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MUNDO

El gran poder de la industria militar: El gobierno de Estados Unidos permite el tráfico de armas

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Política Global, por Jorge López Portillo Basave //

En México tenemos prácticamente prohibido el tener armas de fuego y de la portación, ni hablar. Sin embargo, nuestras calles están plagadas de víctimas que padecen una delincuencia tanto organizada como desorganizada pero bien armada.

Esto deja claro que la restricción de armas en papel no es una verdadera restricción de uso para quienes viven al margen de la ley o para los poderosos. Esto usted lo sabe perfectamente, pero lo que poco se dice es que las potencias militares son proveedoras de nuestros delincuentes. De manera directa o indirecta la gran industria militar que pone y quita gobiernos en todo el mundo hace negocio a costa de la sangre de terceros como en este caso somos los mexicanos.

Ojo, no se trata de decir que los problemas son del extranjero y nosotros como país somos inocentes víctimas.  Como país tenemos la gran responsabilidad de exigir a nuestros gobernantes que garanticen nuestra seguridad y en especial que garanticen que las fronteras no sean un queso gruyere por las que entra de todo con o sin papeles.

La corrupción es una enfermedad que mata más que el Covid19 y para limpiarla se necesita transparencia y luz en los asuntos públicos. Los asuntos de la administración pública deben ser ¡públicos! Los negocios de los cárteles de la droga y de personas, están íntimamente ligados con los negocios de algunas de las empresas más grandes del mundo.

Hace años el propio gobierno de EUA estuvo involucrado en un escándalo por el perverso programa llamado “Rápido y Furioso”, mediante el cual se dotó oficialmente de armas a cárteles mexicanos. Dichas armas son lo de menos. Lo peor es que muestran la falta de respeto por la vida de los mexicanos que sin saberlo pagarían con sus vidas, como parte de una estrategia de la DEA y de la Secretaría de Estado de EUA.

Hace años escuchamos que el candidato Trump decía que construiría un muro fronterizo y que lo pagaríamos los mexicanos. La verdad sea dicha, los políticos mexicanos y los altos políticos de EUA se benefician del caos fronterizo de forma directa e indirecta. Y qué decir de las empresas del comercio ilegal de personas, de drogas y de armas.

Hace unos días circuló en redes la foto de un presunto sicario con una lanza misiles portátiles, una AK47 y un chaleco militar. Según las primeras versiones, dicho equipo sería parte del que EUA envió a Ucrania para su guerra contra Rusia. Puede ser verdad que esas armas sean parte de un tráfico ilegal que utilizando a Ucrania está abasteciendo de armas a delincuentes del mundo.

Pero también pueden ser parte de los miles de millones de dólares en armamento que Washington dejó al abandonar Afganistán hace un par de años. Y a nosotros ¿esto qué? Pues es simple, nuestra frontera no es nada segura y así las cosas, es fácil que por tierra o por aire estos equipos les sean entregados a los cárteles traficantes de personas y de drogas en México y la verdad en el mundo.

No crea que en Ucrania no hay delincuentes. Hace dos meses se ordenó detener al líder de los jueces federales de ese país por presuntos actos de corrupción y cómo olvidar que hace 7 años el entonces vicepresidente Joe Biden ofreció demorar la entrega de mil millones de dólares al entonces presidente de ese país, hasta que esté despidiera al fiscal que investigaba una empresa de petróleo relacionada con su hijo Hunter Biden.

En el show que vimos el mes pasado sobre el límite permitido para la deuda de EUA, misma que se decía iba a caer en moratoria, poco dijo que ese país envía miles de miles de millones de dólares al año en armas a todo el mundo y que, si deciden dejar de enviar parte de esos equipos, podría bajar su deuda, misma que está por encima de los $31 millones de millones de dólares y con esta nueva autorización podrá llegar a los $35 antes del 2024.

