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MUNDO

China comienza a convertirse en garante de paz: Encabezamos un cambio mundial no visto en 100 años, anuncia Xi Jinping

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Política Global, por Jorge López Portillo Basave //

Como lo indicamos hace tres semanas, una de las responsabilidades del país o estado líder del mundo, es la de ser promotor efectivo, eficiente y garante de Acuerdos de Paz entre otros países. Obviamente su intervención no es gratuita y cobra de una u otra forma sus servicios. Así lo hicieron los egipcios, Roma, EUA y cualquier otro imperio en la historia de la humanidad. Los imperios tienen la capacidad de asegurar la paz no por la convicción de los pacificados sino por la fuerza económica y militar del pacificador y garante del acuerdo.

Ahora en el cada día más anunciada triste y consecuente caída del Imperio del Tío Sam y el ascenso de China, el líder del Gran Dragón asiático se anota dos medallas en una sola quincena.

Por un lado, logró ser promotor y mediador para un acuerdo de paz entre Irán y Arabia Saudita, dos potencias del Oriente Medio. Hace dos semanas nos amanecimos con la nueva noticia de que el gobierno de China había estado negociando con Irán y con Saudi-Arabia logrando poner fin al enfrentamiento militar y diplomático que ambos países han mantenido cuando menos desde hace una década.

Esto fue una cubetada de agua fría para los EUA en especial para Biden quien ha tenido una mala relación con los líderes de la OPEP encabezada por Arabia Saudita quien desde hace poco más de un año se empezó a alejar de Washington y a acercar a Moscú y a Beijing. Por su parte Irán quien ha tenido una relación complicada con EUA pero supuestamente buena con Biden, simplemente se cargó al lado de Xi y de hecho en Siria este fin de semana, grupos armados patrocinados por Irán atacaron con cohetes a grupos de paramilitares de EUA.

Con lo anterior no solo se ve que el gobierno de Teherán poco respeta a EUA, sino que China se perfila como el conciliador del Oriente Medio, en donde se encuentran la mayoría de los grandes exportadores de petróleo fuera de Venezuela y de Rusia.

No había secado la tinta del acuerdo Irán -Arabia cuando el Presidente Xi se fue de gira y visitó por tres días a su amigo Vladimir Putin. Durante la gira hubo reuniones de trabajo maratónicas de cuando menos cuatro horas diarias entre los dos líderes y se llegaron a acuerdos económicos importantes como por ejemplo el nuevo uso del Yuan como moneda preferente para las exportaciones y actos comerciales de Rusia en África, Latinoamérica y en Asia, además de que con la propia China se avanza a la sustitución del dólar y del sistema bancario basado en NY y Londres que usa el SWIFT.

En ese mismo sentido China propuso un plan de 12 puntos para poner fin a la guerra en Ucrania, plan que pide el cese de las hostilidades y dejar los territorios ocupados en el estado en el que actualmente se encuentran, lo que naturalmente no es aceptable para Ucrania ni para sus aliados de la OTAN o del propio Japón quien ante la crisis y durante los mismos días, se hizo presente en Ucrania con el Presidente Zelensky para manifestar su apoyo.

Claro que si Rusia pierde, Japón pretende recuperar tierras que ha tenido en disputa con Rusia desde hace décadas, pero si Rusia gana, seguramente China pondrá nuevas condiciones a la región con las que Japón y Corea del Sur no serán muy felices.

Desde el inicio de la visita de Estado del líder chino a Moscú, los mandatarios de Rusia y China se elogiaron mutuamente, acusaron a EUA de crear inestabilidad global para mantener su superioridad militar, de ahí Xi dijo que estaba seguro de que los rusos apoyarían a Putin en las elecciones del 2024. Para cerrar la visita Xi dijo “…Vienen cambios que no han sido vistos por 100 años y somos nosotros juntos los que estamos impulsando esos cambios…”, concluyó Xi en su despedida a Putin y remató diciéndole, “…cuídate por favor mi querido amigo…”.

Este mensaje fue curiosamente video grabado por uno de los ayudantes de dicha reunión, al estar Xi y Putin caminando ya en la despedida del viaje. No es casualidad lo que dijo el líder asiático, como si alguno de los ayudantes se hubiese atrevido a hacer algo que no estuviese debidamente autorizado, fue más bien un mensaje tipo el Vaticano, Urbi et Orbi, es decir para los locales, pero más para los líderes foráneos a quienes les está diciendo que se suban a la ola del nuevo Orden Mundial.

