NACIONALES
Lo que debería hacer Xóchitl Gálvez: México, los switchers de 2024

En Campaña (opinión invitada), por Alberto Pérez Obeso //
El doctor Gabriel González Molina es, a mi juicio, un personaje importante para la demoscopía y la lectura correcta de los datos que arrojan los estudios por encuesta y especialmente los cualitativos, a la hora de hacer análisis serios y concusiones bien sustentadas sobre lo que puede derivar rumbo al momento definitivo: el día de las elecciones.
Tuve la oportunidad de conocerlo en 1996 y compartir con él algunas experiencias muy valiosas en mi formación de investigador del comportamiento político y electoral previsible a partir de datos duros derivados encuestas y focus group.
Doctorado en Leicester, Inglaterra, González Molina puede acreditarse la creación de las estrategias de comunicación para polarizar y del concepto “switcher”, como se le denomina a los electores que no son el “voto duro” de ningún partido y por ello cambian su voto en cada proceso electoral según le convenza la comunicación de las campañas, o su propio estado de ánimo o actitud frente a lo que representen los candidatos y los partidos.
Entre otras experiencias, compartí en 1996 la aplicación de una estrategia de polarización que, entre otras cosas, le permitió al PRI ganar elecciones importantes como la de Puebla o, en el caso de mi participación personal, ganar la mayoría del Congreso de Jalisco en 1997, el año en que pasó el otrora partido gobernante su peor etapa de debilidad.
El “milagro” surgió a partir de la polarización entre el electorado de una sola idea (que es a lo que se reduce generalmente la decisión del voto), en aquel caso: “la defensa de la educación gratuita”.
Por el lado del “switcher” conocí el método de González Molina para ir construyendo la estructura del voto que van consolidando los partidos en cada campaña electoral, teniendo como base la detección, segmentación y georreferenciación del votante “switcher” (además del votante duro y los “anti” de cada partido).
Merced a su metodología, González Molina advirtió el 16 de diciembre de 2017 que AMLO ganaría la elección presidencial del año siguiente, debido a que él “se les hablaba” a los switchers, es decir, que López Obrador si entendía y se comunicaba con ese segmento que rechaza a los partidos y a los políticos, pero que si es sensible y se puede movilizar por los temas, causas y propuestas que le hagan sentido.
Así, mientras que el PAN y el PRI se aliaban con otros partidos para buscar en la figura de LOS FRENTES, proyectar la idea de fortaleza y lavar la cara a sus siglas, AMLO se concentró en el gran reclamo contra LA CORRUPCIÓN que supo abanderar y hacer la razón de voto que lo llevó al triunfo contundente en julio del 2018.
Ya en el año 2000, González Molina también con la lectura del votante switcher anticipó el triunfo de Vicente Fox, con el gran paraguas del CAMBIO.
Hace unos días lanzó a la venta otro libro:“Switcher S2 el segmento de la orfandad” sobre la estructura del voto que se consolida en este momento y que puede proyectar un resultado más cerrado que el que prefigura la generalidad de las encuestas sobre la próxima elección presidencial, mismas que le dan márgenes de ventaja a Claudia Sheinbaum de 25 hasta 40 puntos sobre Xóchitl Gálvez, brecha abrumadora y que parece insalvable, dado que además Gálvez ha ido de error en error y tiene una imagen deficitaria (con más negativos que positivos).
La hipótesis de González Molina es que si la oposición, léase Xóchitl Gálvez, logra atraer el voto del segmento switcher, podría reducir la ventaja de Morena drásticamente.
El desafío de la oposición sigue siendo levantar la mirada y dejar de concentrarse en incitar el odio contra AMLO, que es el terreno en el que el presidente se desempeña como pez en el agua, para asumir los temas y causas que pueden movilizar a votar al ciudadano “switcher” que no votaría por ninguno de los polos en conflicto.
Por regiones del país, la polarización se ubica entre el norte Anti AMLO y en centro y sur del país que es Pro AMLO. El espacio en disputa por el “switcheo” se ubica en el Centro-Occidente del país, que ha sido una “cuenca conservadora” que ha votado al PAN, pero donde hay amplios segmentos de ciudadanos que no creen ya en los partidos tradicionales ni opta por la polarización.
Un asomo de que la aprobación presidencial alta que se mantiene no basta para asegurar el triunfo de Morena se vivió en 2021, cuando el partido en el gobierno perdió la mayoría de las municipalidades de la CDMX y aunque tuvo mayoría en el Congreso no alcanzó la bancada necesaria para las grandes reformas constitucionales que proyectaba.
Lo que en apariencia atrajo entonces al votante switcher fue la idea de “voto útil” que debió ser posicionada con alguna estrategia de comunicación muy bien segmentada y dirigida (¿por González Molina?).
Habrá que estar al pendiente de lo que vayan derivando las campañas.
La CLAVE, concluye González Molina “no está en la OFERTA sin sentido de los candidatos, sino en saber leer y responder a la DEMANDA de los ciudadanos independientes” que no creen en los partidos tradicionales, pero que podrían ser atraídos por CAUSAS que los movilicen a votar.