Esto es una locura y un insulto a la economía mundial que recibirá más presiones inflacionarias. EUA destinará en este 2023 más de un millón de millones de dólares anuales para compra de armamento. Imagine cuánto pueden pagar los dueños de las empresas de armas para que políticos y medios de comunicación le den rienda suelta a sus propuestas.

Ya entrados en el tema del tráfico ilegal de armas como el que se vio en la foto del lanzamisiles en Tamaulipas, pues los explosivos no son mal mercado. Esos pueden ser utilizados en el mercado del terrorismo, ya sea local o de exportación.

En mayo 25 se extravió un tren con 30 toneladas de explosivos en camino a California, es decir no muy lejos de nuestra zona fronteriza. Así es, se les perdieron, pero usted no se preocupe, la versión oficial es que “se cayeron poco a poco durante el viaje”. Como una gotera o un pequeño orificio que convenientemente estaba ubicado al fondo del carro de tren. Obvio, eso es totalmente creíble.

Si por ahí aparece una tragedia con explosivos derivados del nitrato de amonio ya sabemos de dónde pudieron ser, pero nadie lo admitirá. Como ve México no es el único que pierde trenes o sus mercancías. De hecho, en Los Ángeles California este fenómeno se ha vuelto el pan nuestro de cada día con mercancías robadas diariamente.

Al dinero por el tráfico de armas y de drogas se debe sumar el dinero por el tráfico de personas y sus efectos en las economías y la inseguridad en las zonas de tránsito, pero este tema como los otros dos tampoco es muy atendido. ¿Por qué? Usted lo sabe, en política la razón que no hace sentido, es porque hace razón económica para los que toman las decisiones.

Cuando los políticos de EUA hablan del tema de la frontera, la verdad es que solo dicen medias verdades que son mentiras completas. Porque a sus seguidores y patrocinadores les conviene que esto siga así. Lo hemos dicho antes, a los demócratas les conviene un mundo de nuevos electores y de mano de obra económica tema este segundo que comparten con los viejos republicanos y a los vendedores de armas y de drogas les conviene el flujo libre de esas mercancías. China le entró al negocio del abasto de drogas y claro ahora de lavado de dinero con quienes buscan cómo transportar millones de dólares en ganancias desde EUA hacia el sur.

Aunque parece que, con tanto comercio por la frontera de gruyere, el trueque también está de regreso, dando la oportunidad a pagar con armas o con otros artículos las drogas que se reciben. Y si China puede cobrar directo en EUA pues todos ganan. Veamos. Los precursores de las drogas se envían desde China a un país vecino de EUA, ya sabemos que no es México (¿o sí?). Eso es otro tema. Pero sigamos el camino. Esas materias se transforman en drogas finales y se envían a EUA por tierra y ahí se reciben armas de regreso y parte del dinero porque la otra parte se deja en manos de los cárteles del lavado que funcionan en EUA con respaldo de China. Así los kilos de billetes pueden ser enviados por mar o por cuentas relacionadas con empresas gigantescas que lavan la ganancia. Usted elije.

Las armas son para los delincuentes, para la gente mala me decían algunos familiares cuando yo era niño, pero ahora veo que las armas son para los que detentan el poder. Y quienes fabrican las mismas, tienen de su lado a los que hacen las políticas públicas de todo el mundo.

Así las cosas, en algunos países la frontera abierta de forma selectiva es como una prostituta que da acceso al que puede pagar sus servicios. ¿Muy fuerte? Si la frontera es segura, ¿cómo llegaron esas y otras miles de armas al país, no solo desde EUA sino desde Europa y Centroamérica?

Según nuestras estadísticas la gran mayoría de las armas llegan desde la frontera con el Tío Sam, pero una parte muy importante también nos llega desde el sur y desde el este. Pero ¿será que pronto veremos las armas desde China? No lo creo porque China es vendedor de drogas y EEUU y la Unión Europea de armas y entre esos “cárteles” se respetan. Al menos aún.

