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OPINIÓN

El mundo entre la guerra y la paz: Putin impone su poder militar a Occidente

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A título personal, por Armando Morquecho Camacho //

Recuerdo que en alguna ocasión, en la universidad, durante la clase de historia de la cultura cuando estudiábamos los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial, una compañera comentó que no entendía por qué en todos los niveles de estudio, parecían estar «traumados» con los trágicos y sanguinarios acontecimientos que rodearon este evento, también, añadió que para ella mandar al olvido esos eventos era una manera de burlar de la memoria de Adolf Hitler, ya que probablemente para el ego de esa persona, el hecho de que todas las generaciones continuaran hablando de él, sería un logro.

También recuerdo que derivado de ese debate sentí un interés por entender justamente lo que mi compañera señalaba al hablar de que todos parecían estar «traumados», por ello desempolvé algunos libros y compré algunos otros como Eichmann en Jerusalén: un estudio sobre la banalidad del mal, escrito por Hannah Arendt.

Y ahora, muchos años después de ese debate y de esas semanas de lecturas que emprendí en primer semestre, puedo entender de mejor manera porque, tal y como señalaba mi compañera, estábamos tan «traumados» con estos eventos, aclarando claro que no se trata de ningún truama.

El inicio y el fin de la Segunda Guerra Mundial, marcan un antes y un después en nuestra historia porque a través de ella, el mundo pudo observar con mucha claridad lo que la ambición y el poder pueden causar en una persona, también, a raíz de este evento, una parte importante del mundo entendió hacia dónde se debía orientar la construcción de un nuevo relato social y un orden mundial que fuera capaz de brindar paz y tranquilidad tanto social, como interior a todos los individuos.

A su vez, los líderes mundiales entendieron que para construir un mundo próspero, era necesario construir un sistema político con la capacidad de darle a la gente certeza y seguridad respecto al rumbo de su vida, aunado a esto, también entendieron la necesidad de consolidar un relato de unión y cooperación global que diera también al mundo la certeza de que nunca más, los seres humanos pagaríamos el precio de la locura y el poder absoluto ejercido desde la maquinaria del estado.

Y creo que hasta cierto punto, la comunidad internacional lo ha logrado, en los últimos años, se puede presumir que con todo y acontecimientos como la Guerra de Vietnam, la Guerra de Corea, la Guerra de Kosovo y de los Balcanes, el mundo gozó de cierta paz y además, la diplomacia ejercida con decisión y liderazgo fue lo suficientemente articulada como para lograr apagar el fuego generado por estos conflictos de tal forma que estos no escalaran como lo hizo Segunda Guerra Mundial.

Sin embargo, el hecho de que durante la época de más «paz» en la historia de la humanidad hayan estallado estos conflictos, es un ejemplo de que pese a la voluntad y a la organización, la historia del ser humano siempre será un constante debate entre la guerra y la paz que pondrá en duda una serie de conceptos e ideas básicas que dan forma a nuestro pensamiento occidental, tal y como está sucediendo en estos momentos con el conflicto entre Rusia y Ucrania.

Alrededor de este conflicto hubo mucho escepticismo, muchos creían que una guerra era imposible, aseguraban que una guerra es muy costosa y esto siempre detendrá a las naciones, otros aseguraban que Putin usaba Ucrania como moneda de cambio para alcanzar un triunfo político, y otras personas, a lo mejor un poco más crudas no solo aseguraban que Rusia invadiría Ucrania, sino que aseguraban que el ejército ruso lograría apoderarse de la capital ucraniana para desplegar desde ahí, una estrategia militar y política aún más ambiciosa.

Al final, después de todas las teorías y de todos los análisis, Rusia atacó y desató una guerra más en Europa y poco a poco, comienza a alcanzar no sus objetivos militares y geopolíticos, sino sus objetivos políticos e ideológicos, ya que hasta el momento, ha logrado, que en el imaginario colectivo, se cuestione la legitimidad y eficacia de todo aquello que occidente logró consolidar tras la Segunda Guerra Mundial.

