Beisbol
Por primera vez en la campaña una serie se jugará con público presente: Por los gallardetes de la MLB: Dodgers vs Braves; Rays vs Astros

Por Salvador Cosío Gaona //
Todo listo para que la noche de este lunes arranque la disputa por los gallardetes de la temporada 2020 en las dos Grandes Ligas de Major League Baseball (MLB). La Americana y La Nacional. Tras intensa y espectacular lucha deportiva en la denominada serie de comodines y una no menos espectacular etapa de Series Divisionales, los equipos que se enfrentarán para obtener el campeonato de la Liga Nacional son: Dodgers de Los Ángeles y Bravos de Atlanta, en tanto que por la Liga Americana se verán las caras Mantarrayas de Tampa Bay y Astros de Houston.
El primero en clasificar a la Serie de Campeonato por el Viejo Circuito fue Bravos de Atlanta luego de vencer en tres cotejos a Marlines de Miami en la Serie Divisional, sellando el último encuentro con blanqueada y un juego ofensivo consistente.
Por su parte, Dodgers de Los Ángeles, siendo uno de los dos equipos que mantienen el invicto en la postemporada eliminaron a los Padres de San Diego en tres partidos en una serie en la que anotaron 23 carreras y solo permitieron nueve a la novena de Jayce Tingler, a pesar de conectar solo un cuadrangular, cortesía de Cody Bellinger.
Dodgers y Braves, se enfrentarán desde la casa de Texas Rangers, el Globe Life Park, en Arlington, en lo que será la primera serie de la campaña que tendrá aficionados presentes, luego de que como se recordará, la pandemia por Covid-19, impidió que a lo largo del calendario regular, y las series de Comodín y Divisionales, se pudiese contar con público presente en los parques de pelota.
Dodgers y Braves se enfrentan por cuarta ocasión en una serie de octubre. Los Braves ganaron en su enfrentamiento de 1996, pero los Dodgers tuvieron la última palabra con las dos series al mejor de siete en 2013 y 2018.
Dodgers de Los Ángeles, llega por cuarta ocasión en cinco años a la disputa del Campeonato, y lo hará en condición de favorito pues además de imponerse con claridad a Padres, fue lider prácticamente durante todo el certamen regular.
El mánager Dave Roberts anunció a los lanzadores del juego 1 y 2 ante los Bravos de Atlanta, la confianza estará en la loma para Walker Buehlery Clayton Kershaw.
Walker Buehler quién lanzará el juego 1, ha trabajado cuatro innings en cada una de sus dos aperturas en esta postemporada, limitando a Milwaukee a dos carreras y a San Diego a una.
La última salida de Buehler fue el seis de octubre ante los Padres de Sa Diego, donde lanzó por espacio de cuatro entradas, dos imparables, una carrera limpia, cuatro pasaportes y ocho chocolates.
Por su parte el zurdo Clayton Kershaw se subirá a la loma en el juego dos ante los Bravos, la última aparición de los playoffs fue el miércoles siete de octubre ante los Padres de San Diego, donde Kershaw ganó el juego con una gran salida, con labor de seis entradas, seis imparables, tres carreras limpias, le dieron dos cuadrangulares y ponchó a seis rivales.
En la Liga Americana, Mantarrayas de Tampa Bay hicieron valer los pronósticos, dado que casi todo el calendario regular fueron el equipo mejor posicionado tanto en su división la Este, como en toda la moderna liga, estamento superior que consolidó por su desempeño adecuado tanto en la serie por comodines como al haber triunfado en el serial divisional venciendo a quienes fueron sus más cercanos perseguidores en la división oriental del nuevo circuito los Yankees de Nueva York, debiendo advertir que la tropa de Tampa Bay fue uno de los conjuntos con los menores presupuestos de entre los clubes.
Mantarrayas se mantuvo al frente hasta lograr su pase a la final por el título en La Americana dejando a un lado a los Mulos del Bronx, esos Yankees que, hay que decirlo, tuvieron un sólido repunte en la última parte de la agenda regular y se vieron bastante bien con su participación en playoffs, hasta que con todo y ser el club con el más grande presupuesto, multimillonario por cierto, mordieron el polvo ante la enjundia y buen béisbol de los Rays.
