OPINIÓN
López Obrador no es invencible: Quien calla por miedo, está muerto en vida
Comuna México, por Benjamín Mora //
… decía mi suegro: Hay ideas chiquitas, ideas e ideotas. Cada uno elige las suyas. Me gusta escribir sobre las cosas más baladíes y etéreas de nuestras vidas: De política y lo efímero de sus delicias. Creo en la libertad de expresión como parte fundamental de la democracia y con ella, en el derecho a disentir y confrontar ideas.
Escribo sobre aquello que debe reivindicarse de un humanismo que fenece cada día en el marasmo del hedonismo social y las ocurrencias en el fragor de la mañana… pero también de otras cosas menores. Comparto para no sentirme prisionero de mis ausencias, de mis temores a la censura y por revelarme ante la derrota anticipada. Mis ideas son solo eso, ideas que explotan en mi corazón, toman forma en mi mente y se comunican en estas páginas. No hay que tomar a la política como cosa personal porque no lo es ni lo debe ser; la política es cosa de todos y, recordemos que, ¿lo que es de todos, es de nadie?
Don Mariano Azuela fue mi maestro de Sociología en el Centro Universitario México, muchos años antes de ser presidente de la Suprema Corte, abriéndome, por sus clases, a la reflexión seria en todos los actos trascendentes de mi vida. También, en aquellos años, coincidí y platiqué, por avatares de mi vida, largas horas, aunque pocos días, con el maestro David Alfaro Siqueiros cuando pintaba La Marcha de la Humanidad en el Poliforum de la Ciudad de México; entonces comprendí que Dios puso nuestro corazón al centro de nuestro pecho, inclinado un poco a la izquierda, para que así fuera nuestra manera de entender y atender a quienes necesitarían de nuestra ayuda social, educativa y económica en pos de la justicia humana. Desde entonces me declaro de centro izquierda. No soy de extremos.
No coincido con el presidente López Obrador ni en sus estilos de hacer política ni en sus modos de llevar el gobierno y menos en sus asignaciones de los dineros públicos pues lo creo clientelar y eso, en el poder, es peligroso; en mis desavenencias no hay odios… yo tampoco soy hombre de resentimientos ni de odios como dice ser López Obrador. Creo en la democracia; disiento, lo expreso y espero impactar en quienes me leen. No escribo por escribir… ello sería hablar como loco en el medio del desierto, mereciendo ser recluido a la Casa de la Risa. No critico porque me asuma el paladín de las grandes causas de México y el mundo; tal cosa me llevaría a soberbia y ésta es el origen de todos los males humanos. A Dios le dejo la carga de la Creación y la Omnisabiduría.
Una vez leí: Nunca me subestimes cuando me veas en silencio; sé más de lo que digo, pienso más de lo que hablo y observo más de lo que te imaginas. Me gusta, me identifico y por ello lo recuerdo.
México está confrontado, y estuvo y está en peligro de resquebrajarse, incitado en ese dolor desde la voz del propio presidente. Es su estilo y punto. No puede actuar de otra manera por incapacidad en su alma y por gusto en su corazón que nublan su entendimiento de las razones profundas de su mandato. ¿Acaso cree que él no tiene que cumplir con la Constitución porque, desde su promulgación, fue diseñada para limitarlo en su mesiánica vida?… The Economist ya lo explicó.
Mi madre me decía que, al andar por un camino, yo tenía la obligación humana de quitar las piedras que en él encontrara para que, quienes venía atrás de mí, lo recorrieran mejor; por el contrario, al presidente le gusta poner piedras en el camino para que, quienes en él se encuentren, se agarren a pedradas. Tal hecho nos diferencia.
Las elecciones más grandes de nuestra historia se cumplieron y estoy conforme, aunque no satisfecho por algunos comportamientos posteriores de nuestros políticos, incluidos candidatos y candidatas de todos los partidos, así como del señor presidente; todos y todas han sido incapaces esperar a los resultados oficiales del Instituto Nacional Electoral, proclamando lo que no fue. Quisieron sentirse triunfadores, aunque fuera por unos instantes; luego, buscaron culpas ajenas, imaginadas y delirantes, en sus derrotas.
Dicen que el ejercicio del poder, desgasta… ¡Falso! Solo desgasta el mal ejercicio del poder. ¿O por qué creen que hay gente que se reelige con más votos que en su primera elección? Además, la alternancia es esencia humana… a nadie le gustan comer, vestir y hablar lo mismo todos los días; eso mismo pasa con quienes damos el poder en política.
