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MUNDO

Los destrozos económicos de la pandemia: Reacomodos del poder en el orden mundial poscovid

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Política Global, por Jorge López Portillo Basave //

En Shanghái abre Disneyland, Sur Corea reinició sus temporadas de deportes profesionales con estadios vacíos, en Europa reabren algunos mercados y las ligas profesionales de futbol convocan a sus jugadores para continuar sus campeonatos, en EUA se anuncian las primeras fechas para los deportes profesionales y en medio Oriente reabren templos para oración con distanciamiento al interior de los mismos.

PANDEMIAS DE SALUD Y SUS HERMANAS ECONÓMICAS

Las plagas de Egipto aceleraron la liberación de Israel, la Plaga Justiniana que aceleró la caída Imperio Bizantino, la Muerte Negra en Europa que dio fin al feudalismo, hasta la Gripe Española que acentuó La Gran Depresión, podemos ver que a cada pandemia corresponde una reorganización del poder político-económico tanto de las regiones más afectadas como de aquellas que lo fueron menos y por ende podrían ser beneficiadas.

El costo de contener una epidemia puede ser alto, pero el de no hacerlo puede ser incalculable. Desde hace dos mil años Antes de Cristo en todos los ejemplos anteriores e incluido el COVID19 afectaron más en las zonas urbanas. En todas el comercio y el turismo ayudaron a su propagación y en todas aceleraron los procesos que ya estaban en marcha.

Aquí en nuestra tierra, la conquista española fue acelerada por la Viruela en 1520 y más recientemente, la caída del PAN por la Epidemia del 2009 que acentuó los efectos de la crisis económica del 2008.

No todo cambio es motivado por una pandemia pero cada gran pandemia ha influido en la economía modificando patrones de conducta acelerando los cambios y trasladando o acentuando el poder de algunos países.

LA HISTORIA SE REPITE

En el 2020 se enfrentan dos modelos de gobierno ambos imperialistas. Por un lado, EUA y Europa tratando de mantener su liderazgo económico cultural de capitalismo que ha degenerado en extremo con una concentración de la riqueza obscena pero con libertades de expresión, de manifestación, de pensamiento y de credo vs China con un capitalismo también extremo que sustenta a un estado autoritario-moderno en el que los mismos empresarios de Occidente se mezclan con los de Oriente y crean el Neocapitalismo de Estado-Socialista.

El COVID19 ha hecho evidente la falta de capacidad de los estados democráticos o autoritarios para mantener la confianza de su población en una crisis que ya es usada por ambas potencias para generar bandos y empezar el reparto de los botines de guerra.

Las “fake news” son herramientas de desinformación como lo sabe cualquier estratega militar y en la era de las “redes sociales” juegan un papel vital para posicionar pensamientos, propaganda y claro división entre las líneas del “enemigo”. Así EUA trata de ocultar que después de haber cerrado a China debiera haber cerrado a Europa y haber invertido en equipos de protección y detección para evitar el pánico. Pero Trump no quería arriesgar su acuerdo comercial con China y claro su reelección mientras que los demócratas de Nueva York, California, Washington, etc., estaban ocupados enjuiciándolo y acusándolo de histérico por cerrar las fronteras con China. EUA trata desesperadamente de recuperar su imagen ofreciendo apoyo económico y médico a medio mundo hasta a Rusia.

China trata de ocultar que en efecto le ocultó y mintió al mundo sobre la epidemia que padecían desde noviembre o diciembre del 2019 y que denunció el valiente Dr. Li Wenliang a quien encarcelaron por sonar la “alerta” en diciembre del 2019 y después murió del mismo malestar. En tanto el gobierno de Beijín utiliza su poder económico para pedir a países que se pronuncien a su favor reconociéndoles el manejo del COVID19. A cambio naturalmente habrá inversión y de inmediato aviones con equipo médico.

El mundo estará entre capitalismo global, un capitalismo local al estilo Kaynes que decía “vivir con lo nuestro” o neo-capitalismo de Estado-Socialista global. El COVID 19 sólo acelerará los efectos del choque entre estos 4 grupos ideológicos. Los globalofílicos tienen presencia cuando menos en el modelo de Capitalismo Obsceno y del Neo-capitalismo de Estado-Socialista.

