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OPINIÓN

Gente comprometida con el planeta: Se buscan ciudadanos de alto rendimiento social

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Comuna México, por Benjamín Mora Gómez //

El papel del ciudadano en nuestra democracia no acaba con el voto.”
Barack Obama

La vergonzante experiencia post electoral de EEUU, tras la derrota de Donald Trump y el triunfo de Joe Biden, debería invitar al Instituto Nacional Electoral (INE), los partidos políticos y la sociedad civil organizada, a la formación de habilidades para ejercer la ciudadanía en la democracia.

La experiencia norteamericana nos mostró que al apartar del ejercicio de la política el horizonte de la trascendencia, la democracia se rebaja a la obsesión del poder en detrimento del pueblo. La experiencia norteamericana nos advierte sobre qué podríamos enfrentar en 2021 si, como ha sido una constante en el pasado de Andrés Manuel López Obrador, pierde la mayoría legislativa y su Cuarta Transformación llega a su muerte anticipada.

En México, poco a poco comprendemos que, al elegir a nuestro presidente, gobernadores, ayuntamientos, senadores y diputados, federales y locales, también decidimos sobre nuestras oportunidades educativas, de salud, laborales, económicas, de inversión en lo público y privado, medioambientales y sociales, implícitas en las promesas de campaña y las no implícitas, calladas, por cada contendiente y sus equipos de campaña, por sus partidos políticos y quienes les financiaron, dentro y fuera de lo permitido por ley.

Al emitir nuestros votos posibilitamos que los compromisos ocultos se paguen con el reparto de cargos en el gabinete, las concesiones de bienes públicos, los contratos de obra pública, las leyes a modo, el perdón de pasados oscuros, etc. Al votar elegimos nuestra posición en el mundo y comprometemos nuestro futuro y el de las siguientes generaciones.

Andrés Manuel López Obrador no es un demócrata, pero tampoco es un hombre pragmático pues muchas de sus decisiones lo hunden y nos hunden; es, sí, un hombre muy parecido a Donald Trump, dispuesto siempre a mentir y a acusar sin pruebas, capaz de incendiar a su país antes de aceptar su derrota, dividiendo.

Nuestro modelo político electoral ha sido expropiatorio de la libertad de pensamiento y conciencia. Por décadas, bajo el argumento de construir una democracia, siempre incipiente, se han negado construir un sistema y contenido educativo sobre el desarrollo de la mente y el espíritu de los jóvenes, forjando su temperamento y carácter, para que sean capaces de responsabilizarse de sus actos y sus efectos para vivir en un mundo cada vez más complejo, cambiante e incierto.

Albert Einstein nos dijo: “La imaginación es más importante que el conocimiento. Porque mientras el conocimiento define todo lo que sabemos y conocemos en la actualidad, la imaginación nos señala todo aquello que aún podemos descubrir y crear”. Necesitamos que los gobiernos nacionales y los organismos globales –Naciones Unidas, Banco Mundial y otros- asuman nuevas formas de reflexión sobre lo que respetan e imponen a mujeres y hombres de todo el mundo. Gran parte de los patrones de conocimiento que manejan son excluyentes y radicales, involutivos y contra vinientes de nuestra herencia moral y ética, rompiendo, además, con la posibilidad de evolución de la conciencia colectiva e individual.

La consciencia humana debe evolucionar dejando atrás los días de la información irreflexiva para asentarnos en los del conocimiento consciente. Estamos convocados a imaginar y trabajar en futuros sociales coherentes, integrados e integrantes, más complejos, reflexivos y orgánicos.

¿Acaso sabremos elegir en 2021 cuando hoy no dimensionamos las condiciones críticas del deterioro ambiental y no nos oponemos a un presidente que se pronuncia por políticas públicas a favor de energías contaminantes para favorecer a sus amigos dentro del gabinete y fuera, en sus empresas; cuando no hablamos sobre los límites del crecimiento económico en medio de una grave crisis financiera global por una pandemia aun no entendida ni dimensionada; cuando no entendemos de justicia social interna ni imaginamos la necesidad de una justicia social global; cuando no protegemos nuestro pluralismo cultural?

