OPINIÓN
Educar en la infancia para el emprendimiento

Educación, por Isabel Venegas //
El Centro de Desarrollo para la Competitividad Empresarial dice que 8 de cada 10 pequeñas y medianas empresas en México, fracasan durante sus dos primeros años de vida.
El pasado domingo escuchaba en las noticias radiofónicas de red nacional, los resultados de la encuesta más reciente que presentaba la empresa Demotecnia cuyo análisis fue titulado “Clase Media Mexicana”. Se trata de un estudio de percepción en donde a través de una muestra aleatoria a 500 individuos, indaga sobre sus ingresos, capacidad de ahorro, frecuencia para vacacionar, así como las áreas en las que creen que el gobierno debería poner atención de manera prioritaria. Ciertamente hacer un análisis al respecto es muy valioso, porque el hecho de que la mayoría pueda situarse dentro de esta categoría debería ser un buen indicador de estabilidad y equilibrio económico, es decir, una población en la que la mayoría no es dramáticamente pobre, ni tampoco vive en la utopía de ser todos deliciosamente ricos, es más bien la descripción de un sector que, con base en el esfuerzo dentro del contexto familiar ha logrado escalar para tener una estabilidad que le permite cubrir las necesidades básicas, junto con un margen de gozo más o menos sano.
Cabe recalcar que el estudio que presenta Rodrigo Galván de las Heras hace referencia a la percepción, con lo cual la mayoría de las personas establece la definición a través de sus referentes más cercanos, es decir, la mayoría asume una posición social a partir de un comparativo con lo que las generaciones pasadas lograron conseguir económica y académicamente hablando, y es que para situarse dentro de una escala de valores, los referentes contemporáneos son la competencia a vencer, mientras que los antecesores son un parámetro más natural.
Es fácil deducir por la oferta académica de nuestro país a nivel bachiller y universitario, que la mayoría tendrá referentes de un padre o un abuelo cuyo máximo grado escolar fue de educación básica y una carrera técnica o comercial; aunque en ese sentido la evaluación rigurosa del comparativo deja entrever que mientras hay una superación en el nivel de títulos y certificaciones de las nuevas generaciones, temerosamente también se alcanza a observar uno que otro ejemplo de la diferencia generacional, como que nuestros abuelos contando con menor trayectoria escolar, tenían una mejor caligrafía y ortografía, conocimientos de historia o capacidad para el cálculo mental que cualquiera de los egresado de maestría en la actualidad; entre otras muchas diferencias que ponen en evidencia la fragilidad entre el vínculo del desarrollo empresarial y el académico.
Continuando con los resultados del estudio de Demotecnica, el 84% de los encuestados dijo haber estudiado en escuelas públicas, además de que la mayoría cree que el ingreso para ser considerado dentro de la categoría de clase media debe rondar entre los 15,000 y los 36,000 pesos mensuales, mismos que según la mayoría, dan para tener un modo de vida más o menos cómodo pero que hablan también de un estatus frágil que suele tener poco ahorro, no cuenta con pólizas de seguro, ni contempla mecanismos que soporten los avatares que puede presentar la economía global.
En ese contexto complejo se ubica una de las etapas nacionales más significativas de los últimos tiempos, donde una de las principales banderas que el gobierno federal planteó desde sus actos de campaña, era la de regresar al punto en el que los esquemas de capitalización fueron encaminados hacia políticas que parecían ser la causa de los males que hasta ahora se habían identificado: injusticia, corrupción, desigualdad, etc., así que los votantes que apoyaron la nueva directriz de gobierno emitieron su voto esperando que ese cambio fuera un punto de quiebre real y positivo, incluso aunque la mayoría estuviera consciente de los grandes costos que se deberían pagar.
Regresar específicamente a ese punto de inflexión, era prácticamente volver a los años ochenta para que a partir de ahí, en lugar de haber dado el giro hacia la derecha, se moviera el volante hacia la izquierda; sin embargo la analogía podría hacernos pensar en un automóvil sobre la carretera, es decir, algo estático que cuando toma movimiento permite el control total de la dirección, eso forma parte de un imaginario que parece favorecer los impactos de campaña, pero que no da para el momento de ser gobierno, en donde la situación se asemeja más a estar parado dentro del mar en la zona donde rompen las olas, ahí donde quieres avanzar hacia adelante y la fuerza te jala hacia atrás, otras te pegan de lado y en segundos algo te lleva a la dirección contraria. La economía actual mexicana se enfrenta a repercusiones en el ámbito global, a catástrofes naturales que implican costos, tratados de comercio, eventos migratorios, niveles de inversión extranjera, las implicaciones de salud mental y física, e incluso a organizaciones delictivas locales e internaciones, entre otros muchos elementos que juegan a veces a favor y otras en contra.