Pero además de los cambios globales vale la pena recordar el énfasis de Xi a Putin diciendo ¡cuídate! Esto porque no debemos olvidar que la CIA y varios altos políticos de EUA han sugerido el cambio de régimen en Rusia por la vía forzada.

¿China le está ganando a EUA o será que Washington quiere caer? El 19 de marzo del 2022 el presidente de El Salvador envió un mensaje vía Twitter en el que se preguntaba si la caída acelerada de EUA era intencional y provocada desde dentro.

Por su lado Biden dice que no hay que temer, que China no va a venir a quitarle la comida a nadie, que son buenas personas. Seguramente lo son, pero no hablamos de los ciudadanos sino de las políticas de Beijing que han expresado claramente, que quiere encabezar un cambio de Orden Mundial y lo ratificaron en Moscú la semana pasada, lo que no tiene otra interpretación que la de suplantar a los Estados Unidos en ese rol de superpotencia magna.

Durante la visita de Biden a Canadá la semana pasada y al cierre de la visita de Xi a Moscú, se dio a conocer que China había patrocinado de manera ilegal a candidatos del partido de Trudeau que resultaron ganadores en algunas de las elecciones federales de ese país, lo que es un escándalo por haberse descubierto que el Partido Comunista de China patrocina a políticos de Canadá quienes después proponen políticas internacionales, pero además de Canadá ¿a cuántos más compra o renta Beijing? Por lo pronto en fechas recientes se han dado a conocer cuentas de banco y negocios por varios cientos de millones de dólares que empresarios de China pusieron en manos de empresas relacionadas con la familia de Joe Biden.

Los depósitos incluyen depósitos al hermano de Biden, a la nuera, al hijo y a otro integrante de la familia al que no se ha identificado públicamente. En un acontecimiento muy raro, el gobierno de Minnesota le da $750 millones de dólares en subsidios a una empresa con vínculos con el Partido Comunista Chino para que se instale en ese Estado de la Unión Americana.

En EUA el aumento de impuestos, el aumento de gasto corriente, la sustitución de los méritos por la apariencia, el aumento de la regulación y la creación de programas que te pagan por no trabajar o no estudiar además de la constante distracción por problemas políticos y sociales internos les mantiene ocupados y distraídos mientras que China sigue avanzando incluso dentro de sus propias fronteras.

Estas faltas y la caída del sistema occidental, en parte son consecuencia de la doble moral de casi todos los políticos de occidente de todas las ideologías, quienes como vemos en el caso de EUA y Canadá nos dicen que debemos de dejar de usar nuestro auto compacto, estufas de gas y hasta calentadores de agua, mientras que ellos se transportan en caravanas de más de 20 camionetas tipo suburban y compran casi todo a China quien construye dos plantas de carbón cada semana y emite casi el doble del CO2 que toda la región TMEC.

O como en Francia en donde Macron acude a entrevistas y debates para pedir a los trabajadores ajustarse el cinturón, mientras que es captado en la misma entrevista televisiva portando un reloj de más de 80 mil dólares, siendo tan obvio el error que el propio presidente francés es visto ocultando los brazos bajo la mesa para poder removerse el reloj durante el evento en vivo.

Xi anunció que a su regreso de Rusia hablaría por teléfono con el líder de Ucrania y con el Presidente Biden, pero por lo pronto parece que es Beijing quien ganó la Guerra de Ucrania y que EUA está por perderla por descuidar el Medio Oriente y América latina en donde ahora China es parte importante. Pero “esto no se acaba hasta que se acaba”.

Ya veremos si Estados Unidos de Norteamérica sigue por el camino de la debacle económica con las distracciones internas y si Rusia logra ser una pieza estratégica para el triunfo como lo fue en la primera y en la segunda guerra mundiales o se los come el dragón quien de una forma u otra tiene el poder de su dinero, de sus fábricas y del dinero o regalos que da a decenas de políticos por todo el mundo como el que tiene un par de comodines bajo la manga.

Estoy seguro de que el bienestar económico de nuestro vecino EUA nos ayuda, pero no podemos ser necios y cerrar los ojos a lo que está sucediendo en el mundo, por lo que es importante estar preparados conociendo la cultura y el mercado asiático como alternativa del norteamericano.

