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DEPORTE/CULTURA

Figuras femeninas cabezonas y deformes: «Pinto lo que quiero; la vida del artista es de bajadas y subidas», Juan Carlos Macías

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Por Gabriel Ibarra Bourjac //

La vida del artista no es fácil, como bien expresa el artista plástico y grabador tapatío Juan Carlos Macías, suele ser de bajadas y subidas, a veces más bajadas. Tienes temporadas que no vendes y otras que vendes mucho. Y Juan Carlos ha vivido esos contrastes de vacas gordas y vacas flacas.

En la carrera de Juan Carlos ha habido momentos de limitaciones, como el que platica de limpiar el último gramo de café en el frasco de Nescafé, que le sucedió en Chicago, donde en su primera exposición logró vender toda su obra.

El pintor tapatío se fue con el espejismo de que los dólares estaban a la mano. Cuando llegó a la ciudad de los vientos a principios del nuevo milenio, rentó un departamentito, pero después del éxito de su primera exposición, decidió rentar un piso en el que pudiera trabajar con mayor holgura.

Pero después montó otra exposición donde vendió únicamente un cuadro. Y de pronto, prácticamente se queda sin recursos. ¿Cómo pagar la renta tan alta sin ingresos a corto plazo?

Pero eso es anecdótico. La vida da muchas vueltas y en esos avatares conoció a un empresario coleccionista allá en Chicago, Maya Romanoff y la circuntancia le cambió. Maya Romanoff le da la mano y le presta un espacio en su fábrica para que pintara. Y así fue como logró superar el escollo y salir adelante.

Juan Carlos nunca imaginó lo que la pintura lo convertiría en un hombre de mundo. “Soy un poco viajero y un poco irresponsable – ríe-. A fuerzas se tiene una visión cosmopolita de la vida. Lo vas adquiriendo al ir de un lado para otro, no es que la buscaras, ya la vida te va llevando, un proyecto te lleva a otro y me gustan proyectos de largo aliento, de tal suerte que se que si voy a ir a picar piedra a un país nuevo no puedo estar tres meses, necesito producir allí, conocer el medio y esto te lleva años. He vivido en lugares distintos…”

Hay sucesos en la vida que vienen a marcar tu destino. Y en la carrera en el mundo del arte de Juan Carlos Macías hay dos sucesos que fueron el parteaguas para que su talento tuviera alcance y proyección mundial, como fue la decisión de irse a vivir a Chicago allá por 2003 y el haber ganado un concurso para una obra pictórica en el Metro de Chicago, en la época que la ciudad estaba compitiendo para organizar las olimpiadas, que finalmente quedaron en Rio de Janeiro en 2016.

Ese viaje a Chicago le permitió conocer a un personaje generoso que sería fundamental en su carrera en el campo del arte, Maya Romanoff y que se convirtió en su principal coleccionista.

Los Romanoff fueron muy buenos, sigo teniendo relación con la familia, pero se murió el señor, se llamaba Richard, pero se lo cambió a Maya…hizo nun emporio del papel tapiz en el mundo. Se hizo una novia en Yucartán y se puso Maya…era un tipo muy interesante, hablaba inglés, francés, español, un tipo muy culto…”  

MI OBRAS ES FUNDAMENTALISTA, FIGURATIVA”

Juan Carlos en la entrevista con Conciencia en el Arte habla de su obra, de su estilo.

Mi obra es fundamentalista, figurativa, porque reconoces lo que hay. Soy expresionista, porque no es realista; hay deformaciones, algunas voluntarias, otras involuntarias, porque dicen que el estilo te lo marca la suma de tus deficiencias”.

Cuando empecé a hacer figuras muy cabezonas, muy deformes, es porque había empezado el rostro en una tela y no me cabían en el espacio. ¿Qué hago? ¿La borro? Le fui haciendo más chicas las piernas, todavía cebezonas y patonas, como si fueran niñas, pero no son niñas”.

Así es como describe su estilo Juan Carlos Macías, un hombre de mundo, cosmopolita que gracias a la pintura y a su talento ha vivido en varios países, como Estados Unidos, en Los Ángeles, Chicago; en Cherburgo, Normandía en Francia; Marruecos y ha trabajado en Alemania.

Al artista plástico tapatío Juan Carlos Macías, le gusta dibujar cuerpos humanos, especialmenrte mujeres.

¿Cómo ha sido tu vida como pintor? 

