MUNDO
Beneficios y resultados: La reducción de la jornada laboral
Actualidad, por Alberto Gómez R. //
La reducción de la jornada laboral es un tema cada vez más relevante en el debate sobre el futuro del trabajo en México y en el mundo. Esta propuesta, que busca disminuir las horas de trabajo semanales, promete beneficios que abarcan desde la salud social hasta el fortalecimiento de la economía y las políticas públicas.
La salud social es uno de los aspectos más directamente afectados por la duración de la jornada laboral. En México, donde la jornada laboral promedio supera las 48 horas semanales, muchos trabajadores enfrentan altos niveles de estrés, agotamiento y problemas de salud tanto mental como física. La reducción de las horas de trabajo permitiría a los empleados disponer de más tiempo para descansar, realizar actividades recreativas y pasar tiempo con sus familias, lo cual es crucial para una vida equilibrada y saludable.
En otros países, la implementación de una jornada laboral más corta ha demostrado mejoras significativas en la salud y el bienestar de los trabajadores. Por ejemplo, en Suecia, un experimento en Gotemburgo redujo la jornada laboral a seis horas diarias en una residencia de ancianos. Los resultados fueron contundentes: los empleados reportaron menores niveles de estrés, mejor salud general, y una mayor satisfacción laboral. Además, hubo una reducción en el ausentismo por enfermedad, lo cual también benefició a la organización en términos de eficiencia y continuidad en el servicio.
La salud mental y física de los trabajadores es un componente crucial de una sociedad sana. La reducción de la jornada laboral puede disminuir el riesgo de enfermedades crónicas relacionadas con el estrés, como la hipertensión y enfermedades cardiovasculares, y mejorar la salud mental al reducir la ansiedad y la depresión. Esto no solo beneficia a los individuos, sino que también reduce los costos de atención médica y aumenta la productividad general.
BENEFICIOS ECONÓMICOS
Contrario a la creencia de que trabajar menos horas podría reducir la productividad y afectar negativamente la economía, numerosos estudios han demostrado que una jornada laboral más corta puede tener un impacto positivo en la economía. En México, la alta carga laboral ha sido tradicionalmente asociada con una baja productividad. Reducir las horas de trabajo podría cambiar esta dinámica, promoviendo un entorno laboral más eficiente y productivo.
Uno de los principales beneficios económicos de reducir la jornada laboral es el fortalecimiento del consumo. Con más tiempo libre, los trabajadores tienen más oportunidades para participar en actividades de ocio, lo cual puede traducirse en un aumento en el consumo de bienes y servicios. Este aumento en el consumo puede tener un efecto positivo en la economía local, estimulando a las empresas y creando un ciclo de crecimiento económico.
La reducción de la jornada laboral también puede impulsar la inversión en nuevas tecnologías y procesos más eficientes. Las empresas, al enfrentar una reducción en las horas de trabajo, pueden verse incentivadas a invertir en tecnologías que mejoren la productividad y la eficiencia. Esto no solo puede compensar la reducción de horas de trabajo, sino que también puede llevar a una modernización y mejora en la competitividad de las empresas.
El efecto multiplicador económico se refiere a cómo un aumento en el gasto o la inversión inicial puede generar un incremento mayor en el producto interno bruto (PIB). Al reducir la jornada laboral y aumentar el tiempo libre y el consumo, se amplifica este efecto multiplicador. Los trabajadores, al tener más tiempo y recursos para gastar, pueden estimular la economía a través del consumo de bienes y servicios, lo cual a su vez genera más empleo y crecimiento económico.
RESULTADOS EN OTROS PAÍSES
Para comprender mejor los posibles beneficios de la reducción de la jornada laboral en México, es útil examinar los resultados obtenidos en otros países que han implementado esta medida. A continuación, se presentan algunos ejemplos destacados:
Islandia. Entre 2015 y 2019, Islandia llevó a cabo uno de los estudios más grandes del mundo sobre la reducción de la jornada laboral, reduciendo la semana laboral a 35-36 horas sin reducción salarial para más de 2,500 trabajadores. Los resultados fueron abrumadoramente positivos, mostrando una mejora en el bienestar de los trabajadores, una mayor productividad y una reducción del estrés. Además, el estudio demostró que la calidad de los servicios públicos se mantuvo o mejoró, lo cual es un indicativo de que la reducción de horas no necesariamente afecta la eficiencia del trabajo.