Le reitero, aprenda mandarín además de inglés, en especial si usted es menor a los 25 años de edad, porque le va a ser muy útil en los temas de comercio global y para entender a los nuevos clientes, turistas y posibles inversionistas. Claro estamos también a punto de poder entender y darnos a entender en casi todos los idiomas gracias a las traductoras simultáneas en las computadoras o en los celulares, pero de todos modos es mejor no depender de los equipos para todo.

Por lo pronto Xi ha demostrado que su fuerza económico-comercial y la correcta manipulación de la ambición política de los políticos y empresarios occidentales, están pavimentando el camino para que sea el nuevo líder del Orden Mundial. Un Orden en el que la democracia parece ir en declive siendo sustituida por una plutocracia global, la información será cada vez más controlada para poder asegurar la transición casi pacífica del modelo y del imperio.  Xi, Gates, Musk y muchos nos advierten que estamos por presenciar cambios no vistos en centurias. En el Nuevo Orden Mundial todo será igual, un país dominante y un grupo de empresas mega poderosas. Bueno, casi todo porque muchas de las libertades se verán restringidas por razones de conveniencia colectiva, así como en el Covid19.

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El nacionalismo de Donald Trump: ¿Una solución o un riesgo?

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Opinión, por Samantha Contreras Guerrero //

La victoria de Donald Trump, basada en un mensaje de fuerte nacionalismo, marca un cambio que impactará tanto a Estados Unidos como al resto del mundo. Sus promesas de traer empleos de vuelta y proteger la economía estadounidense responden al descontento de muchos de sus votantes.

Su idea de “América Primero” busca hacer que Estados Unidos sea más independiente y fuerte, pero en un mundo tan conectado, esta visión enfrenta muchos retos y posibles problemas.

Para los estadounidenses, en un mercado donde casi todo se produce a través de cadenas internacionales, enfocarse en lo nacional podría hacer que los precios aumenten y haya menos opciones para los consumidores. Este tipo de enfoque proteccionista no solo implica costos altos para las empresas, sino que podría dar una falsa idea de seguridad económica, ya que el crecimiento estaría limitado solo al mercado interno, dejando de lado oportunidades con otros países.

En el ámbito internacional, el enfoque nacionalista de Estados Unidos genera preocupación entre sus aliados. Países como México, que dependen en gran medida del comercio y la inversión estadounidense, ven en riesgo la posibilidad de mantener relaciones estables e igualitarias.

El decremento en sectores como el nearshoring —donde América Latina ha visto una oportunidad de crecimiento— podrían ser afectados con este tipo de políticas. Además, al alejarse de acuerdos internacionales, Estados Unidos podría debilitar el sistema de cooperación global, necesario para enfrentar problemas complejos como el conflicto en Oriente Medio o la crisis climática.

La gran pregunta es si este regreso al proteccionismo es una solución real a los problemas económicos actuales. La inflación y la desigualdad están en aumento en todo el mundo, y Estados Unidos no es la excepción. En lugar de cerrarse, podría beneficiarse de una política que tome en cuenta las necesidades de todos sus sectores, buscando reducir las diferencias internas como la acumulación de riquezas, sin renunciar a los beneficios del comercio global.

El nacionalismo de Trump es una reacción a los problemas de un sistema económico que ha dejado atrás a muchas personas en Estados Unidos. Sin embargo, en un mundo hiperconectado, el aislamiento no puede evitar generar preocupación. Aunque la intención de proteger a los ciudadanos es válida, esta ideología corre el riesgo de afectar a largo plazo a aquellos mismos sectores que busca ayudar, reduciendo la capacidad de Estados Unidos para influir y crecer en la economía global.

E-mail: samcg2002@gmail.com

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Querámoslo o no, Donald Trump ha vuelto

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Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //

Lo recuerdo, era mi cumpleaños 20 y también domingo, y corría el año de 1973, y mi padre me regalaba “El Gran Gatsby”, la muy apasionante novela de F. Scott Fitzgerald, dos de sus ejes contenidos me cautivaron: La alienación y el impulso de Jay Gatsby por sentirse aceptado por una alta sociedad segregante, aun y a pesar de ser inmensamente rico, realidad que quizá se expresa más claramente en una frase de la obra: “La vida es una lucha de apariencias, una lucha de lograr y de tener más de lo que uno merece”.

Donald Trump es un claro ejemplo, muy actual y presente en el mundo, de la fuerza del impulso de tenerlo todo: Poder económico y poder político. Donal Trump está entre los hombres más ricos de Estados Unidos, y fue el 45º y será el 47º presidente de aquella nación.

