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MUNDO

Sanders se perfila para ganarle a Biden: El súper tazón político de Washington a Iowa

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Política Global, por Jorge López Portillo Basave //

Difama, Difama, que algo quedará”, dice el refrán. Así las cosas, los demócratas y republicanos se han enfrascado en una guerra que lleva casi 4 años y en 275 días se sabrá quién fue más exitoso en su estrategia de comunicación.

Por ahora parece que la ofensiva de ataque que los demócratas han realizado durante 3 años -Rusia Gate hasta el Ukrania Gate-, les ha permitido ganar espacios en la Cámara Baja y esperan cuando menos recuperar otros tantos en la Cámara Alta durante las elecciones del 3 de noviembre próximo, con lo que incluso si Trump ganase, lo podrían presionar para que renuncie o hacerlo un presidente de decoración; no obstante, como dijo Obama, cuando perdió el control de las dos cámaras en el 2014, el presidente tiene “el poder de la pluma para firmar decretos ejecutivos y del teléfono, para movilizar líderes en los estados” y presionar a sus opositores.

Los ataques excesivos pueden terminar favoreciendo al atacado, quien eventualmente es identificado por la sociedad como “victima” de una oposición intransigente y radical, como le sucedió favorablemente a Boris Johnson en UK quien después de 4 años de pleitos y resistencia logró ganar una mayoría en el parlamento y culminar el viernes pasado el divorcio de su país con la Unión Europea -Brexit-. Este día fue llamado por algunos como “El día de la independencia” en un país que nunca ha sido conquistado por lo que no tenia dicha celebración.

El mismo fenómeno parece estar pasando en las elecciones del Partido Demócrata que inician este día en el estado de Iowa en donde el senador Independiente Bernie Sanders parece que le ganará a Joe Biden, el candidato del status quo. Recordemos que Sanders padeció la operación del aparato del Partido Demócrata que hace 4 años se empeñó en dar dicha candidatura a Clinton con una cargada que parecían haber copiado al PRI, misma que alcanzó incluso para “importar ¿vía TLC?”, el apoyo de muchos políticos mexicanos de varios partidos quienes abiertamente apoyaron a Hillary, como nuestro canciller Marcelo Ebrard ahora aliado de Trump.

Como en el 2016, el entusiasmo de los jóvenes liberales y de muchos políticos de la “nueva ola” sigue con Bernie, esto a pesar de la nueva cargada de ataques por parte de la propia Hillary Clinton –sí, ella salió del baúl para atacar en televisión al socialista-, asociada con sus aliados en algunos medios del status quo demócrata en la cadena de noticias CNN, quienes no lo han dejado de atacar al candidato marxista-leninista, quien con sus más de 80 años y un infarto a cuestas ha infundido energía y se mantiene con amplias posibilidades de ganar la candidatura interna que se definiría en la Convención Demócrata el próximo 13 de julio. ¿Será que la cargada negativa le ayudó a Bernie a mantenerse vigente, así como les ayudó a Trump en USA en el 2016, a Johnson en Inglaterra y a AMLO en MX?

¿QUÉ SIGUE EN ESTA SEMANA DE SÚPER EVENTOS?

El linchamiento es algo que debe hacerse rápido, de lo contrario casi siempre tiene un efecto contrario en el ánimo de la sociedad. Durante la semana que acaba de concluir se realizó el Juicio Político Vs. Trump, en el mismo pudimos ver que muchos de los actuales legisladores demócratas y republicanos eran también legisladores y por ende involucrados en el Juicio Político Vs Clinton en 1999. Esos mismos legisladores tuvieron una opinión casi exactamente contraria a la que ahora están sosteniendo, sus opiniones se invirtieron al 100% en un juicio vs un presidente demócrata, ambos lados tomaron sus posturas acorde a su partido, lo que es lamentable. Fue tan obvio el partidismo que hasta un legislador demócrata se cambió de partido al lado Republicano.

Mientras el Juicio Político avanzó, el presidente firmó el nuevo tratado comercial de América del Norte llamado TMEC, firmó también una nueva orden ejecutiva para combatir el Trafico de Personas y prepara un nuevo acuerdo comercial con Inglaterra – ahora que se salió de la Unión Europea-, esto además de los resultados económicos, será lo que usará para decir que mientras los políticos se dedican a “grillar”, él se dedica a trabajar. El efecto de victimización podría hacerlo inmune a las críticas y por ende le ayude a ganar la reelección.

Así, el juicio político terminará con la exoneración del presidente y lo dejará listo para dar su cuarto informe anual del “Estado de la Unión” en presencia de los mismos legisladores que hace unas semanas votaron por removerlo del cargo y de los otros que están por exonerarlo.

