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OPINIÓN

El desconocimiento de la escuela pública: Las cuotas escolares en tiempos de pandemia

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Educación, por Isabel Venegas //

Tiempos de crisis y escasez que no lo serán para todos pero sí para la mayoría, en ello van las escuelas públicas con edificios que consumen muchos recursos en mantenimiento (o que por lo menos deberían hacerlo) y que cada día ven más difícil la manera de sortear las carestías; en medio de eso, el pasado viernes 14 de agosto la titular de la Secretaría de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval Ballesteros, anunció que el gobierno hará una gran cruzada por la eliminación del cobro de cuotas para padres de familia que buscan inscribir a sus hijos en escuelas públicas.

En el marco de la XLIV Reunión Nacional de la Comisión Permanente de Contralores Estado-Federación exhortó a los contralores para que ejecuten acciones en favor de erradicar una práctica que calificó como injusta, retrógrada y abusiva, reiterándoles que eso debe ser desterrado de la educación básica.

La funcionaria habló sobre buscar estrategias para sancionar a quienes sigan “extorsionando” a las familias pobres, de manera que pidió a la comisión elabore un plan de acciones proactivas, para que en las próximas semanas se termine con el problema de las cuotas abusivas a la educación.

La mayoría de las escuelas buscan estrategias para hacerse de recursos, puesto que el gobierno otorga presupuesto básicamente para las nóminas del personal que con dificultad alcanza a un equipo reducido en administración. Intendentes, vigilantes, carpinteros, fontaneros, o alguien que impermeabilice los techos, son pendientes que no hay forma de resolver. Este tema es todo un reto, ¿cómo pueden los niños estudiar en un plantel donde los baños no funcionan? ¿Cómo pueden hacer ejercicio en las canchas deportivas donde no hay un jardinero que corte los pastos? Hay escuelas que parecen casas del terror; ventanas rotas, bancas y cortinas de hace 30 años y ni hablar de equipos de cómputo e internet.

Al visitar los planteles uno puede constatar que hay personas entregadas; he visto directores con las camisas arremangadas recogiendo basura, haciendo mezcla y remendando las paredes, profesores que hacen equipo con sus estudiantes para organizar jornadas de limpieza, sin embargo hace falta el jabón, los estropajos, las lijas y la pintura. ¿De dónde salen los insumos? Sobra evidencia de casos en los que empresas de la iniciativa privada o patrocinadores de buena voluntad han donado equipos de cómputo, tablets, juegos didácticos, etc. ¿Qué pasó con eso? Se lo robaron porque en la escuela no había vigilantes, ni canceles, ni cámaras de registro, ¡Nada había y con nada siguieron!

Por años las campañas para organizar las comunidades escolares encaminaban su visión a la colaboración desde las posibilidades de cada quien, y lo que se definía como una cuota básica podía ser cubierta por mano de obra o insumos, padres de familia que sabían de algún oficio canjeaban la cuota por brindar sus servicios. Finalmente parece que la desconfianza sigue siendo más fuerte que el deseo de prosperar; generar buenos ambientes de aprendizaje para nuestros estudiantes se vuelve un aspecto de último orden en la agenda.

La propuesta de la secretaria Sandoval demostrará (según ella) que “México es gobernado por gente honesta y decente, y que es fiscalizado por contralores honestos y comprometidos”, su discurso cobra sentido cuando parece ser la lucha en contra de las escuelas donde los tesoreros de los comités escolares se despacharon los recursos de la kermesse, o que sus directivos crecieron en riqueza personal mientras sus escuelas se vinieron abajo conforme pasó el tiempo.

Gran paradoja que se resuelve cuando las comunidades verdaderamente toman roles activos y comprometidos; bastantes son los casos de éxito de escuelas públicas en las que el plantel está bien atendido, los jardines tienen mantenimiento suficiente y por ende, los alumnos aprenden a vivir en un lugar limpio en el que de igual manera desarrollan la capacidad de respeto y cuidado; ahí los padres de familia dan las cuotas sin oponerse puesto que un pago de 500 pesos por ejemplo, puede irse abonando durante todo el año, mientras ellos van viendo evidencia del gasto efectivo de su aportación.

Compromiso que se debe dar casi de manera simultánea: los padres colaboran cuando la directiva es responsable y va generando certidumbre en su administración, así como la administración puede tener recursos para hacer gestión cuando los padres de familia colaboran. Esa sincronía requiere como elemento fundamental que el gobierno deje de desestimar el compromiso de cualquiera de las dos partes; es mucho más fácil que se permute la cuota por la ayuda participativa, a que la administración gubernamental aumente las partidas presupuestales para cubrir todos los gastos de mantenimiento cotidiano.

