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OPINIÓN

El debate sobre la regulación: Las redes sociales, entre la democracia y la censura

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Educación, por Isabel Venegas //

Uno de los sucesos que más ha sacudido a la prensa internacional recientemente, es la toma del Capitolio en los Estados Unidos y la serie de repercusiones en el ámbito de la política tanto al interior como al exterior de ese país.

Definitivamente se necesita saber bastante de relaciones exteriores como para poder opinar, pero en la cascada de implicaciones que se comenzaron a suscitar se encuentra una que a la mayoría de los seres comunes y corrientes nos atañe: el control de las redes sociales y los medios de comunicación.

En el caso particular de los eventos sucedidos en Estados Unidos la preocupación se centra en dos factores: que el asalto a este emblemático lugar es convocado por el presidente de esa nación, considerada la más poderosa del mundo (todavía), pero además que quienes salen a manifestarse tienen el derecho legal de portar armas, elementos que vuelven sumamente delicada cualquier operación logística de control. Cadenas televisivas, Twitter y Facebook en su momento han considerado necesario cortar la transmisión de los mensajes con los que la población seguía nutriendo un fenómeno de ira descomunal.

Sirva este caso para volver a poner como tema de debate la necesidad de regular las redes y los contenidos, teniendo por un lado a los defensores de la democracia y la libertad de expresión, y en contraparte a quienes consideran el grave peligro que representan los líderes sociales que se aprovechan de estos recursos para manipular a masas enardecidas, grupos que con llamados a la insurrección pueden generar todo un caos social.

Considerando más allá el peligro que significa tener una población frenética y armada, veamos el factor de posibilitar los medios para que el mensaje correcto o incorrecto se difunda con toda libertad, velocidad y fuerza. La democracia sienta sus bases en esa compleja articulación de conceptos, ideas, símbolos, mensajes… todo un sistema llamado “comunicación”

Ciertamente existe una gran dificultad para hacer un análisis entre las contradicciones que significan regular tremendo aparato de modo que no se digan malas palabras, que no se ofenda o denigre a ningún ser humano con expresiones que lastimen o agredan su persona. Difícil porque a nuestra era ha llegado la conciencia de la honestidad -decir lo que se piensa- y no reparar mucho en lo que el otro va a pensar o sentir. Corrientes que dejan de lado los protocolos que en su momento parecieron imposiciones de doble moral o artificios de la cultura de lo correcto.

Es delgada la línea y se suele trastocar frecuentemente, porque en un momento se puede juzgar a alguien por usar el discurso políticamente correcto pero vacío y frívolo, o por el contrario criticar el descaro y desfachatez al decir las cosas sin tacto y asertividad precisas. Del mismo modo las redes sociales contienen esa interrogante ¿Qué se debe privilegiar, la libertad de expresión o el respeto a las formas aunque se reste contenido?

Tim Berners Lee es un ingeniero en toda la extensión de la palabra. Hijo de dos grandes matemáticos, quienes habían formado parte del proyecto con el que se creó uno de los primeros y más grandes computadores: la Manchester Mark que ocupaba toda una sala, pero resultaba innovadora por representar el primer equipo con memoria RAM. El sueño del pequeño Tim era tener su propia máquina, así que desde pequeño comenzó a pensar y a diseñar una forma en la que todas esas piezas pudieran caber en una caja de zapatos. Para 1990 él no solo estaba creando el instrumento, sino los protocolos con los que podría hacerse de forma operativa el envío de información abierta. Su diseño se basaba en el objetivo principal de crear un medio para la comunicación universal dando paso a la World Wibe Web (www).

