OPINIÓN
Responsabilidad y ética en la era digital: El desafío de la ética en la tecnología y la IA

A título personal, por Armando Morquecho Camacho //
La rápida evolución de la tecnología y la inteligencia artificial ha revolucionado nuestras vidas de formas inimaginables. Sin embargo, este avance también ha planteado serios desafíos éticos.
A medida que la tecnología se infiltra en todos los aspectos de nuestras vidas, es fundamental abordar cuestiones relacionadas con la responsabilidad, la privacidad, el sesgo algorítmico y la equidad.
Por ello, en la columna de esta edición, exploraré algunos aspectos fundamentales respecto a los retos de la ética en la tecnología y la inteligencia artificial, así como necesidad de establecer marcos éticos sólidos para garantizar un futuro digital más justo y humano.
La privacidad en la era digital:
El avance tecnológico ha dado lugar a una gran cantidad de datos personales disponibles para su recolección y análisis.
La privacidad se ha convertido en un desafío crucial en la era digital. Por ello, tanto empresas como gobiernos deben establecer medidas efectivas para proteger los datos personales de los individuos y garantizar que se utilicen de manera ética y responsable, esto para evitar que se repitan errores del pasado como Cambridge Analytica, empresa que utilizó la información más privada de los usuarios de redes sociales con fines político-electorales en la campaña del 2016 en Estados Unidos y en Brexit.
Además, es esencial que los ciudadanos sean conscientes de los riesgos y ejerzan su derecho a la privacidad mediante el uso de herramientas y prácticas de seguridad adecuadas.
El sesgo algorítmico y la equidad:
Los algoritmos y los sistemas de inteligencia artificial pueden estar sesgados y perpetuar desigualdades existentes en la sociedad. Estos sesgos pueden manifestarse en decisiones de contratación, préstamos, selección de contenido y otras áreas importantes. Es imperativo que se realice una auditoría y una corrección continua de los algoritmos para garantizar la equidad y evitar la discriminación.
En esta nueva ola de innovación y desarrollo de nuevas tecnologías, no debemos olvidar que la diversidad y la inclusión deben ser consideradas en el desarrollo de modelos de inteligencia artificial para evitar resultados sesgados y perjudiciales para los distintos sectores de la población.
Los desafíos éticos en la automatización del trabajo:
La automatización y la inteligencia artificial tienen el potencial de transformar la fuerza laboral y reemplazar ciertos empleos. Si bien esto puede conducir a una mayor eficiencia y productividad, también plantea desafíos éticos relacionados con el desempleo, la reentrenabilidad y la distribución equitativa de los beneficios económicos. Es fundamental que los gobiernos y las empresas tomen medidas para mitigar los impactos negativos y garantizar una transición justa y equitativa hacia la era de la automatización.
En ese tenor, no podemos dejar pasar desapercibido el papel de los gobiernos en este aspecto, ya que tiene la obligación de implementar políticas y programas de reentrenamiento y educación para asegurar que los trabajadores afectados por la automatización tengan oportunidades de adquirir nuevas habilidades y reinsertarse en el mercado laboral.
Además, se debe promover la colaboración entre el sector público y privado para fomentar la creación de empleo en sectores emergentes impulsados por la tecnología. Es crucial que la distribución de los beneficios económicos generados por la automatización sea equitativa, evitando una mayor concentración de riqueza y asegurando que todos los miembros de la sociedad puedan disfrutar de los avances tecnológicos.
Responsabilidad y transparencia en la toma de decisiones algorítmicas:
A medida que la inteligencia artificial se utiliza cada vez más para tomar decisiones en diversos ámbitos, como el reclutamiento, la justicia penal y la atención médica, surge la necesidad de abordar la responsabilidad y la transparencia en estos procesos. Los algoritmos que impulsan estas decisiones pueden ser complejos y opacos, lo que dificulta la comprensión de cómo se toman las decisiones y qué factores influyen en ellas. Esto plantea serias preocupaciones éticas, ya que las decisiones algorítmicas pueden tener un impacto directo en la vida de las personas y en su acceso a oportunidades y recursos.
