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OPINIÓN

China se enriquece, el rublo se fortalece, y Estados Unidos se endeuda

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Política Global, por Jorge López Portillo Basave //

Como dicen “aún falta mucha agua por correr”, pero a mayo del 2022 la moneda con mejores resultados a nivel mundial es el rublo de Rusia.  Los aliados de EEUU han hecho todo lo posible por arruinar la economía rusa a partir de la invasión en contra de Ucrania. Bloqueos comerciales, embargos de cuentas del gobierno ruso en los bancos internacionales, prohibición del uso de rublos en bancos occidentales y mucho más. 

Para el gobierno de EEUU enfrascado en una inflación muy severa previa a la guerra ruso-ucraniana y en especial para las empresas de armamento, la invasión a Ucrania fue una oportunidad dorada. Biden puede culpar a Putin de todos sus problemas y las empresas de la guerra recuperarán lo que se pensaba perdido al término de la guerra en Afganistán. 

LA ESTRATEGIA MONETARIA DE PUTIN 

Por gusto o por necesidad la población de Rusia ha seguido la propaganda de gobierno rusa quien ha impulsado campañas de consumo nacional con lo que el valor de las importaciones casi se ha anulado mientras que  el valor de las exportaciones se ha mantenido o incluso ha aumentado gracias a que por el bloqueo y por la inflación occidental previa a la guerra, los precios de los productos estrella de Rusia como lo son gas, petróleo, fertilizantes, granos y semillas se han incrementado de manera tal que han casi anulado al menos en cifras el efecto en flujo de dinero de las sanciones occidentales.

Cuando los bancos internacionales cerraron a Rusia el acceso a los dólares mundiales, Rusia empezó a demandar el pago de sus ventas en su moneda nacional lo que le dio un incremento frente al dólar y al euro. De hecho, en el 2022 sólo hay tres monedas que pueden presumir su crecimiento frente al dólar y el rubro es la que más se ha fortalecido, seguida la de Brasil. 

Por el momento y a pesar de una fuerte inflación nacional del 24% comparada con una del 11% en EEUU, Rusia está resistiendo el bloqueo. Si esto se mantiene podría arruinar al bloque occidental pero si esto arruina a Rusia será la gran victoria de EEUU y en particular de Biden quien está apostando todo a esto último. 

En enero del 2022 un dólar le daba a usted $75 rublos para el inicio de los bloqueos y la guerra un dólar le daba a usted $133 rublos y para el día de ayer un dólar ya sólo le daba $64 rublos, es decir que la moneda rusa no sólo revirtió los efectos del bloqueo, sino que está mejor que antes de la invasión. 

EEUU SE ENDEUDA PARA LA GUERRA 

En menos de dos meses el gobierno norteamericano ha comprometido recursos a favor de Ucrania por un poco menos de $50 mil millones de dólares. Ese monto es sospechosamente cercano a los $54 mil millones de dólares que Washington gastaba anualmente en su guerra de Afganistán. Recordemos que cuando Biden ordenó el retiro de Afganistán en el 2021 los americanos dejaron sus tanques, sus aviones, todo su armamento y tarimas con cientos de millones de dólares en efectivo, algo realmente extraño. Parecía que no querían traer nada y mejor comprar todo nuevo en caso de ser necesario. 

El Gobierno de Estados Unidos tiene una deuda de $30 trillones de dólares, algo inmenso. Los particulares y extranjeros son dueños de $22 trillones de esa deuda y mientras que el dólar sea la moneda de monedas, el gobierno de EEUU podrá seguir endeudándose, imprimiendo billetes y devaluando el dinero de todos.

De los $22 trillones de deuda privada y/o extranjera, el gobierno de China es dueño de $1.5 trillones con lo que se convierte en el principal acreedor de los EEUU. A esto hay que sumar los tenedores de deuda privados o semiprivados que también son empresas o ciudadanos chinos, pero para China esto no es un tema nada más de dinero sino de poder y por eso también está comprando tierras en EEUU de lo que hablaremos en próximos días.  

El gasto norteamericano en Ucrania es equivalente al presupuesto que gasta Rusia en su ejército anualmente que es algo así como $64 mil millones de dólares.   Esto sin sumar lo que han aportado los países europeos. La idea de occidente es arruinar a Rusia, veremos si no sale más caro el caldo que las albóndigas porque nadie le está apostando a la negociación o a la paz. Por lo pronto EEUU gasta $801 mil millones de dólares anuales en su ejército. 