Todo ese mar de situaciones hace que nuestro país tenga una fragilidad económica a la que debe sobreponerse su ciudadanía, reclamando con mayor urgencia una cultura de innovación y emprendimiento para el que nuestras generaciones no fueron preparadas. ¿Cómo podrían nuestros niños estar listos para una vida económica, productiva y exitosa, ante escenarios tan complejos? En algunas escuelas privadas se tienen algunas estrategias concretas, pero para la escuela pública el tema todavía dista de ser abordado con la urgencia que requiere, donde sabemos que una clave está en el diseño del plan de estudios que contemple una formación innovadora, basada en la creatividad y en una reingeniería que vaya mucho más allá de pensar en contenidos o estrategias didácticas nada más.
Es en ese sentido que pasan dos cosas: Una es que la literatura al respecto es poca, porque precisamente para nuestras generaciones de docentes resulta muy complicado plantearse un cambio paradigmático que contemple esta perspectiva, y es que podemos apuntar que, mientras el concepto de actualización en la formación docente ha sido vinculante a una actividad de capacitación, éste aleja del aprendizaje permanente que debería ser inherente a todo ser humano de modo que, en nuestro país los docentes de educación básica terminan haciendo poca investigación y reflexión sobre sus propios procesos cotidianos o la intencionalidad de su labor.
La definición de -emprender- desde la Real Academia de la Lengua Española, dice “acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro”. Emprender entonces va más allá de monetizar el proyecto, se trata de iniciar el camino para llegar al puerto que quedó trazado desde un ejercicio de planeación bien dibujado, es decir, es aprender a dialogar sobre la innovación, la creatividad, las propuestas diferentes, pero que una vez habiendo sido evaluadas por un grupo de trabajo que colabora y aporta talentos diferentes para enriquecerle, debe apegarse al mapa para que la trayectoria no pierda rumbo, se evalúen bien los posibles escenarios, y se cuente con la mayor cantidad de herramientas que permitan conseguir el éxito esperado, sin perder de vista el peligro de caer en la conceptualización de la cultura del emprendurismo con una reducción al ámbito económico y materialista, e incluso su vinculación con conceptos como el de capitalismo voraz, injusticia, abuso, explotación de recursos desmedidos, por mencionar algunos. Este viaje entre la incertidumbre y la objetividad, son un claro ejemplo de la necesidad que tienen nuestras escuelas de evolucionar en los paradigmas que hasta hoy sigue manejando.
En las escuelas el trabajo bien planeado, basado en proyectos, incluso con esquemas de dualidad (un tiempo dentro de los planteles y otro dentro de los contextos de trabajo real), son propuestas probadas de éxito que se deben fortalecer, cuidando siempre llevar de la mano a los niños para que no pierdan el rumbo de la ética, la empatía, la solidaridad y la generosidad, con lo cual la escuela mexicana estaría egresando a futuros empresarios que no necesariamente estén peleados con la idea de ser “empleados”, sino que sean siempre quienes hagan propuestas de mejora para el espacio en donde se encuentren, pensando en el bien común como la mejor vía para el bien individual.
Mat. y M. en C. Isabel Alejandra María Venegas Salazar
E-mail: isa venegas@hotmail.com
Agosto, 2019
NACIONALES
Deconstruyendo a «Andy»

Opinión, por Iván Arrazola //
La construcción del liderazgo político ha sido uno de los temas centrales discutidos por distintos autores a lo largo de la historia. Diversos pensadores han reflexionado sobre qué hace a un líder legítimo, eficaz y capaz de guiar a una sociedad. Estas reflexiones permiten contrastar cómo se forman, se consolidan y también cómo se desmoronan los liderazgos en contextos contemporáneos.