Muy buenas, pero bajadas y bajadas y luego una subiditas y otra bajada…ya con los años, ahorita vivo a gusto, ya no tengo exabruptos económicos, pero nunca sabes, es costoso mantener dos talleres que es mi caso, estar produciendo siempre te cuesta y mi obra no es tan bonita, no le gusta a mucha gente, no es tan atractiva, tengo algunos coleccionistas serios, a la gente no quiere ver un cuadro mio en su sala y yo soy terco, lo que quiero hacer es obra de arte y la hago; puedo pintar, puedo hacer pintura complaciente, a quien no le gusta flores, un bodegón, un caballo, lo que quiero hacer es obra de arte, tengo ya 60 años… 

No tengo muchas exigencias; no bebo alcohol, que es un factor, porque muchos te compran cuando traes alcohol encima y si no lo traes te dicen: alguien que no bebe no es confiable”.

No hago muchas relaciones públicas, no ando detrás de los coleccionistas, los que he tenido como Romanoff fue un chiripazo, nos caíamos bien, era de una generosidad extraordinaria con mi familia y con mi hijo Emiliano”.

La pintura te ha llevado por el mundo…

Sí, sí…en parte la pintura, de joven me fui a estudiar a Estados Unidos, después de que terminé la escuela en México me fui otra vez a Estados Unidos a hacer una especialidad en gráfica, es lo que me ha movido a todas las partes a las que he ido,

¿Y cómo fue que viviste tres años en Francia?

Son circunstanciales, por ejemplo, cuando viví en Francia realmente tenía que irme a vivir a Alemania, pero no lo hice porque me salía más caro que vivir en Alemania y viví en Francia. Tenía que hacer un trabajo para la ciudad de Chicago, como era un trabajo muy especializado de mosaico pero de alta calidad. La empresa que tiene mas tiempo en el mundo  es la de Franz Meyer que está en Alemania, resistió las guerras mundiales, tiene 170 años   de existir y se dedica a hacer mosaico y vitral. 

El mosaico se licitó para una obra del metro de Chicago en la época que Chicago estaba participando para las olimpiadas que finalmente se quedaron en Brasil y estaban renovando algunas estaciones céntricas, 11 estaciones del tren. 

Hicieron la licitación entre un listado de artistas posibles, participé en la licitación y mi propuesta ganó el proyecto de una de las obras públicas que se iban a hacer con este fin. 

Tardamos tres años de hacer desde el proyecto hasta la instalación poco más de tres años. 

En la licitación te pedían que garantizaras una obra de cien años de durabilidad. Hay mosaicos de mas de dos mil años que existen… 

Salía muy caro vivir en Alemania, me fui a un pueblito de Normandía. 

Disponía de una casa muy grande, tenía que seguir produciendo y allí viví tres años.  

¿Cómo nace tu vocación de artista? 

Desde niño me soñaba como artista, me acuerdo que de niño iba al ex Convento del Carmen y veía grabados y pensaba no se cómo le hacen estos, pero son unos genios, porque no tenía ni idea de la técnica; dibujaba desde niño. En tiempos de las olimpiadas, tenía 7 años (nací en el 61) nos pidieron hacer un dibujito en la escuela con el tema de los juegos olímpicos, resulta que les gustó mi dibujo, participó en el concurso y ganó, fue un concurso interescolar, también ganó, ya no supe que pasó en la siguiente etapa, seguramente ya no ganó. 

¿Qué dibujabas? 

Me gustaba dibujar, dibujaba a Batman, sí pensaba que podría ser un pintor, pero era difícil, de alguna manera lo percibía, mi padre era músico y nos la pasábamos difícil, mi papá tenía que hacer otras chambas, no podía mantenerse de la música cabalmente. 

Y estaba como el estigma, a esto no te metas, estudia doctor, ingeniero, tenía un hermano músico muy bueno, pero era médico, mis hermanas cantan, pero son maestras, estudiar una carrera, en mi caso hice arquitectura, la terminé; estudié artes plásticas. En mis tiempos terminabas la secundaria y ya podías estudiar artes plásticas, era una carrera técnica, no era licenciatura, no la terminé, la certeza de que tenía que hacerlo, la prepa sí la terminé. 

ESTUDIÓ ARQUITECTURA

Luego estudié arquitectura en la Universidad de Guadalajara, es una de las cinco bellas artes y hay una línea de la arquitectura que no es tan teorica, la parte de la historia de la arquitectura.