Debemos dejar de ser ciudadanos pasivos para volvernos ciudadanos de alto rendimiento social y comunitario: creativos, reflexivos, imaginativos, en diálogo abierto y respetuoso. Debemos aceptar que la competencia, resultado de diversas habilidades e inteligencias sociales, es la mejor manera de salir adelante en la vida.

Debemos reivindicar el ámbito cultural de la educación, arrebatado por la idea de que su propósito debía limitarse a satisfacer fines lucrativos y necesidades empresariales expresadas en puestos de trabajo de alta especialidad. Vivimos en tiempos posnormales en los cuales la creación de conocimiento, la transmisión de conocimiento, la priorización del conocimiento y la difusión de conocimiento será diferente.

Idealmente, en 2021, una ciudadanía global mexicana en acción debería elegir a aquellas mujeres y hombres capaces de responder a los principales desafíos de una sociedad en riesgo por las decisiones precipitadas de un mal presidente. El reto es enorme pues basaremos nuestras elecciones en la impredicibilidad y el control incompleto de un nuevo proyecto de nación y patria. No existen respuestas únicas a cada reto. Lo que está en juego es nuestro destino como personas, comunidad y nación, de ésta y las generaciones futuras. Estamos en tránsito a una nueva era con nuevas sociedades y nuevos derechos civiles, sociales, ambientales, económicos y políticos, en dónde los enfoques heredados resultan inapropiados. 

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NACIONALES

Pobreza a la baja

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– Opinión, por Luis Manuel Robles Naya

Los números presentados por el INEGI, supliendo ya las funciones del extinto CONEVAL, mostraron una reducción de la pobreza de 17.7% respecto a 2024. Es un gran logro que no debe ser regateado por nadie y si, en cambio, celebrado.

El origen de estos números positivos es el crecimiento del ingreso. Hay 13.3 millones de mexicanos que reciben más dinero, ya sea por los incrementos salariales, las remesas, las pensiones y los programas sociales. Sin dudarlo, han sido los incrementos salariales los que más contribuyeron, y los tres restantes contribuyeron también, aunque con menores porcentajes, a mejorar el ingreso familiar.

Aprovechando estos números positivos, el gobierno y sus voceros oficiosos y oficiales, se han dado a la tarea de exhibirlos como resultado de la política social del régimen, sin hacer caso de los otros datos que arroja la muestra censal aplicada por el INEGI. En efecto, creció el ingreso, pero la pobreza multidimensional dista mucho de ser abatida. En efecto, 13.3 millones de mexicanos ganan más dinero, pero no dejarán de ser pobres debido a las carencias asistenciales que aún les afectan.

Es innegable que mucho del ingreso adicional se ha tenido que ir a satisfacer necesidades de salud, así como también la inflación en productos alimentarios medra el nuevo ingreso, sin embargo, hay que reconocer que al menos tienen recursos para suplir las deficiencias institucionales.

No obstante, lo positivo que es el que haya mejorado el ingreso, no podemos ignorar otras señales que deberían restar al optimismo oficial. El primer semestre de 2025 mostró un crecimiento privado moderado. Los usuarios de tarjetas de crédito las están manejando con más prudencia, pues persiste la incertidumbre en el ámbito económico. Hay un menor dinamismo en el crecimiento del empleo formal y ambas cosas se reflejan en el consumo.

Las ventas que reporta la Asociación de Tiendas de Autoservicio (ANTAD) desaceleraron en julio y desde mayo la tendencia en ventas va en declive. Se percibe una atonía en la economía como resultante de la baja inversión, la constante incertidumbre por la incierta política económica de los EUA y la desconfianza de inversionistas por las tendencias estatizadoras del régimen.

Con estas señales valdría la pena moderar el optimismo y la jactancia por el “éxito” de la política social del régimen. Si bien es cierto que el ingreso mejoró y que hubo una aparente distribución más equitativa de la riqueza que provocó también la disminución de la brecha de la desigualdad, habrá que reflexionar sobre el costo y el cómo se logró reducir la pobreza en tan amplio margen.

