NACIONALES
Gobernar sin contrapesos

Opinión, por Iván Arrazola //
El gran debate de los próximos meses será la reforma al Poder Judicial, la decisión más que obedecer a una razón de peso, tiene un sabor de revancha, la necesidad de capturar un poder por parte de la 4T que es el último obstáculo para tener un control completo sobre los tres poderes.
Las voces del oficialismo señalan que el poder Judicial se tiene que reformar porque actúa en contra de los intereses del pueblo, la consejera jurídica de la presidencia mencionó “Lo que ha estado pasando es que se ha convertido en una oligarquía. ¿Por qué razón ocho señores deciden, dizque democráticamente creen ellos, echar abajo las decisiones de la mayoría del Congreso de la Unión. ¿Cuál es la razón?” Con independencia de las razones, ahora Morena tendrá la mayoría y podrá hacer los cambios que quiera porque nadie se los va a impedir.
Ante la ausencia de contrapesos la virtual presidenta electa tiene que idear una serie de mecanismos que le permitan dotar de legitimidad a la reforma. En los días posteriores a la elección presidencial Sheinbaum propuso someter a Parlamento Abierto la propuesta de reforma al Poder Judicial, esto significa debatir la propuesta en diferentes foros, invitar a diferentes voces y expertos a que den su opinión y en base a esa deliberación los legisladores incorporen dichas opiniones en la confección final de la iniciativa que será votada en el Congreso.
Esta alternativa le permitiría ganar tiempo a la virtual presidenta electa y detener la incertidumbre que ha afectado a los mercados y al tipo de cambio que se ha incrementado considerablemente. Este tiempo podría servir para que la iniciativa se moldee y brinde cierta certeza a los inversionistas, por ejemplo, que en la decisión no solo participe el Poder Legislativo, también participe algún comité de expertos que apoye en el proceso de selección, de tal forma que no se terminen nominando a perfiles completamente partidistas.
Pero el riesgo que se corre es que el ejercicio de Parlamento Abierto se convierta en una mera simulación, que se utilice en el discurso para decir que la reforma se discutió ampliamente, que se escuchó la voz de todos los actores, pero con todo y discusión no se le mueva una sola coma a la iniciativa y sea aprobada en los términos en la que la presentó López Obrador en febrero.
Por otra parte, Sheinbaum también anunció que se encuestará directamente a la ciudadanía para conocer su opinión sobre la reforma. Muy al estilo de Morena cuando se trata de legitimar decisiones lo hacen consultando directamente al “pueblo”. Esta propuesta también representa un riesgo, en principio porque no se trata de un ejercicio realizado por un ente independiente sino por el propio partido, puede carecer del rigor necesario y representar una simulación en la que se señale que el apoyo de la ciudadanía es unánime pero el ejercicio fue poco confiable.
En segundo lugar, porque no se desarrolla en un marco en el que se le proporcione información suficiente a la ciudadanía para conocer los pros y los contras de la propuesta y poder opinar. Ligado a este factor, consultar a la ciudadanía sobre elementos de carácter técnico también implica un riesgo, implica tomar en cuenta perfiles, trayectorias, dominio de la técnica jurídica, tareas que debe realizar el Poder Legislativo, en estas condiciones la selección de los ministros por parte de la ciudadanía se convierte en un ejercicio incomprensible y complejo.
Como el lector se dará cuenta, en ninguna de estas medidas que pretende tomar el régimen se contempla la participación de la oposición. La oposición ha quedado prácticamente borrada del mapa, en la legislatura que está por terminar dicha propuesta fue derrotada en el Congreso porque no alcanzó los votos necesarios para ser aprobada, ahora sin un dialogo y sin la intervención del resto de las fuerzas políticas, la ciudadanía que votó por la oposición será prácticamente aplastada porque su representación no puede hacer nada para impedir que se tome la decisión de modificar la conformación del Poder Judicial.
El principal riesgo de gobernar sin contrapesos es que nada pueda detener la arbitrariedad de quien detenta el poder, ante ello la frase de Lord Acton “El poder corrompe y el poder absoluto, corrompe absolutamente” cobra sentido. En las actuales condiciones lo que parece que se perdió de vista es que al darle un poder absoluto al actual régimen se corre el riesgo de tomar decisiones que únicamente benefician al partido que está en el poder, las decisiones se podrán maquillar señalando que se le preguntó a la ciudadanía o que se consultaron a las distintas voces, pero al final quien detenta el poder podrá hacer lo que quiera porque no hay quien lo detenga, ante ello sólo se puede pedir prudencia al poder, pero esa no es una virtud que el actual régimen haya cultivado hasta este momento.
