DEPORTE/CULTURA
Adolece de profundidad y verticalidad: Selección Mexicana, complicado proceso

Miscelánea Deportiva, por Esteban Trelles Meza //
Como todo en la vida, el inicio de una actividad tiene un proceso diferente dependiendo de las circunstancias que en el caso del futbol, los jugadores son la materia prima y cómo manejarla adecuadamente es la clave.
La posesión del balón en un equipo, no significa dominio, y mucho menos como lo hace el equipo mexicano, queriendo salir jugando desde su propia meta con pases laterales que en las postrimerías del área rival, nuevamente dan el pase atrasado o lateral, sin culminar las jugadas.
Al equipo mexicano le falta profundidad y verticalidad, que en estas disputas amistosas contra Australia y Uzbekistan, que los mexicanos ofendieron a cuenta gotas con demasiados pases sin salir de media cancha y tres cuartos, que resulta intrascendente, aunados a los disparos a media distancia sin peligro alguno.
La obsesión de los “carrileros y laterales voladores”, es prácticamente un suicidio, (Kevin Álvarez, Jesús Angulo), que lo primordial es defender y tal parece una consigna que se vuele característica asidua, cuando lo fundamental repetimos es la defensa.
En épocas pasadas desde básicas, esto es categorías infantiles y juveniles, la defensa era inamovible, que cuando algún jugador se iba alegremente al ataque lateral o central, el entrenador los recriminaba e insistía cubrir su zona exclusivamente.
En los 70’s aparecen los “Pichojos” Pérez, “Potrillo” Nájera y otros laterales, que por decisión personal y su gran condición física, subían y bajaban con frecuencia apoyando a los delanteros.
Los zagueros centrales empezaron a rematar centros en el área contraria (Fernando “sherife” Quirarte), en el mundial México 86 anotando sendos goles uno de cabeza y otro con el pie sin ángulo de tiro (Bélgica – Irak), y así sucesivamente hasta llegar a “Rafa” Márquez (capitán), hacía lo mismo en mundiales anotando de cabeza y con el pie, que de hecho es ya común hacerlo tanto en sus equipos respectivos como representativos nacionales, que es una práctica globalizada.
La transición del equipo mexicano debe ser en todas sus líneas de manera generacional, con oportunidades para los noveles, y romper record de mundiales de jugadores debe quedar en el olvido (Guardado, Márquez, Ochoa), cinco copas.
Guillermo Ochoa (Jorge Campos el mejor), lo tienen todos como un fuera de serie, cuando no es así, tiene grandes reflejos y condiciones pero no sabe salir y jugar su área, además de la necedad de despejar a un lado con el compañero, es un absurdo, que debería lanzar el balón iniciando la ofensiva.
Camilo el guardameta atlista colombiano es el mayor ofensivo que tiene su equipo, que en sus despejes lo hace atinadamente al pie del delantero, que prácticamente es un pase de gol, como lo vimos en liguilla en su bicampeonato, que desde su meta iniciaba el ataque de manera certera, que sigue actuando de esa manera en nuestro futbol mexicano.
Miguel Marín argentino en los 70’s, prácticamente fue el innovador por su visión de campo y la rapidez para contragolpear, que en un despeje de él se convertía en gol para sus compañeros contra sus adversarios.
Guillermo Ochoa está sobrevalorado, que culmina su pobre actuación (Australia, Uzbekistan), que en el último encuentro con un tiro libre directo sin ángulo de tiro y peligro alguno, con una “barrera” de dos jugadores que se pusieron de ornato, pero el guardameta como se diría coloquialmente “se la tragó solito”.
No podemos vanagloriarnos de anotar cinco goles, cuando recibimos también la misma cantidad, el resultado contra los asiáticos fue engañoso, puesto que todos los goles anotados por los aztecas fueron errores puntuales del rival, que incluso el 3 – 2 de Antuna fue el más notorio, que vino de un despeje del rival que el delantero se interpuso y fortuitamente se convirtió en gol.
