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MUNDO

Estados Unidos y Canadá humillados por impune globo espía chino: Fue detectado semanas atrás

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Política Global, por Jorge López Portillo //

Hace casi 12 años en el lejano mes de enero del 2011 un avión militar de EUA y uno de China sufrieron un pequeño accidente en las proximidades de la Isla de Hainan China. Los aviones militares de ambos países que volaban a 100 km de la isla y a unos 130 km de la base militar China de las Islas Paracel sufrieron un accidente y aterrizaron de emergencia.

El avión norteamericano y sus 24 tripulantes fueron detenidos por el ejército chino y por semanas fueron interrogados.  Al final el Gobierno de Beijing regresó a los militares de EUA pero el avión fue retornado hasta meses después de ser investigado y desmantelado para verificar su tecnología. Al final los EUA aceptaron pagar los gastos de todo el incidente y siempre negaron que el avión fuese a tomar fotos de la base militar de los submarinos de China que se encuentra en esa zona. Rusia fue quien actuó como pacificador y transporte de los pedazos del avión americano al ser devuelto a los EUA.

A 12 años de aquel incidente, esta semana personas y fotógrafos en Montana reportaron ver un globo gigante merodeando por el aeropuerto de Billings Montana. El periodista Larry Mayer fue el primero que reportó el acontecimiento al notar que un objeto muy grande se desplazaba de forma extraña por el cielo de pueblo. Horas después el gobierno de EUA confirmó que se trataba de un globo espía de origen chino desplazándose entre 13 y 20 mil metros de altura.

Repentinamente cerraron el aeropuerto y no dejaban aterrizar o despegar a nadie, nadie sabía qué estaba pasando, pero yo noté que ese objeto era muy extraño…” dijo el periodista Mayer el miércoles pasado.  Para el jueves el Pentágono en rueda de prensa admitía que el artefacto era un equipo de fabricación china con capacidades de espionaje cuyo vuelo y acceso al territorio de ese país violentaba las leyes de derecho internacional y el espacio aéreo del tío Sam.

Se aseguró que aunque el globo tenía capacidades para ser redirigido a control remoto y para filmar durante su recorrido y que se había decidido no derribarlo para no poner en riesgo a la población civil, en especial ya que las capacidades del mismo no se creía fueran mejores a las de cualquier satélite espía.

Pero todos sabemos que muchos equipos de espionaje requieren proximidad para hackear señales, lo que indica que el globo pudo haber estado tomando más que imágenes al pasar por las bases militares y los silos nucleares.

El vocero del Pentágono informó que este no era el primer incidente de este tipo, pero que era el primero en el que dichos equipos se desplazaban por un territorio tan amplio cruzando de la punta noroeste a la punta sureste de los EUA.  El General de Brigada Pat Ryder también informó que el artefacto estaba siendo monitoreado desde hace semanas cuando salió de China, pero que no iban a estar dando detalles de la ubicación del mismo durante su paso (ilegal), por el espacio aéreo de ese país, asegurando que si la gente estaba interesada podía verlo sin dificultad alguna dirigiendo su mirada al cielo.

Algo es raro. El artefacto acusado de ser espía fue detectado hace semanas y aun así no se hizo nada, cuando cruzó sobre miles de kilómetros de aguas territoriales de Alaska antes de entrar a EUA por la frontera con Canadá. Después sobrevoló áreas cercanas a varias bases militares con misiles nucleares de cuando menos 5 estados de la unión americana antes de ser detectado por periodistas y el aeropuerto civil.

Montana tiene una densidad poblacional de menos de dos personas por kilómetro cuadrado, es decir que si se quería derribar a dicho artefacto hubo muchas oportunidades y aun así no se hizo nada.

El viernes por la noche Estados Unidos indicó al mundo que además de ese globo que estaba volando por todo su territorio, hay otro equipo similar volando por algunos países de Latinoamérica, pero hasta el domingo no habían dicho cuáles. Si usted ve un globo blanco gigante o si de emergencia cierran nuestros aeropuertos, ya sabremos que esa puede ser la causa.