Donald, quien perdió en 2020 ante Joe Biden al buscar reelegirse como presidente de Estados Unidos, cuatro años después descarriló a Biden en su también anhelada reelección, obligándolo a abandonar la carrera presidencial, y derrotó ampliamente a Kamala Harris, la relevo en el Partido Demócrata.

Donald Trump ha vuelto al poder más fuerte de lo jamás imaginado para cumplir con sus planes de preeminencia y grandeza norteamericana e imponer su visión conservadora de Estados Unidos ante sí mismo y ante el mundo. Trump es un hombre transparente; jamás deja nada a la imaginación y dudas de sus seguidores y detractores. Así, por ejemplo, para él, la Teoría de Género tiene los días contados en EEUU y sus promotores sabrán que tienen ante sí a su peor pesadilla.

El presidente Donald Trump, a partir del 20 de enero próximo, actuará con todo el poder para poner orden en su frontera con México en dos temas fundamentales, las acciones de los cárteles de la droga, declarándolos terroristas, y el tráfico humano, ambos vistos como gravísimas omisiones del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Marco Rubio, próximo secretario de Estado norteamericano, lo ha acusado públicamente, y nos lo recordará todos los días. Rubio es de palabra dura y mano aún más dura. Para Trump y Rubio los narcotraficantes son terroristas y los perseguirá con toda la fuerza del Estado norteamericano.

La esperanza nunca debería sustentarse en la venganza. No entiendo a quiénes cifran la satisfacción de su venganza hacia López Obrador en Marco Rubio. Sea cual fuere el resultado de la dureza del nuevo secretario de Estado norteamericano, es mi deseo que México vuelva, de mutuo propio, al orden y la paz, y que el gobierno y el congreso mexicanos no nos convoquen a rasgarnos las vestiduras ante las exigencias norteamericanas. Son justas.

En México, muchos de quienes estaban a favor de Kamala Harris, hoy se muestran muy a favor de Donald Trump. Su nacionalismo se mantiene muy firme; sin embargo, aceptan que ya es tiempo de poner en orden las cosas en México pues el estado mexicano, sin duda, está doblegado y resquebrajado ante los cárteles de la droga. Claudia Sheinbaum no ha demostrado estar dispuesta a cumplir a cabalidad con su mandato presidencial en materia de seguridad a pesar de los buenos oficios de Omar García Harfuch pues, peor, no desea tomar el mando que aun detenta López Obrador.

Sheinbaum deberá entender que solo tiene de dos sopas, o se arma de valor ante los cárteles y los traficantes de gente y los combate con toda la fuerza del Estado mexicano, o los gringos cumplirán con esa su obligación constitucional, interviniendo aun en nuestro territorio. Que de nada le valdrán las bravatas de Marcelo Ebrard en materia económica ante los gobiernos norteamericano y canadiense.

Que esto nos es pleito entre escolapios en donde uno echará al otro a su padre que es bombero y lo mojará con su manguera, y el otro a su padre que es policía y lo llevará a la cárcel. Que en cosas de gobierno se actúa conforme a la ley y se cumple con los tratados internacionales. Que Naciones Unidas tiene un centro en contra del terrorismo que a México obliga.

Un adelanto de la presión internacional que el gobierno de México enfrentará en los años próximos ya lo recibimos en esta semana. La calificadora Moody’s cambió de estable a negativa la perspectiva económica de México por el debilitamiento de nuestro Estado de derecho por la reforma judicial y el deteriorado entorno institucional gubernamental, el esperado aumento en el costo de la deuda internacional de México y la mayor rigidez del gasto público, que podrían socavar nuestros resultados fiscales y económicos.

Tanto Moody’s, como los principales analistas de los futuros económicos en el mundo, coinciden en calificar como de muy alto riesgo la reciente reforma aprobada por Morena, PT y Verde al Poder Judicial. Sheinbaum, obedeciendo a López Obrador, ha decidido alterar los controles y equilibrios del poder político y económico en México, y eso se le, se nos, cobrará muy caro.

Quiero invitarte a pensar en que Trump no está para salvarnos, ni Rubio para vengarnos. Ellos tienen sus tareas más allá del Rio Bravo. De este lado, todo depende de nosotros. Vamos, ni Sheinbaum hará nada para salvarnos; a ella solo le interesa obedecer a López.