Tal vez la idea de un muro físico y tecnológico no sea tan mala, aunque sea muy poco popular, por verse como inhumana. Pero el tráfico de personas, de armas y de drogas es mucho más inhumano. La pregunta debe hacerse. ¿Quiénes ganan con el caos? Más aún, se dice que un muro aparte de inhumano es costoso, pero ¿cuánto cuesta el desastre que tenemos? Obviamente no habrá tal sello fronterizo, pero cuando los políticos del mundo se niegan a algo, no siempre es por lo que dicen.

Si las armas, las drogas y la prostitución son un negocio, el mercado encontrará forma de dar a los que quieren lo que otros pueden ofrecer. Pero insisto, el caos es aprovechado por los que ganan del status quo que hasta hoy se ha ido fomentando.

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CARTÓN POLÍTICO

Edición 805: Entrevista a Mirza Flores: «La silla del poder es prestada; no olvidemos de dónde venimos»

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Edición 805: Entrevista a Mirza Flores: «La silla del poder es prestada; no olvidemos de dónde venimos»Edición 805: Entrevista a Mirza Flores: «La silla del poder es prestada; no olvidemos de dónde venimos»

LAS CINCO PRINCIPALES:

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MUNDO

La tradición del saqueo: Naturaleza depredadora del poder imperial

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– Actualidad, por Alberto Gómez R.

(Parte 1) A lo largo de la historia de la humanidad, el poder económico de los grandes imperios se ha construido frecuentemente sobre pilares tan sombríos como la guerra, el saqueo sistemático y el sometimiento de pueblos enteros.

Este patrón de comportamiento, visible desde los primeros imperios de la antigüedad hasta las potencias contemporáneas, revela una lógica de acumulación basada en la extracción violenta de recursos más que en la productividad o la innovación endógena.

El historiador económico Douglas North, citado en uno de los documentos analizados, señalaba que los imperios antiguos establecían sistemas burocráticos sofisticados que permitían la expropiación sistemática de excedentes de las regiones conquistadas.

En el mundo actual, Estados Unidos representa la última encarnación de este impulso imperial, aunque sus métodos hayan evolucionado hacia formas más sofisticadas de dominación económica y militar.

Como se advierte en el panorama actual, esta potencia estaría experimentando un rápido declive relativo en el escenario global, lo que intensificaría sus comportamientos depredadores hacia naciones ricas en recursos que se resisten a someterse a su hegemonía.

Venezuela, con las mayores reservas petroleras certificadas del planeta, se encontraría en la mira de este mecanismo de saqueo contemporáneo, al igual que lo estuvieron Irak, Libia y Siria en las últimas décadas, solo por citar algunos ejemplos.

LOS CIMIENTOS HISTÓRICOS DEL SAQUEO IMPERIAL

Los primeros grandes imperios de la historia establecieron las bases de lo que sería una larga tradición de explotación económica mediante la conquista. En Mesopotamia, Egipto, China y la India, surgieron estructuras estatales centralizadas que «legislaban, impartían justicia y ejecutaban sobre un extenso territorio que agrupaba a muchas ciudades» (eumed.net).

Estos imperios perfeccionaron sistemas de extracción de riqueza mediante tributos, esclavitud y control de las rutas comerciales.

El Imperio de Alejandro Magno ofrece un ejemplo temprano de cómo la conquista militar servía como vehículo para la acumulación de riqueza. Como se describe en los documentos, Alejandro y sus falanges macedonias conquistaron todo el Imperio persa en tan sólo ocho años, apoderándose de inmensos tesoros y estableciendo un sistema de control sobre territorios que se extendían hasta la India. Patrón similar exhibiría el Imperio Romano, que transformó el Mediterráneo en su «Mare nostrum» y extrajo recursos de todos los territorios conquistados, desde las minas de plata hispanas hasta los graneros egipcios.

Con la era de los descubrimientos, las potencias europeas perfeccionaron el arte del saqueo imperial a escala global. España y Portugal inauguraron lo que podría considerarse el primer «imperio global» de la historia: «por primera vez un imperio abarcaba posesiones en todos los continentes del mundo» (eumed.net).