Nueva Zelanda. En 2018, la empresa Perpetual Guardian en Nueva Zelanda implementó una semana laboral de cuatro días como experimento. Los resultados mostraron que los empleados eran más felices, menos estresados y mantenían los niveles de productividad. Esta experiencia ha generado un debate nacional sobre la viabilidad de adoptar esta medida a nivel general, y ha inspirado a otras empresas a considerar modelos de trabajo similares.
España. En 2021, España anunció un plan piloto para probar la semana laboral de cuatro días en algunas empresas. El objetivo de este experimento es evaluar los efectos en la productividad, el bienestar de los trabajadores y el impacto económico. Aunque los resultados aún están en proceso de evaluación, se espera que esta iniciativa ofrezca valiosas lecciones sobre la implementación de la reducción de la jornada laboral.
FORTALECIMIENTO DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS
Implementar una política de reducción de la jornada laboral en México no solo beneficiaría a los trabajadores y a la economía, sino que también fortalecería las políticas públicas a favor de las mayorías. Esta medida podría ser un paso importante hacia la creación de un mercado laboral más justo y equitativo, donde los derechos de los trabajadores sean respetados y se promueva un equilibrio entre la vida laboral y personal.
Políticas Laborales Más Justas. En Francia, la implementación de la ley de las 35 horas semanales en el año 2000 tuvo como objetivo principal reducir el desempleo y mejorar las condiciones laborales. Aunque la medida ha sido objeto de debate, ha contribuido a una mayor flexibilidad en el mercado laboral y ha impulsado la creación de empleos. De manera similar, en Japón, el gobierno ha promovido políticas para reducir las horas extras y fomentar una cultura de trabajo más equilibrada, con el fin de abordar problemas como el «karoshi» (muerte por exceso de trabajo).
Inclusión Social. La reducción de la jornada laboral puede ser una herramienta poderosa para promover la inclusión social. Al reducir las horas de trabajo, se crean más oportunidades de empleo, lo cual puede ayudar a reducir el desempleo y la desigualdad. Además, esta política puede ser especialmente beneficiosa para grupos vulnerables, como madres y padres que necesitan equilibrar el trabajo con las responsabilidades familiares.
IMPLEMENTACIÓN EN MÉXICO
Implementar una reducción de la jornada laboral en México requeriría un enfoque integral que incluya cambios legislativos, incentivos para las empresas y campañas de concienciación sobre los beneficios de esta medida. Es esencial que tanto el sector público como el privado trabajen en conjunto para crear un entorno que permita la transición hacia una jornada laboral más corta sin afectar negativamente a la economía.
Cambios Legislativos. Un primer paso sería la modificación de la legislación laboral para establecer límites claros a las horas de trabajo semanales. Esto podría incluir la reducción de la jornada laboral estándar y la implementación de políticas que fomenten el trabajo flexible y el teletrabajo.
Incentivos para las Empresas. Para facilitar la transición, el gobierno podría ofrecer incentivos fiscales y subsidios a las empresas que adopten la reducción de la jornada laboral. Estos incentivos podrían ayudar a las empresas a invertir en tecnología y capacitación para mejorar la productividad y compensar la reducción de horas de trabajo.
Campañas de Concienciación. Es fundamental que tanto empleadores como empleados comprendan los beneficios de la reducción de la jornada laboral. Campañas de concienciación y programas de formación podrían ayudar a difundir información sobre cómo esta medida puede mejorar la salud, la productividad y la calidad de vida de los trabajadores.
La reducción de la jornada laboral en México tiene el potencial de ofrecer múltiples beneficios, desde la mejora de la salud social de los trabajadores hasta el fortalecimiento de la economía y las políticas públicas. La experiencia de otros países ha demostrado que trabajar menos horas no solo es posible, sino que también puede conducir a una mayor productividad y bienestar general.
Para que esta medida sea efectiva, es necesario un enfoque colaborativo y bien planificado que considere las particularidades del contexto mexicano. Con un marco adecuado, la reducción de la jornada laboral podría ser un paso significativo hacia un mercado laboral más justo, equitativo y saludable para todos los trabajadores en México.