CHINA LE APUESTA A LOS DOS 

Como lo comentamos la semana pasada, hasta el momento China es el gran ganador de la guerra en Ucrania y de los excesos de EEUU. Por lo pronto el gobierno de Beijing le presta a EEUU para que ellos gasten en la guerra contra Rusia y le compra a Rusia para que estos tengan dinero para pelear en contra de EEUU en territorio ucraniano. Divide y vencerás. 

EEUU ha criticado a China por no condenar a Rusia pero Washington se ha mantenido cauteloso de no decir que Beijing está ayudando a Moscú. La razón es simple, si EEUU condena a China, entonces deberá actuar en consecuencia y los grandes patrocinadores de los políticos norteamericanos tienen grandes negocios con China, incluso el hijo del Presidente Biden ha sido beneficiario de esos grandes flujos de dinero que los estrategas del país del dragón envían a personas clave en todo el mundo, por lo que no se ve cercano que Estados Unidos vaya a exponer la realidad: China les está comiendo el mandado y ellos están perdiendo de vista a su verdadero rival. 

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CARTÓN POLÍTICO

Edición 804: Lo piden los expertos: Una nueva Corte de Justicia sin extremos ideológicos

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JALISCO

La transparencia del fiscalizador

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– Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac

En Jalisco, la transparencia y la rendición de cuentas deberían ser principios innegociables. Sin embargo, la resistencia del auditor superior del Estado, Jorge Alejandro Ortiz Ramírez, a ser auditado por la Unidad de Vigilancia del Congreso revela una paradoja alarmante: el encargado de fiscalizar el gasto público evade la supervisión.

Esta actitud, denunciada por David Rubén Ocampo Uribe, titular de la Unidad, y el diputado Alberto Alfaro García, presidente de la Comisión de Vigilancia, no solo cuestiona la integridad de la Auditoría Superior del Estado de Jalisco (ASEJ), sino que amenaza la confianza en el sistema democrático.

Desde el 10 de julio de 2025, cuando Ocampo asumió su cargo, Ortiz Ramírez ha bloqueado cualquier intento de revisión. Solicitudes de expedientes laborales, nóminas y contratos han sido ignoradas, y un encuentro institucional propuesto para el 19 de agosto quedó en el vacío. “Quería saber si todo está en regla. La respuesta fue negativa. Pedí una reunión pública con agenda común, y tampoco hubo respuesta”, relató Ocampo a Conciencia Pública.

Incluso se le prohibió a personal de la ASEJ pasarle llamadas, limitando el diálogo al secretario técnico, un subordinado que no puede sustituir al titular.

El diputado Alfaro, de Morena, califica esta resistencia como un desafío al Congreso y a la sociedad. “El auditor se siente intocable, como si fuera gobernador. Durante ocho años operó sin contralor, pero ahora que lo hay, se niega a colaborar”, afirmó.

Con el respaldo de 29 de 32 deputados al nombramiento de Ocampo, su legitimidad es incuestionable. “Sabe que abriremos la Caja de Pandora”, añadió, sugiriendo que Ortiz Ramírez teme revelar irregularidades.

La Constitución de Jalisco y la Ley de Rendición de Cuentas otorgan a la Unidad de Vigilancia facultades plenas para revisar la ASEJ sin necesidad de acuerdos previos de la Comisión de Vigilancia, como argumenta Ortiz Ramírez.

Esta interpretación “tecnicista” es, para Ocampo, un escudo para evadir la fiscalización. La pregunta es inevitable: ¿qué oculta el auditor? Denuncias internas apuntan a aviadores, nóminas infladas, “moches” por laudos laborales y tolerancia a incapacidades falsas avaladas por el IMSS.

Una figura clave en estas acusaciones es Sandra Verónica Márquez González, de la Dirección Jurídica, señalada por mantener personal inexistente en nómina y exigir pagos ilegales, prácticas que arrastra desde su paso por el Tribunal de Arbitraje y la Fiscalía, donde se le vinculó al “Clan Trevi” por cobros indebidos.

La ASEJ es un pilar estratégico del gobierno de Jalisco, con autonomía técnica y de gestión para garantizar imparcialidad en la fiscalización de un presupuesto cercano a los 200 mil millones de pesos. Su rol como contrapeso es crucial para generar confianza ciudadana.