En el domingo de las votaciones, hice más de dos horas esperando mi turno y eso me encantó pues significó que salimos a votar, confiados en la democracia; por otra parte, a los minutos de cerradas las casillas, hubo quienes se declararon triunfadores, aunque después resultaron derrotados… me pareció mañoso y carente de ética. Hablaron porque tienen lengua y no por usar la razón. Ellos y ellas, perdedores, merecieron sus derrotas porque no aman la verdad y le gusta el engaño, empezando por los suyos.
Morena ganó la mayoría de las gubernaturas en juego y perdió gran parte de las alcaldías de la Ciudad de México; eso lo aplaudo ya que se castigó a quienes no dieron los resultados que los ciudadanos esperaron de sus gobernantes y fueron en todos los partidos. Esto, tan importante y significativo, no lo alcanza a asimilar el inquilino de Palacio Nacional, quien se empeña al acusar a los medios de la derrota de Morena; sin embargo, no mira iguales razones en las gubernaturas que perdieron los otros partidos y ganó Morena. Desde el inicio de su gobierno, López ataca a Fox, Calderón y Peña, alimentando el enojo social hacia ellos, sus gobiernos y sus partidos… Decía mi abuela, “quien se mete de cuetero se arriesga a que algún cuete le estalle en la mano” y a López le podría estallar el cuete de sus arengas en 2024. Al hablar de triunfos y derrotas morenistas, me hubiera gustado escuchar al presidente decir: “Habló el pueblo, ¡Viva el pueblo! ¡Viva la democracia!”. Eso haría un estadista y jefe de Estado, pero él…
Escucho quien afirma que López Obrador perdió casi la mitad de los votos de 2018; difiero, él no estuvo en las boletas electorales, aunque Morena insistió en tenerlo al hablar “de ya sabes quién” en sus spots de radio y televisión. Morena jugó con el nombre del presidente y lo dañó. Creo que Morena fue quien perdió esos votos por sus confrontaciones baladíes internas y malas designaciones de candidatos, porque, o aceptamos que el ejercicio del poder ya desgastó a la Cuarta Transformación, o dudamos que en verdad hayan existido los 30 millones de votos que acompañaron a López Obrador a la presidencia de la República. No hay de otra, y lo segundo es peligroso. Pero, ¿quién se quedó con esos votos perdidos?
Lo que sí quedó en claro es que López Obrador y Morena podrán ser vencidos 2024 y que ello dependerá de los demás partidos al ponerse de acuerdo en un candidato común que garantice los mejores resultados electorales y de gobierno. Yo tengo mi gallo y es Enrique de la Madrid.
A nosotros, quienes expresamos opiniones, nos toca sentar bases para el debate de ideas y proyectos. No hay que temer a las palabras que, siguiendo a Gustavo Adolfo Bécquer, son solo aire y van al aire; pero los malos gobiernos hacen derramar lágrimas que, siendo agua, forman mares que derriban a quienes roban esperanzas, engañando, y acrecientan enojos y violencias.
NACIONALES
La presidenta Sheinbaum: ¿Acatará tratados internacionales?
De primera mano, por Francisco Javier Ruiz Quirrín //
EL CLAROSCURO de la reforma judicial. Por un lado, los opositores a esta reforma promovida por López Obrador y consumada por Claudia Sheinbaum, tienen en el Artículo Primero de la Constitución y en la actuación de los organismos internacionales que vigilan el cumplimiento de los ordenamientos jurídicos para la defensa de los derechos humanos, un argumento más de lucha.
Por el lado oficial, dueña de los tres poderes del Estado Mexicano y seguidora de la “cuarta transformación” -que ha hecho a un lado los criterios de organizaciones internacionales que exponen sus opiniones con respecto al gobierno de México-, la presidenta Sheinbaum podría promover de una vez por todas las reformas constitucionales que harían a un lado el actual ordenamiento contemplado en la Carta Magna para dejar de considerar todo tratado internacional como Ley Suprema.
No podemos olvidar que en el paquete de reformas constitucionales para establecer la “Ley Suprema” del Congreso de la Unión por encima del Poder Judicial Federal, se contemplaba una reforma para hacer a un lado del texto lo relativo a los “tratados internacionales”, pero al final del día no se contempló.
Hasta ahora, el Artículo 1 de la Constitución se contempla así:
“En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece”.