Platón sostenía que el verdadero líder debía ser un “filósofo-rey”: alguien formado en la virtud, guiado por la sabiduría y orientado al bien común. Maquiavelo, por su parte, ofreció una visión mucho más realista (y cruda) en El Príncipe, donde el liderazgo no se basa en la moral, sino en la capacidad de conservar el poder mediante la astucia, la audacia y, si es necesario, el engaño. Max Weber destacó que el liderazgo moderno suele apoyarse en normas e instituciones, pero que el liderazgo carismático adquiere gran relevancia en momentos de crisis.
Este último modelo encaja perfectamente con el liderazgo construido por Andrés Manuel López Obrador, quien supo interpretar el malestar social, construir una narrativa poderosa y consolidar un movimiento político hegemónico.
Su carisma y su capacidad para conectar emocionalmente con las masas le permitieron crear un régimen político con fuerte legitimidad simbólica. Sin embargo, como advierte Weber, el carisma no se hereda: debe ser constantemente validado por quienes lo reconocen. Y es en este punto donde inicia la deconstrucción del liderazgo de su hijo, Andrés Manuel López Beltrán, conocido en el entorno político y mediático como “Andy”.
La reciente aparición pública de López Beltrán, tras los malos resultados electorales en Veracruz y Durango, deja ver las tensiones internas en la formación de nuevos liderazgos dentro de Morena. Lejos de asumir una posición de autocrítica o de reformulación estratégica, eligió un entorno cómodo —el pódcast La Moreniza, conducido por la presidenta del partido, Luisa María Alcalde— para defender su papel como secretario de organización.
Su mensaje no giró en torno a resultados o propuestas, sino en torno a su identidad: se quejó de que los medios lo llamaran “Andy”, reclamó respeto por el nombre que comparte con su padre y afirmó que las críticas a su persona eran en realidad ataques encubiertos hacia el expresidente, a quien llamó “el mejor presidente que ha tenido este país”.
Sin embargo, esta reacción fue percibida por amplios sectores como una muestra de fragilidad política. Centrar la discusión en un apodo, más que en las responsabilidades y resultados de su gestión, revela la falta de una trayectoria propia. Hasta ahora, López Beltrán no ha construido un liderazgo independiente ni ha demostrado méritos que justifiquen su posición dentro del partido.
Como bien señala Maquiavelo, el liderazgo también se construye mediante la proyección de una imagen fuerte y la obtención de resultados tangibles. En este sentido, es difícil justificar el desempeño de Morena en Veracruz y Durango, considerando el inmenso poder institucional, el control de los programas sociales y los recursos públicos a su disposición.
A ello se suma la fallida estrategia de no aliarse con el PT en varios municipios, lo que terminó por debilitar aún más su posición. Las acusaciones lanzadas por López Beltrán respecto a una supuesta intervención del PRI y a irregularidades electorales parecen más un intento de desviar la atención que un reconocimiento serio de las fallas internas.
Las diferencias entre López Obrador y su hijo resultan cada vez más evidentes. Mientras el primero supo conectar con las demandas sociales y construir un liderazgo con identidad propia, el segundo intenta replicar la fórmula sin la audacia, la astucia ni la legitimidad que caracterizaron al fundador del movimiento.
Su discurso reciente, más defensivo que propositivo, parece responder a la presión interna del partido y a las crecientes críticas externas, más que a una estrategia clara de posicionamiento.
La sombra del expresidente sigue pesando. López Obrador, conocedor de la historia política de México, parece tener conciencia del riesgo que representa el tiempo para cualquier líder. Por eso, la incorporación de su hijo a una posición clave dentro de Morena puede interpretarse como un intento de preservar su legado bajo una lógica patrimonialista. Sin embargo, las estrategias que funcionaron para él —como la victimización o el enfrentamiento con los medios— podrían no rendir los mismos frutos en su heredero político.
El caso de López Beltrán ilustra con claridad cómo un ascenso político puede estar más relacionado con el peso simbólico de un apellido que con méritos propios. Hasta ahora, su trayectoria no se ha distinguido por la eficacia, los resultados concretos ni por una capacidad real de interlocución política.
Si desea desprenderse de la etiqueta de “Andy” y consolidarse como una figura con liderazgo propio, deberá demostrar esas cualidades con hechos. Todo liderazgo que no se adapta a los desafíos del presente corre el riesgo de disolverse en la irrelevancia.