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En riesgo la hegemonía estadounidense: El retorno de Donald Trump; retos económicos y sociales

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Actualidad, por Alberto Gómez R. //

En los últimos cuatro años, la economía y la cohesión social de Estados Unidos han enfrentado un deterioro significativo, marcando uno de los periodos más complicados en su historia reciente.

La administración de Joe Biden, aunque intentó implementar políticas para estimular la recuperación tras la pandemia de COVID-19, dejó profundas brechas económicas y sociales que ahora desafían al presidente electo Donald Trump. Con un escenario global en transformación y un entorno interno polarizado, Estados Unidos se encuentra en un momento crítico de redefinición de su papel como potencia mundial.

LA ECONOMÍA BAJO LA ADMINISTRACIÓN DE BIDEN

La inflación se convirtió en uno de los mayores retos durante la administración Biden. La epidemia de Covid-19 dejó tras de sí trastornos económicos; en junio de 2022, la inflación alcanzó un pico histórico del 9.1%, las tasas más altas que los estadounidenses han experimentado en 40 años, según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) lo que, por supuesto, en la práctica suponía un recorte salarial. La explosión del gasto militar para apoyar las guerras en Ucrania y Gaza también ha alimentado la inflación.

Como resultado, el nivel de vida de las y los trabajadores estadounidenses ha disminuido bajo la administración Biden, mientras que el auge del mercado de valores ha ayudado a las y los estadounidenses más ricos a hacerlo bastante bien. Este fenómeno, impulsado por interrupciones en las cadenas de suministro globales, estímulos fiscales masivos y el aumento de los precios de la energía, erosionó el poder adquisitivo de las familias estadounidenses. Aunque las medidas de la Reserva Federal lograron reducir la inflación a un 3.7% al cierre de 2024, esta cifra seguía por encima del objetivo del 2%, lo que refleja un entorno económico aún frágil.

El aumento del costo de vida se manifestó en productos esenciales. Según la Administración de Información Energética (EIA), el precio promedio de la gasolina aumentó un 40% entre 2020 y 2024. Asimismo, los alimentos básicos experimentaron un incremento promedio del 25%, afectando especialmente a las familias de ingresos medios y bajos. Esta situación exacerbó la desigualdad, ya que los salarios reales apenas crecieron un 3% durante el mismo periodo, según el Economic Policy Institute.

DÉFICIT FISCAL Y DEUDA PÚBLICA

El déficit fiscal alcanzó los $1.7 billones en 2024, mientras que la deuda pública superó los $36 billones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), un incremento alarmante respecto a los $27 billones reportados al inicio de la administración Biden. Este nivel de endeudamiento, alimentado por programas de estímulo económico y políticas de infraestructura, limita la capacidad del gobierno para responder a futuras crisis económicas. Además, el creciente costo del servicio de la deuda, derivado del aumento de las tasas de interés, se ha convertido en una carga significativa para el presupuesto federal.

La brecha económica continuó ampliándose durante la administración Biden. El 1% más rico de la población concentró el 38% de la riqueza total en 2023, mientras que los sectores más vulnerables enfrentaron mayores dificultades para acceder a empleos estables, y apenas aumentaron un 4% en términos reales, según un informe de la Oficina del Censo. Según el Departamento de Trabajo, el empleo precario representó el 30% de los nuevos puestos creados entre 2020 y 2024, con un aumento notable en los contratos temporales y trabajos a tiempo parcial. Esto ha exacerbado la pobreza en comunidades vulnerables, con un índice de pobreza que aumentó del 11.4% en 2020 al 14.7% en 2024.

En 2016, Hillary Clinton demostró su desprecio por los partidarios de Trump, entonces abrumadoramente blancos, etiquetándolos como “los deplorables”, en lugar de tratar de reconocer la fuente de su ira: la gran desigualdad en el statu quo económico. Ocho años después, con un apoyo a Trump mayor en prácticamente todos los grupos demográficos, es imposible ignorar la desesperación económica que alejó del Partido Demócrata a las y los electores, cuando Biden seguía presumiendo de que la economía estadounidense durante su mandato es “la más fuerte del mundo”.

FACTORES SOCIALES: POLARIZACIÓN Y RADICALIZACIÓN

La polarización política se ha intensificado, dando lugar a movimientos separatistas que, aunque minoritarios, representan una amenaza para la unidad del país. Uno de los fenómenos más alarmantes es el resurgimiento de movimientos secesionistas en estados como Texas y California.