El flujo de metales preciosos desde América hacia Europa financió las guerras y el desarrollo económico europeo durante siglos, a costa del exterminio y la explotación de poblaciones indígenas.

El Imperio británico llevaría este modelo a su máxima expresión, estableciendo una red global de colonias y territorios controlados que proveían de recursos naturales y mercados cautivos a la metrópoli. El comercio de esclavos, la extracción de recursos en condiciones de cuasi-esclavitud y la destrucción de industrias locales competitivas fueron algunas de las estrategias empleadas para consolidar su hegemonía económica.

ESTADOS UNIDOS, LA SUPERPOTENCIA DEPREDADORA

Estados Unidos emergió como potencia global practicando una versión modernizada del juego imperial tradicional. Bajo la Doctrina Monroe y su corolario Roosevelt, se autoproclamó potencia hegemónica en América Latina y el Caribe, interviniendo militarmente en múltiples ocasiones para proteger sus intereses económicos. La diplomacia de las cañoneras y las intervenciones directas aseguraban el acceso a mercados, recursos y rutas comerciales estratégicas.

Tras la Segunda Guerra Mundial, con las potencias europeas debilitadas, Estados Unidos ascendió a la condición de superpotencia global, rol que se consolidaría tras el colapso de la Unión Soviética.

Como se señala en uno de los documentos, «después de que se desintegrase la Unión Soviética a principios de 1990, Estados Unidos quedó como la única superpotencia restante de la Guerra Fría». Esta posición hegemónica le permitió moldear las instituciones internacionales a su medida y establecer un sistema económico global que privilegiara sus intereses.

La economía estadounidense se ha vuelto profundamente dependiente de lo que el presidente Eisenhower denominó el «complejo militar-industrial». Con un presupuesto militar que supera al de los siguientes diez países combinados, Estados Unidos ha convertido la guerra en un negocio extraordinariamente lucrativo para sus corporaciones de defensa.

Como se documenta en uno de los artículos revisados, la administración Biden ha solicitado al Congreso «842 mil millones de dólares para el Pentágono en el año presupuestario 2024», lo que representa «la solicitud más grande desde el pico de las guerras de Irak y Afganistán» (france24.com).

Este apetito insaciable por el gasto militar requiere enemigos externos y conflictos perpetuos, creando un círculo vicioso de intervencionismo que justifique tales desembolsos. Los resultados son visibles en las sucesivas guerras e intervenciones que han marcado las últimas décadas, desde Vietnam hasta Afganistán, pasando por Irak, Libia y Siria.

EL SAQUEO CONTEMPORÁNEO

La invasión de Panamá en 1989 constituye un ejemplo paradigmático de cómo Estados Unidos utiliza pretextos para justificar intervenciones militares que persiguen objetivos geoeconómicos estratégicos. Como se documenta extensamente en varios de los materiales consultados, la llamada «Operación Causa Justa» fue oficialmente justificada como una medida necesaria para detener el narcotráfico y defender la democracia.

El general Manuel Antonio Noriega, quien había sido durante años un aliado útil para Washington y colaborador de la CIA, fue convertido de pronto en enemigo público número uno. Como se describe en los documentos, Noriega «había sido aliado clave de Estados Unidos durante el final de la Guerra Fría, trabajando como agente de la CIA, al tiempo que tejía vínculos con el narcotráfico» (elnacional.com). Cuando dejó de ser funcional a los intereses estadounidenses, fue acusado de narcotráfico y derrocado mediante una invasión militar que causó entre 500 y 4 mil víctimas panameñas, según distintas fuentes.

El verdadero objetivo de la invasión, sin embargo, habría sido asegurar el control estratégico del Canal de Panamá en vísperas de su traspaso completo a soberanía panameña, previsto para el año 2000 según los Tratados Torrijos-Carter de 1977. Como se señala en uno de los documentos, estos tratados «condicionaba la defensa del canal de manera conjunta, a través de un tratado adicional, dando la posibilidad de intervenir militarmente en Panamá si la operación del canal se viese comprometida».