NACIONALES
El ganador es…

Opinión, por Gerardo Rico //
Más allá de justificar números, porcentajes, hechos y sobre todo los resultados de la elección del Poder Judicial del pasado 1 de junio, debemos analizar y entender qué fue lo que sucedió, hacia dónde nos dirigimos y cuáles serán las consecuencias del paso que se ha dado ante la nueva realidad que vivimos, luego de esta inédita elección como parte de la reforma aprobada en septiembre de 2024, que introdujo el voto popular para la selección de jueces, magistrados y ministros; su aplicación será gradual, según lo establecido por el Congreso de la Unión.
El entorno político en el que se celebró esta elección es por demás desalentador: Una oposición inexistente que solo atina a responder y criticar todas y cada una de las acciones y propuestas de Morena y sobre todo del expresidente Andrés Manuel López Obrador -el arquitecto de este proceso electoral asesorado por el exministro Arturo Zaldívar- reactiva más que propositiva y sin fundamentos o propuestas que atraigan la atención de un electorado al que poco le interesó la convocatoria a las urnas del domingo pasado a nivel nacional, que tuvo una raquítica participación sobre todo en Jalisco, donde apenas votó poco más del 7% del padrón electoral vigente.
Y, por otro lado, un partido avasallador que opera de casa en casa a través de los servidores de la nación, que goza de las simpatías de un gran sector de la sociedad con los apoyos bimestrales, sobre todo de personas de la tercera edad, que fue capaz de inventar -con una excelente creatividad- acordeones para inducir el voto en favor de determinados candidatos, que goza de una envidiable estructura partidista y recursos económicos para movilizar sus bases.
“La transición de diferentes tipos de autoridad también puede influir en el cambio social, ya que la autoridad carismática y tradicional tiene diferentes características y efectos. Basada en la personalidad y el carisma del líder, es una forma de autoridad temporal que puede dar paso a otras formas de autoridad más estables”, afirmaba el sociólogo alemán Max Weber.
Lo anterior viene a colación pues ya mencioné renglones arriba al hacedor, quién ideó y proyectó un nuevo Poder Judicial y sin duda el gran triunfador de este inédito proceso: Andrés Manuel López Obrador. La gran mayoría de los nueve ministros de la SCJN que tomarán posesión el próximo primero de septiembre y estarán en el cargo 12 años, con una presidencia rotativa cada dos años y del nuevo Tribunal de Disciplina Judicial tienen o tuvieron una relación directa e indirecta con el expresidente:
-Lenia Batres Guadarrama fue designada por el expresidente para sustituir al ministro en retiro Arturo Zaldívar en la SCJN. Yasmín Esquivel Mossa, esposa de uno de los principales contratistas de la 4T, José María Riobóo, quién diseñó el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) y construyó el segundo piso del Periférico. Estuvo vinculada a un escándalo académico acusada de plagio.
-Loreta Ortiz Ahlf, miembro fundador de Morena, diputada federal y esposa del finado José Agustín Ortiz Pinchett colaborador muy cercano a AMLO. María Estela Ríos, en septiembre de 2021, fue nombrada consejera jurídica de la Presidencia, tras la renuncia de Julio Scherer. Sara Irene Herrerías Guerra, se ha desempeñado como titular de la Unidad para la Defensa de los Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación; procuradora social para la Atención a las Víctimas de Delitos del gobierno federal, entre otros cargos
-Hugo Aguilar Ortiz, indígena oaxaqueño, quien será el próximo presidente de la SCJN, licenciado en Derecho y maestría en Derecho Constitucional por la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, Universidad Autónoma «Benito Juárez” de Oaxacal. Consultor de la oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, en el tema de tierra, territorio y recursos naturales de los Pueblos Indígenas.
-Giovanni Azael Figueroa Mejía, Miembro del Sistema Nacional de Investigadores del Conacyt, Nivel II. Ha realizado estancias de investigación en las Facultades de Jurisprudencia de las universidades italianas de Perugia, Bolonia y La Sapienza de Roma, y ha sido investigador visitante en la Universidad Sciences Po París. Irving Espinosa Betanzo, A partir del 2000, entró a trabajar con Ernestina Godoy, quien era entonces directora general jurídica de la Consejería Jurídica del Distrito Federal y con quien ha trabajado en diversos momentos de su carrera.