Hoy la pandemia ha dejado a más familias en condiciones económicas críticas con lo cual el pago de cuotas “voluntarias” se hace más difícil, pero por otro lado, precisamente por esa situación muchos padres han tenido que sacar a sus hijos de las escuelas particulares migrando al sistema público. Los baños, los bebederos, la intendencia, los materiales didácticos deberán dar más uso y estar en mejores condiciones. Si bien es cierto que hoy los edificios están cerrados, al igual que las casas, no por estar sin habitarse dejan de consumir mantenimiento. La vigilancia, el pasto, las goteras, etc. se deben atender. En algunos meses habremos de volver al modo presencial y se necesitará que todo sea lavado, desinfectado, que los lavabos funcionen correctamente. De nuevo se requerirá del motor de los profesores para coordinar acciones de limpieza, pero la motivación de padres de familia será medular.

El Secretario Esteban Moctezuma hace días dio la bienvenida a todos los estudiantes que quisieran dejar la escuela privada para optar por la escuela pública asegurando que para todos había lugar, sin embargo, deberá decirles cómo es “ese lugar”, o bien, aplicar su enorme poder de convocatoria para generar un espíritu participativo que ayude a mejorar las condiciones, y no uno de persecución como lo hace su homóloga Irma Eréndira.

Mat. y M. en C. Isabel Alejandra María Venegas Salazar
E-mail: isa venegas@hotmail.com

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JALISCO

Mis dudas razonables sobre el futuro de la transparencia en Jalisco 

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Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //

¿Representa la propuesta del gobernador Pablo Lemus un retroceso en la autonomía y participación ciudadana del Subsistema de Transparencia y su Consejo Consultivo?

Lemus promete un “organismo completamente ciudadano”, integrado por rectores, empresarios y miembros de la sociedad civil. Sin embargo, el proceso de designación del titular y los consejeros del órgano desconcentrado dependerá de ternas propuestas por el Comité de Participación Social del Sistema Estatal Anticorrupción (SEA) y el Consejo Consultivo, pero la decisión final recaerá en el gobernador.

Esto genera suspicacias: ¿cómo puede ser un organismo ciudadano si el Ejecutivo tiene la última palabra?
De entrada, la transferencia de las funciones del ITEI a la Contraloría del Estado, un organismo subordinado al Ejecutivo, plantea serias dudas. Este modelo, inspirado en el federal (“Transparencia para el Pueblo”), ha sido criticado por su falta de independencia, y en Jalisco parece repetirse el mismo error.

La falta de autonomía podría convertir al órgano desconcentrado en una extensión del gobierno estatal, incapaz de sancionar la opacidad o exigir rendición de cuentas de manera imparcial, como advirtió Olga Navarro, titular del ITEI, al señalar que las autoridades serán “juez y parte”.

Por un lado, el gobernador exalta la participación ciudadana en 15 foros con más de 3,000 asistentes; por otro, académicos critican que las propuestas de la iniciativa “Compromiso Jalisco por el Derecho de Acceso a la Información” fueron ignoradas por el Congreso del Estado.

Esta iniciativa pedía un Sistema Estatal de Transparencia robusto y un Consejo Consultivo verdaderamente ciudadano, pero los legisladores de la alianza Movimiento Ciudadano-Morena optaron por un modelo que centraliza el poder en la Contraloría.

La exclusión de estas propuestas debilita la legitimidad del nuevo sistema y refuerza la percepción de que la reforma busca cumplir con la desaparición del INAI e ITEI sin innovar ni proteger los avances de Jalisco, pionero en transparencia.

La centralización en la Contraloría podría generar conflictos de interés, especialmente en casos que involucren información sensible, como contratos, licitaciones o el ejercicio del gasto público.

Otro punto débil es la falta de claridad en temas como datos abiertos y rendición de cuentas. Aunque la iniciativa menciona transitar hacia datos abiertos y mantener la publicación de sueldos, agendas y obras públicas, la vaguedad de estas promesas las deja sin fuerza.

LAS CONTRALORÍAS MUNICIPALES

La iniciativa del gobernador contempla legislar la obligatoriedad de transparencia en los 125 municipios de Jalisco, un aspecto que la reforma federal omite. Sin embargo, esta propuesta choca con la realidad, el problema es que la gran mayoría de los municipios del estado carecen de la fortaleza económica de los ayuntamientos de la zona metropolitana.

Es positivo que se piense en los municipios, pero sin un plan robusto para capacitar y financiar sus contralorías, la transparencia municipal será una quimera. Muchos ayuntamientos ya incumplen con sus obligaciones actuales; ¿cómo esperamos que manejen un sistema más complejo?»

La carga adicional a las contralorías municipales podría generar desigualdades en el acceso a la información entre municipios urbanos (como Guadalajara) y rurales, perpetuando la opacidad en regiones marginadas.
Sin un marco claro, ¿qué garantiza que este modelo no se quede en buenas intenciones?