El gobierno de China dice que el globo es solo un artefacto para mediciones de meteorología lo que es difícil de creer porque si así fuese podría haber anunciado su salida y datos de su misión. EUA aparte de poder haber derribado el globo desde antes o de poder haber admitido que era de meteorología, ha asegurado que era un globo espía, lo que tampoco hace sentido por la conducta de silencio hasta que fue descubierto ya muy en el interior continental. Una pena para lo que esto implica en la seguridad nacional de esa nación.

El asunto del globo y las declaraciones de Rusia y China orillaron al secretario de Estado de EUA a cancelar lo que sería el primer viaje de un alto funcionario de Washington a Beijing desde el lejano diciembre del 2019 año en el que ocultando el brote inicial del Covid-19 China recibió al equipo de Donald Trump, para firmar un tratado de comercio importante que quedó casi relegado a raíz de las investigaciones del 2020 que inició aquel gobierno por el origen de la pandemia y el entramado por demorar la información de que el virus era altamente contagioso lo que se sabía en China desde cuando menos octubre del 2019.

Sabemos es que el globo de China sobrevoló por encima de varias bases militares de EUA en donde guardan misiles nucleares y aviones espía pero que el gobierno de EUA se negó a derribarlo incluso cuando dicho equipo se encontraba en zonas despobladas. Para el sábado por la tarde el globo estaba ya saliendo por Carolina del Sur hacia el Atlántico, mientras tanto varios aeropuertos de la zona fueron cerrados al tráfico civil por el paso del globo sumando esto a la vergüenza nacional de una semana de duración. Finalmente, a las 2:38 PM fue derribado sobre el océano Atlántico y si no se hunde muy profundo o se hace pedazos al caer, se intentará recuperar parte del equipo para ser investigado.

A pesar de que el Pentágono dice que la información del globo no es clasificada, se han negado hasta ahora a ser más claros con sus ciudadanos y con los del mundo a los que les informan únicamente lo que es evidente. Al enojo popular se suman los líderes del Congreso de ese país, los gobernadores y alcaldes de las zonas afectadas quienes dicen que se enteraron por la televisión y no por los canales de Seguridad Nacional.

El pentágono informó al Presidente Biden desde hace varios días, pero parece que el Presidente decidió no hacer nada hasta que el hecho fue público. Por cierto, Canadá ha estado muy callado a pesar de que el equipo transitó por toda la costa oeste de esa nación. China logró con impunidad enviar sofisticados equipos espía por encima de todo el norte del continente americano y parte de Latinoamérica.

Si el globo era espía, pero supuestamente no es más capaz que los satélites, ¿Por qué China lo enviaría?  Si se sabía que era espía y que era un riesgo por su tamaño que es tan grande como tres camiones de pasajeros, ¿por qué no se derribó al entrar a sus aguas territoriales en el polo norte o se informó a la población durante una semana?

Y, ¿qué del riesgo de que este equipo caiga sobre zonas civiles por accidente? Si hay otro riesgo físico por el equipo espía que está por América Latina, ¿por qué no informar a la población de esos países ahora que ya se sabe de estos equipos?

El vuelo de estos equipos es sin duda una muestra de que China no teme a la represalia de nadie. Dice EUA que ellos no van a provocar un enfrentamiento militar con China, que la guerra es económica, pero según los modelos económicos de varias instituciones financieras internacionales, China está encaminada a sobrepasar a la economía de los EUA para el año 2035.

¿Será?  Por lo pronto si la historia es ejemplo, los chinos no dejaron que un avión de EUA pasara a 100 kilómetros de una de sus bases de submarinos allá en el 2011, pero ahora ellos se dan el lujo de sobre volar por todo el territorio de EUA y por varios países del mundo sin siquiera informar a los gobiernos de su acceso.

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MUNDO

El nacionalismo de Donald Trump: ¿Una solución o un riesgo?

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Opinión, por Samantha Contreras Guerrero //

La victoria de Donald Trump, basada en un mensaje de fuerte nacionalismo, marca un cambio que impactará tanto a Estados Unidos como al resto del mundo. Sus promesas de traer empleos de vuelta y proteger la economía estadounidense responden al descontento de muchos de sus votantes.

