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OPINIÓN

Tiempos violentos

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De Frente al Poder, por Óscar Ábrego //

¿En qué momento la barbarie se apoderó de nuestras ciudades? ¿Cómo es posible que por las calles del territorio nacional, anden sin cargo de conciencia alguno, individuos dispuestos a cometer atrocidades como la ocurrida en Uruapan la semana pasada? ¿Qué clase de gente se pasea por ahí ejecutando y descuartizando personas sin ningún tipo de respeto por la vida?

Incluso para quienes somos estudiosos del comportamiento humano, resulta todo un reto descifrar lo que sucede en el subconsciente colectivo de nuestra nación. Si bien este fenómeno no es nuevo, lo más preocupante es que se ha convertido en algo común, es más, en algo casi normal.

Hay quienes tratan de explicarlo desde la perspectiva de la pérdida de valores; aunque me parece que el nivel de sadismo y furia al que se ha llegado, se inscribe más en una mutación social que ni siquiera entiende lo que significa –por ejemplo- la compasión. Y es que vivimos en un ambiente tan hostil, que mantenerse al margen parece poco menos que imposible.

Este deterioro en el comportamiento de un buen porcentaje de mexicanos, que incluye a mujeres y adolescentes, requiere mucho más que una estrategia de Estado. El grado de descomposición por el que atravesamos, impone la elaboración de un plan integral que incorpore variables que den con la ecuación correcta y nos ayude a resolver la fórmula para contener la masacre.

No existe un diagnóstico preciso que devele las motivaciones de fondo que tiene un muchacho de 16 años para incorporarse a una banda delincuencial y convertirse en sicario. Acaso hay ciertas hipótesis, como la falta de oportunidades, la desintegración familiar o la apología del narcotráfico que sin escrúpulos y con toda impunidad hacen las cadenas televisivas; sin embargo, no contamos con ningún instrumento teórico o empírico que nos indique la ruta que debemos tomar para recomponer el rumbo y alcanzar la paz.

Sobre el particular, creo que uno de los elementos clave que podría darnos luz, es el hecho de que la criminalidad forma parte de la agenda gubernamental por tratarse de un asunto de seguridad prioritaria, pero la sociedad no ha hecho suya la causa por dos razones fundamentales: temor y desconfianza.

Así las cosas, y en virtud de que la violencia ya es parte de nuestras relaciones cotidianas, bien haríamos si la analizamos desde una visión multidisciplinaria, con el fin de que las conclusiones que se deriven de ello, superen el discurso oficial. Tengamos en cuenta que las políticas públicas aplicadas al tema de la inseguridad –al menos en los últimos tres sexenios- han sido un tremendo fracaso, de ahí la urgencia de que el abordaje se dé desde un ángulo en el que los gobiernos atiendan recomendaciones y se alejen de las ocurrencias e imposiciones.

La experiencia nos grita a la cara que la tranquilidad no llegará a los hogares del país, si el hampa y los malhechores se organizan mejor que todos nosotros.

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MUNDO

Discurso de individualismo extremo: La derecha que no salva, un riesgo disfrazado de esperanza

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A título personal, por Armando Morquecho Camacho //

A la derecha le gusta imaginarse como el lugar del orden, de la razón y del mérito. Su narrativa gira en torno a ideas como “eficiencia”, “disciplina”, “libertad individual” y “trabajo duro”. Durante décadas, fue una forma efectiva de contrastarse con los excesos o fracasos de ciertas izquierdas: burocracias gigantes, discursos revanchistas, populismos disfuncionales.

Pero esa imagen está dejando de sostenerse. La nueva derecha —la que hoy marca tendencia en redes, encabeza algunos gobiernos y monopoliza micrófonos— ya no representa ninguna de esas virtudes. Lo que ofrece no es ni orden ni racionalidad: es puro espectáculo.

Ahí están Donald Trump, Javier Milei y Santiago Abascal como muestra. Tres líderes que han hecho del grito una política, del insulto un argumento y del caos una bandera. Ninguno de ellos ha demostrado ser particularmente eficiente, pero todos han sabido capitalizar una narrativa emocional basada en el resentimiento. Dicen luchar contra “el sistema”, pero lo hacen desde la cima.

Se presentan como outsiders, aunque lleven años en la política. Proclaman amor por el mercado, pero están más cómodos en la cultura del meme que en los fríos informes financieros.

Ya no les interesa defender un modelo económico coherente, ni sostener el legado intelectual de la derecha liberal o conservadora clásica. Su apuesta es otra: dominar el flujo de la conversación pública. Ser tendencia. Explotar la ansiedad de las masas que se sienten traicionadas por las élites ilustradas, por los expertos, por las instituciones. No importa si lo que dicen es contradictorio, vacío o incendiario: lo importante es provocar, atraer, dividir.