MUNDO
El nacionalismo de Donald Trump: ¿Una solución o un riesgo?
Opinión, por Samantha Contreras Guerrero //
La victoria de Donald Trump, basada en un mensaje de fuerte nacionalismo, marca un cambio que impactará tanto a Estados Unidos como al resto del mundo. Sus promesas de traer empleos de vuelta y proteger la economía estadounidense responden al descontento de muchos de sus votantes.
Su idea de “América Primero” busca hacer que Estados Unidos sea más independiente y fuerte, pero en un mundo tan conectado, esta visión enfrenta muchos retos y posibles problemas.
Para los estadounidenses, en un mercado donde casi todo se produce a través de cadenas internacionales, enfocarse en lo nacional podría hacer que los precios aumenten y haya menos opciones para los consumidores. Este tipo de enfoque proteccionista no solo implica costos altos para las empresas, sino que podría dar una falsa idea de seguridad económica, ya que el crecimiento estaría limitado solo al mercado interno, dejando de lado oportunidades con otros países.
En el ámbito internacional, el enfoque nacionalista de Estados Unidos genera preocupación entre sus aliados. Países como México, que dependen en gran medida del comercio y la inversión estadounidense, ven en riesgo la posibilidad de mantener relaciones estables e igualitarias.
El decremento en sectores como el nearshoring —donde América Latina ha visto una oportunidad de crecimiento— podrían ser afectados con este tipo de políticas. Además, al alejarse de acuerdos internacionales, Estados Unidos podría debilitar el sistema de cooperación global, necesario para enfrentar problemas complejos como el conflicto en Oriente Medio o la crisis climática.
La gran pregunta es si este regreso al proteccionismo es una solución real a los problemas económicos actuales. La inflación y la desigualdad están en aumento en todo el mundo, y Estados Unidos no es la excepción. En lugar de cerrarse, podría beneficiarse de una política que tome en cuenta las necesidades de todos sus sectores, buscando reducir las diferencias internas como la acumulación de riquezas, sin renunciar a los beneficios del comercio global.
El nacionalismo de Trump es una reacción a los problemas de un sistema económico que ha dejado atrás a muchas personas en Estados Unidos. Sin embargo, en un mundo hiperconectado, el aislamiento no puede evitar generar preocupación. Aunque la intención de proteger a los ciudadanos es válida, esta ideología corre el riesgo de afectar a largo plazo a aquellos mismos sectores que busca ayudar, reduciendo la capacidad de Estados Unidos para influir y crecer en la economía global.
E-mail: samcg2002@gmail.com
MUNDO
Querámoslo o no, Donald Trump ha vuelto
Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //
Lo recuerdo, era mi cumpleaños 20 y también domingo, y corría el año de 1973, y mi padre me regalaba “El Gran Gatsby”, la muy apasionante novela de F. Scott Fitzgerald, dos de sus ejes contenidos me cautivaron: La alienación y el impulso de Jay Gatsby por sentirse aceptado por una alta sociedad segregante, aun y a pesar de ser inmensamente rico, realidad que quizá se expresa más claramente en una frase de la obra: “La vida es una lucha de apariencias, una lucha de lograr y de tener más de lo que uno merece”.
Donald Trump es un claro ejemplo, muy actual y presente en el mundo, de la fuerza del impulso de tenerlo todo: Poder económico y poder político. Donal Trump está entre los hombres más ricos de Estados Unidos, y fue el 45º y será el 47º presidente de aquella nación.
Donald, quien perdió en 2020 ante Joe Biden al buscar reelegirse como presidente de Estados Unidos, cuatro años después descarriló a Biden en su también anhelada reelección, obligándolo a abandonar la carrera presidencial, y derrotó ampliamente a Kamala Harris, la relevo en el Partido Demócrata.
Donald Trump ha vuelto al poder más fuerte de lo jamás imaginado para cumplir con sus planes de preeminencia y grandeza norteamericana e imponer su visión conservadora de Estados Unidos ante sí mismo y ante el mundo. Trump es un hombre transparente; jamás deja nada a la imaginación y dudas de sus seguidores y detractores. Así, por ejemplo, para él, la Teoría de Género tiene los días contados en EEUU y sus promotores sabrán que tienen ante sí a su peor pesadilla.
