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China avanza en control cibernético: Trump casi muere, Biden solo Dios sabe…

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Política Global, por Jorge López Portillo Basave //

La AI es el centro de la estrategia de educación e influencia de China para su pueblo y para el mundo. En el tercer pleno del partido comunista en China encabezado por su líder Xi Jinping fue claro en utilizar a la AI para difundir y educar a las nuevas generaciones sobre las bondades del comunismo tipo China. Así las cosas, mientras en occidente nos peleamos por pronombres, por detentar el poder con mentiras en China utilizan el poder para educar en la lealtad a la política de Estado.

La ventaja de este sistema es que llega al mundo de forma instantánea, es muy fácil de operar y claro si uno tiene las herramientas suficientes puede convencer a las masas de que lo que le dicen en TikTok o en otras plataformas es la verdad absoluta.

China se asegura de que sus jóvenes amen al comunismo y vean que Occidente y sus valores como la libertad y la democracia están sobrevaluados. Lo interesante es que en occidente los jóvenes empiecen a pensar lo mismo. Con las herramientas de la AI que ya han sido utilizadas por grandes empresas occidentales para influir en elecciones de sus propios países, China sabe que el terreno está sembrado y ellos solo deben aprovechar la oportunidad.

Claro que la economía de China está sufriendo por diversas razones, al grado que varios bancos importantes han cerrado y algunos empresarios han bajado el ritmo de su inversión y producción.

Ojo, la desaceleración de China se ha venido anunciando y padeciendo por más de una década en la que suben y bajan, pero aun así su crecimiento es de muy buen tamaño en comparación con occidente. En el segundo trimestre del 2024 China creció 4.7% lo que, para nuestra pena, es muy superior a la mayoría de las naciones occidentales. Pero China lleva al menos, 4 años apostando a la educación con la AI como tutorial de alumnos, lo que ha sido un éxito. Se reportan jóvenes que eran pésimos en matemáticas y que lograron superar con buenas notas sus exámenes de secundaria y prepa después de un par de meses de ser apoyados por esa tecnología.

El uso de la AI será también para bajar los costos en otros sectores como la seguridad y la educación presencial. Pero lo más importante es que el gobierno de China se ha puesto como meta usar esta tecnología para difundir en todo el mundo su modelo de modernización y gobierno eficiente. Es interesante que, durante el pleno del partido comunista, además de cambios en posiciones importantes y de anuncios para la lucha en contra de la corrupción, no faltó una foto alterada con AI que dio la vuelta al mundo como noticia diciendo que Xi había tenido un derrame cerebral. Es decir que el mundo fue engañado -por alguien-, pero eso ayudó a no poner atención a la orden de Xi de utilizar esa tecnología en la promoción del comunismo dirigida a los niños y jóvenes de China y del mundo.

Para muestra un botón. El viernes hubo una parálisis mundial de sistemas de todo tipo de servicios y empresas. Una empresa CrowdStrike software tuvo un problema de software y eso paralizó a 300 de las 500 empresas más grandes del mundo. Una actualización automática del software causó una emergencia en casi todos los países de Europa y América incluyendo hospitales, aeropuertos y otros servicios básicos. La empresa ha dicho que fue un error, pero si un error de uno o dos programadores puede causar este daño sin querer ¿qué puede causar una AI dirigida?

Mientras tanto EUA sigue con sus problemas internos. El sábado antepasado un joven de 20 años disparó en 8 ocasiones un rifle de alto poder en contra del candidato Donald Trump. Uno de esos disparos dio en la oreja del candidato, otro pegó en la cabeza de un asistente al que mató en el acto, otros dos pegaron en el cuello y en el cuerpo de dos asistentes quienes están en estado grave a dos semanas del ataque. 

Algunos líderes empresariales de izquierda y de medios no quieren que Trump regrese aludiendo que la gente que vota por él es un catálogo de los peores vicios, es decir el 50% de los ciudadanos de ese país.