Este fenómeno tiene su correlato empresarial. En América Latina, por ejemplo, el caso de Ricardo Salinas Pliego es ilustrativo. El magnate no solo es dueño de empresas y medios: se ha posicionado como una figura política, aunque sin partido ni candidatura. Lo hace desde sus redes sociales, donde predica una mezcla de darwinismo social, desdén por los pobres, burla al Estado y culto a su propio éxito. Su mensaje no es técnico ni ideológico: es emocional. Una especie de “si yo pude, tú también, y si no puedes, es tu culpa”.

Se presenta como víctima del gobierno, del sistema judicial, del fisco, de la prensa. Lo paradójico es que lo hace desde una posición de privilegio absoluto. Pero funciona. Porque hoy ser rico no te quita autoridad moral: te la da.

Lo que representa Salinas Pliego es la figura del empresario redentor. Ya no se trata sólo de emprender o generar empleos. Se trata de suplantar al político. De sugerir, directa o indirectamente, que sólo quienes han tenido éxito en los negocios deberían tener poder de decisión. Como si administrar una cadena de tiendas fuera lo mismo que diseñar políticas públicas complejas, garantizar derechos o defender libertades.

La nueva derecha abraza con entusiasmo esta figura. En lugar de cuadros técnicos, promueve personajes estridentes. En lugar de programas serios, vende frases virales. En lugar de instituciones sólidas, propone personalismos autoritarios. El resultado es un nuevo tipo de populismo: no uno basado en el pueblo contra las élites, sino en el individuo omnipotente contra todo lo que le incomoda: el Estado, los impuestos, los medios, la ciencia, el disenso.

Esto es peligroso por muchas razones. Primero, porque convierte la política en un campo de guerra cultural permanente, donde todo se juega en el terreno de la identidad y el agravio, no de las soluciones. Segundo, porque desmantela los equilibrios democráticos bajo la excusa de “quitar trabas” al genio del líder. Y tercero, porque socava la idea misma de lo público: el Estado ya no es visto como una herramienta de justicia o bienestar, sino como un obstáculo para los exitosos.

La derecha que alguna vez promovió instituciones, reglas, competencia ordenada y responsabilidad fiscal, ha cedido el paso a una versión desfigurada de sí misma: histriónica, rabiosa, individualista hasta el delirio. Y con ello ha perdido una oportunidad valiosa de ofrecer respuestas a las crisis reales del presente: desigualdad, cambio climático, desinformación, polarización social.

Lo más inquietante es que esa derecha ni siquiera cree en la derecha. No cree en la tradición, ni en los contrapesos, ni en la democracia representativa. No cree en el pensamiento liberal clásico ni en los valores conservadores. Lo que quiere es mandar, imponer, sobresalir. Su único principio es el triunfo inmediato. Su única ideología es el narcisismo.

No se trata de negar que muchas izquierdas también han fallado, ni de defender modelos ineficientes o autoritarios. Reconocer esos errores es fundamental para avanzar y evitar repetirlos. Sin embargo, es necesario advertir que esta derecha contemporánea no es en absoluto el remedio frente a esos fallos.

Más bien, puede ser vista como una versión invertida, que comparte con ellos la misma concentración de poder en figuras carismáticas, la misma tendencia a polarizar y simplificar debates complejos, y la misma dificultad para aceptar matices o posiciones críticas.

La derecha actual, con su discurso enfocado en el individualismo extremo, el rechazo a la diversidad de ideas y la tendencia a imponer su visión como la única válida, representa un riesgo igual de serio para la democracia y la convivencia social. Así, lejos de ser una alternativa equilibrada o una corrección necesaria, esta derecha puede resultar igual de problemática y dañina en el largo plazo.

Lo sensato —y quizás lo verdaderamente subversivo hoy— es pedir madurez política. Pedir ideas complejas. Pedir responsabilidad institucional. Pedir liderazgos que no se alimenten del conflicto constante. En tiempos de histeria, el pensamiento es revolucionario.

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MUNDO

El dominio del dólar

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Opinión, por Luis Manuel Robles Naya //

Gracias a Donald Trump y su política económica, la incertidumbre permea en las economías occidentales y genera desconfianza en la potencia de la economía estadounidense para hacer que el dólar siga siendo la moneda internacional de referencia. La inquietud existe, es real, principalmente por la fragilidad actual de las finanzas estadounidenses.

