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MUNDO

¿Por qué gana el populismo?

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Opinión, por Miguel Anaya //

En los últimos años alrededor del mundo se ha dado una ola de populismo qué ha inundado a las democracias occidentales, este fenómeno no distingue entre países desarrollados, en vía de desarrollo o con gobiernos poco consolidados; tampoco hace diferencia entre partidos de derecha, centro o izquierda.

Ejemplos hay de todo tipo: en Estados Unidos, Donald Trump, ha consolidado una corriente muy competitiva, en Francia, Marine Le Pen, a pesar de su última derrota, cuenta con un capital político realmente importante, en Argentina, el discurso estridente de Javier Milei, convenció a la mayoría de ciudadanos, en Bolivia, presidentes populistas de izquierda llevan años logrando triunfos electorales, lo mismo podemos decir de Venezuela, en España hay populistas de izquierda (Podemos) y derecha (Vox). En fin, enumerarlos llevaría toda la columna.

Pero ¿por qué a presidentes y movimientos tan distintos se les tacha de populistas? Bueno, para poder comprender el concepto de populismo primero deberíamos entender qué es el populismo o para que sirve, y aunque el concepto es muy utilizado no es sencillo de explicar.

Benjamin Moffitt, autor del libro “El auge global del populismo” explica que el líder populista es aquel que construye un discurso mesiánico en el que dice representar a la mayoría, al verdadero pueblo y para dar más peso a esto, el líder señala y construye un enemigo minoritario – a veces imaginario- que puede ser representado por una élite de empresarios, el régimen, los medios de comunicación, los inmigrantes, miembros de una cierta religión, el país vecino o a cualquiera que sirva para sostener su narrativa.

En un mundo dominado por el consumo de información rápida, incompleta y muchas veces falsa es fácil confundir a las personas, por esto es que en los últimos años los populistas viven su mayor auge, ya que es más fácil presentar culpables que buscar soluciones de fondo para los problemas que nos atañen. Al señalar a una minoría muchas veces nos olvidamos de la responsabilidad de aquellos que ejercen el poder.

¿Por qué el populismo ha permeado en las cúpulas políticas? Porque la construcción de esta narrativa facilita la llegada al poder y muchas veces permite sostenerse en él, sin embargo, es un arma de doble filo ya que el buscar un constante enemigo, señalar de los errores propios al de enfrente provoca que la visión del Estado se nuble, que se permitan excesos y que el pueblo esté en constante irritación, pues los populistas tienen que promover la división entre “buenos y malos” evitando la cooperación entre unos y otros, pues finalmente el enemigo señalado también es pueblo.

Así pues, el populismo en muchos casos crea una burbuja que tarde o temprano se romperá, pues de un momento a otro el pueblo resentirá los efectos negativos de avivar la división, de no promover la cooperación, de la simulación qué no genera fuentes de empleo, que no da seguridad, que lastima y empeora día a día la situación del ciudadano de a pie.

Los partidos y las cúpulas políticas pueden evitar la llegada de más populistas, de aquellos improvisados que antes de tener capacidades y experiencia gubernamental solo promueven y repiten un discurso que de momento genera cierta rentabilidad electoral pero que daña a largo plazo.

El populismo se combate con preparación, con escuelas de cuadros que promuevan perfiles que entiendan lo que sucede tanto en la calle como en un mundo globalizado que está interconectado, hipercomunicado e hipertecnologizado, con planteamientos de construcción de un país a 30 o 50 años y no con la pobre visión de solo ganar una elección o de subirse a la tendencia en las redes sociales.

En este planteamiento hay que decir que la política se parece al fútbol, si se tiene buena cantera, al paso de 5 o 6 años seguramente se contará con un equipo competitivo que aspire a ganar y con perfiles altamente identificados con la institución que los promovió, de no trabajar desde las bases, el equipo está condenado a ser uno más del montón y/o a contratar perfiles de otro lado que mercantilicen la ecuación, imponiendo la rentabilidad económica antes que el bienestar del equipo. Así las cosas.

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JALISCO

«Es un ejemplo de democracia pura al interior de Morena», Carlos Lomelí sobre las elecciones de la presidenta del partido en Jalisco

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CIERTO O FALSO

«No hubo confrontaciones. Es un ejemplo de democracia pura al interior de Morena; fue un ejercicio muy demócrata a los ojos de todas las compañeras y todos los compañeros»

CARLOS LOMELÍ BOLAÑOS / PRESIDENTE DEL CONSEJO ESTATAL DE MORENA

Jalisco le va a dar a Morena un millón de afiliados (…) Hay muchísima gente que quiere al partido, que quiere afiliarse, lo único que falta es una coordinación realpara que la información baje, camine y le llegue a la ciudadanía”.