Contra lo que se pudiera pensar o decir el equipo mexicano tiene grandes jugadores, entre paréntesis recuperando a Raúl Jiménez que fue el mejor con sus tres goles, uno de ellos de penal, que lo más importante fueron los desplazamientos y las paredes que realizó con mucho sentido y precisión, con la regularidad que siempre ha demostrado a excepción del mundial de Qatar, que sus lesiones lo marginaron y no debió asistir, que actualmente está recobrando su nivel siendo titular con su actual equipo Fullham de la liga Premier de Inglaterra catalogada como la mejor del orbe.
Es indudable que el zaguero central de “Chivas”, Sepúlveda no está para selección, que el propio Jesús “Chiquete” Orozco, de mayor estatura y condiciones como lateral que también frecuentemente juega la defensa central, es infinitamente superior al mencionado , que son compañeros en Guadalajara.
El “Chino” Herrera es una agradable sorpresa con entusiasmo y pundonor de manera vertical con velocidad y dribling que busca la pared con sus compañeros, teniendo determinación y olfato de gol.
Jordi Cortizo, mediocampista regio, es también rápido con gambetas sobre la marcha, con potente shot, que lamentablemente lesiona a los vendedores de cervezas y gaseosas en tribuna de la fila 50 con sus disparos, que una vez con dirección a portería serían goles.
Erick Sánchez “El Chiquito”, tiene una dinámica impresionante, que va bien al frente, con sentido de la jugada, que en los últimos segundos agregados contra Uzbekistan se lanzó en espectacular “palomita” rematando con la cabeza, que el guardameta rival evitó el gol en un lance de reflejos y elasticidad.
El “Piojo” Alvarado lo desperdician de extremo izquierdo, que en media cancha corre la milla con su futbol vertical, con velocidad y disparos a gol como lo hace con su equipo Guadalajara.
Jonathan y Montes serán los titulares indiscutibles con Antuna, Henry y Alexis, medallistas olímpicos (Tokio 2020-21), con un abanico de posibilidades Herrera, Santiago, Orbelin – “Chucky”, Jiménez y “Tecatito”, con los prometedores Córdova, Chávez, Romo, el versátil Edson Álvarez comodín central y contención debe ser titular siempre.
Adelantamos desde ahora a Ozziel Herrera, ex atlista (UANL) que tarde o temprano será titular en la lateral izquierda, carrilero de verdad como el mejor.
Seguimos insistiendo que es innecesario naturalizar jugadores puesto que tenemos una baraja amplia, que los jugadores destacados extranjeros se convierten en moda, principalmente por los comentaristas villamelones televisivos, que del “petardo” goleador Funes Mori argentino ya nadie se acuerda pese a su brillante participación en Qatar de 8 minutos de juego.
El decreto presidencial de no más de cuatro extranjeros en cancha, que los tramposos federativos inventaron solo en CDMX, cuando era una iniciativa en todo el país, se la pasaron por el Arco del Triunfo en una rebeldía en desacato, que de repente desapareció esa disposición.
Por último, resulta increíble debutar a Quiñones contra Colombia en amistoso este mismo año como se tiene contemplado, que es un insulto para todos, principalmente para los colombianos, en una falta de ética y profesionalismo además de sentido común.
VIVA MÉXICO CA……..MIONES ! ! ! !
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Beisbol
Lecciones del diamante: La redención de Urías y Osuna

Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac //
Será el El 17 de julio de 2025, cuando el comisionado de las Grandes Ligas, Rob Manfred, levantará la suspensión impuesta al lanzador sinaloense Julio Urías por violar la política de violencia doméstica de la MLB. Esta decisión abre la puerta para que “El Culichi” pueda ser firmado por cualquier equipo de la Gran Carpa, pero su camino de regreso al estrellato está lejos de ser claro.
Hace apenas unos años, hablábamos de un talento generacional, un pitcher mexicano que lideró la Liga Nacional en victorias (2021) y efectividad (2022), y que se perfilaba para firmar un contrato histórico cercano a los 200 millones de dólares, un hito para un pelotero latinoamericano. Sin embargo, su comportamiento fuera del diamante ha opacado su brillo en el montículo.
Urías, quien fue clave en el título de los Dodgers en 2020, ha demostrado ser un diamante en bruto desde los 16 años, cuando Los Ángeles lo firmó. Su talento es innegable: una recta que roza las 97 millas, un cambio y curva devastadores, y una habilidad para el pickoff que lo hizo destacar desde su debut en 2016. Pero las decisiones personales han sido su talón de Aquiles.