Sin embargo, la resistencia de Ortiz Ramírez recuerda épocas oscuras de la Contaduría Mayor de Hacienda, antecesora de la ASEJ, donde se rumoraba que las cuentas públicas se “lavaban” mediante acuerdos entre bancadas legislativas. Funcionarios corruptos encontraban en estos arreglos una vía para encubrir irregularidades, otorgando un poder desmedido al titular del organismo.

Hoy, la ASEJ debería ser un modelo de integridad. El Plan Estatal de Desarrollo y Gobernanza 2024-2030, liderado por Cynthia Cantero Pacheco, establece la transparencia y la participación ciudadana como ejes rectores de la gestión pública. Este plan, construido con la voz de más de 675,000 jaliscienses, vincula el presupuesto a resultados medibles, exigiendo apertura y rendición de cuentas.

La opacidad de Ortiz Ramírez contradice este espíritu, debilitando la credibilidad de una institución que debería ser ejemplo.

La pasividad de otros actores institucionales agrava el problema. El silencio del Congreso en pleno y la inacción de la Fiscalía Anticorrupción alimentan percepciones de complicidad o indiferencia. Mientras, rumores de una posible reelección de Ortiz Ramírez, tras ocho años en el cargo, generan rechazo. “Un gobernador dura seis años y se va. Este señor pretende quedarse otros ocho. Es inadmisible”, sentenció Alfaro.

¿Cómo puede hablarse de rendición de cuentas si el fiscalizador se coloca por encima de la ley? La resistencia de Ortiz Ramírez no es un simple desencuentro burocrático; es una afrenta al sistema de pesos y contrapesos.

“La opacidad reina en la Auditoría. Si el auditor desconoce la ley, ¿cómo fiscaliza al estado?”, cuestiona Ocampo. La sociedad, cada vez más vigilante, exige respuestas. Ortiz Ramírez tiene una oportunidad: abrir las puertas de la ASEJ, entregar la información solicitada y demostrar que no hay nada que ocultar. De lo contrario, su silencio seguirá alimentando sospechas de irregularidades.

La transparencia no es negociable, y Jalisco merece una Auditoría Superior que predique con el ejemplo. Es hora de que el fiscalizador rinda cuentas.

 

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JALISCO

MC: espejismos de unidad y fractura a la vista

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– Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco

Movimiento Ciudadano en Jalisco ya abrió el telón de su renovación interna con la elección de 64 nuevos coordinadores municipales en la vieja casona de Av. La Paz. En apariencia, un ejercicio de normalidad partidista: discursos de unidad, promesas de cercanía con la gente, rostros nuevos para el escaparate y la certeza de que el partido naranja seguirá marcando la pauta en la política local.

Una postal impecable para las páginas de los diarios amigos… pero un espejismo apenas capaz de ocultar las fracturas internas que corroen al partido naranja. Pues, bajo el barniz del entusiasmo, se esconde un mapa con claroscuros que la dirigencia difícilmente podrá negar.

Los números de la elección de 2024 fueron generosos en sus bastiones metropolitanos: Guadalajara, Zapopan y Tlajomulco volvieron a confirmar la hegemonía emecista. En la capital, 308 mil votos aseguraron la continuidad; Zapopan, con 323 mil sufragios, consolidó la plaza más codiciada del estado; y Tlajomulco refrendó, una vez más, su condición de vivero político del grupo alfarista con 94 mil papeletas a su favor. Una trinidad metropolitana que otorga poder y recursos, pero que no resuelve la fragilidad en el resto del estado.

Porque más allá del brillo urbano, MC perdió terreno en Puerto Vallarta —joya turística entregada al PVEM en sociedad con Morena—, cedió Ciudad Guzmán, enclave agroindustrial del sur, y vio escaparse Tepatitlán, bastión alteño que durante años se pensó inmune a los embates opositores. En Tlaquepaque y Tonalá, el retroceso fue aún más doloroso: en el primero, los 109 mil votos no alcanzaron para retener la presidencia municipal; en el segundo, apenas 47 mil sufragios lo relegaron a un segundo lugar incómodo detrás de Morena. Un tropiezo estratégico en el oriente metropolitano que desnuda la vulnerabilidad del proyecto.

Mirza Flores, encargada de administrar esta renovación interna, habla de “liderazgos de territorio, cercanos a la gente”. El discurso suena bien, pero la tarea es monumental: reconstruir la cohesión de un partido que, en su expansión, ha multiplicado corrientes, intereses y pleitos internos. Porque el problema no es solo perder municipios: es perderlos mientras el partido se enreda en disputas de candidaturas, pugnas entre cuadros y una dirigencia que debe demostrar que puede arbitrar sin fracturar.