En arquitectura aprendí la teoría de la perspectiva, de la geometría analítica y la geometría descriptiva, todas estas cosas te llevan a que tengas un mejor entendimiento de las formas, luces. La arquitectura me sirvió mucho como formación. La vocación ya la tenía. 

Recuerda que de niño, tenía 2 o 3 años, de la mano del abuelo iba a ver los murales de Palacio de Gobiero los de Orozco, los del Cabañas; inclusive recuerda haber visto pintar a Gabriel Flores. 

DE FAMILIA DE ARTISTAS

Juan Carlos viene de familia de artistas. Su padre que era saxofonista, batalló porque en ese tiempo no había bandas de jazz y tenía la responsabilidad de sacar a los siete hermanos adelante. Sus hermanos tocaban también diversos instrumentos y él aprendió a tocar la guitarra, pero hoy le cuesta trabajo por un accidente que sufrió que le dejó una mano tuyida.

Su abuelo, por parte de su madre, era muy buen dibujante.

A los diez años entró a estudiar pintura al jardín del arte en el Agua azul, talleres que impartían los domingos, eran talleres abiertos, allí estaba Jesús Mata dando clases, estaba también Carlos Terrez, pintaban con crayolas, lápiz con T; luego fue al Colegio de Santa Teresa de Ávila a recibir clases de óleo al que iban puras niñas y Juan Carlos era el único varón. Allí aprendió a pintar óleo.

Un accidente tuvo en su vida que le costó perder uno de sus dedos. Fue cuando se puso a construir viviendas. Estaba revisando un camión de ladrillos que habia comprado, se sube al camión, traía la argolla de matrimonio en el dedo, ya que el fin de semana habían estado en Puerto Vallarta, el anillo se le salió y entonces el anillo se la atora en un clavito que tenía la redila, pega un brinco y se le raja, intentaron pegarlo, pero no prendió. 

No fue grata mi incursión en la arquitectura y construcción. Zapatero a tus zapatos. Su esposa construye, hace algo de bienes raíces, algo de costura, muy padre artística”, dice con la sonrisa en el rostro. 

La vocación por la pintura se le fue reafirmando y hoy Juan Carlos Ahora es un pintor consagrado, vive en el Centro de Guadalajara, tiene dos talleres pegados en la misma zona, uno en la azotea de su casa donde vive, y el otro está a la vuelta.

Hoy ya no vive con las vicisitudes económicas de principios del dos mil y pinta lo que quiere, consciente de que a mucha gente no le gusta lo que pinta, “lo que quiero hacer es obra de arte y la hago; puedo pintar, pudo hacer pintura complaciente, tengo ya 60 años de vida”.

ARTE

De la cosmetología al arte: Cómo Silvia Murillo encontró su pasión y vocación en el bronce

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Por Gabriel Ibarra Bourjac //

En la casa de la escultora Silvia Murillo Reding, se respira arte. Entre piezas de plastilina, cera y bronce, Silvia, con una sonrisa que destila pasión, comparte la historia de cómo, contra todo pronóstico, encontró su vocación en la escultura.

Lo que comenzó como una visita casual a un taller se convirtió en una aventura que transformó su vida, demostrando que el arte no conoce edades ni límites.

Un despertar tardío en el taller de Juan Méndez

Hace apenas trece años, Silvia cruzó el umbral del taller del maestro Juan Méndez, un escultor autodidacta conocido por obras como la Madre Patria y el Colón. Lo que ella describe como un “cementerio de esculturas” —moldes, figuras a medio tallar, el olor a plastilina y polvo— la envolvió como un hechizo. Había llegado para promover un proyecto, pero las herramientas y las formas la capturaron. “Ahí se plantó la semillita”, recuerda, sus ojos brillando. Ese día, el arte la llamó, y ella, sin saberlo, respondió.

Antes de ese encuentro, Silvia había coqueteado con el arte, pero no con la escultura. A los 15 años, pintaba y creaba cuadros de marquetería, una técnica decorativa que aplicaba a muebles y que, aunque efímera en su registro, le valió elogios. Llevó a su madre a clases de pintura para distraerla, pero terminó ella misma tomando el pincel. “La gente veía mis cuadros y preguntaba de quién eran. Yo decía ‘míos’, y no lo creían”, cuenta con una risa. Sin embargo, un terapeuta, al que llama su “gurú”, le dio un vuelco a su destino: “Lo tuyo no es la pintura, es la escultura”. Tres años después, esas palabras la llevaron al taller de Méndez.