Las finanzas públicas de los Estados Unidos lucen mal, con un déficit de 7.26% en 2024 y una deuda pública de 34.5 billones de dólares, equivalente al 120.7% del PIB. Lo anterior y la falta de acciones fiscales que reduzcan el déficit han llevado a las calificadoras internacionales, Moodys la última, a rebajar la calificación de la deuda estadounidense que por primera vez cae de la calificación AAA y la mayoría la mantiene en ese nivel con perspectiva negativa, recomendando cautela.

No será la primera vez que los EUA caigan en situación económica comprometida, pero sí es la primera vez que el encargado de resolverlo no tiene las mejores calificaciones y sus políticas parecen tener las prioridades invertidas.

Algunos teóricos argumentan, con razón, que la estabilidad de una economía abierta depende de la existencia de una potencia capaz de garantizar mercados abiertos para el comercio, una economía sólida de respaldo para economías en crisis y una moneda estable, y esas condiciones parece estarlas perdiendo el país emisor del dólar. Por el momento no inspira confianza ni a sus aliados y su economía no es tan sólida.

Sin embargo, a pesar de esas condiciones adversas, no existe por el momento otra moneda capaz de sustituir al dólar como moneda de referencia. La fortaleza creciente de China no le da al Yuan esa posibilidad, porque en ese país sus mercados de capitales carecen de liquidez propia y el control estatal es rígido, sin que dejemos de notar el hecho de que en la competencia por mercados y en inversión ha incrementado su presencia en países emergentes, como duro rival comercial.

Por otra parte, el euro, producto del consenso de la Unión Europea, tampoco ofrece garantías sólidas como moneda de respaldo, pues el conjunto de Estados que conforman la Eurozona no siempre camina en la misma dirección.

Las alternativas no son atractivas por ahora y es mucho más aventurado pensar que las criptomonedas pudieran ser alternativa. Es un hecho que, en el momento, la debilidad del dólar ha propiciado que las operaciones financieras busquen monedas más fuertes como protección temporal en tanto cesa la incertidumbre arancelaria y se estabiliza el dólar. Pero esto es coyuntural en espera de mayor estabilidad de mercados.

Quedan tres años de zozobra e incertidumbre en los que la esperanza es que las fuerzas reales de la economía obliguen al impredecible presidente estadounidense a reconsiderar sus decisiones. La responsabilidad global que contrajo al liderar al país más poderoso del mundo lo deben obligar a considerar otras premisas, distintas a lo que parece ser su guía, que es su manual de negociación comercial.

Se advierte su preocupación por mejorar el ingreso y compensar el déficit, sin embargo, la política arancelaria que busca ser recaudatoria ha tenido graves efectos en la estabilidad de su moneda. La otra prioridad es el nivel de la deuda, y ese no podrá ser reducido sin afectar al gasto gubernamental. Adicionalmente, en ese contexto, surge la iniciativa de ley fiscal actualmente discutiéndose en el Congreso, la cual reduce el gasto social, pero también reduce impuestos, lo cual no suena muy congruente si lo que se busca es reducir el déficit. Sus efectos han sido ampliamente criticados por economistas de renombre.

No es halagüeño el panorama económico de los EUA y eso ha venido a sacudir la economía mundial, pero eso no será por el momento la causa de que el dólar deje de ser la moneda de referencia.

En México, algunos celebran que la paridad peso-dólar mejore, pero es un espejismo que no debiera engañarnos. El dólar está débil; no es que el peso esté fuerte y nuestro déficit, al igual que lo elevado de la deuda, tienen en riesgo la calificación crediticia del país.

Añadiendo la reforma judicial y la falta de normatividad para las nuevas instituciones que sustituirán a los desaparecidos reguladores, no hay buenas señales. Nuestra economía es un espejo de la estadounidense y dada la incertidumbre que nos acompañará en los próximos tres años, es más recomendable generar alternativas más potentes, realistas y creativas que el Plan México, que nos permitan no caer víctimas de la turbulencia vecina.

Por lo demás, el mundo seguirá negociando, teniendo, por ahora, al dólar como moneda de referencia, pues aun en la situación de vulnerabilidad de la economía estadounidense no hay moneda que lo remplace y la comunidad internacional puede, como lo ha hecho hasta hoy, navegar en la incertidumbre, pagando el costo con un magro crecimiento.

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JALISCO

La defensa y el rescate de la transparencia

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Luchas Sociales, por Mónica Ortiz //

El Congreso de Jalisco avanza en la armonización de la normativa local con los recientes cambios federales en materia de transparencia gubernamental, rendición de cuentas y protección de datos personales. Las comisiones legislativas de Puntos Constitucionales y Electorales, y de Participación Ciudadana, Transparencia y Ética en el Servicio Público del Congreso de Jalisco aprobaron una reforma a la Constitución estatal en materia de transparencia que decreta la extinción del ITEI.