El ITEI, con sus limitaciones, tenía mecanismos para obligar a las autoridades a transparentar información; el nuevo sistema, en cambio, podría permitir que se eluda la publicación de datos clave, debilitando 20 años de cultura de transparencia en Jalisco.

La iniciativa de Pablo Lemus, aunque bien intencionada, resulta insuficiente al priorizar la armonización federal sobre los avances históricos de Jalisco en transparencia. El estado, que fue referente nacional, corre el riesgo de dar un paso atrás si este modelo no se fortalece con verdadera independencia y participación ciudadana. La transparencia no se decreta; se construye con hechos.

 

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JALISCO

Transparencia en Jalisco: El costo político de extinguir el ITEI

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Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //

El 10 de junio de 2025, el Congreso de Jalisco aprobó con 27 votos a favor de Movimiento Ciudadano (MC), Morena, Hagamos, Futuro, PT y Verde, y 8 en contra de PAN y PRI, la desaparición del Instituto de Transparencia e Información Pública de Jalisco (ITEI), cuyas funciones fueron transferidas a la Contraloría del Estado.

Esta decisión, que armoniza la legislación local con la reforma constitucional federal de 2024 impulsada por Morena para eliminar organismos autónomos como el INAI, ha desatado un debate crucial: ¿fortalece o debilita la transparencia en Jalisco? La medida, aunque obligada por la federación, revela tensiones políticas, contradicciones ideológicas y un pragmatismo que podría costarle caro al gobierno de Pablo Lemus.

¿Cómo lo va a tomar el elector local? ¿Qué tanto le va a afectar a Movimiento Ciudadano ir con Morena en esta decisión de desaparecer al ITEI? Pablo sacrifica parte de la autonomía regional que demandó en campaña contra el centralismo chilango -así le llamó- para evitar conflicto con la presidenta Claudia Sheinbaum

La reforma federal, respaldada por el expresidente Andrés Manuel López Obrador y la presidenta Claudia Sheinbaum, extinguió el INAI y reasignó sus tareas a la Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno, una dependencia del Ejecutivo.

En Jalisco, el Congreso tuvo hasta el 18 de junio de 2025 para alinear su marco legal, optando por disolver el ITEI y crear un órgano desconcentrado dentro de la Contraloría. Aunque Lemus no inició esta reforma, su decisión de alinearse con Morena en el Congreso local contrasta con la postura combativa de su antecesor, Enrique Alfaro, quien desafió al gobierno federal en defensa de la autonomía estatal. Este pragmatismo sugiere que Lemus prioriza la gobernabilidad y una relación tersa con Sheinbaum, pero a un costo político que aún está por definirse.

Movimiento Ciudadano enfrenta una contradicción evidente. En el Senado, su coordinador, Clemente Castañeda, defendió con vehemencia la autonomía del INAI durante las discusiones de 2024, calificando su eliminación como un retroceso democrático que socavaría la rendición de cuentas y la lucha contra la corrupción.

En el foro “Diálogos Abiertos por la Transparencia” de noviembre de 2024, Castañeda respaldó a expertos que alertaron sobre los riesgos de centralizar funciones en el Ejecutivo, como la pérdida de la Plataforma Nacional de Transparencia y la falta de independencia en la gestión de información pública.

Sin embargo, en Jalisco, los legisladores de MC votaron junto a Morena para extinguir el ITEI, exponiendo una dualidad discursiva que podría confundir a su base electoral, especialmente en un estado donde MC ha construido su identidad en torno a la autonomía regional y la crítica al centralismo.

El ITEI, hay que reconocerlo, no era un bastión de imparcialidad. Durante el sexenio de Alfaro, expertos en transparencia acusaron al organismo de ser cooptado por el Ejecutivo, funcionando más como una extensión del poder estatal que como un contrapeso al servicio de la sociedad. Gabriel Torres Espinoza, académico y analista, cuestiona la utilidad de los Organismos Constitucionalmente Autónomos (OCA), describiéndolos como “burocracias politizadas, independientes solo en el papel”. En su opinión, muchos OCA, incluido el ITEI, se convirtieron en espacios para colocar aliados en la nómina o tejer redes de influencia con fines de lucro, desviándose de su propósito original. “Deben ser contrapesos reales, no simulaciones ni monumentos vacíos”, sentencia Torres, reflejando un escepticismo compartido por sectores críticos que ven en la extinción del ITEI una oportunidad para replantear la transparencia, siempre que se garantice su efectividad.

Consciente de las críticas, Lemus propuso un nuevo modelo dentro de la Contraloría, con participación de universidades, sociedad civil y actores independientes, para preservar la transparencia y el acceso a la información. Sin embargo, PAN y PRI han acusado al gobierno de convertirse en “juez y parte” al subordinar estas funciones a un organismo dependiente del Ejecutivo, lo que podría comprometer la imparcialidad.