El COVID19 no disminuirá la fuerza laboral como lo hicieron las otras epidemias, pero como pasadas pandemias sí generará nuevas tecnologías. La oportunidad-riesgo de cada país es reorientar sus industrias para evitar que el desempleo crezca por la baja de consumos, la modificación de patrones de conducta y la automatización que será preferida por una nueva era de personas con miedo al contacto humano por un buen rato. Está por verse si habrá inflación como en otras pandemias, pero ya hubo devaluaciones como también las hubo en las demás.

ELECCION EN LA OMS EL PRIMER “BOTÍN”

Anualmente la Organización Mundial de la Salud –OMS- realiza su Asamblea General con la participación de los países miembros. Dicho evento se realizará “virtualmente” el próximo 18 de Mayo con agenda reducida, enfocada en el COVID19 y en la elección de 10 de los 34 integrantes de su “Junta Directiva”. Dicho órgano de gobierno Interno de la OMS se elige de manera trianual escalonada y representativa de seis regiones del mundo en las que la OMS está dividida. Ese órgano supervisa de manera directa al director general de la organización y de manera indirecta sirve como escaparate para candidatear al que será el próximo director de la misma. Recordemos que el actual director ha sido acusado por varios países occidentales y dos asiáticos de tener una ideología chino-céntrica.

En fechas recientes además de EUA, Australia, Francia, Suecia, Inglaterra y Japón han pedido que se investigue la reacción y transparencia de China sobre el brote inicial y el actuar de la OMS, esta solicitud ha sido contrarrestada con una activa campaña China tanto mediática como diplomática para descalificar las dudas e indicar que estas son producto y reflejo de una incapacidad de los países denunciantes por contener el virus con el mismo éxito que logró el gigante asiático. China amenazó públicamente a Australia con represalias comerciales por pedir investigaciones del origen del COVID19.

La Unión Europea comandada por Alemania, ha tratado de ser mesurada entre las pretensiones y acusaciones mutuas Washington-Beijín, pero la misma UE se quejó el pasado 6 de mayo, cuando en los periódicos chinos censuraron y eliminaron parte del comunicado oficial firmado por los 27 embajadores de dicha eurozona acreditados en el país asiático. El documento era para conmemorar el 45 aniversario de la relación EUA-China y contenía un párrafo –que fue borrado- en donde hacía referencia a que el COVID19 “había sido originado en China”, peor ofensa no se hacía. Esta censura hizo patente el control mediático-informativo del gobierno de Beijín en sus fronteras y motivó quejas diplomáticas oficiales por la “alteración del documento oficial”

MIÉNTEME CON LA VERDAD

En este ámbito de sospechas y acusaciones internacionales y de elecciones en la OMS, el pasado viernes 8 de mayo el Dr. Ben Embarek, jefe del programa científico de enfermedades provenientes de animales y de seguridad alimentaria de la propia OMS, declaro que “aún era incierto si el mercado de Wuhan”… “era la fuente del virus o únicamente había jugado un rol en la distribución del contagio”. Lo anterior pone en entredicho la versión oficial de la propia OMS, del gobierno chino y de muchos que para no investigar prefieren repetir. El importante científico declaró que China ha enviado “mucha información” pero que a la fecha –es decir 6 u 8 meses y 210 países después del contagio inicial “China no ha invitado a expertos de la OMS ni de ninguna otra instancia externa, a investigar este hecho”.

Las afirmaciones de Dr. Embarek resultan perturbadoras en especial cuando Israel informó que de “coincidencia” –tal cual- llevaban casi 4 años estudiando vacunas para infecciones de este tipo en sus laboratorios BSL4 –militares-, tal como el que existe en Wuhan a unas cuadras del famoso mercado origen de los primeros contagios oficiales.

El departamento de salud israelí también informó que ya cuenta con la vacuna para prevenir el COVID19, que estaría patentándola y contactando a los laboratorios indúes y americanos para que fabricasen dicha vacuna en ese país. Esta es una más de la larga cadena de “coincidencias” que rodean al COVID19. Incluida las tres publicaciones literarias que desde los años 80´s al 2019 hablaban de infecciones de este tipo e incluso señalaban a Wuhan como el lugar en el que se darían.

Así las cosas algunos de los sistemas de “inteligencia internacional” que fallaron en informar a tiempo, puede que estén tan apenados que prefieran no saber lo que pasó, prefiriendo decir “verdades a medias” que serían mentiras completas, como lo es aseverar que el primer contagio se dio en el “mercado” o en el “laboratorio” sin poder probarlo, repitiéndolo como en su tiempo se repetía que “la tierra era plana”.