Al no haber votado el viernes en caliente, los republicanos dejaron abierta la “ventana”, si algo pasa en estos días, entonces se abrirá “la caja de pandora” para traer al ex vicepresidente Biden acusado de corrupción-nepotismo por presuntos actos para ayudar a su hijo en negocios con Ukrania y a John Bolton, ex consejero de seguridad nacional del presidente quien supuestamente tendría la información necesaria para dañar a Trump lo suficiente como para hacerlo perder la elección o cuando menos decir que ganó haciendo trampa.

Las encuestas más recientes muestran que la popularidad de Trump se mantiene igual –de mal o de bien- desde hace meses, pero la confianza de los ciudadanos en la economía de enero del 2017 a enero del 2020 incrementó 22%, pasando de 46% a 68%, en el estado y futuro del país ha mejorado 4% estando en 84% a enero del 2020 con respecto a enero de 2017, incluso la encuesta de relaciones entre razas –encuesta que aquí no hacemos, ni creo necesitemos- , muestra una mejoría del 14% comparando enero del 2017 con enero del 2020, lo que podría indicar que la gente está harta del pleito pero contenta con el rumbo del país, lo que podría motivar a su base electoral y desincentivar a los electores independientes quienes aunque no estén de acuerdo con sus formas, estén contentos con los números de sus cuentas de banco.

Los demócratas deben atacar temas de fondo como lo hace Bernie –aunque sea extremo-, no es un tema de personalidades sino de políticas y de hígado, la gente vota con las fibras más sensibles de dicho órgano que van al estomago y al corazón, es decir a la cartera y a la seguridad.

¿Y LAS ELECCIONES INTERNAS?

Hoy por la noche sabremos quién es el ganador del primer “round” de las elecciones internas demócratas en EUA; la historia muestra que quien gana Iowa y New Hampshire –en una semana- , gana la candidatura de su partido, aunque nunca había habido una elección interna tan nutrida de millonarios y súper millonarios que como Bloomberg pueden pagar anuncios hasta en el “súper tazón”, a un ejercito de personas con salaros de $12 mil dólares mensuales e incluso con poder para lograr que cambien las reglas internas de la elección y les den espacio en los debates sin haber cumplido con los mismos requisitos que otros candidatos en el mismo proceso, lo que hace pensar que le están preparando el terreno para ser contrapeso de Sanders. Mientras tanto el candidato republicano Donald Trump realizó una gira por Iowa reuniendo a decenas de miles de seguidores, mostrando que su poder de convocatoria y movilización está más fuerte que nunca inclusive ante Bloombegr quien tiene como objetivo gastar hasta mil millones de dólares para evitar que Trump gane la reelección.

¿LOS ESTADOS DESUNIDOS DE AMERICA?

Las relaciones raciales se perciben como aceptables para un 36 % de los residentes en dicho país vecino del norte, lo que significa un avance de 22% con relación al cierre del gobierno del presidente Obama que cerró en un peligroso 14%, pero aún están 8% por debajo del 2001 en donde el 50% de los americanos las creían correctas y buenas y el otro 50% las creían incorrectas o inaceptables.

Si nos atenemos a lo que dicen los noticieros y políticos de ese país, estamos ante la implosión del gigante del siglo XX –todos los imperios caen-, pero si nos basamos a los números de las encuestas de satisfacción y de relaciones raciales, EUA ha mejorado del 2005. Para nosotros como país ligado a esa potencia es importante que su economía y su estabilidad política se mantengan porque “cuando a EUA le da gripe a MX le da pulmonía”, en especial porque parte importante de nuestros ingresos familiares y del gasto popular se originan en los miles de millones de dólares que nuestros muy respetables paisanos envían día a día para el “chivo” de millones de familias en todo México.

Al final, la postura de los demócratas es que debe removerse al presidente e incluso evitarse que participe en la elección del 3 de noviembre del 2020 y los republicanos argumentan que el presidente pudo haber cometido conductas inapropiadas pero que no son suficientes como para removerlo y mucho menos evitar que los ciudadanos puedan votar por él en la próxima elección.

UNA GRIPE PRESIDENCIAL

Debemos estar atentos al desenvolvimiento del Virus “Corona”, porque así como en el 2009, hoy una crisis de “gripe” económica, sí podría ser mortal para Trump que ya está teniendo presiones laborales por los problemas de la empresa de aviones Boeing y por la huelga de GM, temas que ya están afectando la bolsa de valores en el 2020.

Comparto mi opinión. Agradezco a usted que hace el favor de leerme y a este medio que me da la oportunidad de llegar hasta su persona. 