El presidente Donald Trump, a partir del 20 de enero próximo, actuará con todo el poder para poner orden en su frontera con México en dos temas fundamentales, las acciones de los cárteles de la droga, declarándolos terroristas, y el tráfico humano, ambos vistos como gravísimas omisiones del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Marco Rubio, próximo secretario de Estado norteamericano, lo ha acusado públicamente, y nos lo recordará todos los días. Rubio es de palabra dura y mano aún más dura. Para Trump y Rubio los narcotraficantes son terroristas y los perseguirá con toda la fuerza del Estado norteamericano.
La esperanza nunca debería sustentarse en la venganza. No entiendo a quiénes cifran la satisfacción de su venganza hacia López Obrador en Marco Rubio. Sea cual fuere el resultado de la dureza del nuevo secretario de Estado norteamericano, es mi deseo que México vuelva, de mutuo propio, al orden y la paz, y que el gobierno y el congreso mexicanos no nos convoquen a rasgarnos las vestiduras ante las exigencias norteamericanas. Son justas.
En México, muchos de quienes estaban a favor de Kamala Harris, hoy se muestran muy a favor de Donald Trump. Su nacionalismo se mantiene muy firme; sin embargo, aceptan que ya es tiempo de poner en orden las cosas en México pues el estado mexicano, sin duda, está doblegado y resquebrajado ante los cárteles de la droga. Claudia Sheinbaum no ha demostrado estar dispuesta a cumplir a cabalidad con su mandato presidencial en materia de seguridad a pesar de los buenos oficios de Omar García Harfuch pues, peor, no desea tomar el mando que aun detenta López Obrador.
Sheinbaum deberá entender que solo tiene de dos sopas, o se arma de valor ante los cárteles y los traficantes de gente y los combate con toda la fuerza del Estado mexicano, o los gringos cumplirán con esa su obligación constitucional, interviniendo aun en nuestro territorio. Que de nada le valdrán las bravatas de Marcelo Ebrard en materia económica ante los gobiernos norteamericano y canadiense.
Que esto nos es pleito entre escolapios en donde uno echará al otro a su padre que es bombero y lo mojará con su manguera, y el otro a su padre que es policía y lo llevará a la cárcel. Que en cosas de gobierno se actúa conforme a la ley y se cumple con los tratados internacionales. Que Naciones Unidas tiene un centro en contra del terrorismo que a México obliga.
Un adelanto de la presión internacional que el gobierno de México enfrentará en los años próximos ya lo recibimos en esta semana. La calificadora Moody’s cambió de estable a negativa la perspectiva económica de México por el debilitamiento de nuestro Estado de derecho por la reforma judicial y el deteriorado entorno institucional gubernamental, el esperado aumento en el costo de la deuda internacional de México y la mayor rigidez del gasto público, que podrían socavar nuestros resultados fiscales y económicos.
Tanto Moody’s, como los principales analistas de los futuros económicos en el mundo, coinciden en calificar como de muy alto riesgo la reciente reforma aprobada por Morena, PT y Verde al Poder Judicial. Sheinbaum, obedeciendo a López Obrador, ha decidido alterar los controles y equilibrios del poder político y económico en México, y eso se le, se nos, cobrará muy caro.
Quiero invitarte a pensar en que Trump no está para salvarnos, ni Rubio para vengarnos. Ellos tienen sus tareas más allá del Rio Bravo. De este lado, todo depende de nosotros. Vamos, ni Sheinbaum hará nada para salvarnos; a ella solo le interesa obedecer a López.
MUNDO
En riesgo la hegemonía estadounidense: El retorno de Donald Trump; retos económicos y sociales
Actualidad, por Alberto Gómez R. //
En los últimos cuatro años, la economía y la cohesión social de Estados Unidos han enfrentado un deterioro significativo, marcando uno de los periodos más complicados en su historia reciente.
La administración de Joe Biden, aunque intentó implementar políticas para estimular la recuperación tras la pandemia de COVID-19, dejó profundas brechas económicas y sociales que ahora desafían al presidente electo Donald Trump. Con un escenario global en transformación y un entorno interno polarizado, Estados Unidos se encuentra en un momento crítico de redefinición de su papel como potencia mundial.