Los números distritales tampoco ayudan: de 20 distritos locales, MC apenas ganó 6; de los federales, ninguno y los plurinominales fueron para los exfuncionarios que necesitaban fuero y los “liderazgos” escogidos. Esto significa que, aunque controla alcaldías claves, su voz legislativa es reducida y carece de peso real en el Congreso federal.

Un contraste brutal: músculo en los municipios, anemia en las cámaras. Y esa asimetría no se corrige con discursos ni asambleas, sino con operación política en campo, con la capacidad de seducir al votante rural, al comerciante alteño, al campesino del sur que aún ve en el naranja una marca citadina, aburguesada y distante.

Pero lo verdaderamente corrosivo no está en las urnas, sino en los pasillos. La disputa Alfaro–Lemus ha dejado de ser un rumor y se ha convertido en un hecho palpable. Enrique Alfaro se resiste a entregar el control de candidaturas y cuadros, mientras Pablo Lemus mueve sus piezas con paciencia quirúrgica, tejiendo su propia red de operadores que responden solo a él. Entre ambos, Mirza Flores aparece como árbitro incómodo, obligada a conciliar lo irreconciliable: mantener la disciplina de un ejército que ya no reconoce un solo general.

El grupo Alfaro–Lemus sabe que esta es su última gran prueba antes de 2027. Si logran ordenar candidaturas y mantener la paz interna, MC llegará con posibilidades de sostener el gobierno estatal. Pero si insisten en los métodos de imposición y en los arreglos de cúpula, el costo será alto: perderán distritos clave, y con ellos, la capacidad de negociar en el Congreso y de sostener el control territorial.

Los cuadros históricos, los que alguna vez creyeron en la “ola naranja” como una alternativa fresca, se encuentran marginados o desplazados por nuevas caras que responden a intereses de grupo. La operación interna dejó cicatrices: candidaturas impuestas, militantes que sienten haber sido utilizados y un éxodo silencioso hacia Morena y el PVEM que ya se empieza a notar en las regiones.

En política, decía siempre la vieja guardia, no basta con administrar victorias: hay que blindarlas. Movimiento Ciudadano gobierna hoy con holgura en las ciudades, pero su debilidad en la periferia y en el interior del estado es evidente. Las plazas que perdió en 2024 son recordatorio de que el poder es un animal volátil: se escurre por las rendijas más pequeñas y muerde cuando menos se le espera.

La renovación municipal, que en el discurso se vende como ejercicio democrático, en los hechos es un intento de tapar grietas con retórica. En lugar de cohesión, lo que se advierte es una carrera por controlar posiciones rumbo al 2027. Cada comité local es, en realidad, una ficha en el tablero de negociación entre Alfaro y Lemus.

La batalla del 2027 no se jugará únicamente en los edificios de avenida Hidalgo o en los mítines de funcionarios públicos en la Casa Ciudadana. Se librará en los tianguis de Tonalá -donde el Ayuntamiento ha prendido focos rojos-, en los talleres de Arandas -Cuando se habla de la inseguridad que hay en las carreteras de la zona-, en los mercados de Lagos de Moreno -Al momento de hablar de un nuevo ejecutado o desaparecido- y en las colonias populares de Tlaquepaque -Explicando por qué el SIAPA no otorga el servicio que cobra: agua-. Ahí, donde los discursos sobran y lo que cuenta son los servicios públicos, la seguridad y la cercanía real de quienes gobiernan.

La verdadera batalla de 2027 no será contra Morena ni contra el PVEM. Será contra sí mismo. Porque, como tantas veces en la historia política de este país, los partidos no caen por la fuerza del adversario, sino por la podredumbre que incuban dentro.

Hoy MC es un cascarón brillante en la superficie, pero carcomido por dentro. Se vende como movimiento fresco, pero huele ya a partido viejo: facciones enfrentadas, candidaturas negociadas en lo oscurito y un liderazgo que se desgasta en administrar pleitos en lugar de ganar territorios.

Si no corrigen el rumbo, el espejismo de unidad que hoy pregonan se desmoronará al primer soplo de la contienda. Y entonces, la historia no hablará de una derrota electoral, sino de un suicidio político en cámara lenta. Una crónica que, como tantas en la política mexicana, no se escribirá con tinta… sino con epitafios.

En X: @DEPACHECOS

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