Esta idea de que Trump es Hitler naturalmente ayuda a que personas o grupos decidan salvar al mundo y evitar a como dé lugar que la prole lo elija. Lamentablemente Trump no ayuda a su causa y aunque su mensaje de toma de protesta como candidato oficial el pasado día jueves fue medio centrado, su reputación y en especial su selección de compañero de fórmula no ayudan porque en lugar de escoger alguien que le ayudará a balancear la propuesta eligió como compañero a la Vicepresidencia a un senador de Ohio quien hace un par de años era su contrario pero que a final de cuentas representa en su caso, a un sector popular que de cualquier forma votaría por Trump.

Si Biden se mantiene como candidato, seguramente Donald será presidente. Pero si Biden es sustituido por Kamala, esto podría ponerlo en aprietos, en especial porque le pesará como ancla el haber escogido a un candidato para vice presidente que no le suma nada.

Regresamos al 2020 cuando la victoria era de Trump para perderla y su selección de compañero de fórmula puede que haya sido una apuesta muy mala. Insisto en que el senador tiene sus méritos, pero nada que no pudieran sumar otros de los aspirantes que pudo escoger como la gobernadora de Dakota del Sur, la ex congresista Demócrata de Hawai quien renunció a su partido, el senador de color Cotton de Carolina del Sur o el senador Rubio de Florida todos, estos con buenas credenciales y que sumarian a mujeres, minorías o independientes.

Trump escoge a Vance porque es cercano a los sindicatos de estados tradicionalmente Demócratas, lo escoge porque es de un grupo que en el 2016 y en el 2020 no lo apoyó y claro porque en estos dos años el senador Vance se convierte en el más joven en la historia de ese partido y puede hablar con los católicos, que Trump no tiene de su lado.

Como dije, todas esas virtudes las tenían varios de los otros, pero los otros podrían decir que eran famosos y aspirantes a la presidencia sin Trump. Vance le deberá a él su ascenso acelerado como lo fue en su momento el ascenso de Obama producto del senador Schumer y de la congresista Pelosi.

Por otro lado, el fin de semana el presidente Biden dejó de hacer campaña porque le dio Covid19 por tercera vez y tuvo que irse de regreso a su casa de descanso. Se le vio caminando muy cansado, pero sin usar máscara en ningún momento.

Lo anterior reanimó los llamados para su renuncia porque su aspecto era terriblemente cansado al subir y bajar los 10 escalones de su avión. Biden sigue teniendo problemas para mantenerse como candidato incluso para mantenerse como presidente y para cuando esta columna salga podría ser que ya lo hayan obligado a renunciar a la candidatura del 2024 que ganó hace un par de meses.

Biden y su círculo cercano alegan con razón que recientemente fue electo para ser candidato en esta elección, con votos y dinero de millones de sus seguidores del Partido Demócrata, dinero que no necesariamente podrían usar otros aspirantes salvo Kamala quien es su compañera de fórmula. Sus críticos dentro del Partido Demócrata aseguran que ya no puede ganar porque después del debate tan malo y de que la población de EUA ha visto sus constantes errores y falta de memoria durante las últimas tres semanas.

Joe ya no garantiza los intereses de la cargada que lo apoyó a ganar en una campaña del 2020 en la que Trump era el centro y Biden estaba casi en su casa por las medidas del Covid19. Por eso y porque sus números van en caída, ahora se han volcado en su contra desde muchos de los mega-millonarios que pagan las campañas Demócratas como la familia Disney, vacas sagradas como Obama, famosos como George Clooney y hasta las cadenas de televisión como CNN, MSNBC, ABC y hasta el New York Times quienes llevan tres semanas sacando filtraciones en su contra.

Hasta el dueño de Facebook, quien donó 200 millones de dólares en el 2020 a Biden ha dicho que no apoyará en este año y que ahora entiende a los que apoyan a Trump. De hecho, los únicos dos días que no hubo campaña interna en contra de Joe B. fueron el sábado y el domingo días en que las noticias, las abarrotó el asunto del Atentado vs Trump.

