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Kamala Harris atenta a 2028: Trump ganó voto popular y hace historia con las minorías

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Política Global, por Jorge López Portillo Basave //

Ya sabemos que Trump ganó. Pero hay detalles que usted debe saber y posibilidades que debe tener encuentra para que no juzguemos a la ligera lo que sucedió allá en EUA la semana pasada.

Primero me gustaría recordar que en nuestro país hay gente que lo admira y otros que lo detestan. Me llama la atención que en algunos círculos políticos y de medios utilicen la elección como un presagio de problemas para la actual presidenta. Eso dependerá mucho de nosotros o más bien de ellos los que están en el poder y no solamente de él.

Como se demostró cuando Trump fue presidente, es muy rudo y grosero, pero llega a acuerdos, no solo reformó el TLC, sino que logró los acuerdos más importantes en 50 años en Oriente entre judíos y musulmanes. Mi comentario va más enfocado en los críticos de la 4T que incluso en el 2016, 2020 y 2024 pidieron apoyar a Hillary, Biden y a Kamala y ahora festejan que al ganar Trump será rudo con la actual administración.

Como ejemplo de civilidad Biden recibe a Trump quien será el 47º presidente de EUA el miércoles y Kamala, aunque con la normal molestia, ha dicho que ayudará en la transición, ambos con una actitud pública diferente a la de Trump en el 2020, claro en privado seguro será como fue en el 2016 cuando le dejaron esqueletos que después salieron a la luz. Trump será el segundo hombre en la historia de EUA en ser recibido por el presidente saliente para darle la bienvenida como expresidente y futuro presidente.

Como lo he dicho aquí desde el 2020, Stephen Grover Cleveland fue el otro presidente en 1885, quien perdió la reelección y 4 años después ganó nuevamente en 1893. Lo curioso es que en el 2020 Trump tenía una foto de ese presidente en la oficina de la Casa Blanca ya que ese presidente fue también empresario de los bienes raíces como lo es Donald y como dato histórico adicional, Cleveland fue el primer presidente de EUA que provenía del Partido Demócrata años después de la guerra civil. Como usted sabe la guerra civil fue encabezada por los sureños del Partido Demócrata y del Ku-Klux-Klan en contra de los norteños del Partido Republicano encabezados por el presidente Abraham Lincoln.

Pero yo lo he dicho antes, creo que ninguno merecía ganar por la cadena de errores que ambos cometieron. Lo evidente es que la mayoría de los ciudadanos de EUA prefirieron al monstruo naranja que logró avances económicos muy importantes del 2016-2020 y que no inició ninguna guerra durante su periodo o permitió que los pleitos regionales se llevaran a las armas como ahora es en Ucrania e Israel, que a la continuidad del modelo económico y diplomático demócrata que representa la Vicepresidente Kamala Harris quien nunca quiso decir qué habría hecho distinto si hubiera estado en los zapatos de Biden del 2020 al 2024.

Esto último es el eje por la que Trump ganó, no solo su buen antecedente económico y diplomático del 2016-2020, sino que la gente de EUA está muy molesta por la situación económica de la clase media y media baja.

Los demócratas encabezados por Kamala y 100 días antes por Joe Biden perdieron esta elección. A continuación, daremos algunos datos que tal vez nos recuerden que la propaganda o la fama tienen límites tanto a favor como en contra, pero lo que la gente no tolera es morirse de hambre.

Los pesares de la izquierda y de sus aliados no dejan de asombrar, algunos profesores de la gloriosas y antes respetadas Universidades de Harvard, George Washington y Princeton dieron el día libre a los estudiantes molestos por la victoria de Trump, extendieron fechas para entregar tareas o exámenes y tomaron otras medidas como abrir centros para atención emocional con galletas, leche y bebidas gratuitas, para consolar a los alumnos que se sentían mal por el resultado de la elección.

