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MUNDO

Bitcoin alcanza su máximo valor histórico en el mercado: Las inversiones especulativas crecen ante la crisis política internacional

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Economía Global, por Alberto Gómez R. //

El mes de marzo en curso se ha marcado como un hito histórico en lo que se refiere a la economía y las finanzas, específicamente a las finanzas descentralizadas, ya que la primera y más importante moneda digital basada en la tecnología blockchain, el Bitcoin (BTC), rebasó su máximo valor anterior ($60 mil USD), situándose durante un par de días por arriba de los $73,500 dólares.

Las criptomonedas, también conocidas como activos o monedas digitales, son una evolución del dinero y una gran novedad para el sistema financiero. Y, como toda novedad, siguen provocando muchas dudas.

El concepto básico de las criptomonedas es ser, por lo general, dinero digital descentralizado que está diseñado para utilizarse en internet. Bitcoin, que se lanzó en 2008, fue la primera criptomoneda y sigue siendo la más grande, influyente y conocida por encima del resto. Desde ese entonces y en solo diez años, bitcoin y otras criptomonedas como Ethereum surgieron como alternativas digitales al dinero que emiten los gobiernos.

Las criptomonedas están basadas en desarrollos informáticos utilizando la criptografía, que consiste en la codificación para ocultar los datos de forma que sólo tenga acceso la persona adecuada, se utiliza para mantener tanto la privacidad en la red abierta que habitan, como la seguridad.

Para entender mejor qué es la criptomoneda, es necesario hablar de la innovación que suponen estos activos digitales.

La primera moneda digital que se lanzó con éxito fue el Bitcoin. Sus principales innovaciones ilustran el concepto principal de las monedas digitales:

  • Es un activo internacional: puede utilizarse en cualquier parte del mundo.

  • No depende de los bancos ni de los gobiernos para su emisión: está descentralizado y gobernado por la comunidad.

  • Su existencia es 100% digital, transparente y de código abierto: cualquiera puede comprobar los registros, pero las personas permanecen anónimas.

Las criptomonedas aportan esta gran innovación de ser monedas digitales descentralizadas. Esto significa que no se emiten desde bancos ni gobiernos, y, por eso, necesitan la parte “cripto”, de “criptografía”, para añadir la capa de seguridad a su funcionamiento. (bitso.com)

Las criptomonedas más populares, por capitalización de mercado, son Bitcoin, Ethereum, Tether y Solana. Otras criptomonedas muy conocidas son Tezos, EOS y ZCash. Algunas son similares a bitcoin. Otras se basan en tecnologías diferentes, o tienen nuevas funciones que les permiten hacer algo más que transferir valor.

Las criptomonedas posibilitan la transferencia de valores en línea sin la necesidad de un intermediario, como un banco o un procesador de pagos, lo que permite que los valores se transfieran en todo el mundo casi al instante, las 24 horas del día, los 7 días de la semana, con comisiones muy bajas.

Por lo general, los gobiernos o las autoridades centrales no emiten ni controlan las criptomonedas. Quienes las administran son redes de ordenadores peer-to-peer (par a par) que funcionan con software de código abierto y gratuito. Por lo general, cualquier persona que quiera participar puede hacerlo.

Si no hay ningún banco ni gobierno involucrado, ¿cómo es que las criptomonedas son seguras? Son seguras porque todas las transacciones son examinadas por una tecnología llamada cadena de bloques (Blockchain).

La cadena de bloques de una criptomoneda se parece al libro de contabilidad o al balance general de un banco. Cada moneda tiene su propia cadena de bloques, que es un registro en el que se verifica continua y constantemente cada una de las transacciones que se han hecho con esa moneda.

A diferencia del libro de contabilidad de los bancos, una cadena de bloques de una criptomoneda se distribuye entre los participantes de toda la red de dicha moneda digital.