Por parte de los organismos internacionales dedicados a la defensa de los derechos humanos, hay un tema neurálgico en relación a México, luego de la reforma judicial y la expectativa de una posible violación a los derechos humanos ante la selección de los jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial Federal a través del voto popular, porque los nuevos juzgadores podrían sujetarse a las consignas políticas y no a la Ley.
Una abogada experta en el sistema interamericano de derechos humanos –Tamara Taraciuk-, dijo a “Proceso” lo siguiente:
“Si el Estado Mexicano ignora las eventuales recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, este organismo se transforma en una suerte de Fiscalía y lleva el caso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos con sede en San José, Costa Rica y este tribunal inicia un proceso que podría culminar en una sentencia condenatoria vinculante que el Estado Mexicano tendría la obligación de cumplir como firmante de la Convención Interamericana de Derechos Humanos”
Aparte, de forma paralela, en la Organización de las Naciones Unidas se desarrolla un proceso en el que el Estado mexicano tiene que responder. La reforma también está en la mira de la relatora especial de la ONU para la Independencia de Jueces y Abogados y de la Comisión de Venecia, un organismo de la Unión Europea que vela por el constitucionalismo y el Estado de derecho y del cual México forma parte. De parte de estas organizaciones no hay sentencias vinculantes pero sí pronunciamientos políticos.
Aparte, el artículo 133 de la Constitución establece que los tratados internacionales son parte de la Ley Suprema de la Unión, junto con la Constitución y las leyes del Congreso.
Palabras más, palabras menos, ante el inminente riesgo de violaciones a los derechos humanos por la puesta en práctica de una reforma judicial cuyos jueces electos por el voto popular atenderían las recomendaciones de quienes los colocaron para “administrar la justicia” y no a la interpretación de la Constitución en sus primeros 29 artículos relativos a las garantías individuales o derechos del hombre y la mujer, el gobierno de México podría recibir una condena internacional y verse obligado a modificar parte de su reforma al Poder Judicial de la Federación.
Eso por un lado, pero por otro, podría ser una oportunidad para que el régimen impuesto por López Obrador y perfeccionado por Claudia Sheinbaum, quite los candados constitucionales que le oprimen aún, el propósito de establecer de una vez por todas un régimen en manos de una sola persona, es decir, una autocracia en la que las libertades y derechos humanos de sus ciudadanas y ciudadanos se sujetarían a la voluntad del Estado, el mismo que sería capaz de declarar de utilidad pública, toda propiedad privada.
NO HABRÁ DIÁLOGO CON LA OPOSICIÓN
SI LA presidenta Sheinbaum hizo de manera personal una crítica pública al nuevo dirigente nacional del PAN, Jorge Romero, es porque está enviando un mensaje de que no habrá diálogo alguno con la oposición… Decir que Romero es “el jefe del cartel inmobiliario” en la ciudad de México, podría haber corrido a cargo de la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez o de la presidenta de MORENA, Luisa María Alcalde, pero no fue así… Un asunto de bajo perfil fue tomado como un pretexto para decir a todos los mexicanos que esta “construcción del segundo piso de la cuarta transformación”, solo gobernará para los simpatizantes, haciendo a un lado a todo aquel o aquella que piense diferente… Adiós entonces a la aspiración de un llamado desde palacio nacional a la unidad de las y los mexicanos…
JALISCO
Madruguete legislativo: El pacto silencioso que define la política jalisciense
Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco //
El reloj marcaba las 2:33 de la madrugada cuando la 64 Legislatura del Congreso de Jalisco, bajo el tenue resplandor de la noche, decidió consumar lo que muchos en el recinto describieron como un “madruguete”. En una sesión cargada de tensión, se aprobó la integración de las 20 comisiones legislativas, un acto que, más que ser un simple trámite administrativo, reveló la maquinaria oculta que mueve los hilos del poder en el estado.
Mientras la mayoría de los legisladores dieron su voto favorable, los cinco integrantes del Partido Acción Nacional (PAN) se opusieron con firmeza. Claudia Murguía Torres, coordinadora de la bancada panista, alzó la voz contra lo que calificó como un “acuerdo vergonzoso” entre Movimiento Ciudadano (MC) y Morena. Con un tono severo, señaló la falta de transparencia y la premura innecesaria de una sesión que, según ella, podría haberse realizado con luz de día y mayor deliberación.