El flujo de datos de manera ordenada, permitía el intercambio de información acerca de sus propias investigaciones y gracias a ello nacía toda una era, al mismo tiempo que ya daba muestras de su utilidad a través de difundir entre la comunidad científica los protocolos que el resto del mundo estaría aplicando pocos años más tarde. Berners estructuró con ello los fundamentos con los que la red se comenzaba a abrir al mundo, así se definió el lenguaje o etiquetas de hipertexto Hyper Text Markup Languaje (HTML) y el Hyper Text Transfer Protocol (HTTP), así como un sistema de localización de contenidos conocido como el Uniform Resource locator (URL).

Suena fácil referirse a estos conceptos hoy en día, pero en realidad es abrumador pensar en lo mucho que permitió transformar nuestro mundo en tan solo 30 años a partir de una visión tan abierta como la de este ingeniero y su equipo de colaboradores; ahora podemos enviar y recibir documentos, pagos, videos, música, imágenes,…, podemos ir de compras, al cine, consultar al médico, visitar museos y navegar por las calles de cualquier lugar del mundo con solo tener una buena conexión de internet.

Es la misma voz de ese hombre visionario, una de las tantas que se levantan para decir: ¡Ey, la red de internet no se hizo para ser censurada! No es esa la opción que nos va a permitir llegar a un nivel más alto de conciencia social. Callar los reclamos, cerrar las cuentas, bloquear las publicaciones, tiene dos elementos a su vez que son de gran consideración; por un lado son censuras que se hacen a partir de algoritmos, de programas que reconocen patrones pero que todavía no tienen la capacidad de analizar las situaciones desde la particularidad y el contexto.

Por otro lado, seguimos cayendo en el error de considerar que al no pronunciarse los disparates, con ello desaparecen. Censurar cuentas como la de Trump y sus aliados en la misoginia, la falta de respeto a las instituciones, el racismo y la discriminación en general, son tanto como barrer y esconder la basura debajo del tapete ¡El problema está ahí! No desaparece con tan solo callarlo, sino que por el contrario, crece con el rencor de sentirse desatendido y olvidado por quien considera que al tener la razón, le es concedido también la potestad para ignorar al que piensa diferente.

México por su parte enfrenta grandes atrasos en la discusión de temas que han quedado rezagados precisamente por la incapacidad de abrir debates serios, profundos y con la posibilidad honesta de reconocer en el otro una proporción de razón. Si las redes sociales están teniendo fallos por la cantidad de noticias falsas, las granjas de bots (usuarios artificiales), la dependencia a reacciones (likes), o la manipulación de las bases de datos para fines particulares, no debemos restar valor al milagro que nuestros ojos han sido capaces de presenciar, la maravillosa oportunidad que nos ha brindado internet y el compromiso que en cada una de las mesas locales tenemos para autenticar el discurso, fortalecer la comunicación y argumentar cada tema con ideas cada vez más profundas y honestas.

Mat. y M. en C. Isabel Alejandra María Venegas Salazar

E-mail: isa_venegas@hotmail.com

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JALISCO

El madruguete del Infonavit: ¿Premiar la ilegalidad en Jalisco?

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Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //

Increíble, pero cierto: el delito de despojo ahora podría recompensarse con escrituras a precio de ganga. Así lo anunció Octavio Romero Oropeza, director del Infonavit, en la mañanera del 16 de junio, con la presidenta Claudia Sheinbaum como testigo.

Su iniciativa busca regularizar 145,000 viviendas ocupadas irregularmente, ofreciendo a los invasores un arrendamiento con opción a compra en 4 a 5 años. ¿El mensaje? Invade una casa, espera un poco, y el Infonavit te la venderá en abonos. ¿Qué sigue, escrituras gratis para asaltantes?

Este “madruguete” huele a la clásica opacidad de la 4T. Sin consultar a gobiernos estatales ni a la sociedad civil, Romero pretende resolver las 843,000 viviendas “emproblemadas” del Infonavit con una medida que incentiva la ilegalidad.

¿Es esta la solución, o un anzuelo para más invasiones?