Biden inició como Senador en la era en la que Jimmy Carter ganaba la presidencia, de hecho, Carter fue presidente únicamente por 4 años -1976 al 1982- porque una severa crisis económica y varios problemas mundiales lo llevaron a perder en contra de Ronald Reagan. En cierto sentido es interesante que el nacimiento de la era en la que Biden llegó al poder sea casi idéntica a los problemas de la era en la que su carrera política podría concluir siendo forzado a renunciar a la candidatura y presidencia que buscó por años y que finalmente consiguió en el 2020.

En 2020 Covid19 fue la gota que derramó el vaso vs Trump. Hoy podría ser que el Covid19 sea el pretexto que permita a los que hace 20 días apoyaban a Biden, darle una salida decorosa y elevar en su lugar a alguien que tenga más oportunidad de ganarle a Trump.

La democracia parece no estar de moda. Es interesante cómo se maneja la información y se utiliza el nombre de la democracia, de la salud o de la seguridad nacional para manipular voluntades de gente por lo general inocente. Ya sabemos lo que se dice de Trump. Pero recordemos que se empezó a decir cuando decidió ser candidato por el Partido Republicano, aunque días antes era amado por la prensa y las televisoras. Ahora vemos lo que los aliados de Biden filtran de él en medios mundiales y la defensa de Joe suena similar a la de Trump.

Ambos se quejan de que élites desean sustituir la voluntad de los electores. Pero ¿qué cambió? ¿Es posible que en 3 semanas Biden haya perdido su capacidad y encanto? o será que al ser público lo que antes era secreto a voces ya no es sostenible y por eso los que ayer le aplaudían y ocultaron su condición, hoy piden su salida para no perder el poder.

Robert Kennedy fue prácticamente expulsado del Partido Demócrata y denostado en medios por querer competir con Joe advirtiendo que estaba muy débil para seguir. Es igualmente interesante que se haya pedido quitar a Trump y a Kennedy de la boleta de varios estados para salvar la democracia. Ahora que tienen a Joe que es el candidato que apoyaron, quieren que se baje y designar a otro u otros cambiando las reglas del juego y no por medio de una elección abierta.

Los grupos que pedían que Trump fuera encarcelado y alababan a Joe ahora piden que se baje ante un mundo que escucha y en muchos casos les sigue la corriente. Porque para salvar la democracia nada mejor que evitar que los candidatos sean electos por procesos claros. En China gobierna Xi Jinping y ¿en Estadoa Unidos?

La desinformación para controlar al pueblo o elecciones se usa desde China hasta Europa, Canadá y hasta EUA tratando de pasar leyes o reglamentos que obliguen a las empresas de redes sociales a censurar o manipular los mensajes de los usuarios sin avisar a los mismos. Esto en conjunto con la AI será la nueva forma en la que los poderosos o los Estados puedan moldear el discurso político sin que los consumidores de dichos mensajes lo sepan. Y para todos aquellos que ven a Hitler en todos lados, él sentiría envidia de lo que hoy sus críticos pueden hacer sin que la gente se dé cuenta.

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El nacionalismo de Donald Trump: ¿Una solución o un riesgo?

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Opinión, por Samantha Contreras Guerrero //

La victoria de Donald Trump, basada en un mensaje de fuerte nacionalismo, marca un cambio que impactará tanto a Estados Unidos como al resto del mundo. Sus promesas de traer empleos de vuelta y proteger la economía estadounidense responden al descontento de muchos de sus votantes.

Su idea de “América Primero” busca hacer que Estados Unidos sea más independiente y fuerte, pero en un mundo tan conectado, esta visión enfrenta muchos retos y posibles problemas.

Para los estadounidenses, en un mercado donde casi todo se produce a través de cadenas internacionales, enfocarse en lo nacional podría hacer que los precios aumenten y haya menos opciones para los consumidores. Este tipo de enfoque proteccionista no solo implica costos altos para las empresas, sino que podría dar una falsa idea de seguridad económica, ya que el crecimiento estaría limitado solo al mercado interno, dejando de lado oportunidades con otros países.