ERIKA PÉREZ / ELECTA PRESIDENTA DE MORENA JALISCO

FUEGO CRUZADO

“Requerimos un compromiso de estos países de que no crearán una moneda BRICS, ni respaldarán ninguna otra moneda para reemplazar al poderoso dólar estadounidense, o enfrentarán aranceles del 100% y deberán olvidarse de vender en la maravillosa economía de Estados Unidos”

DONALD TRUMP / PRESIDENTE ELECTO DE EEUU

“No somos nosotros quienes nos negamos a usar el dólar (…) Pero si no nos dejan trabajar, ¿qué podemos hacer? Nos vemos obligados a buscar alternativas”.

VLADIMIR PUTIN / PRESIDENTE DE RUSIA

VOZ ALTA

Para continuar el legado

La trascendencia de Raúl Padilla la vive Jalisco no sólo en la Red Universitaria, sino que trasciende fronteras con la Feria Internacional del Libro que el pasado sábado sumó su 38 edición y en el marco de la inauguración se dio a conocer que su hermano Trino Padilla, ex rector de la UdeG, asume la presidencia de la FIL, nombramiento que de manera conjunta acordaron el rector en funciones Ricardo Villanueva y la rectora electa, Karla Planter. Hay que recordar que el único que Raúl Padilla había sido el único presidente de este gran evento cultural y literario de Jalisco al mundo.

TRINO PADILLA. Nuevo presidente de la FIL.

Homenaje a Collado

Muy emotivo resultó el homenaje que colegas periodistas le organizaron a Miguel Ángel Collado por su larga y fructífera carrera profesional que ha construido en 48 años y especialmente en Jalisco se distingue por ser de las más significativas,  de los más conocidos y valorados. Durante 28 años fue la imagen de Canal 4 de Televisa, ya que iniciaba la programación matutina al conducir el noticiero desde las 7 a las 11 de la mañana.  Hablar de Televisa no se entiende sin Miguel Ángel Collado. Su toque humano, siempre presente en su labor como comunicador.

MIGUEL ÁNGEL COLLADO. Un periodista de los grandes.

El mandón

Se acabaron las dudas. El senador Carlos Lomelí Bolaños impulsó a la ex diputada Erika Pérez, quien compitió por la presidencia estatal de Morena frente a la también ex diputada Lety Pérez, apoyada a su vez por el diputado federal Alejandro Peña, quien pese a no ser de Jalisco, había sido el personaje de mayor influencia en el morenismo jalisciense, pero hoy el empresario farmacéutico mostró músculo y le ganó el juego de vencidas. Lomelí en la elección a senador de la república, logró captar 1 millón 547 mil 202 votos.

CARLOS LOMELÍ. Ganó su candidata Erika Pérez y derrotó a Alejandro Peña.

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CARTÓN POLÍTICO

FIL 38 años: La gran obra de Raúl Padilla

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MUNDO

Transición global compleja: El crepúsculo de los imperios

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A título personal, por Armando Morquecho Camacho //

En 1740, la muerte de Carlos VI desencadenó la Guerra de Sucesión Austríaca, una crisis que fragmentó un imperio y transformó el panorama político europeo. Aunque la pragmática sanción garantizaba que su hija, María Teresa, heredaría los territorios de los Habsburgo, la estabilidad pronto fue desafiada. Potencias como Prusia y Francia aprovecharon el momento para cuestionar el orden establecido, y el mapa político de Europa se reconfiguró.

Hoy, aunque el contexto es distinto, el aire de inestabilidad global recuerda aquella época. En un mundo hiperconectado, donde las crisis locales tienen repercusiones globales, los liderazgos tradicionales enfrentan retos sin precedentes. El conflicto, la polarización y la inmediatez son los nuevos actores de una obra que amenaza con desbordarse.

El conflicto entre Israel y Palestina se recrudece. Benjamin Netanyahu, primer ministro israelí, enfrenta críticas tanto internas como internacionales, mientras que el liderazgo palestino sigue dividido entre Hamas y la Autoridad Nacional Palestina, liderada por Mahmoud Abbas. Esta fractura ha impedido que los palestinos adopten una estrategia unificada frente a Israel, perpetuando un conflicto que no encuentra salida.

Más allá de las fronteras de Gaza y Cisjordania, las tensiones en Oriente Medio afectan la estabilidad global. La volatilidad de la región repercute en los precios de la energía, que ya están bajo presión debido a la guerra en Europa. El mundo, cada vez más dependiente de la cooperación internacional, se ve arrastrado por conflictos que refuerzan la percepción de un sistema internacional ineficaz.