Algunos estudiantes judíos dijeron que las universidades de élite tenían un doble estándar, argumentando que esas acciones no ayudaban a que los estudiantes enfrentaran la realidad, recordando que cuando Israel fue atacado por Hamas en el 2023 nadie dio días de ajuste para los estudiantes de esa fe o nacionalidad. Esto muestra que muchos jóvenes o profesores están acostumbrados a recibir trato de víctimas en algo que es un proceso democrático.

Pero el fondo de la elección puede resumirse en números de economía, confianza, minorías cambiando de bando y de edades. Esto nos ayudará a ver si Trump ganó por racismo o porque la gente no quiso más del actual modelo. Primero veamos los temas menores pero que dieron fuerza al tema obvio que es la economía. Hace 8 días comenté en este espacio que el 75% de los electores decían que el país estaba en el rumbo incorrecto. Se dio a conocer que el 8% de los electores no estaban contentos con ninguno de los dos candidatos pero que de ese 8% dos de cada tres decidieron votar por Trump. Esa es la casi exacta cantidad de los votos que Trump tiene por arriba de los que tiene Kamala.

Los números también indican que la diferencia de mujeres a favor de Kamala fue de 9% es decir menos que la de Hilary o Biden, mientras que la diferencia de hombres a favor de Trump fue de 13%. En ese sentido de ver a los electores por raza, sexo o religión encontramos que en varios estados o zonas latinas Trump ganó con más de un 50% de los votos, de hecho, en la región fronteriza hay zonas con el 75% de latinos en las que desde hace 120 años no había ganado un republicano y Kamala perdió varias de esas en Nuevo México, California, Texas, Arizona y Nevada.

Trump llegará a los mismos votos que en el 2020 pero Kamala tendrá casi 13 millones de votos menos que Joe Biden, pero también tuvo menos votos que Obama en 2008.

En Nueva York y Nueva Jersey la diferencia de Kamala fue la mitad de la diferencia de Biden Vs Trump. En el voto judío y musulmán también se vio como los demócratas perdieron porcentajes importantes de los electores. Pero ya entrando en materia que es la economía y la inseguridad habrá que decir que la ventaja de Trump pudo ser mucho mayor de no ser por sus propios errores que al parecer fueron menores a los del otro lado.

Los electores que ganan menos de $50 mil dólares anuales, es decir clase baja, votaron por Trump más que por Kamala, los que ganan menos de $100 mil y más de $50 votaron por Trump 52-46. En los que ganaban más de $100 mil al año es decir clase alta votaron 55% a favor de Kamala y 40% por Trump. Es decir que fue la clase media la que no quiso más del modelo económico y de seguridad pública de Kamala.

Recordemos que en el 2020 la inflación estaba en menos de un 2% y en los últimos tres años alcanzó un 30% acumulado. Recordemos que Kamala apoyó la propuesta 47 cuando fue abogada general de California antes de ser senadora hace 8 años. Esa propuesta llamada “comunidades seguras” permitía que robos menores a $999. dólares fueran tratados con menos severidad que saltarse un semáforo. Esa política fue copiada en otras ciudades y estados demócratas lo que desató del 2020 a la fecha una ola de robo hormiga que según estadísticas llega a los $14 mil millones de dólares anuales.

Esta política, sumada a la inflación, hacia muy difícil a los dueños de pequeños negocios poder mantenerse en pie porque esos negocios no podían soportar robos diarios de miles de dólares en mercancía. Esos negocios en la mayoría de los casos son propiedad de minorías negros, hispanos, árabes, judíos y mujeres solteras. Digamos que en varias ciudades de EUA como San Francisco, Los Ángeles, NY, Chicago, Seattle y otras el robo fue legalizado y a las víctimas incluso transeúntes se les dijo que ese robo era aceptable como parte de una reparación por los abusos en contra de los pobres. Para quedar claros se volvió un estilo México en donde uno sale y no sabe con cuánto regresará y si la tiendita de la esquina tendrá lo que queremos o habrá cerrado por tantos asaltos.