El gobernador de Jalisco, Pablo Lemus, no tardó en responder: “No vamos a permitir invasiones irregulares, eso es contribuir a la ilegalidad en el país.” Y tiene razón. La iniciativa ignora un principio básico: “Todo tiene un dueño, todas las viviendas por abandonadas que estén tienen un dueño,” como señaló Lemus. Ya sea un particular que dejó de pagar su crédito o el propio Infonavit, los derechos de los propietarios originales son pisoteados.

El Infonavit, un organismo tripartita de trabajadores, patrones y gobierno, no puede actuar como si fuera propiedad de la 4T. La propuesta de Romero, además de torpe, es ilegal: debe pasar por la Asamblea General, donde obreros y empresarios ya la rechazaron en la Comisión de Vigilancia. La ignorancia del director es alarmante.

En Jalisco, la certeza jurídica es clave para atraer inversión extranjera, especialmente con el Mundial 2026 en puerta. Medidas como esta ahuyentan a empresarios y erosionan la confianza ciudadana.

Lemus elogió el plan de Tlajomulco, donde el alcalde Gerardo Quirino recuperó viviendas abandonadas en “Chernóvila” con inversión privada, mostrando que la legalidad sí funciona. Mientras, el Infonavit va en sentido contrario.

Romero promete “reprogramar créditos” o “reponer viviendas” a los dueños originales, pero ¿cómo? En un país donde la burocracia sepulta derechos, suena a promesas vacías. Si el gobierno premia la ilegalidad, ¿qué mensaje envía a los jaliscienses que pagan sus créditos puntualmente?

Este albazo no solo amenaza la certeza jurídica, sino la credibilidad del Infonavit. En lugar de regularizar invasiones, deberíamos fortalecer la ley y proteger a los verdaderos dueños. La pregunta es clara: ¿Queremos un México donde la ilegalidad se premia, o uno donde la justicia prevalece?

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JALISCO

Mis dudas razonables sobre el futuro de la transparencia en Jalisco 

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Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //

¿Representa la propuesta del gobernador Pablo Lemus un retroceso en la autonomía y participación ciudadana del Subsistema de Transparencia y su Consejo Consultivo?

Lemus promete un “organismo completamente ciudadano”, integrado por rectores, empresarios y miembros de la sociedad civil. Sin embargo, el proceso de designación del titular y los consejeros del órgano desconcentrado dependerá de ternas propuestas por el Comité de Participación Social del Sistema Estatal Anticorrupción (SEA) y el Consejo Consultivo, pero la decisión final recaerá en el gobernador.

Esto genera suspicacias: ¿cómo puede ser un organismo ciudadano si el Ejecutivo tiene la última palabra?
De entrada, la transferencia de las funciones del ITEI a la Contraloría del Estado, un organismo subordinado al Ejecutivo, plantea serias dudas. Este modelo, inspirado en el federal (“Transparencia para el Pueblo”), ha sido criticado por su falta de independencia, y en Jalisco parece repetirse el mismo error.

La falta de autonomía podría convertir al órgano desconcentrado en una extensión del gobierno estatal, incapaz de sancionar la opacidad o exigir rendición de cuentas de manera imparcial, como advirtió Olga Navarro, titular del ITEI, al señalar que las autoridades serán “juez y parte”.

Por un lado, el gobernador exalta la participación ciudadana en 15 foros con más de 3,000 asistentes; por otro, académicos critican que las propuestas de la iniciativa “Compromiso Jalisco por el Derecho de Acceso a la Información” fueron ignoradas por el Congreso del Estado.

Esta iniciativa pedía un Sistema Estatal de Transparencia robusto y un Consejo Consultivo verdaderamente ciudadano, pero los legisladores de la alianza Movimiento Ciudadano-Morena optaron por un modelo que centraliza el poder en la Contraloría.

La exclusión de estas propuestas debilita la legitimidad del nuevo sistema y refuerza la percepción de que la reforma busca cumplir con la desaparición del INAI e ITEI sin innovar ni proteger los avances de Jalisco, pionero en transparencia.

