Connect with us

OPINIÓN

De los amigos, los buenos, entre los buenos, los mejores

Publicado

el

Educación, por Isabel Venegas //

Básicamente toda la trayectoria desde la educación inicial hasta la superior, brinda una enorme oportunidad para afianzar los lazos de convivencia social. El modelo educativo que sustenta su núcleo en el desarrollo social es consciente de las implicaciones que tiene en la formación basada en la reflexión del “otro” en relación “con uno mismo”. Muchos padres de familia se preocupan porque su hijo adquiera conocimientos desde el preescolar, cuando la parte medular es que desarrolle las habilidades con las cuales irá manejándose el resto de su vida.

Que un pequeño aprenda a leer en el jardín de niños, no resulta tan prioritario como que aprenda a compartir sus juguetes, desarrolle la capacidad de expresar lo que quiere y vaya a su vez fortaleciendo la habilidad para manejar su frustración, entendiendo que es una parte inherente a toda la vida; comprender que su mundo egocéntrico debe ser compartido con los otros, no solo como estrategia necesaria para la supervivencia, sino como un mecanismo de realización y trascendencia. Yo tenía una amiga que decía: “yo lo siento mucho, pero yo digo las cosas así, tal cual, como son”, y sin reflexionar en el impacto de sus palabras, en la idoneidad del momento y el espacio para tratar ciertos temas, se solía meter en tantos conflictos como le era posible. Obviamente habría de llegar el momento en el que se enfrentara a una gran depresión, mientras se preguntaba “Me siento sola, y no entiendo por qué la gente no me quiere, tal parece que no les gusta mi franca honestidad,…”

La escuela es el espacio ideal para ser ese laboratorio en el que vamos aprendiendo a tratarnos, a relacionarnos, de ahí que los ámbitos en los que se sustenta el diseño curricular planteen dinámicas que desarrollen las competencias que le habrán de ayudar a resolver problemas de la vida cotidiana, a dialogar, a escuchar, a plantear preguntas para indagar en situaciones importantes, o a responder con propuestas a conflictos que le afectan a él y a su comunidad; en suma que la educación tendría que basar su planeación integral en un ejercicio de empatía y reflexión crítica sobre su actuar y lo que eso le significa a los demás.

Esa socialización tiene su apremio porque la escuela y la infancia, son el mejor espacio y el mejor momento para aprovechar las experiencias de diálogo, de debate analítico, de coordinación para el trabajo en equipos, de los aprendizajes basados en proyectos y en problemas, etc. Pero contrario a eso, el panorama se asemeja más a cuando vamos al hospital con una enfermedad que aqueja al sistema inmunitario y en la clínica la falta de higiene hace que cojamos un virus que nos pone mucho peor de lo que estábamos antes de llegar ahí.

Esa enfermedad (violencia, intolerancia, bullyng, acoso,…) parece ser tan frecuente que se instala en las aulas y se queda a vivir, como las bacterias y bichos en el hospital; continuando con la analogía, la infancia se asemeja a esa etapa de la carencia de defensas, en las que el sujeto se vuelve mucho más vulnerable a los ataques y agresiones, sin saber siquiera identificar que lo que está pasando está mal. Tendríamos qué mirar también a lo que sucede dentro de los hogares en los cuales se gestan conflictos muy crueles, con la certeza de apostar a un 99.9% de probabilidad de acertar, que el mayor impacto se lo llevan los niños.

Es por eso por lo que hay que poner especial atención en el desarrollo de los ambientes de aprendizaje; los espacios que propician la armonía y potencian las habilidades, conocimientos y buenas actitudes de los seres humanos. Una de las grandes apuestas es, el cuidado de la amistad, el desarrollo analítico para cuidar las relaciones que vamos identificando con “valor agregado” y que son aquellas que vamos cuidando con especial interés. Aristóteles como uno de los grandes filósofos de la historia, habla de tres modelos de amistad:

La basada en la utilidad. Cuando por ejemplo me encuentro con un grupo de amigos con los que el trabajo de equipo nos sale muy bien. Resulta que con ellos puedo ponerme de acuerdo, y me son útiles para llevar a cabo las tareas que me han encargado. La utilidad me ayuda a encontrar áreas potenciales en el otro y así poder aprovecharlas.