La invasión aseguró que, aunque panameño en papel, el canal permaneciera bajo control efectivo estadounidense.

Continuará…

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MUNDO

Inteligencia artificial: La arquitectura del nuevo orden mundial

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– Análisis, por Victor Hugo Celaya Celaya

El mapa del poder mundial se ha reorganizado. Hoy, la influencia no se mide únicamente en arsenales o acuerdos comerciales, sino en algoritmos y capacidad de procesamiento.

Nos enfrentamos a un nuevo tablero geopolítico y geoeconómico definido por tres grandes polos de poder: Estados Unidos, con su enfoque en el desarrollo tecnológico, las finanzas y la seguridad; China, que ha apostado por la manufactura avanzada, la innovación y la inversión masiva en infraestructura; y Rusia, que basa su estrategia en el control de energía, minerales estratégicos y su poder militar.

Esta reconfiguración global plantea preguntas cruciales para el resto del mundo. ¿Cómo coexistir con estos bloques? ¿Cómo aprovechar las corrientes de innovación que emanan de ellos sin sacrificar nuestra soberanía? Y, sobre todo, ¿cómo podemos acompasar nuestras políticas públicas y nuestros esfuerzos nacionales para no quedarnos atrás en esta nueva era de equilibrios de poder?

La visión de una «aldea global» que definimos en los años noventa, unida por la apertura del comercio, ha dado paso a una realidad más compleja. La interconexión actual se teje con redes de inteligencia artificial (IA), investigación científica y ecosistemas digitales.

Aunque las tensiones militares persisten, el verdadero campo de batalla se ha trasladado a la biotecnología, la robótica y, de manera central, a la inteligencia artificial. Esta revolución ya impacta nuestra vida diaria, transformando la educación, la salud, el trabajo y la seguridad. Ninguna sociedad puede sustraerse a ella.

LA CARRERA POR EL FUTURO: ESTRATEGIAS EN COMPETICIÓN

Cada una de las grandes potencias ha trazado una ruta clara para liderar esta era tecnológica, obligando al resto de los países a replantear la cooperación y la competencia.

Estados Unidos ha optado por un modelo que prioriza la innovación impulsada por su dinámico sector privado. En 2023, la inversión privada en IA en este país alcanzó los $67.2 mil millones, una cifra superior a la suma de los siguientes 14 países.

El gobierno actúa como un catalizador estratégico, como lo demuestra la Orden Ejecutiva 14110 para el desarrollo seguro y confiable de la IA, o la Ley CHIPS y de Ciencia, que destina más de $52 mil millones a revitalizar la fabricación de semiconductores, el hardware fundamental sobre el que corre toda la inteligencia artificial.

Esta estrategia se materializa en proyectos monumentales como ‘Stargate’, el centro de datos de $100 mil millones de Microsoft y OpenAI, o la Alpha School en Virginia, que ya personaliza el aprendizaje con IA.

China avanza con un enfoque centralizado y dirigido por el Estado, con la meta clara de alcanzar el liderazgo mundial en IA para 2030. A través de iniciativas como «AI+», integra soluciones de IA en sectores clave. El resultado es un ecosistema robusto: se estima que el valor de la industria de IA en China superará los $220 mil millones para 2026.

Este esfuerzo se refleja en su dominio de la propiedad intelectual, acumulando casi la mitad de todas las solicitudes de patentes de IA en el mundo. Gigantes tecnológicos como Baidu, Alibaba y Tencent no son solo empresas, sino instrumentos de la estrategia nacional para establecer estándares globales.

Rusia, por su parte, enfoca su estrategia de IA en la soberanía digital y la seguridad nacional. A través del proyecto nacional “Economía de Datos”, que se extenderá hasta 2030, busca reducir su dependencia de la tecnología extranjera e integrar la IA en sectores gubernamentales clave.