En el ámbito internacional, el enfoque nacionalista de Estados Unidos genera preocupación entre sus aliados. Países como México, que dependen en gran medida del comercio y la inversión estadounidense, ven en riesgo la posibilidad de mantener relaciones estables e igualitarias.

El decremento en sectores como el nearshoring —donde América Latina ha visto una oportunidad de crecimiento— podrían ser afectados con este tipo de políticas. Además, al alejarse de acuerdos internacionales, Estados Unidos podría debilitar el sistema de cooperación global, necesario para enfrentar problemas complejos como el conflicto en Oriente Medio o la crisis climática.

La gran pregunta es si este regreso al proteccionismo es una solución real a los problemas económicos actuales. La inflación y la desigualdad están en aumento en todo el mundo, y Estados Unidos no es la excepción. En lugar de cerrarse, podría beneficiarse de una política que tome en cuenta las necesidades de todos sus sectores, buscando reducir las diferencias internas como la acumulación de riquezas, sin renunciar a los beneficios del comercio global.

El nacionalismo de Trump es una reacción a los problemas de un sistema económico que ha dejado atrás a muchas personas en Estados Unidos. Sin embargo, en un mundo hiperconectado, el aislamiento no puede evitar generar preocupación. Aunque la intención de proteger a los ciudadanos es válida, esta ideología corre el riesgo de afectar a largo plazo a aquellos mismos sectores que busca ayudar, reduciendo la capacidad de Estados Unidos para influir y crecer en la economía global.

E-mail: samcg2002@gmail.com

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Querámoslo o no, Donald Trump ha vuelto

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Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //

Lo recuerdo, era mi cumpleaños 20 y también domingo, y corría el año de 1973, y mi padre me regalaba “El Gran Gatsby”, la muy apasionante novela de F. Scott Fitzgerald, dos de sus ejes contenidos me cautivaron: La alienación y el impulso de Jay Gatsby por sentirse aceptado por una alta sociedad segregante, aun y a pesar de ser inmensamente rico, realidad que quizá se expresa más claramente en una frase de la obra: “La vida es una lucha de apariencias, una lucha de lograr y de tener más de lo que uno merece”.

Donald Trump es un claro ejemplo, muy actual y presente en el mundo, de la fuerza del impulso de tenerlo todo: Poder económico y poder político. Donal Trump está entre los hombres más ricos de Estados Unidos, y fue el 45º y será el 47º presidente de aquella nación.

Donald, quien perdió en 2020 ante Joe Biden al buscar reelegirse como presidente de Estados Unidos, cuatro años después descarriló a Biden en su también anhelada reelección, obligándolo a abandonar la carrera presidencial, y derrotó ampliamente a Kamala Harris, la relevo en el Partido Demócrata.

Donald Trump ha vuelto al poder más fuerte de lo jamás imaginado para cumplir con sus planes de preeminencia y grandeza norteamericana e imponer su visión conservadora de Estados Unidos ante sí mismo y ante el mundo. Trump es un hombre transparente; jamás deja nada a la imaginación y dudas de sus seguidores y detractores. Así, por ejemplo, para él, la Teoría de Género tiene los días contados en EEUU y sus promotores sabrán que tienen ante sí a su peor pesadilla.

El presidente Donald Trump, a partir del 20 de enero próximo, actuará con todo el poder para poner orden en su frontera con México en dos temas fundamentales, las acciones de los cárteles de la droga, declarándolos terroristas, y el tráfico humano, ambos vistos como gravísimas omisiones del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Marco Rubio, próximo secretario de Estado norteamericano, lo ha acusado públicamente, y nos lo recordará todos los días. Rubio es de palabra dura y mano aún más dura. Para Trump y Rubio los narcotraficantes son terroristas y los perseguirá con toda la fuerza del Estado norteamericano.

