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NACIONALES

Cambios legislativos y la nueva administración

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Luchas Sociales, por Mónica Ortiz //

El nuevo reto social será la nueva Ley en Materia de Telecomunicaciones y Radiodifusión. Para muchos, este es otro intento del gobierno morenista de controlar y regular las acciones de los ciudadanos, de centralizar y, sobre todo, de neutralizar las críticas a su movimiento. Una ley que buscaba ser aprobada sin discusión y por la vía rápida («fast track»).

Las preocupaciones son considerables, pues una ley que evidentemente controla lo que se ve y lo que se publica, centraliza el poder en el ejecutivo federal e invade, sin duda, los derechos de libre expresión y los derechos humanos de las personas a vivir en libertad en un país democrático.

De este proyecto de iniciativa del Poder Ejecutivo, cuyas justificaciones son expresadas por el gobierno de manera muy somera y general, donde la mayor premisa es evitar la propaganda de gobiernos extranjeros; sin embargo, es cierto que la ley carece de apertura a la libertad y a los derechos humanos, se contrapone a un país libre y democrático.

Ante la ola de críticas y preocupación que produce en los medios y en la sociedad dedicada a la materia de las telecomunicaciones, y al encontrar un artículo que prendió focos rojos, el cual dice: “A petición de ‘las autoridades competentes’, la Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones (ATDT) podrá ‘bloquear temporalmente’ una plataforma digital ‘en los casos en que sea procedente por incumplimiento a disposiciones u obligaciones previstas en las respectivas normativas que les sean aplicables’”. Asunto que produjo el aplazamiento del proceso legislativo de esta ley para abrir un diálogo abierto y plural con sectores de la materia.

En este sentido, ante los cambios no tan paulatinos que hemos tenido en materia legislativa desde la llegada de la presidenta Claudia Sheinbaum, habrá que hacer un recuento para evaluar cómo se están modificando las legislaciones a modo, laxas para el gobierno, restrictivas y centralistas. En breve recorrido, otro de los cambios radicales desapareció a los organismos garantes de la transparencia y el derecho a la información, y desarticuló todo un modelo de cómo ejercer nuestro derecho a la información pública.

Tampoco gozó de una justificación que produjera la emoción de avances y mejora en el país, sino la sensación de retroceso en un país que debe avanzar al ritmo del mundo y no centralizarse para vigilar. Así podríamos enumerar los cambios que este movimiento de la cuarta transformación va posicionando, incluyendo la insaculación social que tendrá lugar en votación popular para elegir al ministro, magistrado o juez más popular visitando pueblos, colonias y mercados.

En aras de las transformaciones que el movimiento morenista intenta dejar para abrir camino a los posibles siguientes gobiernos federales guindas, hemos sufrido cambios y procesos legislativos que han dejado una amplia preocupación social. La reforma judicial es, sin duda, un tema sumamente preocupante: la elección popular del poder judicial, la curva de aprendizaje de los que queden electos, la filtración de personas no aptas y de dudosa honorabilidad, más candidatos relacionados con cárteles de narcotráfico, hacen del panorama político-gubernamental en el país una sensación de incertidumbre.

Es nuestro deber ético y social, analizar las circunstancias en que vive el país y el actuar de nuestros recién llegados gobiernos, al final sí somos responsables de nuestro futuro y de lo que elegimos como gobierno.

Hoy, más que nunca, debemos levantar la voz y participar en las decisiones del gobierno. Este es el momento de luchar por el respeto a los derechos humanos, ya que persisten graves desafíos y violaciones que impactan a diversos grupos de la población.

En estos cambios legislativos y en la desarticulación de modelos de protección a derechos humanos, es necesario que todo aquello que llegue a cambiar al país por propuesta de los nuevos gobiernos, tenga una base en el respeto a los derechos humanos. La censura no cuadra en este contexto, ni las restricciones y el control social pueden tener cabida en una sociedad democrática, diversa política y culturalmente.

Cuidemos nuestra nación sin fanatismos ni vendas políticas en los ojos. México es de todos y para todos; debe ser libre y democrático. Ante los grandes retos que enfrentamos como sociedad, están, solo por mencionar algunos: la violencia e inseguridad, la impunidad y la corrupción, la desaparición de personas, la violencia de género y los feminicidios, los derechos de las personas migrantes, los derechos de los pueblos indígenas, la libertad de expresión y la protección a periodistas y defensores de derechos humanos.

A todo esto y más es a lo que el gobierno federal debe ponerle puntual atención; sin embargo, no es así. La prioridad parece ser moldear las leyes y hacer cambios constitucionales para acomodar las sillas del poder.