Su idea de “América Primero” busca hacer que Estados Unidos sea más independiente y fuerte, pero en un mundo tan conectado, esta visión enfrenta muchos retos y posibles problemas.

Para los estadounidenses, en un mercado donde casi todo se produce a través de cadenas internacionales, enfocarse en lo nacional podría hacer que los precios aumenten y haya menos opciones para los consumidores. Este tipo de enfoque proteccionista no solo implica costos altos para las empresas, sino que podría dar una falsa idea de seguridad económica, ya que el crecimiento estaría limitado solo al mercado interno, dejando de lado oportunidades con otros países.

En el ámbito internacional, el enfoque nacionalista de Estados Unidos genera preocupación entre sus aliados. Países como México, que dependen en gran medida del comercio y la inversión estadounidense, ven en riesgo la posibilidad de mantener relaciones estables e igualitarias.

El decremento en sectores como el nearshoring —donde América Latina ha visto una oportunidad de crecimiento— podrían ser afectados con este tipo de políticas. Además, al alejarse de acuerdos internacionales, Estados Unidos podría debilitar el sistema de cooperación global, necesario para enfrentar problemas complejos como el conflicto en Oriente Medio o la crisis climática.

La gran pregunta es si este regreso al proteccionismo es una solución real a los problemas económicos actuales. La inflación y la desigualdad están en aumento en todo el mundo, y Estados Unidos no es la excepción. En lugar de cerrarse, podría beneficiarse de una política que tome en cuenta las necesidades de todos sus sectores, buscando reducir las diferencias internas como la acumulación de riquezas, sin renunciar a los beneficios del comercio global.

El nacionalismo de Trump es una reacción a los problemas de un sistema económico que ha dejado atrás a muchas personas en Estados Unidos. Sin embargo, en un mundo hiperconectado, el aislamiento no puede evitar generar preocupación. Aunque la intención de proteger a los ciudadanos es válida, esta ideología corre el riesgo de afectar a largo plazo a aquellos mismos sectores que busca ayudar, reduciendo la capacidad de Estados Unidos para influir y crecer en la economía global.

E-mail: samcg2002@gmail.com

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MUNDO

Querámoslo o no, Donald Trump ha vuelto

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Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //

Lo recuerdo, era mi cumpleaños 20 y también domingo, y corría el año de 1973, y mi padre me regalaba “El Gran Gatsby”, la muy apasionante novela de F. Scott Fitzgerald, dos de sus ejes contenidos me cautivaron: La alienación y el impulso de Jay Gatsby por sentirse aceptado por una alta sociedad segregante, aun y a pesar de ser inmensamente rico, realidad que quizá se expresa más claramente en una frase de la obra: “La vida es una lucha de apariencias, una lucha de lograr y de tener más de lo que uno merece”.

Donald Trump es un claro ejemplo, muy actual y presente en el mundo, de la fuerza del impulso de tenerlo todo: Poder económico y poder político. Donal Trump está entre los hombres más ricos de Estados Unidos, y fue el 45º y será el 47º presidente de aquella nación.

Donald, quien perdió en 2020 ante Joe Biden al buscar reelegirse como presidente de Estados Unidos, cuatro años después descarriló a Biden en su también anhelada reelección, obligándolo a abandonar la carrera presidencial, y derrotó ampliamente a Kamala Harris, la relevo en el Partido Demócrata.

Donald Trump ha vuelto al poder más fuerte de lo jamás imaginado para cumplir con sus planes de preeminencia y grandeza norteamericana e imponer su visión conservadora de Estados Unidos ante sí mismo y ante el mundo. Trump es un hombre transparente; jamás deja nada a la imaginación y dudas de sus seguidores y detractores. Así, por ejemplo, para él, la Teoría de Género tiene los días contados en EEUU y sus promotores sabrán que tienen ante sí a su peor pesadilla.