La esperanza nunca debería sustentarse en la venganza. No entiendo a quiénes cifran la satisfacción de su venganza hacia López Obrador en Marco Rubio. Sea cual fuere el resultado de la dureza del nuevo secretario de Estado norteamericano, es mi deseo que México vuelva, de mutuo propio, al orden y la paz, y que el gobierno y el congreso mexicanos no nos convoquen a rasgarnos las vestiduras ante las exigencias norteamericanas. Son justas.

En México, muchos de quienes estaban a favor de Kamala Harris, hoy se muestran muy a favor de Donald Trump. Su nacionalismo se mantiene muy firme; sin embargo, aceptan que ya es tiempo de poner en orden las cosas en México pues el estado mexicano, sin duda, está doblegado y resquebrajado ante los cárteles de la droga. Claudia Sheinbaum no ha demostrado estar dispuesta a cumplir a cabalidad con su mandato presidencial en materia de seguridad a pesar de los buenos oficios de Omar García Harfuch pues, peor, no desea tomar el mando que aun detenta López Obrador.

Sheinbaum deberá entender que solo tiene de dos sopas, o se arma de valor ante los cárteles y los traficantes de gente y los combate con toda la fuerza del Estado mexicano, o los gringos cumplirán con esa su obligación constitucional, interviniendo aun en nuestro territorio. Que de nada le valdrán las bravatas de Marcelo Ebrard en materia económica ante los gobiernos norteamericano y canadiense.

Que esto nos es pleito entre escolapios en donde uno echará al otro a su padre que es bombero y lo mojará con su manguera, y el otro a su padre que es policía y lo llevará a la cárcel. Que en cosas de gobierno se actúa conforme a la ley y se cumple con los tratados internacionales. Que Naciones Unidas tiene un centro en contra del terrorismo que a México obliga.

Un adelanto de la presión internacional que el gobierno de México enfrentará en los años próximos ya lo recibimos en esta semana. La calificadora Moody’s cambió de estable a negativa la perspectiva económica de México por el debilitamiento de nuestro Estado de derecho por la reforma judicial y el deteriorado entorno institucional gubernamental, el esperado aumento en el costo de la deuda internacional de México y la mayor rigidez del gasto público, que podrían socavar nuestros resultados fiscales y económicos.

Tanto Moody’s, como los principales analistas de los futuros económicos en el mundo, coinciden en calificar como de muy alto riesgo la reciente reforma aprobada por Morena, PT y Verde al Poder Judicial. Sheinbaum, obedeciendo a López Obrador, ha decidido alterar los controles y equilibrios del poder político y económico en México, y eso se le, se nos, cobrará muy caro.

Quiero invitarte a pensar en que Trump no está para salvarnos, ni Rubio para vengarnos. Ellos tienen sus tareas más allá del Rio Bravo. De este lado, todo depende de nosotros. Vamos, ni Sheinbaum hará nada para salvarnos; a ella solo le interesa obedecer a López.

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En riesgo la hegemonía estadounidense: El retorno de Donald Trump; retos económicos y sociales

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Actualidad, por Alberto Gómez R. //

En los últimos cuatro años, la economía y la cohesión social de Estados Unidos han enfrentado un deterioro significativo, marcando uno de los periodos más complicados en su historia reciente.

La administración de Joe Biden, aunque intentó implementar políticas para estimular la recuperación tras la pandemia de COVID-19, dejó profundas brechas económicas y sociales que ahora desafían al presidente electo Donald Trump. Con un escenario global en transformación y un entorno interno polarizado, Estados Unidos se encuentra en un momento crítico de redefinición de su papel como potencia mundial.

LA ECONOMÍA BAJO LA ADMINISTRACIÓN DE BIDEN

La inflación se convirtió en uno de los mayores retos durante la administración Biden. La epidemia de Covid-19 dejó tras de sí trastornos económicos; en junio de 2022, la inflación alcanzó un pico histórico del 9.1%, las tasas más altas que los estadounidenses han experimentado en 40 años, según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) lo que, por supuesto, en la práctica suponía un recorte salarial. La explosión del gasto militar para apoyar las guerras en Ucrania y Gaza también ha alimentado la inflación.