El maestro, con su estilo rústico, no le dio clases formales. “Haz un huevo”, le dijo, entregándole una barra de plastilina. Luego, con una hoja, le mostró las proporciones de un rostro y la dejó sola. “Como puedas”, fue su única instrucción. Aquel desafío, burdo, pero liberador, despertó en Silvia una confianza inesperada. “Me di cuenta de que podía hacerlo”, dice, evocando cómo experimentó con herramientas, texturas y sus propias manos, guiada por un instinto que no sabía que tenía.

De la cosmetología al arte

La escultura llegó tarde, pero Silvia no era ajena al trabajo manual. Durante 25 años fue cosmetóloga, una profesión que perfeccionó con dedicación y que le dio un conocimiento intuitivo de la anatomía humana. “Eso me ayudó a modelar”, explica.

Sus primeros torsos, creados en un fin de semana febril, sorprendieron al mismo maestro Méndez. “No pude parar”, confiesa, recordando cómo la plastilina cedía bajo sus dedos, como si siempre hubiera estado destinada a darles forma.

Antes de la escultura, Silvia exploró el multinivel, construyendo una red de más de 3,000 personas en cuatro años y generando ingresos significativos. “Era agotador, pero aprendí a liderar”, dice. Aunque planeaba lanzar su propio multinivel, el arte la sedujo con una fuerza mayor. “Me permitía expresarme, sacar lo que llevaba dentro”, reflexiona. La pintura, que alguna vez fue un pasatiempo, palideció ante la escultura, que se convirtió en su lenguaje. “Me eché un clavado y no pude parar”, admite, describiendo cómo el arte la atrapó, relegando sus otras facetas.

Un proceso creativo:

Sueños, anatomía y movimiento

El proceso de Silvia es tan vibrante como sus obras. Trabaja simultáneamente en hasta siete piezas, saltando de una a otra como un músico que toca múltiples instrumentos en una orquesta. “Me aburro si me quedo en una”, confiesa. Sus materiales —plastilina, cera con parafina— se transforman en figuras que destilan movimiento, un sello de su estilo. “Quiero que el material no se sienta rígido”, explica, señalando torsos, máscaras y figuras que parecen danzar.

La anatomía es su obsesión. Sus años como cosmetóloga le dieron una base, pero su estudio profundo de proporciones y musculatura ha elevado su trabajo. “Cuando me metí a estudiar anatomía, mi obra cambió”, dice. Sus piezas, como Los Amorosos, destinadas a un hotel en Puerto Vallarta, o Cazando Historias, nacida en la pandemia, reflejan esta precisión. La primera, dos figuras entrelazadas en un abrazo, captura la intimidad humana; la segunda, una bailarina sostenida por una mano que representa la madre naturaleza, habla del tiempo y la fragilidad tras el COVID.

Muchas de sus ideas nacen en sueños. “Me duermo pensando en una pieza y despierto con la solución”, revela. Así surgió El Viajero, una serie de gorditos con mochilas que simbolizan el equipaje de la vida, con alas que evocan ángeles guardianes y elementos como barcos de papel o patines que representan el viaje existencial. Otra serie, más surrealista, incluye máscaras y figuras como el Ave Fénix, que corta y transforma para añadir vacíos, un concepto inspirado en la vacuidad budista: “Ver lo que no se ve”.

Obras que cuentan historias:

De El Filósofo a Resurgir

La primera obra de Silvia, El Filósofo, fundida en bronce, marcó un hito. Vendida el mismo día que la presentó, le provocó una mezcla de orgullo y dolor. “No quería soltarla, era parte de mí”, admite. Sin embargo, el consejo de su fundidor —“Haz otra”— la liberó. Desde entonces, ha creado más de cien piezas, casi todas únicas, aunque planea series como Los Viajeros y máscaras de gran formato. Su obra Resurgir, exhibida en la Ruta Escultórica de Guadalajara, es una de sus favoritas. Un torso que invita a la introspección, habla de descubrir el potencial oculto, un reflejo de su propia reinvención.