El rival de Mantarrayas de Tampa Bay es Astros de Houston, el otro equipo que no ha conocido la derrota en playoff.
El escenario en La Americana está muy parejo no obstante hay que establecer existe tal vez ligera ventaja de Tampa Bay porque llegan totalmente embalados y con el ánimo por todo lo alto tras una gran campaña ordinaria y un muy buen desempeño en la postemporada frente a unos Astros que aunque también llegan muy sólidos, siguen arrastrando bajas importantes por lesiones como la de Justin Berlander y aún esperándose a que pueda recuperarse quizá el cerrador estelar mexicano Roberto Osuna, quien aunque escasas tiene posibilidades de alcanzar a participar al final de esta etapa por el gallardete de la moderna liga y aspirar a participar en Serie Mundial.
Quizá la ventaja de Astros sea su experiencia en postemporada; obviamente el haber sido campeones de Serie Mundial aún con la mácula de ser considerados tramposos por robo de señales en la época reciente, pero también ahí puede estar la diferencia, porque seguramente saldrán con el ánimo de limpiar su nombre para demostrar que pueden ganar limpiamente.
Pero Houston acude frente a un cuadro fresco, duro, aceitado, con buenos peloteros que están engallados buscando consolidar su primacía, que son la tropa de Tampa Bay, que llegan a esta parte del certamen con menor experiencia en postemporada, tienen la fuerza de la pasión con que están jugando.
Framber Valdez abrirá el Juego 1 de la Serie de Campeonato por los Astros, seguido por el derecho Lance McCullers Jr. en el Juego 2.
Valdez ha ganado sus dos salidas esta postemporada. En el Juego 2 de la Serie Divisional de la Liga Americana el martes, el serpentinero limitó a los Atléticos a dos carreras en siete innings de labor. Valdez tuvo marca de 5-3 con promedio de carreras limpias de 3.57 en 11 juegos de temporada regular, incluyendo 10 aperturas.
McCullers, quien hará el lunes su décimo tercera presentación en un juego de postemporada, permitió cinco carreras (cuatro limpias) en cuatro innings en la victoria de Houston sobre Oakland en el Juego 1.
La Serie de Campeonato de la Americana está programada del 11 al 17 de octubre, en tanto que en la Liga Nacional del 12 al 18, teniendo como sedes el Petco Park de San Diego, y el Globe Life Field en Arlington, en series a ganar 4 de 7 juegos.
PELOTEROS MEXICANOS
La presencia de peloteros mexicanos en la etapa final de cada liga está cubierta con los lanzadores Julio César Urías Acosta y el debutante de Charros de Jalisco, Víctor Aarón González, que militan en Dodgers; en tanto con Astros están tres pítchers, Jose Luis Hernández Urquidi, el relevista Humberto Castellanos y el cerrador estelar Roberto Osuna (los dos últimos también peloteros de Charros en la Liga del Pacífico).
Queda esperar que sean dos extraordinarios seriales para beneplácito de la afición al rey de los deportes, en espera de que lleguen los mejores dos equipos al Clásico de Otoño que se jugará por primera vez en la historia de las Mayores en un estadio neutral, siendo en esta ocasión el Globe Life Park de Arlington sede de la 116ta Serie Mundial a partir del 20 de octubre y también se jugará con público presente, aunque el aforo será reducido y solo se venderán 11 mil 500 boletos por juego.
E-mail: opinion.salcosga@hotmail.com
Twitter: @salvadorcosio1
Beisbol
Charros en ascenso: Pitcheo y racha ganadora

Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac //
A mitad de la temporada 2025 de la Liga Mexicana de Béisbol (LMB), con 47 de los 90 juegos del rol regular disputados hasta el sábado 14 de junio, los Charros de Jalisco han encendido las alarmas con una racha ganadora que los reposiciona en la Zona Norte.
Tras vencer en siete de sus últimos ocho encuentros, incluyendo seis triunfos consecutivos, el equipo jalisciense muestra señales de recuperación tras un bache que amenazó con descarrilar su campaña. ¿Qué impulsa este resurgimiento y qué perspectivas tienen los Caporales en la pelea por los playoffs? Para responder, consulté a dos figuras clave: Luis Alberto González, director general, y Juan Carlos González Iñigo, asesor del equipo.