En ese sentido, según los datos el 60% de los empleos de EUA son creados por mini empresarios, esos de los que Kamala decía iba a subir los impuestos del 20% al 30%. Según los datos estadísticos esos mini negocios y su índice de confianza se encuentran en los niveles más bajos solo similares a los del 2020 a mediados de la pandemia. Por cierto, ese mismo índice de confianza de los microempresarios estaba en el 2019 en el nivel más alto desde su creación allá por el año 1950.

Ese nivel de positivismo solo fue tan alto con Ronald Reagan y el punto más bajo se dio en octubre de este 2024 cuando llegó a un 15% de confianza. De hecho, el mensaje de Regan y de Bill y ahora de Trump es un mensaje pro pequeña empresa y desregulación lo que contrasta con el mensaje del partido demócrata.

Hablando de dinero las campañas de EUA costaron $16 billones de dólares. Una locura de dinero de la que Kamala gastó $1 mil millones de dólares vs Trump que gastó como $600 millones. A pesar de esa gran diferencia, desde hace más de 20 años un republicano no ganaba el voto popular. Por cierto, me llama la atención que la derecha en México que incluso pidió campaña en contra de Trump celebre que, en la victoria de Trump, Morena enfrentará una presión por arreglar temas como el narcotráfico.

Ya hablaremos de los primeros pasos que Trump ha prometido llevar en su segunda administración como la eliminación de impuestos al retiro, a las propinas y bajar los impuestos a los negocios del 20% al 15% algo similar a lo que hizo en el 2018 cuando los bajo del 30% al 20%. Por lo pronto otro dato histórico como el del índice de confianza de los pequeños empresarios, es el dato de la bolsa de valores -Dow Jones- que alcanzó su alza más grande en un día de elecciones, récord que llevaba 140 años. Un alza similar solo de vio en los días en los que se concluyó la segunda guerra mundial. Así es, en números Trump parece ser muy bueno, pero ya veremos si lo logra.

Finalicemos con lo que parece ser natural. Trump no es el primer político que al perder una elección lo intenta de nuevo. Es uno de los dos que gano, luego perdió y luego gano de nuevo la Casa Blanca, pero ha habido otros que se lanzaron y perdieron y luego se lanzaron y ganaron. El caso más claro es en los 60s Nixon vs Kennedy, Reagan y claro Biden 3 veces perdedor. De hecho, Kamala perdió las internas en el 2020 vs Biden. Pero ahora Kamala tiene ya fama, poder y claro capacidad para generar dinero en cantidades monumentales.

Obama decía allá en el 2012 … “las elecciones tienen consecuencias” pero algunos gobernadores demócratas dicen que serán un frente contra las políticas del Trump. Digamos que suenan poco democráticos. Pero puede ser que esos políticos estén buscando posicionarse para el 2028.

Así las cosas, Kamala estará atenta a Trump para ver si regresa en el 2028 pasando por la gubernatura de California en el 2026. Otros la han propuesto como ministro de la Suprema Corte de EUA, para esto último tendrían que pasar dos cosas. Uno, la ministro Sotomayor quien ya es grande debería renunciar en estos días para que Biden en menos de 30 días proponga a Kamala y dos, que logre que el Senado la vote antes de que el Senado pase a manos de los Republicanos el 6 de enero o claro de que Trump entre el 20 de enero.

Ya veremos si Kamala se lanza por California, pero obviamente es una mujer con futuro si decide utilizar su capital político cosa que Hillary no hizo. La derrota es huérfana y hoy todos evaden sus responsabilidades por la derrota, pero en la derrota también se puede aprender, como pasó a Trump en el 2020.

 

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El nacionalismo de Donald Trump: ¿Una solución o un riesgo?

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Opinión, por Samantha Contreras Guerrero //

La victoria de Donald Trump, basada en un mensaje de fuerte nacionalismo, marca un cambio que impactará tanto a Estados Unidos como al resto del mundo. Sus promesas de traer empleos de vuelta y proteger la economía estadounidense responden al descontento de muchos de sus votantes.

Su idea de “América Primero” busca hacer que Estados Unidos sea más independiente y fuerte, pero en un mundo tan conectado, esta visión enfrenta muchos retos y posibles problemas.