Dos incidentes de violencia doméstica, el primero en 2019 y el segundo en 2023, lo llevaron a ser el primer jugador suspendido dos veces bajo la política de la MLB. El video de 2023, donde se le ve agrediendo a su pareja, fue un golpe duro para su imagen y su carrera. La sanción hasta el Juego de Estrellas de 2025 refleja la gravedad de sus acciones, pero también le da una nueva oportunidad.
¿Qué sigue para Julio Urías?
La pregunta no es solo si un equipo apostará por su brazo, sino si él ha aprendido de sus errores. En 2022, escribí que un contrato de 200 millones estaba al alcance de su mano, pero advertí que su futuro dependía de mantener el enfoque dentro y fuera del campo.
Hoy, esa proyección parece lejana. Equipos como los Yankees o los Mets podrían considerar su talento, pero el riesgo reputacional es alto, como lo demuestra el caso de Trevor Bauer, quien tras una suspensión similar no ha regresado a MLB y ha optado por ligas en Japón y México. Urías, a sus 28 años, aún tiene tiempo para redimirse, pero deberá cumplir con el programa de tratamiento ordenado por la MLB y demostrar un cambio genuino.
En México, especialmente en Culiacán, esperan que “El Culichi” retome el camino. Los Tomateros de Culiacán podrían ser una opción para mantenerse activo si la MLB no le abre las puertas de inmediato. Pero más allá del béisbol, Urías debe sanar como persona. Su historia es un recordatorio de que el talento no basta si no va acompañado de responsabilidad. Ojalá, por el bien del béisbol mexicano y de él mismo, que esta segunda oportunidad no sea la última.
Son dos grandes talentos mexicanos que pareciera haber tropezado con la misma piedra para truncar sus carreras en el mejor beisbol del mundo. Los dos son sinaloenses. En su momento fueron considerados entre los mejores cinco lanzadores de Grandes Ligas, uno como inicialista y el otro como relevista.
Roberto Osuna, con su recta de fuego, ostentaba 39 salvamentos con Toronto en 2017 y parecía destinado a ser el mexicano con más juegos salvados en la historia. Sin embargo, sus errores fuera del campo los llevaron al ostracismo, dejando lecciones cruciales para los jóvenes peloteros que sueñan con brillar en la MLB.
¿Qué salió mal?
Ambos sucumbieron a la presión de un sistema ferozmente competitivo, como señaló el periodista Mario Villagrán: la MLB es una maquinaria que exprime no solo el físico, sino también la mente y el carácter.
Osuna, acusado de agresión a su pareja en 2018, fue suspendido 75 juegos y, tras una lesión en 2020, no volvió a la MLB, encontrando refugio en Japón. Sus actos no solo mancharon su reputación, sino que cerraron puertas que su talento había abierto de par en par.
La lección para las nuevas generaciones es clara: el éxito en la MLB no se mide solo en ponches o salvamentos, sino en la capacidad de administrar la fama, el dinero y las tentaciones. Urías y Osuna, con contratos millonarios en el horizonte, dejaron que decisiones personales los traicionaran.
Como escribí en 2021, cuando Urías alcanzó 20 victorias, el talento debe ir acompañado de madurez. La presión de ser figura pública, como señaló Esteban Loaiza, es inmensa, y los errores se magnifican bajo la lupa de los medios y los aficionados. Los jóvenes como Alejandro Osuna, quien debutó con Texas en 2025, o Isaac Paredes, estrella en ascenso, deben aprender a navegar este entorno.
Primero, la disciplina personal es innegociable. La MLB tiene una política estricta contra la violencia doméstica desde 2015, y casos como los de Urías, el primero en ser suspendido dos veces, muestran que no hay excepciones. Segundo, rodearse de un círculo de apoyo sólido es vital. Urías contó con su padre, Carlos, como guía en sus inicios, pero las malas decisiones lo alejaron de ese respaldo.
Osuna, por su parte, habló de ansiedad en 2017, un tema que los prospectos deben abordar con profesionales para no derrumbarse bajo presión. Tercero, entender que el béisbol mexicano depende de sus embajadores.