-Arístides Rodrigo Guerrero García, en diciembre de 2018, fue designado por el Pleno del Congreso de la Ciudad de México, Comisionado del Instituto de Transparencia y Acceso a la Información. A finales de 2021 fue electo magistrado presidente.
Además, el nuevo Tribunal de Disciplina Judicial, sustituto del Consejo de la Judicatura, quedó integrado por tres mujeres y dos hombres, ellos son: Celia Maya García, Eva Verónica de Gyvés Zárate, Indira Isabel García Pérez, Bernardo Bátiz Vázquez y Rufino H. León Tovar. Dos ejemplos de la influencia de AMLO: Celia Maya tres veces candidata a gobernadora de Querétaro y propuesta fallida a Magistrada de la SCJN; Bernardo Bátiz, procurador general de Justicia durante el gobierno de AMLO en la Ciudad de México.
La nueva realidad política y jurídica en el país ha llegado, y entre la polémica de los pros y contras espero no tardemos en asimilarla y sobre todo comprenderla.
NACIONALES
Reconstruyendo el futuro: Estrategias para un norte mexicano resiliente

Análisis, por Víctor Hugo Celaya Celaya //
Hoy comienzo, evocando el provocador título del libro de Felipe González, expresidente español, y Juan Luis Cebrián, fundador del periódico El País: “El Futuro no es lo que era”. Esta frase, que encapsula su visión sobre el destino de España a inicios del siglo XXI, resuena con especial fuerza en el México actual. La traigo a colación porque hoy, más que nunca, tenemos la responsabilidad compartida —gobierno, sociedad e instituciones— de rediseñar y construir activamente el futuro que merecemos.
Es un llamado a encarar, de la mano con las nuevas generaciones, las circunstancias de incertidumbre económica, tanto global como nacional, que nos rodean; desafíos que una reciente disputa estrictamente arancelaria, por ejemplo, apenas roza sin resolver las cuestiones de fondo para nuestro crecimiento y desarrollo sostenible.
Un panorama en transformación: El desafío del proteccionismo y los límites del nearshoring
Hoy, el crecimiento y desarrollo regional en México se perfilan en un escenario radicalmente distinto al que conocimos durante las últimas tres décadas, un panorama que solía estar definido por la interdependencia de tratados y acuerdos comerciales internacionales y de inversión.
El resurgimiento del proteccionismo, visiblemente impulsado por el actual gobierno de Estados Unidos hacia diversas economías globales, junto con el intento de establecer una nueva política arancelaria más rígida y recíproca, transforma por completo el esquema de comercio e inversión para México.
Esta realidad nos obliga a repensar nuestra estrategia de desarrollo y crecimiento económico, especialmente en lo referente a la atracción de inversiones en la región fronteriza, donde la competencia por capital se intensificará a nivel mundial.
El futuro económico del norte de México, en particular, debe abordarse desde una perspectiva renovada. El fenómeno del nearshoring, que durante los últimos años se consideró una ventaja casi automática, ya no es lo que era.
Los profundos cambios geopolíticos globales, la creciente incertidumbre internacional, las disputas comerciales y el reciente endurecimiento de políticas proteccionistas han alterado significativamente el tablero económico regional.
Cuando el modelo tradicional muestra sus grietas: La urgencia de diversificar
Es innegable que, en años recientes, regiones como Baja California, Sonora, Chihuahua, Nuevo León y Coahuila vivieron un auge considerable, impulsado por la inversión extranjera directa en sectores clave como el automotriz, electrónico y aeroespacial. Sin embargo, este modelo ha comenzado a evidenciar vulnerabilidades críticas.
Según datos de la Secretaría de Economía, por ejemplo, la imposición de nuevos aranceles estadounidenses puede afectar especialmente a industrias vitales como la automotriz y la agrícola, poniendo en riesgo empleos e inversiones significativas en estas zonas.
Ante este escenario, es imperativo que México mire más allá y trabaje con urgencia en el diseño de una estrategia económica más robusta, diversificada y resiliente, capaz de competir a largo plazo. Apostar únicamente por una economía basada en la manufactura de exportación, por muy exitosa que haya sido, ya no será suficiente frente a los nuevos desafíos globales.
