podría considerarse el primer «imperio global» de la historia: «por primera vez un imperio abarcaba posesiones en todos los continentes del mundo» (eumed.net).
El flujo de metales preciosos desde América hacia Europa financió las guerras y el desarrollo económico europeo durante siglos, a costa del exterminio y la explotación de poblaciones indígenas.
El Imperio británico llevaría este modelo a su máxima expresión, estableciendo una red global de colonias y territorios controlados que proveían de recursos naturales y mercados cautivos a la metrópoli. El comercio de esclavos, la extracción de recursos en condiciones de cuasi-esclavitud y la destrucción de industrias locales competitivas fueron algunas de las estrategias empleadas para consolidar su hegemonía económica.
ESTADOS UNIDOS, LA SUPERPOTENCIA DEPREDADORA
Estados Unidos emergió como potencia global practicando una versión modernizada del juego imperial tradicional. Bajo la Doctrina Monroe y su corolario Roosevelt, se autoproclamó potencia hegemónica en América Latina y el Caribe, interviniendo militarmente en múltiples ocasiones para proteger sus intereses económicos. La diplomacia de las cañoneras y las intervenciones directas aseguraban el acceso a mercados, recursos y rutas comerciales estratégicas.
Tras la Segunda Guerra Mundial, con las potencias europeas debilitadas, Estados Unidos ascendió a la condición de superpotencia global, rol que se consolidaría tras el colapso de la Unión Soviética.
Como se señala en uno de los documentos, «después de que se desintegrase la Unión Soviética a principios de 1990, Estados Unidos quedó como la única superpotencia restante de la Guerra Fría». Esta posición hegemónica le permitió moldear las instituciones internacionales a su medida y establecer un sistema económico global que privilegiara sus intereses.
La economía estadounidense se ha vuelto profundamente dependiente de lo que el presidente Eisenhower denominó el «complejo militar-industrial». Con un presupuesto militar que supera al de los siguientes diez países combinados, Estados Unidos ha convertido la guerra en un negocio extraordinariamente lucrativo para sus corporaciones de defensa.
Como se documenta en uno de los artículos revisados, la administración Biden ha solicitado al Congreso «842 mil millones de dólares para el Pentágono en el año presupuestario 2024», lo que representa «la solicitud más grande desde el pico de las guerras de Irak y Afganistán» (france24.com).
Este apetito insaciable por el gasto militar requiere enemigos externos y conflictos perpetuos, creando un círculo vicioso de intervencionismo que justifique tales desembolsos. Los resultados son visibles en las sucesivas guerras e intervenciones que han marcado las últimas décadas, desde Vietnam hasta Afganistán, pasando por Irak, Libia y Siria.
EL SAQUEO CONTEMPORÁNEO
La invasión de Panamá en 1989 constituye un ejemplo paradigmático de cómo Estados Unidos utiliza pretextos para justificar intervenciones militares que persiguen objetivos geoeconómicos estratégicos. Como se documenta extensamente en varios de los materiales consultados, la llamada «Operación Causa Justa» fue oficialmente justificada como una medida necesaria para detener el narcotráfico y defender la democracia.
El general Manuel Antonio Noriega, quien había sido durante años un aliado útil para Washington y colaborador de la CIA, fue convertido de pronto en enemigo público número uno. Como se describe en los documentos, Noriega «había sido aliado clave de Estados Unidos durante el final de la Guerra Fría, trabajando como agente de la CIA, al tiempo que tejía vínculos con el narcotráfico» (elnacional.com). Cuando dejó de ser funcional a los intereses estadounidenses, fue acusado de narcotráfico y derrocado mediante una invasión militar que causó entre 500 y 4 mil víctimas panameñas, según distintas fuentes.
El verdadero objetivo de la invasión, sin embargo, habría sido asegurar el control estratégico del Canal de Panamá en vísperas de su traspaso completo a soberanía panameña, previsto para el año 2000 según los Tratados Torrijos-Carter de 1977. Como se señala en uno de los documentos, estos tratados «condicionaba la defensa del canal de manera conjunta, a través de un tratado adicional, dando la posibilidad de intervenir militarmente en Panamá si la operación del canal se viese comprometida».
La invasión aseguró que, aunque panameño en papel, el canal permaneciera bajo control efectivo estadounidense.
Continuará…