Como resultado, el nivel de vida de las y los trabajadores estadounidenses ha disminuido bajo la administración Biden, mientras que el auge del mercado de valores ha ayudado a las y los estadounidenses más ricos a hacerlo bastante bien. Este fenómeno, impulsado por interrupciones en las cadenas de suministro globales, estímulos fiscales masivos y el aumento de los precios de la energía, erosionó el poder adquisitivo de las familias estadounidenses. Aunque las medidas de la Reserva Federal lograron reducir la inflación a un 3.7% al cierre de 2024, esta cifra seguía por encima del objetivo del 2%, lo que refleja un entorno económico aún frágil.

El aumento del costo de vida se manifestó en productos esenciales. Según la Administración de Información Energética (EIA), el precio promedio de la gasolina aumentó un 40% entre 2020 y 2024. Asimismo, los alimentos básicos experimentaron un incremento promedio del 25%, afectando especialmente a las familias de ingresos medios y bajos. Esta situación exacerbó la desigualdad, ya que los salarios reales apenas crecieron un 3% durante el mismo periodo, según el Economic Policy Institute.

DÉFICIT FISCAL Y DEUDA PÚBLICA

El déficit fiscal alcanzó los $1.7 billones en 2024, mientras que la deuda pública superó los $36 billones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), un incremento alarmante respecto a los $27 billones reportados al inicio de la administración Biden. Este nivel de endeudamiento, alimentado por programas de estímulo económico y políticas de infraestructura, limita la capacidad del gobierno para responder a futuras crisis económicas. Además, el creciente costo del servicio de la deuda, derivado del aumento de las tasas de interés, se ha convertido en una carga significativa para el presupuesto federal.

La brecha económica continuó ampliándose durante la administración Biden. El 1% más rico de la población concentró el 38% de la riqueza total en 2023, mientras que los sectores más vulnerables enfrentaron mayores dificultades para acceder a empleos estables, y apenas aumentaron un 4% en términos reales, según un informe de la Oficina del Censo. Según el Departamento de Trabajo, el empleo precario representó el 30% de los nuevos puestos creados entre 2020 y 2024, con un aumento notable en los contratos temporales y trabajos a tiempo parcial. Esto ha exacerbado la pobreza en comunidades vulnerables, con un índice de pobreza que aumentó del 11.4% en 2020 al 14.7% en 2024.

En 2016, Hillary Clinton demostró su desprecio por los partidarios de Trump, entonces abrumadoramente blancos, etiquetándolos como “los deplorables”, en lugar de tratar de reconocer la fuente de su ira: la gran desigualdad en el statu quo económico. Ocho años después, con un apoyo a Trump mayor en prácticamente todos los grupos demográficos, es imposible ignorar la desesperación económica que alejó del Partido Demócrata a las y los electores, cuando Biden seguía presumiendo de que la economía estadounidense durante su mandato es “la más fuerte del mundo”.

FACTORES SOCIALES: POLARIZACIÓN Y RADICALIZACIÓN

La polarización política se ha intensificado, dando lugar a movimientos separatistas que, aunque minoritarios, representan una amenaza para la unidad del país. Uno de los fenómenos más alarmantes es el resurgimiento de movimientos secesionistas en estados como Texas y California.

Líderes locales y organizaciones políticas han planteado referendos para separarse de la unión federal, alegando incompatibilidades políticas y económicas. Aunque estos movimientos no tienen un apoyo mayoritario, su existencia refleja una fragmentación preocupante en la unidad nacional. Grupos como «Texit», que abogan por la independencia de Texas, han ganado tracción en sectores conservadores descontentos con las políticas federales. Estas iniciativas reflejan el creciente desencanto con el sistema político.