ENTREVISTAS
Francisco Reséndiz Neri, candidato a juez de distrito: Juzgar con pasión, servir con independencia

Por Francisco Junco //
“Quiero seguir siendo juez porque es mi vocación y mi pasión. No busco poder, sino servir”, afirma con convicción Francisco Reséndiz Neri, Juez Séptimo de Distrito en Jalisco, mientras enfrenta un proceso inédito en México: la elección popular de jueces el 1 de junio de 2025.
Con más de 20 años en el Poder Judicial y nueve como titular en materia penal, Reséndiz, identificado con el número 25, defiende su trayectoria y su amor por los derechos humanos como su principal carta de presentación.
Un camino desde abajo
Reséndiz comenzó en los escalones más bajos del sistema judicial, como meritorio, haciendo copias y aprendiendo desde la base. Su carrera incluye roles como actuario penal, secretario del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco, y juez federal en materia de cateos y arraigos en la Ciudad de México, hasta llegar a la titularidad del Juzgado Séptimo de Distrito.
“Me mueve, el hecho de que creo que esto tiene que mejorar en la selección y que se requerirán personas de experiencia, personas independientes, que contribuyan a que subsista lo que es propiamente la división de poderes, la democracia como la conocemos actualmente, porque la defensa más cercana que tiene el ciudadano y todas las personas contra cualquier acto arbitrario, es precisamente el juicio de amparo, único en el mundo que permite anular cualquier acto”, señala, destacando su compromiso con la división de poderes y la democracia.
Retos de una elección sin precedentes
En entrevista con Conciencia Pública, Reséndiz aborda con franqueza los desafíos de esta elección. “Será difícil que la gente vote con cientos de nombres en una boleta, sin partidos ni propuestas tangibles”, admite. Reconoce riesgos, como la posible influencia de poderes fácticos, incluido el crimen organizado, pero insiste en que la solución es simple: “Apegarse a la ley, al caso concreto y a la Constitución”. Su experiencia, dice, es su escudo contra presiones externas.
Dilemas judiciales
Francisco Reséndiz Neri reconoce que uno de los grandes dilemas actuales en la labor jurisdiccional es la falta de una postura clara de la Suprema Corte respecto a la jerarquía entre los tratados internacionales y la Constitución.
“Muchos jueces, actuando de manera fundada, han establecido que debe prevalecer el tratado sobre la Constitución en ciertos casos, especialmente cuando se trata de derechos humanos”, explica. Sin embargo, esa práctica ha generado reacciones del poder legislativo, que habla de afectaciones a la soberanía nacional. “El problema es que cuando un juez aplica el tratado por encima de la Constitución, aunque sea para proteger derechos humanos, puede ser señalado o etiquetado, y eso no debería pasar”, señala.
Una justicia humana y equitativa
Cuenta cómo, en un caso de abuso sexual contra un menor, “coincidía la edad con la de mi hija. Estás tentado a echarle más cosas, pero no puedes. Tienes que ser objetivo. No puedes decidir por lo que sientes” y reafirmó que la objetividad no lo aleja de la empatía, “hay que ponerse en los zapatos de los otros. Todos tienen un proyecto de vida, todos merecen respeto”.
Propuestas claras
¿Por qué votar por él? Reséndiz enumera tres razones:
“Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona capacitada. Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona que ha administrado justicia y que tiene noción de lo que es o son los actos injustos. Y, tres, quiero que votes por mí porque siempre dialogaré por la protección de los derechos de las personas. Esa es mi directriz”, subraya.
Deuda histórica con las víctimas
Para Reséndiz Neri, el sistema penal mexicano tiene una deuda histórica con las víctimas, “el sistema ha privilegiado la forma sobre el fondo”, lamenta. Y pone un ejemplo elocuente, “no es lo mismo liberar a alguien porque no se leyó un derecho a tiempo, que porque no se comprobó su responsabilidad. Hay que cuidar las formas, sí, pero sin perder de vista la justicia de fondo”, apunta. Desde esa visión, Francisco Reséndiz cree necesario revisar la legislación para que no se convierta en un laberinto que sirva como impunidad.
El juez habla con firmeza sobre temas que no todos tocan con tanta claridad, por ejemplo, aseguró que la diversidad llegó para quedarse. “No puede haber discriminación por preferencia sexual, por origen étnico o por discapacidad. Es una deuda histórica que tenemos con los grupos vulnerables”. Defiende los protocolos para juzgar con perspectiva de género, y asegura que su compromiso es procurar una justicia que no sólo sea formalmente igual, sino sustantivamente justa.
En un México donde la desconfianza hacia las instituciones prevalece, Reséndiz ofrece su trayectoria: nueve años como titular del Juzgado Séptimo de Distrito y una carrera forjada en la experiencia.
En la inédita elección de jueces del 1 de junio de 2025, lamenta no poder prometer resultados tangibles como un político que ofrece obras públicas. “Solo prometo proteger los derechos de quienes lleguen a mi juzgado, porque así lo manda la Constitución”, asegura con convicción. “No lo hago por poder, sino por deber”.