Es fundamental que los desarrolladores y los responsables de la toma de decisiones algorítmicas sean transparentes sobre los criterios utilizados y los datos en los que se basan. La rendición de cuentas debe estar presente, y se deben implementar mecanismos para permitir la revisión y el cuestionamiento de las decisiones algorítmicas. Además, es crucial garantizar la equidad y la imparcialidad en el desarrollo y la aplicación de estos algoritmos, evitando sesgos discriminatorios y discriminación injusta.
Los gobiernos y las organizaciones deben establecer regulaciones claras y estándares éticos para la toma de decisiones algorítmicas, promoviendo la responsabilidad y la transparencia en cada etapa del proceso. Esto incluye la recopilación y el uso ético de los datos, la selección de variables relevantes y la evaluación continua de los resultados para minimizar sesgos y evitar impactos injustos. La colaboración entre expertos en ética, tecnólogos y representantes de la sociedad civil es fundamental para garantizar que se tomen decisiones informadas y se aborden los desafíos éticos asociados con la inteligencia artificial y la automatización.
El reto ético de la automatización y la inteligencia artificial plantea interrogantes fundamentales sobre la responsabilidad y la transparencia en la toma de decisiones algorítmicas. A medida que estos avances tecnológicos transforman la fuerza laboral y la toma de decisiones en diversas esferas de la sociedad, es imperativo abordar estos desafíos éticos para garantizar una transición justa y equitativa hacia la era de la automatización.
La transparencia en la toma de decisiones algorítmicas es esencial para fomentar la confianza y la rendición de cuentas. Los desarrolladores y los responsables de estas decisiones deben ser transparentes sobre los criterios utilizados, los datos involucrados y los procesos de implementación. Esto permitirá una evaluación adecuada de los algoritmos y una comprensión clara de cómo se toman las decisiones y qué impacto pueden tener en las vidas de las personas.
Asimismo, la responsabilidad en la toma de decisiones algorítmicas debe abordar la equidad y la imparcialidad. Los algoritmos no deben perpetuar sesgos o discriminaciones injustas, sino que deben garantizar una distribución justa de los beneficios y oportunidades para todos. Esto requiere una cuidadosa selección de variables, evaluación de sesgos y revisión continua de los resultados para minimizar cualquier impacto injusto o discriminatorio.
Para enfrentar estos desafíos éticos, es necesario establecer regulaciones claras y estándares éticos en la toma de decisiones algorítmicas. Los gobiernos, las organizaciones y los expertos en ética deben colaborar para desarrollar marcos normativos que promuevan la responsabilidad, la transparencia y la equidad. Además, la educación y la concientización pública son fundamentales para empoderar a las personas en el uso y comprensión de estas tecnologías, y para fomentar una participación ciudadana informada en la formulación de políticas.
NACIONALES
El ganador es…

Opinión, por Gerardo Rico //
Más allá de justificar números, porcentajes, hechos y sobre todo los resultados de la elección del Poder Judicial del pasado 1 de junio, debemos analizar y entender qué fue lo que sucedió, hacia dónde nos dirigimos y cuáles serán las consecuencias del paso que se ha dado ante la nueva realidad que vivimos, luego de esta inédita elección como parte de la reforma aprobada en septiembre de 2024, que introdujo el voto popular para la selección de jueces, magistrados y ministros; su aplicación será gradual, según lo establecido por el Congreso de la Unión.
El entorno político en el que se celebró esta elección es por demás desalentador: Una oposición inexistente que solo atina a responder y criticar todas y cada una de las acciones y propuestas de Morena y sobre todo del expresidente Andrés Manuel López Obrador -el arquitecto de este proceso electoral asesorado por el exministro Arturo Zaldívar- reactiva más que propositiva y sin fundamentos o propuestas que atraigan la atención de un electorado al que poco le interesó la convocatoria a las urnas del domingo pasado a nivel nacional, que tuvo una raquítica participación sobre todo en Jalisco, donde apenas votó poco más del 7% del padrón electoral vigente.
Y, por otro lado, un partido avasallador que opera de casa en casa a través de los servidores de la nación, que goza de las simpatías de un gran sector de la sociedad con los apoyos bimestrales, sobre todo de personas de la tercera edad, que fue capaz de inventar -con una excelente creatividad- acordeones para inducir el voto en favor de determinados candidatos, que goza de una envidiable estructura partidista y recursos económicos para movilizar sus bases.