Mientras escribo esta columna, Rusia avanza por Ucrania, miles de ucranianos son desplazados una vez más del lugar que por fin lograron llamar ‘’hogar’’, padres e hijos se ven en la necesidad de tomar las armas, y su identidad nacional, misma que representa uno de los triunfos más valiosos de sus esfuerzos de independencia, es pisoteada por los dichos de un dictador que asegura forman parte de un país ficticio.

De igual forma, mientras todo esto ocurre en las calles de Kiev, la comunidad internacional continúa debatiendo las medidas económicas con las que planean sancionar a Rusia y a Vladimir Putin, quien ya dejó claro que las sanciones económicas o las llamadas telefónicas de líderes de otros países no van a ser suficientes para detener su avanzada premeditada, la cual no han entendido que no es un capricho, es un proyecto geopolítico e ideológico que se ha estado cocinando desde hace unos años.

Ucrania está perdida y probablemente sea cuestión de días para que caigan frente a un ejército ruso al que las sanciones económicas no le importan en lo más mínimo, puesto que están conscientes que tal y como lo asegura su líder, están luchando por una causa que va más allá del dinero y la economía mundial, esto es la dignidad y la liberación de pobladores de origen ruso en Ucrania que son oprimidos por un régimen que califican como «neonazi».

Al mismo tiempo, mientras Estados Unidos y sus aliados se tratan de coordinar, la agenda rusa crece y ahora también están en ella Finlandia y Suecia que ante sus intenciones de entrar a la OTAN, han sido amenazadas por Vladimir Putin que continúa desafiando, con su retórica militar, uno de los valores más importantes de occidente: la soberanía y la autodeterminación de los pueblos de la cual emanan derechos y libertades fundamentales.

Rusia ya lo dejó claro: no le tiene miedo a la idea -hasta ahora ficticia- de la unidad que existe entre naciones que se consolidó tras la Segunda Guerra mundial. Tampoco le tiene miedo a la narrativa de Occidente y mucho menos le teme a las sanciones contra él o contra su nación porque además de que son un costo que ya tenía presupuestado, también está convencido que para que éstas puedan tener un impacto real, primero deben derrotarlo en el campo, el problema está en que el otro bando parece que no ha entendido que primero deben derrotarlo en el espacio en el que se está desarrollando la lucha.

Hoy los micrófonos, las entrevistas, las llamadas y las declaraciones en conjunto salen sobrando, occidente debe usar otras herramientas para mostrar que su unidad realmente puede más.

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JALISCO

La detención del alcalde de Teuchitlán

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Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //

¿Hasta dónde llegará la Fiscalía General de la República en las acciones de denuncias y detenciones por el caso del campo de reclutamiento y entrenamiento del Rancho Izaguirre de Teuchitlán?

¿Quién seguirá después de la detención del presidente municipal de Teuchitlán, José Ascención Murguía Santiago?

¿Llegará a ex funcionarios de la Fiscalía de Jalisco? ¿Alcanzará algún funcionario importante de la administración alfarista? ¿Citarán al ex gobernador Enrique Alfaro?

Tal vez todo quede en la detención del alcalde de Teuchitlán. La hebra suele romperse por lo más delgado.

EL INFORME DE GERTZ MANERO

El informe del 29 de abril de Alejandro Gertz Manero sobre el Rancho Izaguirre en Teuchitlán parece un intento de la Fiscalía General de la República (FGR) por apagar un incendio que no deja de arder. Según el fiscal, no hay pruebas de que este lugar fuera un campo de exterminio del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

Gertz Manero fue categórico en su posición: «no hay una sola prueba que acredite» que el rancho Izaguirre, localizado por madres buscadoras en Teuchitlán, Jalisco, era un sitio de cremación del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

«Tenemos ya totalmente probado que ese era un centro de reclutamiento, adiestramiento y operación del Cártel Jalisco Nueva Generación. Esto está aprobado por confesionales testimoniales documentales», aseguró en conferencia de prensa.