Ninguna empresa, país o tercero tiene control sobre ella y cualquier persona puede participar. La cadena de bloques es una tecnología de vanguardia que se hizo posible hace poco tiempo, gracias a décadas de innovaciones informáticas y matemáticas. (coinbase.com)

En medio de la grave incertidumbre política internacional actual con una conflagración mutinacional en puerta -que probablemente pueda desencadenar la Tercera Guerra Mundial- las criptomonedas han surgido como una opción de inversión cada vez más popular. Estos activos digitales, como el Bitcoin y Ethereum, ofrecen una alternativa descentralizada al sistema financiero tradicional y han capturado la atención de inversores en todo el mundo. Sin embargo, su naturaleza volátil y especulativa plantea preguntas sobre su papel durante períodos de crisis política.

LA ATRACCIÓN DE LAS CRIPTOMONEDAS EN TIEMPOS DE CRISIS

Durante momentos de crisis política internacional, los inversores a menudo buscan refugio en activos considerados seguros, como el oro o los bonos del gobierno. Sin embargo, las criptomonedas han emergido como una opción alternativa atractiva. Su estatus descentralizado y su falta de correlación con los mercados tradicionales las hacen atractivas para aquellos que buscan diversificar sus carteras y protegerse contra la volatilidad política.

Además, las criptomonedas ofrecen la posibilidad de realizar transacciones de manera rápida y eficiente en un entorno globalmente incierto. Para aquellos que buscan evitar las restricciones impuestas por los controles de capital o las sanciones internacionales, las criptomonedas pueden ofrecer una solución viable.

VOLATILIDAD Y RIESGOS ASOCIADOS

A pesar de su atractivo durante períodos de crisis, las criptomonedas también presentan riesgos significativos para los inversores. Su volatilidad extrema puede exacerbarse durante momentos de agitación política, lo que resulta en fluctuaciones de precios impredecibles. Esta volatilidad puede llevar a ganancias sustanciales para algunos inversores, pero también puede provocar pérdidas catastróficas para otros.

Además, la falta de regulación y supervisión en el mercado de las criptomonedas significa que los inversores están expuestos a un mayor riesgo de fraude, manipulación del mercado y robo cibernético. En un entorno político inestable, estos riesgos pueden intensificarse, ya que los actores malintencionados buscan aprovechar la confusión y la incertidumbre.

IMPACTO EN LA ESTABILIDAD FINANCIERA

La especulación en criptomonedas durante tiempos de crisis política también plantea preocupaciones sobre la estabilidad financiera.

A medida que más inversores se vuelcan hacia estos activos digitales en busca de ganancias rápidas, existe el riesgo de que se cree una burbuja especulativa que eventualmente estalle, causando daños en los mercados financieros globales.

Sin embargo, ante otras inversiones especulativas o de alto riesgo, las criptomonedas no podrían causar una hecatombe financiera como la sucedida en 2008, ocasionada por las hipotecas subprime (de alto riesgo) que primero hizo quebrar al banco Lehman Brothers (la cuarta entidad financiera más importante de Estados Unidos), y luego se extendió a los mercados financieros internacionales de todo el mundo, creando un caos que provocó que millones de personas alrededor del mundo perdieran todo lo que tenían.

La creciente popularidad de las criptomonedas podría socavar la capacidad de los gobiernos para mantener el control sobre sus sistemas financieros y monetarios. Esto podría tener ramificaciones significativas para la política económica y la soberanía nacional, especialmente en países afectados por crisis políticas internas o sanciones internacionales.

La Crisis Financiera del 2008 tuvo un impacto significativo en la percepción y la posición del dólar como el principal activo de reserva. Si bien sigue siendo una moneda dominante en los mercados internacionales, la crisis exacerbó las preocupaciones sobre su estabilidad a largo plazo y condujo a una mayor diversificación de las reservas internacionales por parte de los países.

Las inversiones especulativas en criptomonedas durante tiempos de crisis política internacional representan una oportunidad tentadora para algunos inversores, pero también conllevan riesgos significativos. Si bien las criptomonedas pueden ofrecer una alternativa atractiva en un entorno de volatilidad política, su naturaleza especulativa y falta de regulación las hacen particularmente vulnerables a la incertidumbre del mercado y a la manipulación externa.

Como tal, es fundamental que los inversores ejerzan la debida diligencia y cautela al considerar la inclusión de criptomonedas en sus carteras de inversión durante períodos de crisis política internacional.

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MUNDO

El nacionalismo de Donald Trump: ¿Una solución o un riesgo?