La crítica de Murguía resonaba más allá del recinto: “No hay urgente necesidad”, afirmó, cuestionando la prisa por votar cuando aún quedaban días para cumplir el plazo legal. Y, sin embargo, su voz parecía ahogarse en un entorno donde las alianzas veladas y los intereses partidistas ya habían definido el resultado.
El coordinador de MC, José Luis Tostado, respondió con la habilidad retórica que caracteriza a los políticos experimentados. Negó cualquier pacto exclusivo con Morena y afirmó que los acuerdos fueron alcanzados con siete de los ocho grupos parlamentarios. Pero los hechos hablan más alto que las palabras, y el reparto de las presidencias de las comisiones legislativas parece contar una historia distinta.
EL REPARTO DEL PODER
Movimiento Ciudadano, como era de esperarse, se quedó con las comisiones clave: Hacienda y Presupuestos, Seguridad y Justicia, Movilidad y Transporte, entre otras. Con estas posiciones, MC asegura su dominio sobre los recursos financieros, la agenda de seguridad y los proyectos de movilidad, consolidando así su narrativa de partido hegemónico en Jalisco.
Morena, por su parte, tomó el control de comisiones que, aunque importantes, carecen del impacto presupuestal que caracteriza a las de MC. Igualdad Sustantiva y de Género, Vigilancia y Sistema Anticorrupción, y Participación Ciudadana son comisiones que encajan con la retórica progresista del partido, pero cuyo alcance real en términos de poder legislativo es limitado.
El PAN, relegado a un papel testimonial, mantuvo las comisiones de Asistencia Social, Familia y Niñez, así como Gobernación. Estas presidencias son más un consuelo simbólico que una herramienta de influencia real. Mientras tanto, el PRI y los partidos minoritarios —Hagamos, PVEM, PT y Futuro— obtuvieron presidencias que parecen más un intento de mantenerlos en la mesa de negociación que una concesión de poder auténtico.
LA SOMBRA DE UN PACTO NO TAN SILENCIOSO
El PAN, con razón o sin ella, parece haber sido el único partido dispuesto a denunciar públicamente lo que otros solo murmuran en los pasillos: la existencia de un acuerdo entre MC y Morena. Aunque ambos partidos lo niegan, su coordinación para sacar adelante esta votación en una sesión de madrugada sugiere que hay más en juego que el cumplimiento de un plazo legal.
En este contexto, la declaración de Julio Hurtado, diputado panista, resulta especialmente elocuente: “El que hoy estemos debatiendo este tema a las 2 de la mañana habla por supuesto de lo vergonzante que es para Movimiento Ciudadano arrancar esta Legislatura entregándole el control de lo que hoy es la gran coyuntura nacional”.
EL PESO DE LOS NOMBRAMIENTOS
La sesión no solo fue polémica por la distribución de las comisiones. También se tomó protesta a Eduardo Fabián Martínez Lomelí como secretario general del Poder Legislativo. Martínez Lomelí, cercano al gobernador Enrique Alfaro, es una figura clave en la operación legislativa y su continuidad refuerza la influencia de MC dentro del Congreso.
Su permanencia no es un detalle menor; representa el control administrativo y técnico del Legislativo, un poder que muchas veces opera lejos de los reflectores, pero que es crucial para la agenda de cualquier partido en el gobierno.
LA GLOSA 2024: OBRA DE TEATRO EN PUERTA
Otro de los puntos aprobados fue la realización de la Glosa 2024 los días 20, 21 y 22 de noviembre. Este ejercicio de rendición de cuentas, en teoría, debería ser una oportunidad para que los legisladores cuestionen a los titulares de las dependencias gubernamentales sobre su gestión. Sin embargo, los antecedentes nos enseñan que estas sesiones suelen ser más un espectáculo político que un verdadero ejercicio de fiscalización.
LA COREOGRAFÍA DEL PODER
Lo ocurrido en esta primera sesión de madrugada de la 64 Legislatura no es un hecho aislado; es una muestra del entramado político que define a Jalisco. Movimiento Ciudadano, Morena y los demás partidos están inmersos en un juego donde la prioridad no es el bien común, sino la consolidación de poder. Las críticas del PAN, aunque legítimas, también deben ser vistas con escepticismo; ningún partido está libre de pecados en esta danza de intereses y no podemos olvidar que, la legislatura pasada el PAN tenía en Claudia Murguía a la diputada más naranja de los azules.