El pitcheo, que representa al menos el 70% del éxito en el béisbol, ha sido el talón de Aquiles no solo de los Charros, sino de varios equipos de la LMB. La salida del abridor estelar Bryce Conley, fichado por los Nacionales de Washington tras un arranque dominante, dejó un hueco en la rotación. “Su partida nos obligó a improvisar, aunque lo anticipábamos”, reconoce Luis Alberto González.
Los abridores iniciales, tanto mexicanos como extranjeros, no rindieron como se esperaba, forzando ajustes en el bullpen. En las últimas tres semanas, Charros reforzó su cuerpo de relevistas con incorporaciones como Henry Mejía, José Fernández y Alex Bustamante, despidiendo a pitchers como Vidal Nuño, Jonathan Aro y Esteban Haro. “Ahora tenemos un bullen más confiable, clave en una liga donde un juego puede requerir hasta diez relevistas”, subraya González.
Juan Carlos González Iñigo, por su parte, destaca el potente bateo del equipo, pero coincide en que el pitcheo es la preocupación central. “La pelota está más viva y volátil esta temporada, y la altitud de estadios como el Panamericano en Guadalajara, Aguascalientes o Querétaro amplifica los batazos”, explica.
La rotación sufrió tras la salida de Conley, y pitchers como el cubano Elian Leyva y Jeremy Rhoades fueron dados de baja por bajo rendimiento, sustituidos por Pavel Hernández y Dovydas Neverauskas. Sin embargo, los mexicanos Eduardo Vera, Luis Payán y el puertorriqueño Dereck Rodríguez han mostrado mayor adaptación a las condiciones del Panamericano. “Los pitchers mexicanos se adecúan mejor por su experiencia en estas alturas”, afirma González Iñigo, citando al ex ganador del Cy Young norteamericano Trevor Bauer como ejemplo de versatilidad e inteligencia, una cualidad escasa pero vital.
La esperanza también recae en el regreso de Luis Iván Rodríguez, esperado tras el Juego de Estrellas en julio, para fortalecer la rotación junto a Vera y Payán. “Con un cuerpo de diez relevistas sólidos y abridores consistentes, somos más competitivos”, asegura Luis Alberto González. Esta reestructuración llega en un momento crucial, pues la LMB es una liga impredecible donde las rachas no garantizan el éxito en playoffs.
Hace apenas unas semanas, los Charros parecían hundirse luego de tres series perdedoras, pero su reciente racha los coloca a 4.5 juegos del líder en la Zona Norte, donde Tecolotes, Algodoneros, Sultanes, Toros y Acereros libran una cerrada batalla por la supremacía, con solo 3.5 juegos de diferencia entre el primero y el cuarto.
La clave para los Charros será mantener la consistencia en el montículo y capitalizar su bateo explosivo, que ha sido un pilar en esta campaña. Los ajustes a mitad de temporada, aunque arriesgados, parecen rendir frutos, posicionando al equipo no solo para asegurar un boleto a los playoffs, sino para competir de tú a tú con potencias como Sultanes, Toros o Acereros, que combinan experiencia y profundidad en sus rosters.
Si el bullpen sigue consolidándose y los abridores mexicanos mantienen su nivel, los Caporales podrían escalar hasta la cima de la Zona Norte antes del cierre del rol regular. Por ahora, la racha ganadora en el Panamericano, frente a rivales como Leones de Yucatán, es una señal alentadora de que los Charros están encontrando su ritmo justo a tiempo.
Beisbol
La hazaña para la historia de Ronnie Camacho: 27 jonrones hace 62 años en la Liga del Pacífico

Por Gabriel Ibarra Bourjac //
El sol se alzaba implacable sobre Empalme, Sonora, aquel febrero de 1963, tiñendo de dorado las calles polvorientas que conducían al estadio de los Rieleros. Ronaldo “Ronnie” Camacho, el “roperón de Empalme”, caminaba hacia el diamante con el peso de su pueblo sobre los hombros.