Para los estadounidenses, en un mercado donde casi todo se produce a través de cadenas internacionales, enfocarse en lo nacional podría hacer que los precios aumenten y haya menos opciones para los consumidores. Este tipo de enfoque proteccionista no solo implica costos altos para las empresas, sino que podría dar una falsa idea de seguridad económica, ya que el crecimiento estaría limitado solo al mercado interno, dejando de lado oportunidades con otros países.

En el ámbito internacional, el enfoque nacionalista de Estados Unidos genera preocupación entre sus aliados. Países como México, que dependen en gran medida del comercio y la inversión estadounidense, ven en riesgo la posibilidad de mantener relaciones estables e igualitarias.

El decremento en sectores como el nearshoring —donde América Latina ha visto una oportunidad de crecimiento— podrían ser afectados con este tipo de políticas. Además, al alejarse de acuerdos internacionales, Estados Unidos podría debilitar el sistema de cooperación global, necesario para enfrentar problemas complejos como el conflicto en Oriente Medio o la crisis climática.

La gran pregunta es si este regreso al proteccionismo es una solución real a los problemas económicos actuales. La inflación y la desigualdad están en aumento en todo el mundo, y Estados Unidos no es la excepción. En lugar de cerrarse, podría beneficiarse de una política que tome en cuenta las necesidades de todos sus sectores, buscando reducir las diferencias internas como la acumulación de riquezas, sin renunciar a los beneficios del comercio global.

El nacionalismo de Trump es una reacción a los problemas de un sistema económico que ha dejado atrás a muchas personas en Estados Unidos. Sin embargo, en un mundo hiperconectado, el aislamiento no puede evitar generar preocupación. Aunque la intención de proteger a los ciudadanos es válida, esta ideología corre el riesgo de afectar a largo plazo a aquellos mismos sectores que busca ayudar, reduciendo la capacidad de Estados Unidos para influir y crecer en la economía global.

E-mail: samcg2002@gmail.com

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Querámoslo o no, Donald Trump ha vuelto

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Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //

Lo recuerdo, era mi cumpleaños 20 y también domingo, y corría el año de 1973, y mi padre me regalaba “El Gran Gatsby”, la muy apasionante novela de F. Scott Fitzgerald, dos de sus ejes contenidos me cautivaron: La alienación y el impulso de Jay Gatsby por sentirse aceptado por una alta sociedad segregante, aun y a pesar de ser inmensamente rico, realidad que quizá se expresa más claramente en una frase de la obra: “La vida es una lucha de apariencias, una lucha de lograr y de tener más de lo que uno merece”.

Donald Trump es un claro ejemplo, muy actual y presente en el mundo, de la fuerza del impulso de tenerlo todo: Poder económico y poder político. Donal Trump está entre los hombres más ricos de Estados Unidos, y fue el 45º y será el 47º presidente de aquella nación.

Donald, quien perdió en 2020 ante Joe Biden al buscar reelegirse como presidente de Estados Unidos, cuatro años después descarriló a Biden en su también anhelada reelección, obligándolo a abandonar la carrera presidencial, y derrotó ampliamente a Kamala Harris, la relevo en el Partido Demócrata.

Donald Trump ha vuelto al poder más fuerte de lo jamás imaginado para cumplir con sus planes de preeminencia y grandeza norteamericana e imponer su visión conservadora de Estados Unidos ante sí mismo y ante el mundo. Trump es un hombre transparente; jamás deja nada a la imaginación y dudas de sus seguidores y detractores. Así, por ejemplo, para él, la Teoría de Género tiene los días contados en EEUU y sus promotores sabrán que tienen ante sí a su peor pesadilla.

El presidente Donald Trump, a partir del 20 de enero próximo, actuará con todo el poder para poner orden en su frontera con México en dos temas fundamentales, las acciones de los cárteles de la droga, declarándolos terroristas, y el tráfico humano, ambos vistos como gravísimas omisiones del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Marco Rubio, próximo secretario de Estado norteamericano, lo ha acusado públicamente, y nos lo recordará todos los días. Rubio es de palabra dura y mano aún más dura. Para Trump y Rubio los narcotraficantes son terroristas y los perseguirá con toda la fuerza del Estado norteamericano.