Con una cadena de producción tan globalizada será difícil ver quién es el ganador de esta guerra. Una hamburguesa cuya carne sea de Brasil, procesada en Indonesia, con empaque vietnamita, aceite del poniente africano, sal chilena, cátsup china y consumida en Costco de Nueva York o de París, se vería afectada por cambios en cualquier continente.

Por lo pronto EUA y China seguirán –dicen-, con su acuerdo comercial pero preparan distintos terrenos de batalla en organizaciones o territorios externos a los propios, así el daño interno es menor. Naturalmente, China juega a largo plazo mientras que las democracias juegan con el riesgo de que en la próxima elección el nuevo líder o su pueblo, sean influenciados por las desinformación y acepten por ignorancia las pretensiones del competidor. En la era de la “post verdad”, opiniones son presentadas como hechos, devaluando la información en detrimento de la gente.

Aprovecho para felicitar a las enfermeras por su Día Internacional que se celebra mañana y a todas las Mamás de nuestros lectores.

Dios nos acompañe ¡Feliz Semana!

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El nacionalismo de Donald Trump: ¿Una solución o un riesgo?

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Opinión, por Samantha Contreras Guerrero //

La victoria de Donald Trump, basada en un mensaje de fuerte nacionalismo, marca un cambio que impactará tanto a Estados Unidos como al resto del mundo. Sus promesas de traer empleos de vuelta y proteger la economía estadounidense responden al descontento de muchos de sus votantes.

Su idea de “América Primero” busca hacer que Estados Unidos sea más independiente y fuerte, pero en un mundo tan conectado, esta visión enfrenta muchos retos y posibles problemas.

Para los estadounidenses, en un mercado donde casi todo se produce a través de cadenas internacionales, enfocarse en lo nacional podría hacer que los precios aumenten y haya menos opciones para los consumidores. Este tipo de enfoque proteccionista no solo implica costos altos para las empresas, sino que podría dar una falsa idea de seguridad económica, ya que el crecimiento estaría limitado solo al mercado interno, dejando de lado oportunidades con otros países.

En el ámbito internacional, el enfoque nacionalista de Estados Unidos genera preocupación entre sus aliados. Países como México, que dependen en gran medida del comercio y la inversión estadounidense, ven en riesgo la posibilidad de mantener relaciones estables e igualitarias.

El decremento en sectores como el nearshoring —donde América Latina ha visto una oportunidad de crecimiento— podrían ser afectados con este tipo de políticas. Además, al alejarse de acuerdos internacionales, Estados Unidos podría debilitar el sistema de cooperación global, necesario para enfrentar problemas complejos como el conflicto en Oriente Medio o la crisis climática.

La gran pregunta es si este regreso al proteccionismo es una solución real a los problemas económicos actuales. La inflación y la desigualdad están en aumento en todo el mundo, y Estados Unidos no es la excepción. En lugar de cerrarse, podría beneficiarse de una política que tome en cuenta las necesidades de todos sus sectores, buscando reducir las diferencias internas como la acumulación de riquezas, sin renunciar a los beneficios del comercio global.

El nacionalismo de Trump es una reacción a los problemas de un sistema económico que ha dejado atrás a muchas personas en Estados Unidos. Sin embargo, en un mundo hiperconectado, el aislamiento no puede evitar generar preocupación. Aunque la intención de proteger a los ciudadanos es válida, esta ideología corre el riesgo de afectar a largo plazo a aquellos mismos sectores que busca ayudar, reduciendo la capacidad de Estados Unidos para influir y crecer en la economía global.

E-mail: samcg2002@gmail.com

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MUNDO

Querámoslo o no, Donald Trump ha vuelto

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Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //

Lo recuerdo, era mi cumpleaños 20 y también domingo, y corría el año de 1973, y mi padre me regalaba “El Gran Gatsby”, la muy apasionante novela de F. Scott Fitzgerald, dos de sus ejes contenidos me cautivaron: La alienación y el impulso de Jay Gatsby por sentirse aceptado por una alta sociedad segregante, aun y a pesar de ser inmensamente rico, realidad que quizá se expresa más claramente en una frase de la obra: “La vida es una lucha de apariencias, una lucha de lograr y de tener más de lo que uno merece”.

Donald Trump es un claro ejemplo, muy actual y presente en el mundo, de la fuerza del impulso de tenerlo todo: Poder económico y poder político. Donal Trump está entre los hombres más ricos de Estados Unidos, y fue el 45º y será el 47º presidente de aquella nación.