Cada error de un pelotero azteca no solo afecta su carrera, sino la percepción de los prospectos mexicanos en la Gran Carpa.
Para los jóvenes que hoy entrenan en Culiacán, Hermosillo o Tijuana, el mensaje es contundente: el talento los llevará a la puerta de la MLB, pero solo la integridad los mantendrá dentro (…) Urías y Osuna son un espejo donde los prospectos deben mirarse: no para imitar sus errores, sino para aprender de ellos.
DEPORTE/CULTURA
La Torre de Babel se derumbó: No hubo tetracampeonato, Toluca es el rey del futbol mexicano

Miscelánea Deportiva, por Esteban Trelles Meza
Este pasaje bíblico del Génesis es perfecto para describir la ambición desmedida del ser humano de querer llegar al cielo y equipararse al Supremo con trampas y artimañas. La justicia divina apareció irónicamente en el “Infierno” de “La Bombonera” para poner a cada quien en su lugar y sacudirnos los aficionados de la malaria en el que está convirtiendo el equipo América y su séquito de comentaristas incondicionales.
América ha sido siempre un equipo competitivo de máximas exigencias que busca afanosamente estar en los primeros lugares de la Tabla General y tratar de ganar toda competición nacional o internacional. El Triduo de campeón de torneos cortos (semestrales), recién obtenido, está manchado por la polémica, beneficiado por el arbitraje con jugadas controversiales.
Concretamente, contra “La Máquina” de la Cruz Azul en la final obteniendo su victoria de campeonato por un penal inexistente que les dio un título espurio (“Gato” Ortiz), la siguiente temporada nuevamente la polémica al no marcar un penal claro del central Araujo que, por supuesto, “La Máquina” nuevamente perdió y lo eliminaron en semifinales, que jamás nunca fue superior al América.
De repente, en esa vorágine de “superioridad y supremacía”, tienen un encuentro de la Concacaf (arbitraje neutral) nuevamente contra Cruz Azul y los eliminan a los poderosos “cremosos”, que les dolió hasta el alma, máxime que el “patrón” les encargó sobremanera ir al Mundial de Clubes.
¡Ah!, pero el complot de la “puñalada trapera” para el León con el pretexto de la multipropiedad que de hecho América inició con su hermano Necaxa y después con Atlante estaba contemplada y se fueron a la FIFA en lo obscurito y de manera arbitraria para descalificar a la Fiera.
De inmediato, el Alajuelense de Costa Rica se apuntó con argumentos endebles y fuera de contexto un lugar en el Mundial de Clubes al que ellos debían ir (buitres). ¡Oh! sorpresa, de repente FIFA y el TAS (vendidos) sacan de la chistera que el América tendría que ir y acomodaron un encuentro de eliminación contra Los Ángeles FC en Estados Unidos, yo me pregunto, ¿qué tiene que ver América en esta novela que hasta en FIFA tienen “influencia”?
Analizando los 180 minutos de la final un campeón que no puede ganar en casa está condenado a perder, y máxime tratándose del “todopoderoso” equipo que ya lo comparan con el Real Madrid, Barcelona, Manchester, Bayern etc.
Las opiniones fuera de lugar de los comentaristas serviles, “Que la Liga le queda chica”, “Que América es lo máximo”, “Vuelan para tetracampeón” y una serie de disparates que demuestran lo poco o nada conocedores que muchos periodistas recalcitrantes son tendenciosos y manipuladores.
El técnico Jardiné, alabado como el que más, cuando el tercer campeonato fue lastimoso entrando a la liguilla por la puerta de atrás “play in”, deja mucho que desear para un equipo que lo catalogan “galáctico”.
Las declaraciones del técnico brasileño en su estadio azulgrana criticando a Mohamed de que fue a encerrarse no son justificación; su inoperancia y falta de gol fue manifiesta. El americanismo jamás cuestionó que no pudo anotar un gol, que Toluca lo superó indiscutiblemente.
Muchos comentaristas aseveraron (Rubén Rodríguez Fox Sport), que el América con su tricampeonato es el mejor equipo de todos los tiempos y el cuarto más, cuando minimizaron al Toluca que los puso en su lugar y ya hacían al equipo con el tetracampeonato.