Habrá que ver de qué irán las próximas campañas.
Si las cosas siguen como van, Morena se encamina a otro triunfo.
ENTREVISTAS
Francisco Reséndiz Neri, candidato a juez de distrito: Juzgar con pasión, servir con independencia

Por Francisco Junco //
“Quiero seguir siendo juez porque es mi vocación y mi pasión. No busco poder, sino servir”, afirma con convicción Francisco Reséndiz Neri, Juez Séptimo de Distrito en Jalisco, mientras enfrenta un proceso inédito en México: la elección popular de jueces el 1 de junio de 2025.
Con más de 20 años en el Poder Judicial y nueve como titular en materia penal, Reséndiz, identificado con el número 25, defiende su trayectoria y su amor por los derechos humanos como su principal carta de presentación.
Un camino desde abajo
Reséndiz comenzó en los escalones más bajos del sistema judicial, como meritorio, haciendo copias y aprendiendo desde la base. Su carrera incluye roles como actuario penal, secretario del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco, y juez federal en materia de cateos y arraigos en la Ciudad de México, hasta llegar a la titularidad del Juzgado Séptimo de Distrito.
“Me mueve, el hecho de que creo que esto tiene que mejorar en la selección y que se requerirán personas de experiencia, personas independientes, que contribuyan a que subsista lo que es propiamente la división de poderes, la democracia como la conocemos actualmente, porque la defensa más cercana que tiene el ciudadano y todas las personas contra cualquier acto arbitrario, es precisamente el juicio de amparo, único en el mundo que permite anular cualquier acto”, señala, destacando su compromiso con la división de poderes y la democracia.
Retos de una elección sin precedentes
En entrevista con Conciencia Pública, Reséndiz aborda con franqueza los desafíos de esta elección. “Será difícil que la gente vote con cientos de nombres en una boleta, sin partidos ni propuestas tangibles”, admite. Reconoce riesgos, como la posible influencia de poderes fácticos, incluido el crimen organizado, pero insiste en que la solución es simple: “Apegarse a la ley, al caso concreto y a la Constitución”. Su experiencia, dice, es su escudo contra presiones externas.
Dilemas judiciales
Francisco Reséndiz Neri reconoce que uno de los grandes dilemas actuales en la labor jurisdiccional es la falta de una postura clara de la Suprema Corte respecto a la jerarquía entre los tratados internacionales y la Constitución.
“Muchos jueces, actuando de manera fundada, han establecido que debe prevalecer el tratado sobre la Constitución en ciertos casos, especialmente cuando se trata de derechos humanos”, explica. Sin embargo, esa práctica ha generado reacciones del poder legislativo, que habla de afectaciones a la soberanía nacional. “El problema es que cuando un juez aplica el tratado por encima de la Constitución, aunque sea para proteger derechos humanos, puede ser señalado o etiquetado, y eso no debería pasar”, señala.
Una justicia humana y equitativa
Cuenta cómo, en un caso de abuso sexual contra un menor, “coincidía la edad con la de mi hija. Estás tentado a echarle más cosas, pero no puedes. Tienes que ser objetivo. No puedes decidir por lo que sientes” y reafirmó que la objetividad no lo aleja de la empatía, “hay que ponerse en los zapatos de los otros. Todos tienen un proyecto de vida, todos merecen respeto”.
Propuestas claras
¿Por qué votar por él? Reséndiz enumera tres razones:
“Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona capacitada. Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona que ha administrado justicia y que tiene noción de lo que es o son los actos injustos. Y, tres, quiero que votes por mí porque siempre dialogaré por la protección de los derechos de las personas. Esa es mi directriz”, subraya.
Deuda histórica con las víctimas
Para Reséndiz Neri, el sistema penal mexicano tiene una deuda histórica con las víctimas, “el sistema ha privilegiado la forma sobre el fondo”, lamenta. Y pone un ejemplo elocuente, “no es lo mismo liberar a alguien porque no se leyó un derecho a tiempo, que porque no se comprobó su responsabilidad. Hay que cuidar las formas, sí, pero sin perder de vista la justicia de fondo”, apunta. Desde esa visión, Francisco Reséndiz cree necesario revisar la legislación para que no se convierta en un laberinto que sirva como impunidad.
El juez habla con firmeza sobre temas que no todos tocan con tanta claridad, por ejemplo, aseguró que la diversidad llegó para quedarse. “No puede haber discriminación por preferencia sexual, por origen étnico o por discapacidad. Es una deuda histórica que tenemos con los grupos vulnerables”. Defiende los protocolos para juzgar con perspectiva de género, y asegura que su compromiso es procurar una justicia que no sólo sea formalmente igual, sino sustantivamente justa.
En un México donde la desconfianza hacia las instituciones prevalece, Reséndiz ofrece su trayectoria: nueve años como titular del Juzgado Séptimo de Distrito y una carrera forjada en la experiencia.