La esperanza nunca debería sustentarse en la venganza. No entiendo a quiénes cifran la satisfacción de su venganza hacia López Obrador en Marco Rubio. Sea cual fuere el resultado de la dureza del nuevo secretario de Estado norteamericano, es mi deseo que México vuelva, de mutuo propio, al orden y la paz, y que el gobierno y el congreso mexicanos no nos convoquen a rasgarnos las vestiduras ante las exigencias norteamericanas. Son justas.

En México, muchos de quienes estaban a favor de Kamala Harris, hoy se muestran muy a favor de Donald Trump. Su nacionalismo se mantiene muy firme; sin embargo, aceptan que ya es tiempo de poner en orden las cosas en México pues el estado mexicano, sin duda, está doblegado y resquebrajado ante los cárteles de la droga. Claudia Sheinbaum no ha demostrado estar dispuesta a cumplir a cabalidad con su mandato presidencial en materia de seguridad a pesar de los buenos oficios de Omar García Harfuch pues, peor, no desea tomar el mando que aun detenta López Obrador.

Sheinbaum deberá entender que solo tiene de dos sopas, o se arma de valor ante los cárteles y los traficantes de gente y los combate con toda la fuerza del Estado mexicano, o los gringos cumplirán con esa su obligación constitucional, interviniendo aun en nuestro territorio. Que de nada le valdrán las bravatas de Marcelo Ebrard en materia económica ante los gobiernos norteamericano y canadiense.

Que esto nos es pleito entre escolapios en donde uno echará al otro a su padre que es bombero y lo mojará con su manguera, y el otro a su padre que es policía y lo llevará a la cárcel. Que en cosas de gobierno se actúa conforme a la ley y se cumple con los tratados internacionales. Que Naciones Unidas tiene un centro en contra del terrorismo que a México obliga.

Un adelanto de la presión internacional que el gobierno de México enfrentará en los años próximos ya lo recibimos en esta semana. La calificadora Moody’s cambió de estable a negativa la perspectiva económica de México por el debilitamiento de nuestro Estado de derecho por la reforma judicial y el deteriorado entorno institucional gubernamental, el esperado aumento en el costo de la deuda internacional de México y la mayor rigidez del gasto público, que podrían socavar nuestros resultados fiscales y económicos.

Tanto Moody’s, como los principales analistas de los futuros económicos en el mundo, coinciden en calificar como de muy alto riesgo la reciente reforma aprobada por Morena, PT y Verde al Poder Judicial. Sheinbaum, obedeciendo a López Obrador, ha decidido alterar los controles y equilibrios del poder político y económico en México, y eso se le, se nos, cobrará muy caro.

Quiero invitarte a pensar en que Trump no está para salvarnos, ni Rubio para vengarnos. Ellos tienen sus tareas más allá del Rio Bravo. De este lado, todo depende de nosotros. Vamos, ni Sheinbaum hará nada para salvarnos; a ella solo le interesa obedecer a López.

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En riesgo la hegemonía estadounidense: El retorno de Donald Trump; retos económicos y sociales

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Actualidad, por Alberto Gómez R. //

En los últimos cuatro años, la economía y la cohesión social de Estados Unidos han enfrentado un deterioro significativo, marcando uno de los periodos más complicados en su historia reciente.

La administración de Joe Biden, aunque intentó implementar políticas para estimular la recuperación tras la pandemia de COVID-19, dejó profundas brechas económicas y sociales que ahora desafían al presidente electo Donald Trump. Con un escenario global en transformación y un entorno interno polarizado, Estados Unidos se encuentra en un momento crítico de redefinición de su papel como potencia mundial.

LA ECONOMÍA BAJO LA ADMINISTRACIÓN DE BIDEN

La inflación se convirtió en uno de los mayores retos durante la administración Biden. La epidemia de Covid-19 dejó tras de sí trastornos económicos; en junio de 2022, la inflación alcanzó un pico histórico del 9.1%, las tasas más altas que los estadounidenses han experimentado en 40 años, según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) lo que, por supuesto, en la práctica suponía un recorte salarial. La explosión del gasto militar para apoyar las guerras en Ucrania y Gaza también ha alimentado la inflación.