Los cambios que se avecinan en esta materia son preocupantes; sin embargo, no hay duda de que existe el tiempo suficiente para que Jalisco marque su ruta hacia un sistema enfocado en mantener y respetar los derechos de acceso a la información pública y la protección de datos personales.

Independientemente de la reforma federal en la materia, que ordena la desaparición de los órganos garantes, era un hecho que se tenía que cumplir con el plazo y armonizar la legislación local. El punto clave es la oportunidad de, bajo parámetros ya establecidos en la región, legislar de la mejor manera para que en Jalisco se creen las condiciones que permitan la continuidad de los modelos de acceso a la información pública que durante años se construyeron en nuestra entidad federativa.

Por eso, el grupo «Compromiso Jalisco» hace un llamado a esta legislatura para que se comprometa con la transparencia y vea más allá de los colores partidistas, por un Jalisco Transparente. Formado en el marco de la Feria Internacional del Libro 2024 (FIL 2024), el grupo «Compromiso Jalisco» reúne a ciudadanas, ciudadanos, personas académicas y periodistas.

Su propósito es impulsar el diálogo y la colaboración democrática, lo cual es fundamental para armonizar las normas e instituciones que aseguren los derechos de acceso a la información y protección de datos personales.

Han presentado a esta LXIV Legislatura del Estado de Jalisco una propuesta elaborada desde la participación ciudadana que contiene y propone: «Participación ciudadana en un sistema estatal de transparencia y acceso a la información (subsistema nacional)”, “fortalecimiento de los órganos internos de control», y en esencia, un «nuevo modelo de transparencia y acceso a la información» a partir del 1 de enero de 2026, o al contar con las respectivas leyes secundarias.

Esto busca garantizar una transición al nuevo modelo legal e institucional que no propicie la suspensión o menoscabo del ejercicio de los derechos fundamentales de acceso a la información y protección de datos personales.

Cabe mencionar que el grupo «Compromiso Jalisco» está integrado por personas que, durante las últimas dos décadas, han procurado y luchado por los derechos de acceso a la información. Han participado en diversas iniciativas para garantizar su acceso y difusión, buscando, sin lugar a duda, que Jalisco sea un referente nacional en la materia.

Los perfiles de quienes conforman este grupo son de especialistas en transparencia, rendición de cuentas y protección de datos personales; aparecen nombres como: Mauricio Merino Huerta, Pedro Vicente Viveros Reyes, Miguel Navarro Flores y José Bautista Farías. Por ello, no debe ignorarse este tipo de participación ciudadana, que busca eliminar la política partidista en la legislación, la cual muchas veces va en contra de los intereses de la sociedad o de nuestro estado.

Al final, los diputados y las diputadas deben su representación a la sociedad y deben acercarse a todos para reconstruir en Jalisco lo que, a nivel federal, se debilitó en contra del derecho humano al acceso a la información pública.

En este sentido, es importante que en Jalisco se mantenga la participación ciudadana que genere y garantice el acceso a la información, priorice la rendición de cuentas y, por consecuencia, el combate a la corrupción a través de la transparencia. Esta reforma debe aprovecharse a favor de la entidad y no de intereses partidistas, ya que el grupo «Compromiso Jalisco» ha presentado una propuesta formal y directa al Congreso del Estado.

Esperamos llegar a buen puerto en materia de transparencia, protección de datos personales y rendición de cuentas. Que la aprobación del pleno en la legislatura actual vele por Jalisco y por los derechos humanos de quienes lo habitamos, y que los medios de comunicación den la suficiente cobertura a lo que acontezca en el Congreso. Al final, es la mejor manera de que la información salga a la luz y la transparencia sea la herramienta idónea y eficaz contra la opacidad, la simulación gubernamental y una rendición de cuentas social.

Exigir el respeto irrestricto de un derecho humano como el acceso a la información se volverá habitual ante las últimas reformas generadas. Por lo tanto, levantar la voz por la transparencia es una obligación real. Esperemos que las voces ciudadanas como el grupo «Compromiso Jalisco», en aras de la participación democrática y del combate a la corrupción, se hagan notar en un Jalisco que, durante más de dos décadas, ha procurado ser un referente nacional en la materia.

El rescate de la transparencia en Jalisco es una tarea colectiva que exige compromiso ciudadano y voluntad política. Por un Jalisco donde la transparencia no sea una promesa de discurso, sino una realidad.

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Tendencias

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