Si algo dejó claro esta sesión inaugural, es que el Congreso de Jalisco no será el espacio para el debate plural. Los acuerdos entre MC y Morena marcarán la pauta, mientras el resto de las fuerzas políticas se adaptan o perecen. En la penumbra de la madrugada, las decisiones se tomaron con una urgencia cuestionable y una opacidad indignante. Para los ciudadanos, queda la amarga certeza de que, en este juego de poder, su voz sigue siendo un eco perdido en el vacío legislativo.
En X @DEPACHECOS
NACIONALES
El costo de la transparencia
Opinión, por Salvador Romero Espinoza //
La propuesta de reforma al artículo 116 de la Constitución para desaparecer a los 32 institutos de transparencia locales del país, nos costará casi 20 veces más de lo que actualmente nos cuestan dichos institutos, de acuerdo a la distribución de funciones y obligaciones que establece para las contralorías de cada una de las casi 7,000 autoridades estatales y municipales del país.
En primer lugar, hay que señalar que el presupuesto aproximado del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) es de 1,000 millones de pesos anuales, mientras que el presupuesto aproximado de los 32 institutos de transparencia locales del país, ronda los 1,300 millones de pesos al año; el Instituto de Transparencia Jalisciense (ITEI), por ejemplo, tiene un presupuesto aproximado de 60 millones de pesos anuales, básicamente el mismo desde hace 12 años; es decir, la totalidad de los 33 institutos de transparencia cuestan a cada mexicana y mexicano alrededor de $17 pesos al año, menos de lo que cuesta un refresco.
De esos presupuestos, alrededor del 70% de los recursos se destina a lo que se conoce como “Capítulo 1000”, es decir, al pago de sueldos, salarios, prestaciones y honorarios de las personas que apoyan a dichos institutos de transparencia a cumplir con sus funciones, que en el INAI son alrededor de 800 personas y en el resto de los institutos de transparencia del país alrededor de 1,200 personas; el ITEI, por ejemplo, tiene una plantilla de personal de 94 personas.
Por su parte, la propuesta de reforma constitucional, denominada de “simplificación administrativa”, cuya finalidad es la destrucción de 39 organismos constitucionales autónomos (creados como contrapesos al poder público), establece también una propuesta de modificación al artículo 116 (relativo a las atribuciones de las entidades federativas), que violenta completamente el esquema federalista mexicano y el principio de soberanía de los estados que forman nuestra República, pues prohíbe a las entidades el que puedan preservar a sus institutos de transparencia, a pesar que dicho artículo fue concebido para reconocerles atribuciones a las entidades federativas, no para imponerles prohibiciones.
En dicha propuesta de reforma se establece la desaparición obligatoria de los 32 institutos de transparencia del país para que cada contraloría o equivalente de cada autoridad, realice las atribuciones que actualmente realizan dichos institutos, entre otras, conocer de las quejas, impugnaciones, recursos e inconformidades que presente la sociedad en contra de la opacidad de las instituciones públicas, así como las verificaciones a sus portales de transparencia y la capacitación a su personal y a la sociedad civil.
Este esquema conllevaría un enorme gasto presupuestal, dado que -haciendo a un lado a la Federación- actualmente existen casi 7,000 sujetos obligados (o autoridades) estatales y municipales (en Jalisco rondan los 600), por lo que una debida tutela de los derechos fundamentales a la información y a la protección de datos personales, que actualmente está encomendada a los institutos de transparencia, implicaría que en cada contraloría de cada autoridad se contrataran, al menos, 3 tres nuevas personas: una responsable de la resolución de recursos en materia de acceso a la información y de las denuncias por incumplimiento de obligaciones de transparencia; otra responsable de las verificaciones a los portales de transparencia y de la capacitación; y otra especializada en resolver controversias relacionadas con la protección de datos personales.
En otras palabras, en el discurso oficial para justificar la destrucción de los institutos de transparencia, se ha señalado que son costosos para el presupuesto y que su desaparición implicaría un ahorro para el erario público, sin embargo, con el esquema propuesto, si en verdad se quieren proteger adecuadamente estos derechos humanos, se tendrían que contratar a alrededor de 21,000 personas nuevas para tutelarlos de manera eficiente por los sujetos obligados estatales y municipales (en contraste con las alrededor de 1,200 personas que actualmente laboran en los 32 institutos locales), por lo que, en realidad, este esquema propuesto, además de todas las implicaciones negativas que tiene, también nos costaría a las y a los mexicanos, cuando menos 17 veces más de lo que actualmente nos cuestan los institutos de transparencia locales del país.
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