En la inédita elección de jueces del 1 de junio de 2025, lamenta no poder prometer resultados tangibles como un político que ofrece obras públicas. “Solo prometo proteger los derechos de quienes lleguen a mi juzgado, porque así lo manda la Constitución”, asegura con convicción. “No lo hago por poder, sino por deber”.
CARTÓN POLÍTICO
Herida abierta
NACIONALES
Daniel Cosío Villegas y el dominio presidencial

Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //
Muy certero el dicho aquel de “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”.
Daniel Cosío Villegas, historiador, economista, catedrático, intelectual reconocido por tirios y troyanos, escribió varios libros que dieron luz para comprender cómo se hizo y cómo funcionó el Sistema Político Mexicano, confeccionado por revolucionarios, entre los que sobresalen, Álvaro Obregón, Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y otros.
Don Daniel Cosío Villegas, quien tuvo que aclarar la mentirijilla que propagó de haber nacido en Colima, en 1900, cuando en verdad nació en la Ciudad de México en 1898, estableció en varios de sus libros, ensayos y textos, que México vivió alrededor de 70 años un sistema autoritario, presidencial y con un partido dominante.
Habrá que estar muy atentos a lo escrito por este sociólogo y diplomático que desnudó y encabritó a no pocos miembros de la élite que gobernó nuestro país desde que la Revolución se bajó del caballo hasta que llegó Fox con sus botas piteadas.
Don Daniel consideró que los poderes metaconstitucionales, de por sí concesionados en la Magna Carta de 1917, motivaron la Centralización del Poder en los rubros de política, economía y geografía. Esta concentración fue perversa, centralista y castrante para el resto de las entidades de la República. Tiempos hubo que en política “no se movía una hoja del árbol” sin la aprobación del Presidente de la República (así con mayúsculas) porque su poder era inmenso, total y arbitrario.
La subordinación de las autoridades municipales, estatales, así como de los poderes Legislativo y Judicial, al omnímodo poder presidencial se tornó, incluso, patético, absurdo y kafkiano.
El presidente priista en turno era un dios sexenal, que hacía y deshacía según su voluntad, su ánimo y sus intereses personales y de grupo. ¡Ay de aquél o aquellos que osaran ir en contra de la voluntad del todopoderoso presidente! Le esperaba cárcel, muerte política o… de veras.
Con esas condicionantes se canceló así la actividad política como factor de movilidad social; brilló la ausencia de un programa político claro y se apoderó del poder el oportunismo descarado y descarnado de las huestes “hienas” que pululan siempre buscando la carroña que dejan los “leones” de la grilla.
Un factor más fue el partido único, mediante el cual se legitimaron los cambios sexenales para aparentar la democracia hacia afuera, hacia los observadores mundiales. Mientras se mostraba esa falsa careta democrática al interior del partidazo y de otros partidos paleros, se practicaba la sumisión total al detentador del poder político.
Don Daniel Cosío Villegas publicó en 1972, bajo el auspicio de la Universidad de Texas, su ensayo “El sistema político mexicano, las posibilidades de cambio”.
Estableció que la creación del Partido Nacional Revolucionario, ideado en 1920, pero nacido hasta 1929, fue creado para eliminar el caudillismo de los neopolíticos postrevolucionarios, la mayoría hombres de armas, y así disminuir la violencia. Esto generó la “pax post revolución”, con el beneficio de sentar bases sólidas de la economía y algunos programas con objetivos sociales.
Octavio Paz, premio Nóbel de Literatura, solía decir que Cosío Villegas, “nos hizo conscientes de la dignidad humana”. Cosío Villegas fue director de la Escuela de Economía de la UNAM en 1933. Fue el primer director del Fondo de Cultura Económica, de 1934 a 1948 y presidente del Colegio de México de 1957 a 1963. Justamente don Daniel, siendo diplomático en Portugal, sugirió al entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río, traer a México a los intelectuales españoles perseguidos por Francisco Franco por su afán republicano.
Ellos, los refugiados españoles fundaron la Casa de España, a la postre convertida en el Colegio de México. En 1943 el presidente Manuel Ávila Camacho aprueba y se crea el Colegio Nacional. Entre sus iniciadores está don Daniel Cosío Villegas y los jaliscienses, José Clemente Orozco, Enrique González Martínez, Mariano Azuela, acompañados por Manuel Sandoval Vallarta, Carlos Chávez, Alfonso Reyes, Alfonso y Antonio Caso, Ignacio Ochoterena, Diego Rivera, José Vasconcelos e Ignacio Chávez.
Cosío Villegas estableció que “el dominio presidencial mata todo espíritu cívico y convierte la vida política del país en una farsa profundamente aburrida”.
A este gran pensador mexicano se le consideró un liberal constitucionalista. Sus palabras parecieran resonar en estos tiempos de regresión al tiempo en que el sistema político mexicano se regía por el autoritarismo, la descalificación de los adversarios, la sumisión de los poderes, la compra de voluntades, el absolutismo y totalitarismo encarnado en un partido único al servicio del presidente en turno.
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