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Opinión, por Samantha Contreras Guerrero //

La victoria de Donald Trump, basada en un mensaje de fuerte nacionalismo, marca un cambio que impactará tanto a Estados Unidos como al resto del mundo. Sus promesas de traer empleos de vuelta y proteger la economía estadounidense responden al descontento de muchos de sus votantes.

Su idea de “América Primero” busca hacer que Estados Unidos sea más independiente y fuerte, pero en un mundo tan conectado, esta visión enfrenta muchos retos y posibles problemas.

Para los estadounidenses, en un mercado donde casi todo se produce a través de cadenas internacionales, enfocarse en lo nacional podría hacer que los precios aumenten y haya menos opciones para los consumidores. Este tipo de enfoque proteccionista no solo implica costos altos para las empresas, sino que podría dar una falsa idea de seguridad económica, ya que el crecimiento estaría limitado solo al mercado interno, dejando de lado oportunidades con otros países.

En el ámbito internacional, el enfoque nacionalista de Estados Unidos genera preocupación entre sus aliados. Países como México, que dependen en gran medida del comercio y la inversión estadounidense, ven en riesgo la posibilidad de mantener relaciones estables e igualitarias.

El decremento en sectores como el nearshoring —donde América Latina ha visto una oportunidad de crecimiento— podrían ser afectados con este tipo de políticas. Además, al alejarse de acuerdos internacionales, Estados Unidos podría debilitar el sistema de cooperación global, necesario para enfrentar problemas complejos como el conflicto en Oriente Medio o la crisis climática.

La gran pregunta es si este regreso al proteccionismo es una solución real a los problemas económicos actuales. La inflación y la desigualdad están en aumento en todo el mundo, y Estados Unidos no es la excepción. En lugar de cerrarse, podría beneficiarse de una política que tome en cuenta las necesidades de todos sus sectores, buscando reducir las diferencias internas como la acumulación de riquezas, sin renunciar a los beneficios del comercio global.

El nacionalismo de Trump es una reacción a los problemas de un sistema económico que ha dejado atrás a muchas personas en Estados Unidos. Sin embargo, en un mundo hiperconectado, el aislamiento no puede evitar generar preocupación. Aunque la intención de proteger a los ciudadanos es válida, esta ideología corre el riesgo de afectar a largo plazo a aquellos mismos sectores que busca ayudar, reduciendo la capacidad de Estados Unidos para influir y crecer en la economía global.

E-mail: samcg2002@gmail.com

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Querámoslo o no, Donald Trump ha vuelto

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Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //

Lo recuerdo, era mi cumpleaños 20 y también domingo, y corría el año de 1973, y mi padre me regalaba “El Gran Gatsby”, la muy apasionante novela de F. Scott Fitzgerald, dos de sus ejes contenidos me cautivaron: La alienación y el impulso de Jay Gatsby por sentirse aceptado por una alta sociedad segregante, aun y a pesar de ser inmensamente rico, realidad que quizá se expresa más claramente en una frase de la obra: “La vida es una lucha de apariencias, una lucha de lograr y de tener más de lo que uno merece”.

Donald Trump es un claro ejemplo, muy actual y presente en el mundo, de la fuerza del impulso de tenerlo todo: Poder económico y poder político. Donal Trump está entre los hombres más ricos de Estados Unidos, y fue el 45º y será el 47º presidente de aquella nación.

Donald, quien perdió en 2020 ante Joe Biden al buscar reelegirse como presidente de Estados Unidos, cuatro años después descarriló a Biden en su también anhelada reelección, obligándolo a abandonar la carrera presidencial, y derrotó ampliamente a Kamala Harris, la relevo en el Partido Demócrata.

Donald Trump ha vuelto al poder más fuerte de lo jamás imaginado para cumplir con sus planes de preeminencia y grandeza norteamericana e imponer su visión conservadora de Estados Unidos ante sí mismo y ante el mundo. Trump es un hombre transparente; jamás deja nada a la imaginación y dudas de sus seguidores y detractores. Así, por ejemplo, para él, la Teoría de Género tiene los días contados en EEUU y sus promotores sabrán que tienen ante sí a su peor pesadilla.