En su mirada se mezclaban la determinación y el nerviosismo: sabía que la penúltima serie del rol regular en la Liga Mexicana del Pacífico sería su prueba de fuego.
Los Naranjeros de Hermosillo, líderes de la liga, llegaban a retarlo, y con ellos, dos titanes del bateo, Héctor Espino, el “Supermán de Chihuahua”, y Saúl Villegas. Ronnie cargaba 24 jonrones; Espino y Villegas, empatados con 23, acechaban su corona. El aire vibraba con la expectativa de 15 mil fanáticos que abarrotaban las gradas, ansiosos por presenciar una batalla que pasaría a la historia.
Desde el primer juego, el estadio se convirtió en un caldero de emociones. Ronnie, con su bat al hombro, sentía cada mirada mientras se paraba en la caja de bateo. El pitcher de los Naranjeros lanzó una recta alta, y el sonido del impacto resonó como un trueno: jonrón 25. La multitud estalló en un rugido que hizo temblar las gradas de madera.
Al día siguiente, en el segundo juego, otro cuadrangular surcó el cielo, el 26, y la afición ya soñaba con la gloria. Pero fue en el cuarto y último juego de la serie cuando Ronnie selló su leyenda. Con un swing poderoso, la bola voló más allá de las bardas, marcando su jonrón 27. El récord estaba hecho, y Empalme se rindió a sus pies. Ese récord, implantado hace 61 años, sigue intacto, solo igualado por Bob Darwin en 1971-1972 con Hermosillo.
El sonido que nunca se olvida
Días atrás, sentado frente a mí en una tarde cálida de junio de 2025, le pregunté a Ronnie cuál de esos jonrones había gozado más. Sus ojos, cargados de nostalgia, se iluminaron mientras respondía: “Nada es más hermoso que escuchar el sonido del impacto del bat con la bola y verla viajar arriba de las bardas”. Su voz temblaba al recordar aquel invierno del 63, cuando en su tierra natal, con los Rieleros, superó a Espino y Villegas para conquistar la corona de jonrones. “Fue una emoción inmensa”, añadió, “sentir que no le fallé a mi gente”.
Ronnie, junto a Espino, fue uno de los bateadores más temidos de México, un bombardero que acumuló 457 jonrones en su carrera: 317 en la Liga Mexicana de Béisbol (LMB) y 140 en la del Pacífico, un poder que aún resuena en la memoria colectiva.
Una vida dedicada al diamante
Ronnie Camacho nació el 26 de octubre de 1935 en Empalme, un pueblo ferroviario de Sonora donde el béisbol era más que un deporte: era un rito. A los 17 años, en 1953, debutó con Fresno en la Liga de California, sucursal de los Cardenales de San Luis, siendo el más joven del equipo. En 1958, ya con los Rieleros, ganó la triple corona de bateo en la Liga Invernal de Sonora, preludio de lo que sería su gloriosa carrera.
Durante más de 20 años y 2,200 juegos, Ronnie brilló en México y Estados Unidos, jugando para equipos como Águilas de Mexicali, Tecolotes de Nuevo Laredo y Pericos de Puebla, hasta su retiro en 1975 con Aguascalientes. En 1983, su nombre ingresó al Salón de la Fama del Béisbol Profesional de México, un reconocimiento a su legado inmortal.
Un homenaje que une pasiones
El eco de sus hazañas llegó hasta Guadalajara, donde tuve el privilegio de rendirle homenaje en el Palacio Municipal, durante el último año de la administración de Enrique Alfaro, con Enrique Ibarra como alcalde interino.
Como relató Diego Morales Heredia en Conciencia Pública, destaqué a Ronnie como un ícono mexicano, un ejemplo de profesionalismo y entrega que inspira a la juventud. “Cuando hay talento, pasión y vocación, se puede lograr”, dije, emocionado, mientras recordaba mis inicios en el periodismo, nacidos de mi amor por el béisbol.
Rodeado de la peña beisbolera más apasionada del occidente, con 150 miembros, celebramos a este sonorense que encarna la grandeza del rey de los deportes. Su récord de 27 jonrones en la Liga del Pacífico, y los 39 en la LMB, lo convierten en el protagonista de las mayores proezas cuadrangulares del béisbol mexicano, un legado que sigue motivando a generaciones.