Otras piezas, como Acariciando el Amor o Charlando con el Futuro, revelan su inspiración en la filosofía budista y su amor por la música y los caballos. “Me gusta la yegua árabe por su cara fina”, dice, mostrando un caballo con líneas fluidas. Cazando Historias, con su bailarina y mariposas, captura la efervescencia del amor, mientras Suspiro Creativo y El Titiritero exploran la fantasía y el control. Cada obra es un relato, un pedazo de su alma tallado en materia.

Exposiciones y el desafío de la visibilidad

Silvia ha presentado unas diez exposiciones, desde la Casa de la Cultura de Ajijic, donde despuntó durante la pandemia, hasta el Palacio Municipal de Zapopan, Chapala, Jocotepec y la galería Ojos del Tiempo. Una de sus últimas muestras en Ajijic, vendió 12 de 16 piezas únicas, un éxito que la sorprendió. Una galerista neoyorquina, fascinada por sus máscaras, la invitó a exponer en Nueva York y Ajijic, pero Silvia, aún novata, no dio seguimiento. “Estaba enfocada en producir”, explica.

Aunque su obra se vende rápido —promedia cuatro piezas al mes—, Silvia admite que no vive exclusivamente de la escultura. Reinvierte todo en materiales y producción, tratando su arte como una pequeña empresa. Sin embargo, su presencia en redes sociales, como Instagram, es limitada. “No soy de redes, pero estoy aprendiendo a promoverme”, dice, consciente de que la visibilidad es clave para crecer. Su meta es completar las series de Los Viajeros y máscaras, y sueña con una exposición que reúna sus gorditos, símbolos de la humanidad en movimiento.

La escultora y su legado

Para Silvia, ser escultora es más que un oficio; es una forma de existir. “Me he reinventado muchas veces”, reflexiona, desde la cosmetología hasta el multinivel y ahora el arte. Su versatilidad, su capacidad para disfrutar cada proceso y su valentía para aprender por prueba y error la han llevado lejos. Inspirada por audiolibros, la música, el budismo y las vivencias de su entorno, ve el mundo con ojos de artista, capturando lo invisible en cada vaciado de bronce.

Fascinado por su obra, le pregunto a Silvia qué requiere una escultora además de talento. “Anatomía, paciencia y la capacidad de expresarte”, responde.

Su obra, con su movimiento y simbolismo, no solo adorna espacios como el hotel Villa Lala o el Jardín del Medio, un hotel escultórico; también invita a reflexionar sobre la vida, el amor y el tiempo. “El arte es mi manera de hablar”, dice, mientras muestra un armadillo o una máscara, cada pieza, un testimonio de su profundidad.

Cuando me despido, llevo conmigo un pequeño torso, un regalo de Silvia. Pero el verdadero regalo es haber conocido a una mujer que, a los 49 años, demuestra que el arte puede surgir en cualquier momento, transformando no solo la materia, sino la vida misma. Silvia Murillo Reding, con sus manos llenas de cera y sueños, sigue esculpiendo su legado, una obra a la vez.

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Beisbol

Brilla Alejandro Osuna en su debut con Rangers y semana de oro para Muñoz y Paredes

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Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac //

En el diamante de las Grandes Ligas, donde los sueños se forjan a golpe de recta y batazo, dos mexicanos han izado la bandera tricolor con una semana para la historia. Del 19 al 25 de mayo de 2025, Andrés Muñoz e Isaac Paredes no solo brillaron; incendiaron el escenario con actuaciones que resuenan desde Seattle hasta Los Mochis y Hermosillo.

Pero, ¿es este fulgor un destello aislado o el amanecer de una nueva era para el béisbol azteca?

Andrés Muñoz, el sinaloense de 26 años, se ha convertido en el guardián implacable de los Marineros de Seattle. Esta semana, sumó su 17º salvamento de la temporada, consolidándose como líder de la MLB en rescates. Con una efectividad de 0.00 en 22.2 entradas y 28 ponches, su recta de 100 millas y slider quirúrgico son un martirio para los bateadores. Contra los Angels el 22 de mayo, cerró la novena con tres outs fulminantes, asegurando una victoria 3-2.

Por su parte, Isaac Paredes, el orgullo del barrio de La Mosca en Hermosillo, de 26 años, desató una tempestad ofensiva con los Astros de Houston. En una semana de ensueño, conectó cuatro jonrones, elevando su total a 11 en la temporada. Con un promedio de .285, 7 dobles, 1 triple y 31 impulsadas, Paredes es el corazón de la alineación texana. Su versatilidad en la tercera base y su ojo clínico para el pitcheo lo confirman como un All-Star en potencia.