Para cualquier comentario sobre la presente agradezco me contacte a columnadeopionionjlpb@gmail.com

Dios nos bendiga, que es lo mejor que uno puede desear.

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El Capitán América y la batalla ideológica

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Opinión, por Miguel Ángel Anaya Martínez //

El cómic del Capitán América nació con un objetivo claro y acorde a un momento histórico muy concreto. El Nº1 de la serie apareció en los puestos de revistas estadounidenses en marzo de 1941, en su portada mostraba a un musculoso hombre enmascarado que portaba un traje lleno de barras y estrellas, mismo que propinaba un golpe en la mandíbula a Adolf Hitler. Este primer número vendió más de un millón de ejemplares.

Cuando se publicó el cómic, Estados Unidos aún no había entrado en la Segunda Guerra Mundial pero la situación era cada vez más tensa con las fuerzas del Eje y el gobierno ya estaba preparado para lo que podía suceder.

En diciembre de ese año, Pearl Harbor fue bombardeado por aviones japoneses y entonces EEUU se unió a los aliados. El Capitán América, que había conquistado el corazón de los jóvenes lectores, se sumó a la lucha difundiendo mensajes patrióticos o apareciendo en campañas propagandísticas.

El origen del Capitán América decía bastante de él: Steve Rogers era un joven que intentó alistarse en el ejército llevado por el compromiso que sentía hacia su país, pero que fue rechazado debido a su mala condición física. Sin embargo, su valentía y valores llamaron la atención de un grupo de científicos que lo eligieron para ser el primer “supersoldado” de la historia inyectándole un suero especial.

Si bien es cierto que lo que hace a Steve un héroe es el resultado de la inyección del suero (fuerza sobrehumana, súper reflejos, etc.), sus habilidades son una consecuencia de los valores que ya tenía. Es decir, que Steve era tan importante cómo el capitán. Los propagandistas gringos tenían claro lo que querían comunicar: cualquier estadounidense puede ser un héroe para su nación.

El panorama que enfrenta Estados Unidos en pleno 2024 es diametralmente distinto al que se tenía previo a la segunda guerra mundial. Los jóvenes ya no creen en lo que hace el gobierno, piensan que la guerra contra el Estado Islámico y Hamás es incorrecta y aquel sentimiento patriótico que llevó a Estados unidos a ser lo que es, se desvanece.

Los jóvenes estadounidenses, empujados por una serie de ideas que ven en redes sociales y por un pensamiento propio que critica a las instituciones, han salido a protestar en sus campus universitarios. Los manifestantes exigen a los centros educativos que rompan vínculos con cualquier proyecto que beneficie al Gobierno israelí o a las empresas que financian el conflicto entre Israel y Palestina.

La primera manifestación se dio en la Universidad de Columbia. Decenas de estudiantes instalaron una zona de tiendas de campaña en el campus y en días pasados, la policía intentó desalojar el campamento, cuando arrestó a más de 100 personas.

El fin de esta historia es de pronóstico reservado, pues parece increíble que hoy los jóvenes salgan a protestar contra un gobierno que de una u otra manera garantiza su expresión y su desarrollo personal para en cambio, defender ideas de aquellos que han buscado destruirlos. Algo de razón tendrán los jóvenes, pero, de seguir adelante con esto, ponen en riesgo a las instituciones que les brindan una serie de privilegios que pocos tienen en el mundo; pareciera que viven el síndrome de Estocolmo.

México, con diferencias de fondo, vive una situación similar. La admiración a la delincuencia organizada y a lo que representa, lleva a los jóvenes aspirar a ser como aquellos que generan inseguridad en el país, a compartir sus ideas, escuchar su música, replicar su vestimenta y a llevar a cabo acciones similares a las de que aquellos que tanto dañan a la sociedad.

Tal vez la guerra ideológica se perdió cuando faltaron líderes positivos a quien admirar, cuando se inició una guerra y el estado se mostró débil, cuando la pobreza y marginación llevaron a los jóvenes a buscar salir de esa situación a cualquier costo o cuando se propuso que a los delincuentes se le debían dar abrazos.

Estados Unidos y México comparten el problema de la falta de credibilidad de sus jóvenes hacia el gobierno. En ambos casos, parece que la batalla ideológica está perdida. ¿Qué hacer para recuperar la admiración y el respeto de los jóvenes por el país que los vio nacer?