El aficionado “de a pie” como dicen algunos con las nuevas generaciones de jovencitos, se van siempre con el ganador y crean una falsa identidad que no corresponde a la realidad futbolística, de un equipo, que pasará a la historia como el 1er tricampeón de torneo cortos que afortunadamente para otros no lograron el cuarto consecutivo.
Jardiné es un técnico joven que está escribiendo su propia historia, como siempre ocurre en nuestro país con el equipo América siempre exageran la nota con un palmarés de campeón olímpico que contra México (Jimmy Lozano) sufrió en serio para pasar a la final empatando sin goles con los nuestros que ganaron en serie de penales, que tampoco es que los golearon (3er. lugar Bronce).
Mencionamos esta situación, puesto que ya lo sentían el mejor entrenador adelantándose a las vísperas en el que daban como ganador, venciendo al Toluca y alargando a cuatro sus torneos consecutivos.
Ahora bien, debemos mencionar el excelente torneo del “Turco” Mohamed que en realidad es argentino, que lo contrataron con Toluca con el compromiso de hacerlo campeón este mismo semestre (Clausura 2025 torneo de Liga MX) con el apoyo de su presidente, don Valentín Diez (hijo de don Nemesio, que en paz descanse) empresarios cerveceros que sacaron la chequera y compraron lo mejor que el técnico Mohamed les pidió a (Héctor Herrera, el “Pollo” Briseño, entre otros) para su esquema táctico-estratégico.
Un entrenador que gana títulos con diferentes equipos tiene más mérito que otros para considerarlo a invertir en él, que visto esto se adapta a las circunstancias y saca el mejor provecho de esos jugadores.
La final del primer encuentro en cancha del América para la inmensa mayoría fue deslucida porque no hubo goles, nos parece a nosotros que fue un juego de ajedrez interesante y táctico, en el que no propiamente es mejor el que tiene más tiempo el balón, sino aquel que sabe manejar los tiempos manteniendo virgen su portería, que el local está obligado a ganar y abrir “cerrojos” y tener ventaja en el juego de vuelta con uno o dos goles.
Los mensajes en línea en cuentas de ex-árbitros profesionales en Twitter nos parece poco ético y una falta de respeto a un silbante considerado el mejor de este país (César Ramos), que la manipulación de los comentaristas tendenciosos solo repite una toma del penal (contundente), que el VAR envía varias tomas (penal) y claramente se ve la “barrida” con exceso de fuerza que, por cierto, el uruguayo Cáseres es, entre paréntesis, un “Leñero” que se la pasa “atropellando” a todos con faltas innecesarias que los árbitros ni siquiera amonestan.
El guardameta Malagón, en el gol de “cabezazo” del jugador toluqueño pudo hacer más que ni las manos metió. A nuestro juicio, la defensa del América es la más débil en sus líneas, con un “inflado” Ramón Juárez que, entre paréntesis, debió ser expulsado tras agredir a un jugador cobardemente por detrás “ahorcándolo” en un conato de bronca que los comentaristas de Televisa y TV Azteca ni mencionaron.
Con el triunfo del Toluca como campeón, quien sale ganando es la propia afición y el fútbol mexicano, en el que no hay imposición y el líder en todo (tabla general, goleo individual, mejor defensa, mejor jugador del torneo para Alexis Vega) mereció ceñirse la corona.
Las etiquetas de los llamados grandes no son producto de la casualidad sino de su historia relevante de cada uno de ellos (América, Guadalajara, Cruz Azul, UNAM) y nadie se los quitará.
No solo es el número de campeonatos, sino de la afición que los mencionados tienen a lo largo y ancho del país, a diferencia de otros que solamente son regionales (Toluca, UANL, Monterrey, León, Pachuca), que en lo futbolístico son significativos y campeoniles de excelente nivel.
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ARTE
De la cosmetología al arte: Cómo Silvia Murillo encontró su pasión y vocación en el bronce

Por Gabriel Ibarra Bourjac //
En la casa de la escultora Silvia Murillo Reding, se respira arte. Entre piezas de plastilina, cera y bronce, Silvia, con una sonrisa que destila pasión, comparte la historia de cómo, contra todo pronóstico, encontró su vocación en la escultura.