La centralización en la Contraloría podría generar conflictos de interés, especialmente en casos que involucren información sensible, como contratos, licitaciones o el ejercicio del gasto público.

Otro punto débil es la falta de claridad en temas como datos abiertos y rendición de cuentas. Aunque la iniciativa menciona transitar hacia datos abiertos y mantener la publicación de sueldos, agendas y obras públicas, la vaguedad de estas promesas las deja sin fuerza.

LAS CONTRALORÍAS MUNICIPALES

La iniciativa del gobernador contempla legislar la obligatoriedad de transparencia en los 125 municipios de Jalisco, un aspecto que la reforma federal omite. Sin embargo, esta propuesta choca con la realidad, el problema es que la gran mayoría de los municipios del estado carecen de la fortaleza económica de los ayuntamientos de la zona metropolitana.

Es positivo que se piense en los municipios, pero sin un plan robusto para capacitar y financiar sus contralorías, la transparencia municipal será una quimera. Muchos ayuntamientos ya incumplen con sus obligaciones actuales; ¿cómo esperamos que manejen un sistema más complejo?»

La carga adicional a las contralorías municipales podría generar desigualdades en el acceso a la información entre municipios urbanos (como Guadalajara) y rurales, perpetuando la opacidad en regiones marginadas.
Sin un marco claro, ¿qué garantiza que este modelo no se quede en buenas intenciones?

El ITEI, con sus limitaciones, tenía mecanismos para obligar a las autoridades a transparentar información; el nuevo sistema, en cambio, podría permitir que se eluda la publicación de datos clave, debilitando 20 años de cultura de transparencia en Jalisco.

La iniciativa de Pablo Lemus, aunque bien intencionada, resulta insuficiente al priorizar la armonización federal sobre los avances históricos de Jalisco en transparencia. El estado, que fue referente nacional, corre el riesgo de dar un paso atrás si este modelo no se fortalece con verdadera independencia y participación ciudadana. La transparencia no se decreta; se construye con hechos.

 

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JALISCO

Transparencia en Jalisco: El costo político de extinguir el ITEI

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Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //

El 10 de junio de 2025, el Congreso de Jalisco aprobó con 27 votos a favor de Movimiento Ciudadano (MC), Morena, Hagamos, Futuro, PT y Verde, y 8 en contra de PAN y PRI, la desaparición del Instituto de Transparencia e Información Pública de Jalisco (ITEI), cuyas funciones fueron transferidas a la Contraloría del Estado.

Esta decisión, que armoniza la legislación local con la reforma constitucional federal de 2024 impulsada por Morena para eliminar organismos autónomos como el INAI, ha desatado un debate crucial: ¿fortalece o debilita la transparencia en Jalisco? La medida, aunque obligada por la federación, revela tensiones políticas, contradicciones ideológicas y un pragmatismo que podría costarle caro al gobierno de Pablo Lemus.

¿Cómo lo va a tomar el elector local? ¿Qué tanto le va a afectar a Movimiento Ciudadano ir con Morena en esta decisión de desaparecer al ITEI? Pablo sacrifica parte de la autonomía regional que demandó en campaña contra el centralismo chilango -así le llamó- para evitar conflicto con la presidenta Claudia Sheinbaum

La reforma federal, respaldada por el expresidente Andrés Manuel López Obrador y la presidenta Claudia Sheinbaum, extinguió el INAI y reasignó sus tareas a la Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno, una dependencia del Ejecutivo.

En Jalisco, el Congreso tuvo hasta el 18 de junio de 2025 para alinear su marco legal, optando por disolver el ITEI y crear un órgano desconcentrado dentro de la Contraloría. Aunque Lemus no inició esta reforma, su decisión de alinearse con Morena en el Congreso local contrasta con la postura combativa de su antecesor, Enrique Alfaro, quien desafió al gobierno federal en defensa de la autonomía estatal. Este pragmatismo sugiere que Lemus prioriza la gobernabilidad y una relación tersa con Sheinbaum, pero a un costo político que aún está por definirse.