El presidente Donald Trump, a partir del 20 de enero próximo, actuará con todo el poder para poner orden en su frontera con México en dos temas fundamentales, las acciones de los cárteles de la droga, declarándolos terroristas, y el tráfico humano, ambos vistos como gravísimas omisiones del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Marco Rubio, próximo secretario de Estado norteamericano, lo ha acusado públicamente, y nos lo recordará todos los días. Rubio es de palabra dura y mano aún más dura. Para Trump y Rubio los narcotraficantes son terroristas y los perseguirá con toda la fuerza del Estado norteamericano.

La esperanza nunca debería sustentarse en la venganza. No entiendo a quiénes cifran la satisfacción de su venganza hacia López Obrador en Marco Rubio. Sea cual fuere el resultado de la dureza del nuevo secretario de Estado norteamericano, es mi deseo que México vuelva, de mutuo propio, al orden y la paz, y que el gobierno y el congreso mexicanos no nos convoquen a rasgarnos las vestiduras ante las exigencias norteamericanas. Son justas.

En México, muchos de quienes estaban a favor de Kamala Harris, hoy se muestran muy a favor de Donald Trump. Su nacionalismo se mantiene muy firme; sin embargo, aceptan que ya es tiempo de poner en orden las cosas en México pues el estado mexicano, sin duda, está doblegado y resquebrajado ante los cárteles de la droga. Claudia Sheinbaum no ha demostrado estar dispuesta a cumplir a cabalidad con su mandato presidencial en materia de seguridad a pesar de los buenos oficios de Omar García Harfuch pues, peor, no desea tomar el mando que aun detenta López Obrador.

Sheinbaum deberá entender que solo tiene de dos sopas, o se arma de valor ante los cárteles y los traficantes de gente y los combate con toda la fuerza del Estado mexicano, o los gringos cumplirán con esa su obligación constitucional, interviniendo aun en nuestro territorio. Que de nada le valdrán las bravatas de Marcelo Ebrard en materia económica ante los gobiernos norteamericano y canadiense.

Que esto nos es pleito entre escolapios en donde uno echará al otro a su padre que es bombero y lo mojará con su manguera, y el otro a su padre que es policía y lo llevará a la cárcel. Que en cosas de gobierno se actúa conforme a la ley y se cumple con los tratados internacionales. Que Naciones Unidas tiene un centro en contra del terrorismo que a México obliga.

Un adelanto de la presión internacional que el gobierno de México enfrentará en los años próximos ya lo recibimos en esta semana. La calificadora Moody’s cambió de estable a negativa la perspectiva económica de México por el debilitamiento de nuestro Estado de derecho por la reforma judicial y el deteriorado entorno institucional gubernamental, el esperado aumento en el costo de la deuda internacional de México y la mayor rigidez del gasto público, que podrían socavar nuestros resultados fiscales y económicos.

Tanto Moody’s, como los principales analistas de los futuros económicos en el mundo, coinciden en calificar como de muy alto riesgo la reciente reforma aprobada por Morena, PT y Verde al Poder Judicial. Sheinbaum, obedeciendo a López Obrador, ha decidido alterar los controles y equilibrios del poder político y económico en México, y eso se le, se nos, cobrará muy caro.

Quiero invitarte a pensar en que Trump no está para salvarnos, ni Rubio para vengarnos. Ellos tienen sus tareas más allá del Rio Bravo. De este lado, todo depende de nosotros. Vamos, ni Sheinbaum hará nada para salvarnos; a ella solo le interesa obedecer a López.

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MUNDO

En riesgo la hegemonía estadounidense: El retorno de Donald Trump; retos económicos y sociales

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Actualidad, por Alberto Gómez R. //

En los últimos cuatro años, la economía y la cohesión social de Estados Unidos han enfrentado un deterioro significativo, marcando uno de los periodos más complicados en su historia reciente.

La administración de Joe Biden, aunque intentó implementar políticas para estimular la recuperación tras la pandemia de COVID-19, dejó profundas brechas económicas y sociales que ahora desafían al presidente electo Donald Trump. Con un escenario global en transformación y un entorno interno polarizado, Estados Unidos se encuentra en un momento crítico de redefinición de su papel como potencia mundial.