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El radicalismo viene de la izquierda

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Opinión, por Fernando Núñez de la Garza Evia //

“La estabilidad lo es todo”, dice un antiguo proverbio chino. Pronto nos daremos cuenta de su sabiduría al quedar atrás la relativa estabilidad vivida en el país y el mundo durante los últimos treinta años. Además del regreso de las rivalidades geopolíticas, del desafío del calentamiento global y los riesgos de las nuevas tecnologías, tendremos que añadir el regreso del radicalismo político. En ciertos países proviniendo de la derecha, mientras que en otros de la izquierda.

Ha habido un debilitamiento de la democracia ante una creciente radicalización política. En Estados Unidos, una parte de la izquierda se ha vuelto más fundamentalista con la cultura del woke, aunque se ha mantenido en los márgenes partidistas. En la derecha, sin embargo, la radicalización se ha normalizado al llevar al extremo los principios del libre mercado, la negación del calentamiento global y la militarización de la política exterior.

Asimismo, en Europa ha sido la derecha política la que se ha tornado más extremista, llegando inclusive al poder en países tan relevantes como Italia. Pero, ¿por qué es la derecha la que ha llevado la delantera radical? Fundamentalmente, por la migración masiva y sus crecientes problemas culturales. Y un problema mayúsculo es que ese extremismo no solo es a nivel de las élites, sino también de las poblaciones.

La derecha en México no se ha radicalizado, al menos no aún. Porque no ha hecho suyas las políticas de mano dura contra la inseguridad, como la derecha salvadoreña. Porque no tiene una dura retórica anti-migrante, como la derecha europea. Y porque no niega el calentamiento global ni ha hecho suyo el dogma del libre mercado, como la derecha estadounidense. Además, la derecha mexicana es democrática, porque cree en los canales institucionales, la negociación partidista y las elecciones populares como mecanismos fundamentales para resolver los problemas políticos nacionales.

Sin embargo, su problema fundamental estriba en su falta de cuadros políticos, tanto así, que una persona sin militancia partidista será su candidata a la presidencia de la República, y lanzaron a una ex-Miss Universo para tratar de recuperar su otrora joya de la corona en el norte del país: Lupita Jones en Baja California.

La izquierda en México es la que se ha radicalizado. Tiene sentido: si en Occidente la derecha lo ha hecho a raíz de la migración masiva y sus choques culturales, en México ha sido la izquierda derivada de un contexto de pobreza y desigualdad, y de la desconfianza social que inevitablemente generan.

Las políticas del populismo de izquierda están ahí: militarización de la vida pública, exclusión del calentamiento global y los temas medioambientales, una profunda aversión a la ciencia y la tecnología, reparto de dinero sin condicionantes de por medio, adelgazamiento continuo de las capacidades del Estado, y un largo etcétera. Ni hablar de su manifiesto autoritarismo y sus políticas que podrían llevar al fin de la democracia-liberal en el país.

La izquierda y la derecha son dos lados de la misma moneda ideológica. Sin embargo, ha sido la izquierda política la que se ha radicalizado en México, tomada por el populismo lopezobradorista. La buena noticia es que la radicalización ha ocurrido más a nivel de las élites, sin haber permeado del todo entre la población. Por ahora.

  • Fernando Nuñez es analista político con estudios en derecho, administración pública y política pública, y ciencia política por la Universidad de Columbia en Nueva York

E-mail: fnge1@hotmail.com

En X: @FernandoNGE

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Abordando la desigualdad económica: El papel esencial del gobierno en las políticas de redistribución

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A título personal, por Armando Morquecho Camacho //

En la actualidad, la desigualdad económica es un tema candente que suscita debates y preocupaciones en todo el mundo. Esta disparidad en la distribución de la riqueza y los recursos económicos no solo es un fenómeno presente en economías en desarrollo, sino que también afecta a las naciones más industrializadas.

Mientras algunos defienden el valor de la meritocracia y la libre empresa, argumentando que el éxito económico debería ser el resultado del esfuerzo y el talento individual, otros señalan la creciente brecha entre ricos y pobres como una injusticia fundamental que requiere atención urgente.

La idea de que cada individuo debe tener la oportunidad de prosperar según su mérito es una piedra angular de muchas sociedades modernas, pero en la práctica, esta promesa de igualdad de oportunidades puede ser inalcanzable para muchos debido a barreras estructurales y desigualdades sistémicas.

En este contexto, surge una pregunta crucial: ¿Cuál es el papel del gobierno en la reducción de la desigualdad económica? Si bien algunos abogan por una intervención mínima del Estado en los asuntos económicos, argumentando que el mercado libre eventualmente corregirá cualquier desequilibrio, la realidad es que la desigualdad económica persiste y se profundiza en muchas sociedades.