La alianza de MC con Morena, su rival directo en las elecciones intermedias de 2027, añade una capa de complejidad. En campaña, Lemus prometió resistir el “centralismo chilango”, pero su voto conjunto con Morena podría alienar a votantes que valoran la autonomía regional, especialmente en un contexto donde la polarización política está en aumento.

El impacto electoral de esta decisión es incierto, pero significativo. MC ha dominado Jalisco en los últimos años, pero la percepción de que Lemus cede ante el gobierno federal podría erosionar su capital político, particularmente entre los sectores urbanos y jóvenes que apoyaron su discurso de independencia. Además, la transferencia de funciones a la Contraloría plantea desafíos operativos: ¿tendrá la capacidad técnica y la autonomía necesaria para manejar solicitudes de información y garantizar la protección de datos? La inclusión de la sociedad civil en el nuevo modelo es un intento de mitigar estas dudas, pero su éxito dependerá de la transparencia en su implementación y de la vigilancia ciudadana.

En última instancia, la extinción del ITEI refleja un dilema más amplio: cómo equilibrar la armonización con las reformas federales sin sacrificar los principios de autonomía y transparencia que Jalisco ha defendido. Lemus apuesta por un enfoque pragmático, pero el costo político y social de esta decisión podría manifestarse en las urnas y en la confianza ciudadana, especialmente si el nuevo modelo no logra desterrar las prácticas de control que marcaron al ITEI en el pasado.

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JALISCO

Un gobernador de redes sociales: La diplomacia según Lemus y el silencio que delata…

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Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco //

Pablo Lemus quiso jugar a la diplomacia. Se colocó su traje de “estadista internacional”, abrió su cuenta de X y decidió pronunciarse —veinticuatro horas después— sobre un conflicto que ni le competía ni le concernía directamente, pero que olía a oportunidad política: una funcionaria menor de Morena, Melissa Cornejo, fue cancelada —en redes y en visa— por el exembajador Christopher Landau, actual vicecanciller estadounidense. Lemus, con más cálculo que convicción, tomó aire, y escribió: “Eso no es Jalisco”.

Pero, ¿qué es Jalisco para Lemus? ¿Es acaso ese estado ejemplar que presume ante los diplomáticos gringos mientras, al mismo tiempo, sufre una de las tasas más alarmantes de desapariciones en el país? ¿Es ese “pueblo hermano” que, según él, mantiene relaciones respetuosas con los Estados Unidos, mientras la impunidad se pasea libremente entre sus aliados políticos, como Enrique Alfaro en Madrid, sin rendir cuentas por los más de 17 mil desaparecidos?

En su intento por desmarcarse de Melissa Cornejo —una joven militante que se inmoló en un tuit rabioso contra el imperio migratorio estadounidense— Lemus no midió que estaba exponiendo su propia desnudez política. Porque es muy cómodo condenar un mensaje soez desde la altura del poder, pero es más difícil responder cuando la diputada Itzul Barrera le devuelve el golpe con los datos que Lemus no publica en sus redes: alcaldes de su partido presos por crimen organizado, crisis hídrica en medio estado, y una Mesa de Seguridad donde el gobernador prefiere scrollear a intervenir.

Lemus no defendió a Jalisco. Se defendió a sí mismo. Se posicionó como el “buen mexicano”, el que sabe hablar inglés, el que presume relaciones internacionales y que, como todo buen político tecnócrata, se sube a los trending topics con frases bien medidas para caerle bien a los de afuera.

Pero en casa, su voz suena hueca. ¿Dónde está el mismo Lemus para condenar las ejecuciones extrajudiciales que policías municipales han protagonizado en su administración? ¿Dónde está para exigir justicia para las madres buscadoras hostigadas o desaparecidas? ¿Dónde estaba cuando Itzul Barrera le respondió con datos y él no supo replicar más que con silencio?

Este es el verdadero problema: Lemus no ve el fondo, solo la forma. Mientras Melissa Cornejo borra sus redes, él limpia su imagen con trapos ajenos. Mientras el vicecanciller Landau pontifica sobre los “glorificadores de la violencia”, el gobernador guarda silencio sobre los desaparecidos del 5 de mayo, los cuerpos embolsados en el río Santiago o los feminicidios en la zona metropolitana.

Y todo, para quedar bien con Washington.

Como decía un viejo columnista —al que esta pluma sigue rindiendo tributo—, “los políticos no son lo que dicen, sino lo que callan”. Y Lemus, al callar frente a los escándalos reales que le competen, pero alzar la voz solo cuando hay reflector extranjero de por medio, se pinta de cuerpo entero: es un gobernador de redes, no de gobierno.

En X @DEPACHECOS

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