CARTÓN POLÍTICO
Herida abierta
NACIONALES
Daniel Cosío Villegas y el dominio presidencial

Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //
Muy certero el dicho aquel de “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”.
Daniel Cosío Villegas, historiador, economista, catedrático, intelectual reconocido por tirios y troyanos, escribió varios libros que dieron luz para comprender cómo se hizo y cómo funcionó el Sistema Político Mexicano, confeccionado por revolucionarios, entre los que sobresalen, Álvaro Obregón, Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y otros.
Don Daniel Cosío Villegas, quien tuvo que aclarar la mentirijilla que propagó de haber nacido en Colima, en 1900, cuando en verdad nació en la Ciudad de México en 1898, estableció en varios de sus libros, ensayos y textos, que México vivió alrededor de 70 años un sistema autoritario, presidencial y con un partido dominante.
Habrá que estar muy atentos a lo escrito por este sociólogo y diplomático que desnudó y encabritó a no pocos miembros de la élite que gobernó nuestro país desde que la Revolución se bajó del caballo hasta que llegó Fox con sus botas piteadas.
Don Daniel consideró que los poderes metaconstitucionales, de por sí concesionados en la Magna Carta de 1917, motivaron la Centralización del Poder en los rubros de política, economía y geografía. Esta concentración fue perversa, centralista y castrante para el resto de las entidades de la República. Tiempos hubo que en política “no se movía una hoja del árbol” sin la aprobación del Presidente de la República (así con mayúsculas) porque su poder era inmenso, total y arbitrario.
La subordinación de las autoridades municipales, estatales, así como de los poderes Legislativo y Judicial, al omnímodo poder presidencial se tornó, incluso, patético, absurdo y kafkiano.
El presidente priista en turno era un dios sexenal, que hacía y deshacía según su voluntad, su ánimo y sus intereses personales y de grupo. ¡Ay de aquél o aquellos que osaran ir en contra de la voluntad del todopoderoso presidente! Le esperaba cárcel, muerte política o… de veras.
Con esas condicionantes se canceló así la actividad política como factor de movilidad social; brilló la ausencia de un programa político claro y se apoderó del poder el oportunismo descarado y descarnado de las huestes “hienas” que pululan siempre buscando la carroña que dejan los “leones” de la grilla.
Un factor más fue el partido único, mediante el cual se legitimaron los cambios sexenales para aparentar la democracia hacia afuera, hacia los observadores mundiales. Mientras se mostraba esa falsa careta democrática al interior del partidazo y de otros partidos paleros, se practicaba la sumisión total al detentador del poder político.
Don Daniel Cosío Villegas publicó en 1972, bajo el auspicio de la Universidad de Texas, su ensayo “El sistema político mexicano, las posibilidades de cambio”.
Estableció que la creación del Partido Nacional Revolucionario, ideado en 1920, pero nacido hasta 1929, fue creado para eliminar el caudillismo de los neopolíticos postrevolucionarios, la mayoría hombres de armas, y así disminuir la violencia. Esto generó la “pax post revolución”, con el beneficio de sentar bases sólidas de la economía y algunos programas con objetivos sociales.
Octavio Paz, premio Nóbel de Literatura, solía decir que Cosío Villegas, “nos hizo conscientes de la dignidad humana”. Cosío Villegas fue director de la Escuela de Economía de la UNAM en 1933. Fue el primer director del Fondo de Cultura Económica, de 1934 a 1948 y presidente del Colegio de México de 1957 a 1963. Justamente don Daniel, siendo diplomático en Portugal, sugirió al entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río, traer a México a los intelectuales españoles perseguidos por Francisco Franco por su afán republicano.
Ellos, los refugiados españoles fundaron la Casa de España, a la postre convertida en el Colegio de México. En 1943 el presidente Manuel Ávila Camacho aprueba y se crea el Colegio Nacional. Entre sus iniciadores está don Daniel Cosío Villegas y los jaliscienses, José Clemente Orozco, Enrique González Martínez, Mariano Azuela, acompañados por Manuel Sandoval Vallarta, Carlos Chávez, Alfonso Reyes, Alfonso y Antonio Caso, Ignacio Ochoterena, Diego Rivera, José Vasconcelos e Ignacio Chávez.
Cosío Villegas estableció que “el dominio presidencial mata todo espíritu cívico y convierte la vida política del país en una farsa profundamente aburrida”.
A este gran pensador mexicano se le consideró un liberal constitucionalista. Sus palabras parecieran resonar en estos tiempos de regresión al tiempo en que el sistema político mexicano se regía por el autoritarismo, la descalificación de los adversarios, la sumisión de los poderes, la compra de voluntades, el absolutismo y totalitarismo encarnado en un partido único al servicio del presidente en turno.
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