Esto plantea la necesidad de una evaluación cuidadosa del papel que el gobierno puede y debe desempeñar en la promoción de la equidad económica y la justicia social. La cuestión no es solo una de moralidad, sino también de estabilidad social y cohesión comunitaria. Una sociedad profundamente dividida por la desigualdad económica corre el riesgo de enfrentar tensiones sociales y políticas que pueden socavar la estabilidad y el progreso a largo plazo

En este contexto, el papel del gobierno en la reducción de la desigualdad económica es crucial, ya que a través de ella, y con debida perspectiva social, se pueden implementar políticas de redistribución que promuevan una distribución más equitativa contribuyendo así a una sociedad más justa y próspera.

Lo anterior cobra relevancia ya que en un sistema económico basado en la libre empresa, a menudo se promueve la idea de que el gobierno debe tener una mínima intervención en la economía, dejando que el mercado se autorregule.

Sin embargo, esta perspectiva puede pasar por alto el importante papel que el gobierno puede desempeñar en la reducción de la desigualdad económica a través de políticas de redistribución las cuales no necesariamente implican una intervención directa en la economía, sino más bien un enfoque en la redistribución equitativa de la riqueza y los recursos para garantizar un mayor equilibrio social y económico.

Por otro lado, en esta tesitura, el gobierno puede adoptar medidas para fortalecer la seguridad social, proporcionando una red de seguridad para los ciudadanos más vulnerables lo que puede incluir programas de asistencia social, como seguro de desempleo, subsidios alimentarios y programas de vivienda asequible, que ayudan a proteger a los individuos y familias de caer en la pobreza extrema debido a circunstancias adversas.

Asimismo, es fundamental invertir en infraestructuras sociales, como educación pública de calidad y acceso equitativo a oportunidades de desarrollo profesional. Al proporcionar a todos los ciudadanos las herramientas y habilidades necesarias para tener éxito en la economía moderna, se puede reducir significativamente la desigualdad económica y promover una mayor movilidad social.

No podemos perder de vista que, si bien la libre empresa puede ser un motor importante para el crecimiento económico, el gobierno tiene un papel vital que desempeñar en la reducción de la desigualdad a través de políticas de redistribución equitativa de la riqueza y los recursos. Estas políticas no solo promueven la justicia social, sino que también pueden contribuir a un mayor crecimiento económico y estabilidad social a largo plazo.

A pesar de ello, la realidad es que un enfoque equilibrado es necesario. Mientras que el exceso de intervención del gobierno puede tener efectos negativos en la innovación y la eficiencia económica, la falta de intervención puede exacerbar la desigualdad y crear tensiones sociales insostenibles. Por lo tanto, es importante que el gobierno encuentre el equilibrio adecuado, implementando políticas de redistribución que sean efectivas y eficientes sin socavar el espíritu emprendedor y la vitalidad económica.

Es evidente que la desigualdad económica es un desafío significativo que enfrentan muchas sociedades modernas, tanto que este desafío constantemente nos genera la necesidad de plantear preguntas difíciles, pero cuyas respuestas son necesarias.

Si bien la libre empresa puede ser un motor importante para el crecimiento económico, no puede garantizar por sí sola una distribución justa y equitativa de la riqueza y los recursos. En este sentido, el gobierno puede desempeñar un papel crucial en la reducción de la desigualdad a través de políticas de redistribución que promuevan un mayor equilibrio social y económico.

Al considerar estas políticas de redistribución, es importante tener en algunas de las ideas planteadas por Michael Sandel en su libro «La tiranía del mérito».

Sandel argumenta que la meritocracia, la idea de que el éxito se debe exclusivamente al mérito individual, ha contribuido a la creciente desigualdad económica al glorificar el éxito personal mientras denigra a aquellos que no tienen éxito. Esta narrativa del mérito puede llevar a la creencia de que aquellos que están en la parte inferior de la escala económica merecen su situación, lo que socava la solidaridad social y perpetúa la desigualdad.

Por lo tanto, las políticas de redistribución deben ir más allá de simplemente corregir las desigualdades económicas y también abordar las injusticias subyacentes en el sistema. Esto puede implicar cambiar la forma en que valoramos el éxito y reconocer que el mérito individual no es el único determinante del éxito económico. En su lugar, debemos adoptar un enfoque más colectivista que reconozca la contribución de todos los miembros de la sociedad y garantice que todos tengan acceso a oportunidades y recursos básicos para prosperar.

La lucha contra la desigualdad económica requiere un enfoque integral que combine políticas de redistribución efectivas con un cambio en nuestra concepción del mérito y el éxito. Al hacerlo, podemos trabajar hacia una sociedad más justa y equitativa, donde todos tengan la oportunidad de alcanzar su máximo potencial independientemente de su origen socioeconómico.

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