“La transición de diferentes tipos de autoridad también puede influir en el cambio social, ya que la autoridad carismática y tradicional tiene diferentes características y efectos. Basada en la personalidad y el carisma del líder, es una forma de autoridad temporal que puede dar paso a otras formas de autoridad más estables”, afirmaba el sociólogo alemán Max Weber.
Lo anterior viene a colación pues ya mencioné renglones arriba al hacedor, quién ideó y proyectó un nuevo Poder Judicial y sin duda el gran triunfador de este inédito proceso: Andrés Manuel López Obrador. La gran mayoría de los nueve ministros de la SCJN que tomarán posesión el próximo primero de septiembre y estarán en el cargo 12 años, con una presidencia rotativa cada dos años y del nuevo Tribunal de Disciplina Judicial tienen o tuvieron una relación directa e indirecta con el expresidente:
-Lenia Batres Guadarrama fue designada por el expresidente para sustituir al ministro en retiro Arturo Zaldívar en la SCJN. Yasmín Esquivel Mossa, esposa de uno de los principales contratistas de la 4T, José María Riobóo, quién diseñó el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) y construyó el segundo piso del Periférico. Estuvo vinculada a un escándalo académico acusada de plagio.
-Loreta Ortiz Ahlf, miembro fundador de Morena, diputada federal y esposa del finado José Agustín Ortiz Pinchett colaborador muy cercano a AMLO. María Estela Ríos, en septiembre de 2021, fue nombrada consejera jurídica de la Presidencia, tras la renuncia de Julio Scherer. Sara Irene Herrerías Guerra, se ha desempeñado como titular de la Unidad para la Defensa de los Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación; procuradora social para la Atención a las Víctimas de Delitos del gobierno federal, entre otros cargos
-Hugo Aguilar Ortiz, indígena oaxaqueño, quien será el próximo presidente de la SCJN, licenciado en Derecho y maestría en Derecho Constitucional por la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, Universidad Autónoma «Benito Juárez” de Oaxacal. Consultor de la oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, en el tema de tierra, territorio y recursos naturales de los Pueblos Indígenas.
-Giovanni Azael Figueroa Mejía, Miembro del Sistema Nacional de Investigadores del Conacyt, Nivel II. Ha realizado estancias de investigación en las Facultades de Jurisprudencia de las universidades italianas de Perugia, Bolonia y La Sapienza de Roma, y ha sido investigador visitante en la Universidad Sciences Po París. Irving Espinosa Betanzo, A partir del 2000, entró a trabajar con Ernestina Godoy, quien era entonces directora general jurídica de la Consejería Jurídica del Distrito Federal y con quien ha trabajado en diversos momentos de su carrera.
-Arístides Rodrigo Guerrero García, en diciembre de 2018, fue designado por el Pleno del Congreso de la Ciudad de México, Comisionado del Instituto de Transparencia y Acceso a la Información. A finales de 2021 fue electo magistrado presidente.
Además, el nuevo Tribunal de Disciplina Judicial, sustituto del Consejo de la Judicatura, quedó integrado por tres mujeres y dos hombres, ellos son: Celia Maya García, Eva Verónica de Gyvés Zárate, Indira Isabel García Pérez, Bernardo Bátiz Vázquez y Rufino H. León Tovar. Dos ejemplos de la influencia de AMLO: Celia Maya tres veces candidata a gobernadora de Querétaro y propuesta fallida a Magistrada de la SCJN; Bernardo Bátiz, procurador general de Justicia durante el gobierno de AMLO en la Ciudad de México.
La nueva realidad política y jurídica en el país ha llegado, y entre la polémica de los pros y contras espero no tardemos en asimilarla y sobre todo comprenderla.
NACIONALES
Reconstruyendo el futuro: Estrategias para un norte mexicano resiliente

Análisis, por Víctor Hugo Celaya Celaya //
Hoy comienzo, evocando el provocador título del libro de Felipe González, expresidente español, y Juan Luis Cebrián, fundador del periódico El País: “El Futuro no es lo que era”. Esta frase, que encapsula su visión sobre el destino de España a inicios del siglo XXI, resuena con especial fuerza en el México actual. La traigo a colación porque hoy, más que nunca, tenemos la responsabilidad compartida —gobierno, sociedad e instituciones— de rediseñar y construir activamente el futuro que merecemos.