Al dar a conocer avances del caso en la sede de la Fiscalía Especializada en Materia de Delincuencia Organizada (FEMDO), Gertz Manero aseguró que en el inmueble localizaron una pequeña vasija, con fragmentos muy pequeños de huesos de una antigüedad importante.

Y en contra partida tenemos la posición firme del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco que acusan al fiscal general de la república de “querer matar la verdad al negar la existencia de crematorios clandestinos y restos humanos calcinados en el rancho de Teuchitlán.

Y le recriminan que el fiscal desacredita su labor sin haber visitado el sitio, llamándolas “mentirosas” y causando revictimización institucional.

El colectivo afirma que existen pruebas contundentes en el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF), donde se registran lotes de 17 restos óseos humanos recuperados del Rancho Izaguirre, que incluyen fragmentos de cráneos, fémur, cadera, falanges y piezas dentales, lo que consideran evidencia irrefutable que contradice la versión de Gertz Manero que únicamente encontró una vasija con restos antiguos.

Otro argumento que presentan el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco es el hallazgo de 400 prendas de vestir y otros indicios, como imágenes satelitales de la Agencia Espacial Europea que muestran concentraciones elevadas de ceniza y columnas de humo negro que son incompatibles con simples fogatas.

UN FISCAL CON ESCASA CREDIBILIDAD

Habrá que revisar lo que señalan el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, si esos 17 restos óseos humanos, que respuesta tiene la Fiscalía General de la República, así como de las 400 prendas de vestir.

La divergencia está entre las dos posiciones: era un campo de exterminio o un campo de reclutamiento y entrenamiento del crimen organizado. La Fiscalía sostiene que “no existe elemento alguno” que sustente que se tratara de un campo de cremación.

Gertz Manero explicó que los peritos de la Fiscalía analizaron tierra, piedras y materiales de construcción en las áreas donde se sospechaba actividad de cremación, sin hallar niveles de calentamiento superiores a 200°C. Ante las dudas sobre esta afirmación, la FGR solicitó a la UNAM un análisis de las pruebas recolectadas. El dictamen de la universidad confirmó que no se registraron temperaturas suficientes para incinerar cuerpos, descartando así la existencia de crematorios en el Rancho Izaguirre.

LA NARRATIVA DEL MONTAJE

La versión del montaje sobre el Rancho Izaguirre, que sugiere que las acusaciones de ser un «campo de exterminio» con hornos crematorios son exageradas o fabricadas, se sustenta en varios elementos según las investigaciones oficiales y declaraciones de autoridades, aunque estas han sido fuertemente cuestionadas por colectivos y activistas.

Recordemos que la Guardia Nacional intervino el rancho en septiembre de 2024, deteniendo a 10 personas, rescatando a dos secuestrados y encontrando un cadáver. Sin embargo, en esa primera inspección no se reportaron fosas masivas ni crematorios, lo que las autoridades usan para argumentar que los hallazgos posteriores de colectivos como Guerreros Buscadores podrían estar sobredimensionados o mal interpretados.
La Fiscalía de Jalisco, en un informe inicial, también descartó la existencia de estructuras que funcionaran como hornos crematorios, aunque confirmó el hallazgo de restos óseos calcinados, ropa, zapatos y áreas de adiestramiento táctico. Esto apoya la idea de que el rancho era un centro de entrenamiento, no un lugar de exterminio masivo, según la narrativa oficial.

La versión del montaje se basa principalmente en la narrativa oficial de la FGR y la Fiscalía de Jalisco, que minimizan los hallazgos y niegan la existencia de crematorios, enfocándose en el uso del rancho como centro de adiestramiento. Sin embargo, las pruebas presentadas por los colectivos, la alteración de la escena y el contexto de impunidad en la región sugieren que esta narrativa podría ser un intento de encubrir la magnitud del horror. La falta de transparencia y las contradicciones entre las autoridades y los buscadores alimentan la desconfianza, dejando más preguntas que respuestas sobre lo que realmente ocurrió en el Rancho Izaguirre.