Lo que comenzó como una visita casual a un taller se convirtió en una aventura que transformó su vida, demostrando que el arte no conoce edades ni límites.
Un despertar tardío en el taller de Juan Méndez
Hace apenas trece años, Silvia cruzó el umbral del taller del maestro Juan Méndez, un escultor autodidacta conocido por obras como la Madre Patria y el Colón. Lo que ella describe como un “cementerio de esculturas” —moldes, figuras a medio tallar, el olor a plastilina y polvo— la envolvió como un hechizo. Había llegado para promover un proyecto, pero las herramientas y las formas la capturaron. “Ahí se plantó la semillita”, recuerda, sus ojos brillando. Ese día, el arte la llamó, y ella, sin saberlo, respondió.
Antes de ese encuentro, Silvia había coqueteado con el arte, pero no con la escultura. A los 15 años, pintaba y creaba cuadros de marquetería, una técnica decorativa que aplicaba a muebles y que, aunque efímera en su registro, le valió elogios. Llevó a su madre a clases de pintura para distraerla, pero terminó ella misma tomando el pincel. “La gente veía mis cuadros y preguntaba de quién eran. Yo decía ‘míos’, y no lo creían”, cuenta con una risa. Sin embargo, un terapeuta, al que llama su “gurú”, le dio un vuelco a su destino: “Lo tuyo no es la pintura, es la escultura”. Tres años después, esas palabras la llevaron al taller de Méndez.
El maestro, con su estilo rústico, no le dio clases formales. “Haz un huevo”, le dijo, entregándole una barra de plastilina. Luego, con una hoja, le mostró las proporciones de un rostro y la dejó sola. “Como puedas”, fue su única instrucción. Aquel desafío, burdo, pero liberador, despertó en Silvia una confianza inesperada. “Me di cuenta de que podía hacerlo”, dice, evocando cómo experimentó con herramientas, texturas y sus propias manos, guiada por un instinto que no sabía que tenía.
De la cosmetología al arte
La escultura llegó tarde, pero Silvia no era ajena al trabajo manual. Durante 25 años fue cosmetóloga, una profesión que perfeccionó con dedicación y que le dio un conocimiento intuitivo de la anatomía humana. “Eso me ayudó a modelar”, explica.
Sus primeros torsos, creados en un fin de semana febril, sorprendieron al mismo maestro Méndez. “No pude parar”, confiesa, recordando cómo la plastilina cedía bajo sus dedos, como si siempre hubiera estado destinada a darles forma.
Antes de la escultura, Silvia exploró el multinivel, construyendo una red de más de 3,000 personas en cuatro años y generando ingresos significativos. “Era agotador, pero aprendí a liderar”, dice. Aunque planeaba lanzar su propio multinivel, el arte la sedujo con una fuerza mayor. “Me permitía expresarme, sacar lo que llevaba dentro”, reflexiona. La pintura, que alguna vez fue un pasatiempo, palideció ante la escultura, que se convirtió en su lenguaje. “Me eché un clavado y no pude parar”, admite, describiendo cómo el arte la atrapó, relegando sus otras facetas.
Un proceso creativo:
Sueños, anatomía y movimiento
El proceso de Silvia es tan vibrante como sus obras. Trabaja simultáneamente en hasta siete piezas, saltando de una a otra como un músico que toca múltiples instrumentos en una orquesta. “Me aburro si me quedo en una”, confiesa. Sus materiales —plastilina, cera con parafina— se transforman en figuras que destilan movimiento, un sello de su estilo. “Quiero que el material no se sienta rígido”, explica, señalando torsos, máscaras y figuras que parecen danzar.
La anatomía es su obsesión. Sus años como cosmetóloga le dieron una base, pero su estudio profundo de proporciones y musculatura ha elevado su trabajo. “Cuando me metí a estudiar anatomía, mi obra cambió”, dice. Sus piezas, como Los Amorosos, destinadas a un hotel en Puerto Vallarta, o Cazando Historias, nacida en la pandemia, reflejan esta precisión. La primera, dos figuras entrelazadas en un abrazo, captura la intimidad humana; la segunda, una bailarina sostenida por una mano que representa la madre naturaleza, habla del tiempo y la fragilidad tras el COVID.