El sexenio anterior extinguió todas las reservas de ahorro para contingencias, redujo el gasto gubernamental, no solo el corriente, sino también en inversión pública, concentrando el gasto en obras no prioritarias y en apoyar a Pemex; con la pretendida austeridad se fondearon los programas sociales y se mejoraron las pensiones menores y estos, junto con las remesas de los paisanos y el incremento de los salarios mínimos, lograron el salto en el ingreso que ahora se publicita. La súbita inyección de efectivo a la economía provocó un salto en la inflación que ha logrado ser controlada; sin embargo, persiste y, no obstante, gravitó en contra del ingreso apenas mejorado.

Habiendo sido el aumento a los salarios mínimos el impulsor de este avance en el ingreso de las familias, pensar en un incremento igual será insostenible en el corto plazo, en especial con una economía contenida. El menor dinamismo del empleo formal y el estancamiento de la inversión pública, sumada a la retracción de la inversión privada, seguirán limitando el crecimiento y, con ello, provocando una menor recaudación, necesaria por el momento para superar el ejercicio presupuestal deficitario y el sostenimiento de los programas sociales.

En conclusión, aun aplaudiendo que haya crecido el ingreso, no podemos ignorar que esta tendencia no tiene sustentabilidad a mediano plazo, porque el salario no puede seguir creciendo por decreto en los términos en que lo hizo y mantener las pensiones y programas sociales, que tienen crecimiento geométrico por la tabla poblacional, requerirá no solo de austeridad sino de una profunda revisión de la política económica y la repercusión de las pulsiones autoritarias y hegemónicas del régimen.

Las campanas que hoy echan al vuelo nos alegran el momento, pero al mirar el horizonte no se ve que puedan seguir sonando tan alegremente. El producto interno bruto no habrá de crecer por decreto y hoy, inflación, población, gasto y deuda crecen más y más velozmente que los salarios y las transferencias de efectivo.

Mejorar el ingreso no garantiza movilidad social porque no modifica los factores estructurales que la permiten, como el sistema educativo, el mercado laboral, el crecimiento económico, la cultura y los valores sociales.

Justifico que el gobierno capitalice el éxito momentáneo, pero no veo justificación para el optimismo.

 

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NACIONALES

Seguridad sí, DEA no

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– Opinión, por Iván Arrazola

La relación entre México y Estados Unidos en materia de seguridad enfrenta un dilema central que puede resumirse en la idea “Seguridad sí, DEA no”. Con esta fórmula no se busca negar la necesidad de cooperación, sino subrayar que la asistencia en la lucha contra el crimen organizado no debe implicar subordinación frente a una agencia extranjera.

El reto para el gobierno mexicano, y particularmente para la presidenta Claudia Sheinbaum, es mantener una coordinación eficaz con Washington sin dar la impresión de entregar autonomía ni de actuar bajo órdenes externas.

Ahora bien, el reto no es menor: en Estados Unidos, Donald Trump busca enviar a su electorado la señal de que está enfrentando el problema del tráfico de fentanilo y, en ese propósito, no mostrará sutileza alguna al remarcar quién ejerce el control y quién toma las decisiones para atender la crisis.

Por otra parte, el propio gobierno mexicano envía señales contradictorias. El reciente traslado de 26 reos a Estados Unidos revela que, pese a estar encarcelados, estos seguían operando desde prisiones mexicanas y dirigiendo las actividades de sus cárteles.

Esta decisión, aunque pragmática, pone en entredicho el discurso de soberanía que la presidenta Sheinbaum defiende con frecuencia y, en cambio, exhibe las serias debilidades del sistema de seguridad y control penitenciario en el país.

A ello se suma la presencia de drones estadounidenses en territorio mexicano —revelada primero por la prensa norteamericana y después reconocida únicamente en el caso del Estado de México—, lo que pone en evidencia la dependencia tecnológica del gobierno para monitorear y analizar las operaciones de los grupos criminales.