Podemos anticipar que la credibilidad la tiene el colectivo Guerreros Buscadores, en cambio Gertz Manero tiene una imagen altamente deteriorada, propiciado por los escándalos en los que se ha visto involucrado, tiene una imagen muy deteriorada.

EL FONDO DE LA TRAGEDIA

Más allá de la disputa, el problema de fondo sigue sin resolverse: las desapariciones en Jalisco y México no se detienen. ¿Cuántos campos como el Rancho Izaguirre existen? ¿Cómo se engancha a los jóvenes en las redes del crimen? La “verdad histórica” de Gertz Manero no responde a estas preguntas, ni frena el dolor de miles de familias. Mientras las autoridades minimizan los horrores, las madres buscadoras, con su valentía, nos recuerdan que la justicia sigue siendo una deuda histórica. ¿Hasta cuándo seguiremos sin tocar fondo?

 

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NACIONALES

El choque Sheinbaum-Zedillo: Pisarse la cola

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Desde los Campos del Poder, por Benjamín Mora Gómez //

Claudia Sheinbaum ha evidenciado que su mente fría ante las amenazas arancelarias de Donald Trump es más retórica que esencia de su carácter al responder con enojo a las críticas de Ernesto Zedillo a los gobiernos y leyes emanados desde Morena y los impulsos de Andrés Manuel López Obrador. La verdadera Claudia Sheinbaum ha explotado.

Ernesto Zedillo escribió sobre lo que millones de mexicanos calificamos como peligros contra la democracia y nuestras libertades políticas, económicas, sociales y de acceso a la información. Zedillo no dijo nada que no hubiésemos leído en otros artículos o escuchado en otras voces; pero nadie antes lo dijo como expresidente.

La presidente Sheinbaum se puso guantes de boxeo sin antes prepararse y medir los alcances de subirse al cuadrilátero. Me recordó a los pleitos entre niños de kínder: “Mi papá es bombero y mojará al tuyo”. Quizá, buscando asustar a Ernesto Zedillo, Claudia Sheinbaum amenazó con abrir el caso Fobaproa. ¡Uy qué miedo! Dijera Chico Che.

Zedillo le acepta el reto y pide investigar los grandes desfalcos y obras sin sentido del gobierno del presidente Andrés Manuel “El Peje” López Obrador. Los congresistas aliados de Morena se subieron al pleito y tomaron al Fobaproa como letra de presión política; estos señores y señoras olvidaron que en derecho hay prescripción.

Aristóteles dijo: “El sabio no dice todo lo que piensa, pero siempre piensa todo lo que dice”; tal parece que los morenistas metidos al pleito, incluida la señora Sheinbaum, dicen muchas cosas sin pensar ni mirar sus consecuencias. En alguna parte de ellos no conectan sus cerebros con sus lenguas; éstas su sujetan a sus hígados.

En el Fobaproa estuvieron involucrados diputados y funcionarios públicos, del tiempo de Zedillo, que hoy están en Morena, y fueron salvados empresarios que hoy se declaran pro-Sheinbaum, como lo es Altagracia Gómez, hija de Raymundo Gómez Flores de Minsa. Altagracia es millonaria gracias a los rescates financieros de Zedillo a don Raymundo.

Me decía mi padre que con la lengua se tropiezan aquellos, hombres y mujeres, con pocas neuronas haciendo bien su trabajo intelectual.

Claudia Sheinbaum parecía de mente fría hasta que se topó con algo inesperado y se sintió obligada a responder de botepronto a un artículo que pudo ignorar y esperar a que el tiempo lo enterrase. Demostró que a sus mañaneras les hace falta serenidad y le sobran arrebatos y mentiras.