Más que competir en el mercado de consumo global, su prioridad es aplicar la IA para la optimización de sus industrias estratégicas (energía, defensa) y la administración pública. Su marco regulatorio es estricto y busca asegurar un uso responsable de la tecnología, priorizando el control estatal y el desarrollo de talento local a través de iniciativas educativas supervisadas.

La Unión Europea ha decidido jugar un papel distinto, posicionándose como el gran regulador global. Su enfoque no es competir en una carrera de velocidad, sino establecer las reglas del juego. Con su Ley de Inteligencia Artificial (AI Act), aprobada en 2024, introduce el primer marco legal integral para la IA, basado en niveles de riesgo. Este prohíbe aplicaciones consideradas inaceptables (como el «social scoring» estatal) y regula estrictamente los sistemas de alto riesgo.

Este poder normativo se complementa con fuertes inversiones a través de programas como Horizonte Europa y Europa Digital, que movilizan miles de millones de euros para construir una infraestructura de datos soberana bajo iniciativas como GAIA-X y apoyar a un ecosistema de IA «confiable y centrado en el ser humano».

EL DESPERTAR DE AMÉRICA LATINA: PRIMEROS PASOS

Frente a estas estrategias consolidadas, América Latina no es un simple espectador; la región ha comenzado a mover sus propias piezas. Aunque de manera desigual y con retos importantes, están surgiendo iniciativas notables.

En México, la coalición multisectorial IA2030MX ha impulsado una agenda para el desarrollo de una Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial. Polos de innovación como Monterrey y Guadalajara concentran talento y startups, mientras que universidades como la UNAM y el Tec de Monterrey lideran la investigación.

Otros países también marcan el paso. Chile fue pionero en la región al lanzar su Política Nacional de Inteligencia Artificial en 2021, centrada en el desarrollo de talento, la ética y la adopción de IA en la industria. Brasil cuenta con una robusta red de centros de investigación en IA y debate activamente un marco legal propio. Por su parte, Colombia ha establecido un marco ético para la IA en el sector público y promueve proyectos de datos abiertos para fomentar la innovación. Estos esfuerzos, aunque incipientes, demuestran una conciencia creciente sobre la urgencia de participar activamente en esta revolución.

DE ESPECTADORES A PROTAGONISTAS

Ante este escenario, la pregunta para nuestros países es ineludible: ¿nos conformaremos con estos primeros pasos o aceleraremos el ritmo para jugar un rol protagónico? Si queremos dejar de ser simples compradores de tecnología para convertirnos en creadores, necesitamos una hoja de ruta clara y acciones inmediatas.

La interconexión de hoy, definida por algoritmos, nos obliga a innovar. Para ello, es fundamental avanzar en tres áreas estratégicas:

  1. Formar talento e invertir en educación digital. Esto debe empezar desde la educación primaria y extenderse hasta los posgrados.
  2. Crear alianzas estratégicas entre universidades, gobierno y empresas. Los esfuerzos aislados son insuficientes.
  3. Diseñar políticas públicas con visión de futuro. Debemos impulsar el uso integral de la IA y desarrollar un marco ético sólido que garantice la equidad y la protección de datos.

Esto implica fomentar centros de inteligencia artificial que apoyen a startups y consoliden proyectos de investigación propios, aprendiendo de las experiencias globales. La tecnología no debe ser vista como algo «importado» o lejano, sino como un campo fértil donde podemos liderar.

Nos encontramos en un punto de inflexión histórico. La inteligencia artificial está redefiniendo las reglas del desarrollo económico y social a una velocidad sin precedentes. No podemos permitirnos el lujo de la duda o la postergación. La tarea es clara: debemos alinear nuestros recursos, talentos y voluntades para integrarnos de manera soberana y estratégica a esta nueva era. Lo que hagamos, o dejemos de hacer, durante esta década determinará las oportunidades de las próximas generaciones.

 

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