Es un llamado a encarar, de la mano con las nuevas generaciones, las circunstancias de incertidumbre económica, tanto global como nacional, que nos rodean; desafíos que una reciente disputa estrictamente arancelaria, por ejemplo, apenas roza sin resolver las cuestiones de fondo para nuestro crecimiento y desarrollo sostenible.
Un panorama en transformación: El desafío del proteccionismo y los límites del nearshoring
Hoy, el crecimiento y desarrollo regional en México se perfilan en un escenario radicalmente distinto al que conocimos durante las últimas tres décadas, un panorama que solía estar definido por la interdependencia de tratados y acuerdos comerciales internacionales y de inversión.
El resurgimiento del proteccionismo, visiblemente impulsado por el actual gobierno de Estados Unidos hacia diversas economías globales, junto con el intento de establecer una nueva política arancelaria más rígida y recíproca, transforma por completo el esquema de comercio e inversión para México.
Esta realidad nos obliga a repensar nuestra estrategia de desarrollo y crecimiento económico, especialmente en lo referente a la atracción de inversiones en la región fronteriza, donde la competencia por capital se intensificará a nivel mundial.
El futuro económico del norte de México, en particular, debe abordarse desde una perspectiva renovada. El fenómeno del nearshoring, que durante los últimos años se consideró una ventaja casi automática, ya no es lo que era.
Los profundos cambios geopolíticos globales, la creciente incertidumbre internacional, las disputas comerciales y el reciente endurecimiento de políticas proteccionistas han alterado significativamente el tablero económico regional.
Cuando el modelo tradicional muestra sus grietas: La urgencia de diversificar
Es innegable que, en años recientes, regiones como Baja California, Sonora, Chihuahua, Nuevo León y Coahuila vivieron un auge considerable, impulsado por la inversión extranjera directa en sectores clave como el automotriz, electrónico y aeroespacial. Sin embargo, este modelo ha comenzado a evidenciar vulnerabilidades críticas.
Según datos de la Secretaría de Economía, por ejemplo, la imposición de nuevos aranceles estadounidenses puede afectar especialmente a industrias vitales como la automotriz y la agrícola, poniendo en riesgo empleos e inversiones significativas en estas zonas.
Ante este escenario, es imperativo que México mire más allá y trabaje con urgencia en el diseño de una estrategia económica más robusta, diversificada y resiliente, capaz de competir a largo plazo. Apostar únicamente por una economía basada en la manufactura de exportación, por muy exitosa que haya sido, ya no será suficiente frente a los nuevos desafíos globales.
Siete pilares para un futuro económico sólido y resiliente
Considero que el norte mexicano posee las condiciones necesarias para evolucionar, pero requiere una estrategia integral. A continuación, algunos pilares fundamentales:
- Innovación y valor agregado: El salto hacia nuevos horizontes Debemos impulsar la transición hacia sectores innovadores y de alto valor agregado, como las energías renovables, la biotecnología, las tecnologías limpias y la agroindustria avanzada. El desarrollo regional debe cimentarse en la creación de ecosistemas sólidos de emprendimiento e innovación. Ciudades como Monterrey y Ciudad Juárez ya nos muestran el camino, donde la vinculación efectiva entre la academia, la iniciativa privada y el gobierno ha generado entornos dinámicos y altamente productivos. Esta estrategia nos permitiría reducir la dependencia de la inversión extranjera basada en bajos costos laborales, promoviendo en su lugar la creación de empresas competitivas, capaces de innovar y adaptarse con agilidad a las fluctuaciones del mercado internacional.
- Cimientos del mañana: Inversión estratégica en infraestructura: es crucial reforzar la infraestructura logística y digital para potenciar la competitividad regional. Según estimaciones del Banco Mundial, una inversión estratégica en estos sectores podría incrementar la productividad regional hasta en un 15%. Esto implica no solo modernizar carreteras, puertos secos y corredores ferroviarios, sino también garantizar la expansión de infraestructura tecnológica de vanguardia, como redes 5G y centros de datos.