Líderes locales y organizaciones políticas han planteado referendos para separarse de la unión federal, alegando incompatibilidades políticas y económicas. Aunque estos movimientos no tienen un apoyo mayoritario, su existencia refleja una fragmentación preocupante en la unidad nacional. Grupos como «Texit», que abogan por la independencia de Texas, han ganado tracción en sectores conservadores descontentos con las políticas federales. Estas iniciativas reflejan el creciente desencanto con el sistema político.

La radicalización ideológica también se ha intensificado. Los crímenes de odio aumentaron un 18% entre 2020 y 2024, según el FBI, afectando principalmente a comunidades afroamericanas, asiáticas, judías y musulmanas. Este aumento está vinculado al resurgimiento de grupos extremistas y al uso de las redes sociales como plataformas para propagar discursos de odio.

RETOS ECONÓMICOS Y SOCIALES

Con la reelección de Donald Trump, Estados Unidos se adentra en un periodo de grandes desafíos. Su promesa de «recuperar la grandeza estadounidense» enfrenta múltiples obstáculos, tanto internos como externos.

Trump ha anunciado un ambicioso plan para reindustrializar Estados Unidos y reducir la dependencia de las cadenas de suministro globales. Sin embargo, implementar esta estrategia requerirá superar barreras como la resistencia de aliados comerciales y la necesidad de inversiones masivas en infraestructura. También deberá manejar las tensiones con China, el principal socio comercial de Estados Unidos, en un momento en que las relaciones bilaterales están en su punto más bajo en décadas.

El presidente electo ha prometido recortes de impuestos para estimular el crecimiento económico, pero esta medida podría agravar el déficit fiscal si no se acompaña de reducciones en el gasto público. Además, la capacidad de implementar estas políticas dependerá de su habilidad para negociar con un Congreso dividido, donde los demócratas probablemente resistirán cualquier iniciativa que reduzca programas sociales.

El enfoque de Trump en políticas ultraderechistas, incluida la restricción de la inmigración y la eliminación de regulaciones ambientales, podría generar más divisiones. Aunque estas medidas cuentan con el apoyo de su base electoral, enfrentan la oposición de sectores progresistas y moderados, lo que podría derivar en mayores tensiones sociales.

EL FIN DE LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE

El bloque BRICS+ ha emergido como un desafío significativo para la hegemonía estadounidense. Con la inclusión de nuevos miembros como Arabia Saudita, este grupo busca crear un sistema financiero alternativo que reduzca la dependencia del dólar. Según el Banco Mundial, el comercio intrabloque creció un 15% anual durante los últimos cuatro años, fortaleciendo su influencia económica y política.

El dólar, pilar del sistema financiero internacional, está perdiendo su posición dominante. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la proporción de reservas globales en dólares cayó del 61% en 2020 al 55% en 2024. Este descenso refleja una creciente diversificación hacia monedas como el yuan chino y el euro, impulsada por iniciativas del BRICS+ y otros bloques emergentes.

En el ámbito militar y geopolítico, Estados Unidos enfrenta el ascenso de China como potencia dominante en el Pacífico y la reactivación de Rusia en Europa del Este. Además, la influencia de potencias regionales como Irán y Arabia Saudita en el Medio Oriente limita la capacidad de Estados Unidos para mantener su dominio en esta región estratégica.

El futuro socioeconómico de Estados Unidos dependerá en gran medida de la capacidad de la administración Trump para manejar una economía debilitada, una deuda insostenible y una sociedad fracturada. La reconciliación política y la creación de un camino inclusivo para el desarrollo serán cruciales para evitar una crisis prolongada.

Aunque Trump tiene un historial de promover el crecimiento económico, los riesgos asociados con su estilo confrontacional y sus políticas divisivas no pueden ser ignorados. El equilibrio entre reformar el status quo y evitar una mayor radicalización será la prueba definitiva para su liderazgo.

Estados Unidos enfrenta uno de los periodos más complejos de su historia contemporánea. La administración Biden dejó un legado de desafíos económicos y sociales que el presidente electo Donald Trump deberá abordar en un contexto de polarización interna y competencia internacional.

El éxito o fracaso de las políticas de Trump determinará no solo el rumbo de Estados Unidos, sino también el equilibrio de poder en el mundo. Sin embargo, para superar estos retos, será necesario un liderazgo que trascienda la retórica divisiva y busque soluciones inclusivas y sostenibles. En un mundo cada vez más multipolar, el destino de Estados Unidos dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades globales sin perder de vista los principios democráticos y la cohesión interna que alguna vez lo definieron como nación.

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