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MUNDO

Dignidad frente a la exclusión

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Opinión, por Iván Arrazola //

Históricamente, la protesta ha sido una herramienta eficaz para visibilizar injusticias y exigir el respeto de los derechos humanos. En días recientes, Estados Unidos ha sido escenario de nuevas manifestaciones que evocan momentos clave en su historia, como las movilizaciones a favor de los derechos civiles o las denuncias contra la represión policial hacia la comunidad afroamericana.

Sin embargo, en esta ocasión, quien ha levantado la voz ha sido la comunidad latina en la ciudad de Los Ángeles, en respuesta a las políticas migratorias del gobierno de Donald Trump y las deportaciones masivas.

Lejos de tratarse de una simple expresión de inconformidad, esta protesta representa un conflicto político de fondo entre el gobierno federal y un estado —California— que se caracteriza por su diversidad, pluralidad y una estructura social profundamente influenciada por la migración.

La chispa que encendió las manifestaciones fueron las redadas llevadas a cabo por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), las cuales generaron miedo e indignación entre la población migrante. A esto se sumó la orden presidencial de desplegar elementos de la Guardia Nacional en el estado, lo que elevó aún más la tensión. Incluso, el presidente Trump llegó a amenazar con encarcelar al gobernador Gavin Newsom, acusándolo de insurrección.

El conflicto escaló a nivel internacional cuando la secretaria de Seguridad Interior, Kristi Noem, acusó a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, de alentar las protestas en territorio estadounidense. Aunque la mandataria rechazó tales acusaciones, no recibió una disculpa formal del gobierno estadounidense. Esta situación coloca al gobierno mexicano en una posición delicada.

Si bien puede hacer un llamado a la paz, su política exterior de no intervención le impide pronunciarse abiertamente sobre las acciones del gobierno norteamericano. Además, se ha evidenciado una preocupante debilidad institucional: los consulados mexicanos en Estados Unidos enfrentan severas limitaciones presupuestales, lo que les impide brindar apoyo efectivo a los connacionales en situaciones de vulnerabilidad.

No obstante, el movimiento social ha logrado evidenciar las profundas contradicciones del discurso migratorio impulsado por Trump. Buena parte de la economía estadounidense —en sectores como el campo, la construcción y los servicios— depende precisamente de la mano de obra de trabajadores migrantes, muchos de ellos indocumentados. Sin embargo, esta misma población es constantemente criminalizada y convertida en chivo expiatorio de los problemas nacionales, como la inseguridad.

Frente a este discurso maniqueo, la protesta se convierte en una auténtica bocanada de aire fresco. Si bien algunos sectores consideran que las manifestaciones violentas refuerzan la narrativa populista de Trump —que retrata la migración como una invasión que debe ser contenida—, lo cierto es que este movimiento también visibiliza la dignidad de miles de personas que cruzan fronteras no para delinquir, sino para trabajar y construir una vida mejor. Se trata de una reacción legítima ante políticas que promueven la segregación, la exclusión y una visión puritana de la nación estadounidense.

Las personas que salen a las calles a protestar representan la voz de una generación que ha vivido en las sombras debido a la falta de documentos, lo que durante años les impidió alzar la voz. Quienes hoy se manifiestan son, en su mayoría, hijos de migrantes que nacieron en Estados Unidos y que observan con indignación las políticas crueles que están separando a las familias. Muchos de ellos cubren sus rostros, pero lo hacen con plena conciencia de que ha llegado el momento de expresarse con dignidad y exigir justicia.

Por otra parte, no se puede eximir de responsabilidad a los países expulsores, como México. La falta de oportunidades, la inseguridad y la corrupción siguen siendo causas estructurales que obligan a miles de personas a migrar. En este sentido, resulta contradictorio que muchos gobiernos latinoamericanos emitan mensajes de solidaridad mientras, en la práctica, hacen poco por atender las causas de la migración. Lo único que parece importar, en muchos casos, son las remesas que los migrantes envían a sus países de origen.

Es importante subrayar que este movimiento ha surgido de forma espontánea; no ha sido promovido por ningún gobierno, sino que representa una demanda legítima de miles de personas que exigen respeto y se niegan a ser catalogadas como delincuentes. Se trata de una movilización que transmite un mensaje contundente: estas personas tienen dignidad, contribuyen al país que las rechaza y alzan la voz con legitimidad frente a la injusticia.