Movimiento Ciudadano enfrenta una contradicción evidente. En el Senado, su coordinador, Clemente Castañeda, defendió con vehemencia la autonomía del INAI durante las discusiones de 2024, calificando su eliminación como un retroceso democrático que socavaría la rendición de cuentas y la lucha contra la corrupción.

En el foro “Diálogos Abiertos por la Transparencia” de noviembre de 2024, Castañeda respaldó a expertos que alertaron sobre los riesgos de centralizar funciones en el Ejecutivo, como la pérdida de la Plataforma Nacional de Transparencia y la falta de independencia en la gestión de información pública.

Sin embargo, en Jalisco, los legisladores de MC votaron junto a Morena para extinguir el ITEI, exponiendo una dualidad discursiva que podría confundir a su base electoral, especialmente en un estado donde MC ha construido su identidad en torno a la autonomía regional y la crítica al centralismo.

El ITEI, hay que reconocerlo, no era un bastión de imparcialidad. Durante el sexenio de Alfaro, expertos en transparencia acusaron al organismo de ser cooptado por el Ejecutivo, funcionando más como una extensión del poder estatal que como un contrapeso al servicio de la sociedad. Gabriel Torres Espinoza, académico y analista, cuestiona la utilidad de los Organismos Constitucionalmente Autónomos (OCA), describiéndolos como “burocracias politizadas, independientes solo en el papel”. En su opinión, muchos OCA, incluido el ITEI, se convirtieron en espacios para colocar aliados en la nómina o tejer redes de influencia con fines de lucro, desviándose de su propósito original. “Deben ser contrapesos reales, no simulaciones ni monumentos vacíos”, sentencia Torres, reflejando un escepticismo compartido por sectores críticos que ven en la extinción del ITEI una oportunidad para replantear la transparencia, siempre que se garantice su efectividad.

Consciente de las críticas, Lemus propuso un nuevo modelo dentro de la Contraloría, con participación de universidades, sociedad civil y actores independientes, para preservar la transparencia y el acceso a la información. Sin embargo, PAN y PRI han acusado al gobierno de convertirse en “juez y parte” al subordinar estas funciones a un organismo dependiente del Ejecutivo, lo que podría comprometer la imparcialidad.

La alianza de MC con Morena, su rival directo en las elecciones intermedias de 2027, añade una capa de complejidad. En campaña, Lemus prometió resistir el “centralismo chilango”, pero su voto conjunto con Morena podría alienar a votantes que valoran la autonomía regional, especialmente en un contexto donde la polarización política está en aumento.

El impacto electoral de esta decisión es incierto, pero significativo. MC ha dominado Jalisco en los últimos años, pero la percepción de que Lemus cede ante el gobierno federal podría erosionar su capital político, particularmente entre los sectores urbanos y jóvenes que apoyaron su discurso de independencia. Además, la transferencia de funciones a la Contraloría plantea desafíos operativos: ¿tendrá la capacidad técnica y la autonomía necesaria para manejar solicitudes de información y garantizar la protección de datos? La inclusión de la sociedad civil en el nuevo modelo es un intento de mitigar estas dudas, pero su éxito dependerá de la transparencia en su implementación y de la vigilancia ciudadana.

En última instancia, la extinción del ITEI refleja un dilema más amplio: cómo equilibrar la armonización con las reformas federales sin sacrificar los principios de autonomía y transparencia que Jalisco ha defendido. Lemus apuesta por un enfoque pragmático, pero el costo político y social de esta decisión podría manifestarse en las urnas y en la confianza ciudadana, especialmente si el nuevo modelo no logra desterrar las prácticas de control que marcaron al ITEI en el pasado.

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