La radicalización ideológica también se ha intensificado. Los crímenes de odio aumentaron un 18% entre 2020 y 2024, según el FBI, afectando principalmente a comunidades afroamericanas, asiáticas, judías y musulmanas. Este aumento está vinculado al resurgimiento de grupos extremistas y al uso de las redes sociales como plataformas para propagar discursos de odio.

RETOS ECONÓMICOS Y SOCIALES

Con la reelección de Donald Trump, Estados Unidos se adentra en un periodo de grandes desafíos. Su promesa de «recuperar la grandeza estadounidense» enfrenta múltiples obstáculos, tanto internos como externos.

Trump ha anunciado un ambicioso plan para reindustrializar Estados Unidos y reducir la dependencia de las cadenas de suministro globales. Sin embargo, implementar esta estrategia requerirá superar barreras como la resistencia de aliados comerciales y la necesidad de inversiones masivas en infraestructura. También deberá manejar las tensiones con China, el principal socio comercial de Estados Unidos, en un momento en que las relaciones bilaterales están en su punto más bajo en décadas.

El presidente electo ha prometido recortes de impuestos para estimular el crecimiento económico, pero esta medida podría agravar el déficit fiscal si no se acompaña de reducciones en el gasto público. Además, la capacidad de implementar estas políticas dependerá de su habilidad para negociar con un Congreso dividido, donde los demócratas probablemente resistirán cualquier iniciativa que reduzca programas sociales.

El enfoque de Trump en políticas ultraderechistas, incluida la restricción de la inmigración y la eliminación de regulaciones ambientales, podría generar más divisiones. Aunque estas medidas cuentan con el apoyo de su base electoral, enfrentan la oposición de sectores progresistas y moderados, lo que podría derivar en mayores tensiones sociales.

EL FIN DE LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE

El bloque BRICS+ ha emergido como un desafío significativo para la hegemonía estadounidense. Con la inclusión de nuevos miembros como Arabia Saudita, este grupo busca crear un sistema financiero alternativo que reduzca la dependencia del dólar. Según el Banco Mundial, el comercio intrabloque creció un 15% anual durante los últimos cuatro años, fortaleciendo su influencia económica y política.

El dólar, pilar del sistema financiero internacional, está perdiendo su posición dominante. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la proporción de reservas globales en dólares cayó del 61% en 2020 al 55% en 2024. Este descenso refleja una creciente diversificación hacia monedas como el yuan chino y el euro, impulsada por iniciativas del BRICS+ y otros bloques emergentes.

En el ámbito militar y geopolítico, Estados Unidos enfrenta el ascenso de China como potencia dominante en el Pacífico y la reactivación de Rusia en Europa del Este. Además, la influencia de potencias regionales como Irán y Arabia Saudita en el Medio Oriente limita la capacidad de Estados Unidos para mantener su dominio en esta región estratégica.

El futuro socioeconómico de Estados Unidos dependerá en gran medida de la capacidad de la administración Trump para manejar una economía debilitada, una deuda insostenible y una sociedad fracturada. La reconciliación política y la creación de un camino inclusivo para el desarrollo serán cruciales para evitar una crisis prolongada.

Aunque Trump tiene un historial de promover el crecimiento económico, los riesgos asociados con su estilo confrontacional y sus políticas divisivas no pueden ser ignorados. El equilibrio entre reformar el status quo y evitar una mayor radicalización será la prueba definitiva para su liderazgo.

Estados Unidos enfrenta uno de los periodos más complejos de su historia contemporánea. La administración Biden dejó un legado de desafíos económicos y sociales que el presidente electo Donald Trump deberá abordar en un contexto de polarización interna y competencia internacional.

El éxito o fracaso de las políticas de Trump determinará no solo el rumbo de Estados Unidos, sino también el equilibrio de poder en el mundo. Sin embargo, para superar estos retos, será necesario un liderazgo que trascienda la retórica divisiva y busque soluciones inclusivas y sostenibles. En un mundo cada vez más multipolar, el destino de Estados Unidos dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades globales sin perder de vista los principios democráticos y la cohesión interna que alguna vez lo definieron como nación.

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