Como resultado, el nivel de vida de las y los trabajadores estadounidenses ha disminuido bajo la administración Biden, mientras que el auge del mercado de valores ha ayudado a las y los estadounidenses más ricos a hacerlo bastante bien. Este fenómeno, impulsado por interrupciones en las cadenas de suministro globales, estímulos fiscales masivos y el aumento de los precios de la energía, erosionó el poder adquisitivo de las familias estadounidenses. Aunque las medidas de la Reserva Federal lograron reducir la inflación a un 3.7% al cierre de 2024, esta cifra seguía por encima del objetivo del 2%, lo que refleja un entorno económico aún frágil.

El aumento del costo de vida se manifestó en productos esenciales. Según la Administración de Información Energética (EIA), el precio promedio de la gasolina aumentó un 40% entre 2020 y 2024. Asimismo, los alimentos básicos experimentaron un incremento promedio del 25%, afectando especialmente a las familias de ingresos medios y bajos. Esta situación exacerbó la desigualdad, ya que los salarios reales apenas crecieron un 3% durante el mismo periodo, según el Economic Policy Institute.

DÉFICIT FISCAL Y DEUDA PÚBLICA

El déficit fiscal alcanzó los $1.7 billones en 2024, mientras que la deuda pública superó los $36 billones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), un incremento alarmante respecto a los $27 billones reportados al inicio de la administración Biden. Este nivel de endeudamiento, alimentado por programas de estímulo económico y políticas de infraestructura, limita la capacidad del gobierno para responder a futuras crisis económicas. Además, el creciente costo del servicio de la deuda, derivado del aumento de las tasas de interés, se ha convertido en una carga significativa para el presupuesto federal.

La brecha económica continuó ampliándose durante la administración Biden. El 1% más rico de la población concentró el 38% de la riqueza total en 2023, mientras que los sectores más vulnerables enfrentaron mayores dificultades para acceder a empleos estables, y apenas aumentaron un 4% en términos reales, según un informe de la Oficina del Censo. Según el Departamento de Trabajo, el empleo precario representó el 30% de los nuevos puestos creados entre 2020 y 2024, con un aumento notable en los contratos temporales y trabajos a tiempo parcial. Esto ha exacerbado la pobreza en comunidades vulnerables, con un índice de pobreza que aumentó del 11.4% en 2020 al 14.7% en 2024.

En 2016, Hillary Clinton demostró su desprecio por los partidarios de Trump, entonces abrumadoramente blancos, etiquetándolos como “los deplorables”, en lugar de tratar de reconocer la fuente de su ira: la gran desigualdad en el statu quo económico. Ocho años después, con un apoyo a Trump mayor en prácticamente todos los grupos demográficos, es imposible ignorar la desesperación económica que alejó del Partido Demócrata a las y los electores, cuando Biden seguía presumiendo de que la economía estadounidense durante su mandato es “la más fuerte del mundo”.

FACTORES SOCIALES: POLARIZACIÓN Y RADICALIZACIÓN

La polarización política se ha intensificado, dando lugar a movimientos separatistas que, aunque minoritarios, representan una amenaza para la unidad del país. Uno de los fenómenos más alarmantes es el resurgimiento de movimientos secesionistas en estados como Texas y California.

Líderes locales y organizaciones políticas han planteado referendos para separarse de la unión federal, alegando incompatibilidades políticas y económicas. Aunque estos movimientos no tienen un apoyo mayoritario, su existencia refleja una fragmentación preocupante en la unidad nacional. Grupos como «Texit», que abogan por la independencia de Texas, han ganado tracción en sectores conservadores descontentos con las políticas federales. Estas iniciativas reflejan el creciente desencanto con el sistema político.