Siete pilares para un futuro económico sólido y resiliente
Considero que el norte mexicano posee las condiciones necesarias para evolucionar, pero requiere una estrategia integral. A continuación, algunos pilares fundamentales:
- Innovación y valor agregado: El salto hacia nuevos horizontes Debemos impulsar la transición hacia sectores innovadores y de alto valor agregado, como las energías renovables, la biotecnología, las tecnologías limpias y la agroindustria avanzada. El desarrollo regional debe cimentarse en la creación de ecosistemas sólidos de emprendimiento e innovación. Ciudades como Monterrey y Ciudad Juárez ya nos muestran el camino, donde la vinculación efectiva entre la academia, la iniciativa privada y el gobierno ha generado entornos dinámicos y altamente productivos. Esta estrategia nos permitiría reducir la dependencia de la inversión extranjera basada en bajos costos laborales, promoviendo en su lugar la creación de empresas competitivas, capaces de innovar y adaptarse con agilidad a las fluctuaciones del mercado internacional.
- Cimientos del mañana: Inversión estratégica en infraestructura: es crucial reforzar la infraestructura logística y digital para potenciar la competitividad regional. Según estimaciones del Banco Mundial, una inversión estratégica en estos sectores podría incrementar la productividad regional hasta en un 15%. Esto implica no solo modernizar carreteras, puertos secos y corredores ferroviarios, sino también garantizar la expansión de infraestructura tecnológica de vanguardia, como redes 5G y centros de datos.
- El poder de nuestra gente: Formando capital humano de vanguardia: la formación de capital humano altamente especializado es otro pilar insustituible. Actualmente, se estima que solo una cuarta parte de los trabajadores del norte del país cuenta con formación técnica avanzada que se alinee con los requerimientos de las nuevas industrias. Resulta esencial expandir programas educativos duales, como los que ya se han implementado con éxito en estados como Nuevo León, para asegurar que la región pueda competir eficazmente en una economía global cada vez más exigente y tecnológica.
- Sostenibilidad ambiental: Ventaja competitiva con visión de futuro: La sostenibilidad ambiental no puede seguir siendo vista como una opción o un complemento; es una condición fundamental para competir globalmente en el siglo XXI. La región norte de México cuenta con un potencial significativo en recursos naturales renovables, que, gestionados adecuadamente, podrían traducirse en una ventaja competitiva clave y duradera.
- Abriendo nuevas puertas: Hacia la diversificación de mercados: Es fundamental fortalecer activamente los lazos comerciales con regiones distintas a Norteamérica. Esta diversificación reduciría nuestra vulnerabilidad económica frente a políticas proteccionistas unilaterales. México tiene una oportunidad valiosa para consolidar alianzas estratégicas con mercados emergentes en Asia y América Latina, lo que ampliaría considerablemente nuestros horizontes comerciales y disminuiría la dependencia tradicional del mercado estadounidense.
- La revolución digital: Adaptabilidad y eficiencia para el siglo XXI: La transformación digital debe ocupar un lugar central en la nueva estrategia económica regional. La digitalización no solo facilita una mayor eficiencia operativa en empresas de todos los tamaños, sino que también habilita una rápida adaptación a las cambiantes condiciones del mercado global. Debemos aspirar a ciudades inteligentes y completamente digitalizadas, capaces de atraer talento global y generar innovación continua, consolidándose como auténticos polos de desarrollo económico.
- Un entorno de confianza: Fortaleciendo la seguridad y el Estado de derecho. Finalmente, pero no menos importante, debemos atender de manera decidida y eficaz el persistente reto de la inseguridad y la consolidación del Estado de derecho. Las inversiones, tanto extranjeras como nacionales, dependen en gran medida de un entorno que ofrezca seguridad y confianza jurídica. Diversos organismos empresariales coinciden en que una mejora significativa en estos factores podría elevar la atracción de inversiones y la competitividad regional hasta en un 20%, afianzando así el vasto potencial económico del norte mexicano.
El nearshoring ya no es suficiente; el norte de México y el país necesitan avanzar con visión estratégica, coordinación entre sectores público, privado y social, y acciones decididas. Con ideas frescas, audacia juvenil y experiencia, la colaboración forjará un futuro económico sólido y resiliente. ¡A trabajar!
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Cheli
5 de agosto de 2019 at 12:23
????La estancia de los niños y jóvenes en la escuela es larga, por lo que inculcar valores es esencial.