La guerra entre Rusia y Ucrania persiste como el mayor conflicto armado en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Vladímir Putin insiste en justificar su ofensiva como una defensa de los intereses rusos, mientras Volodímir Zelenski se ha convertido en un símbolo de resistencia global. Aunque la comunidad internacional ha proporcionado apoyo militar y económico a Ucrania, las soluciones diplomáticas siguen siendo esquivas.

El impacto de la guerra va más allá de los campos de batalla. Europa lucha por disminuir su dependencia del gas ruso, un esfuerzo que ha reconfigurado la geopolítica energética, pero también ha exacerbado tensiones sociales y económicas dentro del continente. El dilema no solo es energético, sino político: ¿puede Europa mantener su cohesión frente a una crisis prolongada?

En Estados Unidos, Donald Trump sigue siendo una figura central, sobre todo ahora tras su regreso al poder que desafía el sistema establecido. Su discurso polarizador conecta con una base que anhela un cambio radical, mientras que el ascenso de figuras como Elon Musk redefine el discurso público. En un mundo donde las redes sociales dominan la narrativa, los líderes se convierten más en influencers que en estadistas, priorizando el impacto emocional sobre la planificación estratégica.

En Alemania, Olaf Scholz enfrenta cuestionamientos por su manejo de la economía y la política exterior. El país que alguna vez fue un símbolo de estabilidad se tambalea, dejando a la Unión Europea con dudas sobre su futuro liderazgo.

En el Reino Unido, Keir Starmer, actual primer ministro laborista, enfrenta una caída en su popularidad. Sus políticas económicas no han logrado calmar la frustración de una ciudadanía que exige respuestas inmediatas a los problemas. Este vacío de liderazgo ha impulsado a figuras como Nigel Farage, líder del Partido Reform UK, quien aprovecha el descontento para revivir discursos nacionalistas.

Por otro lado, en Europa del Este, el ascenso de líderes como George Simion en Rumania, con una postura pro-rusa, pone en jaque el alineamiento occidental de la región. Este fenómeno no solo desafía la cohesión europea, sino que también crea un precedente peligroso para otros países con tendencias populistas.

La frase «panem et circenses» («pan y circo»), acuñada por el poeta romano Juvenal en su Sátira X, criticaba cómo los gobernantes de Roma mantenían al pueblo apaciguado con entretenimiento y alimento gratuito, desviando su atención de los asuntos cruciales de la política. En su tiempo, esta estrategia aseguraba el control político al minimizar las demandas ciudadanas y ocultar las deficiencias estructurales del imperio.

Hoy, la esencia de esta táctica persiste, aunque adaptada a un contexto hiperconectado. En lugar de gladiadores en el Coliseo, tenemos espectáculos mediáticos y la vorágine de las redes sociales. Los líderes contemporáneos utilizan estas plataformas no solo para proyectar poder, sino para moldear narrativas emocionales que distraen de problemas fundamentales. En muchos casos, las respuestas inmediatas y simplistas prevalecen sobre soluciones estructurales a largo plazo, fomentando un ciclo de crisis mal gestionadas.

No obstante, el problema no es que los líderes busquen satisfacer demandas populares, sino que priorizan reacciones inmediatas sobre soluciones estructurales. Esto genera una política reactiva, dominada por las emociones y carente de visión a largo plazo.

Si bien las transformaciones abruptas no son una novedad histórica, el presente destaca por su rapidez. La interconectividad global amplifica las crisis, haciendo que sus efectos se sientan de manera simultánea en múltiples regiones.

Por ejemplo, una crisis en Oriente Medio impacta los precios de la energía en Europa, mientras que la incertidumbre política en Alemania afecta mercados en Asia. Además, eventos como la crisis económica de 2008 y la pandemia de COVID-19 han debilitado la confianza en las instituciones tradicionales, creando un entorno fértil para narrativas populistas y divisivas.

El mundo actual enfrenta una transición compleja, similar a la que vivió la Casa de los Habsburgo en 1740. La estabilidad que definió gran parte del siglo XX ha sido reemplazada por un dinamismo que desafía las estructuras tradicionales.

Al igual que María Teresa, que logró preservar gran parte del legado Habsburgo adaptándose a las nuevas realidades, los líderes de hoy deben reconocer que la estabilidad no se construye con reacciones inmediatas, sino con políticas inclusivas, sustentables y orientadas al futuro.

En este mundo de incertidumbre, la clave no está en frenar los cambios, sino en navegar a través de ellos y en gestionarlos con una visión estratégica que trascienda las crisis actuales. Solo así, como en la Europa de María Teresa, se podrá mantener el equilibrio en un sistema global cada vez más frágil.

 

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Tendencias

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