- El poder de nuestra gente: Formando capital humano de vanguardia: la formación de capital humano altamente especializado es otro pilar insustituible. Actualmente, se estima que solo una cuarta parte de los trabajadores del norte del país cuenta con formación técnica avanzada que se alinee con los requerimientos de las nuevas industrias. Resulta esencial expandir programas educativos duales, como los que ya se han implementado con éxito en estados como Nuevo León, para asegurar que la región pueda competir eficazmente en una economía global cada vez más exigente y tecnológica.
- Sostenibilidad ambiental: Ventaja competitiva con visión de futuro: La sostenibilidad ambiental no puede seguir siendo vista como una opción o un complemento; es una condición fundamental para competir globalmente en el siglo XXI. La región norte de México cuenta con un potencial significativo en recursos naturales renovables, que, gestionados adecuadamente, podrían traducirse en una ventaja competitiva clave y duradera.
- Abriendo nuevas puertas: Hacia la diversificación de mercados: Es fundamental fortalecer activamente los lazos comerciales con regiones distintas a Norteamérica. Esta diversificación reduciría nuestra vulnerabilidad económica frente a políticas proteccionistas unilaterales. México tiene una oportunidad valiosa para consolidar alianzas estratégicas con mercados emergentes en Asia y América Latina, lo que ampliaría considerablemente nuestros horizontes comerciales y disminuiría la dependencia tradicional del mercado estadounidense.
- La revolución digital: Adaptabilidad y eficiencia para el siglo XXI: La transformación digital debe ocupar un lugar central en la nueva estrategia económica regional. La digitalización no solo facilita una mayor eficiencia operativa en empresas de todos los tamaños, sino que también habilita una rápida adaptación a las cambiantes condiciones del mercado global. Debemos aspirar a ciudades inteligentes y completamente digitalizadas, capaces de atraer talento global y generar innovación continua, consolidándose como auténticos polos de desarrollo económico.
- Un entorno de confianza: Fortaleciendo la seguridad y el Estado de derecho. Finalmente, pero no menos importante, debemos atender de manera decidida y eficaz el persistente reto de la inseguridad y la consolidación del Estado de derecho. Las inversiones, tanto extranjeras como nacionales, dependen en gran medida de un entorno que ofrezca seguridad y confianza jurídica. Diversos organismos empresariales coinciden en que una mejora significativa en estos factores podría elevar la atracción de inversiones y la competitividad regional hasta en un 20%, afianzando así el vasto potencial económico del norte mexicano.
El nearshoring ya no es suficiente; el norte de México y el país necesitan avanzar con visión estratégica, coordinación entre sectores público, privado y social, y acciones decididas. Con ideas frescas, audacia juvenil y experiencia, la colaboración forjará un futuro económico sólido y resiliente. ¡A trabajar!
MUNDO
Poder intangible que mueve mercados: La fragilidad del coloso; cuando el ego quiebra la esencia corporativa

Actualidad, por Alberto Gómez R. //
La reputación corporativa es uno de los elementos clave para el éxito de una empresa. Cuando una empresa tiene una buena reputación, los clientes están más dispuestos a recomendar su producto o servicio a otros y, como consecuencia, invertir más en él.
Gracias a ello, la empresa empieza a destacarse sobre la competencia y a su vez, contribuye al éxito a largo plazo. Además, una buena reputación es vital para la fidelización de los clientes y la lealtad de los empleados.
¿Una buena reputación es una casualidad? Para nada, detrás de ello existen estrategias para lograr ese anhelado reconocimiento y conectar con los consumidores de forma más eficaz. Cuando una empresa tiene una buena reputación, los clientes están más dispuestos a recomendar su producto o servicio a otros y como consecuencia, invertir más en él.
Gracias a ello, la empresa empieza a destacarse sobre la competencia, y a su vez, contribuye al éxito a largo plazo. Además, una buena reputación es vital para la fidelización de los clientes y la lealtad de los empleados.
La reputación corporativa no es un accesorio, sino el núcleo vital de una empresa, de cualquier organización. Joan Costa, pionero en comunicación estratégica, la define como «el constructo mental colectivo que sintetiza valores, comportamientos y expresiones simbólicas de una organización, generando confianza y diferenciación en la mente de los públicos». Este activo intangible, construido durante años, puede evaporarse en meses cuando la identidad se fractura. El caso Tesla-Elon Musk es un manual de cómo la politización y el liderazgo tóxico destruyen valor.