El presidente Donald Trump, a partir del 20 de enero próximo, actuará con todo el poder para poner orden en su frontera con México en dos temas fundamentales, las acciones de los cárteles de la droga, declarándolos terroristas, y el tráfico humano, ambos vistos como gravísimas omisiones del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Marco Rubio, próximo secretario de Estado norteamericano, lo ha acusado públicamente, y nos lo recordará todos los días. Rubio es de palabra dura y mano aún más dura. Para Trump y Rubio los narcotraficantes son terroristas y los perseguirá con toda la fuerza del Estado norteamericano.

La esperanza nunca debería sustentarse en la venganza. No entiendo a quiénes cifran la satisfacción de su venganza hacia López Obrador en Marco Rubio. Sea cual fuere el resultado de la dureza del nuevo secretario de Estado norteamericano, es mi deseo que México vuelva, de mutuo propio, al orden y la paz, y que el gobierno y el congreso mexicanos no nos convoquen a rasgarnos las vestiduras ante las exigencias norteamericanas. Son justas.

En México, muchos de quienes estaban a favor de Kamala Harris, hoy se muestran muy a favor de Donald Trump. Su nacionalismo se mantiene muy firme; sin embargo, aceptan que ya es tiempo de poner en orden las cosas en México pues el estado mexicano, sin duda, está doblegado y resquebrajado ante los cárteles de la droga. Claudia Sheinbaum no ha demostrado estar dispuesta a cumplir a cabalidad con su mandato presidencial en materia de seguridad a pesar de los buenos oficios de Omar García Harfuch pues, peor, no desea tomar el mando que aun detenta López Obrador.

Sheinbaum deberá entender que solo tiene de dos sopas, o se arma de valor ante los cárteles y los traficantes de gente y los combate con toda la fuerza del Estado mexicano, o los gringos cumplirán con esa su obligación constitucional, interviniendo aun en nuestro territorio. Que de nada le valdrán las bravatas de Marcelo Ebrard en materia económica ante los gobiernos norteamericano y canadiense.

Que esto nos es pleito entre escolapios en donde uno echará al otro a su padre que es bombero y lo mojará con su manguera, y el otro a su padre que es policía y lo llevará a la cárcel. Que en cosas de gobierno se actúa conforme a la ley y se cumple con los tratados internacionales. Que Naciones Unidas tiene un centro en contra del terrorismo que a México obliga.

Un adelanto de la presión internacional que el gobierno de México enfrentará en los años próximos ya lo recibimos en esta semana. La calificadora Moody’s cambió de estable a negativa la perspectiva económica de México por el debilitamiento de nuestro Estado de derecho por la reforma judicial y el deteriorado entorno institucional gubernamental, el esperado aumento en el costo de la deuda internacional de México y la mayor rigidez del gasto público, que podrían socavar nuestros resultados fiscales y económicos.

Tanto Moody’s, como los principales analistas de los futuros económicos en el mundo, coinciden en calificar como de muy alto riesgo la reciente reforma aprobada por Morena, PT y Verde al Poder Judicial. Sheinbaum, obedeciendo a López Obrador, ha decidido alterar los controles y equilibrios del poder político y económico en México, y eso se le, se nos, cobrará muy caro.

Quiero invitarte a pensar en que Trump no está para salvarnos, ni Rubio para vengarnos. Ellos tienen sus tareas más allá del Rio Bravo. De este lado, todo depende de nosotros. Vamos, ni Sheinbaum hará nada para salvarnos; a ella solo le interesa obedecer a López.

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MUNDO

En riesgo la hegemonía estadounidense: El retorno de Donald Trump; retos económicos y sociales

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Actualidad, por Alberto Gómez R. //

En los últimos cuatro años, la economía y la cohesión social de Estados Unidos han enfrentado un deterioro significativo, marcando uno de los periodos más complicados en su historia reciente.

La administración de Joe Biden, aunque intentó implementar políticas para estimular la recuperación tras la pandemia de COVID-19, dejó profundas brechas económicas y sociales que ahora desafían al presidente electo Donald Trump. Con un escenario global en transformación y un entorno interno polarizado, Estados Unidos se encuentra en un momento crítico de redefinición de su papel como potencia mundial.