Donald, quien perdió en 2020 ante Joe Biden al buscar reelegirse como presidente de Estados Unidos, cuatro años después descarriló a Biden en su también anhelada reelección, obligándolo a abandonar la carrera presidencial, y derrotó ampliamente a Kamala Harris, la relevo en el Partido Demócrata.

Donald Trump ha vuelto al poder más fuerte de lo jamás imaginado para cumplir con sus planes de preeminencia y grandeza norteamericana e imponer su visión conservadora de Estados Unidos ante sí mismo y ante el mundo. Trump es un hombre transparente; jamás deja nada a la imaginación y dudas de sus seguidores y detractores. Así, por ejemplo, para él, la Teoría de Género tiene los días contados en EEUU y sus promotores sabrán que tienen ante sí a su peor pesadilla.

El presidente Donald Trump, a partir del 20 de enero próximo, actuará con todo el poder para poner orden en su frontera con México en dos temas fundamentales, las acciones de los cárteles de la droga, declarándolos terroristas, y el tráfico humano, ambos vistos como gravísimas omisiones del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Marco Rubio, próximo secretario de Estado norteamericano, lo ha acusado públicamente, y nos lo recordará todos los días. Rubio es de palabra dura y mano aún más dura. Para Trump y Rubio los narcotraficantes son terroristas y los perseguirá con toda la fuerza del Estado norteamericano.

La esperanza nunca debería sustentarse en la venganza. No entiendo a quiénes cifran la satisfacción de su venganza hacia López Obrador en Marco Rubio. Sea cual fuere el resultado de la dureza del nuevo secretario de Estado norteamericano, es mi deseo que México vuelva, de mutuo propio, al orden y la paz, y que el gobierno y el congreso mexicanos no nos convoquen a rasgarnos las vestiduras ante las exigencias norteamericanas. Son justas.

En México, muchos de quienes estaban a favor de Kamala Harris, hoy se muestran muy a favor de Donald Trump. Su nacionalismo se mantiene muy firme; sin embargo, aceptan que ya es tiempo de poner en orden las cosas en México pues el estado mexicano, sin duda, está doblegado y resquebrajado ante los cárteles de la droga. Claudia Sheinbaum no ha demostrado estar dispuesta a cumplir a cabalidad con su mandato presidencial en materia de seguridad a pesar de los buenos oficios de Omar García Harfuch pues, peor, no desea tomar el mando que aun detenta López Obrador.

Sheinbaum deberá entender que solo tiene de dos sopas, o se arma de valor ante los cárteles y los traficantes de gente y los combate con toda la fuerza del Estado mexicano, o los gringos cumplirán con esa su obligación constitucional, interviniendo aun en nuestro territorio. Que de nada le valdrán las bravatas de Marcelo Ebrard en materia económica ante los gobiernos norteamericano y canadiense.

Que esto nos es pleito entre escolapios en donde uno echará al otro a su padre que es bombero y lo mojará con su manguera, y el otro a su padre que es policía y lo llevará a la cárcel. Que en cosas de gobierno se actúa conforme a la ley y se cumple con los tratados internacionales. Que Naciones Unidas tiene un centro en contra del terrorismo que a México obliga.

Un adelanto de la presión internacional que el gobierno de México enfrentará en los años próximos ya lo recibimos en esta semana. La calificadora Moody’s cambió de estable a negativa la perspectiva económica de México por el debilitamiento de nuestro Estado de derecho por la reforma judicial y el deteriorado entorno institucional gubernamental, el esperado aumento en el costo de la deuda internacional de México y la mayor rigidez del gasto público, que podrían socavar nuestros resultados fiscales y económicos.

Tanto Moody’s, como los principales analistas de los futuros económicos en el mundo, coinciden en calificar como de muy alto riesgo la reciente reforma aprobada por Morena, PT y Verde al Poder Judicial. Sheinbaum, obedeciendo a López Obrador, ha decidido alterar los controles y equilibrios del poder político y económico en México, y eso se le, se nos, cobrará muy caro.

Quiero invitarte a pensar en que Trump no está para salvarnos, ni Rubio para vengarnos. Ellos tienen sus tareas más allá del Rio Bravo. De este lado, todo depende de nosotros. Vamos, ni Sheinbaum hará nada para salvarnos; a ella solo le interesa obedecer a López.