Es mentira que a las palabras se las lleva el viento; se quedan en nuestras mentes, y hoy se guardan en los archivos de los medios de comunicación. Las palabras de Claudia Sheinbaum no la nutren y si envenenan. Aun no se abren las carpetas del Fobaproa y ya ensucian a los suyos. Claudia Sheinbaum olvidó que el PRI, viejo y corrupto, hoy está en Morena.

El silencio es el mejor regalo que nos poder dar pues hay palabras que maldicen a quién las pronuncia. En política, antes de hablar, hay que preguntarse si es prudente, necesario e inevitable. A Claudia se le olvidó esta regla elemental; tampoco meditó en quienes, de los suyos, pronto podrían ser dañados. Por ello, quienes apoyaron y fueron beneficiados por el Fobaproa, hoy le revolotean, enojados y muy preocupados.

Por razones de edad, hoy, a la inmensa mayoría de los mexicanos no le dice nada el Fobaproa y si el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas, la terminal aérea Felipe Ángeles, Segalmex, la macro farmacia, la casa gris, el huachicol en buques tanque, Mexicana de Aviación vuelta a quebrar… ¡Vaya torpeza! ¿Qué dirá ese pueblo mexicano, bueno y sabio, cuando conozca que los involucrados en aquel Fobaproa que aun todos pagamos, hoy son la cúpula de Morena y responsables de los nuevos desfalcos a la nación?

Quizá la oposición, desdibujada hasta hace unos días, hoy se sienta agradecida con la presidente Sheinbaum. Veamos si lo aprovechan. Cuentan de aquel que se decía rapidísimo en matemáticas y que aceptaría cualquier prueba.

  • Alguien que estaba cerca le preguntó: ¿Cuándo es 4 por 25?

  • Aquel, ufano, le respondió: 73.5.

  • ¡Falso! son 100.

  • El del mal cálculo le aclaró: ¡Dije que era rapidísimo, mas no prometí exactitud!

Algo así sucede con la presidente de las neo mañanera. No nos prometió ser brillante ni veraz, solo que cada mañana nos hablaría de sus ocurrencias.

Como presidente, Claudia Sheinbaum debiera planificar mejor su futuro de gobierno. A Peña Nieto le costó caro la casa blanca de su esposa Angélica Rivera y los crímenes de Ayotzinapa, y de ellos podría haber sido no culpable. Al gobierno del segundo piso de la 4T podría costarle caro el pleito de la presidente con alguien que ya no era enemigo.

Sé que la presidente no es mujer de fe y si mujer que se mofa de nuestra Guadalupana, pero le recomiendo que, al despertar, pedir a Dios le indique qué decir, mostrarle cuándo decirlo y enseñarle cómo decirlo. De inicio lo dirá de mala gana y sin convencimiento, pero cuándo vea que Dios le escucha, quizá cambie. Luego, pedir a Dios que le muestre cómo gobernar bien y para el bien. Esto nos es urgente como pueblo y nación. Aún está a tiempo de ser mejor.

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JALISCO

Caso Teuchitlán: El rancho del silencio y el alcalde que decía no temer

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Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco //

El problema con la podredumbre es que rara vez avisa. Huele a tiempo pasado, a complicidad curtida, a pactos hechos entre cafés tibios y palmadas en la espalda. En Teuchitlán, ese pequeño municipio jalisciense de no más de 10 mil almas, la peste salió de un rancho: Izaguirre. Pero la hediondez, ahora nos dicen, ya había contaminado el palacio municipal.

La detención fue discreta y, para algunos, sorprendente. Su nombre es José Ascención Murguía Santiago, dos veces alcalde, dos veces investido por la confianza de Movimiento Ciudadano. Cayó un sábado, como los operativos que buscan el eco en la prensa del lunes.

Cayó por obra de la Agencia de Investigación Criminal de la FGR, trasladado a la capital del país por su presunta vinculación con la operación criminal del CJNG en el Rancho Izaguirre. Delitos: delincuencia organizada y abuso de autoridad.

Ahora, “Chon” es un nombre más en la lista de los que, con el escudo del servicio público en la solapa, nos dicen que terminaron sirviendo al crimen.