Muchas de sus ideas nacen en sueños. “Me duermo pensando en una pieza y despierto con la solución”, revela. Así surgió El Viajero, una serie de gorditos con mochilas que simbolizan el equipaje de la vida, con alas que evocan ángeles guardianes y elementos como barcos de papel o patines que representan el viaje existencial. Otra serie, más surrealista, incluye máscaras y figuras como el Ave Fénix, que corta y transforma para añadir vacíos, un concepto inspirado en la vacuidad budista: “Ver lo que no se ve”.
Obras que cuentan historias:
De El Filósofo a Resurgir
La primera obra de Silvia, El Filósofo, fundida en bronce, marcó un hito. Vendida el mismo día que la presentó, le provocó una mezcla de orgullo y dolor. “No quería soltarla, era parte de mí”, admite. Sin embargo, el consejo de su fundidor —“Haz otra”— la liberó. Desde entonces, ha creado más de cien piezas, casi todas únicas, aunque planea series como Los Viajeros y máscaras de gran formato. Su obra Resurgir, exhibida en la Ruta Escultórica de Guadalajara, es una de sus favoritas. Un torso que invita a la introspección, habla de descubrir el potencial oculto, un reflejo de su propia reinvención.
Otras piezas, como Acariciando el Amor o Charlando con el Futuro, revelan su inspiración en la filosofía budista y su amor por la música y los caballos. “Me gusta la yegua árabe por su cara fina”, dice, mostrando un caballo con líneas fluidas. Cazando Historias, con su bailarina y mariposas, captura la efervescencia del amor, mientras Suspiro Creativo y El Titiritero exploran la fantasía y el control. Cada obra es un relato, un pedazo de su alma tallado en materia.
Exposiciones y el desafío de la visibilidad
Silvia ha presentado unas diez exposiciones, desde la Casa de la Cultura de Ajijic, donde despuntó durante la pandemia, hasta el Palacio Municipal de Zapopan, Chapala, Jocotepec y la galería Ojos del Tiempo. Una de sus últimas muestras en Ajijic, vendió 12 de 16 piezas únicas, un éxito que la sorprendió. Una galerista neoyorquina, fascinada por sus máscaras, la invitó a exponer en Nueva York y Ajijic, pero Silvia, aún novata, no dio seguimiento. “Estaba enfocada en producir”, explica.
Aunque su obra se vende rápido —promedia cuatro piezas al mes—, Silvia admite que no vive exclusivamente de la escultura. Reinvierte todo en materiales y producción, tratando su arte como una pequeña empresa. Sin embargo, su presencia en redes sociales, como Instagram, es limitada. “No soy de redes, pero estoy aprendiendo a promoverme”, dice, consciente de que la visibilidad es clave para crecer. Su meta es completar las series de Los Viajeros y máscaras, y sueña con una exposición que reúna sus gorditos, símbolos de la humanidad en movimiento.
La escultora y su legado
Para Silvia, ser escultora es más que un oficio; es una forma de existir. “Me he reinventado muchas veces”, reflexiona, desde la cosmetología hasta el multinivel y ahora el arte. Su versatilidad, su capacidad para disfrutar cada proceso y su valentía para aprender por prueba y error la han llevado lejos. Inspirada por audiolibros, la música, el budismo y las vivencias de su entorno, ve el mundo con ojos de artista, capturando lo invisible en cada vaciado de bronce.
Fascinado por su obra, le pregunto a Silvia qué requiere una escultora además de talento. “Anatomía, paciencia y la capacidad de expresarte”, responde.
Su obra, con su movimiento y simbolismo, no solo adorna espacios como el hotel Villa Lala o el Jardín del Medio, un hotel escultórico; también invita a reflexionar sobre la vida, el amor y el tiempo. “El arte es mi manera de hablar”, dice, mientras muestra un armadillo o una máscara, cada pieza, un testimonio de su profundidad.
Cuando me despido, llevo conmigo un pequeño torso, un regalo de Silvia. Pero el verdadero regalo es haber conocido a una mujer que, a los 49 años, demuestra que el arte puede surgir en cualquier momento, transformando no solo la materia, sino la vida misma. Silvia Murillo Reding, con sus manos llenas de cera y sueños, sigue esculpiendo su legado, una obra a la vez.
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