La radicalización ideológica también se ha intensificado. Los crímenes de odio aumentaron un 18% entre 2020 y 2024, según el FBI, afectando principalmente a comunidades afroamericanas, asiáticas, judías y musulmanas. Este aumento está vinculado al resurgimiento de grupos extremistas y al uso de las redes sociales como plataformas para propagar discursos de odio.

RETOS ECONÓMICOS Y SOCIALES

Con la reelección de Donald Trump, Estados Unidos se adentra en un periodo de grandes desafíos. Su promesa de «recuperar la grandeza estadounidense» enfrenta múltiples obstáculos, tanto internos como externos.

Trump ha anunciado un ambicioso plan para reindustrializar Estados Unidos y reducir la dependencia de las cadenas de suministro globales. Sin embargo, implementar esta estrategia requerirá superar barreras como la resistencia de aliados comerciales y la necesidad de inversiones masivas en infraestructura. También deberá manejar las tensiones con China, el principal socio comercial de Estados Unidos, en un momento en que las relaciones bilaterales están en su punto más bajo en décadas.

El presidente electo ha prometido recortes de impuestos para estimular el crecimiento económico, pero esta medida podría agravar el déficit fiscal si no se acompaña de reducciones en el gasto público. Además, la capacidad de implementar estas políticas dependerá de su habilidad para negociar con un Congreso dividido, donde los demócratas probablemente resistirán cualquier iniciativa que reduzca programas sociales.

El enfoque de Trump en políticas ultraderechistas, incluida la restricción de la inmigración y la eliminación de regulaciones ambientales, podría generar más divisiones. Aunque estas medidas cuentan con el apoyo de su base electoral, enfrentan la oposición de sectores progresistas y moderados, lo que podría derivar en mayores tensiones sociales.

EL FIN DE LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE

El bloque BRICS+ ha emergido como un desafío significativo para la hegemonía estadounidense. Con la inclusión de nuevos miembros como Arabia Saudita, este grupo busca crear un sistema financiero alternativo que reduzca la dependencia del dólar. Según el Banco Mundial, el comercio intrabloque creció un 15% anual durante los últimos cuatro años, fortaleciendo su influencia económica y política.

El dólar, pilar del sistema financiero internacional, está perdiendo su posición dominante. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la proporción de reservas globales en dólares cayó del 61% en 2020 al 55% en 2024. Este descenso refleja una creciente diversificación hacia monedas como el yuan chino y el euro, impulsada por iniciativas del BRICS+ y otros bloques emergentes.

En el ámbito militar y geopolítico, Estados Unidos enfrenta el ascenso de China como potencia dominante en el Pacífico y la reactivación de Rusia en Europa del Este. Además, la influencia de potencias regionales como Irán y Arabia Saudita en el Medio Oriente limita la capacidad de Estados Unidos para mantener su dominio en esta región estratégica.

El futuro socioeconómico de Estados Unidos dependerá en gran medida de la capacidad de la administración Trump para manejar una economía debilitada, una deuda insostenible y una sociedad fracturada. La reconciliación política y la creación de un camino inclusivo para el desarrollo serán cruciales para evitar una crisis prolongada.

Aunque Trump tiene un historial de promover el crecimiento económico, los riesgos asociados con su estilo confrontacional y sus políticas divisivas no pueden ser ignorados. El equilibrio entre reformar el status quo y evitar una mayor radicalización será la prueba definitiva para su liderazgo.

Estados Unidos enfrenta uno de los periodos más complejos de su historia contemporánea. La administración Biden dejó un legado de desafíos económicos y sociales que el presidente electo Donald Trump deberá abordar en un contexto de polarización interna y competencia internacional.

El éxito o fracaso de las políticas de Trump determinará no solo el rumbo de Estados Unidos, sino también el equilibrio de poder en el mundo. Sin embargo, para superar estos retos, será necesario un liderazgo que trascienda la retórica divisiva y busque soluciones inclusivas y sostenibles. En un mundo cada vez más multipolar, el destino de Estados Unidos dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades globales sin perder de vista los principios democráticos y la cohesión interna que alguna vez lo definieron como nación.

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