LA ECONOMÍA BAJO LA ADMINISTRACIÓN DE BIDEN
La inflación se convirtió en uno de los mayores retos durante la administración Biden. La epidemia de Covid-19 dejó tras de sí trastornos económicos; en junio de 2022, la inflación alcanzó un pico histórico del 9.1%, las tasas más altas que los estadounidenses han experimentado en 40 años, según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) lo que, por supuesto, en la práctica suponía un recorte salarial. La explosión del gasto militar para apoyar las guerras en Ucrania y Gaza también ha alimentado la inflación.
Como resultado, el nivel de vida de las y los trabajadores estadounidenses ha disminuido bajo la administración Biden, mientras que el auge del mercado de valores ha ayudado a las y los estadounidenses más ricos a hacerlo bastante bien. Este fenómeno, impulsado por interrupciones en las cadenas de suministro globales, estímulos fiscales masivos y el aumento de los precios de la energía, erosionó el poder adquisitivo de las familias estadounidenses. Aunque las medidas de la Reserva Federal lograron reducir la inflación a un 3.7% al cierre de 2024, esta cifra seguía por encima del objetivo del 2%, lo que refleja un entorno económico aún frágil.
El aumento del costo de vida se manifestó en productos esenciales. Según la Administración de Información Energética (EIA), el precio promedio de la gasolina aumentó un 40% entre 2020 y 2024. Asimismo, los alimentos básicos experimentaron un incremento promedio del 25%, afectando especialmente a las familias de ingresos medios y bajos. Esta situación exacerbó la desigualdad, ya que los salarios reales apenas crecieron un 3% durante el mismo periodo, según el Economic Policy Institute.
DÉFICIT FISCAL Y DEUDA PÚBLICA
El déficit fiscal alcanzó los $1.7 billones en 2024, mientras que la deuda pública superó los $36 billones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), un incremento alarmante respecto a los $27 billones reportados al inicio de la administración Biden. Este nivel de endeudamiento, alimentado por programas de estímulo económico y políticas de infraestructura, limita la capacidad del gobierno para responder a futuras crisis económicas. Además, el creciente costo del servicio de la deuda, derivado del aumento de las tasas de interés, se ha convertido en una carga significativa para el presupuesto federal.
La brecha económica continuó ampliándose durante la administración Biden. El 1% más rico de la población concentró el 38% de la riqueza total en 2023, mientras que los sectores más vulnerables enfrentaron mayores dificultades para acceder a empleos estables, y apenas aumentaron un 4% en términos reales, según un informe de la Oficina del Censo. Según el Departamento de Trabajo, el empleo precario representó el 30% de los nuevos puestos creados entre 2020 y 2024, con un aumento notable en los contratos temporales y trabajos a tiempo parcial. Esto ha exacerbado la pobreza en comunidades vulnerables, con un índice de pobreza que aumentó del 11.4% en 2020 al 14.7% en 2024.
En 2016, Hillary Clinton demostró su desprecio por los partidarios de Trump, entonces abrumadoramente blancos, etiquetándolos como “los deplorables”, en lugar de tratar de reconocer la fuente de su ira: la gran desigualdad en el statu quo económico. Ocho años después, con un apoyo a Trump mayor en prácticamente todos los grupos demográficos, es imposible ignorar la desesperación económica que alejó del Partido Demócrata a las y los electores, cuando Biden seguía presumiendo de que la economía estadounidense durante su mandato es “la más fuerte del mundo”.
FACTORES SOCIALES: POLARIZACIÓN Y RADICALIZACIÓN
La polarización política se ha intensificado, dando lugar a movimientos separatistas que, aunque minoritarios, representan una amenaza para la unidad del país. Uno de los fenómenos más alarmantes es el resurgimiento de movimientos secesionistas en estados como Texas y California.
Líderes locales y organizaciones políticas han planteado referendos para separarse de la unión federal, alegando incompatibilidades políticas y económicas. Aunque estos movimientos no tienen un apoyo mayoritario, su existencia refleja una fragmentación preocupante en la unidad nacional. Grupos como «Texit», que abogan por la independencia de Texas, han ganado tracción en sectores conservadores descontentos con las políticas federales. Estas iniciativas reflejan el creciente desencanto con el sistema político.