El clímax llegó el 24 de mayo, cuando Muñoz y Paredes se enfrentaron en un duelo épico en el T-Mobile Park. Con los Marineros liderando 4-3 en la novena, Paredes enfrentó a Muñoz. Tras una recta de 98 millas, Isaac conectó una línea que Randy Arozarena atrapó, sellando el salvamento de Muñoz. Este choque, con 25,000 gargantas conteniendo el aliento, fue más que un turno al bat; fue un himno al talento mexicano, con Arozarena como testigo de un tridente azteca en el escenario mayor.

Pero no todo es euforia. Mientras Muñoz y Paredes brillan, el béisbol mexicano enfrenta sombras. La Liga Mexicana carece de reflectores, y talentos como Alejandro Kirk, con un jonrón esta semana para los Blue Jays, apenas se mencionan. ¿Por qué celebramos a unos y olvidamos a otros? La falta de apoyo estructural y la dependencia de la MLB para visibilizar a nuestros peloteros son grietas que no podemos ignorar. Muñoz y Paredes, que jugaron juntos en un mundial infantil en 2009, son excepciones forjadas en el sacrificio, no productos de un sistema.

Esta semana, México vibró con sus hazañas. Muñoz, el cerrojo indomable; Paredes, el cañonero incansable. Son más que atletas: son espejos de un país que sueña grande. Pero su brillo nos interpela: ¿cuándo construiremos un béisbol propio que no dependa de las luces de la MLB? Por ahora, celebremos. El diamante es suyo, y el orgullo, nuestro.

EL DEBUT DE ALEJANDRO OSUNA

El pasado domingo 25 de mayo de 2025, Alejandro Osuna, jardinero mexicano de 22 años, debutó en la MLB con los Texas Rangers, venciendo 5-4 a los Chicago White Sox en el Guaranteed Rate Field.

Osuna, prospecto número 7 de los Rangers, fue convocado desde Triple-A Round Rock tras la fractura de Joc Pederson el 24 de mayo. Nacido en Ahome, Sinaloa, y hermano de Roberto Osuna, firmó en 2020 por $125,000. En 2024, fue Jugador del Año de Ligas Menores de los Rangers, bateando .292 con 18 jonrones. En 2025, bateó .283 en Double-A Frisco y .259 en Triple-A, con 9 bases por bolas en 8 juegos.

En su primer turno al bat, Osuna negoció una base por bolas tras un conteo completo de 8 o 9 lanzamientos, demostrando gran disciplina en el plato, luego fue sorprendido intentando robar segunda base. En turnos posteriores, no conectó hit, pero su enfoque en el plato fue destacado como prometedor.

A la defensiva: Osuna brilló con una atrapada espectacular en el jardín izquierdo, calificada como “joya defensiva” por @Liga_Arco y “tremenda” por @MLB_Mexico. Videos compartidos en X mostraron su habilidad para cubrir terreno y hacer jugadas clave, consolidándolo como un defensor versátil.

El debut entusiasmó a México, con Excélsior celebrándolo. Comparado con Alex Verdugo por su contacto y velocidad (34 robos en 2024), Osuna es un “table-setter” para los Rangers (25-28 en la División Oeste). Su rol es incierto, posiblemente alternando en los jardines, pero podría descansar contra zurdos (.594 OPS en 2024). Scouts lo ven como futuro jardinero central si mejora su consistencia.

Junto a Andrés Muñoz (17 salvamentos) e Isaac Paredes (11 jonrones), Osuna resalta el auge mexicano en la MLB.

 

 

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DEPORTE/CULTURA

Fama, lujos y reconocimientos del futbol: La cultura del futbolista

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Miscelánea Deportiva, por Esteban Trelles Meza //

Describir al futbolista mexicano es mencionar primeramente su idiosincrasia personal, educación y valores, así como su formación académica, que hasta la fecha muy pocos pueden presumir una licenciatura universitaria y mucho menos vivir de ella en el retiro de su vida activa como profesional del “soccer”.

Comúnmente, la educación académica se centra en la formación básica, esto es, la educación primaria, secundaria y bachillerato, algunos con licenciatura trunca (muy pocos) y un porcentaje mínimo de profesionistas.