La historia juzgará a los gobiernos que intentan manipular y dividir. Lo ocurrido en los primeros días de junio quedará registrado como un momento en el que la ciudadanía se atrevió a enfrentarse al discurso populista, y en el que la retórica divisiva difícilmente podrá imponerse sobre la justicia. Aunque esta lucha implique dolor y sufrimiento para miles, se convertirá en un símbolo de resistencia y de dignidad para Estados Unidos y el mundo.

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Deportes

A un año del Mundial 2026: la cuenta regresiva ha comenzado

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Por Redacción Conciencia Pública //

Este miércoles 11 de junio de 2025 marca exactamente un año para que inicie la Copa Mundial de la FIFA 2026, un evento histórico que será organizado por tres países: México, Estados Unidos y Canadá. Será la primera vez que el torneo se dispute en tres naciones simultáneamente y también la primera edición con 48 selecciones participantes, en lugar de las 32 que venían compitiendo desde Francia 1998.

El partido inaugural se jugará el 11 de junio de 2026 en el Estadio Azteca de la Ciudad de México, que también fue sede de los mundiales de 1970 y 1986, convirtiéndose en el primer estadio en albergar tres inauguraciones mundialistas. La final tendrá lugar en el Metlife Stadium de Nueva Jersey, Estados Unidos, el domingo 19 de junio del año que vinene.

La edición de 2026 contará con 104 partidos en total, gracias al nuevo formato que divide a los equipos en 12 grupos de 4 selecciones. De estos, los dos primeros de cada grupo y los ocho mejores terceros avanzarán a una nueva fase de dieciseisavos de final.

Este cambio tiene como objetivo aumentar el número de naciones representadas, fortalecer la competitividad y ampliar el alcance global del torneo. Las sedes en México serán Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey; en Estados Unidos se jugará en 11 ciudades, incluyendo Nueva York, Los Ángeles, Miami, Dallas y Atlanta, mientras que Canadá albergará encuentros en Toronto y Vancouver.

México, como uno de los anfitriones, ya tiene su boleto asegurado, al igual que Estados Unidos y Canadá. El país buscará un papel protagónico, con una generación que mezcla juventud y experiencia, y con la esperanza de que ser local impulse por fin el ansiado pase al quinto partido.

El apoyo del público será fundamental; los estadios serán testigos de grandes duelos en la fase de grupos. Además, la organización mexicana está apostando por una logística impecable y una experiencia vibrante para los visitantes nacionales y extranjeros.

La Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA), estima que más de 5 millones de aficionados asistirán a los partidos en los tres países, lo que convertiría a esta edición en la más concurrida de la historia. A un año del silbatazo inicial, la emoción ya se siente en las calles, los medios y las redes sociales.

El Mundial 2026 no solo promete espectáculo futbolístico, sino también un impacto económico y cultural significativo para toda la región de Norteamérica. La cuenta regresiva ya comenzó.

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JALISCO

Bárbara se degrada a tormenta tropical, pero seguirá provocando lluvias en la costa del Pacífico

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Por Redacción Conciencia Pública con información del SMN y NHC //

La tormenta Bárbara, que inicialmente se había convertido en el primer huracán de la temporada en el Pacífico mexicano, se degradó a tormenta tropical la noche del lunes, según reportó el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC).

La noche de ayer el fenómeno se localizaba a 370 kilómetros al oeste de Manzanillo, con vientos sostenidos de 110 km/h, y se espera que se debilite aún más en los próximos días hasta convertirse en un remanente bajo para el miércoles.

La mañana del lunes, Bárbara había alcanzado la categoría 1 en la escala de huracanes, con vientos cercanos a los 120 km/h.  El NHC también informó que la tormenta tropical Cosme avanza a unos 1.000 kilómetros de la península de Baja California con vientos sostenidos de 100 kilómetros por hora y con probabilidades de convertirse en huracán este lunes.

Se espera que ambos meteoros se mantengan lejos de la costa de México en su trayectoria por el Pacífico para empezar a perder fuerza a partir del martes.

El Servicio Meteorológico Nacional advirtió que las bandas nubosas de Bárbara están provocando lluvias intensas en las costas de Jalisco, Colima y Michoacán. Esta situación es parte del patrón anual de ciclones que afectan al país entre mayo y noviembre, tanto en el litoral del Pacífico como en el Atlántico, debido a su ubicación geográfica.

En años recientes, México ha sido severamente impactado por huracanes. En octubre de 2023, Otis devastó el puerto de Acapulco como huracán categoría 5, dejando decenas de muertos y desaparecidos.

En septiembre de 2024, el huracán John golpeó dos veces la costa sur del Pacífico, con un saldo de al menos 15 fallecidos. Según expertos, el calentamiento global ha contribuido a que estas tormentas sean cada vez más impredecibles y violentas.

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Tendencias

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