LA ECONOMÍA BAJO LA ADMINISTRACIÓN DE BIDEN

La inflación se convirtió en uno de los mayores retos durante la administración Biden. La epidemia de Covid-19 dejó tras de sí trastornos económicos; en junio de 2022, la inflación alcanzó un pico histórico del 9.1%, las tasas más altas que los estadounidenses han experimentado en 40 años, según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) lo que, por supuesto, en la práctica suponía un recorte salarial. La explosión del gasto militar para apoyar las guerras en Ucrania y Gaza también ha alimentado la inflación.

Como resultado, el nivel de vida de las y los trabajadores estadounidenses ha disminuido bajo la administración Biden, mientras que el auge del mercado de valores ha ayudado a las y los estadounidenses más ricos a hacerlo bastante bien. Este fenómeno, impulsado por interrupciones en las cadenas de suministro globales, estímulos fiscales masivos y el aumento de los precios de la energía, erosionó el poder adquisitivo de las familias estadounidenses. Aunque las medidas de la Reserva Federal lograron reducir la inflación a un 3.7% al cierre de 2024, esta cifra seguía por encima del objetivo del 2%, lo que refleja un entorno económico aún frágil.

El aumento del costo de vida se manifestó en productos esenciales. Según la Administración de Información Energética (EIA), el precio promedio de la gasolina aumentó un 40% entre 2020 y 2024. Asimismo, los alimentos básicos experimentaron un incremento promedio del 25%, afectando especialmente a las familias de ingresos medios y bajos. Esta situación exacerbó la desigualdad, ya que los salarios reales apenas crecieron un 3% durante el mismo periodo, según el Economic Policy Institute.

DÉFICIT FISCAL Y DEUDA PÚBLICA

El déficit fiscal alcanzó los $1.7 billones en 2024, mientras que la deuda pública superó los $36 billones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), un incremento alarmante respecto a los $27 billones reportados al inicio de la administración Biden. Este nivel de endeudamiento, alimentado por programas de estímulo económico y políticas de infraestructura, limita la capacidad del gobierno para responder a futuras crisis económicas. Además, el creciente costo del servicio de la deuda, derivado del aumento de las tasas de interés, se ha convertido en una carga significativa para el presupuesto federal.

La brecha económica continuó ampliándose durante la administración Biden. El 1% más rico de la población concentró el 38% de la riqueza total en 2023, mientras que los sectores más vulnerables enfrentaron mayores dificultades para acceder a empleos estables, y apenas aumentaron un 4% en términos reales, según un informe de la Oficina del Censo. Según el Departamento de Trabajo, el empleo precario representó el 30% de los nuevos puestos creados entre 2020 y 2024, con un aumento notable en los contratos temporales y trabajos a tiempo parcial. Esto ha exacerbado la pobreza en comunidades vulnerables, con un índice de pobreza que aumentó del 11.4% en 2020 al 14.7% en 2024.

En 2016, Hillary Clinton demostró su desprecio por los partidarios de Trump, entonces abrumadoramente blancos, etiquetándolos como “los deplorables”, en lugar de tratar de reconocer la fuente de su ira: la gran desigualdad en el statu quo económico. Ocho años después, con un apoyo a Trump mayor en prácticamente todos los grupos demográficos, es imposible ignorar la desesperación económica que alejó del Partido Demócrata a las y los electores, cuando Biden seguía presumiendo de que la economía estadounidense durante su mandato es “la más fuerte del mundo”.

FACTORES SOCIALES: POLARIZACIÓN Y RADICALIZACIÓN

La polarización política se ha intensificado, dando lugar a movimientos separatistas que, aunque minoritarios, representan una amenaza para la unidad del país. Uno de los fenómenos más alarmantes es el resurgimiento de movimientos secesionistas en estados como Texas y California.

Líderes locales y organizaciones políticas han planteado referendos para separarse de la unión federal, alegando incompatibilidades políticas y económicas. Aunque estos movimientos no tienen un apoyo mayoritario, su existencia refleja una fragmentación preocupante en la unidad nacional. Grupos como «Texit», que abogan por la independencia de Texas, han ganado tracción en sectores conservadores descontentos con las políticas federales. Estas iniciativas reflejan el creciente desencanto con el sistema político.