LA IDENTIDAD CORPORATIVA: TEORÍA VS REALIDAD
Para Costa, la identidad corporativa integra tres dimensiones inseparables: visual (logos, diseño), cultural (valores, ética), comunicacional (relatos, experiencias).
Su coherencia genera «vínculos emocionales que trascienden lo transaccional». Empresas como Apple ejemplifican esta sinergia: innovación no es solo su producto, sino su ADN percibido.
EL RIESGO DEL “EFECTO HALO” INVERTIDO
Cuando el líder se convierte en la marca —como Musk con Tesla— su imagen personal opera como un «pararrayos reputacional». El consultor Enrique Dans advierte: «La politización de un CEO transfiere sus conflictos a la marca, alienando a consumidores cuya lealtad se basa en valores, no en ideologías».
Tesla: De Icono Verde a Arma Política
2012-2023 La travesía de un titán: Tesla encarnaba innovación sostenible. Sus clientes compraban «un estilo de vida ecológico y vanguardista». Entre 2012 y 2023, Elon Musk transformó su visión futurista en un imperio que lo coronó como la persona más rica del mundo, con un patrimonio que superó los $400 mil millones en diciembre de 2024.
Su saga comenzó con SpaceX, que revolucionó la industria aeroespacial al lograr cohetes reutilizables y misiones tripuladas para la NASA, desafiando las barreras técnicas y financieras. Paralelamente, Tesla lideró la electrificación del automóvil, impulsada por innovaciones como el piloto automático y una escalada bursátil histórica, aunque enfrentó investigaciones por seguridad y volatilidad en sus acciones.
Musk personificó la sagacidad empresarial al tejer sinergias entre sus empresas: los datos de Tesla alimentaron proyectos de IA, mientras que la compra de Twitter (rebautizada X) en 2022 por 44 mil millones de dólares le otorgó un megáfono global y acceso a un «banco de datos humano» para entrenar sus modelos de inteligencia artificial. Esta red le permitió lanzar xAI en 2023, rivalizando con OpenAI, que él mismo cofundó y luego abandonó por diferencias éticas.
Su gusto por el riesgo fue legendario: apostó fortunas en proyectos considerados «locura» (como colonizar Marte o chips cerebrales de Neuralink) y asumió deudas personales millonarias respaldadas por sus acciones. Esta audacia casi lo lleva a la quiebra en 2018, pero su recuperación en 2023 —con una ganancia neta de $95,400 millones— demostró su resiliencia.
Como innovador transhumanista, impulsó la fusión humano-máquina: Neuralink buscó conectar cerebros a computadoras para «defender la conciencia humana» ante la IA, mientras sus robots Optimus y el supercomputador Dojo exploraron la inteligencia artificial física. Su personalidad, marcada por el síndrome de Asperger y una infancia de acoso, lo llevó a trabajar 100 horas semanales, exigir lo imposible a sus equipos y defender con vehemencia que «la conciencia humana es una chispa sagrada».
Aunque humanizó la tecnología, su estilo confrontativo —desde tuits polémicos hasta disputas con Trump que amenazaron contratos gubernamentales en 2025— reveló la paradoja de un “genio” capaz de salvar especies y sabotearse.
2024-2025: La identidad verde se oscurece con sombras partidistas. Elon Musk, el multimillonario director ejecutivo de Tesla y SpaceX, quien, en su momento, fue un crítico abierto de Donald Trump durante su campaña electoral en Estados Unidos en 2016, abandonó sus raíces en el Partido Demócrata para adoptar las políticas de Trump durante el segundo mandato del republicano.
Frustrado por las regulaciones de la era Obama que sofocaban sus emprendimientos, Musk abrazó la agenda de Trump de recortes de impuestos y desregulación.
Su vínculo creció desde el respeto mutuo hasta convertirse en una sólida alianza política, que llevó a Musk el año pasado a respaldar la campaña de reelección de Trump con casi 300 millones de dólares, y apoyando al partido ultraderechista alemán AfD.
Cuando Donald Trump regresó a la Casa Blanca, en enero de 2025, el hombre más rico del mundo asumió un papel asesor en la administración, liderando el controvertido Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE).