LA ECONOMÍA BAJO LA ADMINISTRACIÓN DE BIDEN

La inflación se convirtió en uno de los mayores retos durante la administración Biden. La epidemia de Covid-19 dejó tras de sí trastornos económicos; en junio de 2022, la inflación alcanzó un pico histórico del 9.1%, las tasas más altas que los estadounidenses han experimentado en 40 años, según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) lo que, por supuesto, en la práctica suponía un recorte salarial. La explosión del gasto militar para apoyar las guerras en Ucrania y Gaza también ha alimentado la inflación.

Como resultado, el nivel de vida de las y los trabajadores estadounidenses ha disminuido bajo la administración Biden, mientras que el auge del mercado de valores ha ayudado a las y los estadounidenses más ricos a hacerlo bastante bien. Este fenómeno, impulsado por interrupciones en las cadenas de suministro globales, estímulos fiscales masivos y el aumento de los precios de la energía, erosionó el poder adquisitivo de las familias estadounidenses. Aunque las medidas de la Reserva Federal lograron reducir la inflación a un 3.7% al cierre de 2024, esta cifra seguía por encima del objetivo del 2%, lo que refleja un entorno económico aún frágil.

El aumento del costo de vida se manifestó en productos esenciales. Según la Administración de Información Energética (EIA), el precio promedio de la gasolina aumentó un 40% entre 2020 y 2024. Asimismo, los alimentos básicos experimentaron un incremento promedio del 25%, afectando especialmente a las familias de ingresos medios y bajos. Esta situación exacerbó la desigualdad, ya que los salarios reales apenas crecieron un 3% durante el mismo periodo, según el Economic Policy Institute.

DÉFICIT FISCAL Y DEUDA PÚBLICA

El déficit fiscal alcanzó los $1.7 billones en 2024, mientras que la deuda pública superó los $36 billones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), un incremento alarmante respecto a los $27 billones reportados al inicio de la administración Biden. Este nivel de endeudamiento, alimentado por programas de estímulo económico y políticas de infraestructura, limita la capacidad del gobierno para responder a futuras crisis económicas. Además, el creciente costo del servicio de la deuda, derivado del aumento de las tasas de interés, se ha convertido en una carga significativa para el presupuesto federal.

La brecha económica continuó ampliándose durante la administración Biden. El 1% más rico de la población concentró el 38% de la riqueza total en 2023, mientras que los sectores más vulnerables enfrentaron mayores dificultades para acceder a empleos estables, y apenas aumentaron un 4% en términos reales, según un informe de la Oficina del Censo. Según el Departamento de Trabajo, el empleo precario representó el 30% de los nuevos puestos creados entre 2020 y 2024, con un aumento notable en los contratos temporales y trabajos a tiempo parcial. Esto ha exacerbado la pobreza en comunidades vulnerables, con un índice de pobreza que aumentó del 11.4% en 2020 al 14.7% en 2024.

En 2016, Hillary Clinton demostró su desprecio por los partidarios de Trump, entonces abrumadoramente blancos, etiquetándolos como “los deplorables”, en lugar de tratar de reconocer la fuente de su ira: la gran desigualdad en el statu quo económico. Ocho años después, con un apoyo a Trump mayor en prácticamente todos los grupos demográficos, es imposible ignorar la desesperación económica que alejó del Partido Demócrata a las y los electores, cuando Biden seguía presumiendo de que la economía estadounidense durante su mandato es “la más fuerte del mundo”.

FACTORES SOCIALES: POLARIZACIÓN Y RADICALIZACIÓN

La polarización política se ha intensificado, dando lugar a movimientos separatistas que, aunque minoritarios, representan una amenaza para la unidad del país. Uno de los fenómenos más alarmantes es el resurgimiento de movimientos secesionistas en estados como Texas y California.

Líderes locales y organizaciones políticas han planteado referendos para separarse de la unión federal, alegando incompatibilidades políticas y económicas. Aunque estos movimientos no tienen un apoyo mayoritario, su existencia refleja una fragmentación preocupante en la unidad nacional. Grupos como «Texit», que abogan por la independencia de Texas, han ganado tracción en sectores conservadores descontentos con las políticas federales. Estas iniciativas reflejan el creciente desencanto con el sistema político.