Este tipo de acciones parecían anticipar la firma de un acuerdo de seguridad entre México y Estados Unidos; no obstante, ante el rechazo de la presidenta Sheinbaum a colaborar directamente con la DEA, ese entendimiento parece quedar en suspenso.

En este escenario, se observan dos posibles rutas. La primera es que el gobierno estadounidense incremente la presión para que México adopte acciones alineadas a sus intereses —como frenar el tráfico de fentanilo— y que el gobierno mexicano, sin margen de maniobra, termine aceptando. La segunda posibilidad es que el gobierno mexicano busque resistirse, consciente de que aceptar sin condiciones lo exhibiría ante la ciudadanía como un gobierno entreguista.

La ambigüedad de la postura oficial se refleja en la idea de “coordinación sin subordinación”. Aunque Sheinbaum la reitera, no queda claro cómo se traducirá en la práctica. El antecedente de tensiones con la DEA —desde la detención del general Salvador Cienfuegos hasta las restricciones impuestas por López Obrador— refuerza la desconfianza mutua y hace más evidente la necesidad de definir los límites de la cooperación.

El problema de fondo radica en que las instituciones de seguridad mexicanas —Ejército, Marina y Guardia Nacional— no cuentan aún con la fortaleza necesaria para enfrentar al crimen organizado por sí solas. A pesar de reformas legales y esfuerzos de centralización, persisten dudas sobre el tiempo que tomará ver resultados tangibles y si existen recursos suficientes para sostenerlos.

La debilidad es aún mayor en inteligencia: México carece de capacidad plena para desmantelar redes de protección criminal, lo que coloca en el centro la relevancia del llamado “Proyecto Portero”, enfocado en rastrear tanto el ingreso de fentanilo a Estados Unidos como el flujo de armas hacia México.

Ante esta evidente asimetría, México difícilmente puede reclamar un trato en condiciones de igualdad. De ahí que el verdadero malestar de la presidencia parezca estar más en la exposición pública de la dependencia que en la cooperación misma. Casos como el uso de drones —negado oficialmente pero imposible de ocultar tras lo ocurrido en el Estado de México— revelan la dificultad de mantener discreción en un terreno donde Estados Unidos busca mostrar control y capacidad de acción.

A ello se suman las acusaciones lanzadas de manera abierta por Donald Trump sobre una alianza intolerable del gobierno con el crimen organizado. Aunque la presidenta ha respondido a través de redes sociales y en sus conferencias matutinas, no ha logrado disipar las dudas. La presunta alianza entre el crimen organizado y el gobierno mexicano constituye una de las imputaciones más graves planteadas desde Estados Unidos.

La fórmula “Seguridad sí, DEA no” sintetiza la paradoja de la política mexicana: el gobierno necesita la cooperación estadounidense para enfrentar al crimen organizado, pero busca evitar que esa relación lo convierta en un actor subordinado. Es probable que lo que se pretenda sea mantener la cooperación operativa mientras se controla la narrativa interna para no perder legitimidad política.

Sin embargo, en Estados Unidos la presión para exhibir resultados es mayor, lo que inevitablemente pondrá en evidencia quién detenta el control de la estrategia binacional. El desafío, entonces, no es decidir si habrá o no cooperación, sino cómo lograr que esta se ejerza sin erosionar la soberanía mexicana.

 

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JALISCO

Obradorista de pura cepa

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– Opinión, por Gerardo Rico

“Llegaba a recorrer los municipios del sur de Jalisco y tocábamos puerta por puerta. En ocasiones nos cerraban la puerta en la nariz y en otras, medio escuchaban. Repartíamos volantes en el centro de Ciudad Guzmán y en municipios cercanos; era cuando nadie creía en él”, así recordaba hace años la maestra Clara Cárdenas Galván el recorrido del entonces eterno candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador por todo el país.

Posteriormente, participaría en el plantón que inició el 30 de julio del 2006 en Paseo de la Reforma en la Ciudad de México, que duró 47 días, y fue convocado por López Obrador, luego de que el candidato del PAN, Felipe Calderón, fue ganador de la elección presidencial de ese año con apenas 0.5% de diferencia: Acciones como esa la marcarían en su vida política.