La radicalización ideológica también se ha intensificado. Los crímenes de odio aumentaron un 18% entre 2020 y 2024, según el FBI, afectando principalmente a comunidades afroamericanas, asiáticas, judías y musulmanas. Este aumento está vinculado al resurgimiento de grupos extremistas y al uso de las redes sociales como plataformas para propagar discursos de odio.
RETOS ECONÓMICOS Y SOCIALES
Con la reelección de Donald Trump, Estados Unidos se adentra en un periodo de grandes desafíos. Su promesa de «recuperar la grandeza estadounidense» enfrenta múltiples obstáculos, tanto internos como externos.
Trump ha anunciado un ambicioso plan para reindustrializar Estados Unidos y reducir la dependencia de las cadenas de suministro globales. Sin embargo, implementar esta estrategia requerirá superar barreras como la resistencia de aliados comerciales y la necesidad de inversiones masivas en infraestructura. También deberá manejar las tensiones con China, el principal socio comercial de Estados Unidos, en un momento en que las relaciones bilaterales están en su punto más bajo en décadas.
El presidente electo ha prometido recortes de impuestos para estimular el crecimiento económico, pero esta medida podría agravar el déficit fiscal si no se acompaña de reducciones en el gasto público. Además, la capacidad de implementar estas políticas dependerá de su habilidad para negociar con un Congreso dividido, donde los demócratas probablemente resistirán cualquier iniciativa que reduzca programas sociales.
El enfoque de Trump en políticas ultraderechistas, incluida la restricción de la inmigración y la eliminación de regulaciones ambientales, podría generar más divisiones. Aunque estas medidas cuentan con el apoyo de su base electoral, enfrentan la oposición de sectores progresistas y moderados, lo que podría derivar en mayores tensiones sociales.
EL FIN DE LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE
El bloque BRICS+ ha emergido como un desafío significativo para la hegemonía estadounidense. Con la inclusión de nuevos miembros como Arabia Saudita, este grupo busca crear un sistema financiero alternativo que reduzca la dependencia del dólar. Según el Banco Mundial, el comercio intrabloque creció un 15% anual durante los últimos cuatro años, fortaleciendo su influencia económica y política.
El dólar, pilar del sistema financiero internacional, está perdiendo su posición dominante. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la proporción de reservas globales en dólares cayó del 61% en 2020 al 55% en 2024. Este descenso refleja una creciente diversificación hacia monedas como el yuan chino y el euro, impulsada por iniciativas del BRICS+ y otros bloques emergentes.
En el ámbito militar y geopolítico, Estados Unidos enfrenta el ascenso de China como potencia dominante en el Pacífico y la reactivación de Rusia en Europa del Este. Además, la influencia de potencias regionales como Irán y Arabia Saudita en el Medio Oriente limita la capacidad de Estados Unidos para mantener su dominio en esta región estratégica.
El futuro socioeconómico de Estados Unidos dependerá en gran medida de la capacidad de la administración Trump para manejar una economía debilitada, una deuda insostenible y una sociedad fracturada. La reconciliación política y la creación de un camino inclusivo para el desarrollo serán cruciales para evitar una crisis prolongada.
Aunque Trump tiene un historial de promover el crecimiento económico, los riesgos asociados con su estilo confrontacional y sus políticas divisivas no pueden ser ignorados. El equilibrio entre reformar el status quo y evitar una mayor radicalización será la prueba definitiva para su liderazgo.
Estados Unidos enfrenta uno de los periodos más complejos de su historia contemporánea. La administración Biden dejó un legado de desafíos económicos y sociales que el presidente electo Donald Trump deberá abordar en un contexto de polarización interna y competencia internacional.
El éxito o fracaso de las políticas de Trump determinará no solo el rumbo de Estados Unidos, sino también el equilibrio de poder en el mundo. Sin embargo, para superar estos retos, será necesario un liderazgo que trascienda la retórica divisiva y busque soluciones inclusivas y sostenibles. En un mundo cada vez más multipolar, el destino de Estados Unidos dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades globales sin perder de vista los principios democráticos y la cohesión interna que alguna vez lo definieron como nación.
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