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En riesgo la hegemonía estadounidense: El retorno de Donald Trump; retos económicos y sociales

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Actualidad, por Alberto Gómez R. //

En los últimos cuatro años, la economía y la cohesión social de Estados Unidos han enfrentado un deterioro significativo, marcando uno de los periodos más complicados en su historia reciente.

La administración de Joe Biden, aunque intentó implementar políticas para estimular la recuperación tras la pandemia de COVID-19, dejó profundas brechas económicas y sociales que ahora desafían al presidente electo Donald Trump. Con un escenario global en transformación y un entorno interno polarizado, Estados Unidos se encuentra en un momento crítico de redefinición de su papel como potencia mundial.

LA ECONOMÍA BAJO LA ADMINISTRACIÓN DE BIDEN

La inflación se convirtió en uno de los mayores retos durante la administración Biden. La epidemia de Covid-19 dejó tras de sí trastornos económicos; en junio de 2022, la inflación alcanzó un pico histórico del 9.1%, las tasas más altas que los estadounidenses han experimentado en 40 años, según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) lo que, por supuesto, en la práctica suponía un recorte salarial. La explosión del gasto militar para apoyar las guerras en Ucrania y Gaza también ha alimentado la inflación.

Como resultado, el nivel de vida de las y los trabajadores estadounidenses ha disminuido bajo la administración Biden, mientras que el auge del mercado de valores ha ayudado a las y los estadounidenses más ricos a hacerlo bastante bien. Este fenómeno, impulsado por interrupciones en las cadenas de suministro globales, estímulos fiscales masivos y el aumento de los precios de la energía, erosionó el poder adquisitivo de las familias estadounidenses. Aunque las medidas de la Reserva Federal lograron reducir la inflación a un 3.7% al cierre de 2024, esta cifra seguía por encima del objetivo del 2%, lo que refleja un entorno económico aún frágil.

El aumento del costo de vida se manifestó en productos esenciales. Según la Administración de Información Energética (EIA), el precio promedio de la gasolina aumentó un 40% entre 2020 y 2024. Asimismo, los alimentos básicos experimentaron un incremento promedio del 25%, afectando especialmente a las familias de ingresos medios y bajos. Esta situación exacerbó la desigualdad, ya que los salarios reales apenas crecieron un 3% durante el mismo periodo, según el Economic Policy Institute.

DÉFICIT FISCAL Y DEUDA PÚBLICA

El déficit fiscal alcanzó los $1.7 billones en 2024, mientras que la deuda pública superó los $36 billones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), un incremento alarmante respecto a los $27 billones reportados al inicio de la administración Biden. Este nivel de endeudamiento, alimentado por programas de estímulo económico y políticas de infraestructura, limita la capacidad del gobierno para responder a futuras crisis económicas. Además, el creciente costo del servicio de la deuda, derivado del aumento de las tasas de interés, se ha convertido en una carga significativa para el presupuesto federal.

La brecha económica continuó ampliándose durante la administración Biden. El 1% más rico de la población concentró el 38% de la riqueza total en 2023, mientras que los sectores más vulnerables enfrentaron mayores dificultades para acceder a empleos estables, y apenas aumentaron un 4% en términos reales, según un informe de la Oficina del Censo. Según el Departamento de Trabajo, el empleo precario representó el 30% de los nuevos puestos creados entre 2020 y 2024, con un aumento notable en los contratos temporales y trabajos a tiempo parcial. Esto ha exacerbado la pobreza en comunidades vulnerables, con un índice de pobreza que aumentó del 11.4% en 2020 al 14.7% en 2024.

En 2016, Hillary Clinton demostró su desprecio por los partidarios de Trump, entonces abrumadoramente blancos, etiquetándolos como “los deplorables”, en lugar de tratar de reconocer la fuente de su ira: la gran desigualdad en el statu quo económico. Ocho años después, con un apoyo a Trump mayor en prácticamente todos los grupos demográficos, es imposible ignorar la desesperación económica que alejó del Partido Demócrata a las y los electores, cuando Biden seguía presumiendo de que la economía estadounidense durante su mandato es “la más fuerte del mundo”.

FACTORES SOCIALES: POLARIZACIÓN Y RADICALIZACIÓN

La polarización política se ha intensificado, dando lugar a movimientos separatistas que, aunque minoritarios, representan una amenaza para la unidad del país. Uno de los fenómenos más alarmantes es el resurgimiento de movimientos secesionistas en estados como Texas y California.