Obviamente, los tiempos son completamente diferentes. En la actualidad, la actividad futbolística es muy demandante; en los años 70 algunos técnicos o entrenadores trabajaban mañana y tarde, con cargas de trabajo dosificadas, manejando matutinamente el aspecto físico y por la tarde el aspecto técnico, en jugadas prefabricadas o estratégicas, así como las charlas con el psicólogo, directivos y demás, todo en función del fútbol fundamentalmente.

Algunos jugadores en el retiro abrazan la carrera de director técnico que, por supuesto, es recaudatoria, puesto que sin el recurso económico no hay capacitación y proyección en la que la FMF obliga, entre comillas, a tener el dichoso carnet que los acredita como profesionales (a los extranjeros no se les exige). Ejemplo actual: Guido Pizarro, de los Tigres de la UANL, que con “golpe de Estado” se adjudicó el título de entrenador siendo jugador activo.

A otros más les gusta la preparación física y se preparan para ello, porque la nostalgia de la Primera División es no solo atractiva, sino bien remunerada. La mayoría reciben oportunidades en fuerzas básicas de los clubes en los que militaron mucho tiempo, con muchos extranjeros que se quedan a radicar en nuestro país y tienen las puertas abiertas dándoles preferencia por encima de los propios mexicanos.

Los argentinos son carnívoros; esto es, la carne de res es su preferida para alimentarse, con cortes finos de un paladar exigente con la chistorra y demás. Los restaurantes que ponen los exjugadores argentinos son de buen gusto, con chefs nacionales o internacionales que aparte están en zonas de mayor plusvalía, a diferencia de los mexicanos, “reyes de los tacos, tortas y demás platillos regionales”. Muchos famosos ponen sus taquerías.

En nuestra Perla Tapatía y, de hecho, prácticamente en todo Jalisco, el fútbol es el máximo atractivo. En la capital jalisciense se “refugian” exfutbolistas como entrenadores en colegios privados de todas las categorías, varonil y femenil, así como en ligas de competición privadas (animales, nórdicas, acuáticas, entre otras).

En la Liga de los animales, todos los equipos llevan el nombre del género, tienen sus propios clubes privados de categoría con instalaciones de primera y canchas empastadas con restaurantes, fuente de sodas, juegos infantiles, alberca, etcétera. Y por supuesto, estacionamiento propio en extensiones importantes de solares bien cuidados, comúnmente fuera de zonas habitacionales.

Antiguamente, el partido hegemónico en el poder tenía y tiene sus sindicatos donde el fútbol era y es primordial e incluso el trabajo se los facilitaban dándoles la base. Un ejemplo es el SUTAG (Sindicato Único de Transportistas de Jalisco), con la famosa Alianza de Camioneros de su eterno dueño y amo, don Clodomiro Martínez (RIP), de sobrada solvencia económica. Se dice que tenía flotas de camiones urbanos y que pasó la estafeta a la familia Higareda actualmente.

Jugadores surgidos de estos sindicatos en los 50, fueron entre otros, Salvador “Chava” Reyes, Guillermo “Tigre” Sepúlveda, Crescencio “Mellóne” Gutiérrez, Jesús del Muro y Esteban Trelles.

Hay muchos más ejemplos, como los equipos del Sindicato de Cinematografistas, de la Embotelladora La Favorita (Coca Cola), los tablajeros del rastro o la CTM, CROC y también PALMAC, que patrocina al Club Deportivo Nacional, actualmente en 3.ª División; mucho tiempo lo hizo en Primera División. Ahora, con Alberto Cortés (no el cantante argentino), hijo del ilustre político jalisciense don Porfirio Cortés Silva (RIP), vegetan en la categoría referida sin pena ni gloria.

Kodak, Swecomex, Canadá y CFE tienen o tenían instalaciones propias de máximo nivel que, repetimos, a los buenos futbolistas les daban la base, sin olvidarnos de PEMEX y su sindicato en Ciudad Madero Tamaulipas. Llegaron a tener fútbol en Primera y Segunda División, con sus líderes eternos Joaquín Hernández Galicia la famosa “Quina”, que tenía su juguetito profesional de beisbol, los “Alijadores” de Tampico, y Salvador “Chava” Barragán que tenía al “Bravos de Ciudad Madero” en Segunda División.

El que esto escribe participó en ese equipo. Cuando subieron por primera vez a Primera División, la mayoría de los jugadores prefirió la base de trabajo en el sindicato de los petroleros, con empleos bien remunerados y que quedan generacionalmente para siempre.