Encargado de recortar drásticamente el gasto público, el papel de Musk generó controversia, la que impactó en el precio de las acciones de Tesla y las ventas de automóviles. Tras meses de presión por parte de los inversores, Musk acordó el mes pasado reducir su trabajo en el gobierno de Trump. (dw.com)
LA TORMENTA PERFECTA: DOGE, TRUMP Y EL SUICIDIO REPUTACIONAL
Musk justificó su rol en el DOGE como «servicio público», pero los hechos revelan contradicciones:
Descrédito operativo: Prometió ahorrar $2 billones al gobierno; solo logró $175 mil millones, tachados de «sobreestimados» por auditorías.
Desconexión corporativa: Mientras Tesla caía, Musk dedicaba 4 días/semana al DOGE. Fondos de pensiones exigieron «40 horas semanales en Tesla o su renuncia».
En junio de 2025, la alianza se rompe: El jueves (5/6/2025), luciendo una camiseta con el logo de «The Dogefather», Musk recibió una despedida inicialmente cordial del presidente en la Oficina Oval.
Pero Trump no pudo contener su frustración por las críticas anteriores de Musk al amplio proyecto de ley de impuestos y gastos de su administración, que el fundador de Tesla calificó de fiscalmente imprudente y una «abominación repugnante».
Después de que Musk acusó al presidente estadounidense de presuntos vínculos con el delincuente sexual infantil Jeffrey Epstein, la conferencia de prensa terminó con Trump amenazando con revocar los contratos gubernamentales de Musk, lo que podría costarle a su imperio comercial miles de millones de dólares.
En las siguientes horas, la disputa se extendió a las redes sociales, donde ambos repitieron sus comentarios de la Casa Blanca, lo que llevó al propietario de SpaceX a anunciar el desmantelamiento inmediato de su nave espacial Dragon, antes de parecer dar marcha atrás.
Resultado: Tesla cae 14% en bolsa; Musk pierde $34,000 millones en horas.
ANÁLISIS DE EXPERTOS, ¿SE PUEDE REPARAR EL DAÑO?
a) Diagnóstico desde las 6 Claves del Marketing Reputacional
Cultura: Tesla traicionó su propósito ambiental.
Comunidad: Los fans lideran ahora el movimiento #TeslaTakedown.
Escucha activa: Musk ignoró el descontento de clientes e inversionistas.
Stakeholders: La marca perdió neutralidad ideológica.
Liderazgo: Musk es visto como «impredecible y polarizante».
Contexto: En una era de crisis, las marcas deben ser «anclas de estabilidad».
b) La receta de Joan Costa para la reconstrucción
Costa enfatiza que «la identidad no es estática; requiere adaptación constante». Para Tesla, esto implicaría:
Desacoplar marca y CEO: Nombrar un vocero neutral para recuperar credibilidad.
Reactivar el propósito verde: Inversiones visibles en sostenibilidad.
Transparencia radical: Auditar impactos sociales/ambientales con terceros.
«Una identidad corporativa fracturada solo se recompone con coherencia entre lo que dices, haces y eres» — Joan Costa.
CUANDO UN LÍDER DEVORA A LA MARCA
El derrumbe de Tesla deja tres enseñanzas para la comunicación estratégica:
El peligro del «mesianismo CEO»: Ningún líder es más grande que la organización. Como señala el informe RepTrak 2025, «el 68% del valor reputacional de una empresa reside en sus acciones colectivas, no en su figura visible».
Política y marca: mezcla inflamable: La consultora Edelman advierte: «Tomar partido en guerras culturales sin un propósito auténtico aliena al 47% de los consumidores».
La resiliencia está en la esencia: Marcas como Nike o Starbucks sobrevivieron crisis reconectando con su identidad fundacional, no con giros reactivos.
¿ZOMBI CORPORATIVO O RENACIMIENTO?
Tesla encarna hoy la paradoja de un gigante tecnológico convertido en «cadáver reputacional»: innova, pero sin alma; vende, pero sin lealtad. Su rescate exige más que un nuevo modelo de baterías: requiere que Musk «deje de ser el protagonista para ser el arquitecto de un relato colectivo». Mientras, el caso sirve como recordatorio de que en la era de la transparencia radical, la identidad corporativa no es lo que construyes en un tablero, sino lo que otros guardan en su memoria emocional.
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