La radicalización ideológica también se ha intensificado. Los crímenes de odio aumentaron un 18% entre 2020 y 2024, según el FBI, afectando principalmente a comunidades afroamericanas, asiáticas, judías y musulmanas. Este aumento está vinculado al resurgimiento de grupos extremistas y al uso de las redes sociales como plataformas para propagar discursos de odio.

RETOS ECONÓMICOS Y SOCIALES

Con la reelección de Donald Trump, Estados Unidos se adentra en un periodo de grandes desafíos. Su promesa de «recuperar la grandeza estadounidense» enfrenta múltiples obstáculos, tanto internos como externos.

Trump ha anunciado un ambicioso plan para reindustrializar Estados Unidos y reducir la dependencia de las cadenas de suministro globales. Sin embargo, implementar esta estrategia requerirá superar barreras como la resistencia de aliados comerciales y la necesidad de inversiones masivas en infraestructura. También deberá manejar las tensiones con China, el principal socio comercial de Estados Unidos, en un momento en que las relaciones bilaterales están en su punto más bajo en décadas.

El presidente electo ha prometido recortes de impuestos para estimular el crecimiento económico, pero esta medida podría agravar el déficit fiscal si no se acompaña de reducciones en el gasto público. Además, la capacidad de implementar estas políticas dependerá de su habilidad para negociar con un Congreso dividido, donde los demócratas probablemente resistirán cualquier iniciativa que reduzca programas sociales.

El enfoque de Trump en políticas ultraderechistas, incluida la restricción de la inmigración y la eliminación de regulaciones ambientales, podría generar más divisiones. Aunque estas medidas cuentan con el apoyo de su base electoral, enfrentan la oposición de sectores progresistas y moderados, lo que podría derivar en mayores tensiones sociales.

EL FIN DE LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE

El bloque BRICS+ ha emergido como un desafío significativo para la hegemonía estadounidense. Con la inclusión de nuevos miembros como Arabia Saudita, este grupo busca crear un sistema financiero alternativo que reduzca la dependencia del dólar. Según el Banco Mundial, el comercio intrabloque creció un 15% anual durante los últimos cuatro años, fortaleciendo su influencia económica y política.

El dólar, pilar del sistema financiero internacional, está perdiendo su posición dominante. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la proporción de reservas globales en dólares cayó del 61% en 2020 al 55% en 2024. Este descenso refleja una creciente diversificación hacia monedas como el yuan chino y el euro, impulsada por iniciativas del BRICS+ y otros bloques emergentes.

En el ámbito militar y geopolítico, Estados Unidos enfrenta el ascenso de China como potencia dominante en el Pacífico y la reactivación de Rusia en Europa del Este. Además, la influencia de potencias regionales como Irán y Arabia Saudita en el Medio Oriente limita la capacidad de Estados Unidos para mantener su dominio en esta región estratégica.

El futuro socioeconómico de Estados Unidos dependerá en gran medida de la capacidad de la administración Trump para manejar una economía debilitada, una deuda insostenible y una sociedad fracturada. La reconciliación política y la creación de un camino inclusivo para el desarrollo serán cruciales para evitar una crisis prolongada.

Aunque Trump tiene un historial de promover el crecimiento económico, los riesgos asociados con su estilo confrontacional y sus políticas divisivas no pueden ser ignorados. El equilibrio entre reformar el status quo y evitar una mayor radicalización será la prueba definitiva para su liderazgo.

Estados Unidos enfrenta uno de los periodos más complejos de su historia contemporánea. La administración Biden dejó un legado de desafíos económicos y sociales que el presidente electo Donald Trump deberá abordar en un contexto de polarización interna y competencia internacional.

El éxito o fracaso de las políticas de Trump determinará no solo el rumbo de Estados Unidos, sino también el equilibrio de poder en el mundo. Sin embargo, para superar estos retos, será necesario un liderazgo que trascienda la retórica divisiva y busque soluciones inclusivas y sostenibles. En un mundo cada vez más multipolar, el destino de Estados Unidos dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades globales sin perder de vista los principios democráticos y la cohesión interna que alguna vez lo definieron como nación.

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