“Por eso decirles que, más allá del cansancio y el desgaste de tantos viajes, para mí, quien en el 2004 creyó en un hombre al que intentaban desaforar injustamente y que muchas veces veíamos casi imposible que triunfara algún día, ha sido un año de hacer realidades que jamás imaginé, aquello que fundamos junto con tantos compañeros y compañeras entrañables y familia, algunos que ya se nos adelantaron y otros presentes aquí, hoy lo puedo defender desde la Cámara de Diputados”, precisó.

Actual diputada federal de Morena por el Distrito 19 con cabecera en Ciudad Guzmán y por cierto con una de las votaciones más importantes en Jalisco en la elección de junio del 2024, con aproximadamente 60 mil votos, rindió su informe de actividades este fin de semana en un evento que lo mismo convocó a gran cantidad de presidentes municipales de la región y diferentes rumbos del Estado, diputados federales procedentes de diferentes entidades de la República, diputados locales, empresarios, representantes de la comunidad indígena nahua del sur de nuestro Estado y de la Universidad de Guadalajara, entre otros.

Integrante de las Comisiones de Defensa Nacional, Puntos Constitucionales y Zonas Metropolitanas, precisó que al momento ha presentado 13 iniciativas y dos puntos de acuerdo de las cuales ocho fueron como promovente, seis como adherente y una como grupo parlamentario.

En lo que concierne a Jalisco presentó un exhorto a la Fiscalía del Estado para que haga públicas las medidas cautelares para garantizar la seguridad, justicia, paz social para las y los jaliscienses y con ello fortalecer el Estado de derecho y por consiguiente, propiciar un ambiente donde la población se sienta segura y libre de riesgos y amenazas.

El otro exhorto fue a las autoridades de Sayula con el objetivo que en términos de la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicas, Artísticas e Históricas se comience y garantice la restauración y mantenimiento de los portales en dicho municipio.

Maestra de primaria durante más de 28 años con especialidad en matemáticas y directora regional de los Programas Sociales de Desarrollo de la Secretaría del Bienestar en Zapotlán El Grande y la Región Sur de Jalisco, sorprendió a propios y extraños cuando en septiembre del 2023 fue la precandidata a la gubernatura más votada durante una sesión del Consejo Estatal de Morena con 77 votos.

“En redes sociales muchos preguntan por Clara Cárdenas Galván, la aspirante más votada en la elección interna del Partido Morena, en la que se definió a 4 finalistas para la encuesta rumbo a la gubernatura de Jalisco. Ha sido leal al movimiento y como fundadora de Morena ha participado formando estructuras, sobre todo en la región Sur, pues radica en Zapotlán el Grande. En aquella localidad, es conocida porque su familia trabaja en la organización, desde hace muchos años, de las actividades de las fiestas patronales de San José”, escribió el periodista Julio Ríos en el portal RumboMX en esa ocasión.

Al momento no conozco a algún morenista en el Estado que más allá de las selfies y de la mediates de las redes sociales y los medios de comunicación hayan recorrido 94 municipios de Jalisco, llevando el mensaje de la 4T trabajando día y noche, días festivos y a deshoras de cualquier día como la Maestra Cárdenas Galván, por lo que efectivamente no fue casual ese triunfo interno en Morena.

“Al tiempo que me toca rendirles cuentas por este primer año legislativo, les puedo decir que le estamos cumpliendo al pueblo y en tan solo un año hemos aprobado casí todo el Plan C, porque para eso nos puso el pueblo”, señaló la legisladora jalisciense. Habló de la aprobación de medidas como elevar a rango constitucional los apoyos y pensiones del bienestar, las pensiones para el adulto mayor, las becas para estudiantes, la prohibición de la siembra de maíz transgénico, el control del Estado sobre vías férreas y la ampliación de facultades del INFONAVIT para construcción de vivienda y de este modo ofrezca esquemas de arrendamiento a los trabajadores, entre otras.

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