Cabe destacar la desaparición del Club Canadá, el calzado por excelencia, con más de 700 distribuidoras en el país y una producción en El Álamo de Guadalajara con su propietaria Sandra López Benavides, millonaria refugiada actualmente en el Patronato del Zoológico Guadalajara, y sus medios hermanos los López Rocha, prominentes empresarios de esta ciudad.

Este referido club ahora es propiedad del Gobierno del Estado y al parecer lo destinó a los familiares de sus cuerpos de seguridad, con instalaciones de primera, alberca, baños de vapor, canchas de básquet y frontenis, así como de futbol, por supuesto.

Existen infinidad de sindicatos más en el país involucrados en el deporte, como lo fue el IMSS en el futbol profesional y el Sindicato de los Ferrocarrileros con el boxeo, y particularmente Guadalajara, que siempre fomenta los valores y el deporte de máximo nivel, no solo en el futbol, sino en otras disciplinas con expertos de nivel máximo.

Como dirían algunos, otro tema obligado es la farándula con los artistas, entre cantantes, actores, cómicos y demás, que tienen cierta similitud con los futbolistas con ganancias millonarias, que tampoco es que sean muy letrados.

La inmensa mayoría tiene su preparación como actores de películas, teatro, novelas en el CEA de Televisa o La Academia de TV Azteca, forjadores y hacedores de artistas diversos. Tampoco es que tengan un respaldo académico con licenciaturas.

En el aspecto artístico, llegan al colmo de sus creencias y fanatismos personales. Los chamanes, espiritistas, videntes y demás son los acompañantes permanentes de los artistas que creen en la “magia negra” y brujería, diciendo públicamente cada barbaridad en ese sentido, con un “chismorreo” de vecindad burdo, vulgar y barato que demuestra el nivel intelectual que, por supuesto, es muy pobre y limitado. Prevalece la ignorancia en muchos de ellos, principalmente en las féminas.

Los escándalos están a la orden del día, con infidelidades al por mayor, con aventuras, romances, deslices, traiciones, etc., que son el alimento cotidiano de periodistas amarillistas que viven de ello y la persecución de los “paparazis” en la indiscreción de fotografías comprometedoras.

Las revistas de la farándula publican intimidades captadas por la cámara; las demandas y denuncias forman parte de sus vidas; el alcohol, drogas, enervantes y estupefacientes son su compañía, con aduladores y vividores que los explotan y dejan en la ruina, olvidados por todos; la fidelidad y lealtad de pareja la mayoría ni la conocen.

Curiosamente, en esta bella capital del Estado de Jalisco la rivalidad entre Guadalajara y Atlas representan incluso una lucha de estatus económico: las «margaritas” del Atlas se sienten de alcurnia, linaje y burguesía en contrapartida con el “Rebaño Sagrado”, de barriadas humildes con seguidores albañiles, bicicleteros y clase baja de los suburbios, colonias y barrios tradicionales.

Es una ironía, por ejemplo, El Paradero, su club social y deportivo, tenía un bajo nivel de plusvalía ubicado en la colonia Atlas Paradero al oriente de la ciudad y, en cambio, las “Chivas” tenían su Club Deportivo Guadalajara en Colomos, con una plusvalía de enorme poder adquisitivo.

Futbolísticamente, los jugadores de fuerzas básicas tenían mayor exigencia entre sus miembros, que se ocupaban y preocupaban de aquellos con legado familiar y de directivos, se puede decir, más “cremosos”, que Atlas recibía a todos por igual.

Al paso del tiempo, la compra del club Guadalajara fue la tumba de los rojiblancos con el finado Jorge Vergara, que les cambió su fisonomía, aburguesando al equipo y destruyendo parte de su historia, que lo más grave fue demoler el club y vender el terreno en una millonada como vil mercenario empresarial.

Los palcos del Estadio Omnilife inicialmente costaron 6 millones de pesos por 15 años de usufructo, los palcos y plateas con otros costos que, por cierto, Vergara construyó vendiendo un proyecto que pagaron por adelantado sus fans simpatizantes.

Finalizando el tema, el futbolista goza de fama y posicionamiento social que le permite tener una vida holgada. Los jugadores referentes y destacados en selección nacional tienen la admiración y respeto de todos y los niños y jóvenes los imitan.

E-mail: etrememodelos@hotmail.com

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