La que se basa en el placer. Cuando la persona con la que te encuentras te produce alegría, más por el hecho que te hace coincidir que por la persona en sí. Si nos encanta ir a un concierto, al cine o pintar, disfrutamos del momento, de la experiencia y ya.

La tercera es la amistad de lo bueno. Se trata de la excelencia; de mirar en el otro la virtud. Desde esta perspectiva, la alegría se proyecta en ti mismo en la medida en la que el trato conlleva una atención a la experiencia compartida, es decir, soy feliz a través de la felicidad del otro y comparto tanto sus logros como sus tristezas. Es la empatía y la generosidad, la combinación clave para una relación de significados profundos.

El filósofo José Carlos Ruíz, Doctor en Filosofía contemporánea tiene una tesis sobre el “hiperindividualismo”, y hace una propuesta desde el pensamiento crítico para analizar no sólo la construcción de nuestra persona con la selección de amistades que vamos conformando, sino la orientación de nuestras acciones como sociedad, en donde al mismo tiempo que criticamos –por ejemplo- el abandono a las personas de la tercera edad y otros grupos vulnerables, avanzamos asfixiando las únicas posibilidades de relacionarnos de manera sana con quienes podríamos compartir desde perspectivas más analíticas y menos egocéntricas.

Con esto el Dr. Ruiz se enfoca más en la calidad de las relaciones que vamos entablando a lo largo de nuestras vidas que de la cantidad de “amigos” que creemos tener, sobre todo con el descomunal manejo de las redes sociales en las que solemos perdernos tanto jóvenes como viejos, alertando del enorme peligro que igualmente corren nuestros niños a quienes los nuevos padres de familia suelen dejar jugar sin reparo alguno, incluso abriéndoles cuentas que, aunque tengan candados para protegerlos de contenido no apto para ellos, no los priva de manejar conceptos equivocados como el de la “amistad”, por ejemplo.

Su análisis lo basa en la evaluación que podríamos hacer al final de nuestras vidas, en función de las buenas relaciones que pudimos haber construido y alimentado a lo largo del camino. Se vuelve entonces de suma importancia que en la infancia el niño comience a identificar el valor de sus relaciones y el significado de cada uno de los modelos, para que a lo largo de su trayectoria pueda ir cultivando aquellas que se derivan de la apreciación de lo bueno: Me he rodeado de personas a las que he querido y con las cuales yo me he sentido querido.

¿Qué pasa entonces con quienes no perciben esa energía vital? Esa fuerza que te recupera de los avatares del día a día, cuando te encuentras con ese amigo que te reconforta y ayuda a recomponer tu aprecio por ti mismo: Yo soy bueno por lo bueno que tú ves en mí, no necesariamente es que lo sea, pero me ayuda a construirlo en la medida en la que lo ves, porque yo también busco en ti tu fuente de bondad.

Para Aristóteles la virtud es una excelencia añadida a algo como perfección. Ante una sociedad individualista, egocéntrica y materialista, la propuesta es ir por un “comodín” que nos permita hacer una jugada a la segura: el pensamiento crítico en las relaciones interpersonales; a manera de Gabriel García Marques: Te quiero no solo por quien eres, sino por lo que soy cuando estoy contigo”.

Mat. y M. en C. Isabel Alejandra María Venegas Salazar

E-mail: isa venegas@hotmail.com

Continuar Leyendo
1 Comment

1 Comments

  1. Silvia Yolanda Gómez Esteban

    2 de diciembre de 2019 at 3:03 PM

    Me encantó como en otras ocasiones que te había leído Isa. Gracias por compartir ??

Leave a Reply

Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Copyright © 2020 Conciencia Pública // Este sitio web utiliza cookies para personalizar el contenido y los anuncios, para proporcionar funciones de redes sociales y para analizar nuestro tráfico. También compartimos información sobre el uso que usted hace de nuestro sitio con nuestros socios de redes sociales, publicidad y análisis, que pueden combinarla con otra información que usted les haya proporcionado o que hayan recopilado de su uso de sus servicios. Usted acepta nuestras cookies si continúa utilizando nuestro sitio web.