Líderes locales y organizaciones políticas han planteado referendos para separarse de la unión federal, alegando incompatibilidades políticas y económicas. Aunque estos movimientos no tienen un apoyo mayoritario, su existencia refleja una fragmentación preocupante en la unidad nacional. Grupos como «Texit», que abogan por la independencia de Texas, han ganado tracción en sectores conservadores descontentos con las políticas federales. Estas iniciativas reflejan el creciente desencanto con el sistema político.

La radicalización ideológica también se ha intensificado. Los crímenes de odio aumentaron un 18% entre 2020 y 2024, según el FBI, afectando principalmente a comunidades afroamericanas, asiáticas, judías y musulmanas. Este aumento está vinculado al resurgimiento de grupos extremistas y al uso de las redes sociales como plataformas para propagar discursos de odio.

RETOS ECONÓMICOS Y SOCIALES

Con la reelección de Donald Trump, Estados Unidos se adentra en un periodo de grandes desafíos. Su promesa de «recuperar la grandeza estadounidense» enfrenta múltiples obstáculos, tanto internos como externos.

Trump ha anunciado un ambicioso plan para reindustrializar Estados Unidos y reducir la dependencia de las cadenas de suministro globales. Sin embargo, implementar esta estrategia requerirá superar barreras como la resistencia de aliados comerciales y la necesidad de inversiones masivas en infraestructura. También deberá manejar las tensiones con China, el principal socio comercial de Estados Unidos, en un momento en que las relaciones bilaterales están en su punto más bajo en décadas.

El presidente electo ha prometido recortes de impuestos para estimular el crecimiento económico, pero esta medida podría agravar el déficit fiscal si no se acompaña de reducciones en el gasto público. Además, la capacidad de implementar estas políticas dependerá de su habilidad para negociar con un Congreso dividido, donde los demócratas probablemente resistirán cualquier iniciativa que reduzca programas sociales.

El enfoque de Trump en políticas ultraderechistas, incluida la restricción de la inmigración y la eliminación de regulaciones ambientales, podría generar más divisiones. Aunque estas medidas cuentan con el apoyo de su base electoral, enfrentan la oposición de sectores progresistas y moderados, lo que podría derivar en mayores tensiones sociales.

EL FIN DE LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE

El bloque BRICS+ ha emergido como un desafío significativo para la hegemonía estadounidense. Con la inclusión de nuevos miembros como Arabia Saudita, este grupo busca crear un sistema financiero alternativo que reduzca la dependencia del dólar. Según el Banco Mundial, el comercio intrabloque creció un 15% anual durante los últimos cuatro años, fortaleciendo su influencia económica y política.

El dólar, pilar del sistema financiero internacional, está perdiendo su posición dominante. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la proporción de reservas globales en dólares cayó del 61% en 2020 al 55% en 2024. Este descenso refleja una creciente diversificación hacia monedas como el yuan chino y el euro, impulsada por iniciativas del BRICS+ y otros bloques emergentes.

En el ámbito militar y geopolítico, Estados Unidos enfrenta el ascenso de China como potencia dominante en el Pacífico y la reactivación de Rusia en Europa del Este. Además, la influencia de potencias regionales como Irán y Arabia Saudita en el Medio Oriente limita la capacidad de Estados Unidos para mantener su dominio en esta región estratégica.

El futuro socioeconómico de Estados Unidos dependerá en gran medida de la capacidad de la administración Trump para manejar una economía debilitada, una deuda insostenible y una sociedad fracturada. La reconciliación política y la creación de un camino inclusivo para el desarrollo serán cruciales para evitar una crisis prolongada.

Aunque Trump tiene un historial de promover el crecimiento económico, los riesgos asociados con su estilo confrontacional y sus políticas divisivas no pueden ser ignorados. El equilibrio entre reformar el status quo y evitar una mayor radicalización será la prueba definitiva para su liderazgo.

Estados Unidos enfrenta uno de los periodos más complejos de su historia contemporánea. La administración Biden dejó un legado de desafíos económicos y sociales que el presidente electo Donald Trump deberá abordar en un contexto de polarización interna y competencia internacional.

El éxito o fracaso de las políticas de Trump determinará no solo el rumbo de Estados Unidos, sino también el equilibrio de poder en el mundo. Sin embargo, para superar estos retos, será necesario un liderazgo que trascienda la retórica divisiva y busque soluciones inclusivas y sostenibles. En un mundo cada vez más multipolar, el destino de Estados Unidos dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades globales sin perder de vista los principios democráticos y la cohesión interna que alguna vez lo definieron como nación.

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