La radicalización ideológica también se ha intensificado. Los crímenes de odio aumentaron un 18% entre 2020 y 2024, según el FBI, afectando principalmente a comunidades afroamericanas, asiáticas, judías y musulmanas. Este aumento está vinculado al resurgimiento de grupos extremistas y al uso de las redes sociales como plataformas para propagar discursos de odio.

RETOS ECONÓMICOS Y SOCIALES

Con la reelección de Donald Trump, Estados Unidos se adentra en un periodo de grandes desafíos. Su promesa de «recuperar la grandeza estadounidense» enfrenta múltiples obstáculos, tanto internos como externos.

Trump ha anunciado un ambicioso plan para reindustrializar Estados Unidos y reducir la dependencia de las cadenas de suministro globales. Sin embargo, implementar esta estrategia requerirá superar barreras como la resistencia de aliados comerciales y la necesidad de inversiones masivas en infraestructura. También deberá manejar las tensiones con China, el principal socio comercial de Estados Unidos, en un momento en que las relaciones bilaterales están en su punto más bajo en décadas.

El presidente electo ha prometido recortes de impuestos para estimular el crecimiento económico, pero esta medida podría agravar el déficit fiscal si no se acompaña de reducciones en el gasto público. Además, la capacidad de implementar estas políticas dependerá de su habilidad para negociar con un Congreso dividido, donde los demócratas probablemente resistirán cualquier iniciativa que reduzca programas sociales.

El enfoque de Trump en políticas ultraderechistas, incluida la restricción de la inmigración y la eliminación de regulaciones ambientales, podría generar más divisiones. Aunque estas medidas cuentan con el apoyo de su base electoral, enfrentan la oposición de sectores progresistas y moderados, lo que podría derivar en mayores tensiones sociales.

EL FIN DE LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE

El bloque BRICS+ ha emergido como un desafío significativo para la hegemonía estadounidense. Con la inclusión de nuevos miembros como Arabia Saudita, este grupo busca crear un sistema financiero alternativo que reduzca la dependencia del dólar. Según el Banco Mundial, el comercio intrabloque creció un 15% anual durante los últimos cuatro años, fortaleciendo su influencia económica y política.

El dólar, pilar del sistema financiero internacional, está perdiendo su posición dominante. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la proporción de reservas globales en dólares cayó del 61% en 2020 al 55% en 2024. Este descenso refleja una creciente diversificación hacia monedas como el yuan chino y el euro, impulsada por iniciativas del BRICS+ y otros bloques emergentes.

En el ámbito militar y geopolítico, Estados Unidos enfrenta el ascenso de China como potencia dominante en el Pacífico y la reactivación de Rusia en Europa del Este. Además, la influencia de potencias regionales como Irán y Arabia Saudita en el Medio Oriente limita la capacidad de Estados Unidos para mantener su dominio en esta región estratégica.

El futuro socioeconómico de Estados Unidos dependerá en gran medida de la capacidad de la administración Trump para manejar una economía debilitada, una deuda insostenible y una sociedad fracturada. La reconciliación política y la creación de un camino inclusivo para el desarrollo serán cruciales para evitar una crisis prolongada.

Aunque Trump tiene un historial de promover el crecimiento económico, los riesgos asociados con su estilo confrontacional y sus políticas divisivas no pueden ser ignorados. El equilibrio entre reformar el status quo y evitar una mayor radicalización será la prueba definitiva para su liderazgo.

Estados Unidos enfrenta uno de los periodos más complejos de su historia contemporánea. La administración Biden dejó un legado de desafíos económicos y sociales que el presidente electo Donald Trump deberá abordar en un contexto de polarización interna y competencia internacional.

El éxito o fracaso de las políticas de Trump determinará no solo el rumbo de Estados Unidos, sino también el equilibrio de poder en el mundo. Sin embargo, para superar estos retos, será necesario un liderazgo que trascienda la retórica divisiva y busque soluciones inclusivas y sostenibles. En un mundo cada vez más multipolar, el destino de Estados Unidos dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades globales sin perder de vista los principios democráticos y la cohesión interna que alguna vez lo definieron como nación.

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