Pero lo que cayó el sábado no fue solo un alcalde. Cayó la simulación, el cuento de la «tranquilidad» en los pueblos de Jalisco, esa paz de ataúdes y pactos.

El titular de la FGR, Alejandro Gertz Manero, fue claro el 30 de abril: desde 2021 se sabía lo que pasaba en ese rancho. Reclutamiento, adiestramiento y ejecuciones. Las autoridades locales lo sabían, pero callaron. La Fiscalía de Jalisco lo aseguró en septiembre de 2024, pero después simplemente…se olvidó.

En marzo de este año, un grupo de madres buscadoras lo reabrió. Hallaron ropa, credenciales, huellas de un infierno. Ahí estaban las pruebas que la institución, con todos sus peritos y facultades, no pudo ver.

Y Murguía, el mismo que dijo en entrevista a Canal 13 que andaba sin escolta, que la gente lo conocía y confiaba en él, que estaba dispuesto a ser investigado, se volvió testigo de su propia caída. «Pues que me investiguen», dijo. Y lo hicieron. Y lo hallaron.

El alcalde aseguró no saber nada del rancho. «Es una zona muy alejada», dijo. «Nunca me enteré». Es curioso cómo la ignorancia se vuelve estrategia cuando la verdad comienza a cercar. Teuchitlán no es una megápolis. Es un municipio donde cuatro mil personas viven en la cabecera, donde todo se sabe.

Desde marzo, el Secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, ya había ventilado el modus operandi: falsas ofertas de empleo para enganchar a jóvenes, promesas de salarios de hasta 12 mil pesos semanales, adoctrinamiento criminal. Y cuando alguien se oponía, el castigo era inmediato: tortura, desaparición, muerte.

Gracias a la captura de José Gregorio Lastra Armida, alias «El Comandante Lastra», se supo de la cadena completa de reclutamiento. Una cadena que pasaba por el Rancho Izaguirre y por los silencios del poder local.

Junto con el alcalde, hay al menos catorce detenidos más. Policías municipales de Tala y Teuchitlán, incluyendo un excomisario, acusados de desapariciones forzadas y participación en el mismo esquema de reclutamiento.

La Fiscalía estatal justificó su omisión alegando que el rancho era demasiado grande. Que no se podía procesar todo. Como si la ley tuviera límites topográficos. Como si la justicia se rindiera ante el metraje.

Murguía es parte de la estructura de MC. No es un actor marginal. Dos veces alcalde, dos veces cobijado por las siglas naranjas. Y el partido calla. Ni un posicionamiento, ni una aclaración. La estrategia es el silencio, como si la vergüenza se resolviera con amnesia pública.

El problema no es solo Murguía. Es la tolerancia institucional al poder criminal. Es la normalización del terror como parte de la gobernabilidad. En Teuchitlán, gobernaba un alcalde que hablaba de transparencia mientras un cártel entrenaba sicarios a la vuelta del camino.

No es la primera vez que un municipio pequeño se vuelve epicentro del horror. Pero lo de Teuchitlán es simbólico. Ahí se junta todo: el abandono institucional, la corrupción policiaca, el oportunismo partidista, la simulación ministerial.

El rancho Izaguirre es más que un predio. Es el monumento al fracaso del Estado. Y Murguía, su administrador.

La caída de Murguía no resuelve nada si no se arranca la red entera. Porque el crimen organizado no se instala en un pueblo sin permiso, sin cómplices, sin acuerdos. Porque un rancho no se vuelve cuartel de adiestramiento sin ojos que miren hacia otro lado. Porque un alcalde no cae solo.

Y porque, al final, si el poder no se limpia de fondo, habrá más Teuchitlán. Más ranchos. Más presidentes municipales con cara de inocencia y manos manchadas.

La pregunta no es por qué lo detuvieron. La pregunta es: ¿por qué tardaron tanto?

En X @DEPACHECOS

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