Un faro para los nuevos peloteros
Ronnie Camacho no es solo un nombre en los libros de récords; es un faro para las nuevas generaciones de peloteros que sueñan con el éxito. Su historia enseña que el talento, forjado con disciplina y amor por el juego, puede romper barreras y conquistar hazañas eternas.
En cada swing de un joven bateador, en cada grito de la afición, resuena el eco de aquellos 27 jonrones de 1963, un recordatorio de que, con pasión y entrega, el diamante siempre recompensa a quienes lo honran. Ronnie, el “roperón de Empalme”, sigue siendo la chispa que inspira a los futuros campeones del béisbol mexicano.
Beisbol
Julio Urías y el sueño guinda: ¿Un regreso triunfal a Tomateros?

Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac //
¿Es posible que en octubre veamos a Julio Urías, el talentoso pitcher mexicano, lanzar con los Tomateros de Culiacán en la Liga Arco Mexicana del Pacífico? ¿O es solo un anhelo de los aficionados que soñamos con ver al monticulista sinaloense retomar su carrera tras la sanción impuesta por la MLB, que concluirá el 17 de julio de 2025, después del Juego de Estrellas?
La afición guinda, reconocida como una de las más apasionadas de México, vibraría con el regreso de su hijo pródigo al montículo. Urías podría encabezar un roster estelar junto a ex grandes ligas como el relevista Víctor González y el poderoso Joey Meneses, formando un equipo competitivo que elevaría el espectáculo de la Liga Arco y atraería a más aficionados al estadio.
A sus 28 años, Julio Urías sigue siendo un talento excepcional. Su recta, que supera las 97 millas por hora, y su variado repertorio de pitcheos lo consolidaron como una pieza clave en la Serie Mundial de 2020 con los Dodgers de Los Ángeles. Sin embargo, su carrera se vio opacada por un caso de violencia doméstica que derivó en cinco cargos menores en Los Ángeles. Aunque la Fiscalía del Condado no presentó cargos graves, Urías se declaró no culpable a uno de los delitos, mientras que los otros cuatro fueron desestimados tras aceptar un programa de tratamiento de un año.
La MLB, tras su investigación, determinó que Urías violó la Política Conjunta de Violencia Doméstica, Agresión Sexual y Abuso Infantil, imponiéndole una suspensión que finalizará a mitad de la temporada 2025. Aunque esto le permitirá recuperar su elegibilidad, el estigma y el «pacto no escrito» entre los dueños de equipos de Grandes Ligas podrían complicar su retorno al béisbol estadounidense.
Aquí es donde surge la posibilidad de verlo en la Liga Arco con los Tomateros, el equipo de sus amores desde niño. Vestir el uniforme guinda en Culiacán, su ciudad natal, sería más que un regreso al béisbol: sería una oportunidad para reconectar con sus raíces, donde brilló en categorías infantiles y juveniles antes de ser firmado por los Dodgers a los 16 años.
La afición culichi, conocida por su lealtad, recibiría a Urías con los brazos abiertos, ofreciéndole el apoyo que necesita tras los momentos difíciles. Este retorno cumpliría un sueño que el propio pitcher expresó en 2021: jugar con el equipo de su tierra. Más allá de lo deportivo, sería un capítulo de redención personal, un mensaje de que los errores no definen el futuro de un talento generacional.
Si Urías demuestra un cambio genuino y compromiso, su incorporación a los Tomateros no solo revitalizaría su carrera, sino que también inspiraría a peloteros y aficionados, mostrando que la perseverancia puede superar los tropiezos. Su llegada sería un hito para la Liga Arco, un impulso para el béisbol mexicano y una narrativa de superación que combina datos, pasión y emoción.
Aunque no hay certeza de que Urías juegue con los Tomateros, la posibilidad existe. Todo dependerá de si un equipo de MLB lo contrata tras el fin de su sanción o si decide regresar a casa para escribir un nuevo capítulo en su historia. La pelota está en el aire, y los aficionados guindas ya sueñan con verla cruzar el plato.
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